Capítulo XXX


Tengen se deleitó con la imagen que tenía enfrente. Siempre deseó este momento. Despertar con esa sensación de paz, voltear y encontrarse con el amor de su vida durmiendo al lado suyo. Sonrió levemente y extendió su mano para tocar los largos cabellos rubios. Zenitsu entreabrió los ojos y lo miró, provocándole más emociones en su interior. — A este pequeño momento de mi vida lo llamo felicidad — comentó sonriendo divertido.

El rubio frunció el ceño y se contagió con su sonrisa. — Te faltan las lágrimas — respondió en murmuro, sonriendo divertido.

— Podría llorar sí, pero si lo hago ya no dejaré de hacerlo — contestó atrayéndolo a su cuerpo. — Aprovecharé y lloraré todas mis penas, y eso que recién es lunes — añadió dejando un beso en su coronilla. Zenitsu hizo una mueca, se acomodó sobre él y descansó su cabeza en su pecho.

— Entonces lloraré también contigo. Soy un experto en eso — respondió mirando las cosas que había en su habitación. Se sentía distinto, nunca pensó que tendría a Uzui en su casa, en su dormitorio y durmiendo con él. Aquel vacío que transmitía su espacio personal ahora se iba llenando de a poco, con el aroma del albino y su compañía.

Era día laboral, así que se levantaron a duras penas. Se tomaron una ducha rápida para el descontento de Tengen. No había traído su uniforme, por lo que llevaría la misma ropa que trajo anoche. Los materiales que llevaba a la academia siempre estaban en su auto, así que iría directamente allí.

Se frenó y miró la ventana, se sorprendió al ver al vecino allí, frunció el ceño y gruñó. ¿Por qué coincidían de ese modo? No sabía que el rubio tenía su habitación justo al frente de la de Shoichi. Eso le dejaba mucho qué pensar. El azabache no se había percatado aún de su presencia, por lo que decidió ser más obvio. Abrió un poco la cortina y siguió concentrado en abotonarse la camisa, en algún momento ese hombre tendría que mirarlo.

Sonrió de lado cuando lo logró. Shoichi entreabrió los labios asombrado al ver a Uzui Tengen en la ventana de enfrente, en la habitación del rubio. No debería de sorprenderse, desde que apareció ese hombre, supo que venía para quedarse. Frunció el ceño y entrecerró los ojos, ¿lo hacía intencionalmente? El albino seguía abotonándose la camisa, dejando una parte de su torso al descubierto, dándole a entender que pasó la noche junto a Zenitsu.

Tengen giró levemente el rostro y fingió sorpresa cuando vio la mirada de Shoichi. Sonrió alegre y lo saludó con una mano, para luego seguir vistiéndose, abrochando el cinturón de su pantalón.

— ¿Qué haces? — preguntó el rubio, volteándose a verlo. Estaba buscando ropa en su armario, por lo que ver a Uzui vistiéndose justo enfrente de la ventana le pareció extraño. El albino se sobresaltó, carraspeó y se acercó a él, desapareciendo de la vista del vecino.

— Ow, nada, solo quería ver qué tal está el clima — respondió restándole importancia. Zenitsu lo miró con recelo, asintió y empezó a vestirse. Uzui sonrió y se mordió el labio, lo abrazó por detrás y se inclinó para dejar besos en su mejilla y en su hombro. — El clima está espectacular —

— Hm..., así no podré vestirme — murmuró el rubio, ladeando la cabeza al sentir los labios del albino en su cuello. Infló las mejillas y se vistió como pudo, a pesar de tener a Uzui pegado a él. Lo miró y negó con la cabeza. — ya vámonos — habló, saliendo de la habitación. Tengen sonrió y lo siguió.

Ayudó al rubio a hacer el desayuno, en realidad solo hizo el café para después solo mirar cómo hacía los pancakes — ¿Haces esto todos los días? — tanteó curioso, recargando sus brazos sobre la mesa. Zenitsu los colocó sobre el plato y soltó un suspiro.

— En realidad no — respondió soltando unas risitas. — pero tengo que aparentar que sí — añadió, dibujando una sonrisa divertida en el albino. — ¿Y tú? Bueno, la vez pasada te vi con unos paquetes de fideos instantáneos en las manos, por lo que me hace pensar que no sueles cocinar para tu almuerzo — comentó, saliendo de la cocina.

— No me levanto con ganas de cocinar, siempre me atraso con mi horario... Solo cocino a la noche — respondió siguiéndole con las tazas y la jarra del café. — Supongo que no almuerzo tan bien como digamos, prefiero las cosas más fáciles de hacer a esa hora. — comentó haciendo una mueca.

— Tienes que alimentarte bien, mira que luego te enfermas — reprochó negando con la cabeza. Uzui arrugó con la nariz. — Se te sube el azúcar, el colesterol... — murmuró, ofendiéndolo.

— ¿Tan viejo me veo? — preguntó indignado. Zenitsu soltó unas risitas y negó con la cabeza.

