Capítulo XII


Uzui entornó los ojos cuando vio de nuevo al rubio discutiendo con un grupo de chicos mayores. Se acercó a ellos con pasos retumbantes y con los puños apretados. ¿Es que no habían entendido que con el prefecto nadie más se metía? Llegó allí y apartó con fuerza a unos de ellos que estaba agarrando el brazo de su chico. Zenitsu se asustó. — LARGO — habló, mirándolos amenazante. Tampoco nadie quería meterse con Uzui Tengen.

El grupo de chicos se marchó con prisa de allí, lanzando unos improperios que el albino no dejó pasar, por lo que frenó a uno para darle un golpe en la mejilla, alarmando al rubio y a los demás, quienes se alejaron de allí con pasos apresurados. — ¡Tengen, ya! —exclamó Zenitsu preocupado.

Se acercó de nuevo a su chico para ayudarlo. — ¿Estás bien? — preguntó, agarrándolo del brazo izquierdo. Zenitsu lanzó un quejido y apartó su brazo.

— Hey, ay. Estoy bien — contestó bajando la mirada. Uzui lo miró preocupado, volvió a agarrar su brazo para remangar la camisa. Se sorprendió cuando vio algunas marcas moradas que eran secuelas de un fuerte agarre. Chasqueó la lengua y sintió el coraje inundando todo su cuerpo. Se giró para buscar a aquel grupo de nuevo, viéndolos ya dentro de la academia. Rechinó los dientes y empezó a caminar en dirección a ellos. El rubio se alarmó y quiso frenarlo. — Tengen, no. No armes un escándalo. — intentó pararlo sujetando su brazo. — ¡Ya déjalo, te meterás en problemas! — exclamó, viendo cómo el albino no tenía intención de detenerse.

Uzui se frenó cuando Zenitsu abrazó su espalda, aferrando sus manos a la parte delantera de su camisa. Escuchó unos hipidos que lo sobresaltaron. Separó los brazos del rubio y se giró a verlo. — Zenitsu, lo siento... Pero esto no puede quedarse así. Ellos no pueden hacer lo que quieran — habló, colocando ambas manos sobre las mejillas de su chico, secando las lágrimas que bajaban sobre esa zona.

— No... Déjalos o tú también te meterás en problemas por mi culpa. Ya no lo harán... — contestó entre hipidos. Respiró profundo, tratando de calmar su respiración y dejar de hipar. Tengen se angustió, acarició sus mejillas, sintiendo una presión en su pecho al ver al rubio de ese modo.

— Yo solo quiero protegerte — dijo, abrazándolo. — No haré nada que tú no quieras que haga, ¿está bien? Solo déjame cuidarte — respondió besando su frente. Zenitsu descansó en su pecho, correspondiendo el abrazo, escuchando y sintiendo los latidos del corazón de Tengen. ¿Por qué latían así? Tan acelerado. ¿Era por estar rabioso o por algo más? Todas esas preguntas daban vueltas en su cabeza. Se separó de él y lo miró a los ojos.

— Gracias — respondió, ruborizándose por haber mantenido contacto visual por mucho tiempo. Bajó la mirada y sonrió. — En verdad, gracias — volvió a agradecer, estirándose un poco para dejar un beso en la mejilla de Uzui. Se retiró de allí sin ver su expresión, apresurando el paso para ir a su aula.

Por su parte, Uzui mataba con la mirada a aquel grupo que lastimó a su chico. Iban en la misma clase, por lo que no dejaba de mirarlos amenazante, incomodándolos. Kyojuro le dio unas palmaditas a su espalda, para tranquilizarlo un poco. — Demonios, Tengen, ya pasó. — habló bajando la voz para no llamar la atención del profesor.

— Es que me siento muy mal. ¿Impotente? Lo que sea, sé que puedo hacer algo, pero Zenitsu me detiene — murmuró, apartando finalmente la mirada de aquel grupo.

