Capítulo XXVI

No supo en qué momento se vio envuelto en este embrollo. Sonrió nervioso y decidió romper con el silencio. — Iré a traer la comida... — dijo, alejándose rápidamente de allí para adentrarse a su cocina.

Yoshiteru sonrió malicioso, esto era muy divertido. Uzui san y su hijo habían llegado hasta su casa ya que curiosamente su auto se había averiado por allí cerca. Ese día Tenma entrenaría hasta tarde, por lo que su padre pasaría a buscarlo. Su gimnasio quedaba cerca de la academia y que a su vez, esta quedaba cerca de la residencia de los Agatsuma.

Tenma, por alguna razón que Tengen desconocía, sabía dónde vivían los Agatsuma, le había dicho a su papá que estaban cerca de su casa. Entonces, Uzui había decidido llamar a Zenitsu para informarle de su situación por presión de su hijo. El rubio se ofreció en ayudarlos, les dijo que sin problemas podrían venir a su casa para luego ir en búsqueda del aceite y la gasolina que necesitaban los albinos.

Uzui condujo como pudo el pequeño tramo que le faltaba para llegar a la casa de Zenitsu y se estacionó, sintiendo una gran presión en su pecho al ver el estado en que su auto había quedado. Se dispuso a revisarlo cuando llegaron, Tenma se apresuró en golpear la puerta siendo recibido por el rubio, lo había invitado a pasar y le sugirió que vaya a buscar a Yoshiteru. Obvio, no perdió tiempo en ir a ver a su novio.

— Eso no se ve bien... — murmuró Zenitsu acercándose a Tengen. El albino volvió a cerrar el capot del auto y se giró para verlo con una leve sonrisa, era impresionante la casualidad de ver de nuevo al rubio.

— No entiendo... Tenma se encargó de cargar el tanque esta mañana... Supongo que habrá algún agujero que ha echado el combustible durante el camino, pero no encuentro nada — comentó mirando de nuevo su auto. Zenitsu hizo una mueca y también miró el auto.

— ¿Cafecito? — ofreció, llamando su atención. De esa manera Uzui y su hijo se instalaron en la casa de Zenitsu, bebería un poco de café con él mientras Tenma y Yoshiteru iban en busca de la gasolina y el aceite. Se sorprendieron un poco al ver la iniciativa que tuvieron para ofrecerse en ir a buscar lo necesario, dejándolos solos.

Zenitsu estaba nervioso, no esperaba recibir a Uzui en su morada. Ingresó a su cocina, escuchando los pasos de Tengen detrás de él. — Tienes una bonita casa, no sabía que quedaba cerca de la academia — comentó mirando cómo el rubio preparaba el café.

— Gracias, Tanjirou me recomendó comprarla... Fue una suerte que la academia esté cerca — respondió, bajando la mirada. Uzui lo miró divertido, agarró la taza que Zenitsu le pasó y regresaron a la sala.

Se sentaron frente a frente y bebieron el café. — Y dime... ¿cómo estás, Uzui? La chica con la que estabas la vez pasada era muy bonita... ¿Aún sales con ella? — tanteó, yendo directamente a aquello que le generaba curiosidad.

Uzui frunció el ceño y sonrió levemente. — Es bonita sí, pero ya no salgo con ella... No puedo hacerlo — respondió, extendiendo su mano para tocar los flequillos rubios y colocarlos entre sus dedos. Zenitsu desvió la mirada y apretó los labios. — Solo fue aquella vez. Quería comprobar algo — añadió mirándolo fijamente.

El rubio podía sentir la intensidad de esa mirada, se aclaró la garganta y lo miró. — Ow, o sea que la utilizaste a tu conveniencia... — comentó frunciendo el entrecejo, sin comprender muy bien.

— No suena bien si lo dices de ese modo. No la utilicé, solo quería ver si podía intentar tener algo con ella, pero no puedo engañarme a mí mismo... No me causa nada — respondió, apartando su mano para beber de su taza.

— Hum... Bueno, es extraño, porque estoy seguro que los hombres, a la edad que tienes, buscan parejas más jóvenes. Ya sabes, quieren darle más pasión a sus vidas. Quieren sentirse menos viejos — comentó haciendo unos ademanes con las manos. Tengen se acomodó en su asiento y entreabrió los labios, se sintió ofendido.

