Capítulo XXIX


Zenitsu se sorprendió, entreabrió los labios y miró a su alrededor. El lugar se iluminaba por sí solo porque los vitrales seguían allí, solo que esta vez parecían más brillantes. Las paredes estaban pintadas de un azul noche y tenían dibujadas unas líneas doradas formando algún diseño. Unos cuadros las decoraban, todas con la misma firma, del mismo autor. Levantó la mirada para observar el techo y se encontró con el cielo nocturno, los vidrios seguían allí, limpios y transparentes, miró con detenimiento la gran araña que colgaba del centro mismo, metalizada y decorada con pequeños cristales.

Empezó a moverse, a recorrer el sitio ovalado. Rozó los muebles que había con sus dedos y palpó los sillones que se posicionaban frente a una mesita de madera. Miró el suelo y se encontró con aquel dibujo de los astros que le traía tantos recuerdos. Sonrió conmovido y giró el rostro a un costado para ver la cama que parecía tan cómoda.

Estaba emocionado, dio unos saltitos y se giró para ver al albino. — ¡Tengen, esto no es posible! ¿Es en serio? — preguntó aún incrédulo. Esto era demasiado increíble. Uzui soltó unas risitas al ver su expresión de asombro y se acercó a él.

— Hice algunos retoques. Lo compré — confesó, abrazándolo por detrás. Zenitsu se asombró aún más.

— Oh por Dios ¡¿Lo compraste?! ¿Por qué? Es decir, ¿cómo encontraste al dueño? — tenía demasiadas preguntas que hacer, pero se sentía sensible y todo eso era tan irreal, como un sueño. Giró su rostro sobre su hombro para verlo y se encontró con la mirada violeta.

— Lo compré porque era justo y necesario. Porque puedo, porque quiero, y porque te tengo... — respondió ruborizando al rubio. — Lo del dueño fue más fácil de lo que esperaba. Vi un cartel de venta donde inicia su camino y contacté al número que estaba fijado allí — comentó encogiéndose de hombros.

— Aún no puedo creerlo... Mira todo esto, ¡es maravilloso! — habló Zenitsu, mirando de nuevo a su alrededor. Se separó del albino y volvió a recorrer el lugar. — ¿Tú decoraste todo esto? ¿Pintaste las paredes? ¡¿Esos son tus dibujos?! — exclamó, señalando cada cosa que era nueva. Tengen lo miró sonriente, se sentía satisfecho viendo esa sonrisa ilusionada en el rostro de su rubio. Era el lugar donde pasaron más tiempo juntos, su sitio, les pertenecía, además, en aquel entonces, se sintió tan bien cuando a Zenitsu le había encantado el lugar que él descubrió.

Asintió a todas las preguntas que el rubio hacía y lo siguió. — ¿Piensas vivir aquí? — preguntó de nuevo Zenitsu, girándose para verlo.

Tengen se puso serio y miró a su alrededor. No había pensado en eso. — Puede ser como una casa de campo si quieres. Podríamos plantar algunas flores y hortalizas o comprar algunos animales — respondió inseguro, encogiéndose de hombros. El rubio se rió divertido y negó con la cabeza.

— Sí, ya veo a las gallinas y a las vacas cayendo por el precipicio. Tengen, es una idea excelente... si antes no nos caemos nosotros — comentó, dando unas palmaditas a su brazo.

Uzui entrecerró el ojo y sonrió abatido, soltó un suspiro y agarró su mano. — Lo que venga después no importa. Ya lo compré, es mío y quiero que sea tuyo también — habló, llevando sus manos a sus labios para besar el dorso de esta. Zenitsu lo miró embelesado, sonrió y se estiró para alcanzar su rostro, dejando un beso en su mejilla.

— Esto es un sueño... En verdad no puedo creer que hayas hecho esto. Solo un loco lo haría — comentó soltando unas risitas. — Debió costarte mucho dinero, ¿no? — tanteó acunando su rostro. Uzui lo sujetó de la cintura y lo atrajo a su cuerpo.

— Esto lo vale, cariño — respondió bajando la voz. — Además, aquí tendré mucha inspiración para pintar y trabajar — añadió, acercando su nariz entre los cabellos rubios. Zenitsu bajó sus manos para quitarse la chaqueta, la dejó sobre el sillón y agarró la mano del albino, se separó de él y lo estiró hasta acercarse a la cama.

Se sentó sobre ella y la palpó, tocó las sábanas y volvió a mirar a Uzui, quien iba sentándose a su lado. — Todo es tan nuevo... — murmuró sorprendido, como lo esperaba, el colchón era muy cómodo y lo tentaba. Sonrió divertido al ver cómo el albino se inclinaba hacia él para mantenerse cerca. Se descalzó y acarició su mejilla izquierda. Entendió la mirada ansiosa de Tengen, él también sentía lo mismo.

Dejó que lo recostara sobre la cama, se acomodó en medio de ella sin apartar los ojos del albino y acarició los cabellos plateados cuando Uzui se ubicó encima de él. Bajó sus manos, recorriendo el cuello y el torso del albino, volvió a subirlas para empezar a desabotonar su camisa azulada. Tengen se inclinó para besar detrás de su oreja, besó con delicadeza su mejilla y acomodó la almohada detrás del rubio. Se mantenía expectante y atento a las caricias que le daba Zenitsu, con el corazón acelerado y deseándolo con cada segundo que pasaba.

Unió sus labios y empezó a besarlos con ímpetu, tocó los muslos del rubio y abrió un poco sus piernas para hacerse espacio entre ellas. Mordisqueó y profundizó el beso, deleitándose con el sabor y la dulzura de su boca, nunca sintiéndose satisfecho. Zenitsu abrió su camisa de par en par y no perdió tiempo en recorrer su torso tonificado con sus manos, jadeó en el beso y recuperó el aire cuando Uzui ladeó la cabeza para besar su cuello. — Te volviste más fornido — comentó, bajando la mirada para ver lo que sus manos estaban sintiendo, tocando con más insistencia cada parte de él.

— Tuve mucho tiempo libre para pensar demasiado... No era bueno. Fue como una terapia y pues, me volví mucho más atractivo de lo que era para sorprenderte — murmuró divertido, provocando unas risitas en el rubio. Quitó por completo la camisa de Tengen y rozó con sus dedos la piel de su espalda, mirando su torso con detalle, se ruborizó y elevó medio cuerpo para probar su cuello, mordiendo y dejando besos en esa zona. Uzui quitó la goma que ataba los cabellos dorados, soltándolos, cerró el ojo por unos segundo, sintiendo los húmedos besos del rubio sobre su piel y levantó su camiseta para quitársela.

Coló sus dedos dentro de su pantalón y sujetó el borde, levantó la mirada para ver a Zenitsu, buscando su aprobación. El rubio se enterneció, Tengen seguía siendo el mismo chico lindo de siempre. Asintió con la cabeza y permitió que se lo quitase. Hizo lo mismo, desabrochando el cinturón de Uzui y bajando el cierre.