— Si tu chico te lo pidió, es mejor no hacer nada. Solo cuídalo, ¿sí? — contestó, escribiendo en su cuaderno. Tengen resopló y se acomodó en su asiento, Makio también estaba en su clase, le preocupaba de cierto modo verla y no sentir nada más que nostalgia. Estaba aceptando sus nuevos sentimientos y al nuevo dueño de su corazón.

No logró controlarse, necesitaba darles una lección a esos chicos estúpidos, solo no se esperaba que también tuvieran mucha fuerza. Quizás haya sido mala idea enfrentarlos solo, pero ya estaba hecho y se sentía satisfecho. Fue fuera de la academia, llegó temprano y los esperó, así que ahora que había sonado la campana, se encontraba caminando por los pasillos y recibiendo la mirada alarmada de su chico.

— ¡Tengen! ¡¿Qué diablos te pasó?! — Zenitsu se acercó a él rápidamente. Lo observó de pies a cabeza, aún sin quitar su expresión preocupada. El albino tenía una magulladura en su pómulo izquierdo cerca del ojo, los nudillos de las manos estaban muy rojos y además, un pequeño corte en sus labios delataba una disputa reciente.

— No pasó nada — respondió encogiéndose de hombros, el rubio entrecerró los ojos y lo juzgó. — Hablo en serio, no te preocupes —

— ¿Esto no es nada? — tanteó, señalando el corte en sus labios. Agarró las manos de Uzui y las acomodó entre las suyas. — Mira esto, Tengen, ¿qué significan? — preguntó molesto.

— Ya te dije que no pasó nada. ¿Eso? Pff, es solo la acumulación de sangre en la zona... — ni él sabía qué estaba diciendo. Zenitsu levantó una ceja. — Solo tuve un pequeño roce con alguien de por ahí... Nada grave — confesó restándole importancia.

El rubio resopló y negó con la cabeza. — Te pondré unas curitas — dijo, mientras lo llevaba en dirección a una banca. Uzui lo seguía sonriendo, le gustaba que Zenitsu le diera atención. — ¿Me dirás qué fue lo que pasó? — preguntó, sentándose y buscando las curitas dentro de su mochila.

— No es importante..., unos chicos idiotas sobrepasaron la línea de la estupidez. — contestó haciendo una mueca. Zenitsu lo agarró del rostro y miró sus heridas, colocó un poco de una crema que siempre llevaba consigo para cicatrizar rápidamente algún corte o bajar la hinchazón de un golpe. La tenía consigo por obvias razones. Uzui lo miraba atento, viendo cómo el rubio hacía su trabajo. Le colocó la misma crema en los nudillos, sin desconcentrarse.

— Esperemos a que actúe un poco, luego colocaremos las curitas — habló, mostrándole la cajita de curitas que llevaba. — Conque el justiciero, ¿eh? ¿Tanto te molestaron? — tanteó levantando una ceja.

— Me molestaron mucho. En fin, no vale la pena hablar de ellos. — respondió relajándose en su lugar. Lo miró y sonrió. — ¿Quieres fingir ser mi esposa? — propuso divertido. Zenitsu hizo una mueca de desconcierto, frunció el ceño y negó con la cabeza.

— ¿Esposa falsa? Si sigues así, quedaré viuda — respondió siguiéndole el juego. Uzui rió y le dio la razón. Se acomodó en su asiento y se inclinó hacia él, sorprendiendo al albino. Zenitsu lo miró extrañado y rió. — Te pondré las curitas — dijo mientras le quitaba el envoltorio a esa tira curativa y la acercaba a la herida que estaba en la comisura de sus labios.

Tengen se ruborizó, había esperado otra cosa. Se reprendió mentalmente por eso. Desvió la mirada, sintiendo cómo el rubio colocaba con cuidado esas tiritas sobre su rostro. Zenitsu se separó y guardó de nuevo el paquetito. — Gracias, nunca nadie se había preocupado tanto por mí — agradeció sonriéndole divertido. El rubio lo miró y ladeó los labios.