— Te ves muy bien y quiero que sigas viéndote así — respondió acariciando sus mejillas. Tengen lo miró desconfiado, para luego sonreír y aceptar gustoso los cariños del rubio. — Eres muy bonito, mi amor — halagó, ruborizándose por decirlo tan directamente.

Uzui lo miró sorprendido y ensanchó su sonrisa, se sentía demasiado contento. — Aww, escucharte decir eso me hizo sentir más lindo de lo que ya me siento — contestó inclinándose para juntar sus labios con los suyos. — Tú eres hermoso, amor. No sabes cuán afortunado me siento de tenerte a mi lado — murmuró, sonrojando al rubio.

A Zenitsu se le flechó el corazón, lo abrazó fuerte y miró a los dos jóvenes que iban bajando por las escaleras. — Amanecimos muy cariñosos hoy, ¿eh? — habló Tenma, llegando junto a ellos. — Buen día, Agatsuma san... Papá. — saludó dando una pequeña reverencia. El rubio se separó de Tengen para saludar apropiadamente al albino menor.

— Oww, Tenma san es tan bonito también — comentó, rodeando su hombro en un medio abrazo. Se sentía sensible. Yoshiteru levantó las cejas. — Tú también — añadió, estirándolo para abrazarlo del otro lado. Tengen los veía enternecido, sin borrar la amplia sonrisa que tenía. Adoraba sentirse parte de la familia.

Desayunaron sin prisa, no tardarían en llegar a sus respectivos lugares de trabajo. Tenma iría a la escuela con Yoshiteru, tenía que ir a entrenar con los chicos y a ayudar al profesor de deportes, por lo que Zenitsu los llevaría a ambos.

Tengen se despidió del rubio con un beso, aprovechando que el vecino estaba saliendo para quizás ir también a su oficina. No sabía nada de su vida, tampoco quería saberlo. Zenitsu sonrió en el beso y se estiró para buscar más, animando al albino. — Te amo — dijo, separándose de él para entrar en su auto.

— Yo también — respondió el albino, ingresando también a su auto. Se despidió de los chicos con una mano y encendió el motor. Siguió al auto del rubio hasta que tuvieron que desviarse de caminos.

La vida de ambos habían cambiado, desde ese momento. No querían planear nada aún, solo se dejarían llevar por los pensamientos que surgirían en el presente. Deberían ir acostumbrándose a la relación que tenían sus hijos, aún les costaba un poco, pero querían que ellos también fuesen felices.

El rubio dejó a ambos chicos en la academia y siguió su camino. Yoshiteru miró a Tenma y luego observó a sus primos que lo esperaban en la entrada. — Bueno, nos vemos en la salida — habló el azabache, dirigiéndose a su novio.

— ¿La salida? ¿Es que no tienes hora libre? — preguntó desanimado el albino. Yoshiteru sonrió levemente y tocó los cabellos plateados.

— Tú tienes que entrenar a tus chicos, Tenma... — murmuró. Se adentraron hasta llegar junto a Kanata y Sumihiko. — Nos vemos más tarde — se despidió de su novio levantando una mano. Tenma infló las mejillas y lo miró molesto. Lo buscaría en toda la academia de ser posible para pasar con él la hora del receso.

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— Se siente bien, extraño, pero agradable. No esperaba que Agatsuma Zenitsu fuese tan lindo en todos los sentidos — comentó siguiendo a su novio. Se suponía que debería estar entrenando a los chicos deportistas, pero ahí estaba, acosando a su novio que estaba en su receso. Logró encontrarlo, no fue tan difícil. Fue hasta su aula y justo lo vio salir de allí, sorprendiendo al azabache— Fue como el villano de la historia entre mis padres —

— Por eso no hay que ser prejuiciosos. Podría decir lo mismo, ahora pienso que mi papá se divorció de mamá a causa de Uzui san, pero no estoy resentido... Antes no lo comprendía, ahora sé que ambos están mejor separados — comentó, caminando rumbo de regreso a su aula. Tenma saludó a las chicas que se cruzaban intencionalmente en su camino y volvía a seguir a su novio.

— ¿Extrañas a tu mamá? ¿Cuándo la volverás a ver? — tanteó curioso, ubicándose a su lado. Yoshiteru resopló y se frenó cuando llegó frente a su clase.

— La extraño sí... Creo que vendrá a fin de año, ya sabes, su hermano también está aquí, pero estoy acostumbrado. Ya pasó tiempo de que vivo lejos de ella, pero en aquel entonces la visitaba todos los días. — respondió haciendo una mueca.

— ¿Tú crees que no se molestará si se entera que tu papá y el mío están juntos? — preguntó, extendiendo su mano para tocar los cabellos azabaches. — Supongo que también pasó lo mismo que mi mamá —

— Bueno, ella siempre quiso a papá... Pienso que no, sino al contrario. Se alegrará por él, ya pasó tiempo de que se divorciaron y nunca se discutieron al respecto. — contestó encogiéndose de hombros. — Quizás haya pasado lo mismo..., tal vez por eso se separó de él — añadió asintiendo con la cabeza. Tenma ladeó los labios y se inclinó para besar su mejilla, ruborizándolo.