El rubio llevó sus manos detrás de la cabeza de Tengen y desató la cinta negra que usaba como parche, la quitó por completo y acunó su rostro para acercarlo al suyo. Besó con cuidado el ojo que se mantenía cerrado y lo miró. — Te amo... — susurró, provocando una sonrisa en el albino.

— Yo también — respondió, recorriendo el cuerpo del rubio con sus manos. Dejó besos cortos sobre sus labios y ladeó la cabeza para besar su cuello y hombro. Bajó a su pecho y probó todo de su cuerpo, dejando leves mordidas en sus muslos y en su cadera. — Te necesito tanto... — murmuró subiendo de vuelta para juntar su frente con la suya. Zenitsu se estremeció debajo de su cuerpo, sintiendo la misma necesidad de Uzui.

Vio cómo el albino extendía su brazo para abrir un cajón de la cómoda de al lado y levantó una ceja al ver cómo sacaba algunas cosas de allí. Fue inevitable pensar en que Tengen parecía haberlo planeado todo. ¿Qué hubiese pasado si lo rechazara? No podría soportar ver de nuevo los ojos tristes y la expresión desolada de su amado. Colocó las manos sobre sus pechos y lo miró atento.

Uzui abrió el paquetito que tenía en las manos y metió sus dedos dentro de aquel potecito para untarlos con ese líquido algo espeso. Se acomodó de nuevo entre las piernas de Zenitsu y se inclinó para besarlo. El rubio jadeó, sintiendo cómo su piel se pegaba a la de Tengen. Lo abrazó fuerte y cerró los ojos, apretó los labios y sus mejillas se encendieron aún más.

Echó la cabeza hacia atrás y lo apresó rodeándolo con sus piernas. Le costaba respirar y le sofocaba el ambiente caliente que chocaba con el frío sudor que bajaba por sus pieles. Uzui lo miraba fascinado, grabándose cada gesto, cada expresión y los ruidos que provenían del rubio. Se mantenía cerca de su rostro, mordiendo su oreja y rozando sus labios sobre su mejilla. Cambiaron de posición a petición de Zenitsu, quien se acostó boca abajo y abrazó una almohada. Tengen se mordió el labio inferior y lo sujetó fuertemente de las caderas, elevándolas para acomodarse y seguir embistiendo.

Hasta que acabaron, sintiéndose exhaustos y con las mejillas enrojecidas. Uzui besó la espalda del rubio y su nuca, ladeó la cabeza para buscar su rostro y seguir dándole cariños. Zenitsu sonrió levemente y lo abrazó cuando el albino se hizo un lado para acostarse sobre el colchón. Atrajo el cuerpo de rubio al suyo, apartó los flequillos y besó su frente.

Zenitsu se acurrucó en su pecho y acarició su torso, llevando su mano hasta su mejilla. Levantó la mirada para verlo y se sintió feliz. — No puedo creer que esté contigo... Lo siento por ser tan meloso, pero no sabes cuánto te extrañé — murmuró, escondiendo su rostro entre su cuello y los cabellos plateados.

Tengen sonrió enternecido, bajó la mirada para verlo, su rubio estaba tímido. — No debes disculparte por eso, me haces inmensamente feliz con tus cariños — respondió, cerrando el ojo. El rubio bostezó, no tardó en sumirse en un sueño.

Como era de esperarse, pasaron la noche allí. Nada cubría el techo y tampoco nada podía evitar que la luz del sol se adueñara del lugar, causándole molestias. Zenitsu entreabrió los ojos y volvió a fascinarse al ver los colores que iluminaban todo el salón. Se reincorporó y siguió observando cómo danzaban sobre cada superficie. Miró a Tengen, quien seguía dormido a pesar de que la luz llegaba hasta cubrir su rostro. Era una imagen digna de ser retratada, una imagen que guardaría para siempre en su memoria. Besó su mejilla y se acomodó para verlo por un rato más. Había madurado, sus facciones no cambiaron para nada, la cicatriz y unas pequeñas arrugas en las esquinas de sus ojos eran las únicas marcas que dejó el paso del tiempo.

No quería imaginarse todo lo que tuvo que pasar su Tengen. Quería cuidarlo a partir de ese momento. Acarició su mejilla con sus dedos y se levantó, agarró su ropa y se colocó su manga largas con su ropa interior.

Decidió recorrer de nuevo ese lugar que seguía pareciéndole un sueño. Se preguntó si había un baño por allí, sabía que tenía que ducharse. Hizo una mueca y caminó por todo el salón, tocó de nuevo los sillones, rozó con sus dedos la superficie que parecía una isla de una pequeña cocina y miró curioso una puerta misteriosa que se camuflaba con los colores de las paredes. La abrió y se sorprendió. Era ¿un refrigerador? Tengen lo sorprendía cada vez más, estaba haciendo una casa de ese observatorio.

Había comida allí dentro, todas intactas y nuevas. Queso, frutas, leche, botellas de agua, y algunos bocaditos dulces se guardaban en su interior. Aún con la sorpresa, agarró una botellita para beber de ella. Cerró de nuevo el refrigerador y se acercó a la pequeña ventana con vista al bosque. Tragó saliva y miró el paisaje, seguía perturbándolo un poco, pero si el albino dijo que lo compró, ¿entonces también era de su propiedad? Escuchó unos ruidos y se giró, al parecer ya había despertado.

Uzui entreabrió los ojos y frunció el ceño, se reincorporó en la cama y buscó rápidamente al rubio con la mirada. Zenitsu soltó unas risitas y se acercó a él. — Hey, ya despertaste... ¿Cómo es posible que la luz cegadora del sol no logre despertarte? — preguntó, dejando la botellita de agua sobre la cómoda de al lado para subirse de nuevo a la cama. Tengen sonrió y lo recibió con un abrazo cuando el rubio se acomodó sentándose a horcajadas sobre él.

— ¿Hace tiempo que estás despierto? — preguntó, recibiendo una negativa por parte del rubio. — Deberíamos ir acostumbrándonos a tener al sol como despertador. ¿Quieres que lo cubra? — tanteó mirando el techo. Cerró el ojo y se arrepintió de haber hecho eso.

— No me digas que ahora sí estás ciego por completo... — murmuró negando con la cabeza, desaprobando esa acción. Apartó sus flequillos plateados y acarició su rostro. Besó sus labios y lo abrazó, descansando su cabeza sobre el hombro del contrario. Tengen acarició su espalda y abrió los ojos de a poco.

— Es horrible ser adulto, ya no sé si las cosas que me suceden son por la edad o por pura estupidez... — comentó, subiendo y bajando sus manos. — Quiero creer que mis ojos están evolucionando — murmuró, deleitándose con los colores de los vitrales.

— Pronto tendrás los ojos fotocopia. Los ojos más poderosos en el mundo shinobi. Los ojos que congelan a cualquiera... — comentó sonriendo divertido, intentando darle ánimos.

— Eso tiene sentido para mí, más sabiendo que surgen a causa del amor intenso e incondicional — respondió dándole la razón. Zenitsu soltó unas risitas y negó con la cabeza.

