Capítulo XIV
Yoshiteru se sentía extraño, había correspondido los sentimientos de Tenma. Pudo ver la sonrisa alegre del albino, eso le brindó cierta calidez en su pecho. También le gustaba, solo que no sabía cómo expresarse. Él era un chico introvertido, nunca tuvo pareja y con eso, no tuvo tampoco ninguna experiencia.
No se esperaba que encontrando esos escritos también encontraría pareja. — Qué cosas, ¿no? — Sumihiko estaba emocionado, su ship se hizo canon. — ¿Entonces ya son novios? — tanteó con una gran sonrisa.
— ¿Qué? ¡No! No lo somos... Es decir, aún no nos dijimos nada... — respondió bajando la mirada, apenado. Su primo infló las mejillas y se cruzó de brazos.
— ¡Eso es imposible! ¡No puede ser que se coman y aún no sean novios! ¿Qué esperan? ¿Tener un hijo? — preguntó escandalizando al azabache.
— ¡Sumihiko! ¡¿De dónde aprendes a hablar así?! —reprendió con un rubor en las mejillas. Su primo de pronto se había puesto más atrevido. — No, ya no quiero hablar sobre eso —levantó la mano frenando las próximas palabras de Sumihiko.
— Ugh... eres muy susceptible. Como si fuera algo de otro mundo... —murmuró entornando los ojos.
— Creo que no es bueno que te juntes con Tojuro. Lo podrías corromper —comentó volviendo a concentrarse en sus cosas. Sumihiko se ofendió.
— ¡¿Qué?! Qué raro, casi siempre es al revés... — murmuró más para sí mismo. Su papá estaría decepcionado de él, según el chisme, su padre era el ser más puro del planeta.
— Conque lo admites, y yo que creí que Tojuro era la mala influencia. —
Luego de dos días, recién pudo volver a ver a Tenma. El fin de semana se la pasó en casa junto a su papá, recibieron visitas por parte de su tío y sus primos, razón por la cual no pudo juntarse con su nuevo 'amigo'.
— Te extrañé, creí que te habías escapado... — habló el albino sin dejar de abrazarlo. — No me quieres, Yoshiteru, pero comprendo que el sufrimiento es parte del amor —comentó, provocando que el azabache lo mire con desagrado.
— Ya no te querré si dices esas cosas... — murmuró, bebiendo de su vaso de café. Miró al frente y resopló. — ¿Cómo has estado? —tanteó. Tenma infló las mejillas, Yoshiteru no era para nada romántico.
— ¡No me quieres! — exclamó haciendo un berrinche al ver que su chico no le había dado ningún beso ni un abrazo. Lo miró con ojos tristes. — ¿Acaso conociste a alguien más en dos días? —preguntó aún molesto.
Yoshiteru soltó un suspiro, esos últimos dos días estuvo pensando en el albino y en la relación que tenían, ni siquiera salió de casa. — Estuve con mi primo... — Tenma no le dejó continuar.
— ¡Lo sabía! ¡De primos norteños nadie se salva! — exclamó aún en su berrinche. El azabache negó con la cabeza y lo abrazó.
— Eres un dramático — comentó descansando su cabeza en su pecho. — Papá quiere conocerte, pero creo que no sería prudente hacerlo aún... Estuve pensando en ti en estos dos días — confesó, mirando la calle mientras seguía con la cabeza sobre el pecho de Tenma.
El albino apretó los labios, eso flechó su corazón. Correspondió el abrazo de Yoshiteru y sonrió enternecido, dejó un beso en la cabeza azabache y lo cubrió con su chaqueta. — ¿Pensaste en mí? ¿Cómo? ¿Con o sin ropa? — tanteó burlón.
Yoshiteru se ruborizó, chasqueó la lengua y se separó de él para mirarlo molesto. — ¿Crees que eso es 'romántico'? Luego yo soy el que no sabe expresarse... — murmuró desviando la mirada.
— Cariño, es mi forma de expresar amor. Tómalo o déjalo. —respondió mirando sus uñas desinteresadamente. El azabache levantó ambas cejas, inquietando a Tenma. — Yo soy así... — se defendió.
