Capítulo 8
Su miedo estaba a flor de piel, la presencia del jinete frente a él no le daba la más mínima seguridad. Cuando llegaron a la fortaleza de hielo, los dragones les rodearon a ambos mientras gruñían y se acercaban a ambos, Hiccup le abrazo por la cintura mientras tomaba su espada dispuesto a atacar en caso de que fuera necesario. Aunque lo único que provocó fue que al momento de activarla con fuego los dragones le prestarán atención.
Ocupo entonces el gas del Cremallerus espantosus, los dragones de acercaron curiosos antes de retroceder ante el fuego que se provocó por una chispa. Él extendió su mano hacía uno de los dragones que se encontraban ahí, se veía tranquilo y de cierta manera le recordó a Chimuelo. Antes de que su mano pudiera tocar al dragón, el jinete se mostró frente a ellos una vez más.
— ¿Quién eres tú?
Pregunto con un deje de miedo mientras veía al jinete caminar en círculos alrededor de ambos.
— ¿El ladrón de dragones? Eh... ¿Drago Manodura? ¿Al menos entiendes lo que te estoy diciendo?
Pregunto Hiccup fastidiado del silencio del otro. Mientras apretaba el agarre en su cintura, dejo escapar de entre sus labios un quejido inaudible.
El jinete tomó su bastón que giro por el aire antes de golpearlo en el suelo, provocando un sonido inusual. Al instante un dragón más grande apareció entre sus garras el cuerpo de su querido dragón apareció. Chimuelo fue colocado en el centro junto a ellos.
— ¡Chimuelo!
Grito mientras se liberaba del agarre de Hiccup y se acercaba hasta el Furia Nocturna, quien se encontraba totalmente mojado.
Su parte Omega se sentía tan aliviado dejando atrás el estrés que tenía al no tener a Chimuelo a su lado. Cómo si le hubieran separado tanto tiempo de su cachorro.
— Todo está bien, tu tranquilo. También me alegra verte, amigo. Me tenías muy preocupado.
Le acarició su cabeza. Chimuelo frotó su rostro contra sus cabellos. El sonido del bastón del jinete se escuchó una vez más, está vez sin la necesidad de girarlo o golpearlo; los dragones al instante abrieron sus bocas mientras provocaban fuego.
Chimuelo se colocó en su pose de ataqué, Hiccup lo colocó detrás de el dispuesto a poner su propiedad seguridad para proteger le.
El jinete dejo su escudo y bastón en el suelo mientras se acercaba de manera lenta hacía su dragón que gruñía furioso. Fue entonces su momento de gruñir, su Omega interior no dejaría que un desconocido tocará a su dragón. Tanto Hiccup y él se asombraron cuando sin la necesidad de un roce, Chimuelo se tiró al suelo sumiso y obediente; el jinete se acercó hasta ellos de la misma manera en que lo había hecho con su dragón. Hiccup le mostró los canidos un claro mensaje de pelea, y por un momento olvidó la discusión que había tenido con Hiccup momentos antes, ahora tan solo se sentía seguro a su lado.
— ¿Hiccup?
Susurró el jinete justo antes de que sus dedos rodarán la cicatriz que tenía el Alfa en su barbilla. Se asombro entonces al saber que conocía el nombre del Alfa. El jinete se quitó su casco, mostrando entonces a una mujer de ojos verdes y cabello castaño, una Beta, por lo que logro captar su olfato.
— ¿Será posible? ¿Después de tantos años? ¿Cómo es posible?
— ¿Yo te...? ¿Yo te conozco?
Pregunto un dudoso Hiccup. El jinete entre abrió los labios de manera incrédula.
— No, solo eras un bebé. Pero una madre no olvida jamás.
Tomó entonces del brazo a un Hiccup que temblaba ante su agarré. Estaba un poco menos sorprendido por la nueva revelación, por mucho tiempo su madre se había arrepentido de no salvar a su amiga Valka madre de Hiccup y había muerto con ese arrepentimiento; tan sólo, para que el día de hoy la encuentre como una jinete de dragones.
La Beta le miró. Sus ojos brillantes por las lágrimas que contenía. Una sonrisa calidad cruzo por sus labios.
— Eres la mezcla perfecta de Daven y Kaira Abels... Tú debes de ser su pequeño cachorro, ___________ Abels. ¿No es así?
— Yo...
La Beta asintió sin comprender del todo su tartamudear. Había pasado tanto tiempo sin escuchar el nombre de sus padres que se veía capaz de llorar por aquella simple mención.
— Siganme.
— Alto. Espera un minuto.
Le dijo Hiccup a su madre quien iba unos pasos adelante de ellos. Él por otra parte iba detrás de Hiccup, tratando de estudiar sus alrededores en caso de que tuvieran que escapar rápidamente de aquel lugar.
