Capítulo XXIII
Uzui no se esperaba ver tan pronto de nuevo a Zenitsu, se suponía que ya no lo vería más, ¿por qué sucedían este tipo de cosas? Pero ahora estaba frente a él, apreciando sus expresiones de frente y muy de cerca. Bajó la mirada, se mordió el labio y lo volvió a mirar, se sentía sofocado con todas las emociones que estaba sintiendo en el momento.
Zenitsu se ruborizó, sonrió y negó con la cabeza. — Oh, por Dios... Uzui — se emocionó, se tapó los labios con la mano, aún no creyendo que lo estaba viendo a él.
— Perdón, ¿y tú eres...? — tanteó con una sonrisa divertida, levantó el mentón y fingió confusión, provocando unas risitas en el rubio. — Me siento halagado de que alguien como tú me reconozca — añadió con actitud presumida.
El rubio ladeó los labios y levantó una ceja. — Sip, eres el Uzui que pensé que serías — señaló asintiendo con la cabeza. — Pero ¡mírate! Estás más cambiado... Te veo distinto... — comentó, acercándose a él para analizarlo. Uzui sonrió de lado y señaló la cinta negra que cubría su ojo izquierdo.
— A de ser porque me falta un ojo... — respondió algo apenado. Zenitsu se sorprendió quedando boquiabierto. Tengen bajó la mirada con una media sonrisa, era un defecto que lo hacía sentir muy inseguro y avergonzado.
— ¡¿Hablas en serio?! ¡Creí que solo era un nuevo estilo tuyo! Algo como que querías ser un pirata... No me sorprendería de hecho de que fuera una moda tuya — respondió acercando su mano al rostro del albino para rozar esa tela con sus dedos.
Uzui soltó unas risitas y lo miró. — Tienes razón, pero tenía que darle un poco de estilo a algo tan espantoso... — contestó sonriendo divertido.
— No digas eso, Uzui. Te ves bien — respondió sinceramente, sonriendo enternecido. El albino lo miró atento y se ruborizó. — ¿Pero qué pasó? ¿Cómo lo perdiste? — preguntó preocupado. Uzui no podía evitar ponerse nervioso de tener a Zenitsu tan cerca, era mucho más hermoso viéndolo así.
— Ahm, pues... fue un accidente laboral — respondió haciendo una mueca, volviendo a mirar el paquete de fideos instantáneo que seguía entre sus manos. Zenitsu frunció el ceño.
— ¿Trabajas con cosas peligrosas? — tanteó confundido.
— No, bueno, sí. Soy profesor de artes... — respondió, sorprendiendo al rubio, aún no comprendía el asunto.
— ¿Le echaste pintura a tu ojo? — preguntó alarmado. Uzui rió divertido y negó con la cabeza.
— De hecho..., fue cuando estuve intentando crear un tipo de explosivo con la masa de arcilla... Explotó y rompió la ventana... Ya sabrás lo que vino después. Pero por suerte solo estaba yo — explicó, mirando atento a las expresiones del rubio, quien lo miró sin comprender del todo, puso una expresión de espanto luego de estar confundido.
— Ow..., no creí que ser profesor de artes sería tan peligroso... Uzui, siempre te arriesgas en todo. — reprendió, descolocando al albino. Zenitsu acercó de nuevo su mano a su rostro para acariciar su mejilla izquierda. Uzui lo miraba fijamente, su corazón seguía acelerado y con ese gesto empeoró. Extendió también su mano para tocar el cabello rubio, colocando las largas hebras doradas entre sus dedos. Se miraron por unos segundos más hasta que Zenitsu desvió la mirada al ver a otra persona detrás de Tengen.
Carraspeó y bajó su mano, ruborizándose al estar consciente del ambiente que se había creado. — Pa, ya encontré mis zumitos — habló Yoshiteru, llegando a su lado. Zenitsu se sobresaltó y se giró para ver a su hijo.