— Es una buena persona también, bueno, al menos no es la tóxica — murmuró sonriendo divertido. El azabache negó con la cabeza y rodó los ojos. — Nos vemos en la salida, amor — se despidió de él con una sonrisa encantadora, cautivando a Yoshiteru.

El azabache sonrió enternecido, adoraba a los Uzui.

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Tengen recordó la vez en que vio a Zenitsu allí junto a ese hombre. En esa ocasión se había sentido fatal, desolado y desesperanzado. Detestó ese lugar, traicionero bar. Fue la peor sensación del mundo ver cómo el rubio le sonreía a ese hombre, cómo sus ojos brillaban cuando lo miraban, pensar en la idea de que aquella persona recibía todas esas atenciones de Zenitsu lo torturaba. No era él quien lo agarraba de la mano, no era él quien podía admirarlo de cerca, no era él quien podía abrazarlo, sino ese hombre que resultó ser su vecino.

Ahora todos esos pensamientos se esfumaron, se sentía aliviado al saber que el rubio no había tenido nada con Shoichi. Y nada podía compararse a la felicidad que estaba sintiendo. Zenitsu solo tenía ojos para él, lo agarraba de la mano, lo abrazaba y lo escuchaba decir las palabras más dulces que conquistaban su corazón. Un 'te amo' del rubio le renovaba por completo.

Había vuelto a ese bar, pero sintiéndose una nueva persona, ya con el corazón sanado. Observó a su amigo un poco decaído, estaba seguro que era a causa de la soledad que lo acompañaba. Kyojuro se conformaba demasiado, se encerraba solo en su pequeño círculo social y no tenía ganas de explorar más allá. Siempre fue un buen consejero, un buen amigo. ¿Qué podía hacer para animarlo un poco? El hombre no salía con nadie, tal vez solo necesitaba un poco de cariño. — Hm..., estaba pensando en tener una salida grupal, ¿qué te parece? — propuso atento a su reacción.

— ¿Salida grupal? ¿Con quiénes? — preguntó intrigado, bebiendo de su vaso. Uzui sonrió de lado y levantó las cejas.

— La vez pasada te vi muy animado junto a Kamado san, ¿por qué no vuelves a hablar con él? No malinterpretes mis intenciones, solo pienso que los dos tienen mucho en común. Antes se llevaban de maravilla, sería agradable que se pongan al día — comentó recargando su rostro sobre la palma de su mano.

— ¿Tanjirou? Hah... Es un poco complicado. Pienso que sus hijos saben sobre la relación que tuvimos y no creo que les agrade saber que su papá vuelva a hablar conmigo — respondió mirando su bebida. — No quisiera causar problemas — añadió soltando un suspiro.

— Ugh..., serían demasiados sensibles si se enojaran por eso. Solo es una salida amistosa, además, no creo que sepan que fuiste su ex — respondió haciendo unos ademanes, bebió de su vaso y lo miró atento.

— Son un poco intimidantes, es decir, el menor no tanto, pero sé que es curioso. Pero el mayor se parece tanto a su madre, siento que me odia — contestó haciendo una mueca y mirándolo con preocupación. Tengen soltó unas risitas, era un caso bastante común que por suerte no le había pasado a él.

— ¿Cómo sabes? — tanteó divertido, Kyojuro lo miró preocupado. — A ver, solo sal con Kamado san y pregúntale sobre sus hijos. Es imposible que te odien, solo necesitan un poco de tiempo para asimilar las cosas. No juzgues a las personas por su apariencia, sé que el chico es un poco inexpresivo — aconsejó dándole unas palmaditas en su hombro.

— Aquel chico insinuó varias cosas la vez que fuimos al Sky Zone. Sé que me miró extraño, pero quiero pensar que solo fue curiosidad... Su madre es igual de inexpresiva, la verdad que no sé por qué Tanjirou se casó con ella... — murmuró desviando la mirada. Uzui lo miró sorprendido, entreabrió los labios y lo señaló. — No, no es lo que piensas. Solo era un simple comentario — se apresuró en responder.

— Hmm — Tengen miró incrédulo a su amigo, entrecerrando el ojo para analizarlo. — ¿Quieres que crea eso? — preguntó ladeando los labios. Kyojuro resopló. — Mucho misterio. ¿Y bien? ¿Aceptas una salida grupal? Hablaré con Zenitsu, estoy seguro que sus amigos aceptarán y allí podrías hablar con Kamado san. No involucraremos a otras personas, ¿sí? Tampoco pienses demasiado — recomendó señalándolo. Su amigo se relajó en su asiento, asintió con la cabeza y aceptó.