— Por aquí.
— Espera.
— Ven.
— ¡Es que no puedes decir una cosa así y salir corriendo!
Chimuelo camino a la par de él mientras pasaban por aquella zona rocosa.
— ¿Tu eres mi madre? ¿Y como es qué-? ¿Sabes que parece una locura?
— ¡Vengan, rápido!
— ¡Tengo preguntas! ¿Dónde has estado todo esté tiempo?
Le tomo del brazo suavemente mientras le daba una sonrisa tranquilizadora. Una acción típica que hacía la anciana del pueblo cuando tomaba sus lecciones para ser un buen Omega, solamente lo hacía cuando notaba lo estresado y agitado que estaba por una actividad. En su mayoría siempre funcionaba.
Hiccup le miró a los ojos, fue entonces que noto su entusiasmo, nerviosismo y alegría. El también actuaría de la misma manera si supiera que sus padres están vivos.
Ambos caminaron por el mismo sendero que su madre con la ayuda de Chimuelo. Ayudó al Alfa al notar su lenta reincorporación antes de seguir su camino.
— ¿Qué has estado haciendo todo esté tiempo? Dijeron que habías muerto. Todos en la aldea creen que te devoraron los...
Sus palabras fueron interrumpidas por los rugidos de diferentes tipos de dragones. Se colocó al lado del Alfa de cabellos castaños, mirando asombrado la cantidad de dragones que estaban a su alrededor. Estaba hipnotizado con los colores y tipos de dragones que tardo en notar cuando Hiccup entrelazó sus dedos con los suyos.
A su Omega interior no le gusto aquel contacto.
En otros tiempos su Omega interior hubiera saltado y mostrado un pose de sumisión por el simple contacto; pero ahora. Ahora estaba enamorado de un Alfa que también mostraba interés en él.
Ambos caminaron hasta estar casi al borde de la roca en donde se encontraban mirando junto a Chimuelo los dragones volar.
Arriba de ellos se encontraba un dragón un poco más grande que el resto, lo reconoció entonces como el dragón que la madre de Hiccup manejaba. Sobre el dragón estaba Valka mirándolos. Hiccup se colocó frente a él.
— ¿Aquí es donde has estado durante veinte años?
Su madre asintió mientras le miraba esperando cualquier tipo de reacción que se presentará en el Alfa.
— Los ha estado rescatando.
Susurró hacía Hiccup quien miraba a los dragones a su alrededor, señalando lo obvio.
Los ojos de la Beta lo miraron. El encogió sus hombros. Desde que se estaba desarrollando este reencuentro familiar no había querido mencionar palabra alguna, y es que temia arruinar la atmósfera que se estaba creando entre madre e hijo; actuando solamente para evitar que Hiccup hiciera algo impulsivo como acostumbrada hacer.
La beta asintió mientras mostraba una sonrisa encantadora. Su Omega interior se calmo ante ello.
— No puedo creerlo.
— ¿No estás molesto?
— ¿Qué? No. No lo sé.
Dijo Hiccup mientras maniobra los brazos sin completar ninguna acción. Su madre le miraba expectante.
— Francamente, es demasiado para asimilarlo. No todos los días descubres que tu madre es una guardiana de dragones un poco alocada y salvaje.
La Beta rió ante ello mientras bajaba del dragón.
— Bueno. Al menos no soy aburrida, ¿Verdad?
— Supongo que eso es algo.
— ¿Te gusta?
— No tengo palabras.
Confesó el Alfa mientras miraba a los dragones a su alrededor. Ahogó una risilla entre sus labios al notar que Chimuelo se encontraba rodeado de otros dragones, lo cual provocaba nerviosismo en el Furia Nocturna.
— ¿Puedo…?
Se dirigió entonces al Omega. El de hebras azabaches asintió dudoso.
Tratando de ignorar el como su Omega interior se colocaba en una posición de ataqué. No quería ser grosero. Pero aún tenía algunas respecto a la Beta, y es que a un tenía preguntas por hacerle, y no quería que tocará a su dragón — cachorro— sin estar totalmente seguro de que no era una amenaza para el Furia Nocturna.
— Es hermoso
Acaricio al Dragón de manera lenta, riendo ante las reacciones del dragón.
— ¡Increíble!
Dijo mientras reía ante las reacciones del Furia Nocturna, quien se acercaba a un más a la Beta para recibir más caricias.
— Es posible que sea el último de su especie. Y mira, tiene su edad.
— Vaya...
— Ahora veo porque se llevan tan bien.
Valka acaricio y jugó un poco más con Chimuelo antes de dirigirse a ambos.
— ¿Cómo lo lograron?
— Lo encontramos en el bosque.