— Espera, ¿me llamaste viejo calentón? — preguntó señalándolo, Zenitsu soltó unas risitas al escuchar esas palabras. Se indignó aún más. — Heey, me ofendes Pero si vamos por ese lado, tú sí pareces joven aún, toda una quinceañera — comentó divertido.

Zenitsu se horrorizó y lo miró molesto, le lanzó los saquitos de té que había sobre la mesa. — ¡¿Quinceañera?! Ughh, me cortaré el cabello entonces — murmuró haciendo una mueca de desagrado. Uzui rió y negó con la cabeza.

— Me gusta tu cabello. Que lo cortes no significará que dejarás de parecer una quinceañera. — respondió, recibiendo más saquitos de té. — Aw, gracias, me hacía falta en casa. El té verde es mi favorito — comentó, juntando los saquitos que el rubio le había lanzado. Zenitsu lo miró molesto.

— Sigues igual de burro... Entonces admites que eres un viejo calentón — señaló sonriendo burlón. Uzui resopló.

— Cómo detesto esas palabras. Primero, no me llames viejo, segundo, solo una persona puede llegar a calentarme y ya sabes qué más... — respondió, bebiendo de su taza. Zenitsu se atragantó con su café y empezó a toser.

— ¡No digas esas cosas! Fuera de mi iglesia, aquí adoramos a Cristo rey. No permitimos la entrada de viejos calentones — exclamó señalando la puerta, exagerando el drama. Uzui no sabía si reír o llorar, ¡no dejaba de llamarlo viejo!

— A mí se me hace que solo estás celoso y envidioso de que haya salido con ella — murmuró, mirando desinteresadamente sus uñas. El rubio levantó una ceja y ladeó los labios.

— Por favor, ¿celoso yo? Pff, no. ¿Envidioso? ¿Es en serio? ¿Qué envidiaría de ella? Yo soy mil veces mejor que ella — respondió relajándose en su asiento. Uzui lo miró sorprendido.

— ¿Mil veces mejor? ¡Es una ofensa! ¡Eres infinitamente mejor! — sentenció dando un leve golpe a la mesa. Zenitsu rió con ganas y negó con la cabeza. — Eso nomás quería decir... En fin, me gusta que ya hayas descubierto tu verdadero valor — señaló, relajándose también en su asiento. El rubio sonrió enternecido y bajó la mirada.

— No quiero sonar cursi, pero fue gracias a ti. Tus ojos eran mi espejo — respondió encogiéndose de hombros. — Me dije, si Uzui Tengen me mira de ese modo, es porque en verdad valgo mucho más de lo que creo... — comentó, recordando los viejos tiempos. Uzui se conmovió..

— Ahora solo tengo un ojo, pero no cambió la manera en que te veo. Podrías usarlo de nuevo como espejo, si quieres — sugirió, inclinándose y colocando sus codos sobre la mesa para descansar su rostro entre las palmas de sus manos. Zenitsu se ruborizó y sonrió tímido.

— Podríamos probar algo — comentó, levantándose para acercarse a él. El albino lo miró atento, nuevamente su corazón empezó a acelerarse cuando vio a Zenitsu cerca de él. El rubio se sentó en la silla de al lado y se inclinó hacia su rostro, sonrió divertido al ver la expresión expectante y ansiosa del albino. Llevó sus manos detrás de la cabeza de Uzui. — ¿Puedo? — preguntó.

Tengen tragó saliva y asintió, se acercó un poco más a su rostro y cerró el ojo. Sintió las manos de Zenitsu desatando su cinta y se decepcionó. No era lo que esperaba. Bajó la mirada cuando el rubio le quitó la cinta negra, dejando al descubierto su ojo izquierdo.

— Nunca lo intenté, pero quiero hacerlo. Es estúpido, pero ¿por qué no? — comentó divertido. Rozó la cicatriz con su dedo índice, se peinó el cabello y agarró unos mechones para acercarlos al ojo izquierdo del albino.

— ¿Qué haces? — preguntó confundido. Se sentía bien tener al rubio así de cerca, sentir sus dedos sobre su piel le provocaba muchas cosas. Frunció el ceño cuando sintió su cabello sobre su ojo.