— Está bien, te acepto así, con tus perversiones y todo... — respondió volviendo a abrazarlo. El albino sonrió y acarició su cabello, mandando los flequillos del azabache hacia atrás para depositar un beso en su frente. — Sigamos con lo de siempre, ya falta poco para terminar esa historia — comentó separándose de él para adentrarse al jardín. Tenma asintió y lo siguió.
Se sentaron debajo del árbol, el albino estaba con la espalda recostada sobre el tronco, había estirado a Yoshiteru para que se ubicara frente a él, de ese modo lo tendría entre sus piernas y con su espalda recostada sobre su pecho. El azabache frunció el ceño, en verdad aún no se acostrumbraba a esas 'posiciones', sintió los brazos de Tenma rodeándole la cintura y cómo este recargaba su mentón sobre su hombro. Se acomodó y siguió con su lectura.
Zenitsu se sentía inquieto, ¡hasta había olvidado cómo respirar! Bajó la mirada y trató de concentrarse en otra cosa, Uzui no apartaba la mirada de él. ¿Acaso tenía el cabello despeinado? ¿Un bicho? ¿Un gran bicho en el rostro? ¿Por qué lo miraba tanto? Giró el rostro para verlo y se ruborizó al conectar con los violetas, había algo distinto en ellos. Un brillo especial..., por él. No podía aceptarlo, el albino estaba confundido, solo eso. Se repetía lo mismo una y otra vez, no quería ilusionarse, pero allí estaba Tengen, con esa mirada extraña y su sonrisa encantadora.
¿Qué le pasaba? Kyojuro los miraba divertido, su amigo intentaba 'seducir' al chico rubio y este no comprendía su manera de ser. Soltó unas risitas y negó con la cabeza, sin dudas, su parte favorita de un próximo romance era el inicio, con los flirteos y las insinuaciones. Era un juego muy divertido y bonito. Zenitsu estaba desconcertado, mirando extrañado a Uzui, quien le guiñó un ojo.
— Hmm, es un lindo día ¿verdad? — rompió con el silencio, desviando la mirada al cielo. Tengen sonrió y se colocó a su lado.
— Sí, un buen día.. — murmuró mirándolo fijamente. El rubio hizo una mueca, lo miró cuando sintió los dedos entre sus cabellos dorados. — Contigo siempre serán buenos días... — murmuró con una leve sonrisa. Zenitsu no supo si escuchó bien o no, desvió la mirada al frente, estar con Tengen le hacía tener el corazón acelerado.
Uzui ladeó los labios, ¿su chico lo estaba ignorando? Frunció el ceño y se inclinó para dejar un beso detrás de su oreja, sobresaltándolo. — Heey... — pronunció girándose a verlo. — Muy cerca... — murmuró al ver el rostro del albino frente al suyo.
— Ya me voy, nos vemos mañana — dijo sonriente. Zenitsu asintió, Tengen ladeó la cabeza y rozó sus labios con los suyos en un rápido movimiento, dejando un corto beso allí para luego girarse y emprender rumbo a su casa con una sonrisa satisfactoria. El rubio quedó desorientado mirando cómo Uzui se alejaba, se ruborizó intensamente al volver en sí y se tapó los labios.
¿Qué demonios acabó de hacer?
Creyó que con ese gesto fue muy claro, pero nada cambió al día siguiente. Bueno, el rubio empezaba a 'evitarlo', eso sí era un cambio, pero que hacía retroceder de nuevo todos sus avances. Soltó un largo suspiro, ese día no había visto mucho a Zenitsu, parecía como si estuviera escapando de él, tampoco había visto a los amigos de su chico, por lo que se sorprendió cuando por fin pudo verlo, no desaprovechó y se acercó rápidamente a él.
Pudo ver su incomodidad, se sintió un poco mal por eso, pero sabía que el rubio sentía lo mismo por él, estaba seguro de eso. No quiso quitarle mucho tiempo, por eso le dejó una notita en el bolsillo de su pantalón y se despidió.
Zenitsu lo miró extrañado y leyó lo que decía en aquel papelito. 'Te espero en las gradas luego de clases, necesito decirte algo urgente'. Oh, volvió a entrar en crisis de ansiedad con esa nota. ¿Qué querrá el albino?