Se apresuró a decir Hiccup. Frunció el seño ante aquella mentira, creía que, Hiccup no querría mentirle a su madre en la primera conversación que tenían después de años.
— Lo derribaron, y estaba herido.
Valka se levantó del suelo mientras fruncía el seño. Se dirigió entonces hacía uno de los dragones que les rodeaban.
— Este Colmillo Afilado perdió la pata en una de las trampas de Drago Manodura. A este Cortalluvia le despedazó el ala una de sus redes. Y a este pobre Gruñido Tambaleante... Lo cegó una trampa y abandonaron, solo y asustado, para que muriera.
Tocaba y acariciaba afectuosamente a cada uno de los dragones heridos. Sintió entonces la misma tristeza que la Beta decía mientras contaba la historia de los dragones.
— ¿Qué hay de este?
El tono de voz cambio a uno más severo y enojado. Hiccup rió nerviosamente mientras le miraba buscando ayuda. Aparto la mirada.
— ¿Drago y sus tramperos le hicieron eso?
Dijo mientras acariciaba el invento que realizaron y mejoraron durante los años.
— Si… Lo curioso es que…
— Fue él quien le disparó.
Soltó sin pensar, cansado de las excusas absurdas que ponía el castaño.
— Pero todo está bien. Tuvo su venganza. ¿Verdad, amigo?
Codeo a modo de juego a Chimuelo. Hiccup le siguió la corriente.
— No pudiste salvarme completo, ¿Verdad? Teníamos que estar a mano. Así que… ¡Adiós pierna!
Rió Hiccup mientras se recargaba en el dragón para mostrar su prótesis a la Beta. Valka había dejado de sonreír y tan solo les miraba a ambos atenta.
— ¿Qué dijeron sus padres de su amigo Furia Nocturna?
El ambiente se torno pesado ante aquella pregunta. Hiccup colocó una de sus manos en su hombro, apoyándole en silencio para la aclaración que daría. Respiró, tratando de controlar el temblor de su cuerpo que se provocaba al recordar la causa de la ausencia de sus padres.
— Mi padre, Daven Abels y mi madre, Kaira Abels murieron hace ocho años en una de las tantas batallas contra los dragones. He estado con el jefe Estoico y Hiccup desde entonces.
— Yo… Lo lamento mucho… lamento haberte hecho esa pregunta.
La beta le tomo de las manos mientras le miraba a los ojos.
— Gracias. Yo, bueno mi madre me ha contado tanto de usted. Le tuvo mucho cariño y respeto, siempre se lamento el no poder salvarla de los dragones.
Su madre había sido gran amiga de Valka, por lo que, el saber que dragones la habían matado solo alimento el odio que le guardaba a aquellas creaturas. Fue irónico que, él siendo el hijo de dos personas que odiarán a muerte a los dragones ahora tuviera uno y le cuidara como un cachorro.
Valka acaricio sus manos en un gesto de consuelo. No se percató entonces de que lágrimas bajaban por sus mejillas.
— Estoy segura que están muy orgullosos de ti.
— Eso espero...
Dijo mientras secaba sus lágrimas con su manos. Hiccup le abrazo los hombros mientras que expulsaba sus feromonas para recomfortar lo.
— Papá, no tomó muy bien. Pero luego cambió. Todos cambiaron.
— Pronto todos en Berk tenían sus propios dragones.
— Ojalá eso fuera posible.
Les respondió Valka mientras jugaba con Chimuelo. Hiccup y él se miraron.
— No, en serio.
— Créanme, yo también lo intenté pero la gente no tiene la capacidad de cambiar, chicos.
Se reincorporo. Mirando como su dragón tomaba vuelo junto con los demás dragones.
— Algunos de nosotros nacimos diferentes.
Se giro a ambos, recordando el pasado. Hiccup le acarició sus hebras azabaches.
— En Berk debías de ser cazador o cazado... Pero yo creía que la paz era posible. Era una opinión muy impopular.
— Entonces, ¿Cómo sobreviviste?
— Brincanube nunca quiso hacerme daño. Probablemente pensaba que esté era mi lugar.
Los tres caminaron hacia la orilla de la roca, para ver de manera amplia todos los alrededores del lugar.
— En el hogar del gran Salvajibestia. La especie Alfa. Uno de los pocos que aún existen.
Señalo entonces al dragón de gran tamaño con su bastón.
— Cada nido tiene su reina... Pero él es el Rey de todos los dragones. Con su aliento helado, este noble gigante construyó nuestro nido. Un refugio para los dragones de todas partes.
— Espera, ¿Él es el escupe hielo? ¿Él es el responsable de tanta destrucción?
— Él nos protege. Todos vivimos bajo sus cuidados y sus órdenes.