— Flor que da fulgor, con tu brillo fiel... Mueve el tiempo atrás, volviendo a lo que fue. Quita enfermedad y el destino cruel, trae lo que perdí, volviendo a lo que fue... — cantó, sorprendiendo a Uzui. Lo miró y se decepcionó. — Mi cabello es inútil —

Tengen soltó unas risitas y negó con la cabeza. — Tu sola presencia cura mi alma... — habló, poniéndose serio, no esperaba que sonara tan cursi. Miró la nada, el silencio fue su sola respuesta. Zenitsu se ruborizó, vio cómo Uzui se apenaba y quiso animarlo tocando su cabello.

— También dejaste crecer tu cabello, antes lo tenías como Tenma — comentó, mirando las finas hebras plateadas. Tengen sonrió y asintió.

— Sí, pero no soy rapunzel como tú — respondió burlón, Zenitsu frunció el ceño e infló las mejillas. — Me gusta tu cabello, nunca pensé que lo dejarías crecer. — comentó, levantando la mano para tocar los cabellos dorados.

— Tampoco es que sea tan largo. Quise cambiar y entonces dejé que creciera. Me gustó y se quedó así... — respondió, mirando también su cabello. — ¿Dime? ¿Hay algo que te diferencia de Tenma? ¡Es idéntico a ti! — exclamó divertido.

— Es mi copia, yo soy el original — se señaló presumido, recibió un golpe en su brazo por parte del rubio. Soltó unas risitas y lo miró. — A veces me parece algo tétrico, no debería, pero nunca me imaginé criar a alguien con mi misma apariencia física. Ya no me siento único — murmuró frustrado. Zenitsu rió y rodó los ojos.

— No hablas en serio, es muy bonito tener a alguien parecido a ti. Es hilarante y adorable. No seas egoísta, comparte un poco de tus bellos genes por favor — respondió negando con la cabeza, desaprobando la actitud de Tengen. — Teru chan es el que más se parece a mí, aunque tenga el cabello oscuro. Touko es idéntica a su mamá, no sé qué habrá sacado de mí... ¿su nariz? — tanteó intrigado.

Uzui sonrió divertido. — Son distintos en cierto modo. Yoshiteru es más alto en comparación a tu yo de su edad. Te alcanzará y superará en altura muy pronto. Es lindo porque se parece a ti. A Touko no la conozco, pero si dices que se parece a la madre, ¿qué te puedo decir? Esa niña nunca me agradó, siempre me dio mala espina, ahora entiendo por qué... — comentó quedando pensativo.

— Déjala, es una buena chica. Nezuko es una gran amiga, serían amigos si la conocieras... — contestó soltando unas risitas por esa ocurrencia de Uzui.

Tengen hizo una mueca y arrugó la nariz. — Lo dudo mucho — respondió, encogiéndose de hombros. Zenitsu entrecerró los ojos. Uzui lo miró con una sonrisa, bajó la mirada y resopló. — ¿Me veo mal? — preguntó confundiendo al rubio. Se señaló el ojo izquierdo.

— ¿Hablas en serio? Por Dios, Uzui, que hayas perdido un ojo no quiere decir que ya hayas perdido tu atractivo. Te ves muy bien — respondió indignado. El albino ladeó los labios y lo miró con picardía.

— ¿Dices que soy atractivo? ¿Entonces sigo siendo lindo, excitante y bastante sexy? — tanteó divertido. Se mandó los flequillos hacia atrás y se mordió el labio, intentando seducir al rubio. Zenitsu lo miró impresionado, se ruborizó y soltó unas risitas.

— No hagas eso — reprendió tapándole el rostro. — ¡Tú solo te haces de víctima porque quieres que te adule! — exclamó indignándose más por ese descubrimiento. — ¿Ese es tu don, Uzui? ¿Manipular a la gente? — preguntó juzgando con la mirada. Uzui rió divertido, apartó las manos del rubio de su rostro y besó el dorso de estas, poniendo tímido a Zenitsu.

Tengen iba a hablar, pero se frenó cuando escucharon el ruido de la puerta abriéndose con cuidado. — Shh, no hagas tanto ruido que los vas a alterar, no quisiera interrumpir su momento — susurró Yoshiteru, ingresando detrás de Tenma. Zenitsu frunció el ceño y se giró sobre su hombro para ver a su hijo. — Demonios... — se quejó el azabache.