Uzui buscaba la forma de hacer que Zenitsu le dé cariños porque si él lo hacía, el rubio no lo tomaba en serio, por eso se encontraba sentado en las gradas, solo y con frío, bajo la incesante lluvia. El rubio llegó hasta ahí, Tengen dijo que lo esperaría en el campo de juego, pero estaba lloviendo, como no apareció en ningún otro lado, fue a comprobar si realmente estaba allí. Se descolocó al verlo bajo la lluvia y sin ninguna protección.
— ¡Demonios, Tengen! ¿Qué te sucede? ¡Ven aquí! — exclamó, desde una distancia considerable, no pensaba salir y empaparse. Uzui levantó la mirada y la volvió a bajar, el rubio entornó los ojos e hizo una rabieta. — ¡Tengen, te vas a enfermar! —
El albino seguía ignorándolo, ¿lo estaba escuchando? No tuvo de otra que sacar su paraguas y salir de su refugio en busca de Uzui. Se acercó a él y colocó su paraguas encima de él, para compartir. — ¿Eres idiota o te haces? — preguntó el rubio mirándolo molesto. Tengen negó con la cabeza, solo estaba cabizbajo, provocando que Zenitsu suelte un largo suspiro.
El rubio acercó su mano a la mejilla del albino y empezó a acariciarla. — ¿Qué te sucede? ¿Estás bien? Vamos a refugiarnos — volvió a hablarle, llamando la atención de Uzui.
Tengen sonrió de lado y aceptó gustoso las caricias del rubio, ladeando el rostro en modo de pedirle más. Zenitsu se ruborizó y subió su mano para tocar el cabello plateado que estaba mojado, esperó a que Uzui respondiera y lo miró. — Me siento tan solo — murmuró, tratando de dar pena.
Zenitsu se preocupó y le agarró de la mano. — Yo te haré compañía, pero vámonos de aquí, que podrías enfermarte — respondió, estirándolo. Uzui sonrió triunfal, siguiendo los pasos del rubio.
— ¿No quieres mojarte? — tanteó, viendo cómo el rubio le daba el paraguas para que él lo atajara y así cubrirlos a los dos. Zenitsu negó con la cabeza. — ¿Tienes algún problema con la lluvia, podrías llegar a enfermarte grave? — preguntó, confundiendo a su chico.
— ¿Por qué tantas preguntas? — preguntó levantando la mirada para verlo. Uzui lo miró expectante. — No, solo que a nadie le gusta empaparse. Además, tengo una rivalidad con los rayos... — respondió haciendo una mueca. Tengen sonrió y se frenó, llamando la atención del rubio. Zenitsu se alarmó cuando el albino lo llevó de regreso al campo de juego. — ¡Tengen, no! —
— Sí que sí — respondió, subiendo las gradas. Zenitsu estaba en crisis, no podía parar porque sino el albino lo arrastraría, le siguió el paso como pudo, subiendo las gradas y se frenó cuando él bajó un peldaño, dejándolo un escalón más arriba. Uzui dejó el paraguas a un lado, sujetó la cintura del rubio, sobresaltándolo, y lo atrajo a su cuerpo. De esa forma, ambos estaban a la misma altura, recorrió con la mirada el rostro de Zenitsu, quien lo miraba en silencio, con las mejillas encendidas y se acercó a su rostro, rozando su nariz con la suya, sintiendo las frías gotas que caían sobre ambos. Subió una mano para colocarla en la nuca del rubio y de esa forma eliminar la distancia que los separaba.
Zenitsu estaba impresionado, cerró los ojos con fuerza, sintiendo los labios de Tengen sobre los suyos, moviéndose para darle un ritmo a aquel sorpresivo y anhelado beso. Entreabrió los labios y le correspondió con unos movimientos suaves y delicados, provocando que el corazón del albino dé un vuelco. Rodeó el cuello de Uzui con sus brazos y se fundió en ese beso. Lo abrazó al instante en que se separaron.
Tengen se relamió el labio y bajó sus manos por la espalda de su chico hasta llegar a su cintura para apegarlo más a él. — Te amo — confesó en voz baja, ladeando el rostro, rozando su nariz entre los cabellos dorados. Zenitsu se sintió desfallecer, lo abrazó con más fuerza, ocultando sus lágrimas entre las gotas de lluvia, no sabía cómo responder a eso.
