Capítulo XXII


Extrañaría la cabaña sí, era un lugar bastante cómodo y la pasó bien con sus primos a pesar del sabor amargo que le dejaba la 'relación' que tenía su papá. Esa tarde volverían a casa, por lo que aprovecharían para ver películas al aire libre. — Entonces, ¿Tojuro san y tú están saliendo? Ahora que lo pienso, ¿tu papá nunca te habló del tío de Tojuro? — tanteó Yoshiteru, soltando un bostezo mientras movía la cuchara en forma circular sobre su tazón de cereales. Estaban viendo una película de 'comedia', que nadie prestaba atención.

Sumihiko frunció el ceño. — ¿El tío de Tojuro? ¿Kyojuro? ¿Qué tiene él? — preguntó extrañado. El azabache desvió la mirada, miró a Kanata, este estaba igual de confundido. Ah, no lo sabían.

— ¿Conque admites que sí estás saliendo con él, eh? — afirmó burlón, levantando las cejas. Su primo se ruborizó y recibió otro golpe por parte de su hermano en su brazo, provocando las risas de Yoshiteru.

— Demonios, Sumihiko, mírate nada más... tan pequeño y... y... — no sabía cómo definir a su hermano y sus hormonas. Rodó los ojos y negó con la cabeza. — Le contaré a mamá — señaló amenazante.

— ¡Hey! ¡Yo no dije nada! ¡¡Es mi amigo!! — exclamó con las mejillas más encendidas, provocando más risas en su primo. Aoba los miró divertido, él nunca tuvo esa necesidad de relacionarse con otra persona, quizás aún no era tiempo.

Luego del desayuno y la única película que vieron, Yoshiteru intentaba ignorar a Shoichi y a su papá. Los dos parecían más animados y más cómplices que nunca. ¿Qué tanto se decían? ¿Es más divertido que Uzui? ¿Es más encantador que UZUI? Dios, si seguía así, sería él quien se quede obsesionado por ese chico de los escritos. Se masajeó las sienes, irían a la piscina que estaba en el fondo para relajarse un poco.

Se tomó algunas fotos ante la mirada burlona de Sumihiko, Kanata lo miraba con una ceja levantada y Aoba se estaba relajando, tomando un jugo con unos lentes negros puesto. — Vaya suerte la que tiene Uzui san también. De seguro será algo como 'Genial, premio doble' si tío Zenitsu se une — comentó soltando unas risitas.

— Lo mismo digo de Tojuro y su tío Kyojuro, Sumihiko — respondió Yoshiteru, recargando los codos sobre el borde de la piscina, concentrándose en su celular para analizar sus fotos. Sus primos lo miraron confundidos, ¿por qué insistía con el tío de Tojuro?

— ¿Debería preocuparme? — preguntó Kanata, echando la cabeza hacia atrás. El azabache soltó unas risitas y negó con la cabeza, restándole importancia. — Sip, debería preocuparme —

— Aún no comprendo, pero me causa gracia que todos se parezcan... Son como esos clanes que tratan de preservar su sangre pura. ¿Se casan entre primos? — tanteó intrigado, espantándose al pensar más.

— Nada bueno sale de una relación con un chico con padres que son primos — comentó Kanata, intentando persuadir a su hermano. Sumihiko lo miró molesto.

Envió unas cuantas fotos a su novio, avergonzándose al rato, quería borrar lo enviado, pero Tenma era muy rápido. Ya lo había visto. Se ruborizó y chasqueó la lengua. — 'Uff, bb, qué afortunado me siento de tener semejante belleza a mi lado' — fue la respuesta que lo avergonzó mucho más. Respondió con puntos suspensivos, no quería dejarlo en visto, pero no sabía qué responder.

Miró a su alrededor y vio a su papá con sólo unos shorts que parecían muy cortos. Frunció el ceño y apagó su celular. — Tranquilo, machito, romperás tu mandíbula si sigues apretándola así — murmuró Kanata, observando curioso a su primo.

Y es que nunca vio a su padre de ese modo, ¿qué le pasaba? Para su suerte, solo se le había subido un poco el pliege del short ya que estaba mojado. Zenitsu se cubrió los hombros con una toalla y se sentó en el suelo para meter solo los pies en el agua mientras conversaba con sus amigos. Shoichi había llegado junto a ellos, sirviendo una bebida al rubio y sentándose a su lado. Yoshiteru solo esperaba que no se pasara de la raya.

