Capítulo XI


Uzui Tengen se encontraba sentado mirando la nada y con una montaña de regalos en un costado. Kyojuro lo acompañaba y los abría por él ya que el albino estaba un poco decaído. Su familia se había olvidado que era su cumpleaños, recibía regalos de gente extraña y que ni lo conocía bien, pero al menos sus amigos sí lo apreciaban sinceramente.

Ese día recibió solo un saludo por parte de Makio, quien se había acercado a felicitarlo y nada más. Se sintió un poco mejor con eso, guardando la esperanza de que quizás ella vuelva con él, pero luego, al rato, volvió a sentirse vacío. — Oh, mira, esta persona te regaló dinero — habló un emocionado Kyojuro mientras seguía revisando los regalos. Uzui frunció el ceño y miró.

— No sé si tener miedo o no de la obsesión que tienen — comentó agarrando el sobre con el dinero. Su amigo soltó unas risitas y asintió. — Es extraño recibir regalos de gente que no conozco —

— Pero es un lindo detalle, sabes que a tus admiradoras le importas — respondió, abriendo más regalos. Estaban sentados en el aula vacía, no había nadie ya que las clases habían llegado a su fin, solo que Uzui y Kyojuro decidieron quedarse más tiempo para ordenar los regalos e irse juntos a comer algo después.

Estaba decepcionado, quizás haya sido porque Zenitsu no llegó a felicitarlo, ni siquiera lo había visto en gran parte del día. Esperaba una felicitación suya al menos, un abrazo o solo un '¿cómo estás?'. Últimamente su estado de ánimo dependía del rubio, y eso estaba mal, muy mal. Ni siquiera con el saludo de Makio pudo animarse.

— Te dejo un momento, tengo que ir al baño — habló su amigo dejando los regalos a un costado. Uzui asintió con la cabeza y agarró unos cuantos para revisarlos sin ganas. Se relajó en su asiento, viendo cómo Kyojuro se marchaba y empezó a comer unos bombones que le regalaron.

Estaba mirando la nada hasta que alguien ingresó al salón, sobresaltándolo. — Hola, es una suerte que sigas aquí — habló, soltando un suspiro de alivio y acercándose al albino con las manos detrás de su espalda. Uzui lo miró sorprendido y no pudo evitar sonreír.

— Hey, creí que no habías venido — respondió, reincorporándose en su asiento. Zenitsu había llegado junto a él, frenando justo en frente suyo. El albino lo miró animado, provocando que el rubio suelte unas risitas.

— Lo siento, estaba ocupado... Por cierto, feliz cumpleaños — dijo, sacando sus manos de su escondite y depositando un mini pastel sobre el escritorio que lo separaba del albino. Tengen entreabrió los labios y miró ese pastelito con asombro, ¡tenía velitas y todo! Ensanchó su sonrisa y se emocionó, Zenitsu lo estaba observando con una gran sonrisa.

— ¡Cariño, esto es muy lindo! ¡Gracias, gracias, gracias! — exclamó levantándose para abrazar al rubio, pensaba comprar un pastel más tarde, porque no sería su cumpleaños sin uno, pero lo pasaría solo o quizás con Kyojuro, pero ver ese regalo de Zenitsu era más que suficiente.

Zenitsu rió y le acarició la espalda, correspondiendo el abrazo. — Wow, tienes muchos regalos... Estás pasando bien, ¿no? — tanteó, separándose de él. Uzui negó con la cabeza y lo invitó a sentarse.

— Recién ahora me siento bien — respondió, sentándose y mirando su pastelito. El rubio lo miró divertido, tomando asiento a su lado, observó los regalos.

— ¿Quieres soplar la vela? — preguntó mirando el pastelito. Uzui asintió con la cabeza, iba a volver a hablar, pero Kyojuro regresó.

— ¡Hey, Zenitsu, por fin llegas! Tengen estaba demasiado desanimado, creyó que te olvidaste de él — habló su amigo, llegando junto a ellos y sentándose al otro lado del albino. Uzui lo reprochó con la mirada. El rubio se ruborizó y sonrió de lado.