— Ya que insistes — respondió, bebiendo su cerveza. Levantó la mirada para verlo y sonrió. — Entonces todo va bien con Agatsuma san, ¿eh? — comentó, llamando la atención del albino. Uzui no pudo evitar sonreír. — Me alegro por ti, amigo. En verdad te lo mereces — apoyó igual de sonriente.

— Es asombroso, su hijo apoya nuestra nueva relación, sé que no le pedí que fuese mi pareja, pero creo que está implícito. Los dos sabemos que somos más que amigos. Por cierto, ¿sabías que Tenma está saliendo con Yoshiteru? — tanteó volviendo a escandalizarse. Kyojuro soltó unas risitas, desconcertándolo.

— ¿Recién se dieron cuenta? — contestó mirándolo divertido.

— Me siento traicionado por mi mejor amigo — confesó ofendido.

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Zenitsu había aceptado su propuesta, coordinó un día con sus amigos, quienes también aceptaron sin drama. Quería volver a salir con Tengen, aunque no sabían exactamente a dónde irían.

Veía con mucha frecuencia a Tenma, quien iba a su casa casi todos los días. No se quedaba a dormir porque no quería dejar solo a su papá, por lo que se iba a penas iniciaba la noche. Se encerraba en la habitación de Teru chan por horas para luego salir a merendar antes de marcharse. El rubio solo miraba la nada, a veces solo que se quedaba más tiempo en la sala para no escuchar ningún ruido extraño en su habitación. Era mejor prevenir que lamentar.

Ese día de la salida, Tengen había vuelto a su casa, trayendo a Tenma por insistente. Al rubio le conmovió ver la manera en que el Uzui menor apreciaba a su hijo, así que no tenía ningún problema en dejarlos juntos. Era un amor bonito y juvenil. Además, ya estaba acostumbrado a la presencia de Tenma en su casa.

Había comprado ropa nueva, algo más distinta a lo básico que solía vestirse. Ropa con la que se sentía cómodo y atractivo. Soltó sus cabellos rubios y de esa manera, se sintió mucho mejor al ver los ojos brillantes del albino, quien no dejaba de halagarlo. — Te daría un jardín entero, pero me tardaría un poco más en eso — habló Uzui entregándole un ramo de flores.

El rubio se ruborizó y sonrió tímidamente. — Aw, Tengen... — susurró, extendiendo su mano para acariciar su mejilla. — Me encantan — respondió estirándose para dejar un beso en sus labios. El albino lo miró embelesado, le agarró de la mano y entrelazó sus dedos.

— Ow, Dios mío, son azúcar pura. — murmuró Tenma, desviando la mirada. Sus mejillas estaban algo ruborizadas, era un poco extraño ver a su papá así de cariñoso, pero estaba orgulloso de que sea con Agatsuma san. — Bueno, lo mejor sería que ya se vayan para no llegar atrasados — comentó sonriente, atrayendo al azabache a su cuerpo en un medio abrazo. — Yo cuidaré bien de su hijo, Agatsuma san —

Yoshiteru hizo una mueca y le golpeó con su codo. — Espero que tengan un lindo día... Nosotros dormiremos apenas se vayan — añadió el azabache sonriendo forzadamente.

— Hmm, ya lo creo... — murmuró el rubio sonriendo abatido. — Está bien, solo cuídense. No dejen la garrafa del gas abierta. Tampoco abran la puerta a extraños — advirtió antes de marcharse, estirando al albino.

— ¡Teru chan! ¡Tenemos la casa sola! — exclamó mirándolo divertido, sonrió ladino y lo jaló para ir la habitación.

— Hey, espera un momento... — reprochó con la mirada, estaba intentando seguir los pasos de su novio, este al parecer estaba muy emocionado. Tenma se frenó y lo miró con ojos tristes.

— ¿No quieres estar conmigo? — preguntó bajando la mirada. Yoshiteru rodó los ojos e ingresó a su habitación.

— ¿Estás tratando de manipularme? Eres un chantajista — señaló metiéndolo a su dormitorio para cerrar la puerta. El albino sonrió burlón, se sentó en el borde de su cama y lo miró atento — Uno muy bueno — añadió, acercándose a él para sentarse en sus piernas.

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Tengen propuso ir a pie, así disfrutarían más del día. Quería pasar el tiempo suficiente al lado del rubio, agarrar su mano durante una no tan larga caminata. Caminarían hasta el metro y de allí partirían rumbo al lugar del encuentro.

Zenitsu se deleitaba mirando todo lo que ocurría a su alrededor, los negocios de comida llamaban la atención con el increíble y rico aroma de sus especialidades, tentándolo. Las personas pasaban a su lado sin dirigirles la mirada, ensimismados en sus cosas. Algunas caminaban con prisa y otras estaban igual que Tengen y él. Sujetó el brazo derecho del albino con la mano libre y levantó la mirada para verlo. Sonrió embelesado y siguió caminando a su lado.