— Ah..., ya los encontraste — respondió sonriendo nervioso, volvió a mirar al frente y se sorprendió al ver a un chico idéntico a Uzui frente a él. — ¡No puede ser! — exclamó emocionado. Yoshiteru frunció el ceño y miró a Tenma, quien sonreía divertido.
— Él es mi hijo, Tenma — presentó Tengen, mirando a su hijo.
— Aww, ¡pero se parece tanto a ti! ¡Es tan tierno! — Zenitsu se acercó al albino menor y empezó a acariciar sus mejillas. Tenma sonreía y aceptaba con gusto ese gesto. El azabache se descolocó.
— Pa, a los veinte años uno ya no es 'tierno' — comentó Yoshiteru frunciendo el ceño, se cruzó de brazos y resopló.
— No seas celoso, Teru chan. Es que ¡míralo! Es una bellura — respondió mientras seguía dándole cariños al joven Uzui. Tengen lo miraba divertido, ver a Zenitsu interactuando con su hijo lo ponía feliz. Desvió la mirada para ver al chico azabache, asustándolo.
Yoshiteru miró al papá de Tenma y se ruborizó cuando este le sonrió. Bajó la mirada e infló las mejillas. — Pa, esa palabra ni siquiera existe. — comentó, refiriéndose a la palabra que utilizó su padre para describir al albino.
— Claro que sí, si alguien más lo dijo, ya existe — respondió, volviendo al lado de su hijo. — Él es Yoshiteru, mi hijo — presentó finalmente a Tengen, quien ensanchó su sonrisa, avergonzando más al azabache. Tenma lo miró con el ceño fruncido, hizo una mueca, ¿por qué su chico se ponía así ante su papá?
— Se parece a ti, solo que tú eras más bajito y rubio — respondió Tengen, acercándose para sacudir los cabellos azabaches. — Es adorable — añadió sonriente, mirando divertido el rostro ruborizado del chico.
Zenitsu entrecerró los ojos ¿dijo bajito?, de igual forma estaba conmovido al ver cómo se comportaban los dos. — ¿Y ustedes cómo se conocen? — tanteó Tenma, intentando que su padre ya se separe de su chico de una buena vez. El rubio se giró a verlo, cierto, no se habían presentado. Miró a Tengen y este le sonrió. Se aclaró la garganta y volvió a enfocarse en Tenma. — Soy Agatsuma Zenitsu, tu padre y yo fuimos... muy buenos amigos... — respondió inseguro, sonriendo amable. El albino levantó una ceja. — Ah, y él es Uzui Tengen, mi buen amigo... jaja — se giró a ver a Yoshiteru para presentar al otro albino.
— Mucho gusto, muy buen amigo de mi papá — contestó Tenma, sonriendo divertido. — Es usted muy bonito, no sabía que papá tenía amigos muy atractivos — comentó, sorprendiendo a Zenitsu. Tengen miró a su hijo y lo reprochó con la mirada.
— Aw, gracias, cariño. Tú también eres muy bonito — respondió volviendo a darle cariñitos, esta vez acariciando los cabellos plateados. Tenma volvió a recibir gustoso ese gesto, ensanchando la sonrisa del rubio.
Yoshiteru estaba nervioso, el chico de los escritos sí que había cambiado mucho. — ¿Sabías que tu papá era el prefecto de la academia? No paraba de hacerle la vida imposible a los demás ¿Sigue siendo así? — habló Tengen, dirigiéndose al azabache. Yoshiteru lo miró y soltó unas risitas.
— Me contó sobre eso, pero no que era la pesadilla de todos desde tiempos inmemorables — respondió divertido, provocando unas risitas en Tengen. Zenitsu se giró a verlo con el ceño fruncido. ¿Estaban hablando mal de él a sus espaldas?
— Conque Tenma, ¿eh? Creo haber escuchado tu nombre en muchas ocasiones... — habló, sonriendo de lado y mirando a su hijo. — Claro, el atleta... ¿En verdad son cómodas las zapatillas de goma luego de los deportes? — preguntó, fingiendo impresión al ver las mismas zapatillas que había visto una vez en su casa. Yoshiteru sonrió abatido, su papá no dejaba escapar nada.
