Capítulo XIX
Veía cómo su papá se la pasaba en su celular, ¿recibiendo mensajes? Frunció el ceño y lo miró detalladamente, sí. Definitivamente estaba sonriéndole a la pantalla. Hizo una mueca de desagrado. Esperaba que solo sean chistes, pero su papá empezaba a salir más a menudo o llegaba un poco más tarde del trabajo.
Rezó para que solo sean memes.
— Hola, pa... ¿Qué haces? — se atrevió a preguntar, fingiendo una sonrisa. Zenitsu se sobresaltó y apagó su celular con rapidez para girarse a ver a su hijo.
— Ooh, Teru chan... Estaba viendo algunos trabajos pendientes... ¿Tú qué haces? — tanteó desviando la mirada. Su celular emitió un zumbido que ignoró. Yoshiteru levantó una ceja y señaló su celular.
— ¿No vas a contestar? — preguntó confundido. Su papá sonrió y le restó importancia.
— A de ser tu tío Inosuke... Por cierto, me invitó a comer esta noche... ¿Crees que podría ir? — preguntó con cuidado, inquietándose. El azabache lo analizó, ¿por qué estaba tan nervioso para preguntar una simple cosa?
— No veo por qué no... — respondió haciendo una mueca. Zenitsu se levantó rápidamente y agarró su celular, sobresaltando a su hijo.
— Entonces está bien. Iré. Gracias, Teru chan — su papá se acercó a abrazarlo y se apresuró en ir a su habitación, dejando un poco cohibido a su hijo.
Se quedó sentado en la sala, escribiendo con Tenma y comiendo algunas papitas, escuchó unos pasos y se giró sobre su hombro para ver de dónde provenían. Se sorprendió al ver a su padre muy bien arreglado, entreabrió los labios y quedó mucho más confundido. Se veía bien, nunca se había vestido de ese modo. ¿Por qué ahora sí lo hacía?
— ¿Crees que es muy exagerado? — preguntó con cuidado, bajando la mirada. Había visto la expresión espantada de su hijo. Yoshiteru se apresuró en negar con la cabeza.
— No, está bien... Te ves muy bien — contestó. Tragó saliva y continuó. — Solo que nunca te había visto de ese modo... — añadió, agarrando un poco de papitas para comerlas. Zenitsu soltó un suspiro de alivio y sonrió de lado.
— Aw, gracias... Bien, creo que ya debo irme. Me reecontraré con él allá. Por favor, llámame por si sucede cualquier cosa. — habló mientras se dirigía de nuevo al espejo que estaba cerca de la puerta. — No enciendas el gas y cierra las ventanas. No abras la puerta a nadie y ¡cuídate! — se despidió de su hijo con una mano, ya con la mitad de su cuerpo fuera de la casa. Cerró la puerta y se marchó.
Yoshiteru miró la nada. ¿Se encontraría con su tío, verdad? ¿Debería empezar a preocuparse? Decidió dejar pasar esa extraña sensación que dejó el momento. Tenía demasiada curiosidad de saber si realmente saldría con su tío, pero no quería desconfiar de su papá. Respiró profundo. De todas formas, se veía un poco mal salir así con Inosuke. ¿Irían de fiestas? Su vestimenta era casual, pero se había arreglado mucho. ¿Era brillo lo que vio en sus labios? ¿Un poco de rubor? Tenía las pestañas más largas y el cabello bien atado.
¿Iría a conocer a alguien más?
— Arghhh — se cubrió el rostro con el cojín del sofá. Tendría que dejar de pensar mal. Tal vez se reuniría con él para ponerse al día, beber algo o comer y solo se vestía así para sentirse bien consigo. Tal vez solo quiera cambiar un poco. Sí. Eso tenía lógica.
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Se arregló la cinta negra con piedras que llevaba en su frente, acomodó sus cosas y agarró su portafolio y materiales. Acordó verse con Kyojuro luego de clases, por lo que ahora debería dirigirse a su lugar de encuentro. Sonrió a las chicas que lo saludaban, siempre las veía en la salida, era obvio que coqueteaban con él. Eran bonitas sí, pero no era correcto salir con alguna de ellas, tampoco tenía la intención de hacerlo.
Llegó al bar que estaba a unas cuantas calles de donde enseñaba, era su lugar preferido, siempre que podía frecuentaba allí. Era espacioso y tenía un estilo ochentero, quizás sea por eso. La luz era cálida y tenía grandes ventanales para ver las calles. Siempre se escuchaba rock clásico y eso era suficiente para él para catalogarlo como excelente. Además de que servían buenos bocaditos.