— No dejaría que agonizaras, en realidad no soy tan cruel. — contestó encogiéndose de hombros. Uzui negó con la cabeza, le tomó de la mano y besó el dorso de esta, llamando la atención de Zenitsu.

— Benditas sean tus manos, cariño — alabó, ruborizando al rubio. Le sonrió enternecido y se inclinó para depositar un beso en su mejilla, manteniéndose cerca de él, dejando estático a Zenitsu. Uzui ensanchó su sonrisa al ver su expresión y empezó a encariñarse entre su cuello y su rostro, aturdiendo más al rubio.

Zenitsu salió de su trance y se alarmó al ser consciente de que ya había pasado mucho tiempo. — ¿Perdimos la primera hora de clase? ¡Tengen, yo nunca hice eso! — entró en desesperación al ver desde allí al profesor en la ventana de su aula. Uzui entornó los ojos.

— No es para tanto, puedes excusarte de que estabas haciendo tus labores o que estabas animando a un lindo chico que pronto será tu esposo — respondió encogiéndose de hombros. Zenitsu se giró a verlo confundido.

— ¿Qué? — preguntó levantando una ceja.

— ¿Qué de qué? — respondió con otra pregunta. Sonrió al ver la expresión confundida del rubio. Zenitsu lo dejó pasar, decidiendo emprender rumbo a su clase, a ver si lo dejaban pasar. Uzui le siguió, colocándose a su lado. Se separaron en el camino, el albino iría también a su clase, tenía muchas excusas en su mente, así que no tenía problema en intentar entrar a su aula.

— Disculpe, pero estaba muriendo a causa de desangrado debido a un accidente con un perro enorme, cuando gracias al cielo mi esposa me encontró y me salvó — habló dirigiéndose a su profesor, quien lo miró con el ceño fruncido.


— Conque esposa, ¿eh? Papá es un desgraciado — comentó Tenma enfadado. Yoshiteru levantó las cejas y soltó unas risitas. El albino negó con la cabeza.

— Perdón, perdón — se disculpó, volviendo a reír. Tenma lo miró molesto. — ¿Qué? Un momento, esto ya no es simpático, es triste. Quería casarse con él, pero no lo logró — comentó con un aire de tristeza.

— No hubiera existido de ser así — contestó el albino, entornando los ojos. — Tampoco tú y ahora no estaríamos contando esta historia — comentó señalándolo.

— Las cosas pasan por algo. — respondió recargándose sobre sus codos y mirando al frente. — La vida es tan impredecible — comentó.

— Y bueno, es cierto. Es curioso que ambos estén solos en este momento y que ambos no tengan esposa. — dijo sin pensar mucho. Yoshiteru frunció el ceño y quedó pensativo.

— ¿Crees que también se deba a las cosas del destino? — preguntó intrigado. Era una idea que había surgido en su cabeza y que resaltaba entre todas las demás preguntas que ya tenía en su mente. Tenma resopló y también lo pensó.

— No lo sé — fue su única respuesta, dejando insatisfecho al azabache.

Levantó la mirada para ver al pajarito que había llegado a cantar. Estaba sobre la rama del árbol que les brindaba sombra, haciendo esos soniditos característicos de las aves. — ¿No tienes hermanos? —tanteó intrigado. No sabía mucho de la vida de Tenma.

— No, soy hijo único e igual no soy el favorito —respondió con una sonrisa divertida. Se refería a que entre hermanos, siempre hay favoritismo en uno de ellos por parte de los padres. Yoshiteru rió y negó con la cabeza.

— No exageres, don drama. Yo no sé si hay un favorito en mi familia, pero me dan a entender un poco cuando sé que estamos separados — comentó soltando un bostezo.

— Tú eres mi favorito — soltó de la nada. El azabache hizo una mueca.

— No nos estábamos refiriendo a eso, Tenma —murmuró bajando la mirada, apenado. Aún le costaba un poco seguir con los flirteos del albino.