— Hola, par de tortolitos, ya conseguimos gasolina y aceite para el auto... — habló Tenma, sonriendo nervioso. Tampoco quiso interrumpirlos, pero quería ir a la habitación de su chico. Resopló abatido. Debieron quedarse más tiempo en el auto, pero hacía calor. El azabache ladeó los labios, se emocionó al verlos tan cerca.

Uzui soltó la mano de Zenitsu y se levantó. — Si es así, entonces debemos irnos. No queremos abusar de su hospitalidad — dijo Tengen, agradeciendo la ayuda al rubio y su hijo. Zenitsu hizo unos ademanes con la mano, restándole importancia.

— No te preocupes, Uzui. Estamos a la disposición de ustedes cuando necesiten — respondió, levantándose también. El albino asintió y sonrió embelesado sin apartar la mirada de él.

— Muchas gracias, Zenitsu. Siempre es un placer volverte a ver — volvió a dirigirse al rubio. Zenitsu sonrió, con las mejillas sonrosadas. — Tenma, ya nos vamos — señaló a su hijo. El albino infló las mejillas y miró a Yoshiteru.

— ¿Por qué no se quedan a cenar? — tanteó el azabache, frenando a los Uzui. Quería que pasaran más tiempo juntos, para eso idearon el plan. Miró a su papá expectante.

— ¡Sí quiero! — exclamó Tenma, volviendo a ingresar a la casa para abrazar a Yoshiteru. Tengen lo reprochó con la mirada y se giró para ver a Zenitsu.

— Tenma, no deberíamos. No quisiera molestar más, tuvimos suficiente con la ayuda... — comentó mirando al rubio.

— Para nada es molestia, Uzui. Tu hijo quiere comer, no hay problema con eso... Pueden quedarse a cenar, si quieres — respondió sonriendo amable. Uzui entreabrió los labios sorprendido, sintió un flechazo en su corazón. Sonrió de lado y cerró la puerta para acercarse a Zenitsu.

— Aw, gracias, Agatsuma san. Me encantaría que fueses mi madrastra — habló Tenma, agarrando del brazo al rubio.

Zenitsu soltó unas risitas y se ruborizó. — ¿Madrastra? — preguntó confundido. Acarició el cabello del albino y se enterneció.

— Está bien, es un gusto y me encantaría probar lo que cocinas — respondió sonriendo socarrón. Sus hijos los veían sorprendidos, Uzui Tengen ya parecía el chico de los escritos. Zenitsu se ruborizó y asintió tímido, retrocedió y se apresuró en ir a la cocina.

— Su hijo y yo estaremos en la habitación de arriba, por favor, avísenos cuando esté la cena — Tenma levantó la mano en modo de despedida para subir rápidamente por las escaleras, llevándose al azabache. Su papá se desconcertó, ¿cómo es que se llevaban tan bien? Decidió ir junto al rubio.

— ¿Qué cocinarás? ¿Quieres que te ayude? — tanteó, remangándose las mangas de su sudadera. Zenitsu lo miró interesado y se acercó a él.

— No lo sé, estaba pensando en pasta... — respondió, recargando sus brazos sobre la mesa de cocina. Uzui ladeó los labios y levantó el mentón.

— Soy un maestro haciendo espaguetis. ¡El Dios de los espaguetis! — exclamó haciendo una pose genial, provocando las risas del rubio. — Deja que me encargue de eso, quedarás fascinado. Para enamorar, primero hay que llenar el estómago con buena comida — comentó, agarrando las verduras y colocándolas sobre la tabla de picar.

Zenitsu levantó una ceja. ¿Enamorar? Negó con la cabeza, aún sin borrar su sonrisa. — ¿Estás queriendo usurpar mi lugar de ama de casa? — preguntó desafiante. Uzui soltó unas risitas y lo miró divertido. — Bien, hagamos esto... — indicó el plan que tenía, señalando los ingredientes.

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— Aw, mi amor, me siento tan bien por estar contigo en tu casa sin escondernos de nuestros padres. — habló Tenma, apresando aún a Yoshiteru entre sus brazos. Estaban sentados en el medio de la cama, el albino se había puesto muy cariñoso y no dejaba de restregarse por el azabache.