— Creí que yo era el que estaba siendo muy cursi, pero me halagas — contestó cerrando los ojos.

— Sí, amor intenso hacia mí mismo — añadió, ganándose una mordida en su cuello. Lanzó unos quejidos y sonrió divertido. — También hacia ti, cariño... — murmuró mordiéndose el labio. Zenitsu se separó de él y se sorprendió.

— ¿Tú... puedes abrir ambos ojos? — preguntó observando el ojo izquierdo de su amado. Estaba abierto, el color violeta de su iris había bajado de intensidad, cambiando a un rosa pálido. Uzui ladeó los labios y asintió con la cabeza. — Creí que la cicatriz lo mantenía cerrado — comentó.

— Puedo abrirlo, solo que me queda mejor, estéticamente, tenerlo cerrado — respondió bajando la mirada, hizo una mueca y sonrió con amargura. — Es la cicatriz la que no me gusta, pero que conste que no dejaré de usar dinamita — añadió, seguro de sus palabras.

El rubio resopló, Uzui era intratable. Negó con la cabeza y volvió a mirarlo, se embelesó y restregó su mejilla con la suya. Tengen tenía unos ojos muy bonitos, siempre lo cautivaron.

— Me encantan tus ojos, siempre me encantaron. ¡Los adoraba! Recuerdo las veces en que nuestras miradas chocaban cuando aún no éramos nada. Eran demasiado intimidantes — comentó, reposando sus manos sobre su pecho.

Uzui sonrió enternecido y lo abrazó, besó su mejilla y juntó su frente. — ¿Me estás confesando que era tu amor secreto mucho antes de que me acercara a ti? — tanteó divertido. El rubio se ruborizó y apretó los labios, se sentía avergonzado.

— ¡No dije eso! — contestó desviando la mirada. Resopló y lo miró. — Pasó tanto tiempo, pero supongo que ya te había dicho que me parecías atractivo desde el momento que llegaste a la academia, luego sucedieron cosas que no quisiera recordar... Pero después tú solito viniste hasta mí — respondió sonriendo de lado.

El albino lo miró sorprendido, ensanchó su sonrisa y rozó su nariz con la suya. — ¿Me hiciste algún tipo de amarre o qué? — preguntó divertido. El rubio rodó los ojos. — Nunca me lo dijiste hasta ahora, me halagas mucho. Quiero poder remendar los errores que cometí de joven, sé que fui un idiota la mayor parte del tiempo, Zenitsu, pero te amo tanto... — murmuró buscando su mirada.

El rubio se ruborizó y se mordió el labio inferior. — Tengen, sé que amas, no pienses en el pasado. Todos fuimos idiota alguna vez, pero tú lo fuiste más... Lo bueno es que ya pasó. Dime, ¿hubo alguien en la academia que negara tu atractivo? ¡Hasta mis amigos babeaban por ti! Dios, eso no es bueno recordar... — murmuró haciendo una mueca. Uzui soltó unas risitas.

— Gracias por el dato, ahora ya no podré verlos de la misma manera. Aw, era el crush de mi amor. Lo siento por haber sido un idiota, en verdad siempre me pareciste bonito y adorable, solo que cuando uno es joven comete muchas estupideces. — comentó ladeando los labios. — Era inevitable que me enamorara de ti — añadió juntando sus labios con los suyos. Zenitsu sonrió y correspondió, dejando un beso corto.

— Me intriga la comida que tienes guardada en el refrigerador... En verdad que lo tenías todo bien planeado — comentó separándose de él.

— ¿Quieres desayunar? — preguntó, levantándose de la cama para recoger su ropa. Zenitsu lo miró de reojo y se ruborizó, Tengen había crecido mucho.

— Tienes un buen cuerpo, no es molestia que andes así por aquí, si no hay nadie, claro — comentó soltando unas risitas. Uzui lo miró sorprendido, levantó ambas cejas y sonrió ladino.

— ¿Quieres verme desnudo? Procura no lanzarte a mí mientras desayunamos — respondió acercándose a él para abrazarlo. El rubio negó con la cabeza y besó su cuello.

— ¿Hay duchas? — tanteó curioso, buscando la mirada del albino.

—Esa era la cosa importante que olvidé —murmuró más para sí mismo. Quedó pensativo, balbuceando cosas que el rubio no podía comprender. — Lo siento, aún no — respondió haciendo una mueca. Cuando compró el observatorio, se apresuró en limpiarlo, remoderlarlo y decorarlo, sabía que le faltaba algo más, pero no recordaba qué. Su cerebro a veces le fallaba.

Zenitsu asintió, comprendiendo. — Sabes, me recuerdas a ese pájaro que decora y ordena su hogar para conquistar a su pareja — mencionó, provocando que el albino lo mire extrañado.

— ¿Me comparas con una ave? — preguntó indignado. Soltó unas risitas, no podía creerlo. ¿Por qué hacía este tipo de comentarios? — Pues, en un cincuenta por ciento, tienes razón... Quería arreglarlo para ti — contestó, mirando a su alrededor.

— Aw, ¿pintaste todo esto... para mí? — tanteó conmovido. Los cuadros que colgaban en las paredes llevaban su firma, al igual que la araña con cristales. Uzui bajó la mirada y asintió, emocionando al rubio. — Eres maravilloso, Tengen. Mi artista favorito  — murmuró abrazándolo de nuevo.

Se dispusieron a ver qué podrían crear con los ingredientes que había en el refrigerador. El albino veía cómo su rubio iba de un lado a otro y quedaba pensativo para luego mirar la comida de nuevo. Sonrió de lado y le dio una nalgada cuando pasó cerca de él, sobresaltándolo. — Me gustaría verte así todos los días — comentó, recargando su rostro sobre la palma de su mano. Zenitsu se ruborizó y se arregló su ropa interior.

— Eso suena peligroso y arriesgado, pero estoy dispuesto a aceptar ese sacrificio — señaló, sentándose a su lado. Había un plato de frutillas, cortes de frutas, un vaso de leche, dos tazas de café y unas porciones de panes dulces y esponjosos. Se fascinó con su desayuno y empezó a comer ante la mirada cariñosa que le daba Uzui. El albino comió un poco de todo, recibiendo gustoso los trozos que el rubio le daba en la boca. — ¿No deberíamos de avisar a nuestros hijos que llegaremos un poco tarde? — tanteó intrigado.

— Ya sabrán por qué tardamos, no son unos niños... Bueno, Yoshiteru sí, pero creo que ya le quitaron la inocencia... — murmuró bajando la voz, escandalizando al rubio.

— ¡Y lo dices como si no fuera nada! — reprochó mirándolo molesto. — ¿En verdad tu adorable Tenma se atrevió a tocar a MI Teru chan? — preguntó decepcionado, aún incrédulo. Por más de que se lo repitieran, él seguiría sintiendo un cuchillo en su pecho. Uzui ladeó la cabeza y asintió a duras penas. — No debería sorprenderme, es igual a ti. Tú también te aprovechaste de mi inocencia para tocarme — señaló, juzgándolo.