— Solo lo decía, por si no hubiese quedado claro... —respondió encogiéndose de hombros. Sonrió de lado y se acercó al azabache para recostarse en él, recibiendo gustoso las caricias de las manos de Yoshiteru en su cabello.

—Continuemos... — murmuró, bajando la mirada para ver los escritos.


Zenitsu no tenía problema en ayudar a Uzui, se había vuelto más cercano a él, pero a veces pensaba que el albino estaba siendo más cariñoso de lo que debía. Los abrazos, los besos en las mejillas, sus manos entrelazadas y las miradas encantadoras de Tengen no eran parte del plan. No comprendía qué estaba pasando, pero se sentía bien.

— No pues, ya lo sabía. Se dio vuelta la tortilla — comentó Inosuke, mirando fijamente su sándwich de carne para luego comerlo con prisa. Zenitsu frunció el ceño.

— No lo digas de esa forma. Es que no comprendo, él hace cosas que no estaban en el trato. — respondió Zenitsu, quien recargaba su cabeza sobre la palma derecha de su mano. Tanjirou lo pensó.

— Hmm, bueno... te tomó aprecio por volverte su amigo ¿quizás? — tanteó confundido.

— Pfff, digamos las cosas como son. No creo que se comporte así con Kyojuro, aquí pasa algo mucho más candente. Él se está enamorando de ti — contestó Inosuke, señalando a su amigo rubio con una sonrisa divertida. Zenitsu se escandalizó y Tanjirou se sorprendió, podría ser que el de hebras azuladas tuviera razón.

— Solo me tomó cariño, quizás... ¿Y si busca más contacto conmigo solo para olvidar a Makio? Aplicando el 'un clavo saca a otro clavo' Sabes, no me gustaría que fuese así — comentó el rubio. Inosuke entrecerró los ojos para analizarlo.

— No lo sé..., ya no está tan pendiente de Makio — respondió Tanjirou. — Ni siquiera la busca o la mira —

— Buen punto — señaló Inosuke. — Mira, Monitsu, el plan fue otro de un principio... Nunca fue eso de 'un clavo saca a otro', porque si fuera así, él sería más directo. ¿Sabes a lo que me refiero? — preguntó, tratando de explicarse. Zenitsu ladeó la cabeza, mirándolo con una mueca. — A lo que quiero ir es que ese hubiese sido el plan de un principio —

— Pero tal vez lo cambió luego. Sin decirme nada — contestó inseguro. El de hebras azuladas negó con la cabeza.

— Si fuera como el ejemplo de los clavos, él no se esforzaría tanto en tener tu atención ni en cuidarte, solo empezaría a besarte y a toquetearte. De esa forma funciona — explicó, escandalizando a sus amigos. Entornó los ojos y continuó. — Mis ojos no mienten, y si mis ojos captaron corazones en los de Uzui, es porque es así —

Zenitsu se ruborizó, ¿corazones? Si bien, Tengen estaba siendo muy cariñoso, pero nunca fue más allá de un beso en la mejilla.

Mientras caminaba por los pasillos se encontró con una escena un poco incómoda. Vio a Makio junto a otro chico, además, Uzui también estaba allí, comprando algo de la cafetería. ¿Por qué sucedían este tipo de desgracias? Al parecer, el albino sabía lo que estaba sucediendo, pero no se alteraba. Lo analizó en la distancia, Tengen sí miraba a su chica. No debería sentirse mal con eso, pero era inevitable luego de haberse ilusionado un poco. No quería acercarse a él, pero quería comprobar si él empezaría a actuar cariñoso por el hecho de que Makio se encontrase allí.

Necesitaba saberlo, necesitaba aclararse algunas cosas.

—Hey, ¿qué haces fuera de clase? —se acercó hasta él, llamando la atención del albino, quien se sorprendió al verlo allí.

— ¡Cariño! La pregunta sería '¿qué haces tú fuera de tu clase?' —rebotó la pregunta, mirándolo con una sonrisa divertida. Zenitsu hizo una mueca y miró a su alrededor. — ¿Ya te dije que estás muy bonito hoy? —tanteó, ruborizando al rubio.

