Capítulo 7


Los sucesos que pasaron después de aquella presentación sucedieron rápidamente. Cuando menos lo notó, Hiccup y Astrid estaban desatando a Tormenta de la trampa en que se encontraba mientras que por otro lado Eret trataba de tomarle del brazo para colocarlo a su lado, y como si de un sexto sentido se tratase; Hiccup colocó su brazo alrededor de su cintura atrayendo lo hacía él y de manera brusca lo subió sobre Chimuelo para luego emprender vuelo. No pudo evitar entonces voltear su mirada hacía donde se encontraba el Alfa de cabellos negros, quien le miraba detenidamente casi con miedo —le gusto pensar que se debía al temor de perderlo de su lado— mientras estiraba su brazo hacia su dirección queriendo tomarlo de su mano a pesar de su distancia.



Las feromonas de Hiccup se hicieron amargas y fue entonces que volteo en dirección a su mejor amigo. Un escalofrío recorrió su espina dorsal, cuando notó los ojos color verde mirándolo directamente con un brillo de furia en sus ojos, su instinto y lo aprendido en su aldea le dictaban que tratara de calmar al Alfa furioso; así que, haciéndose pequeño en su asiento empezó a esparcir sus feromonas, con la única intención de intentar tranquilizar al Alfa.

Luego de ello, Hiccup bufo y dirigió su mirada hacía el frente justo donde se encontraba Astrid con Tormenta. Se sintió desdichado por la actitud de su amigo, por lo que su único consuelo fue saber que había podido disminuir la furia de Hiccup gracias a sus feromonas.

Y tan sólo suspiro.

Cansado de Hiccup, de la actitud que tenía con él y de qué a pesar de todo él siguiera detrás de él como toda su vida

— ¡Ahí están! ¡El orgullo de Berk!


Fue el grito de Estoico el que lo recibió a su llegada en Berk junto a Hiccup y Astrid.

Hiccup bajo rápidamente de Chimuelo y se dirigió con la misma velocidad hacía su padre. Astrid tardo un poco en bajar antes de seguir la ruta del Alfa, por su parte él tan solo se dedicó a bajar de Chimuelo a una velocidad normal, una vez sus pies tocaron el suelo de Berk le dió unas cuentas caricias en la cabeza a Chimuelo, quien ronroneo ante su tacto y al igual que Hiccup y Astrid se dirigió hacía Estoico.

— Ellos son cazadores... De dragones.

— Debieron haber visto su fuerte. Estaba destruido y con picos enormes de hielo, fue extraño. Además, el jefe de ellos se mostró interesado en __________.

— Jamás habíamos visto algo como ésto en su fortaleza.




Fue lo que dijo luego de dejar hablar a Hiccup y luego a Astrid, las miradas se posaron sobre él. Y cortando de está manera lo que Astrid quería hacer del conocimiento público.

— ¡Y lo peor es que creen que fuimos nosotros!

— Oigan ustedes tres se van a meter en verdaderos problemas un día de estos. No todo el mundo aprecia este estilo de vida.

Dijo Bocón recibiendo una carcajada por parte de Estoico y unas palabras que no pudo escuchar que iban dirigidas hacía Hiccup, el Alfa tan solo colocó una mala cara antes aquella palabras.

— Además, tendrás cosas más importantes de qué ocuparte. ¡Cuando hagamos el gran anuncio!




Aquella frase podría ocuparse para referirse a muchas cosas; sin embargo, gracias a lo escuchado por Astrid y Hiccup supo que se refería a la idea de ser el nuevo líder de Berk.


— Están reuniendo un ejército de dragones. Al menos, el hombre que los dirige.



— Dargo... Dura mano... O algo así.




La mirada de Estoico se endureció por unos momentos.




— Le voy a en durar la mano sí intenta llevarse a mi Dragon.





Trato de acallar una carcajada que saldría de sus labios con la palma de su mano. Aquel comentario había logrado disipar el estrés que estaba empezado a sentir en aquel lugar.