— Hey, lo dices como si no lo hubieras disfrutado — se defendió, ofendiéndose con ese comentario. — Incluso, lo hiciste siendo más joven que él... Sé que cuesta asimilar esa información, pero no creo que haya sido sin su consentimiento. Mi Tenma no se aprovecharía de tu hijo, así que en conclusión, Yoshiteru es igual a ti — respondió bebiendo de su vaso. Zenitsu resopló y negó con la cabeza.

— ¿Qué me estás insinuando, Tengen? — preguntó mirándolo con una ceja levantada. El albino desvió la mirada y bebió de su taza. Entrecerró los ojos, Uzui no parecía tener intenciones de querer responder a eso. — ¿Desde cuándo? Es decir..., esto es tan complejo. ¿Se gustan? ¿En verdad? — el rubio estaba pensativo, sintiéndose incómodo con ese pensamiento.

— Era de esperarse, Un Uzui enamorado de un Agatsuma. — comentó el albino, sonriendo de lado. Admitía que su chico le llenaba de orgullo, pero de igual forma, viéndolo de otro modo y sabiendo que él y Zenitsu podrían volver, serían familia un tanto extraña.

— Suena tierno, iba a estar bien si es que nosotros no nos involucrábamos sentimentalmente — comentó el rubio bajando la mirada. Tengen le agarró de la mano y negó con la cabeza.

— Pero nos seguimos queriendo, Zenitsu, no pienso ignorar lo que siento por ti. No quiero que vuelva a ocurrir lo que pasó entre nosotros. Ahora tengo la oportunidad de estar contigo y quiero hacerlo, nuestros hijos no serán un obstáculos — habló, inclinándose para llegar a su rostro y así dejar un beso detrás de su oreja. — Tenma te adora —

— Eso sí me sorprende... — respondió mirándolo inseguro. Sonrió de lado al recordar al albino menor. Se parecía mucho a su Tengen. Volvió a mirarlo y asintió. — Tendremos que hablar con ellos — murmuró cerrando los ojos y haciendo una mueca.

Uzui ladeó los labios y recogió los platos. Cuando desayunaron por completo, sabían que tenían que volver a casa.

Zenitsu salió para mirar el bosque, había más árboles, se escuchaban ruidos extraños, quería creer que solo eran los pájaros. Ya se había adentrado allí con Uzui, pero nunca llegaron al final del camino. Luego de su experiencia en aquel bosque junto a sus amigos y Shoichi, pudo superar un poco ese miedo. — ¿Y pudiste llegar al final del bosque? — tanteó girándose a ver al albino, quien se había acercado a él ya bien vestido. Uzui se abotonó la camisa y lo miró.

— Ow, no hay nada relevante... Creo que más allá hay un cementerio de animales o algo así según dijo el dueño — respondió restándole importancia. El rubio selló su sonrisa en una mueca, provocando las risitas de Tengen. Lo abrazó por detrás y juntó su mejilla con la suya. — Solo hay árboles, muchos pájaros y termina así — comentó divertido.

— Con tal de que no haya osos... Ni animales muertos en vida, o humanos con o sin vida — respondió aún cohibido. Uzui asintió y se separó de él.

— Sí, a no ser que sí haya un cementerio, pero esté oculto. Nadie sabe, pero lo dudo mucho. Aunque a veces suele pasar un grupo de niños vestidos de negro con un gran y puntiagudo sombrero... — añadió ingresando de nuevo al observatorio. Zenitsu se alarmó y se apresuró en seguirlo, tenía que arreglarse también.

Dejó que Uzui le peinara el cabello ya que se había ofrecido mientras él miraba todo a su alrededor de nuevo. El albino se había lucido con esa sorpresa. Nunca se imaginó que pudiera comprar ese lugar. Si bien, sabía que tenía un buen capital, pero tampoco se esperaba que gastara dinero comprando un terreno así de la nada, era un gesto que le flechaba el corazón. — Eres como bruce Wayne con Clark — comentó divertido.

— No tanto, pero si un banco se instalara aquí, intentaría comprarlo a cuotas al menos — respondió, refiriéndose a cuando Batman compró el banco entero para devolverle su propiedad a Superman. El rubio sonrió enternecido.

— Gracias por todo... — murmuró, girándose para abrazarlo.

Tengen correspondió y negó con la cabeza. — Gracias a ti por hacerme feliz... y por divorciarte —murmuró sonriendo divertido. Zenitsu soltó unas risitas y negó con la cabeza, agarró su mano y salió del observatorio.

— Conque festejaste mi divorcio, no puedo creer que llegues hasta ese punto. Nezuko chan te aprecia ¿sabías eso? — tanteó, mirando el paisaje.

— Aw, qué tierna. — respondió con sarcasmo. Zenitsu entrecerró los ojos y lo miró. Tengen estaba sonriendo presumido. — Pero al menos está bien lejos... — murmuró levantando las cejas. El rubio no supo si escuchó bien o no.

— Mira nada más, tienes suerte, ¿eh? Eres un celoso tóxico — señaló, volviendo a mirar al frente para ver la vista. Uzui se encogió de hombros.

— Sí, no me avergüenzo de decir que celebré tu divorcio como si fuese un gran logro para mí. Eres mío — respondió encogiéndose de hombros. — Siempre lo fuiste y ella solo te tomó prestado —

— Dios..., la tratas como si fuese un monstruo — comentó sorprendido, sonrió de lado y negó con la cabeza. — ¿Y tú eres mío? — tanteó mirándolo expectante.

— Obvio sí —

Viajaron de regreso a casa, Zenitsu se sentía completo, miraba de reojo a Uzui y no podía evitar sonreír. Tengen conducía sin prisa, quería disfrutar más tiempo con el rubio, pero el observatorio no quedaba tan lejos de la casa de los Agatsuma. Estacionó y esperó a que Zenitsu dijera algo, pero estaba tan silencioso. Lo miró de reojo y se sorprendió al verlo dormido. Al parecer no pudo descansar lo suficiente anoche, tuvieron demasiadas emociones en un solo día. Le quitó el cinturón de seguridad y se inclinó para morder su oreja, sobresaltándolo. — Lastimosamente no hubo tanto tráfico... Ya llegamos — habló, despertándolo completamente.

Zenitsu hizo una mueca y bostezó. — Ow, eso fue muy rápido... — respondió bajando la mirada. Miró por la ventana y vio su casa. — Nos volveremos a ver pronto, Tengen. Supongo que no está de más decir que disfruté todo el tiempo que pasé contigo ayer... y hoy — comentó girándose para verlo.

Uzui sonrió y ladeó la cabeza para besarlo. — Moriría si no vuelvo a verte pronto — respondió dejando besos cortos sobre sus labios. — Te amo — murmuró separándose de él. El rubio se ruborizó y acarició su mejilla.

— Yo también — contestó. Lo miró con cariño y abrió la puerta para bajarse de una vez del auto. — Gracias, Tengen. ¡Nos vemos! — se despidió de él levantando ambas manos. Uzui soltó unas risitas y se despidió de él con una gran sonrisa. El albino esperó a que su rubio ingresara a su casa, lo miró por una última vez y se marchó de allí, sintiéndose mejor que nunca.