Zenitsu frunció el ceño y bajó la mirada apenado, enterneciendo a Tengen, quien lo atrajo a él para abrazarlo. —Makio está allí... ¿Es su nuevo amigo? — preguntó curioso, dejando que el albino lo abrazara.

—No parece un amigo... —murmuró, mirando discretamente a aquella 'pareja'. — Ven, vamos a clases —dijo, agarrando la mano del rubio para salir de allí. Zenitsu infló las mejillas y miró de reojo a Tengen para ver su expresión, aún estaba confundido. 

Con eso no era suficiente, no quería ser directo... Tal vez solo debería dejar de pensar en él y no ilusionarse tanto. Todo era parte del plan, ¿no? Uzui se frenó frente al aula del rubio y se giró a verlo de frente, recorrió su rostro con la mirada y sonrió, desconcertando a Zenitsu. —Oh... Bien, gracias por acompañarme hasta aquí... —murmuró un poco confundido.

Tengen llevó su mano a la mejilla del rubio para acariciarla, aún sonriéndole de esa forma que lo confundía más. Zenitsu levantó la mirada para verlo, ruborizándose al conectar con sus ojos. — Nos vemos más tarde —habló, pasando de acariciar la mejilla a enredar su cabello dorado entre sus dedos. Se despidió y se marchó de allí satisfecho.

Zenitsu miró la nada.

Las crisis se iban de a poco, en realidad, ya no pensaba tanto en ellas. De repente, todo parecía tranquilo. Nadie lo miraba, nadie lo acosaba, nadie murmuraba cosas sobre él. ¿Dejó de ser el centro de atención? Eso lo aliviaba, pero sentir tanta calma le inquietaba de algún modo, no estaba acostumbrado a eso. ¿Era gracias a Uzui Tengen?

Pensar en lo que dijo Inosuke le provocaba un remolino en el estómago ¿Mariposas? Ugh, era cursi, pero admitía que era así. Con el pasar de los días, Tengen se mantenía firme y marcando territorio, matando con la mirada a aquella niña que intentaba charlar con su chico, descolocándola un poco. Al parecer, solo ella se percataba de esa presencia oscura del albino ya que cuando Zenitsu giraba a verlo, este disimulaba con una encantadora sonrisa.

— Estuvieron muy ricos los panecillos, Nezuko chan —comentó sonriente, halagando a la chica. Nezuko le devolvió la sonrisa y asintió con la cabeza, intentaba concentrarse en el rubio e ignorar la mirada de Uzui que la veía desde lo lejos.

— ¡Gracias! Los hice con mi hermano... —agradeció desviando la mirada un poco incómoda. —Me estaba preguntando... ¿En verdad sales con Uzui Tengen? — tanteó intrigada. Zenitsu se alarmó y se apresuró en negar.

— No..., solo lo estoy ayudando con algo... Pero no salgo con él. —respondió inseguro, tratando de explicarse lo mejor posible. Nezuko lo miró con recelo y volvió a mirar a Uzui, quien no apartaba la vista de ellos, carraspeó y miró sus pies cuando el albino se acercó. —Es un malentendido, yo no... —

— Amor, ¿ya nos vamos? — Uzui se entrometió llegando hasta él para abrazarlo por detrás, sonriendo cínico a la chica. Zenitsu resopló, se molestó, pero sus mejillas se sonrosaron.

— No hace falta fingir aquí, Tengen —respondió girándose a verlo. —Nezuko sabe de nuestro plan —añadió, sorprendiendo al albino. Uzui miró a la chica.

—¿Cuál plan? —preguntó haciéndose el desentendido. Volvió a abrazar al rubio esta vez siendo más osado. — Amor, es tarde y quiero estar contigo —murmuró utilizando su voz seductora, confundiendo a Zenitsu. El rubio se sobresaltó al sentir de nuevo esa mordida en su oreja y en cómo el albino empezaba a ¿olfatear? su cuello.