Tenma miró a Yoshiteru buscando alguna respuesta que dar. — Oh, pues sí... son muy cómodas... — respondió inseguro. Zenitsu sonrió y volvió a mirar a su hijo.
— Wow, ¡Pa, mira la hora! — Yoshiteru se apresuró en hablar antes que su papá. El rubio miró su reloj y se asustó.
— ¡Oh no! Tengo que ir al trabajo y tú tienes que entregar tu cartulina especial — señaló a su hijo, lo agarró del brazo y miró a Uzui, quien no le quitaba la vista de encima. Se ruborizó y sonrió nervioso. — Fue un gusto volver a verte,... Bastante sorpresivo, pero muy agradable — se dirigió a Tengen.
Uzui entreabrió los labios, iba a hablar, pero volvió a cerrarlos. Asintió con la cabeza y se aclaró la garganta. — Estás muy lindo — confesó, sorprendiendo a los tres. Se ruborizó y se reprendió mentalmente, no era eso lo que quería decir. — Argh...quise decir que también fue un gusto para mí volver a verte... — se apresuró en corregirse, ladeando los labios. Tenma soltó unas risitas y codeó a su papá.
Zenitsu sonrió enternecido y asintió. — Tú también te ves bien, Uzui —respondió con las mejillas sonrosadas. — Espero volver a verlos muy pronto de nuevo — dijo, expectante a una reacción por parte del albino.
Tengen asintió, observó cómo el rubio bajó la mirada y se desesperó cuando lo vio pasar a un lado de él. Se giró para seguirlo con la mirada.
— Adiós, Tengen y Tenma —levantó una mano a modo de despedida. Yoshiteru le copió el gesto y siguió los pasos apresurados de su papá.
Tenma miró con el ceño fruncido a su papá, este se había quedado congelado.
— ¿Y? ¡¿No piensas pedirle su número?! — preguntó en modo de reproche, sobresaltando a su padre. Tengen lo miró indeciso, pero ansioso, asintió con la cabeza como respuesta — ¿Y qué esperas? — eso le dio más presión. Tenma vio cómo su padre se apresuraba en seguir al rubio, sonrió divertido y rodó los ojos.
— Espera, Zenitsu... — llamó, recibiendo rápidamente la atención del rubio quien iba pagando las cosas en la caja.
— Uzui, ¿sí? —Zenitsu se frenó para verlo.
— ¿Me darías tu número? Digo..., para estar en contacto por si acaso...— se explicó acercándose a él y sacando su celular. El rubio sonrió y asintió con la cabeza, agarró el teléfono del albino y se tomó unos segundos para registrar su número. Uzui aprovechó para mirarlo de nuevo, sonriendo levemente al verlo concentrado.
— Allí está, solo envíame un mensaje para que yo te registre en el mío — dijo mientras le pasaba de nuevo su celular. El albino asintió y sonrió.
— Gracias, te lo enviaré — señaló, despidiéndose con la mano para volver junto a su hijo.
Yoshiteru miró las expresiones de su papá, sonrió aliviado, parecía feliz y emocionado. Aún tenía ese ligero rubor en sus mejillas, eso era buena señal.
Zenitsu había dejado a Yoshiteru en la academia, seguía un poco cohibido y sintiéndose extraño luego de aquel inesperado encuentro con Uzui. No esperaba verlo, tampoco esperaba sentir tantas cosas todavía. El albino seguía siendo apuesto, estaba un poco más alto y maduro, era obvio... ¿Cuántos años tenía? ¿Cuarenta tal vez?. Sonrió al recordar la manera en que lo miró y no pudo evitar que su corazón empezara de nuevo a acelerarse. — Ja... Uzui Tengen — murmuró al aire, ¿le escribirá algún día? Sería extraño.