Bebía de vez en cuando, ocasionalmente, solo cuando se encontraba con sus amigos. Se sentó en su mesa de siempre y esperó a Kyojuro, pidió un vaso de agua y abrió su portafolio para entretenerse dibujando un poco. No despegaba la vista de su dibujo, escuchaba atento la canción que sonaba en ese momento — I would call you up every saturday night and we'd both stay out until the morning light, and we sang, here we go again. — sonrió levemente, la letra era hermosa, lo inspiraba a dibujar.
Levantó la mirada para agradecer el vaso de agua que llegó, escuchó el tintineo de la campana que estaba colgada en la puerta anunciando la llegada de alguna persona, esperando a que fuera su amigo, se giró levemente para mirar. Se sorprendió de sobremanera, una presión se hizo lugar en su pecho y un rubor coloreó sus mejillas. — And though times goes by I will always be in the club with you in 1973, singing here we go again... — el parpadeo de las pequeñas luces colgantes se hicieron presente, encendiéndolas por completo unos segundos después, indicando que la noche recién iniciaba, dándole un toque más hechizado a ese momento.
Se sentía sofocado. Llevó su mano a su pecho y se mordió la mejilla interna. De repente, una acumulación de sentimientos y emociones cayeron sobre él como un peso que no sabría si podría soportar. Siguió con la mirada al recién llegado, lo vio sentarse en los asientos frente a la barra. Ladeó la cabeza para no perderlo de vista. Esas hebras doradas, largas y atadas en una coleta, ese perfil, esa piel blanquecina con un toque de rosa pálido en el rostro, esos flequillos que un tiempo atrás se enredaban entre sus dedos, esos ojos dorados y un poco más afilados, y esa sonrisa que le calmaba el alma. Era él, había crecido y madurado, seguía siendo una belleza ante sus ojos.
Se relamió el labio y se inquietó, su corazón estaba desenfrenado, sabía que reconocía a su chico y lo estaba llamando. Nunca se preparó para este momento, las manos le temblaban y empezaba a faltarle el aire con cada segundo que pasaba sin quitarle la mirada de encima. Sonrió levemente, no creía que volvería a caer ante su encanto a pesar de que hayan pasado veinte años. Por inercia, se levantó de su asiento y colocó sus temblorosas manos dentro de los bolsillos de su bata para esconderlas. Caminó sin prisa y sin dejar de mirarlo, ensanchó su sonrisa al ver una muy bonita en el rostro de su chico rubio, quien no lo había visto aún. Se acercó con más seguridad y se frenó de golpe al ver que esa sonrisa hermosa iba dirigida a otra persona.
Desvió la mirada al otro recién llegado, quien iba acercándose a su chico con mucha más rapidez. Se quedó estático, observando esa escena. — ¡Zenitsu! ¿hace tiempo que llegaste? Lo siento por el atraso... ja... el trabajo me retuvo más tiempo — habló aquel hombre de cabello azabache. Parecía más joven. ¿quién era? Sabía que su chico se había divorciado de su esposa, por lo que estaba sin compromisos. ¿Cómo lo supo? Kyojuro se lo comentó.
— Oh, no te preocupes, recién llegué... — respondió, y Tengen sintió otra presión en el pecho al escuchar esa voz. Aquel joven se sentó al lado del rubio y empezaron a hablar animadamente. Uzui se quedó mirándolos por un rato más, bajó la mirada y la volvió a levantar para ver a Zenitsu, ladeó los labios. Al rubio le brillaban los ojos, estaba radiante y con una gran sonrisa, había colocado su mano sobre la del chico azabache y tenía las mejillas sonrosadas. No parecía que se tratase de un simple amigo. Él conocía todos esos gestos que una vez fueron para él. Hacía tiempo que habían dejado de pertenercerles.
Decidió volver a su mesa, sintiendo su estómago revuelto y un dolor que creyó que ya había sanado volvió a resurgir en su interior. Antes, ver todos esos gestos del rubio le provocaba cosas bonitas, una gran felicidad, ahora dolían. Zenitsu había reiniciado su vida, tal vez esté saliendo con ese chico, sabía lo que significaba esa mirada del rubio. Él no podía aparecerse así como si nada frente a él, ¿qué pensaría su chico? Dolería mucho más ver la mirada indiferente cuando se acercase a saludarlo, sabría que el rubio lo había superado y olvidado. Ya había pasado tiempo, nada sería igual.