Recostó su cabeza en su hombro cuando finalmente subieron al metro. Hacía tiempo que no viajaba en uno, ahora, sin necesidad de hacerlo, estaba allí. Pero esto era algo que valía la pena, tenía a su lado a su persona especial. Uzui bajó la mirada para verlo y dejó un beso en su coronilla, recargo su mentón sobre su cabeza y miró el paisaje que daba la ventana. Zenitsu se concentró en observar su mano entrelazada con la de Tengen, ladeó los labios y cerró los ojos.

El metro frenó en la parada y Uzui tuvo que romper con el agradable ambiente que los envolvía. Bajaron aún sin soltarse de la mano y caminaron un poco más. Zenitsu intentaba adivinar a dónde iban, se suponía que encontraría a sus amigos allí, pero ellos tampoco les dijeron en qué lugar era. Se frenaron y el rubio miró con impresión la entrada de ese sitio.

— ¿Paintball? — preguntó el rubio sorprendido. — ¿Jugaremos paintball? — repitió al ver aquella zona rodeada de árboles y con algunos obstáculos y fuertes para hacer más entretenido el juego. Uzui sonrió orgulloso.

— Sip. Esto será genial. Necesito mi revancha de la vez en que me eliminaste en los quemados — respondió sonriendo malicioso. Zenitsu lo miró con asombro, pudo sentir su aura vengativa.

— Hey, hasta que por fin llegan. Par de tortolos, vengan aquí — habló Inosuke levantando las manos para llamar su atención. El rubio sonrió divertido y estiró a Uzui para acercarse rápidamente a su grupo de amigos. — Quiero ir a probar las armas que están aquí, apúrense —

— Primero que nada, buenos días — respondió Zenitsu, entrecerrando los ojos. Inosuke levantó las cejas y lo juzgó con la mirada. El rubio se sorprendió al ver a Kyojuro allí, no sabía que vendría, al parecer Tengen lo invitó. Los saludó a todos con una mano y se sintió emocionado.

— ¿Buenos días? ¿Crees que tengo buenos días? ¡Solo desayuné un insulso café por culpa de Senjuro que me juró que aquí cerca había un buen lugar para comer! — contestó molesto, señalando al Rengoku menor que también estaba presente.

— ¡Hey! ¡No es mi culpa! ¿Qué iba a saber yo que justo hoy ese lugar estaría cerrado? — quiso defenderse, poniendo una expresión preocupada.

— Ok, ok... ¿qué les parece si nos cambiamos para iniciar con el juego? — tanteó Tanjirou intentando calmar a su amigo. — Sé que aquí hay un buen restaurante con una deliciosa picada. Comeremos allí luego de nuestra partida, ¿qué te parece, Inosuke? — habló colocando una mano sobre su hombro.

— Ya qué — respondió, ingresando al lugar, siendo seguido por los demás.

Se colocaron los trajes especiales que el sitio les ofrecía. Eran enterizos color verde musgo, ideales para camuflarse y tener más ventaja. Había gafas transparentes y máscaras para evitar que la pintura entre en los ojos, la mayoría optó por las gafas, eran más cómodas. Agarraron sus armas y salieron al campo de juego.

Era un patio bastante espacioso, con árboles grandes y maderas con bolsas de arena cubriéndolas para utilizarlas como refugio o 'fuerte'. Los obstáculos eran algunos troncos que descansaban en el suelo, otros estaban de pie y un poco de barro hacia una zona un poco más alejada. No quisieron formar equipos, era un juego libre. Se atacarían entre ellos hasta llegar al final del camino, donde encontrarían el restaurante para almorzar.

Cada uno se ubicó detrás de sus propios 'fuertes'. Se posicionaron en modo de combate e iniciaron con el juego.

Todo estaba tan silencioso, nadie aún se atrevía a salir hasta que se escuchó el ruido de los pasos de alguien.

— ¡Esta es mi venganza, Gonpachiro! — exclamó Inosuke, saliendo de su escondite con dos ametralladoras llenas de bombas de pintura. — Sufrirás las consecuencias por lo que tu hijo me hizo aquella vez — amenazó, empezando a disparar con estilo. Tanjirou se alarmó al escuchar esa estridente voz, se giró sobre sus hombros y se asustó al ver las bolas de pintura acercándose a él. Estaba expuesto al peligro.

— ¡ESO NO SE VALE! — exclamó el de cabellos burdeos al ser testigo de tal amenaza. Inosuke sonrió malicioso y empezó a disparar ante el desespero de Tanjirou por encontrar un escondite. Se manchó con algunas pinturas y sintió cómo alguien lo jalaba, desapareciendo así de la visual de su amigo.

— ¡Rayos! — exclamó Inosuke, refugiándose de nuevo. Volvió a salir al escuchar a alguien caminando por el campo y empezó a disparar. — ¡Ajá! — exclamó, asustando a Zenitsu.

Tanjirou soltó unas risitas y se reincorporó, recargando sus manos sobre el pecho de Kyojuro. — Gracias, se supone que también eres rival — comentó mirándolo divertido.