— No podría dejar pasar este día. ¡Es halloween! — exclamó animado. — Además del cumpleaños de este chico sensible — respondió, mirando a Tengen.

— Por eso las velitas en forma de fantasmas... — murmuró Kyojuro mirando impresionado las velas que decoraban ese mini pastel. Zenitsu asintió con la cabeza. — Bien, es hora de cantar el 'que lo cumplas feliz' — habló, sacando un encendedor para prender las velas.

— Op, apagaré las luces — el rubio volvió a levantarse para ir a bajar el interruptor, dejando el aula a oscuras con la única iluminación de las ventanas y las velitas. Volvió a acercarse al albino y se sentó a su lado para empezar a cantar a un Uzui emocionado. — Que lo cumplas feliz, que lo cumplas feliz —

— En tu día dichoso, que lo cumplas feliz — cantaron los dos al unísono. Esperaron a que el albino soplara la vela luego de pensar en su deseo y aplaudieron. — Supongo que es genial cumplir años en halloween — comentó Kyojuro, viendo cómo Uzui solo se giraba a ver al rubio.

Zenitsu le sonrió y le acarició la mejilla izquierda, ruborizándose al ver cómo el albino aceptaba con gusto ese gesto. Uzui lo miró y le pidió un beso en la mejilla, señalando con su dedo la zona. Kyojuro solo los miraba desconcertado, pero con una sonrisa divertida. — Es mi cumpleaños — dijo, ladeando el rostro para que el rubio le diera lo que quería.

El rubio tragó saliva y se acercó a él, dejando un beso en su mejilla, rozó su nariz con la suya una vez que se separó un poco y sonrió enternecido, Uzui era muy tierno cuando quería serlo. Por otra parte, Tengen volvió a dejar que su corazón se fleche una vez más, abrazó a su chico por un tiempo, encariñándose entre sus cabellos dorados. Kyojuro miró la nada, su amigo aún no le había comentado nada sobre lo que estaba ocurriendo entre Zenitsu y él, esto parecía más que un simple juego entre ellos.

— Bien, tenedores — pidió, esperando a que alguno de los dos tenga uno. El rubio frunció el ceño y miró a Kyojuro, quien volvió en sí luego de quedar pensativo un buen rato.

— Oh, veremos si alguien te regaló algún tenedor o una cuchara... — habló, buscando entre los regalos. Zenitsu rió divertido, contagiando a Uzui.

— ¿Crees que alguien te regalaría tenedores? — preguntó el rubio extrañado, el albino asintió con la cabeza. — Bueno, a mí una vez me regalaron un vaso de vidrio... solo eso sin diseño ni nada —

— ¡Encontré estos tenedorcitos! — exclamó Kyojuro, emocionado con su descubrimiento. — Sabía que entre tantos regalos debería haber uno —

— Vaya, eso fue extraño, pero comamos — dijo Tengen, agarrando uno para probar el pastel.

Y así pasaron más tiempo allí dentro del aula, comiendo el mini pastel y riendo con algunos comentarios que hacían Uzui y Kyojuro, afuera estaba nublado, refrescaba y las hojas otoñales decoraban gran parte de la academia, dando más trabajo al encargado de limpieza. La mayoría de los estudiantes estará preparándose para la fiesta de halloween que planeaban hacer unos chicos de último año en la casa de Akaza, al parecer Tengen y Kyojuro no irían, el albino no quería desperdiciar su cumpleaños en esa casa y en una fiesta que no era para él, tampoco tenía planes, supuestamente iría a comer con Kyojuro, pero aún no sabían dónde.

Uzui no olvidaría ese día y ese detalle especial que Zenitsu le dio. Kyojuro solo reía divertido al ver el entusiasmo de su amigo, si fuera un cachorro, ya se le notaría el movimiento efusivo de la cola al no poder ocultar su emoción. Ese pensamiento lo hizo reír más, ante la mirada extrañada de Tengen.