Luego de ello pudo escuchar algunos de los comentarios coquetos que Patán y Patapez le dirigían a Brutilda.

— ¿Mano dura? ¿Drago mano dura?



— Ah si, espera... ¿Lo conoces papá?





Y en ese momento, pudo sentir el miedo que le recorría a Estoico en aquel momento y la posible gravedad del asunto que conllevaba a Drago mano dura.

La orden de Estoico era clara y directa: “Ningún dragón o vikingo pondría un pie fuera de Berk”, entonces... ¿Porqué había seguido a Hiccup en su cruzada?

Nuevamente seguía a Hiccup en cada pensamiento alocado que  tuviera y aquello no lo reconfortaba en nada.

Pudo entonces divisar un barco entre las aguas por las que volaban.

— Y yo que estaba tan preocupado por llegar con las manos vacías.




— No. Es tu día de suerte. Nos rendimos.



La mirada de extrañeza que tenía Astrid en su rostro le daba una idea de que al igual que él, no estaba segura del plan que tenía en mente Hiccup.


— Es un Furia Nocturna, un Nader Mortífero, dos Omegas y un Alfa los mejores domadores de Dragones que hay al Oeste del lago.




— Eso complacerá al jefe. ¿No?



Fue lo que dijo Hiccup mientras que dirigía a Astrid hacía una mazmorra, él lo seguía por detrás.

— Discúlpenos.


— ¿Qué estás haciendo?



Le pregunto Astrid en un susurro mientras que entraba a la mazmorra. Aunque Hiccup se giro en su dirección.

— Tú podrías quedarte al lado de Eret, ___________. Después de todo, no has parado de pensar en el desde que nos fuimos.

— ¿Qué?


— Así es, te recomiendo que mejor no te separes de su lado.




Con un empujón fue dirigido hacía donde se encontraba Eret, aunque no contó con el hecho de que sus pies se tropezaran y una posible caída fuera evidente, fue detenido al momento por Eret. Quién tan solo enrolló su brazo sobre su cintura, con una cara de preocupación al evitar su caída, escuchó el claro gruñido de Hiccup, quien se encontraba listo para tomarle en brazos al ver su caída. Suspiro fuertemente, antes de girarse y bajar por las escaleras de la mazmorra.



— Ah, quieto Chimuelo. A los dragones no les gustan los espacios reducidos, así que viajarán con ustedes; no causarán problemas.




Apenas terminó de decir aquellas palabras cuando se escuchó el metálico sonido de las hachas y demás armas que apuntaban hacía Chimuelo. Que se colocó en su posición de ataqué.

— A menos que hagan eso. Recuerden; barco de madera, mucho océano, ¿Qué tan buenos son para nadar?




Un beta respondió a su pregunta, que claramente demostraba que no tenían la habilidad para nadar.

La espada de fuego de Hiccup se mostró en una de las hendiduras.

— Oops, casi lo olvidó. No querrán prisioneros con armas.





Dijo Hiccup mientras que les pasaba sus espada. No paso mucho para que los Betas que la habían recogido quisieran probarla.

Ante una posible catástrofe ;Eret lo envolvió entre sus brazos, presionando lo hacía su pecho para cubrirlo.

No pudo evitar sentir sus mejillas calientes y rojas antes aquella acción. Había pasado mucho tiempo desde que alguien aparte de Estoico e Hiccup lo protegiera de algo, sabía cuidarse por si sólo, pero agradecía que alguien velará por su seguridad.

Eret lo separa de su pecho, una vez le dio una examinación con sus ojos para procurar sus bienestar. Se dieron una sonrisa pequeña, antes de que Eret se dirigiera hacia Hiccup.


— ¿Exactamente, a qué juegas?



— No estoy jugando. Queremos conocer a Drago.



— ¿Porqué?


— Quiero hacerlo cambiar de opinión sobre los dragones.




Las risas no tardaron de escucharse en aquel barco. Pero el estaba perdido en el sonido de la carcajada de Eret.