— Soy un rival bueno — respondió, sonriendo de lado. Miró fascinado al de cabellos burdeos, quien tenía algunas manchas de pintura sobre sus mejillas, llamando su atención. Tanjirou se ruborizó y bajó la mirada, sonriendo tímido. — ¿Quieres avanzar? Yo te cubro —

— ¿Harías eso por mí? — preguntó ilusionado, provocando unas risitas en el Rengoku mayor. Kyojuro asintió, alegrando más al de cabellos burdeos. — Te guardaré un postre extra — prometió con una amplia sonrisa.

Salió de su escondite y avanzó a otro mientras Kyojuro se encargaba de cubrirle la espalda. Disparó unas cuantas veces a Inosuke y a Uzui, quienes también salieron de su escondite. El albino intentaba llenar de pinturas a Tanjirou para frenarlo y así tomar su lugar, pero también recibió varios disparos. — ¡Zenitsu! ¡¿No podrías ayudarme igual que Rengoku lo hizo con Kamado?! — se quejó al recibir las balas por parte del rubio.

Zenitsu soltó unas risitas y siguió disparando, corriendo para refugiarse de las demás balas. Rió divertido hasta que se encontró con la mirada vengativa de Uzui a un costado, muy cerca de su rostro. — ¡AH! — exclamó, saliendo de su escondite para buscar otro mientras el albino le perseguía. Volvió a disparar unas cuantas veces contra él, recibiendo también la pintura en su cuerpo. — ¡No corras detrás de mí! ¡Sabes que eso solo me hará correr mucho más! —

Inosuke seguía avanzando, disparando con sus dos metralletas. Senjuro se había aliado a él, pero quiso acercarse a ayudar a su hermano. — ¡Kyojuro! — exclamó, llegando a su lado, el pobre ya estaba lleno de pinturas en todo el cuerpo. Sintió la intimidante presencia de Inosuke detrás de él y se asustó al ver las metralletas muy de cerca. — ¡Es mi amigo! — quiso defenderse, interponiéndose entre su hermano y el de hebras azuladas.

— Yo también lo era — respondió, mirándolo indignado para luego empezar a dispararles. Senjuro se protegió con sus brazos, Kyojuro aprovechó para también disparar. Se reincorporaron y corrieron de Inosuke, que sino les llenaría de pintura hasta en los lentes. — ¡Eres un traidor, Senjuro! ¡Eres el impostor! — exclamó, recibiendo las pinturas en su cuerpo.

Tanjirou soltó unas risitas y volvió a unirse, esta vez disparando a Inosuke. — Ni con tus dos ametralladoras puedes defenderte, Ino chan — se burló sonriendo de lado.

— ¡¡Te metiste con la víbora más ponzoñosa, Kentarou!! — respondió, disparando sin cesar. El de cabellos burdeos rió divertido y esquivó algunas balas, recibió otras y acertó unas pocas a su amigo.

Al final se llenó de pintura mientras escuchaba a Inosuke reír con maldad. No se le podía ver la cara ya que él decidió utilizar una máscara que lo cubría por completo. Estaba bien equipado. Jugó más veces con los hermanos Rengoku, entre escondites y avanzando hacia la salida.

Zenitsu seguía huyendo de Tengen, estaba también empapado de pintura hasta que el albino finalmente logró atraparlo entre sus brazos. Rió divertido y se sobó la zona del vientre. — Ay, me duele... — se quejó cayendo sobre Uzui.

— Eso te pasa por correr y reír al mismo tiempo. Solo haz una de las dos cosas, o te ríes o corres — respondió, abrazándolo.

— ¿Por qué no lo pensé antes? — contestó sarcástico, sonriendo divertido. — Tal vez si ALGUIEN no me persiguiera podría reír en paz — Tengen resopló y también rió. Zenitsu lo miró cautivado, ver a Uzui sonreír era un bastante reconfortante, fascinante y maravilloso. Ladeó la cabeza para juntar sus labios en un beso corto y restregó su mejilla con la suya. — ¿Seguimos? — tanteó, reincorporándose.

Senjuro se quedó a mitad de camino, enfrentándose a Inosuke. — Quédate quieto, última advertencia — señaló el de hebras azuladas al Rengoku menor.

— Podría hacer esto todo el día — respondió, recuperando el aire que perdió por correr tanto. Estaba cubierto de pintura, dudaba en si había una parte limpia aún en su traje.

Kyojuro rió y siguió disparando, se ocultó detrás de un tronco lo bastante ancho para cubrirlo y sacó medio cuerpo para seguir disparando, se desconcertó al no ver al de cabellos burdeos en su campo visual y se sobresaltó cuando sintió la punta de una pistola en su costado. — Te atrapé, dame tu celular — habló Tanjirou sonriendo amable.

— ¡En el rostro no! ¡Te daré mi celular, pero no me eches pintura en el rostro! — exclamó suplicando piedad al sentir los disparos sobre él. Quiso defenderse pero no logró disparar su arma. Tanjirou reía malicioso hasta que sintió unas balas en su espalda.