Yoshiteru levantó una ceja y lo miró curioso, su papá aún no se percataba de su presencia ya que estaba ocupado mirando por la ventana. — Hm, ¿buenos días? ¿Cómo te fue en la cita? De seguro bien ya que no volviste en toda la noche... — habló, asustando a su papá.

— ¡Teru chan! Por Dios... — respondió, llevando su mano a su pecho para calmar su susto. — Despertaste temprano... — murmuró, acercándose a él. El azabache entrecerró los ojos, ladeó los labios y lo miró expectante. Su papá pasó la noche con Uzui san, ¿dónde? Hizo una mueca al imaginar lo que pudieron estar haciendo, además, el rubio tenía una marca en su cuello.

— Son las doce del mediodía. Sí, desperté temprano... ¿y ustedes? ¿Qué tal les fue? — preguntó de nuevo, interesándose. Zenitsu lo miró con recelo y resopló, volvió a sonreír y se sentó a su lado.

— Uzui san es genial... Sabes, ¡compró el observatorio al que frecuentábamos ir! ¿Puedes creerlo? — el rubio empezó a contarle sobre lo que fue su cita y de lo impresionante que fue que haya remodelado todo ese terreno. Para ello, tuvo que contarle parte de su historia con el albino. Yoshiteru lo miraba contento, su papá se veía tan emocionado. También le sorprendió que Uzui haya comprado ese lugar, se notaba que apreciaba mucho a Zenitsu y su historia con él.

— Eso es asombroso, ma. En verdad él te quiere mucho — comentó siguiéndole la corriente. El rubio sonrió emocionado, se ruborizó y asintió con la cabeza. — Sabía que Uzui san es una gran persona... ¿Y ya desayunaste? — preguntó curioso al ver que su papá no comía nada aún.

— De hecho sí, ese lugar estaba equipado con todo. Desayunamos allí... En fin, ¿y tú? ¿Estuviste bien? ¿No hubo ningún problema ni visitas a escondidas? — tanteó mirándolo con desconfianza. Yoshiteru frunció el ceño y se apresuró en negar con la cabeza.

— No..., estuve bien. — fue lo único que respondió, sintiéndose presionado por la mirada de su papá. — ¿Y cuándo volverás a verlo? — preguntó cambiando de tema. Zenitsu resopló, miró la nada y se encogió de hombros.

— No lo sé, aún no coordinamos otra salida... — murmuró bajando la mirada. Hizo una mueca y se levantó de nuevo. — Iré a descansar un poco en mi habitación, Teru chan. Luego almorzaré... Avisa cualquier cosa, ¿sí? — habló, acariciando sus cabellos. Yoshiteru asintió con la cabeza y lo siguió con la mirada, se llenó la boca con el cereal y se sobresaltó al escuchar el zumbido de su celular.

Tenma ❣:

— Creo que hicieron el sin respeto en su primera cita

— ¡Su primera cita!

— ¿Sabes cuánto me costó a mí hacerlo contigo?

Yoshiteru se atragantó con sus cereales y empezó a toser. Se ruborizó y chasqueó la lengua.

Tenma ❣:

¡Tú solo piensas en eso!

Cómo sabes

Tenma ❣:

— Papá no deja de sonreír

— Su ropa huele a Agatsuma san

— ¡Y tiene marcas en su cuello!

— Suficientes evidencias

— Eso es caliente

asadlslk

¿Qué demonios te sucede?

No puedes excitarte por eso

¡Es tu papá y el mío!

Tenma ❣:

— Es como vernos a nosotros

No, definitivamente no

Terminaré contigo si vuelves a tener esos pensamientos extraños

última advertencia.jpg

Tenma ❣:

— No seas sensible

— No eres ninguna santa, amorcito

— :c quiero estar contigo, ¿no captas la indirecta?

Está bien

Entonces le diré a ma que su 'adorable' Tenma es un pervertido

Tenma ❣:

— ¿Quieres jugar sucio, eh?

— Hago lo mismo, mi Teru chan

— ¡¿Es que no quieres verme? :'(

Te quiero <3

Espero verte pronto. También quiero estar contigo

Ahora me voy a dormir de nuevo. Que para eso están los domingos.

Tenma ❣:

— AW, AMOR

— Te quiero comer ;)

— Sueña conmigo <3

Yoshiteru entrecerró los ojos, llevó su bowl a la cocina y lo dejó con agua para lavarlo después. Ver a su papá agotado, le provocó sueño también. Se encerró en su habitación y se acostó a dormir, también extrañaba a su novio.

Zenitsu se había quedado profundamente dormido, no despertó hasta que se dio cuenta que iba anocheciendo. Se levantó de golpe y miró a su alrededor. ¿Habían pasado cuatro horas desde que durmió? Nunca durmió tan bien. Bostezó y se metió a la habitación de su hijo. Su Teru chan también se había quedado dormido. Decidió entonces hacer la cena, no estaba mal intentar cocinar algo nuevo.

Cocinó arroz, fideos, verduras salteadas y carne, viéndose sorprendido también por todo lo que había hecho. Iba a llamar a su hijo hasta que escuchó el timbre de su casa. Frunció el ceño y miró la hora, era un poco tarde para las visitas. No se sorprendería que fuera Shoichi, ¿qué más podía decirle? Soltó un suspiro y abrió la puerta.

— Hola, solo vine a devolverte tu saco... Lo olvidaste en mi auto, bueno, en realidad yo me lo quedé para que esto funcionara — confesó, ladeando la cabeza y levantando las cejas. Era una buena excusa que había aprendido del 'buen' vecino de SU rubio. Zenitsu se sorprendió, entreabrió los labios y sonrió ampliamente. Uzui estaba frente a él, bien arreglado y con su saco en manos.

— ¡Hey! ¡No esperaba verte tan pronto! Aw, mi amor... — habló acercándose a él para mirarlo de cerca, quiso besarlo, pero se frenó al ver a otra persona detrás del albino.

— ¡Agatsuma san! ¡Qué bueno verlo de nuevo! Papá está un poco torpe, apenas llegó a casa, quiso volver a verlo. Por favor, sé mi madrastra antes de que él se vuelva demente — Tenma se hizo a un lado para adentrarse a la casa, hizo una leve reverencia para saludar al rubio. Zenitsu se sorprendió y soltó unas risitas.

— ¡Tenma san, también viniste! — respondió acariciando su cabello. El albino se reincorporó y sonrió genuinamente, cerró los ojos al recibir más cariñitos en su rostro. — Supongo que quieres ver a Teru chan, él sigue dormido, ¿quieres ir a despertarlo para que baje a cenar? — tanteó, llamando su atención.

— ¡SÍ QUIERO! — exclamó, adentrándose completamente a la casa para subir en busca de su novio. Zenitsu lo siguió con la mirada, tenía una expresión de asombro contenido. Sintió los dedos de Tengen sobre sus mejillas y giró para verlo. Uzui se había inclinado para unir sus labios en un beso.