— ¿En verdad solo están fingiendo? — Kyojuro se atrevió a preguntar. El comportamiento de su amigo delataba algo más.

— ¿A qué te refieres? — preguntó Tengen confundido. Su amigo se dio una palmada en el rostro, ¿será posible que no se diera cuenta de cómo actúa con el rubio?

— Tenemos una charla pendiente, Tengen —


Kyojuro seguía esperando el día en que su amigo por fin se dé cuenta de que algo más estaba pasando entre ellos. Había visto cómo ignoraba a Makio, además de que ya no le afectaba más. Ahora solo miraba a Zenitsu, en parte, se conmovía por eso y estaba feliz de que Tengen haya podido recuperarse de esa ruptura que hasta a él le afectó de tantos lloriqueos del albino que solo acudía a él, pero por otra parte, estaba un poco impaciente, su amigo se tardaba mucho en confesar.

Otro día más pasó, para esclarecer más las cosas.

Y Uzui no podía evitar pensar en el rubio. Zenitsu era un chico agradable, muy bueno y adorable, nunca se detuvo a mirarlo con más detalle o a pensar en él como ahora lo estaba haciendo.

Lo conoció y resultó ser una maravillosa persona, tenía un buen corazón y era simpático. Su sonrisa lo reconfortaba, pero lo hacía recordar las veces que ignoró los maltratos que le daban. Se mordió el labio inferior. El rubio tenía marcas de todas las disputas que tuvo con los bravucones, marcas que se había ganado solo por cumplir con su deber, marcas que tal vez él pudo prevenir si tan solo se hubiera frenado a ayudarlo, pero no, estaba tan concentrado en sus cosas, en seguir a su novia, dejando que un chico como Zenitsu sufriera quién sabe cuántas cosas.

Pensar en todo eso, la idea de que él también podría estar en la lista negra del rubio surgió en su cabeza. Había actuado como un idiota, recordar las sucias palabras que le dijo y al verlo bajar la mirada, recibiendo todas sin objetar, todas esas cosas que pasaron, en las que inferiorizó al chico, ahora le provocaban un dolor en el pecho al saber que Zenitsu lo había grabado todo en su cabeza.

A pesar de todo eso, el chico lo ayudaba, incluso le dijo que era una persona valiosa, ¿qué tenía de valioso él? ¿El chico que lo ignoró el tiempo suficiente para llevar marcas de golpes y quién sabe cuántos insultos implantados en su mente? Escuchar al rubio infravalorarse a sí mismo... ¡Demonios! ¿Por qué tuvo que ser así? ¿Cómo podría ayudarlo a reconstruirlo?

Zenitsu empezaba a provocarle sentimientos que creyó que nadie más lo lograría, se sentía seguro a su lado, seguro de que el chico no lo juzgaría, que guardaría cada uno de sus secretos y seguro de que sus palabras eran en verdad sinceras. El rubio era reconfortante, lo consolaba sin ser consciente de ello, hasta empezaba a juntar los pedazos de su corazón para unirlos de vuelta, haciéndolo palpitar por él, para él, porque sus latidos ahora eran suyos.

— ¿Y bien? ¿Qué piensas? — preguntó expectante. Se había reunido con su amigo, necesitaba hablarlo con alguien más, no podía guardarse todo él y Kyojuro era su confidente, él siempre sabía qué hacer.

— Bueno, era de esperarse. Con este tipo de 'juegos' uno siempre termina haciendo lo contrario de lo que esperaba — respondió encogiéndose de hombros. Finalmente llegó el momento. Uzui le dio la razón, debió haberlo pensado antes. — ¿Te arrepientes? — tanteó curioso.

— Ni un poco — contestó pensativo de nuevo. Si no lo hubiera hecho, tal vez Zenitsu seguiría en las mismas, recibiendo abusos por parte de los mayores y él no conocería lo maravilloso que era. Además, se perdería de lo bien que le hacía sentir.