No podía seguir más tiempo allí. Se levantó y juntó sus cosas, se apresuró en salir de allí con la seguridad de que Zenitsu estaba bien, no a su lado, pero de todas formas feliz con otra persona. Una que parecía más animada que él, una que era más joven y agradable. Él, en cambio, ya no era el mismo de antes. El rubio de repente parecía estar en otra época, una muy alejada. Zenitsu ya no se fijaría en él.
Tendría que hacer lo mismo, no podía seguir estancado en el pasado.
— Hey, ¿qué pasó? ¿No vamos a entrar? — Kyojuro chocó con Uzui en la puerta. Recién iba llegando, pero su amigo lo agarró del brazo y lo llevó a otro lado. No soportaría ver a Zenitsu tan distante, ni con ese chico.
— Pensé que sería mejor ir a conocer un lugar nuevo — respondió adelantándose a su amigo. Kyojuro frunció el ceño y lo siguió.
Ahora no dejaría de pensar en él... Demonios, su corazón latía con tanta fuerza que ya dolía. Sus amigos le habían recomendado invitar a salir a alguien, conocer gente nueva y abrir de nuevo su corazón. No era tan fácil, peor ahora que había vuelto a ver a su antiguo amor. Zenitsu estaba en Japón, cerca de él, pero no quería ir a importunarlo.
Más que eso, no debía.
Llegaron a otro bar, uno ubicado a unas calles más adelante del que habían salido. Uno nuevo para él.
— Está muy hermoso... — habló arrastrando las palabras. Kyojuro lo miró preocupado, su amigo estaba tomando más de la cuenta.
— ¿De quién hablas? — preguntó confundido. Aprovechó que su amigo desvió la mirada para apartar cuidadosamente el vaso de cerveza de él. Si seguía de ese modo, podría molestar y preocupar a su hijo.
Uzui ladeó la cabeza y se pasó las manos sobre el rostro. — Tú sabes, hablo de él... — respondió, volviendo a mirar al frente. Frunció el ceño al no encontrar su vaso. Lo buscó con la mirada y miró molesto a su amigo. — Estaba tomando eso — reclamó.
— ¿Hablas de Él? ¿Acaso lo has visto? — Kyojuro lo miró sorprendido, no debería extrañarse, sabía que Zenitsu había vuelto a Japón hasta incluso sabía que Tenma salía con su hijo. Uzui sonrió de lado y bajó la mirada.
— Tendrías que verlo... Su cabello creció... Lo tiene atado en una coleta y le queda jodidamente bien... Está más alto, no tanto para alcanzarme y eso es lindo... Además, tiene un buen cuerpo... — murmuró haciendo una mueca. Kyojuro lo miraba preocupado, soltó un suspiro y recargó su rostro sobre la palma de su mano para seguir escuchándolo, su amigo parecía ilusionado.
— ¿Y qué hiciste? ¿No fuiste a saludarlo? — tanteó intrigado. Le preocupaba el estado de su amigo, creyó que ya lo había superado, pero ahora estaba bebiendo y hablando de él como si no hubiera pasado tanto tiempo.
Negó con la cabeza y resopló. Pidió otro vaso de cerveza ante la mirada de reproche de Kyojuro. — No pude, me quedé congelado cuando vi a otro chico junto a él... ¿Sabes que está saliendo con otra persona? Se veía lindo sonriendo... — respondió relajándose en su asiento. Jugó con el llavero de su casa que estaba sobre la mesa mientras esperaba su siguiente vaso.
— Humm, ¿y qué es exactamente lo que buscabas al acercarte a saludarlo? ¿qué esperabas? — preguntó frunciendo el ceño al ver que otro vaso llegó a ellos. Uzui se reincorporó y sonrió a la mesera como agradecimiento. La chica se ruborizó y se marchó de allí tímidamente, Kyojuro hizo una mueca.
— No lo sé... Yo solo sentí la necesidad de acercarme a él... Ya sabes, lo vi y dije 'ow, wow...' Estaba muy nervioso... ¿Crees que debí acercarme a saludarlo? — preguntó confundido, quedó pensativo y bebió de su vaso.
Kyojuro resopló, miró el llavero de ratitas que tenía su amigo y lo pensó. — Eso ya depende de ti... Supongo que debiste intentarlo, no pierdes nada... — respondió abatido, no quería que su amigo siguiera bebiendo.
— ¿Crees que él se volvería a fijar en mí? Demonios, Kyojuro, ¡mírame! No soy el mismo chico de antes. Aquel chico que él conoció era genial y atractivo... Tal vez se asuste — bajó la voz y miró molesto su vaso.