— Lo siento por venir así sin avisar, pero no podía estar lejos de ti — habló entre sus labios. El rubio sonrió y lo agarró de la mano para adentrarse a la sala. Cerró la puerta y lo abrazó fuerte.

— Es una agradable sorpresa. También quería verte de nuevo... — murmuró, restregando su mejilla sobre su pecho. — Yo lo siento, no estoy presentable como tú. — comentó separándose de él para verlo.

— Te ves bien, me gusta tu pijama. ¡Soy fanático de los patitos! Estamos destinados — respondió exagerando su asombro, señaló la camiseta y el pantalón con diseño de patitos que tenía el rubio. Zenitsu se ruborizó y desvió la mirada. — Aw, eres un patito, claro que sí — murmuró, abrazándolo de vuelta.

.

Yoshiteru entreabrió los ojos cuando sintió un peso sobre él, se sobresaltó al sentir una mordida en su oreja y se giró rápidamente para ver qué demonios estaba sucediendo. — ¡Amor! Mi viaje fue largo, pero valió la pena. He venido hasta aquí con el único propósito de verte porque sino moriría, el aire me faltaría, mi pecho ardería... — exclamó, dramatizando de más. El azabache se sorprendió al ver a Tenma allí, ¿estaba recitando un poema o qué le pasaba? Ladeó la cabeza y sonrió divertido.

— El poeta. Me siento halagado por tener un Romeo como novio — habló, recostándose de nuevo a su cama, estirando al albino de su camiseta para atraerlo a él. Lo abrazó y se encariñó con él. — ¿Qué haces aquí? —

— Ya te dije, quería verte... Y papá quería ver a Agatsuma san... — murmuró, empezando a besar a su chico. — Aw, mi amor, tengo tantas ganas de estar contigo ahora, pero como soy buen chico, tu papá me pidió que te dijera que la cena está servida — habló entre sus labios, ladeando la cabeza para morder su cuello. Yoshiteru jadeó y aferró sus manos a su espalda.

— ¿La cena? ¿Van a quedarse a cenar? — preguntó, separándose de él para verlo. Tenma asintió aún sin poder borrar su sonrisita. El azabache sonrió y dejó un beso en su mejilla para levantarse y colocarse sus zapatillas.

— Creo que tuvieron algo más que una simple cita y pues, papá moría por volver a ver a Agatsuma san. ¿Ves? Estamos sincronizados porque yo también quería verte. — comentó siguiéndole de cerca. Yoshiteru hizo una mueca, era una teoría válida. El albino le agarró de la mano. — ¿Puedo quedarme a dormir contigo? Pídele permiso a tu papá, por fis. — pidió una vez que salieron de la habitación.

El azabache se enterneció, sonrió y asintió. — Está bien... Solo espero que... — no pudo terminar su frase al ver la escena que tenía enfrente. Su papá y Uzui san estaban abrazados dándose cariños. Entreabrió los labios y se ruborizó. Tenma se sorprendió y sonrió burlón, carraspeó, llamando la atención de ambos mayores.

Zenitsu se sobresaltó y se separó de Tengen rápidamente. — ¡Oh, Teru chan! Ya despertaste, jaja, bueno... La cena ya está, por favor, siéntense. Por suerte hay suficiente para todos. Creo que me lucí cocinando, sin presumir — comentó, se aclaró la garganta y tomó asiento, aún apenado por verse descubierto. Uzui sonrió divertido y se sentó frente al rubio. Yoshiteru se sentó a su lado mientras que Tenma se ubicó al lado de su papá.

— Lo siento por nuestras fachas, pero es domingo y nos dormimos todo el día — comentó el azabache, mirando a los albinos. Tengen le restó importancia.

— Somos nosotros los que debimos de venir también en pijamas, ¿verdad, pa? ¡Sería fantástico hacer una pijamada! — exclamó Tenma, esperando que sus indirectas fueran comprendidas. Zenitsu ladeó los labios y empezó a servirse.

— ¿Quieren quedarse a dormir? Por mí no hay problema, sería muy peligroso que viajaran a esta hora, más sabiendo que Uzui san no ve bien — comentó el rubio, mirando divertido al albino mayor.

— JA. Eso es cierto — señaló Tenma, sonriente. Tengen entrecerró el ojo y negó con la cabeza. — Mi papá no ve bien, es peligroso ya que casi chocamos de nuevo — añadió, recibiendo un golpe de su codo en su costado, provocando sus quejidos.

— Tengen — el rubio negó con la cabeza y desaprobó eso. — Definitivamente, se quedarán. Mañana es lunes, la academia donde va Tenma san no queda lejos de aquí y tú, bueno, ya amanecerá así que te será más fácil conducir — habló, ofreciendo sus comidas para que se sirvieran.

— Está bien, solo esperamos no incomodarlos — respondió aceptando la comida. — Bien, esta es la primera vez que comeré algo elaborado solamente por ti. — comentó, preparándose para comer. Yoshiteru soltó unas risitas.

— Hay veces en que má le pone Ketchup a la salsa de tomate para 'darle más sabor'. — comentó el azabache sonriendo divertido. Zenitsu se giró para verlo y reprocharlo con la mirada.

— ¡Teru chan! —

— ¿Ketchup? Es una buena estrategia — señaló el albino, aún confundido sin saber a quién se refería con 'ma'. — ¿a la salsa blanca le pones mayonesa? — tanteó intrigado.

— ¡Tengen! — exclamó señalándolo. Yoshiteru soltó unas risitas al igual que Tenma.

— ¿Qué? Yo hago unas mayonesas muy buenas — comentó sonriendo burlón. Su hijo borró su sonrisa y frunció el ceño, el azabache levantó ambas cejas. Zenitsu desvió la mirada. — En fin, al parecer nadie quiere saber la receta de mi mayonesa — añadió, empezando a comer.

— Luego me cuentas — murmuró el rubio, aclarándose la garganta. Uzui sonrió divertido y satisfecho.

— ¡Esto es muy delicioso, Agatsuma san! —halagó Tenma, comiendo gustoso de un todo un poco. Tengen le dio la razón. — Qué bien se come en esta casa —comentó sonriendo burlón, Yoshiteru se atragantó con su comida y fue asistido por Zenitsu, quien le pasó rápidamente un vaso con agua. Tengen volvió a darle la razón a su hijo.

—Ow, gracias, Tenma san. No suelo cocinar mucho. En verdad me halaga mucho — agradeció, ignorando lo último que dijo el pequeño albino. Tengen contuvo su risa y desvió la mirada, llamando la atención del rubio. — ¿Sucede algo, Tengen? —preguntó sellando una sonrisa en su rostro.

— ¿Qué? Oh, nada... Solo me acordé de un chiste. En fin, esto está muy bueno, Zenitsu. En verdad se come muy bien aquí —comentó sonriente. El rubio cerró los ojos y siguió sonriendo. La comida acabó entre comentarios y opiniones, se armaba algunos debates de vez en cuando y chismeaban sobre otras personas. El rubio estaba satisfecho viendo cómo su hijo se llevaba tan bien con los Uzui, mientras que Tengen seguía mirando con cariño a su amado.