El gran Salvajibestia se levantó de su lugar. Quedando a la altura en la que se encontraban. Valka automáticamente se arrodilló, él imitó a la Beta temiendo a las consecuencias de no hacerlo, Hiccup se quedó de pie.
Una ráfaga de hielo fue lanzada en su dirección. Valka rió ante la vista de Hiccup con nieve en su cabello, el Omega rió junto a la Beta.
— Le caen bien.
Fue lo que dijo mientras pasaba a su lado.
— Deben de tener hambre.
— Si, podríamos comer.
— Bien. Es hora de comer.
Le respondió la madre de Hiccup, mientras le sonreía y entrelazaba sus manos.
Hiccup les siguió por detrás mientras se quejaba ente dientes. Valka le dedico una sonrisa de complacidad, sus mejillas se calentaron ante la revelación.
Valka estaba estudiando todas las reacciones que tenía Hiccup con él, y aquella idea no le terminaba de convencer.
Sus mejillas se colorearon de un color rojo más intenso al notar la mirada de Hiccup sobre él en todo momento.
— Charlemos después, __________.
— Si. Valka.
La beta le apretó suavemente la mano en forma de apoyo.
Ya podía imaginarse que tema quería abordar con él.
Luego de haber comido unos cuantos peces en compañía de los dragones y de mostrarle el mapa en el que habían estado trabajando desde hacía ya cinco años. Se dedicaron a volar con los dragones un rato más mientras miraban el atardecer desde ellos.
— Cuando estoy aquí arriba ni siquiera siento el frío. Solo me siento...
— Libre.
Completo la frase de Valka mientras le regalaba una sonrisa pequeña. La beta no tardó en corresponder su acción.
— ¡Así se siente ser un dragón, chicos!
Hiccup giro su rostro para poder verle, mientras un brillo juguetón surcaba sus labios. Al instante supo que era lo siguiente que iba a hacer Hiccup.
— Puedes decir que era un dragón, pero... ¿Puedes volar?
Hiccup no tardó en lanzarse fuera de Chimuelo. El tardó un poco más. Sabía que había jurado a los dioses no seguirle nunca más la corriente a Hiccup, pero no podía negar el sentimiento inimaginable de libertad que le provocaba aquella acción.
Volaron entre ellos antes de girarse en dirección a la Beta. Quién se colocó a su lado junto a Brincanube.
Todo fue risas y feromonas que expresaban su felicidad, hasta que giro su cuerpo para encontrarse con el impacto inminente contra una roca.
— ¡Ay, no!
Grito antes de que Chimuelo lo envolviera junto a Hiccup protegiéndolos de la caída sobre la nieve.
Se levantó de la nieve mientras sentía su corazón bombear en su pecho de manera rápida, el sentimiento de felicidad y la adrenalina lo hicieron ruborizar. Hiccup salió de entre la nieve mientras vitoraba.
— ¡Amigo! ¡Por poco! ¡Casi lo logramos está vez Chimuelo!
Chimuelo les dirigió una expresión severa antes las palabras de Hiccup. Se acercó a acariciar a su querido dragón con cariño y afecto, agradecido de tenerlo y no sufrir una herida mortal.
Chimuelo tiro a Hiccup con su cola, __________ rió ante ello. Valka llegó a ellos con Brincanube.
— Increíble. Son las primeras personas en volar sin la necesidad de un dragón.
— Tú tampoco lo hiciste tan mal.
Respondió Hiccup mientras se acomodaba su traje.
— Ahora, entiendo porque son pareja. Se complementan el uno al otro.
Las palabras de Valka los inmovilizaron. Jamás nadie se había planteado el que estuvieran juntos en Berk, el hecho de que alguien ajeno lo creyera hacía que su corazón se acelerará. Notó entonces que Hiccup le miraba detenidamente mientras sus mejillas se sonrojaban.
— N-no... Nosotros, bueno...
Tartamudeo intentando salvar la situación en que se habían estancando.
— Es bueno tener tu aprobación, mamá.
Sintió entonces que sus piernas flaqueaban. Su Omega interior aulló en busca de ayuda ante aquella situación. Su lado racional buscaba las palabras adecuadas, sus ojos se dirigieron a Hiccup. El Alfa tenía una sonrisa satisfecha en sus labios.
Le dirigió una mirada analítica. Bien, dos podrían jugar el mismo juego.
Bueno, espero que te haya gustado este capítulo. Si encuentras alguna falta de ortografía, no dudes en decírmelo.
Lamento la demora. Ya me encuentro a nada de acabar el ciclo, por lo que he tenido trabajo de más. Estaba vez he tardado menos que de costumbre.
Sin más que decir. ¡Hasta luego!
Atte: Naturintoka.
Publicado: 05/ Abril/ 2021
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