Capítulo III

El rubio estaba exhausto, no podía creer en la propuesta de Uzui, estaba bajo amenaza, aunque sus amenazas no fueran la gran cosa. ¿Arruinarle la vida? ¿Cómo lo haría? No había pensado mucho en eso, su vida era sumamente aburrida lo único bueno que tenía era a su abuelo y a sus amigos, luego de eso, todo tenía un ritmo repetitivo.

Hacer tareas, estudiar, cumplir con sus responsabilidades como prefecto, lidiar con los chicos, con las chicas, recibir algunos golpes o insultos por parte de la mitad de la escuela, ser ignorado por la otra mitad. Bueno, era una rutina a la que estaba acostumbrado. No era nada nuevo que lo forzaran a hacer algo, además, sabía que tarde o temprano tendría que afrontar las consecuencias de meterse con el chico más popular e intimidante de la academia.

Uzui Tengen, un rompecorazones, nunca admitió que tuvo un crush en él hace mucho tiempo, quizás hace dos años atrás, cuando él estaba en cursos inferiores y todos se morían por salir con un chico mayor. Uzui había llegado solo para ser puesto en un pedestal, dueño de la mayoría de los sueños húmedos de las chicas, y de los amarres quizás, y Zenitsu había pensado en él un par de veces, hasta que le dieron el puesto de prefecto e ingresó al primer año.

Empezó a ser blanco de los abusivos, él, claro que se defendía, pero su contextura física le impedía zafarse fácilmente de los enormes chicos de último año. Recuerda haberse encontrado con los ojos violetas del albino cuando unos matones lo rodearon y le impidieron el paso. Se decepcionó al ver que Uzui lo ignoró, no le pediría su ayuda, solo que pensó que tal vez él sería un chico distinto, entonces comprendió que Uzui Tengen era igual que los patanes de la academia, ignoraba a los que recibían este tipo de abusos y ese día se ganó un par de magulladuras en las rodillas y unos golpes en el vientre por andar de distraído.

Al día siguiente quiso aparentar que todo estaba bien, normal y correcto, pero no podía bajo las miradas juzgadoras de todos los estudiantes. Los chicos lo miraban con burla, las chicas lo miraban con odio y sus amigos lo miraban preocupados. Sí, todos se habían enterado de que Uzui Tengen besó a Agatsuma Zenitsu, los malos rumores decían que fue el rubio quien le robó un beso al chico más popular, ¡hasta decían que se restregó por él! ¡Como una perra necesitada! Que apenas lo vio soltero, él se aprovechó y se lanzó al albino. ¡¿Qué patético, no?! Eso murmuraban por todos los rincones de la academia.

Zenitsu, deseó una vez más, ser invisible. Uzui no colaboraba en nada, no lo defendió y ahora, verlo allí frente al aula de su ex novia lo dejaba a él, el prefecto, como el sucio oportunista. Saludó a sus amigos y entornó los ojos al verlos pendientes de los movimientos del albino. — ¿Qué demonios creen que hacen? — preguntó molesto.

— Dijiste que te iba a matar, pero te mató con un beso. Monitsu, esto es maravilloso... — comentó Inosuke, girándose a ver a su amigo. Estaba con Tanjirou, curioseando lo que hacía el chico que besó a su amigo.

— No es maravilloso, Inosuke, ¡todo el mundo quiere matarme! — exclamó hastiado. — A ver, ya dejen de mirarlo — dijo, intentando meter a sus amigos dentro del aula.

— Me da pena, míralo, se ve muy triste — comentó Tanjirou, sin apartar la vista de Uzui. Zenitsu entornó los ojos.

— Pobrecito, creo que deberías ayudarlo, se ve muy mal. ¡Eres un insensible, Monitsu! — reprendió a su amigo. El rubio los miró con asombro, se ofendió y se cruzó de brazos. ¡Ahora resulta que él es el malo de la historia! ¡¿Que no eran sus amigos?! ¡Se supone que deben estar de su lado, no del lado de Tengen!