Infló las mejillas y volvió a revisar su celular, necesitaba un plan. El tiempo pasó más rápido de lo que esperaba, tenían que empezar a juntar sus cosas e ir preparándose para retomar el viaje rumbo a sus casas. Sumihiko estaba algo desanimado, hizo un berrinche porque dijo que no tuvieron tiempo para hacer una pijamada a causa de que todos se dormían temprano. Era cierto, Aoba decía que el sueño era importante, por lo que apenas se acostaba en su cama, quedaba completamente dormido al igual que Kanata, quien no tenía tantas ganas de 'jugar'. Sumihiko, a pesar de pasarse quejando e intentando convencer a los demás para hacer actividades de noche, al rato se quedaba profundamente dormido, Yoshiteru solía dormir más tarde, estaba acostumbrado a su insomnio, por lo que se la pasaba escribiendo con Tenma.

No sabía si en verdad su papá pudo dormir con sus tíos, pero confiaba en que sí.

— ¡¿Por qué tenemos que irnos ya?! ¡¿Cuándo vamos a volver?! — Sumihiko seguía a su papá a todas partes, aturdiéndolo. Inosuke miró divertido a Tanjirou, su hijo menor era idéntico a él, pero más pesado a lo que solía ser él cuando tenía esa edad. ¿De dónde habrá sacado tal personalidad?

Kanata estaba sentado en el sofá, jugando en su nintendo switch mientras que Aoba arreglaba las cosas de su padre y las acomodaba dentro de la camioneta. Yoshiteru ya tenía todo ordenado, solo estaba bebiendo un vaso con agua mientras miraba a su alrededor y se despedía de las cosas mentalmente.

— Volveremos, Sumi chan... Tal vez el próximo mes o algún otro día... ¿Está bien? — respondió Tanjirou cargando sus cosas, intentando callar a su hijo. Sumihiko infló las mejillas.

— ¿Podemos venir con Tojuro y su familia? — tanteó, acordándose de los extraños comentarios de su primo. Tanjirou se atragantó con su propia saliva, tosió y frunció el entrecejo. Su hijo lo miraba atento.

— Claro... ¿Por qué no? — respondió con una sonrisa nerviosa. — Ya, Sumi chan, ayúdame con tus cosas — dijo mientras le pasaba su mochila. Su hijo se animó y llevó sus cosas a la camioneta con más emoción.

Tenma ❣️:

— OP, TENGO UNA IDEA

— ;) Te va a encantar

Hmm, me interesa

A ver

Tenma ❣️:

— Podrías venir hacia donde estamos nosotros...

Yoshiteru se interesó, por lo que ya no despegaba la vista de su celular. — ¡Teru chan! ¡Te dije que te harías daño si no le quitas el ojo de encima a tu celular! ¿Ya te dije que la vez pasada un jovencito se murió de gripe por eso? — su papá le reprendió, sobresaltándolo. Shoichi sonrió nervioso y posó una mano sobre su hombro.

— Tranquilo, Zenitsu, no le hará daño, está bien — habló el vecino, intentando calmar al rubio. Zenitsu resopló y volvió a concentrarse en lo que estaba haciendo. Yoshiteru miró la nada y volvió a mirar su celular.

El plan de Tenma no sonaba tan mal, de hecho, era lo más realista para un encuentro 'fortuito' y además, sería más fácil convencer a sus padres para asistir a tal lugar. Ladeó los labios, se emocionó. Estaba ansioso por que llegara el momento. Según sus cálculos, llegarían a casa por la noche, ya no habría tiempo para realizarlo hoy, por lo que acordaron hacerlo mañana a primera hora. Era lunes sí, pero no importaba, tenían que hacerlo lo antes posible.

Con esa sonrisa satisfecha en su rostro, subió a la camioneta y marcharon rumbo a casa. Aún no aceptaría al vecino así como si nada, era un sujeto agradable, pero no el correcto. No sabía si se había reconciliado con su papá luego de esa discusión, no le pidió disculpas... ¿Debería?

El camino de regreso a casa fue un poco más tranquilo, sus primos quedaron dormidos de nuevo, seguían sentados todos juntos en la misma hilera. Inosuke se había vuelto a acostar en el asiento de delante, yéndose bien cómodo. Yoshiteru decidió ponerse los auriculares y mirar de nuevo el paisaje hasta quedarse dormido, estaba exhausto, sufrió de demasiadas emociones en pocos días. Decir que estaba estresado era poco, aún quedaban cosas por hacer, luego, cuando logre su cometido, podrá finalmente descansar y ver el amanecer de un universo agradecido.