Estaba perdido. Se había enamorado de Eret.


Y sabrán los dioses en qué momento o el porqué, pero estaba seguro en que las acciones de Eret hacía él eran los principales factores.

— El puede ser muy convincente.


— Una vez que te ganas su lealtad, no hay nada que un dragón no haría por ti. ¿Verdad, ___________?






Las miradas ahora estaban sobre él, su Omega interior movía si cola con felicidad había captado la atención del Alfa que le atraía en ese momento, su lado racional sintió la fría mirada de Hiccup sobres él.

— Niño, no creo que vayas a convencer a nadie.


— Te convenceré a ti. Justo aquí y ahora. ¿Puedo?





Y como si de un deja vù se tratara, dragones llegaron hasta aquel barco. Una vez más Eret trato de protegerlo ocupando su cuerpo como escudo.


— ¡Jinetes de dragones!




Fue lo que grito una vez se percató que no había más cerca. Chimuelo rugió, hacía los tan conocidos dragones.


— ¡No dispares!



Fue lo que le gritó a Eret, quien les apuntaba a los dragones para lanzar una de las tantas trampas.






— ¿Qué están haciendo aquí señores?

— Estamos aquí para rescatar te niño.



— No necesitaba que me rescatarán.



— ¡Suficiente!




Grito Estoico mientras bajaba de su dragón y se dirigía hacía donde se encontraba ellos.

Lo siguiente que noto fue como Eret era inmovilizado por el dragón de Bocón.

— Ustedes, suban a sus dragones. Nos iremos a casa.



— No.


La  discusión entre Estoico y Hiccup no tardó en desarrollarse, a pesar de ser palabras, ___________ no pudo evitar sentirse intimidado y temeroso. Después de todo eran dos Alfas que tenían una actitud desafiante y expulsaba sus feromonas a más no poder.

Se monto sobre Chimuelo, quien actúo de manera tranquila al estar tan acostumbrado a él.

Se sentó y se dedicó a pensar. ¿Sería a caso que Eret era su pareja predestinada? Aquel pensamiento hizo que su Omega interior se emocionará. La simple idea de que pudiera entablar una relación estable, donde el amor incondicional estaba presente le hacía muy feliz; al igual, que la idea de tener cachorros.

Desde hacía un tiempo su único pensamiento estaba en poder tener un cachorro, no importaría el físico ni el género, porque lo amaría con todo su ser. Quería un cachorro con la persona que más amaba.



Por mucho tiempo soñó con tener un cachorro junto a Hiccup, con sus ojos verdes y su cabello castaño. De él sacaría su su actitud tranquila y el tono de piel. Le contaría las historias que recordaba que su madre le contaba antes de dormir, lo bañaría con sus feromonas olor frutillas para evitar que se sintiera sólo y con ayuda de Hiccup le enseñaría a entrenar y montar un dragón.

Pero ahora... Hiccup había escogido a Astrid. Astrid sería la Omega de Hiccup durante toda su vida, y él... Él no tenía lugar en aquella vida.



— Arriba.



Fue lo que escucho por parte de Hiccup antes de sentir el viento chocar en su rostro.



Por un momento el miedo se hizo presente en su cuerpo, por consecuencia, apretó entre sus brazos la cintura del Alfa. Hiccup tan solo soltó una pequeña risa, y se dedicó a expulsar sus feromonas para tratar de tranquilizarlo.


Se separó una vez fue consiente de su acción y se acomodo mejor en su asiento. Por los últimos cinco años pensó qué las feromonas de Hiccup y él eran una delicia una vez se mezclaban, en lugar de las feromonas olor mar de Astrid. Sus feromonas y las de Hiccup olían al bosque en donde a sus quince años de edad se dedicaban a entrenar y conocer todo lo posible de Chimuelo.


Aquel momento no dijo mucho, puesto qué, estaba enojado con Hiccup. Con la manera en que lo trataba y en su mente se repetía la parte donde Hiccup lo empujaba hacia Eret, la manera déspota y molesta que tenía en su contra no era nada que lo hiciera sentir cómodo.