Miró al albino, quien estaba recostado por la pared, frente al aula donde se encontraba su ex novia. Estaba esperándola con un pequeño ramo de rosas y con la mirada baja. Zenitsu hizo una mueca y resopló. Vio cómo la chica salió y él la abordó rápidamente, ella volvió a rechazarlo y ni siquiera agarró las rosas que Uzui le quiso dar. Auch, eso debió doler... El albino se frustró y también se marchó molesto. — Ow, deberías pensarlo, Zenitsu. No fue bruto contigo — habló Tanjirou, ingresando finalmente al aula luego de saciar su curiosidad.

El rubio entrecerró los ojos, ¿sus amigos apoyaban esa estupidez?

Fue peor aún cuando se dirigieron a la cafetería, no quería exagerar, pero todos lo estaban mirando. En especial las chicas, podía sentir sus miradas asqueadas. Frunció el entrecejo y se sintió mal. Se sentaron y empezaron a merendar, esperaba poder ignorar todos esos ojos que estaban puestos en él y comer, al menos, un poco tranquilo.

— Ugh, ¿Tengen besó a este chico? ¿Qué le pasaba? — murmuró una chica que iba pasando por allí.

— No, tonta, él nunca haría eso. ¡Fue el rubio teñido quien lo besó a él! —

— Asco, se aprovechó de nuestro pobre Tengen —

Zenitsu resopló y comió sin ganas, Inosuke le dijo que le restara importancia a los comentarios de las chicas, que solo tenían envidia, pero eso no lo tranquilizaba.

— Calma, Monitsu, con más razón debes aceptar la propuesta de Uzui — señaló Inosuke, bebiendo copiosamente de su botella de refresco. Zenitsu lo miró con desagrado.

— Supongo que deberías ayudarlo, es decir, no será para siempre, solo hasta que su novia vuelva con él — Tanjirou se unió. El de hebras azuladas le dio la razón.

— Además, deberías aprovechar. Todo el maldito mundo se muere por estar con Uzui, él te dio tu primer beso y también te puede dar experiencias en otros terrenos — comentó Inosuke, ladeando la cabeza y arqueando las cejas.

— ¿Es que no pueden apoyarme a mí? — el rubio preguntó Indignado. Sus amigos lo miraron. — No quiero hacerlo, no soy gay —

— Si no eres gay, no te afectará ayudarlo... Además, tú lo metiste en problemas con su ex novia — respondió Inosuke, encogiéndose de hombros.

— No te enamorarás de él..., bueno, eso espero — comentó Tanjirou, desviando la mirada para ver a su crush. Se mordió el labio inferior al verlo con su uniforme de deportes. El grupo de los populares había ingresado a la cafetería.

— Anda, Monitsu. Será divertido. Sin compromisos, solo es un juego — Inosuke trató de convencerlo. Quería ver a su amigo teniendo pareja, eso sería insólito, además, Uzui Tengen era muy atractivo. Zenitsu miró la nada, estaba agotado, había mucha presión.

— ¡Oh! ¡Rosas para mi nuevo amor! — exclamó el albino, apresando al rubio entre sus brazos, dándole el ramo de rosas rojas. Zenitsu dio un respingo y se molestó.

— No quiero sobras, Tengen. No soy plato de segunda mesa — respondió enojado. Se sentía humillado al ver que el albino quería darle las flores que Makio rechazó. — Si quieres darme algo, que sean exclusivamente para mí — añadió, sorprendiendo a Uzui y a sus amigos. Zenitsu era demasiado exigente.

— Ahh, conque crees que trato de conquistarte, prefecto — respondió, dejando las flores sobre la mesa. — No actúes como si fueras imposible, Zenitsu. — reclamó Uzui inclinándose para llegar a su rostro. El rubio desvió la mirada.

— Pues no acepto — contestó, cruzándose de brazos. — Punto final — murmuró, Uzui frunció el ceño y se acercó a su rostro para dejarle un beso en la mejilla, sobresaltando al rubio. Lo abrazó y fingió que estaba riendo.