— ¿En serio eres tan inseguro? Vamos, Tengen, tienes a muchas personas detrás de ti. Tú eres el único que no acepta la idea de que sigues siendo atractivo — señaló hastiado. — No lo sé, no sé si te hará bien o no si vuelves a buscarlo. A veces es mejor dejar las cosas así como son... Si te hace mal, lo dejas y si en verdad lo quieres, búscalo de nuevo. —aconsejó quitándole el vaso para beberlo él. Uzui chasqueó la lengua.
Tal vez debería dejar de pensar en él. Nunca hizo nada bien para su familia. Sentía tantas emociones que le confundían. Su esposa le había reclamado, su hijo también hizo lo mismo. Siendo así, solo causaba más daño. Ya lo vio, era suficiente. No quería decepcionar a Tenma. No sería justo para su hijo. Zenitsu estaba bien. Tendría que hacer lo mismo, superarlo y buscar nuevas cosas.
— Ja... Odio lo vierne... — Uzui murmuró, resopló y negó con la cabeza.
Kyojuro lo ayudó hasta llegar a su casa, para su suerte, parecía que Tenma ya estaba dormido. Se despidió de él y le advirtió algunas cuantas cosas que no comprendió. Se dirigió directamente a su habitación, pero se frenó para ver si su hijo realmente estaba en casa. Entreabrió la puerta y metió la cabeza, la habitación estaba a oscuras, pero pudo divisar el rostro sereno de Tenma, quien ya dormía profundamente. Sonrió levemente y cerró la puerta, cuando ingresó a su habitación, apagó la luz y se lanzó a su cama, quedando boca abajo.
Al día siguiente, cuando despertó, no encontró a su hijo. Tenía un gran dolor de cabeza y ya eran las tres de tarde. ¿Se quedó tanto tiempo dormido? Ni siquiera se cambió de ropa. Arrastrando los pies, decidió darse un baño y relajarse.
En la soledad de su casa, decidió poner un poco de música y empezar a cocinar lo que sería su 'almuerzo'. Se colocó ropa cómoda, calzó sus zapatillas de felpa y tarareó la canción.
Se preparó arroz frito con un poco de carne salteada, no quería perder tanto tiempo en la cocina, por lo que ese plato era el más sencillo de hacer. Comió sin prisas, revisando su celular y respondiendo algunos mensajes del trabajo y de sus amigos. Kyojuro había insistido en salir con más frecuencia con él. No era mala idea, si quería cambiar y olvidar, lo mejor sería hacerle caso.
Tampoco estaba mal la idea de conocer gente nueva, darle un poco de emoción a su vida. Tenma ya había crecido, podría irse a vivir otro lado en cualquier momento y lo dejaría solo. Quizás alguna conquista lo ayude a mejorar y a sentirse mejor. O alguna nueva pareja que se quede definitivamente con él.
La mejor forma de comenzar una nueva vida era deshaciéndose del pasado, de cada recuerdo, ya sean fotografías y cartas que jamás envió y de esa forma dejar ir sus sentimientos frustrados. Era momento de dejar de aferrarse a los recuerdos de Zenitsu, si quería superarlo, ya no tendría que haber rastros de él en esa casa. Un parte de su corazón seguía perteneciéndole, no lo olvidaría nunca, solo quería dejar de pensar en él.
Ya no quería decepcionar a Tenma, quería mejorar su relación con él, enmendar los errores del pasado y el daño que les causó. Sí, borraría cada recuerdo para eso.
Buscó en su armario, allí dentro de un baúl que estaba en el suelo, estaban sus recuerdos. Lo llevó hasta frente a su cama y se sentó en el suelo, lo abrió con cuidado y miró lo que había en el interior. Sacó una carpeta y empezó a verla. No supo cuánto tiempo estuvo sentado allí, con el corazón entre sus manos, recorriendo con la mirada todas esa hojas, escritos cortos y hasta algunas pocas fotografías. Su foto más especial se había perdido, quizás era una señal.
Se levantó y guardó de nuevo el baúl en su armario, volvió a sentarse en el suelo para mirar una última vez esa carpeta, tenía el corazón latiéndole a mil por hora, esto era más difícil de lo que esperaba, la abrió y la cerró de golpe al ver que alguien ingresó a su habitación. Ni siquiera lo escuchó llegar. — Papá... — saludó su hijo, mirándolo extrañado.
Uzui se levantó del suelo y se acomodó el flequillo. — Hey, ya viniste... ¿Qué tal? — tanteó tratando de parecer calmado. Tenma frunció el ceño y analizó, entrecerró sus ojos y sonrió.