Creía que ya lo había superado, pero tampoco podía definir lo que había sentido el día de hoy. Estando en la oficina, escuchó el zumbido de su celular, se apresuró en revisarlo y se emocionó. — 'Espero que me pongas un buen nombre en tus registros ;)' — leyó el mensaje reciente, negó con la cabeza y se mordió el labio inferior.
— '¿Cómo quieres que te registre? Mejor buscaré tu nombre en árabe...' — respondió refiriéndose a los explosivos.
— 'Don comedias' ¿te burlas de mí?' — Zenitsu soltó unas risitas, respondió ese mensaje para luego volver a concentrarse en su trabajo.
Por su parte, Uzui estaba contento de tener el número de Zenitsu, estaba nervioso por enviar su mensaje, temía que lo ignorara, pero se alegró cuando el rubio no tardó en responderle.
Zenitsu le dijo que se veía bien, a pesar de haber perdido un ojo. Aunque aún se sentía inseguro, las palabras del rubio fueron sinceras. Era especial que él lo haya dicho. Con más ánimos, inició su clase.
— ¿Y ahora qué? — preguntó Tenma, siguiendo a su chico. Ya había llegado la hora de la salida, por lo que como siempre, esperó a su chico en la entrada.
— No lo sé, supongo que debemos dejar que las cosas fluyan. Dejar que ellos se encarguen de lo que viene después — respondió el azabache encogiéndose de hombros.
— ¿Y tu vecino? ¿Es cierto que quiere tener una relación con él? — tanteó curioso, su chico le había escrito durante su crisis, por lo que no comprendió bien sus mensajes.
Yoshiteru chasqueó la lengua, era cierto. — Tendré que ver cómo actuará papá luego de este reencuentro casual con el tuyo — respondió soltando un bostezo.
— Oh, por cierto, vi cómo te comportaste con mi papá. ¿Qué sucede, Teru chan? ¿Acaso te gustan los mayores? ¿Lo prefieres a él antes que a mí? ¿Será como la relación de suegro y yerno? — llenó de preguntas a su chico, estaba molesto al recordar eso y cómo su chico se vio todo apenado y tímido frente a su papá.
— ¿Qué demonios, Tenma? ¡¿Cómo querías que actuara con tu papá?! ¿Que lo mirara mal? ¡Es el chico de los escritos!, Me dio algo, no sé... — se explicó sintiendo su rostro calentarse. Tenma lo miró con los ojos entrecerrados. — Admito que es apuesto y lo quiero, lo quiero para mi papá. Y yo te quiero a ti — confesó, inflando las mejillas y haciendo una rabieta por sentirse expuesto.
El albino sonrió enternecido. Se cruzó de brazos, llamando la atención de Yoshiteru. — Si es así, entonces dame un beso — respondió, mirándolo expectante. El azabache se descolocó, desvió la mirada avergonzado.
Se acercó a su rostro y juntó sus labios en un rápido y corto beso. — Vamos a tu casa — propuso, sorprendiendo a Tenma.
— Obvio, sí, claro. Vamos — se apresuró en aceptar esa propuesta, lo agarró de la mano y subieron al bus que llegó más pronto de lo que esperaba. Yoshiteru resopló, Tenma siempre se salía con las suyas.
Viajaron por más de media hora debido a las paradas que debía hacer el bus, hasta que finalmente llegaron a la casa del albino. — ¿A qué hora vuelve tu papá del trabajo? — preguntó, y es que esa información era muy importante.
— Hmm, a las cinco. Aún tenemos tiempo, Teru chan, mira, son las una de la tarde. Podemos hacer muchas cosas en tres horas o tres horas y media — contestó sonriendo ladino, abrió la puerta y se hizo a un lado para invitarlo a pasar. Yoshiteru ingresó y miró a su alrededor. — ¿Hm? ¿Y qué quieres hacer? — Tenma no perdió tiempo en acercarse insinuante al azabache, lo sujetó de la cintura y empezó a besar su cuello, alarmándolo.
— Hey, espera... ¿No deberías de invitarme algo antes? — se apresuró en hablar, separándose un poco del albino. Tenma sonrió de lado.