Se separaron porque ya llevaban mucho tiempo bajo la lluvia, Uzui dejó unos cuantos besos en el rostro del rubio y lo agarró de la mano para salir finalmente de allí. Zenitsu lo siguió tímido, empapado pero con las mejillas calientes. Llegaron a un aula, donde se encontraba la mochila del albino e infló las mejillas al ver que él también tenía paraguas y hasta un abrigo más. — ¡Esto es una estafa! — exclamó Zenitsu, indignado.
— Nop, no lo es. No soy un tonto para no traer abrigo en un día de lluvia — respondió Tengen, colocando el abrigo sobre la cabeza del rubio. — Cúbrete bien — pidió, acomodando la tela. Zenitsu lo miró molesto, recibiendo de nuevo otros besos de Uzui.
— Se supone que ya no estamos fingiendo... — murmuró sin apartarse de él, cerró los ojos cuando el albino volvió a juntar sus labios en un ansioso beso. — Tengen, no... No me ilusiones — susurró, separándolo.
— Zenitsu, no lo haría. Lo que dije en las gradas es verdad, créeme. Me gustas mucho y... muero por tenerte a mi lado — confesó, dejando besos en sus mejillas. — Por favor, dame la oportunidad de ser tu novio de verdad — suplicó, mirándolo a los ojos. El rubio sintió cómo sus ojos volvían a humedecerse y bajó la mirada, dejando caer unas lágrimas, alarmando al albino.
— ¿Tú... hablas en serio? Yo te aburriré muy rápido... — murmuró inseguro, Uzui ladeó la cabeza y acarició sus mejillas.
— Es no es cierto... Si tan solo supieras todo lo que me haces sentir. Amor, si tan solo te vieras como yo te veo... En verdad me gustas mucho —confesó mirándolo a los ojos, se inclinó para besar sus mejillas y de esa forma borrar sus lágrimas. Zenitsu sentía tantas cosas que no podía describirlas, ladeó la cabeza, buscando los labios del albino para dejar un beso en ellos. Siempre quiso volver a besarlo, reprimía esa necesidad porque creía que Tengen lo rechazaría, además, nunca había besado antes, era probable que recibiera alguna burla o algo por el estilo.
Uzui sonrió y correspondió su beso, su chico era tan adorable y se sentía satisfecho al saber que él le estaba dando su primer beso. Se separó para encariñarse con el rostro del rubio, dejando más besos en su oreja y su cuello. Zenitsu se sofocaba con tantos cariños, sonrió alegre y lo agarró de la mano.
Yoshiteru estaba sollozando, siendo consolado por Tenma. — No puedo, no puedo — murmuró hipando. El albino lo abrazó, tratando de mantener al azabache entre sus brazos. — Esto me supera —
— Shh, está bien... — respondió, dejando besos en todo su rostro. Se separó de él y lo miró enternecido. — También me conmovió, así que solo suelta todo — animó acariciando su cabello. Yoshiteru volvió hipar, secándose las lágrimas con las palmas de sus manos.
— Ok, ya pasó... ya pasó. — habló, tratando de calmarse, respiró profundo y miró la nada. — Esto es mejor que las películas... — comentó, guardando con cuidado los escritos de su papá. Tenma asintió.
— Vaya..., ahora veré de otra forma a mi padre... — dijo, quedando pensativo. Y era cierto, mirar a su papá sería distinto luego de saber su historia con ese chico que robó su corazón de su mamá.
— Lo siento por ser muy sensible... — murmuró, intentando secar la chaqueta del albino que había quedado un poco húmeda a causa de sus lágrimas. Tenma lo miró curioso y sonrió.
— Aw, cariño, no te disculpes por eso. Me gustas más así, porque te pones amoroso —respondió atrayéndolo en un abrazo. Yoshiteru hizo una mueca, también le incomodaba un poco saber la esa historia de su papá, pero era muy tierna. — ¿Ya no vas a leer? — tanteó, viendo que aún era temprano.
— ¿Ha? Oh, no me percaté de eso... Espérate a que me calme un poco más — respondió mirándolo molesto, Tenma se sorprendió al ver ese cambio de actitud, asintió con la cabeza y se levantó para recorrer el lugar mientras daba tiempo a su chico, quien estaba abstraído mirando un punto distante.
El albino se acercó al lago y lo observó brevemente, caminó detrás del árbol que cubría a Yoshiteru y se tardó un poco allí. El azabache frunció el ceño, Tenma había desaparecido. Se giró para buscarlo y lo miró curioso cuando lo vio acercándose de nuevo a él. — Ten — dijo, agachándose para quedar a su altura.