Como lo esperaba, llegaron a la noche. La furgoneta recorrió casa por casa para darles más comodidad y seguridad. Se despidieron de Inosuke y Aoba, quienes estaban hospedados en un hotel. Prometieron volver a la casa de Zenitsu esa misma semana. Luego dejaron a Tanjirou y sus hijos, para finalmente llegar a la casa del rubio, como el vecino era el conductor, él se encargaría de devolver la camioneta alquilada.

— Aw, gracias, Shoichi san. Fue una bonita experiencia, deberíamos volver a intentarlo — habló Zenitsu, llamando la atención de su hijo. Yoshiteru infló las mejillas y lo miró molesto. Su papá no arruinaría sus planes.

— Claro, la pasé genial con ustedes. Cuando gusten pueden volver a contactarme para ser el chofer. — respondió el vecino, sonriendo amablemente. — Es un gusto enorme poder servirles — añadió sobándose la nuca.

— Lo mismo digo, Shoichi san. Eres increíble. Entonces..., nos veremos en estos días, estaré escribiéndote — dijo mientras sacaba las llaves y se disponía a abrir la puerta. El vecino asintió y levantó una mano para despedirse.

— Nos vemos, que tengan buenas noches. Espero que hayas disfrutado de los días en la cabaña, Yoshiteru san. Me gustaría poder conocerte más — comentó, dirigiéndose al menor. Yoshiteru se sobresaltó y lo miró con recelo, Zenitsu se había girado para ver a su hijo.

— Ah, sí... estuvo bien, supongo. Sí, claro — respondió con una expresión indiferente. Shoichi sonrió nervioso y recibió otra sonrisa cínica por parte del azabache. — Que tenga buenas noches, vecino — se despidió, ingresando rápidamente a su casa. Zenitsu sonrió abatido y se giró de nuevo para despedirse con la mano. Se ruborizó cuando Shoichi le guiñó el ojo, le sonrió y cerró la puerta.

— Yoshiteru, me gustaría que pudieras conocer mejor a Shoichi. Es una buena persona... No seas testarudo — habló el rubio antes de que su hijo llegara al piso de arriba. El azabache se frenó y resopló, otra vez con lo mismo.

— Intentaré hacer lo que pueda — fue lo único que respondió, para desaparecer del campo visual de Zenitsu. El rubio soltó un largo suspiro, se soltó el cabello y sonrió de lado, esa respuesta le daba algo de esperanza.

Yoshiteru no podía dormir, la ansiedad le superaba. Se la pasó toda la noche pensando en su plan, cómo lo haría y lo que podría conllevar. Primero antes que nada, aún no se le ocurría cómo convencer a su papá para ir a ese lugar, segundo, si insistía demasiado, su papá podría sospechar. ¿Tendrá Tenma la misma dificultad? Se suponía que era lunes, día escolar y laboral. Su papá debería ir a la oficina, quizás, y Uzui san a su academia a enseñar. Él, por su parte, tendría que asistir a la escuela... Bueno, era opcional. Todo dependería de cómo avanzaran con el plan.

Se entretuvo con su celular por un par de horas, escuchó alguna música de relajación, se mordió las uñas, comió un poco en silencio, vio unos cuantos videos hasta que finalmente se quedó dormido. No por mucho tiempo, pues la alarma ya había sonado media hora después.

Se levantó de golpe y salió de la cama. Hizo una mueca abatida, estaba demasiado cansado que hasta podría llorar. Sí, siempre fue muy sensible ante situaciones que requerían demasiada concentración y emociones. Inhaló profundo, evitando que las lágrimas se escaparan de sus ojos y se dispuso a arreglarse para 'ir' a la academia.

Vistió su uniforme y miró su reflejo en el espejo. — Es hoy... —dijo al aire, asintió y con actitud decisiva, bajó las escaleras, encontrándose con su padre desayunando. Lo miró de reojo y tragó saliva. — Hola, pa... Despertaste temprano hoy... — dijo mientras iba a la cocina.

Zenitsu hizo una mueca, también se lo veía cansado. — ¿Hm? Buen día... Sí, no pude dormir tan bien... — respondió, bebiendo su café sin ganas. Yoshiteru soltó un largo suspiro y cerró los ojos, tenía que hacerlo.