— ¡Te dije que cobraría venganza! — Inosuke llegó junto a ellos luego de dejar abatido a Senjuro. Rengoku se sobresaltó, ese chico era peligroso. Estiró a Tanjirou y cayó al suelo, se giró para darle la espalda al de hebras azuladas y así proteger al de cabellos burdeos.

Tanjirou se sorprendió y lo miró con los labios entreabiertos. — Ow, perdón por llenarte de pintura. Tú siempre estás salvándome — murmuró sintiéndose culpable. Acarició su mejilla, llamando la atención de Kyojuro. Inosuke se frenó y los miró descolocado, carraspeó y decidió dejarlos solos.

— ¡Maldita sea que todos vienen con sus parejas! Par de maricones — murmuró, acercándose de vuelta a Senjuro. Lo movió con el pie. — Hey, tengo hambre, si te mueres aquí no podremos comer la gran picada que me prometieron— habló, estirando al Rengoku para ayudarlo a levantarlo.

— Mis pulmones... Creo que tragué pintura — respondió, siguiéndole el paso.

Uzui sonrió y extendió su brazo para rodear el vientre del rubio y sujetar su cintura, frenándolo. — ¿Quieres ir a comer? — tanteó, bajando la mirada para verlo. Zenitsu retrocedió para verlo de frente.

— Obvio sí — respondió sonriente, agarró la mano del albino y lo jaló para seguir a Inosuke y Senjuro.

Tanjirou se reincorporó sonriendo tímido, Kyojuro lo ayudó y lo miró atento. — Eso estuvo divertido... Hacía tiempo que no jugaba esto — murmuró, levantando la mirada para verlo.

— Sí, tenemos que aprovechar ahora que aún no envejecemos tanto — respondió sonriente. El de cabellos burdeos frunció el ceño y ladeó la cabeza, viéndolo confundido. Soltó unas risitas y negó. — Lo siento, tú te ves muy bien... No estoy diciendo que estamos viejos... Solo digo lo que nos espera en el futuro — añadió, desviando la mirada.

— Ow, sí, te entiendo. Me sorprende que aún logremos movernos como jóvenes — contestó sonriendo divertido. — Gracias..., tú sigues viéndote igual a cuando ibas a la academia — comentó, bajando la mirada con las mejillas ligeramente ruborizadas. Kyojuro lo miró sorprendido, sonrió enternecido y lo agarró de la mano, sobresaltándolo.

— Sigues siendo adorable, Tanjirou. ¿Nos vamos a comer? — tanteó, estirándolo para acercarse a sus amigos. El de cabellos burdeos lo siguió con una sonrisa tímida.

Se sentaron y compartieron una gran mesa. Trajeron las picadas, flechando el corazón de Inosuke. Senjuro lo miró con una ceja levantada y sonriendo divertido. Se sirvieron con calma, intentando ignorar el hecho de que el de hebras azuladas se estaba llevando grandes porciones. Tengen hizo probar a su rubio unos cuantos bocados de lo que él había escogido. Zenitsu arrugó la nariz al ver unas patitas en esa brocheta de camarón.

— Pruébalo, es delicioso. Ya está muerto, no te hará nada — habló sonriendo divertido, acercando la comida a la boca del rubio.

— Te aseguro que ese comentario era innecesario... — respondió ladeando su cabeza. Lo miró con desconfianza y entreabrió los labios, cerró los ojos y mordisqueó un poco. Masticó aún mirando con desagrado a Uzui. El albino rió divertido y besó su mejilla.

— Prueba este otro, solo hay que quitarle los ojos... — invitó otro tipo de bocadito, asustando al rubio.

— No me des cosas raras, Tengen. —

— ¿Y tú... en verdad te casaste con tu prima? — habló Inosuke sin dejar de comer, dirigiéndose a Senjuro. El Rengoku se sobresaltó y lo miró descolocado.

— ¡Inosuke! ¡No preguntes eso! — reprochó Tanjirou, pero también tenía curiosidad, por lo que miró atento al Rengoku menor.

Senjuro resopló, era evidente que algún día recibiría esa pregunta. — ¿Por qué lo dices? — preguntó haciéndose el desentendido.

— Duh, tu hijo es idéntico a ti y a su tío. Eso solo se da cuando te enredas con un pariente — respondió directamente, sin tapujos. Zenitsu lo miró con el ceño fruncido, su amigo era muy insolente, pero solo hacía algo que no todos se atrevían a hacer. Era sincero.

— En realidad es algo más complejo... Mi familia es un poco conservadora, por años mantuvo el apellido y la sangre Rengoku, aquel que incumplía esa tradición, sólo traería deshonor y vergüenza a la familia. Por eso papá es muy insistente, no nos permite casarnos con otras personas que no posean ese apellido puro, a pesar de que estemos enamorados — explicó sorprendiendo a todos. Tanjirou no sabía de eso, era algo bastante cruel.