— Entonces haz lo que tengas que hacer. Mira, si tú dices que él logró sanar tu corazón, pues no lo dejes ir — habló comprensivo, su amigo era muy torpe con cosas simples. — No cualquier persona se toma el tiempo en sanar un corazón cuando el suyo está roto —

— ¿Y si él me tiene en su lista negra? ¿Y si está conmigo por miedo a que le haga daño? — tanteó intrigado. Kyojuro levantó las cejas. — Zenitsu pasó por muchas cosas, cosas que yo pude evitar en su momento y dejé que ocurrieran... Él no parece pasarla bien, tiene unos ojos melancólicos y aunque sonríe, su sonrisa se apaga en momentos... ¿Qué puedo hacer para reconstruirlo, sanarlo y demostrarle que es una gran persona? — preguntó con desespero. Su amigo ladeó la cabeza, era una respuesta tan simple. Le dio unas palmaditas en su brazo en modo de consuelo.

— Amarlo. Esa es la respuesta. Ámalo y no te guardes ningún sentimiento, ¿lo quieres, no? — preguntó extrañado. Uzui se ruborizó y desvió la mirada, asintió con la cabeza, provocando que Kyojuro suelte unas risitas.

— ¿No estaría mal? ¿Me creerá? Se supone que lo forcé a ser mi novio falso, la idea era recuperar a Makio... — volvió a entrar en crisis. Su amigo soltó un largo suspiro.

— Pero si lo quieres a él, si llegaste a enamorarte de él, esas cosas dejan de importar. Esto es lo nuevo, el presente, tú lo quieres aquí y ahora y lo único que puedes hacer es dejar que las cosas fluyan de esta manera. — contestó, apoyándolo. El albino seguía confundido, bajó la mirada. — Solo no le generes falsas ilusiones — aconsejó.

— ¿Y cómo sé que ya superé a Makio? Es decir, ¿y si ella quiere volver? —

— Tengen, complicas demasiado las cosas. No enredes tus sentimientos, sepáralos y lo sabrás. Si tú quieres a Zenitsu, pues hazlo, pero recuerda que si de repente Makio quiere volver, todo lo que le construiste a tu chico se caerá y él volverá a romperse si tú la sigues — respondió mirando al frente.

— No quiero que eso pase. Zenitsu es demasiado bueno, creo que no lo merezco — comentó decaído. Kyojuro resopló.

— Ya no quieres a Makio, Tengen. Enfócate en el presente y tú ahora quieres a Zenitsu. No puedes cambiar el pasado, pero sí puedes comenzar un nuevo camino a partir de allí. Reescribir una nueva historia, ayudar a tu chico. Pero no des tantas vueltas que luego el tiempo pasa — aconsejó levantándose de su asiento para ir a buscar algo qué comer. Uzui asintió con la cabeza y quedó pensativo.


— Wow, tío Kyojuro... Entonces papá te tenía como psicólogo — comentó Tenma, Yoshiteru estaba escuchando atento. Fue una linda coincidencia que Kyojuro esté allí, aún le sorprendía.

— Sip, realmente sí. Tu padre necesitaba un amigo confidente que lo escuchara, y pues, a mí me importaba su vida. — respondió, bebiendo el último sorbo de malteada de vainilla.

— Creo que mi papá entraría en caos si no te tuviera a ti — comentó el albino riendo divertido. Era agradable saber que su padre tuvo un mejor amigo bastante bueno. — Entonces tú también te sabes la historia completa... —

— ¿Sabes por qué fue que terminaron? — Yoshiteru se unió una vez que acomodó sus cosas.

— Lastimosamente les deberé esa información. No tengo idea, quise saberlo, pero Tengen nunca me lo contó. Tampoco quería presionarlo porque él estaba muy mal... — contestó negando con la cabeza y haciendo una mueca. Tenma comprendió, los únicos que se sabían el final eran sus padres.

— ¿Ni con el pasar del tiempo? — preguntó el azabache. Kyojuro negó con la cabeza.