— ¿Porqué lo hiciste, Hiccup?


— ¿Hacer qué?



— Tú lo sabes. ¿Porqué me empujaste hacía Eret? ¿Porqué estás tan irritado desde que nos encontramos con Eret?





Hiccup se quedó callado mientras que miraba hacía en frente con un rostro inexpresivo.


— Respóndeme Hiccup. Soy tu mejor amigo, he estado contigo en las buenas y en las malas desde antes de ser reconocidos por todos.



“Fuí también tu primer beso” pensó; sin embargo, tan solo se quedó callado.



— No lo entenderías, ___________.


— Lo entendería si lo dijeras. ¿Es por tu padre? ¿Por Astrid? ¿Por quién, Hiccup?




— Por ti...




— ¿Por mi? ¿Qué es lo que he hecho, Hiccup?




Se estaba empezando a molestar, las respuestas en monosílabos de Hiccup no ayudan a sentirse mejor. En cambio tan solo ayudaba a qué su mal humor creciera en su pecho.



— Tu actitud con Eret es demasiado molesta.


— No puedes hablar de que mi actitud es molesta cuando la tuya no es mejor. Mi actitud con Eret es la misma que con todos, no hay nada en especial.



Sabía que era una mitad a medias, su actitud era igual a la que tenía con Hiccup desde el momento en que se dió cuenta que estaba enamorado de él, así que supuso que el castaño se daba cuenta de la actitud que tenía con Eret que con él más fácilmente.




— Es normal Hiccup, soy un Omega soltero con veinte años sin marca ni prometido. Es normal que un Alfa se sienta atraído por mí o que yo me sienta atraído a él. No lo entenderías del todo Hiccup, tú tienes a Astrid; yo no tengo a nadie Hiccup.





— Me tienes a mi, _________.



— No es lo mismo, Hiccup; y tú lo sabes. Necesito a un compañero, a alguien que ayude a sobrellevar mi temporada de calor cuando se presente, a alguien que me cuide y me ame incondicionalmente, a una pareja para entablar cabeza y formar una familia. Ya sabes las típicas cosas que hacen las parejas, cosas que obviamente jamás haremos juntos Hiccup.



Escuchó un gruñido por parte de Hiccup que le hizo temblar, las feromonas se hicieron más pesadas. Su nariz sensible a aquellas feromonas hicieron que automáticamente bajara la cabeza con sumisión tal y como me había enseñado desde la edad de quince años.


Y entonces fue cuando giro su mirada encontrándose a un jinete desconocido.


— Hiccup...



Susurró. Hiccup se giro hacía él y poco después a dónde su mirada se dirigía.


— No hagas tantos movimientos.



Antes de que se dieran cuenta un dragón se interpuso en su camino desde la parte de abajo y volando sobre la dirección en que se encontraban. Rugió, y aquellos le espantó. El dragón voló alrededor de ellos.



— Tranquilo... Tranquilo...




Le susurró a Chimuelo mientras le acariciaba su escamosa piel. Sus palabras parecían más un intento de consolación para él.

Hiccup miraba directamente al jinete desconocido. Lo que provocó que se diera cuenta demasiado tarde cuando otro dragón llegó detrás de ellos y los tomaba entre sus garras.


— ¡Chimuelo!






Grito antes de ver cómo su querido dragón caía hacía las aguas frías sin poder volar. Se culpaba el no poder haber evitado que Hiccup lastimara al dragón de manera significativa.

Ahora tan solo pedía que nada malo le pasará a su dragón y a ellos.

Bueno espero que te haya gustado este capítulo. Lamento mucho la demora, pero apenas tuve tiempo, y decidí celebrar mi semana sin exámenes con una actualización.

Si encuentras alguna falta de ortografía, no dudes en decírmelo.

Muchas gracias por todo su apoyo, lo quiero mucho.

Sin más que decir. ¡Hasta luego!

Atte: Naturintoka.
Publicado: 01/Febrero/2021

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