— Ugh... No puedo respirar... — se quejó, intentando separarlo. El albino lo acostó en la cama y se ubicó sobre él. — ¡¿Qué demonios intentas hacer?! — se alarmó al ver esa mirada oscura en Tenma.

— Te gusta que sea stripper, así que déjame darte un show exclusivo solo para ti — murmuró, mordiéndose el labio. Yoshiteru se escandalizó y se ruborizó, desvió la mirada y ladeó la cabeza, interesándose. Eso ensanchó la sonrisa del albino.

Tenma se acomodó y se recargó sobre sus rodillas. Sujetó el borde de su camiseta y la subió de a poco, mirando sensual al azabache. Yoshiteru se había recostado contra el respaldo de la cama, siendo apresado por las piernas del albino, se tapó media cara con la mano por lo avergonzado que estaba. Recorrió con la mirada el torso medio desnudo de su novio y acercó sus manos al cinturón para desabrocharlo, sorprendiendo a Tenma.

Sonrió ladino y dejó que su chico le bajara el cierre del pantalón, se quitó de una vez la camiseta y miró de nuevo al azabache. Yoshiteru estaba fascinado, llevó sus manos al torso desnudo y acarició el vientre blanquecino, subió sus manos para tocar su pecho y levantó la mirada para verlo. Se estiró para alcanzar su cuello y de esa forma besar y dejar marcas allí, bajó sus manos aún recorriendo el torso de su novio y las llevó a su espalda para rodearlo. Tenma estaba en shock, Yoshiteru estaba siendo más atrevido.

Se ruborizó y sonrió feliz, se acomodó entre las piernas de su chico, abriéndolas para tener espacio y se inclinó para besarlo.

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— Es curioso que se lleven tan bien. Los dos son tan adorables juntos, se ven tan inocentes... — murmuró Zenitsu ilusionado, acordándose de cómo su Teru chan le tomó cariño muy rápido al hijo de Tengen.

— Sí, tienen tanta confianza... De seguro están chismeando sin parar. Tenma suele hablar mucho — comentó Uzui, haciendo fuerza para darle consistencia a la masa. Zenitsu sonrió enternecido, miró de reojo al albino y lo recorrió con la mirada.

Uzui tenía unos brazos tan fuertes... Las venas se le marcaban y esas manos estaban más maduras. Se ruborizó al estar consciente de lo que estaba pensando. Se aclaró la garganta y se sirvió un poco de agua, se sentía acalorado. — Si yo me ubico de este lado — habló, colocándose del lado izquierdo del albino. — ¿En verdad no sabrías que estoy aquí? — tanteó curioso.

El albino se frenó y sonrió de lado. — No, no te veo. pero sé que estás tonteando allí — respondió, volviendo a apretar la masa. Zenitsu se ofendió, había estado haciendo unos movimientos de baile para ver si Uzui lograba verlo.

— Hey, pff, yo no estaba tonteando... Ya que no puedes ver, te inventas cosas — murmuró, volviendo a trabajar.

— ¿Te burlas de mí? — preguntó fingiendo estar ofendido. Zenitsu entreabrió los labios y se apresuró en negar con la cabeza.

— Claro que no, solo me causa curiosidad... No me burlaría de ti... — respondió bajando la voz,lo miró y se acercó un poco más. — ¿Aún no está? — tanteó, metiendo su cabeza entre los brazos de Uzui para ver esa masa. Tengen sonrió, tenía tantas ganas de estrecharlo en un abrazo, agarró la mano del rubio y la colocó sobre la masa.

— No lo sé, tú dime... — murmuró, acomodando su mano sobre la de Zenitsu. El rubio se ruborizó, no podía apartar la mirada de la mano de Uzui sobre la suya, su corazón empezó a palpitar con más fuerza y sentía el estómago revuelto. El albino recargó su mentón sobre la cabeza rubia. — Para mí ya está, solo falta cortarlas y cocinarlas — añadió con una sonrisa satisfecha.