Yoshiteru se ruborizó, Tenma le hizo un ramito de flores, al parecer estuvo juntando las que encontraba por allí. El albino sonrió, enterneciendo más al azabache. — Ow... — ensanchó su sonrisa al mirar de vuelta esas florecitas. Se giró hacia Tenma una vez que este volvió a ubicarse a su lado y besó su mejilla, acunó su rostro para unir sus labios en un tierno beso. — Te quiero — murmuró, sonrojando al albino.
Estaba más animado, decidió continuar con la lectura para finalizar con ese día.
Inosuke bajó la cabeza y levantó ambas cejas al ver cómo su amigo rubio era besado por Uzui. ¿En qué momento sucedió? Tanjirou sonrió conmovido, ni él tuvo tantos avances con Kyojuro. Habían salido en un par de ocasiones, pero aún no se atrevían a dar el siguiente paso. Zenitsu no se esperaba ese beso de Tengen, había venido de imprevisto.
— Me convertí en lo que juré destruir... —habló, dirigiéndose a sus amigos luego de que Uzui se haya ido a sus clases.
— ¿Qué? ¿en el novio real de Uzui Tengen? — tanteó Tanjirou.
— ¿En la pasiva de Uzui? Digo, seguro no te esperabas serlo luego de haberte proclamado 'no gay' —comentó Inosuke, mirándolo burlón. El rubio entrecerró los ojos.
— Se supone que este tipo de conductas no está permitido dentro de la academia, por eso reporté a Uzui y su ex... Al parecer, Tengen no cambiará... — murmuró sentándose en su lugar.
— ¿Y... en verdad son novios? — Tanjirou estaba curioso.
— Algo así — contestó sacando sus cuadernos. Inosuke lo miró frunciendo el ceño.
— Este Monitsu nunca tiene nada en claro. Son novios —sentenció el de hebras azuladas, negó con la cabeza al ver la mirada de reproche del rubio. — Solo acéptalo y ya —
Zenitsu miró su cuaderno y sonrió levemente al recordar a Uzui. ¿En verdad Tengen lo quería? Se sentía tan bien.
El albino lo mantenía enfocado en él, el rubio ignoraba si Makio los observaba o no, también ignoraba las miradas de las personas, solo veía a Tengen, solo lo escuchaba a él y a sus palabras bonitas. — ¿Por qué eres tan hermoso? — preguntó mientras acunaba el rostro de Zenitsu.
Su chico se ruborizó y bajó la mirada apenado, abrazó a Uzui, sintiéndose seguro entre sus brazos. Tengen no lo soltaba, hablaba con sus amigos con Zenitsu pegado a él. A Kyojuro le causaba un poco de gracia verlo de ese modo, se sentía feliz por su amigo. Sanemi estaba un poco incómodo, pero lo dejaba pasar.
— ¿Dijiste que tenías una rivalidad con los rayos? — preguntó confundido, reaccionando tarde lo que le había mencionado su chico el día anterior. Zenitsu miró arriba.
— Sí, lo dije — Uzui lo miró extrañado, pero con una sonrisa divertida. — No sé por qué, pero cada vez que los veo, me genera miedo... Me siento perseguido y creo que los atraigo... — respondió también confundido.
— Mi rayito, ¿debería ponerme celoso porque atraes a los rayos? — bromeó con una expresión divertida. Zenitsu sonrió de lado y negó con la cabeza. — Pero si los rayos tienen un buen sonido... — opinó pensativo. Eran sonidos muy estridentes y bruscos, pero geniales. El rubio arrugó la nariz.
— No lo creo, tal vez si avisan antes de tronar estaría todo bien... Además son impredecibles. Puede ser un día soleado con una pequeña nube gris, todos felices para que luego ¡pum! caiga un rayo encima de alguien —explicó haciendo unos ademanes. Uzui sonrió.
— ¿Así como ahora? — tanteó burlón, inclinándose hacia el cuerpo de su chico. Zenitsu levantó la mirada al cielo y se espantó al ver las nubes grises con grietas luminosas, eso solo significaba una cosa. — ¿Cuántas probabilidades hay de que nos caiga un rayo en este instante? — siguió molestando al rubio.