— Te invito a hacer cosas en mi habitación —ofreció sonriendo divertido. Yoshiteru soltó un suspiro, estaba abatido. — Ok, ok, ¿quieres agüita? — tanteó yendo hacia la cocina. El azabache lo siguió.
— No hace falta... — contestó, subiendo las escaleras, sorprendiendo al albino. Tenma se apresuró en seguirlo, su chico se tomaba muchas libertades en su casa. Eso le gustaba.
— Bonitas piernas, ¿a qué hora abren? — tanteó burlón, mordiéndose el labio.
— No te pateo nada más por respeto a tu carrera y porque no quiero ir preso tan joven — respondió chasqueando la lengua. Ingresaron a la habitación y Yoshiteru volvió a recorrerla. — ¿Crees que tu papá aún siente algo por el mío? — preguntó mirando los trofeos del albino.
— Yo pienso que sí, ¿acaso no puedes descifrar sus miradas? Yo sé cuándo una persona está sintiendo cositas por otras, estaba muy nervioso hoy — respondió, sentándose en el borde de su cama.
— ¿No será nada más porque es normal que sucedan esas cosas cuando te encuentras a un ex? — tanteó con obviedad. Tenma sonrió de lado y negó con la cabeza.
— No, mi ciela. Hace poco lo vi muy afectado, lo pillé viendo cosas que guardaba sobre tu papá... Hablamos un rato y pues, parecía que aún guardaba algún sentimiento por él — comentó encogiéndose de hombros.
— ¿Cosas sobre mi papá? — preguntó curioso, sentándose a su lado.
— Así es. Tenía dibujos, estrofas de canciones dedicadas a él y más fotos. Lastimosamente no sé a dónde las llevó, dijo que quería cerrar un ciclo... — respondió, subiéndose completamente a la cama y recostando su espalda sobre el respaldo. — Ven aquí — dijo, dándose palmaditas en los muslos.
Yoshiteru lo miró descolocado, soltó un suspiro y se subió a la cama. — Me hubiese gustado haber visto esas cosas... Así que aún guardaba los dibujos y más fotografías... — comentó, sentándose a horcajadas sobre su novio. Tenma sonrió y asintió. — ¿Y a ti no te molestaría que ellos vuelvan a unirse? — preguntó con cuidado, bajando la mirada.
El albino acarició sus muslos y se inclinó para dejar besitos en el cuello de Yoshiteru, ruborizándolo. — Estuve de acuerdo con eso, ¿recuerdas? Sé que dije que odiaba a tu padre, pero luego empaticé con él gracias a ti. También comprendí muchas cosas sobre mi papá, lo conocí mejor y pues, él merece ser feliz — respondió, dejando un beso detrás de su oreja.
— Aw, es bueno que apoyes a tu padre — murmuró, permitiendo que Tenma se deshaga de su suéter. Se inclinó para juntar sus labios, entreabriéndolos para profundizarlo. El albino lo sujetó de la nuca y lo convirtió en uno más húmedo, encendiendo las mejillas de su chico. Yoshiteru aferró sus manos sobre la camiseta de Tenma, se separó de él y besó su mejilla, juntó su frente con la suya y miró cómo este empezaba a desabotonarle la camisa.
Sonrió enternecido al ver su concentración en los botones y dejó cortos besos sobre sus labios. El albino estaba contento, finalmente su chico estaba siendo cariñoso con él. Abrió la camisa de par en par y se inclinó para besar esa zona del cuello y el hombro, sacando suspiros del azabache. Yoshiteru enredó los cabellos plateados entre sus dedos, mientras ladeaba la cabeza, dándole más espacio a Tenma.
Subió la camiseta del albino hasta quitársela y colocó sus manos sobre su torso para tocarlo. Buscó sus labios y volvió a besarlo. Dio un respingo al sentir las manos de Tenma bajando hasta llegar a sus nalgas, sintió un apretón y cómo las pegó a su entrepierna — Me causa gracia que traigas buzo... Así no puedo desprender tu pantalón para ser más sensual — comentó, frenando al albino. Este chico y sus comentarios inoportunos. Lo miró, intentando aguantar su risa. Tenma frunció el ceño.