Quedó pensativo mirando la nada. ¿En verdad la familia Rengoku ignoraba los sentimientos que podrían tener sus descendientes solo para mantener la sangre pura? Eso era egoísta. Comprendió, entonces, que Kyojuro nunca se casó porque no logró enamorarse de alguien de su propia familia. Y comprendió también el motivo por el cual él terminó con su relación. No quería que su padre se enterara, sino podría lastimar a los dos. Se tapó los labios y sintió cómo los ojos se le humedecían, se apresuró en agarrar su vaso con agua y lo bebió para quitarse ese nudo que sentía en la garganta.

— Eso es sad... — murmuró Inosuke, haciendo una mueca. No se lo esperaba.

Tengen miró a su amigo, sabía que su familia era así, pero no pensó que eso influiría tanto en ambos hijos. Kyojuro también la había pasado mal, escuchar eso directamente de un Rengoku lo hacía sentir fatal. Zenitsu los miró con asombro, no podía creer que siguiera existiendo tales tradiciones familiares, y peor aún, tocándole a los Rengoku. Ambos hermanos eran personas increíbles.

— Sí... No es algo lindo, pero al fin de cuentas es nuestra familia. Senjuro no tiene problema con eso, me dio un sobrino maravilloso — habló Kyjojuro intentando aligerar el ambiente.

— Síp, es cierto. Estoy bien con eso. No pasa nada, solo espero que nuestra próxima generación ya cambie un poco — comentó empezando a comer de vuelta. El de cabellos burdeos seguía pensativo, no esperaba que la razón por la que se separó de Kyojuro fuera tan grave. Lo miró y colocó su mano sobre la suya, intentando darle a entender que lo apoyaba y lo comprendía.

El Rengoku mayor lo miró sorprendido, sonrió ampliamente y asintió con la cabeza, agarrando su mano.

Decidieron cambiar de tema para acabar con la tensión del ambiente, entre risas, comieron todo lo que había en la mesa. Tengen seguía intentando que Zenitsu probara cosas nuevas, quien negaba a cada cosa que el albino quería introducir en su boca. Inosuke hablaba sobre sus experiencias en la otra ciudad de donde venía y Tanjirou los escuchaba atento.

— Oh, créeme que esa es su expresión de siempre, Kyojuro san — habló cuando Rengoku le comentó sobre su anécdota con los Kamado menores.

— ¿Es en serio? Ya lo pensaba de ese modo. Tu esposa, Kanao, se parece mucho a él — mencionó mirándolo fijamente. Tanjirou sonrió levemente y bajó la mirada.

— Sí, de hecho sí. Hasta tiene su misma personalidad. Sumihiko es igual a mí, solo que no comprendo por qué es tan inquieto — comentó soltando unas risitas. Su hijo tenía una personalidad completamente distinta a cualquier miembro de su familia.

— A veces salen igual que los hermanos... Tal vez uno de los tuyos tenga el mismo carácter de Sumihiko san — tanteó Kyojuro, caminando a su lado. El de cabellos burdeos lo señaló y le dio la razón.

Ya habían almorzado, ya se cambiaron de ropa y ahora estaban saliendo de aquel sitio. Aún faltaba para el atardecer, pero era mejor llegar a casa antes de que anocheciera. Zenitsu y Tengen tendrían que volver en metro, por lo que era ideal marcharse en ese momento. Se despidieron de ellos, viendo cómo Kyojuro seguía hablando con Tanjirou. Uzui sonrió de lado al ver la mirada ansiosa de su amigo, le hacía pensar muchas cosas que luego sabía que le negaría.

Kamado parecía igual de interesado, tal vez podrían aclarar algunas cosas y... tal vez podría surgir algo. Lo quería para su amigo, pero era mejor dejar que ellos dos solucionaran sus problemas. Tampoco quería incitar a que Kamado dejara su familia.

Zenitsu miró al albino, se preocupó al ver su expresión intranquila. Lo agarró de la mano y juntó sus labios sobre el brazo de Uzui, llamando su atención. — ¿Sucede algo? — preguntó intrigado. Tengen negó con la cabeza.

— Nada, solo me preocupa Kyojuro... Es un buen amigo — respondió, entrelazando sus dedos con los del rubio. Le sonrió y se inclinó para unir sus labios con los suyos. — No sé qué haría si llegaras a rechazarme, Zenitsu... — murmuró, juntando su frente con la suya.

El rubio sintió una presión en el pecho, ¿en verdad Tengen tenía miedo de perderlo? O peor aún ¿de no tenerlo? Acarició su mejilla y negó con la cabeza. — No es posible que te rechace, Tengen... Yo te amo — respondió, volviendo a besarlo. — No dudes de eso — advirtió separándose de él para empezar a caminar.

Su corazón dio un vuelco. Se sintió mucho mejor con eso y siguió a su rubio para volver a casa. Sin dudas, pasaría la noche con él.


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¡Buenas noches! Pidoperdón por la tardanza, estuve con algunos pendientes de la uni.

En el próximo capítulo se viene el final. ;) jaja, saludos.

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