— Sí, ya vine. Fue una buena tarde, ¿y tú qué hacías? No fuiste al trabajo, creí que estabas muerto, pero solo estabas durmiendo — comentó con cuidado, expectante a las reacciones de su padre. Se lo veía un poco nervioso, ¿por qué? Miró sus manos y vio la carpeta. Uzui se aclaró la garganta.
— Ow, sí... estaba muy cansado. Solo estaba viendo algunas cosas viejas... — respondió mirando su carpeta. Hizo una mueca y continuó. — Me tardé un poco, Tenma, pero no te preocupes, me desharé de todos los recuerdos que tengo de ese chico — confesó, sorprendiendo a su hijo.
Tenma observó sus expresiones, su padre estaba preocupado y siendo sincero. ¿En verdad lo haría? — ¿Estás seguro de que quieres eso? — preguntó intrigado. Tengen asintió con la cabeza. Conque su papá guardaba más cosas sobre el padre de Yoshiteru, no era solo esa foto que él se había robado.
— Sí, lo siento... En verdad lo siento si alguna vez los fallé o los hice sentir inferior. Nunca fue mi intención. Siempre quise lo mejor para ustedes, también quise que tu madre no recuerde a este chico, pero, a pesar de que yo ya no hablara de él, al parecer a ella le afectó mucho que no dejó de mencionarlo. No quise que él se interpusiera en nuestra familia, yo tenía una nueva vida, pero a veces no somos conscientes de cómo actuamos o de qué expresiones ponemos. Quiero que sepas que di lo mejor que pude, hice todo lo posible, y me disculpo y me arrepiento de todo corazón si no logré hacerlos felices. Por eso quiero que esto ya no esté aquí, quiero estar presente para ti, Tenma, pienso que si tú me das otra oportunidad de ser un buen padre, yo haré lo posible y hasta lo imposible para no decepcionarte... — suplicó a su hijo, acercándose a él y colocando su mano entre los cabellos plata.
Tenma estaba pasmado, shockeado y conmovido. Soltó una lágrimas, no esperaba tal confesión ni mucho menos ver a su padre en ese estado. Le dolía verlo así, su mirada reflejaba desespero, suplicando una oportunidad que ni siquiera debería pedir. Él no debería por qué sentirse así, ¿en verdad dejó que su padre llegara a esto? ¿Por qué tuvo que reclamarle lo mismo que su mamá? Tengen se alarmó al ver a su hijo llorando, iba a hablar de nuevo, pero Tenma se lanzó a abrazarlo. — Lo siento, papá... Tú no tienes por qué cambiar... Lo siento, yo no debí decirte esas cosas... Tú siempre fuiste un buen padre — respondió entre hipidos, mientras se aferraba a la camiseta de Tengen.
Uzui le acarició el cabello y recargó el mentón sobre su cabeza, estuvieron así por un buen rato hasta que se separaron, recién allí Tenma se dio cuenta de que su padre también soltó algunas lágrimas. — Gracias... — le susurró con una sonrisa, volviendo a abrazar a su hijo.
—... Quiero ver lo que tienes de él — murmuró, separándose del abrazo. Tengen lo miró sorprendido, miró su carpeta y lo pensó.
— Claro... si tú quieres. No es necesario la verdad... — habló inseguro, ladeando la carpeta. Vio cómo su hijo pasó a un lado suyo y se sentó en el suelo, esperándolo pacientemente.
— No, está bien. Quiero conocerlo — dijo, dando unos golpecitos a su lado, indicando a su padre para que se siente de una vez. Ya lo conocía, conocía toda la historia y el porqué terminaron, solo quería saber las cosas directamente de su padre. Tengen resopló y se acercó a él, se sentó a su lado y abrió la carpeta, colocándola en el suelo, en medio de los dos. Tenma levantó una ceja y miró curioso.
— Me sentiría más cómodo si tú me haces las preguntas... — comentó mirando a un costado con una expresión apenada. Tenma ladeó la cabeza y rodó los ojos, dio unas palmaditas a la cabeza de su papá.
— Ok, está bien, no te pongas nervioso — respondió, mirando lo que había en el interior de esa carpeta. Se sorprendió al ver unos cuantos dibujos, estaban guardados cuidadosamente dentro de unos folios, pero se notaban los años que tenían encima. Algunos estaban pintados, obviamente lo reconocería. Zenitsu... Estaba fascinado con la calidad de los dibujos, detallaba perfectamente los rasgos del chico rubio, además de que tenían algunas descripciones señaladas. 'Ojos dorados, profundos, hermosos y que solo brillan para mí' 'Labios dulces y apetecibles' 'Piel delicada y marcable' 'Cabellos como el sol, exquisito aroma y extravagante color'. Leyó cada flecha descriptiva.