— Ay, Dios mío... — murmuró negando con la cabeza. Yoshiteru soltó unas risitas y se inclinó para besar su cuello. Tenma no sabía qué pensar. — Es más fácil que traer cierre, los accidentes existen y podría complicar las cosas. Además, estos buzos son cómodos y me quedan bien. — añadió fingiendo estar indignado. Desprendió el pantalón de su chico y metió sus manos, alarmando al azabache.— Con este buzo no tardo ni un segundo en sacar lo que necesitas — susurró socarrón.
Ya se estaba haciendo tarde y Yoshiteru pronto tendría que volver a su casa, pero quería descansar un poco más al lado de su novio. Besó su mejilla y restregó su rostro con el suyo, acarició su torso y subió la mano hasta llegar a los cabellos grises, los enredó entre sus dedos mientras miraba atento cada rasgo del albino. Tenma aceptaba con gusto cada caricia del azabache, le llenaba el alma tener a su chico así de cariñoso. Giró su rostro para verlo con una leve sonrisa, se sorprendió al sentir los labios de Yoshiteru sobre los suyos, quien no había perdido tiempo en juntarlos.
— No me dijiste que tu papá había sufrido un accidente — comentó, acariciando aún su cabello.
— Tú no preguntaste — respondió sonriente, se giró para quedar frente a él.
— ¿Cómo preguntaría algo así? — frunció el ceño y negó con la cabeza. — Tampoco me dijiste que modelaste para marcas — reclamó levantando una ceja.
— Creí que ya lo sabías... — murmuró soltando unas risitas. — ¿Acaso no parezco un modelo? — tanteó divertido. Yoshiteru rodó los ojos y sonrió. Tenma se ubicó encima de su chico para seguir besándolo, recargando sus codos sobre las sábanas y acomodándose para hacerlo sin prisa. — Me encantas... — murmuró el albino dejando más besos en su rostro. Yoshiteru ensanchó su sonrisa y acarició su espalda.
— ¿Qué tipos de canciones dedicó tu papá al mío? — preguntó dejándose llevar por las caricias del albino.
— ¿Quieres escucharlas? Pero te pondrás sensible de nuevo... — murmuró inflando las mejillas. Yoshiteru se interesó aún más.
— Prometo no hacerlo —
Tenma agarró su celular y empezó a buscar las canciones que recordaba haber visto entre las cosas de su papá. Colocó una, la más conocida y la que más le hizo reflexionar sobre la relación que tuvo con Zenitsu. Los primeros acordes del piano sonaron, llamando la atención del azabache. — Love of my life, you've hurt me — se escuchó la mítica voz de Freddie Mercury.
El albino miraba abatido a su chico, quien ya había empezado a sollozar de nuevo sin que aún terminara la canción. — Has roto mi corazón y ahora me dejas... Amor de mi vida, ¿no lo puedes ver? Tráelo de vuelta, tráelo de vuelta, no te lo lleves lejos porque no sabes lo que significa para mí... — Yoshiteru traducía la letra, intentando calmarse.
— ¿Crees que en verdad se identifique con esa canción? — preguntó tapándose los ojos.
— No lo sé, si la dedicó será por algo. En fin, como te dije... Ahora que conozco a tu papá de frente, estoy ansioso por que sea mi madrastra y suegra — comentó. Yoshiteru frunció el ceño y lo miró serio. Se levantaron sin ganas, Uzui san llegaría en cualquier momento.
Decidió usar su motocicleta para llevarlo hasta su casa, faltaban quince para las cinco, agradecía que su papá aún no llegara, no quería que lo descubriera junto al hijo de su antiguo amor. Yoshiteru le devolvió el casco y se despidió de él con un beso. — Ayudemos a nuestros padres — dijo, a la vez que se separaba de él.