— ¡No puede ser, pa! ¡Ya no tengo mis juguitos para la merienda! — exclamó, elevando la voz para que se lo escuchara y para que parezca real. El rubio frunció el ceño.

— ¿En serio no? Pero si lo compramos hace tres días... — contestó ladeando la cabeza, confundido.

— Ya no hay... Moriré de hambre. Nom puede ser — exageró saliendo de la cocina para estar frente a su papá, dejó que las lágrimas que anteriormente se le acumularon en la habitación debido a su ansiedad cayeran en abundancia. Zenitsu se alarmó y se preocupó.

— Teru chan, no creo que sea para tanto... — habló, levantándose para ir junto a su hijo. ¿En verdad lloraría por sus juguitos? — Puedes llevar otra cosa — sugirió llegando junto a él para consolarlo.

Yoshiteru lloró con más intensidad y negó con la cabeza. — No quiero otra cosa, ¡quiero mi zumito! Ahora moriré de hambre — dramatizó empezando a hipar. Zenitsu lo miró preocupado, le sobó la espalda.

— Ya, Teru chan, puedes comprarlo en la cafetería de tu academia, ¿verdad? No morirás de hambre, no exageres... Solo es un juguito — respondió, intentando calmar a su hijo.

— ¡No es solo un juguito! ¡Es MI juguito! Pa, en la academia no hay, ¿quién vendería juguito de frutilla con banana? ¡Nadie! Pa, yo lo necesito... — habló entre hipidos, su idea era demasiado estúpida, debería buscar otra excusa mejor.

— Teru chan..., podemos pasar por el supermercado antes de ir a tu escuela, ¿qué te parece? En el mercado de aquí habrán en abundancia — sugirió, sonriendo para tranquilizar a su hijo.

El azabache miró la nada. — ¡Olvidé que hoy es día de taller! ¡no solo moriré de hambre, también me matarán por no haber comprado la cartulina! ¡¡Pa, moriré!! — exclamó volviendo sollozar. Zenitsu ya no sabía cómo tranquilizar a su hijo, ¿por qué siempre se olvidaban de la cartulina?

— Está bien, Teru chan, en el supermercado hay de todo. Pero tenemos que ir ahora mismo, que tengo trabajo y tú tienes que presentar tu cartulina — dijo, apresurándose para agarrar las llaves de su auto. Se dio un último arreglo frente al espejo, esta vez ya iba presentable. Al menos, cuando estaba en la oficina, debería vestir casual y con estilo, y luego cuando trabajaba en casa, no le importaba hacerlo con pijamas. — Ven, apúrate y agarra tu mochila — añadió, abriendo la puerta.

Yoshiteru se apresuró en agarrar sus cosas y seguir a su papá. — Pa, en este supermercado no hay la cartulina que me pidieron. Lo sé porque una vez ya la busqué allí. — habló siguiéndole el paso.

— ¿Y dónde sí hay? — preguntó subiendo al auto. El azabache se acomodó en el asiento de copiloto y lo miró.

— En un lugar que no está tan lejos..., espera, te lo muestro en el mapa — dijo mientras sacaba su celular y buscaba la ubicación que le envió Tenma.

— ¡Teru chan! ¡Eso está a media hora de aquí! No llegaremos a tiempo — Zenitsu se desesperó y se espantó al ver lo lejos que quedaba. — Lleva otra clase de cartulina, no importa mucho —

— ¡Claro que importa, ma! ¡Ya me equivoqué una vez! ¡No me darán los puntos que necesito para aprobar la materia! ¡Repetiré el año! — exclamó exagerando su crisis. El rubio tragó saliva y miró su reloj, faltaban cuarenta minutos.

Hizo una mueca abatida y arrugó la nariz. — Está muy lejos, Teru chan... No creo que lleguemos, vamos a comprar tu juguito y solo eso — respondió, encendiendo el motor. Yoshiteru se alarmó y negó con la cabeza.

— Pa, no puedes hacerme esto. ¡Tú quieres que yo repita el año! ¡Seré la burla de todos por no haber llevado la cartulina! — exageró, intentando convencerlo.

— ¿Qué tan especial es la cartulina? ¿Habla o qué? — preguntó girándose a ver a su hijo, el azabache estaba al borde del colapso. Zenitsu se asustó y resopló. — Está bien..., espero que lleguemos a tiempo... — aceptó finalmente, ganándose un abrazo de su hijo.