— Oh..., bueno. Creo que me están llamando. ¡Nos vemos luego, Zenitsu! —la chica se despidió de ellos con una sonrisa nerviosa. No comprendía qué tipo de relación tenían luego de que el rubio haya negado su cercanía con Uzui. Además, era evidente que Uzui Tengen estaba siendo posesivo.

— Y otra vez es lo mismo... ¿Estás celoso o qué? —preguntó con una leve expresión de molestia, girándose a verlo. Tengen se cruzó de brazos y miró arriba, buscó la respuesta y bajó la mirada, descolocando a Zenitsu.

— ¿Celoso? Pff, no... ¿Te gusta ella? —tanteó curioso y también algo molesto. El rubio levantó las cejas, respiró profundo y negó con la cabeza. — ¿Pero es que no te das cuenta de que ella tiene otras intenciones contigo? —preguntó hastiado, sorprendiendo a Zenitsu.

— Eso no es cierto. Inventas cosas, Tengen. Ella es la hermana de mi mejor amigo... Además, ¿qué tendría de malo que tenga otras intenciones conmigo? — preguntó también molesto.

— Tú estás conmigo. Yo te respeto y tú me respetas —señaló frunciendo el entrecejo. Zenitsu se ruborizó y desvió la mirada, en verdad que no comprendía a Tengen.

— Ni siquiera estaba coqueteando con ella, no seas tóxico — se defendió, también señalándolo. Uzui se ofendió e infló las mejillas. — ¡No me reclames nada! —

— ¿Tóxico? ¡Zenitsu! ¡Estamos en una relación! Yo solo no quiero que mires a otra persona... —murmuró más para sí mismo, bajando la mirada. ¿Desde cuándo se volvía más inseguro? Zenitsu soltó un suspiro, negó con la cabeza y lo agarró de la mano, llamando su atención.

— Ya vámonos... — dijo, jalándolo para salir de la academia. Llamaron la atención de la mayoría de los estudiantes que estaban allí, quienes no podían aguantar la curiosidad, hasta Tanjirou e Inosuke se quedaron asombrados por esa 'discusión'. El de cabellos burdeos no podía creer que su hermana menor haya provocado todo eso.


— Wow, no sabía que papá era así de posesivo, pero tenía razón para reclamar —comentó Tenma. Yoshiteru guardó los escritos y negó.

— No debería... Es tóxico, ni siquiera tenían una relación real, obvio que mi papá estaría confundido —contestó el azabache levantándose y acomodando su ropa. El albino hizo lo mismo y miró a su alrededor.

— Ja. Pero oh, sorpresa, esa chica es tu mamá, ¿verdad? —tanteó Tenma con obviedad. Yoshiteru entornó los ojos. — Me causa gracia ¿sabes? El hecho de que se ponía celoso y se molestaba con la presencia de la chica que en un futuro se casaría con 'su chico' Algo le decía que la apartara —comentó soltando unas risitas.

Yoshiteru también sonrió. — Tenía esa rivalidad con mamá. Ella nunca le reclamó nada a papá, la verdad que no sé por qué se separaron... — habló quedando pensativo. El albino lo miró curioso.

— Mamá sí le reclamaba a papá cada vez que discutían... No recuerdo por qué lo hacían, estaba muy pequeño, pero siempre escuchaba ese nombre 'Zenitsu'. Eso hacía callar a papá... — comentó haciendo una mueca. Yoshiteru lo miró interesado. Lo agarró de la mano y lo estiró para empezar a caminar.

— Vaya... es por eso que no te agradaba... Tiene justificación. Yo también me sentiría igual si estuviera en tu posición... —quiso consolar. —Es una historia un poco curiosa. — Tenma le dio la razón.

Volvieron por el mismo camino de siempre, el albino insistió en acomapañar de nuevo a Yoshiteru hasta su casa, quería pasar más tiempo con él.

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