Siguieron trabajando con la comida, Uzui se sentía bien al lado del rubio, se sentía en casa. No podía evitar pensar en la idea de que parecían una familia, la familia que siempre quiso tener con Zenitsu. Viéndolo allí, cocinar y ayudándolo era algo que valía mucho para él. Era demasiado bueno para ser verdad, quería tenerlo cerca, más cerca. Lo sujetó del brazo, llamando su atención.

Zenitsu se giró para verlo, esperando escuchar lo que tenía que decir. Uzui recorrió con la mirada su rostro, estaba ansioso, subió su mano para llevarla a la nuca del rubio y miró sus labios. Se inclinó para acortar la distancia, sintiendo cómo su corazón estaba por salir de su pecho, ladeó la cabeza y se sobresaltó cuando escuchó el timbre de la puerta. Resopló y recargó su mentón sobre el hombro de Zenitsu. — ...Iré a ver quién es — habló, separándose rápidamente de él.

El rubio se tapó los labios una vez que salió de la cocina, ¿qué acababa de pasar? Se tocó el rostro, sintiendo el calor de sus mejillas. Su corazón estaba acelerado, deseaba tanto a Uzui. Abrió la puerta sin preguntar y se alarmó cuando vio a Shoichi allí. — Hey, hola ¿cómo estás? No recibí tu mensaje, por lo que supuse que no lo cancelaste — habló sonriente. El rubio aún estaba un poco aturdido, provocando que el vecino se preocupe. — ¿Estás bien? ¿Puedo pasar? — tanteó. Zenitsu se hizo a un lado y lo dejó pasar.

— Oh..., lo siento, estuve muy ocupado que no recordé que teníamos compromiso... — se disculpó sintiéndose avergonzado.

— Hey, está bien. No te preocupes, te comprendo — Shoichi intentó tranquilizarlo. — ¿Te sientes mal? ¿Tienes fiebre? — preguntó aún preocupado, llevando su mano a la frente del rubio para tocarlo.

— ¿Quién era...? — Uzui salió de la cocina, limpiándose las manos con un trapo. Frunció el ceño y miró serio al recién llegado.

— ¿Uzui san? ¿Qué hace usted aquí? — preguntó Shoichi extrañado, de nuevo veía a ese hombre junto a su rubio. Miró a Zenitsu, buscando una explicación.

— Es una historia larga... En verdad no tengo ganas de contarla — respondió el albino, encogiéndose de hombros. Se ubicó detrás del rubio y se inclinó para hablarle al oído. — Ya está la cena, ¿llamo a Nuestros chicos? — preguntó con una voz que estremeció a Zenitsu. Shoichi los miraba descolocado, ¿en verdad se atrevía a hacer eso frente a él? Apretó su puño y lo miró molesto.

— Sí, ve a llamarlos... — contestó, sonriendo nervioso. Uzui asintió y se separó para subir las escaleras. Estaba con una expresión animada, se sentía contento.

Iba a golpear la puerta de la habitación que suponía era de Yoshiteru, pero se frenó al escuchar unos sonidos extraños.

— Uzui san y su hijo tuvieron un problema con su auto, por lo que se acercaron hasta aquí... Y van a cenar con nosotros — explicó Zenitsu, yendo de nuevo a la cocina. ¿Acaso Uzui había dicho 'nuestros chicos'? Se preguntó, sorprendiéndose con esa idea. Shoichi estaba indignado, ese hombre se estaba entrometiendo lentamente en la relación que tanto le costó crear.

— Ya veo..., ¿ya le funciona el auto? — preguntó, recibiendo una afirmativa del rubio. — Si te soy sincero, no me genera tanta confianza... — comentó, ayudándolo con los platos. Zenitsu frunció el ceño.

— ¿Por qué? Uzui san es una persona maravillosa, lo conocí cuando iba a la academia... — respondió, colocando los utensilios sobre la mesa. Shoichi hizo una mueca y resopló.

— ¿Tuviste algo con él? — preguntó mirándolo fijamente. El rubio se congeló.

— No sé si deba llamarlos... — Uzui volvió a bajar las escaleras un poco incómodo, ¿será posible que su hijo y el de Zenitsu estén haciendo cosas indebidas? ¡No podía aceptar esa idea! Se sentía mareado y tenía las mejillas sonrosadas.