— Aw, ¡¡gracias!! — agradeció Yoshiteru, relajándose en su asiento. Sonrió victorioso, no fue tan difícil. Tenía que avisar a Tenma.

Por su parte, Tenma había convencido fácilmente a su papá, quien accedía a todo porque quería agradar a su hijo, además, no tenía problema con el tiempo. Le había dicho que tenía que ir a comprar nuevos guantes ya que los suyos se habían 'roto' y que los necesitaría para el entrenamiento que tendría ese día. El supermercado no quedaba tan lejos de su casa, por lo que llegaron mucho más temprano.

Tenma miró a su papá mientras este se estacionaba, eran las siete con treinta minutos, obviamente Yoshiteru aún no llegaría. Hizo una mueca y leyó el mensaje de su azabache. — 'Llegamos en veinte minutos' — ¿qué demonios haría para retener más tiempo a su papá?

— Ya llegamos, ¿quieres que baje contigo? ¿Sabes qué?, sí lo haré... Aprovecharé para comprarme el almuerzo — habló Tengen, sacándose el cinturón de seguridad. Su hijo se alarmó.

— ¡No! ¡Espera un momento! Jaja..., ehm, mira este video que estaba viendo — Tenma buscó algún video para mostrárselo a su papá como excusa. Tengen frunció el ceño y se giró a verlo. — Es tendencia, se llama 'el perro de la estufa' — explicó mientras reproducía el video.

Soltaron unas risas al verlo por completo, pero no era suficiente. — Pobrecito, ¿se quemó? — tanteó Tengen aún sin borrar su sonrisa. Se giró de nuevo para abrir su puerta, pero Tenma lo detuvo.

— Pa, mira esto, es muy bonito, unas jirafas llegaron a visitar a una recién nacida... — se apresuró en cambiar de video para mostrarle otro donde unas cuantas jirafas ingresaban a un establo y se reencontraban con otro grupo de jirafas que tenían a una pequeña jirafita. Los dos albinos sonrieron enternecidos. — Aw, mira cómo se dan cariños esos dos... De seguro es el padre y la otra es la madre — añadió, sintiéndose sensible.

— Qué bonito... — ese tipo de video lo ponía sentimental. La vez pasada se deprimió al ver uno donde dos cernícalos defendían su nido. El amor entre animales era muy adorable. — Tenma, se nos va a hacer tarde... —

— Espera, pa. Siempre digo que tengo que mostrarte estos videos antes de que me olvide. Jaja, mira este — su hijo volvió a mostrarle más videos, esta vez buscando unos 'vines' con más duración. De esa forma pasaría ganaría más tiempo para Yoshiteru.

Se rieron de unos cuantos clips, Tengen estaba un poco preocupado por el horario, pero quería pasar tiempo con su hijo. Tenma estaba ansioso, habían pasado ya los veinte minutos y finalmente recibió el mensaje de Yoshiteru diciéndole que ya estaban llegando. Eso lo ponía más nervioso. Entretuvo a su papá con el video, mientras miraba con disimulo si su chico y su padre ya habían llegado.

Sonrió victorioso y murmuró un 'sí' inconscientemente, llamando la atención de su papá. Tengen se reincorporó y quiso mirar al frente, pero Tenma le tapó la visión con su celular. — ¡Papá, todavía no has visto todo! — reclamó, evitando que su padre viera a Yoshiteru y Zenitsu ingresando al supermercado. Tengen se concentró en el video por unos segundos más para luego confundirse cuando el aparato móvil desapareció repentinamente de su vista. — Ya, es suficiente. — habló Tenma, sacándose el cinturón de seguridad para salir del auto.

Tengen lo miró desconcertado. — Pero aún no terminó el video... — respondió, saliendo también del auto. Cerró la puerta y colocó sus manos en los bolsillos de su sudadera, siguió a Tenma, quien se había adelantado a él.

— Se nos hace tarde, pa... Qué tonto, recién me di cuenta de la hora — contestó, ingresando al supermercado. Tengen hizo una mueca e ingresó detrás de él.