Tengen frunció el ceño, eso lo avergonzaba más. — No leas esas cosas, tenía dieciocho años, ¿sí? Estaba bien chiquito todavía — comentó, tratando de cambiar de página. Tenma soltó unas risitas, eso era demasiado hilarante.
— JAJAJA. ¡Diablos, señorito! Pa, eras todo un galán — se burló, aún riéndose de él. Uzui lo miró molesto con las mejillas ruborizadas. Eso era aún más hilarante, su papá molesto y avergonzado con la edad que tenía, parecía un jovencito. — ¡Espera, todavía no leí todo! — se quejó inflando las mejillas al ver cómo su padre cambiaba de hoja.
— Ya, no es gracioso — se quejó también, no fue buena idea mostrar estas cosas íntimas a su hijo. Tenma decidió dejar pasar para ahora volver a concentrarse en las demás hojas. Miró enternecido los otros dibujos, su papá dibujaba mucho. Todos eran maravillosos, se enfocaba en sus manos, en sus ojos, sus labios, sus sonrisas y eso de allí... ¿eran sus piernas? Tengen hizo una mueca, definitivamente no fue buena idea acceder a sacar sus dibujos a la luz.
Tenma iba a dar vuelta la página, pero su padre lo frenó. — ¿Qué? ¿Acaso luego de esto hay cosas indebidas o qué? — preguntó curioso. Tengen desvió la mirada, aún ruborizado, sorprendiendo a su hijo. — ¡PAPÁ! Demonios..., no puedo creerlo... Bueno, era de esperarse, pero de nuevo, qué galán — dijo, dibujando una sonrisa burlona.
— Ya, hasta ahí. — habló Tengen, tratando de quitarle la carpeta. Tenma soltó unas risitas y negó con la cabeza. — ¿Qué más quieres saber sobre él? — preguntó con cuidado. Su hijo se iluminó, era cierto, había olvidado que podía preguntar. Tenma carraspeó y lo miró fijamente.
— ¿Qué significó él para ti? — preguntó directamente. Uzui no se esperaba esa clase de preguntas. Miró la nada y lo pensó.
— Bueno, Zenitsu fue una persona increíble... Significó mucho... — respondió inseguro. Tenma entrecerró los ojos, no estaba satisfecho con esa respuesta escueta. Según su tío Kyojuro, Zenitsu fue la luz para su papá.
— Bien..., ¿por qué lo quisiste? — tanteó expectante. Tengen se había confundido, no esperaba tales preguntas... esperaba algo como 'cuántos años tenía' 'dónde está ahora' 'por qué terminaron' y cosas 'simples'.
— Creo que no hay alguna razón exacta, me hacía sentir bien. Era maravilloso estar a su lado, irradiaba una luz bonita y yo solo sentí la necesidad de tenerlo a mi lado. Era un chico de buen corazón, tenía unas expresiones fascinantes, su sonrisa me provocaba... — pausó al darse cuenta de que estaba hablando de más. Se ruborizó y desvió la mirada. Tenma lo miró impresionado, su papá se había dejado llevar.
— ¿Y qué más? — preguntó curioso. Tengen lo miró y apretó los labios.
— Eso... No quiero ser cursi, pero supongo que deberías saberlo. Tu mamá terminó conmigo, estaba con el corazón roto... Zenitsu llegó y se tomó el tiempo para unir todos los pedazos y volver a reconstruirlo... Me enamoré de él como no tienes idea... — confesó bajando la mirada. Tenma se conmovió, tragó saliva y miró las fotos que guardaba esa carpeta, eran distintas a la que él había robado. Estas eran dentro de aquel observatorio que había mencionado el padre de Yoshiteru... Si que había una buena vista.
— ¿Lo amaste mucho? — tanteó aún mirando las fotos. Uzui sonrió y agarró una foto del rubio.
— Sí — respondió sin dudar. Tenma levantó la mirada para volver a preguntar.
— ¿Lo extrañas? — Tengen lo miró y ladeó la cabeza. Bajó la mirada, nada más ayer lo vio.
— Un poco... Es más bien esa nostalgia que te dan los recuerdos — aclaró asintiendo con la cabeza. Ni siquiera sabía lo que sentía. Tenma lo analizó.
— ¿Qué pasaría si lo vuelves a ver? — tanteó, volviendo a mirar las fotografías. agarrando algunas hojas escritas que estaban debajo de estas. Uzui se sobresaltó, carraspeó y quedó pensativo.