— Ajajaja, ¿lo dices en serio? Aw, Zenitsu, ¿cómo no pude fijarme en ti antes? — habló, elevando la voz y ruborizando al rubio. Zenitsu apartó sus brazos y chasqueó la lengua. Uzui lo estaba utilizando al ver que Makio ingresaba a la cafetería. El albino ignoraba la mirada molesta del chico, fingiendo que era un coqueteo más.

— Basta — exigió molesto, provocando que Tengen entornara los ojos.

— Aceptarás, Zenitsu, por las buenas o por las malas — señaló, marchándose de ahí.

— Está fuerte el asunto... — comentó Inosuke, mirando cómo Uzui se reunía con sus amigos. Zenitsu bufó e hizo una rabieta.

— ¿Puedes dejar de mirar a Kyojuro? — tanteó el rubio, quien respiró profundo y se calmó. Ahora miraba divertido a su amigo. Tanjirou se ruborizó y volvió la vista a ellos.

— No lo estoy mirando — respondió, frunciendo el ceño. Inosuke entornó los ojos al igual que Zenitsu. — Kyojuro es mejor amigo de Uzui, tal vez si tú sales con él... — se dirigía al rubio. Zenitsu lo interrumpió antes de que termine la frase.

— Nop. — respondió tajante.

— Demonios, Monitsu, das muchas vueltas al asunto. — se quejó Inosuke, él solo quería ver acción.



Decir que estaba cansado era poco, para colmo, sus orejas le quemaban. Tener el oído muy agudizado le jugaba en contra a veces. Estaba harto de escuchar esos estúpidos rumores y además, estaba empezando a considerar la idea de entrar en el juego de Uzui. Entornó los ojos cuando lo vio aproximándose a él, giró de vuelta para regresar por donde estaba viniendo, pero el albino fue más rápido y lo detuvo. — Cariño, ¿y bien? No pienso adularte para que seas mi novio — murmuró, girándolo para que lo viera de frente.

Zenitsu resopló y lo miró serio. — Está bien, pero ¿no podemos hablar de esta ridiculez en otro lado? — preguntó sin ganas. Uzui asintió y lo agarró de la mano, estirándolo para ir a otro lugar. El rubio le siguió los pasos, arrastrando los pies. Llegaron a las gradas del campo de deportes y se sentaron.

— Por fin te decides, no es agradable pasar por tantas humillaciones, ¿sabes? — habló, mirándolo atentamente. Zenitsu miró al frente, con los ojos distantes, hizo una mueca y se encogió de hombros.

— Mira, Uzui, si quieres que finja ser tu novio, creo que lo ideal sería iniciar unos días después de la ruptura con tu chica. Sino ella pensaría que estás desesperado y obviamente, no tomaría en serio que tengas otra pareja — explicó con parsimonia. No podía creer que todas esas presiones lograron convencerlo en poco tiempo.

Tengen asintió con la cabeza, comprendiendo. — Maldita sea, tienes razón... — murmuró chasqueando la lengua. — Ok, entonces... creo que pasado mañana estaría bien para comenzar. Ah, y haremos cosas que hacen los novios — señaló, alarmando al rubio.

— ¿Qué? Ugh, ¡no! — reclamó Zenitsu. — Puedes agarrarme de la mano y abrazarme de vez en cuando, pero hasta ahí y solamente cuando se encuentre tu chica — advirtió, provocando que Uzui rodara los ojos.

— Eres demasiado virgen — comentó haciendo una mueca. El rubio entrecerró los ojos.

— No sé por qué quieres complicar tanto. Tal vez podría darte consejos o algo por estilo, pero dirás que un virgen como yo no sabría nada de relaciones amorosas. Nunca escuchan... — habló indignado. Tengen levantó una ceja y lo miró interesado.

— Nop, no escuchamos a vírgenes. ¿Qué sabes tú sobre relaciones amorosas si nunca experimentaste una? — tanteó con burla. Zenitsu negó con la cabeza.