— ¿Qué sucedió? — el rubio se acercó a él y lo miró extrañado. Uzui tragó saliva. — ¿No los llamaste? — preguntó, el albino negó con la cabeza. — ¿Por qué? Iré a verlos yo... — comentó, subiendo las escaleras. Tengen se alarmó y le sujetó el brazo.

— No lo hagas..., creo que están ocupados... Deja que los llame por el celular — se apresuró en hablar para detener al rubio. Zenitsu volvió a bajar y se cruzó de brazos. Uzui se recargó sobre el pasamanos de la escalera y marcó a su celular. — Tenma, bajen ahora — exigió con seriedad e impaciencia cuando su hijo contestó recién en el quinto llamado.

Zenitsu frunció el ceño y bajó la mirada. Shoichi carraspeó, llamando su atención. — Oh..., ¿te quedarás a cenar? — preguntó un poco cohibido. El vecino se sintió abatido.

— Sí, ese era nuestro plan del día — respondió, acercándose al rubio. — ¿Y qué tal tu día? ¿La pasaste bien? — preguntó con una sonrisa encantadora, rodeó la cintura de Zenitsu con su brazo.

Uzui entrecerró el ojo, no quería pelear con ese vecino idiota, pero lo estaba provocando. Desvió su mirada a los chicos que iban bajando un poco desarreglados. Yoshiteru estaba ruborizado, pero con una sonrisa que fue borrada al ver a Shoichi allí, siendo posesivo con su papá. Tuvo un tic en el ojo. Tenma se frenó y miró a ese hombre, soltó un largo suspiro y miró a su papá.

— ¿Comemos? — preguntó, yéndose hacia la mesa. — Agatsuma san, estoy ansioso por probar la comida que hizo, muchas gracias por invitarnos — habló dirigiéndose al rubio con una leve inclinación. Zenitsu sonrió enternecido y le acarició el cabello.

— Aw, Tenma san, siempre siendo una bellura. Tu papá me ayudó en hacer la cena, así que también hay que darle créditos a él — respondió, sorprendiendo al chico y a Yoshiteru.

El silencio inundó el lugar, Shoichi aún no soltaba al rubio, provocando que Uzui lo mire amenazante. Yoshiteru tragó saliva y observó detenidamente a su papá y al vecino, para luego mirar a Tengen. Era realmente incómodo. Zenitsu ladeó los labios e intentó separarse del vecino, pero este lo atrajo más a su cuerpo, molestando al albino. Tenma miró a su alrededor, la tensión era palpable. — Iré a traer la comida... — habló el rubio, separándose finalmente de Shoichi.

Zenitsu trajo la bandeja con la comida para que empezaran a servirse. Se sentó al lado de Shoichi y Yoshiteru, y de ese modo comieron gustosos. — Wow, Uzui san, usted cocina muy bien — halagó el Agatsuma menor comiendo encantado.

— Ow, gracias, Yoshiteru. Es mi especialidad, me alegra que te gusten — respondió sonriente. Zenitsu también sonrió y acarició el cabello de su hijo.

— Sería genial comer esto los dos días — comentó, lanzando una indirecta. Tenma lo señaló con el tenedor y le dio la razón.

— No solo sabe hacer espaguetis, ahora aprendió a hacer unos canelones exquisitos — agregó el Uzui menor, sorprendiendo a los Agatsuma.

— ¡A ma le encantan los canelones! Sin dudas sería un privilegio vivir con ustedes, Uzui san — respondió Yoshiteru animado, siendo más directo esta vez. Zenitsu casi se atragantó con su vaso de agua, pero se calmó a tiempo. Tengen lo miró divertido.

— Me halagas mucho, Yoshiteru. También sería un placer tener a tu papá como compañero en la cocina. Tiene manos hábiles. Siempre fue así, antes era él quien cuidaba de mi alimentación — comentó, recordando sus buenos tiempos. El rubio se ruborizó y sus hijos se maravillaron. Uzui no supo a quién se refería con 'ma'.

Zenitsu estaba con una sonrisa nerviosa, podía sentir la mirada molesta de Shoichi. No se había disculpado bien, fue grosero de su parte haber olvidado que tenía otros compromisos con él. Sabía que le incomodaba la presencia de Uzui, pero no podía negarle nada al albino, tal vez debería... — Papá es genial, sabe cocinar, es un gran artista, es cariñoso y muy fiel. Se parece a mí — Tenma resaltaba las cualidades que tenía su padre.