Zenitsu miró a Tengen y asintió con la cabeza. El albino carraspeó y dejó su tenedor sobre el plato. Ya habían terminado de cenar, por lo que Tenma y Yoshiteru estaban apunto de irse. — Esperen un momento. Tenemos que hablar con ustedes — Uzui habló con seriedad, llamando la atención de su hijo y el azabache.

Tenma sonrió de lado y se puso nervioso. Yoshiteru tragó saliva. — Oh..., ¡nosotros también tenemos una charla pendiente con ustedes! — señaló el albino, acomodándose en su asiento y mirando serio a todos. Zenitsu frunció el ceño y Tengen levantó ambas cejas. — Ustedes dos, muchachitos, se la pasaron toda la noche fuera de casa. ¿Se gustan, verdad? — habló directamente, juzgándolos.

El rubio se descolocó al igual que Tengen. Se ruborizaron y desviaron la mirada. — Tenma, tú ya lo sabías, no vengas a querer señalarme — respondió su papá mirándolo con el ceño fruncido.

— ¡Ya los pillé! Están castigados — volvió a hablar el albino menor, cruzándose de brazos y marcando autoridad. Yoshiteru sonrió divertido y asintió con la cabeza.

— ¿Castigados? ¿Tu hijo... nos castigó? — preguntó sorprendido, dirigiéndose a Tengen. Soltó unas risitas y se mordió el labio. — ¿Cuál es el castigo, Tenma san? — tanteó mirándolo expectante.

— Conque confiesas que te gusta mi papá, ¿eh? — señaló, sobresaltando al rubio. — Tu castigo será la muerte, lo que significa que deberás casarte con él. No soy de los que apoyan tener relaciones antes del matrimonio —

— ¡Tenma! — reprochó dándole un golpe en su espalda.

— ¡Tengen! — exclamó reprochándolo con la mirada. Yoshiteru tenía tantas ganas de reír, que se contenía como podía. Uzui resopló y le dio unas palmaditas suaves a su hijo. Tenma lo miró molesto. — Ok, ok, nada de violencia en esta casa. ¿Ya dije que este hogar era una iglesia? — el rubio se apresuró en hablar. — Primero antes que nada, vamos a aclarar algunas cosas —

— Como que el amor nos pone violento. Está bien, los escucho antes de mandarlos a su habitación — respondió, recargando sus codos sobre la mesa para sujetar su rostro entre sus manos. El azabache se mantenía callado, mirándolos y analizándolo.

— Tenma san, me gusta tu padre...— comentó Zenitsu, ruborizándose al instante de haber dicho esa confesión. No era un buen comienzo. Tengen sonrió divertido y lo miró atento. — Es decir..., lo amé y lo sigo amando ¿Tú estás de acuerdo con eso? ¿No te molesta? Porque si es así, te pido muchas disculpas e intentaré mantenerme alejado — habló, inclinándose levemente. Tenma lo miró sorprendido.

— ¡Para nada, Agatsuma san! Sino todo lo contrario, lo quiero cerca de nosotros. Lo quiero junto a mi papá. Sé que usted lo estima y es buena persona. Papá también lo quiere y pienso que deben estar juntos — se apresuró en responder, no quería ver al rubio disculpándose por eso.

Zenitsu lo miró y sonrió, asintió con la cabeza y soltó un suspiro aliviado. — ¿Y a mí nadie me va a pedir permiso o algo así? — tanteó Yoshiteru mientras veía con desinterés sus uñas. El rubio entreabrió los labios, iba a hablar, pero Tengen se le adelantó.

— Lo siento, Yoshiteru, por no hablar de esto formalmente. Seguro te incomodará y creerás que estoy usurpando el lugar de una persona muy importante para ti, pero en verdad amo a Zenitsu como nunca amé a nadie más. Siempre lo amé y lo respeté, estaría muy contento si tú me permites estar con él . No soy bueno con las promesas, pero deseo más que nada hacerlo feliz — habló el albino, sorprendiendo a los tres. El rubio se ruborizó, sintiendo otro flechazo en su corazón.

Tenma levantó ambas cejas y frunció los labios. El azabache quedó boquiabierto. — Aws, adoro estas confesiones. Usted me agrada mucho, Uzui san, no como ese vecino idiota. En fin, no podría compararlo con él. Usted se ganó mi cariño en el instante en que lo conocí porque pude ver lo sincero que es — respondió, llamando la atención de su papá.

Tengen sonrió ampliamente y asintió. El rubio no podía con tantas emociones, sus hijos aprobaban su relación, además, ¡lo apoyaban! Los miró enternecido, poniéndose sensible de nuevo. — Bueno, antes de que empiece a llorar, debemos hablar sobre ustedes — sus hijos bajaron la mirada, no los dejarían hasta aclarar las cosas.

— ¿Desde cuándo se conocen? Quiero sinceridad pura, así como nosotros nos abrimos a ustedes — habló el albino mayor, acomodándose en su asiento para analizarlos.

— Ahm, no lo sé... Conocí a Tenma en la academia hace unos meses — respondió Yoshiteru encogiéndose en su asiento.

— ¿Antes de que Uzui san y yo nos encontráramos? — preguntó Zenitsu, sorprendiéndose al ver la afirmativa de su hijo. — Entonces, ¿ya confirmo que ese Tenma del que me hablaste una vez es el mismo que tengo enfrente? — volvió a preguntar para reforzar sus sospechas. Yoshiteru asintió. El rubio miró con asombro al albino menor.

— Yo tengo una pregunta que ya tiene respuesta, pero quiero escucharla directamente de ti, Tenma. — habló Tengen, girándose para ver a su hijo. — ¿Yoshiteru es el chico que mencionaste que empezaba a atraerte? ¿El chico con quien salías todas las tardes? — preguntó directamente, apenando a su hijo.

Zenitsu creyó que ya no podía sorprenderse más, pero ahí estaba, con millones de expresiones en el rostro. — Sí, bueno..., en un tema algo complejo — respondió haciendo una mueca. — Yoshiteru y yo somos novios desde hace ¿dos meses? — tanteó dirigiéndose al azabache.

Yoshiteru rodó los ojos y asintió. — Pero fue pura casualidad del destino, aquí nadie armó un plan para juntarlos. Son puras teorías conspirativas. Tenma y yo no sabíamos que ustedes se enamoraron mediante una relación 'forzada' — Yoshiteru se sinceró e inconscientemente, contó todo. El rubio resopló y se tapó medio rostro con la mano, se sentía demasiado avergonzado, no era grato saber que su hijo leyó su diario personal. Tengen lo miraba con impresión, entonces ellos dos se conocieron mediante Zenitsu y él.

— No sé qué pensar sobre eso... Pero si se hicieron novios antes de nuestro reencuentro, ¿qué piensas tú, cariño? — preguntó, sobresaltando al rubio. Zenitsu apretó los labios, ¿lo llamó cariño enfrente de sus hijos?