Yoshiteru miraba a su alrededor, ¿dónde era el punto de encuentro? Según Tenma, su padre quería comprar para su almuerzo, ¿pero qué comería Uzui san? Zenitsu caminaba por los pasillos al lado de su hijo, buscando aquella cartulina 'especial', hizo una mueca y se frenó frente al estante de papelería. — Oh..., son de este tipo.. — murmuró el azabache mientras se agachaba a agarrar una cartulina para nada especial ante la perspectiva del rubio.

— ¿Es esa? Creo haber visto una similar en el supermercado que está cerca de casa, Teru chan. — respondió, negando con la cabeza y desaprobando el drama que le hizo su hijo. Yoshiteru sonrió nervioso y agarró otra que parecía un poco más inusual. Zenitsu levantó una ceja.

— Es con esta textura, pa. Tócala, ¿se siente distinta, no? No hay de estas en el mercado de allá — contestó con seguridad y asintiendo la cabeza. Zenitsu resopló y se encogió de hombros. — Op, vayamos a buscar mi juguito — se apresuró en caminar hacia otra dirección, siendo seguido por su papá.

Estaba con el corazón latiéndole a mil, finalmente conocería al chico de los escritos y además, lograría reunirlo con su papá. Llegaron a la zona de panificados y pasaron unos cuantos pasillos más, Yoshiteru buscaba de reojo a Tenma y su padre, el supermercado no era tan espacioso, por lo que esperaba verlos pronto. Se frenó de golpe, llamando la atención de su papá. Pudo divisar las figuras de dos albinos en el pasillo que acababan de pasar.

— Ehm..., no sé dónde están los jugos. ¿Por qué no buscas en el pasillo que pasamos y yo busco en los que faltan? — sugirió el azabache a su papá. Zenitsu lo miró y asintió, retrocediendo para adentrarse al pasillo que recientemente pasaron de largo. Yoshiteru se desesperó y apresuró el paso para adentrarse también en el pasillo contiguo y de esa manera poder ver qué sucedía.

Tenma y su papá estaban viendo las opciones de 'almuerzo' en los estantes de sopas y fideos instantáneos. El menor miraba con disimulo a su alrededor, hasta que se congeló al ver a Zenitsu ingresando en el mismo pasillo en que estaban. — ¿Entonces dices que no es saludable comer esto? Antes lo comía mucho y me daba energía. Mira, tiene trescientas calorías — comentó Tengen mientras seguía mirando un paquete de fideos instantáneos, se giró para ver a su hijo, pero este ya no estaba a su lado.

Tengen frunció el ceño y se giró para mirar a su alrededor, Tenma desapareció de la nada. Recorrió la zona con una rápida mirada y volvió a concentrarse en los otros paquetes de fideos. Se quedó estático cuando sintió la presencia de otra persona cerca de él, en su rápido recorrido, pudo divisar cierto color dorado. Se inquietó cuando finalmente fue consciente de lo que estaba sucediendo. Miró de reojo y entreabrió los labios quedando sorprendido.

Zenitsu estaba de espaldas a él, buscando aquella sopa instantánea que tanto acostumbraba consumir en la oficina. El corazón de Uzui empezó a acelerarse, sintiéndose mareado de repente. Tragó saliva y se alarmó cuando el rubio giró en su dirección y lo vio. Desvió la mirada rápidamente para volver a observar el paquete de fideos que tenía entre sus manos, no pudo evitar sentirse mucho más nervioso al saber que el rubio lo estaba mirando con asombro — ¡¿Uzui?! —

Levantó la mirada en el instante en que escuchó su nombre en los labios de su chico. Zenitsu lo miró sorprendido, apretó los labios al sentir cómo su estómago empezaba a revolverse. Su corazón latía con fuerza y sentía el calor en sus mejillas.

Tenma y Yoshiteru se encontraron en el pasillo contiguo y se apresuraron en espiarlos, ladeando la cabeza disimuladamente desde su escondite, el gran estante los cubría un poco, pero si querían ver más, tenían que exponer una pequeña parte de su cuerpo. — Wow, esto se pone caliente — murmuró el albino, dejando un beso en la nuca de su chico, quien se había puesto frente a él para ver mejor.

Yoshiteru se sobresaltó y calló su quejido. Codeó a Tenma para apartarlo un poco. — Shh, no hagas eso — reprochó molesto. — ¿Es en serio? ¿En un supermercado? Esto no es para nada romántico, Tenma — susurró.

El albino sonrió de lado. — No había otra manera — respondió, observando cómo su padre y el de su novio estaban frente a frente.



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