Zenitsu estaba pálido, abrió la chaqueta de Uzui y escondió el rostro allí, cubriéndose con ella. Tengen soltó unas risitas, entretenido con la escena que creaba su chico. Lo abrazó y se sobresaltó al escuchar el sonido de los relámpagos.
Ahora era el rubio quien se reía de él, habían ingresado de nuevo a la academia luego de que cayera la lluvia. Tengen ingresó rápidamente al rato de ver el cielo apunto de 'explotar', arrastrando al rubio hacia el refugio. — JA. Señor fanático de los rayos —señaló con burla. Uzui sonrió abatido, no se esperaba a que llegara una tormenta. — Siempre que exista al menos un pequeño porcentaje de probabilidad, es peligroso y es mejor evitarlo. — respondió a la cuestión de hace unos momentos.
— Me siguen gustando sí, solo que tu advertencia me descolocó un poco. Obvio que no querría que nos cayera un rayo... Todo bien si no duele, pero quiero pasar más tiempo contigo — contestó atrayéndolo a su cuerpo para abrazarlo. Zenitsu se ruborizó e infló las mejillas.
Se sentaron en una banca, tenían que esperar a que la tormenta cesara para poder volver a sus hogares. Zenitsu recargó su cabeza en el hombro de Uzui y este rodeó a su chico con su brazo izquierdo en un medio abrazo. El rubio bostezó, tenía sueño, por lo que sus ojos se volvían más pesados, los cerró por unos segundos para luego abrirlos de golpe al escuchar la caída de un rayo. Por eso no les gustaba, por poco y no le había dado un infarto. No sería mala idea comprarse un walkman para opacar con música los sonidos del rayo en cada tormenta.
Uzui no parecía inquietarse, estaba tranquilo y cómodo con Zenitsu a su lado, en sus brazos. Bajó la mirada para verlo y sonrió, el rubio parecía molesto, al parecer la tormenta había arruinado su 'siesta'. Dejó un beso entre sus cabellos rubios, llamando su atención. — Intenta dormir si quieres, no creo que vuelva a caer uno — habló, acomodando los flequillos de su chico.
Estaban en épocas de lluvías y vientos frescos, las tormentas eran frecuentes, Uzui estaba agradecido que al menos eso le daba tener más momentos junto a su chico.
Tenma se frenó cuando llegaron frente a la residencia de Yoshiteru, el albino se sorprendió al ver a Zenitsu ingresando a la casa. Era la primera vez que lo veía en persona, con lo poco que vio, pudo comprender por qué el azabache se confundía y se trababa con las palabras, llamándolo 'ma'. Tenía el cabello largo, atado en una coleta, según sus cálculos, podría tener la misma estatura que Yoshiteru o un céntimetro más. — Vaya... tu papá está en máximo esplendor... — murmuró.
Yoshiteru lo miró confundido, frunció el ceño y se cruzó de brazos. — ¿Qué quisiste decir? — preguntó indignado. Tenma iba a responder, pero lo pausó. — No, déjalo así, sé lo que quisiste decir... Sí, ¿por qué te sorprende tanto? —tanteó curioso.
— Bueno, según él mismo, no era para nada 'atractivo' ni 'bonito'. Siempre estuvo equivocado..., entiendo por qué papá se habrá enamorado de él... — murmuró pensativo. Yoshiteru carraspeó, llamando su atención. — Tú saliste igual a él y eres divino — habló acunando el rostro de su chico.
El azabache se ruborizó y negó con la cabeza. — Este chico y sus ocurrencias... — susurró desviando la mirada. Tenma besó sus labios para despedirse de él, sobresaltando a Yoshiteru, no lo esperaba tan repentinamente.
— Nos vemos — dijo, levantando una mano y sonriendo divertido para girarse y marcharse de allí.
Ingresó a su casa, su papá no estaba en la sala ni en la cocina, al parecer ya se había ido a su habitación. Subió las escaleras y miró a través del espacio que dejaba su puerta. Sí, allí estaba, acostado y dormido profundamente. Eso significaba que tuvo mucho trabajo, ni siquiera cenó. Se preguntó si sería correcto preguntarle sobre su relación con Uzui Tengen, quería saber por qué terminaron y al parecer solo él y el mismo Uzui padre eran los únicos que lo sabían.
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