— No lo sé — respondió encogiéndose de hombros. ¿Qué pasaría si lo volviera a ver? Su hijo levantó una ceja. — Son letras de canciones... y algunas cartas — dijo, refiriéndose a las hojas que estaba leyendo Tenma.
Tenma leyó algunos párrafos, sí, eran canciones... Ahora sabía que tenía que ir a escuchar esas canciones. Una era bastante conocida, ya supo por qué escribió 'El amor de mi vida' en aquella fotografía, conque le había dedicado esa canción. Ladeó los labios y lo miró.
— Pa, ¿lo sigues amando? — preguntó con cuidado, mirando atentamente sus expresiones. Uzui lo miró alarmado, luego bajó la mirada y quedó en silencio. Tenma sintió una presión en el pecho, no supo si se trataba de comprensión, conmoción o dolor por enterarse de eso. Tengen negó con la cabeza y desvió la mirada, le estaba costando responder esa simple pregunta.
— Zenitsu se llevó consigo una parte de mí... Yo, no lo sé... Tiene un lugar en mi corazón, pero... — respondió inseguro, pausando entre las palabras y es que no sabía cómo expresarse. Tenma asintió con la cabeza y colocó su mano en su hombro, llamando su atención.
— Está bien, no es necesario que pienses tanto para dar una respuesta 'correcta'. Pa, solo estamos nosotros dos... Nadie te está forzando a nada, ¿sí? — habló, intentando calmarlo. Tengen lo miró y asintió con la cabeza.
— Ok, eso es todo, supongo. — respondió, levantándose de allí. Extendió su mano para que su hijo le devolviera la carpeta. Tenma hizo una mueca, ordenó las cosas colocándolas dentro de ella y se la pasó.
— ¿Qué harás con la carpeta? ¿En verdad tirarás todos tus dibujos? — preguntó, siguiéndole el paso. Tengen había salido de la habitación, agarrando las llaves de su auto.
— Sip, de esa forma se cierran ciclos — respondió abriendo la puerta. Tenma se apresuró en alcanzarlo.
— ¿En verdad quieres hacerlo? Pa, si no quieres no es necesario que lo hagas ¿Sí? Yo estoy bien, esas cosas no me hacen daño. Son buenos dibujos y tú... tú aún lo quieres — comentó frenándose debajo de la puerta, viendo cómo su papá metía la carpeta dentro del auto.
— Tenma, está bien, esta es la manera correcta. Ya lo decidí. Nos hará bien — respondió, señalándolo. — Entra a la casa y cierra la puerta. Vuelvo enseguida — dijo, ingresando a su auto y cerrando su puerta. Su hijo hizo una rabieta y lo obedeció.
No quería que su padre se deshiciera de esa carpeta. Lo guardó por tanto tiempo, en verdad quería a Zenitsu... Comprendió que fue feliz con él y si él se encontraba en su misma situación, haría lo mismo. Guardaría ese pequeño recuerdo de aquel momento en que fue feliz con esa persona, además, el chico rubio lo amó del mismo modo, curó su corazón. Era obvio que no querría olvidarlo, ¿quién podría hacerlo de ese modo? Hizo otra rabieta, no le preguntó lo más importante. Se dejó llevar también por el momento que olvidó aclararse las dudas.
Tengen conducía rumbo a su lugar especial, se sentía más aliviado luego de hablar finalmente de ese tema tan complejo con su hijo. Tenma lo comprendió mejor de lo que esperaba, se sorprendió por ese lado, pero estaba agradecido. Se sentía mejor con eso.
Estacionó el auto y bajó con la carpeta en manos. Miró a su alrededor y recién le dio la razón a su chico rubio. En verdad que era un poco tétrico ese lugar, no debería volver a mirar atrás, por eso, caminó entre las rocas y miró toda la ciudad desde la altura. Cerró el ojo y respiró profundo, descansó por unos minutos, sintiendo la brisa del viento que mecía su cabello y se agachó para empezar a cavar. No hizo un pozo tan profundo, solo lo suficiente para que la carpeta se cubriera. La miró por unos segundos antes de echarle la tierra encima y no pudo evitar sentir el peso de la nostalgia. Se mordió el labio inferior y se apresuró en echar la arena encima, necesitaba que sea un lugar seguro para sus dibujos, sus fotografías, que nadie los descubra y que los insectos no se apropiaran de ella.