— Si Tengen no lo contó aún es porque quizás sigue doliéndole. Siempre me contaba sus cosas, pero esa información, su historia con Zenitsu se la privó para él solo — respondió, conmoviendo al sensible Yoshiteru. — Wow, aún me impresiona el parecido que tienes con Zenitsu, solo te falta el cabello rubio. Aunque tu papá era más bajito — comentó con una sonrisa divertida.

Tenma rió y le dio unas palmaditas a la espalda de Yoshiteru. — Bueno, ¿y no sabes si papá ya se reencontró con él? — preguntó curioso.

— Nop. Si dices que solo hace unos meses llegaron a Japón, es muy probable que aún no. Tampoco me dijo nada — contestó, dirigiéndose al azabache. — Quisiera ver la reacción de Tengen cuando se entere que Zenitsu volvió... En fin, chicos, yo me retiro — dijo, levantándose de su asiento. Dio unas palmaditas a la cabeza del albino y sonrió. — Ustedes me recuerdan a ellos, ¿están saliendo? — tanteó ladeando la cabeza. Yoshiteru se ruborizó y negó con la cabeza, pero Tenma exclamó un fuerte 'Sí', provocando que su tío suelte unas risitas.

— Gracias, Rengoku san, por darnos más información. Era de vital importancia... para darle más fuerza a esta historia necesitábamos los pensamientos de Uzui Tengen — se apresuró en hablar el azabache. Kyojuro asintió con la cabeza.

— No le digas a papá que tuvimos esta charla, ni tampoco le cuentes que Zenitsu está aquí — señaló el albino, mostrándole su dedo meñique para hacer un juramento. Rengoku soltó un suspiro e hizo el juramento. — Bien, tío. ¡Gracias! Ah, y dile a tu sobrino que solo se lance al joven Sumihiko — comentó antes de que Kyojuro se marche, quien solo asintió confundido.

— ¡Shh! No metas a mi primo de ese modo — reclamó el azabache, levantándose también de allí. Tenma entornó los ojos y le siguió, agarrándolo de la mano.

—Ugh, cada vez que avanza la historia, más me cuesta ver a mi papá. ¿No te pasa? Es decir, el mío es muy distinto en comparación a esa época... — comentó saliendo de la cafetería.

— No me parecería extraño. Ya es un adulto, en esa etapa todos cambian. Se volvió más maduro y serio obvio porque te cuida a ti, además de que es maestro —opinó mirando a su alrededor, buscando el camino de regreso a casa. 

Tenma infló las mejillas y lo abrazó. —Siempre tienes razón, mi chico bonito —murmuró juntando su mejilla junto a la suya. — Eres un genio —añadió, provocando que Yoshiteru resoplara.

—Es que tú no piensas tanto tampoco... En fin, volvamos a casa —habló separándose de él. El albino asintió y lo agarró de nuevo de la mano, caminaron por unas calles más hasta que llegaron a la estación de buses que estaba cerca de la academia, allí Tenma tomaría un bus de regreso a casa y Yoshiteru caminaría unas calles más para llegar a la suya.

—Quiero acompañarte —pidió, aún sin soltarlo.

—Se está haciendo tarde, será mejor que ya vayas a casa antes que oscurezca. La mía queda muy cerca, no tengo problemas —respondió girándose a verlo.

—Aw, ¿te preocupas por mí? —tanteó volviendo a ser cariñoso. —Cariño, déjame acompañarte, sería lo mismo para mí. Volvería aquí a la estación luego —insistió, adelántandose a él. Yoshiteru soltó un largo suspiro. Decidió aceptar, por lo que caminaron unas calles más hasta que se adentraron a la zona donde residía el azabache.

Yoshiteru se despidió de él con la mano, pero Tenma se apresuró en dejar un corto beso en sus labios. — Como siempre robando... —murmuró ruborizado, acercándose al albino para dejar un beso en su mejilla, alegrándolo.

— Siempre romántico, nunca inromántico... —comentó un poco confundido con sus palabras. Sonrió y se despidió con la mano, marchándose satisfecho por sus avances con Yoshiteru.


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