— Claro, hermanastro — respondió, guiñandole un ojo.
Cuando Tenma volvió a casa, se encontró con su papá sentado en el sofá y con el celular en manos. Lo miró curioso y rió al ver su expresión confundida. — ¿Sucede algo, pa? — preguntó divertido.
— Nada, solo... estaba mirando algunas cosas — respondió sin despegar la vista de su celular. Tenma levantó una ceja y se acercó a él por detrás, sobresaltándolo con sus risitas. Su papá estaba mirando la foto de perfil de Zenitsu. Tengen se apresuró en apagar su celular.
— Pa, si tú quieres volver a verlo no hay drama... A mí no me molesta, ¿pero por qué no lo invitas a salir algún día de estos? — tanteó, sorprendiendo a su papá.
— No lo sé, no es correcto, Tenma... Yo te prometí... —
— Sé lo que prometiste, pero yo te dije que no tengo ningún problema. Me agrada él, es una buena persona — se apresuró en aclararse. Tengen lo miró desconcertado.
— ¿Entonces... tú crees que debería? — preguntó preocupado. Tenma asintió.
— Si es que quieres volver a verlo... Depende de ti, pa — respondió restándole importancia. Tengen volvió a mirar su celular, su hijo le estaba dando permiso para juntarse con Zenitsu.
— Pero no creo que él acepte, es decir... tal vez tenga a otra persona — comentó inseguro.
— ¿Te sigue gustando? Argh, no sé por qué te pregunto algo tan obvio. Pa, tú eres un encantador nato, si una vez estuvo enamorado de ti, volverá a estarlo. — contestó, subiendo las escaleras. — Solo no dejes que el tiempo vuelva a pasar — aconsejó, impresionando a su papá.
Tengen tragó saliva, ni él aún sabía qué estaba sintiendo por el rubio, pero quería verlo de vuelta. ¿Debería...? ¿Sería correcto? ¿Seguirá saliendo con aquel chico? Ugh, se sintió decaído al recordarlo. Recuerda haber visto los ojos brillantes del rubio cuando estaba con ese sujeto... Sin dudas tenía algo con él, eso lo ponía más inseguro.
.
Para Yoshiteru, ver al vecino en su casa fue una decepción gigante. ¿Qué demonios hacía él allí? Miró molesto a su papá. — Oh, Yoshiteru san, ¿cómo estás? Vine para ayudar a tu papá con un problema que tuvo con el grifo — saludó, explicándose de una vez para que el chico no malinterprete.
— Ya veo... — respondió, subiendo las escaleras. Zenitsu resopló, su hijo aún estaba reacio a colaborar con Shoichi. — Buenas noches — se despidió de ellos con una sonrisa forzada.
— Gracias, Shoichi san por tu ayuda, en verdad me salvaste la vida — habló el rubio, agradeciendo y levantándose para guiar a su vecino a la puerta.
— Cuando gustes, Zenitsu. Sabes que no tengo problemas en ayudarte. — respondió con una sonrisa. — Nos vemos mañana — se despidió dejando un beso en su mejilla, ruborizando al rubio.
Zenitsu cerró la puerta e inhaló profundo. Estaba demasiado confundido. Revisó su celular y sonrió al ver un mensaje de Uzui deseándole buenas noches. Le afectó verlo de nuevo, había pasado tanto tiempo. Los sentimientos de frustración y tristeza se hicieron lugar en su interior, sabía que él le había roto el corazón al albino. Recordar la última imagen que tuvo de Uzui le causaba un profundo dolor. ¿Estaría correcto mantener el contacto a pesar de todo lo que pasó? No parecía que el albino le haya guardado rencor, al contrario, se comportó amable.
Todo era tan confuso, haber recibido el mensaje de Uzui significaba que él no tenía problema en estar en contacto. Es más, quería hacerlo, sino, no le hubiese pedido su número. ¿Por qué? ¿En verdad sanaron las heridas que se causaron? No, en realidad no... Si Tengen supiera que tanto había pensado en él en todo este tiempo.
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