Con todos esos deseos, se marchó de allí, caminando con las manos en los bolsillos de su pantalón. Se giró para ver ese observatorio, lo recorrió con la mirada y asintió con la cabeza. Era un buen sitio.
Tenma desayunó con su padre, estaban en silencio hasta que decidió hablar. — Pa, ¿cómo fue que terminaron? — preguntó, mirando su bol de cereales. Tengen frunció el ceño.
— ¿Terminar qué? —
— Zenitsu y tú — aclaró impaciente. Tengen desvió la mirada y se encogió de hombros.
— Tenma, ¿cuándo era la otra competencia? — preguntó cambiando de tema. Su hijo levantó una ceja.
— Dentro de unos meses, no lo sé — respondió confundido. — ¿Estás evadiendo mi pregunta? — preguntó indignado. Tengen se apresuró en negar con la cabeza.
— No, perdón, ¿qué preguntaste? — su padre se estaba haciendo el desentendido. Entonces su tío Kyojuro tenía razón, nunca habló de eso con nadie. Vio cómo bajaba la mirada y se concentraba en su desayuno, ¿estaba incómodo?
— ¿Fue por culpa de mamá, verdad? —preguntó directamente. Tendría que hacerlo, no podría esperar más.
Tengen se atragantó con su comida y bebió de su vaso de agua. Soltó un suspiro y miró serio a su hijo. — ¿Por qué piensas eso? —
— ¿Que no es la verdad? — respondió encogiéndose de hombros. Su papá frunció el ceño, tenía que responder a esa pregunta con sinceridad, sería un avance con su hijo.
Bebió un poco más de agua y lo miró. — En parte sí... Mira, antes que digas algo, te lo explicaré — se apresuró en adelantarse a su hijo, quien ya había abierto los labios para objetar. Se calló y esperó expectante a su papá. — Tu mamá cayó enferma, en ese tiempo estaba en una relación con Zenitsu... Bueno, no sabía que ella me dejó por ese hecho... No lo sabía. Me enamoré de mi chico y al poco tiempo me llama tu abuela, la mamá de tu mamá. Se disculpó conmigo, estaba en llanto y yo no sabía cómo actuar ni qué decir, me suplicó a que volviera con Makio si es que yo aún guardaba un poco de cariño por ella porque estaba segura de que su hija podría mejorar si me tenía a su lado. Ya sabes, el estado de ánimo influye mucho para su enfermedad... — explicó relajándose en su asiento.
— ¿Y solo por eso volviste con mamá? —preguntó recargando su rostro sobre la palma de su mano.
— Zenitsu terminó conmigo y apoyó a que vuelva con ella... Tu mamá mejoró, vivió muchos años más de lo que se esperaba... Y te tuvimos. —
— ¿O sea que si Zenitsu no te dejara ir, no volverías con ella? ¿En verdad fingiste amor por ella en todo este tiempo? — preguntó bajando la mirada, se prometió no reclamarle nada a su papá, pero sabiendo esas cosas, saber que solo le tuvo a él por obligación, le hacía sentir mal.
Tengen se apresuró en negar con la cabeza, posó su mano sobre la de su hijo, llamando su atención. — No puedo mentirte, al principio sí me costó un poco, ella fue mi ex novia, en cualquier momento renacería de nuevo el amor... Así que decidí que el tiempo fuera la solución... Ella sabía que yo seguía pensando en Zenitsu, aún no podía asimilar las cosas que pasaron. Mi relación con él terminó de la noche a la mañana, era evidente que no dejaría de amarlo tan pronto y, además, seguía sobrellevando esa separación. No fueron buenos tiempos, pero pude superarlo con ella a mi lado... — aclaró haciendo una mueca.
Tenma lo miró atento, tenía razón.
— Yo sí quise a tu madre, te tuvimos y todo mejoró. Mi vida cambió con tu llegada, era imposible no tener tanto amor para los dos. Nunca dudes del amor que tuve por nuestra familia, Tenma. También te amo a ti — Tenma se sorprendió por la sinceridad y las palabras que nunca esperó escuchar de su papá. Se ruborizó y asintió con la cabeza.
— Gracias, pa... Este es el momento perfecto para comprender estas cosas delicadas... En verdad, gracias. No tienes por qué culparte sobre las cosas, te comprendo... fue difícil separarse de alguien a quien amaste para unirte a otra persona al instante. Te agradezco por haber salvado a mamá... Eres un buen padre — confesó, algo apenado. Se levantó para llevar su bol de cereal a la cocina, pero antes, en un rápido movimiento, abrazó a su papá por un rato.
Tengen sonrió y le siguió con la mirada.
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