— Sé mucho más de lo que piensas. ¿Sabías que los mejores autores escribían sobre temas de la vida, el amor y demás cosas sin tener experiencia? Es decir, murieron vírgenes y de igual forma sus novelas son hermosas y famosas — respondió cruzándose de brazos.

— Eso no es cierto, lo usas como excusa — señaló incrédulo. 

— Es verdad. A ver si te pones a leer un poco — reprochó, Uzui lo miró con el ceño fruncido.

— Lo que importa aquí es que ya aceptaste. — respondió, relajándose en su lugar. — Con eso recuperaré a mi novia y te dejaré en paz — comentó más aliviado.

— ¿La amas mucho? — tanteó el rubio, curioso. El albino lo miró y asintió con la cabeza. Zenitsu ladeó los labios y soltó un largo suspiro. — Bien, ya me voy — habló, levantándose y acomodando su uniforme.

— Espera — Uzui lo detuvo, sujetando su brazo. — ¿Entonces aceptas fingir ser mi novio? — preguntó.

— Sí. Ya, déjame — respondió, el albino se animó y lo soltó.

— Nos vemos — se despidió de él. Zenitsu se giró y le restó importancia.

— Lo que sea... —


— ¡Yoshiteru, ya llegué! — la voz de su padre lo alarmó. El azabache miró la hora y se sorprendió de que haya pasado ya tanto tiempo. Maldijo en lo bajo y se levantó para asomarse a la ventana, no tenía tiempo para pensar y tenía que deshacerse de Tenma antes que su padre lo vea.

— Hey, no saltaré por la ventana. Podría romperme una pierna y eso arruinaría mi carrera profesional — señaló el albino, sin moverse de su lugar. Yoshiteru lo miró amenazante hasta que su padre ingresó a su habitación de golpe. El azabache cubrió a Tenma y al álbum con el cubrecamas y se lanzó encima de él, todo ocurrió tan rápido que ahora estaban en completo silencio. Zenitsu lo miró extrañado, pestañeó y sonrió.

— Yoshiteru, ya vine. ¿Cómo estás? Prepararé la cena, traje unos macarrones de queso que se ven exquisitos. ¡Ven, ayúdame a descongelar la carne! — habló animado. — Por cierto, todo estaba muy silencioso... ¿qué estabas haciendo? — preguntó intrigado.

— ¡Pa! Yo... estaba durmiendo... — respondió, removiéndose encima del bulto que estaba debajo del cubrecamas. — ¿Macarrones, dices? ¡Genial, Ma...Digo, Pa! — se corrigió, provocando que el albino suelte unas risitas. Zenitsu frunció el ceño y ladeó la cabeza para mirar alrededor de su hijo. Yoshiteru sonrió y se acostó encima de aquel bulto para que pase desapercibido — ¡Bajo enseguida! —

— Está bien... — respondió el rubio, saliendo de la habitación, frenándose en la puerta. — Vi otros zapatos en la entrada. ¿Vino algún amigo tuyo? ¿Sigue estando aquí? — el azabache lo miró espantado.

— No... , no. Son míos... Es decir, me lo dieron en la escuela para hacer los deportes... — respondió encogiéndose de hombros. Su papá entrecerró los ojos, juzgándolo.

— ¿Haces deportes con zapatillas de goma? — preguntó con una ceja levantada. Yoshiteru se ruborizó y chasqueó la lengua.

— Sí. No. Bueno, es recomendable usar esas zapatillas para descansar los pies — se apresuró en responder.

— No sabía que hacías deportes. Creí que los odiabas... — comentó Zenitsu confundido. — En fin, ¡baja enseguida! — lo apuntó con el dedo y finalmente salió de la habitación. El azabache soltó un suspiro de alivio. Tenma salió de su escondite y aprovechó para abrazarlo por detrás, asustando a Yoshiteru.

— ¡Aléjate! — exclamó dándole un golpe con el codo. El albino solo rió y reforzó su agarre. — Ugh... — hizo una mueca y entrecerró los ojos. Aún estaban semi acostados en la cama. — No debí hacer eso —

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