Tengen lo miró con una mueca, ya se sentía apenado. — ¿Ah sí? ¡Con razón se lleva tan bien con el mío! Vaya... qué cosas, ¿no? La persona que se gane su corazón sería muy afortunada, Uzui san — El albino se sorprendió por esas palabras, al igual que Zenitsu. El rubio se giró a ver a su hijo con asombro, ¿por qué estaba tan zalamero?

— Gracias, Yoshiteru. Mi corazón ya tiene dueño, no sé si esa persona piense lo mismo que tú, pero aún no logro tenerla a mi lado — respondió sonriendo levemente, bajó la mirada y se concentró en su comida. Zenitsu apretó los labios, también bajó la mirada, sus ojos se humedecieron, intentó disimular pasándose las manos rápidamente para secarlos.

Shoichi estaba atento a las expresiones del rubio, chasqueó la lengua y comió lo que quedaba en el plato.

— Recuerdo haberte dicho que cualquier persona que esté contigo sería muy afortunada, Uzui san. Así que no te preocupes por eso — comentó luego del silencio que se había instalado. Tengen sonrió de lado y comió un poco más animado.

Cuando finalmente terminaron de cenar, era hora de despedir a los invitados. Tenma y Yoshiteru salieron de la casa para mirar si el auto estaba en condiciones, Shoichi los siguió también para controlar que el auto esté funcionando porque si no, eso significaría que los Uzui se quedarían a dormir. Y él no quería eso. Zenitsu siguió a Tengen y sujetó la tela de su sudadera antes de que cruzara la puerta.

Tengen se giró para verlo y se asombró al ver que su rubio estaba mirando a un costado con las mejillas teñidas de rosado, aún sin soltar su agarre. Sonrió embelesado y levantó su mano para acariciar su mejilla, llamando su atención. — Gracias por la ayuda y la cena, Zenitsu. — agradeció, buscando su mirada.

— Gracias a ti por la cena, tú hiciste la mayor parte. Estuvo muy buena — respondió, mirándolo por fin. Sonrió con cariño, se estiró para alcanzar su rostro y dejó un beso en su mejilla, sorprendiéndolo. Yoshiteru quedó boquiabierto, llamando la atención de Tenma, quien sonrió triunfal.

— ¿Ha? Hermanastro — murmuró acercándose al rostro del azabache. Yoshiteru retrocedió y se ruborizó, eso le daba esperanzas. — Ya lo veo siendo mi madrastra — comentó satisfecho.

Tengen se ruborizó, quiso devolverle el gesto, pero Shoichi se entrometió. — Ya está todo en orden, Uzui san. Su auto funciona a la perfección — habló, ubicándose al lado de Zenitsu. Ya estaba resignado, el rubio no demostraba nada por él, se la pasó toda la cena distraído y sabía que era a causa de Uzui Tengen. Zenitsu pensaba en su ex ¿qué más podía hacer? Lo único que hizo fue mostrarse inferior, sentirse algo humillado al ver cómo los Agatsuma lo ignoraban.

El albino asintió con la cabeza sin apartar la mirada del rubio. Salió de la casa y se despidió de Yoshiteru sacudiendo su cabello, el azabache soltó unas risitas y levantó la mano para despedirse de los Uzui. Volvió al lado de su papá y lo miró. — ¿Sucede algo? — tanteó preocupado al ver su expresión desolada.

— No... — murmuró ingresando a la casa, siendo seguido por su hijo. Shoichi prefirió dejarlos solos, al parecer Zenitsu no estaba en condiciones de atenderlo ahora. Se despidió de ellos amablemente y no tardó en marcharse.

— Pa, yo sé que quieres a Uzui san, ¿por qué se dan otra oportunidad? Estoy seguro que esta vez ya no habrá nada que los separe — opinó, acariciando el brazo del rubio. Zenitsu se sentó en el sofá y dejó que las lágrimas cayeran sobre sus mejillas, preocupando a su hijo.

Intentó frenar sus lágrimas, pero estas bajaban en abundancia. No dijo nada más, Yoshiteru se quedó a su lado para consolarlo.


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