— Ow, es mucha información en un solo día... Pero no puedo estar en contra, si a Teru chan le gusta Tenma san, ¿qué puedo hacer? No quiero verlos tristes... Por favor, no se lastimen con cosas superfluas — habló dirigiéndose a los dos. Yoshiteru se ruborizó y miró a Tenma.

— Piensen bien antes de hablar y actuar, Tenma. Le tengo mucho aprecio a Yoshiteru, cuídalo y tú, Yoshiteru, mi hijo suele ser muy osado e impulsivo, pero sé que te quiere mucho y no hará nada que pueda lastimarte. La comunicación es la herramienta principal para que una relación funcione — aconsejó, cerrando el ojo y asintiendo con la cabeza.

— Espero que se quieran como si el mundo fuese acabar mañana. No se guarden nada. Son muy jóvenes aún... — murmuró Zenitsu, acariciando el cabello de su hijo. — Son libres de toda acusación y culpa — sentenció mirando a Tengen. Yoshiteru ladeó los labios, fue una charla incómoda, pero se sentía ligero al saber que su papá y Uzui san ya estaban enterados sobre su relación con el albino.

Tenma sonrió y se levantó. — ¿Podemos retirarnos? — preguntó, llamando la atención de ambos mayores. Asintieron inseguros.

— Pero antes, ¿en serio creen que se retirarán sin cumplir ningún castigo por ocultarnos esas cosas? — habló de nuevo Tengen con autoridad, Tenma se asustó y bajó la mirada. Yoshiteru hizo una mueca. Uzui miró al rubio para obtener su aprobación. Zenitsu aún estaba muy aturdido como para comprender al albino. — Lavarán todos los platos, ese es el castigo. Y lo harán ahora — señaló, sonriendo encantador. — Lo siento, Yoshiteru, no quisiera ser así contigo..., pero creo que es lo ideal —

— No se preocupe, Uzui san. Ahora usted es como de la familia — respondió, agarrando los platos para llevarlos a la cocina. Le guiñó un ojo a Tengen antes de ingresar a la cocina. El albino soltó un suspiro de alivio. — ¡Tenma, ven a ayudarme! — exclamó molesto al darse cuenta de que su novio aún no llegaba junto a él.

El Uzui menor se marchó arrastrando los pies y haciendo un ligero berrinche. — Teru chaaan, vamos a dejarlos en agua o ocultarlos en algún lado. Quiero estar contigoo — habló alargando las palabras. El azabache rodó los ojos y le dio la mitad de los platos.

Zenitsu resopló y se masajeó las sienes, miró a Tengen que se había acercado a él. — ¿Quieres ir a descansar? — preguntó sonriente, dejando un beso sobre su frente. El rubio asintió y se levantó para subir las escaleras sin ganas.

— Esto me genera mucho estrés — se quejó ingresando a su habitación. Uzui llegó detrás de él y se adentró también. Cerró la puerta y giró a verlo.

Tengen recorrió la habitación con la mirada, se sentía como en casa. El dormitorio tenía un estilo clásico, nada fuera de lo normal, pero cada partecita de él tenía la esencia de su rubio. Eso lo reconfortaba. Estaba en el pequeño espacio íntimo de Zenitsu, sintiéndose contento al saber que el rubio quería compartirlo con él. — Ya, está bien... Se aclararon las cosas y creo que me siento mejor. Aún no puedo creer que nos hayan estado ocultando su relación de dos meses. Pero bueno, ya pasó, no te angusties por eso. Sé qué es lo que te hará bien en este momento— habló con una sonrisa socarrona. Zenitsu ni siquiera lo estaba mirando.

— ¿Ha? — preguntó girándose para verlo, al parecer estaba buscando cambio de ropa para el albino. Tengen sonrió abatido, tampoco lo escuchó. — Mira, no sé si mi ropa te quedará... Tampoco sé si sueles dormir con o sin — comentó mirando las prendas que tenía guardadas en el armario.

— Sin — respondió, empezando a desabotonarse la camisa blanca. Zenitsu se ruborizó, asintió y se acercó a él. Tengen volvió a sonreír ladino mientras se deshacía de su prenda superior. El rubio recorrió su torso con la mirada y lo sujetó de las caderas. — ¿No te molesta, verdad? — tanteó, inclinándose hasta llegar a su rostro, rozó su mejilla con sus dientes y besó detrás de su oreja.

Zenitsu negó con la cabeza y soltó unas risitas por las cosquillas que le provocaban esos roces. Desabrochó el cinturón del albino y se hizo a un lado para tumbarse en la cama, dejando confundido a Tengen.

El albino se quitó el pantalón y se giró para verlo, entreabrió los labios y se ruborizó. Vio la espalda arqueada del rubio, sus cabellos sueltos descansando sobre la almohada, su camiseta estaba ligeramente levantada, dejando su vientre al descubierto y lucía sus piernas semi flexionadas. Tengen se quitó la cinta negra de su frente y se acercó a la cama, se inclinó para subirse y ubicarse encima de Zenitsu. — ¿Te puedo preguntar algo? — tanteó Uzui, bajando su mano para acariciar su cintura.

— ¿Hm? — el rubio rodeó su cuello con sus brazos para atraerlo más a él, se estiró para dejar unos besos sobre sus labios y lo abrazó. Tengen sonrió.

— ¿A quién se refiere con 'ma'? — preguntó, separándose para verlo. Zenitsu soltó unas risitas y se ruborizó, desvió la mirada, quedando pensativo.

— ¿Hablas de Teru chan, verdad? Pues..., se confunde un poco con las palabras y desde pequeño empezó a llamarme así. Intenté varias veces ayudarlo, pero al final dejé que siguiera haciéndolo. No me molesta — respondió, sorprendiendo a Uzui.

— Aw, te llama 'ma' de mamá. Seguro te ve como una figura materna y eso es genial porque a Tenma le hace falta una — comentó divertido, juntando sus labios sobre la piel de su cuello. Zenitsu se ruborizó y acarició los cabellos plateados.

— ¡Qué ofertón! —exclamó divertido, rió con Tengen y negó con la cabeza. — Ya perdí la cuenta de las veces que me llamó 'madrastra'. De seguro Teru chan le comentó sobre su problema con esa pronunciación — respondió, empujando al albino para que se acueste sobre el colchón, así cambiando de posición. Se sentó a horcajadas y lo miró con una sonrisa ladeada. Tengen se ruborizó y acarició sus muslos, subiendo hasta llegar a sujetar sus caderas.

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— Hmm, como que será extraño dormir al lado de la habitación donde están ellos... Es algo perturbador — comentó Tenma secando los platos.

— Ni lo menciones... ¿De nuevo estás pensando en cosas indebidas? ¿Qué te dije sobre ser tan malpensado? Déjame hablarte de nuestro señor Jesucristo — respondió, secándose las manos. Tenma sonrió socarrón.

— ¿Es una prueba? — tanteó, Yoshiteru lo miró extrañado y asintió inseguro. — Hmm, ya quiero escucharte hablar sobre él en tu habitación — habló bajando la voz y mirándolo seductor. El azabache se ruborizó y lo miró con una mueca.

—Estás profanando — lo juzgó con el dedo.

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