05
Canción en multimedia—Ophelia de Lumineers
MILA BROWN.
La competencia será en dos meses. Dos meses para prepararnos y para que todo esté más que listo para todos, que todo salga bien y sin ninguna falla.
—¿No deberíamos estar practicando?
—Podemos tomar una taza de chocolate caliente y ver el amanecer, no hace mal a nadie querido Maximiliano.
—Te he dicho que no me llames por mi nombre completo Lissandra...
—Te voy a cortar la lengua.
—Tú empezaste inmadura.
—Inmaduro tú...
—¡Oh vamos! dime, ¿Mi qué? —la reta Max con su sonrisa socarrona y Lisa sólo pone los ojos en blanco al tiempo que se sienta en una de las sillas de mi terraza.
La sigo y me siento a su lado mientras que Max hace lo mismo con una expresión victoriosa. Doy un sorbo a mi chocolate y siento el líquido calentar mi garganta, cierro los ojos ante la sensación abrasadora, echo mi cabeza hacia atrás deleitándome de la hermosa vista del cielo con aquellos colores amarillos, naranjas y rosas que lo adornan, suspiro sintiendo la tranquilidad, una que acaba tan pronto en cuanto la voz de Max suena de nuevo.
—Estamos aquí reportando de nuevo las aventuras de Mimali.
—¿Qué caracoles es Mimali? —pregunta Lisa viéndolo extrañada y yo igual.
Él nos ve con cara de ¿Enserio?
—Son las primeras dos letras de nuestros nombres juntos, la Mi de Mila, Ma de Max y Li de Lisa. Dah, es obvio señoritas —dice sin dejar de grabarnos.
Yo sólo puedo pensar en lo horrible que me debo ver ante la cámara, pero realmente ya no importa, Max lleva grabando cada parte de nuestras vidas en esa cámara y tal parece, que ha estado haciendo un documental de nuestras vidas desde que nos hicimos amigos, o sea hace tres años justamente, al principio no le vimos sentido y aún seguimos sin hacerlo, dice que más bien quiere grabar todas nuestras aventuras hasta que seamos unos viejos que apenas pueden moverse y ver ese documental como si fuera una película. La última que grabó fue cuando estábamos volando hacia acá, llevaba un buen rato sin hacerlo, es lindo que lo retome, parece ser algo que le gusta.
—Como verán esta es la hermosa casa donde creció nuestra talentosa y preciosa Mila Brown, tengo aproximadamente una semana dónde no grabo nada así que; hay que poner al día este documental —dice Max y se pone más cerca de nosotras grabándonos a los tres juntos y sonreímos, cierra la cámara y se pasa el nuevo video a su laptop para agregarlo al vídeo común. Tomo más de mi chocolate y lo observo bien porque parece muy concentrado, y Lisa... Bueno, ella llega a perderse en su mundo por un buen rato así que disfruto del silencio, el cual no dura mucho ya que la pregunta sale de mí boca sin haberla procesado antes:
—¿Cuánto dura ese documental tuyo?
Max me ve y sonríe. —Ya que los vídeos que normalmente grabo son pequeños o cuando pasan cosas importantes realmente es algo largo y contando que ya son tres años, agrega el hecho que trato de que no sea tan largo pero dura casi dos horas... Alzo las cejas sorprendida y él muerde su labio inferior.
—Bueno, más bien, tres horas y media.
Abro los ojos con exageración y él sonríe.
—Eso es... demasiado. ¿O no? —ladeo la cabeza confundida y él ve el cielo pensativo para después negar con su clásica sonrisa.
—De hecho, está muy bien, pero no está todo junto, es uno por cada año y juntos forman esas tres horas y media. El primero dura una hora y diez minutos, el segundo dura una hora treinta y el tercero, bueno, ya que acabó justamente cuando veníamos para acá, sólo dura una hora y cuarenta minutos, acaba justo cuando entramos al avión. El cuarto año comienza cuando estamos en el avión y aterrizamos en este país, así que ese está empezando, pero la verdad es que vale la pena.
—Será genial verme de joven cuando sea una pasa viviente junto a ustedes, es lo único que necesito —les digo a los dos.
Lisa parece salir de su mundo y nos sonríe, tomamos nuestro chocolate y veo como Max no quiere dejar la laptop.
Me acerco a él, pegando mi barbilla a su hombro y veo como sonríe de lado. Observo que en su aplicación para editar videos pone en la que creo que es la portada, unas palabras: Cuarto año de amistad. Una nueva aventura de Mimali.
Sonrío y le doy un sonoro beso en la mejilla, lleva en total por ahora sólo tres videos contando esto, pero ahora que está recobrando energía es obvio que grabará la mayor parte del tiempo.
—Vamos mis queridas damas, el documental no puede estar completo sin las personas responsables por la creación de semejante obra de arte—. Me ruborizo cuando me enfoca con la cámara y lo mueve de arriba a abajo.
—Me avergüenzas —digo en un susurro y él ríe escandalosamente mientras yo ruego al cielo que los vecinos no manden quejas con mis padres por el ruido mañanero.
Entro a la habitación para dirigirme al baño y por lo menos peinarme decentemente, suspiro viendo en el espejo que mis ojos lucen más brillosos que antes, sonrío y al salir escucho otra voz masculina inconfundible; Caden.
Salgo a la terraza y veo cómo él junto a Lisa y Max hablan animadamente al tiempo que mi mejor amigo se acerca a la orilla poniendo la cámara para enfocar al nuevo integrante de esta... ¿Amistad?
—Caden Morgan, ex novio de Mila, los primeros amores de cada uno, se conocen desde que eran solo unos bebés, su amistad se convirtió en algo más cuando cumplieron trece años y mantuvieron un romance que les duró tres—. Toma una bocanada de aire y sonríe con picardía para continuar—. Pero a causa de un desafortunado problema, discusión y decisiones que no formaron parte de la opinión del otro, ellos se separaron y cada uno siguió con su vida pero, es obvio que Caden sigue enamorado de nuestra bella chica con descendencia asiática y que igualmente los sentimientos son...
—¡Maximiliano, deja de hablar cosas privadas! —dice Lisa en modo de regaño pero él la ignora y sigue hablando.
Observo como Caden me ve fijamente, le sonrío a medias, él hace lo mismo y Max sigue grabando.
—Como decía, el punto es que hay mucha tensión sexual y amorosa que ambos deben arreglar en algún momento de esta vida y, ojalá sea para hoy porque no quiero perderme nada.
A veces los límites para Max no existen.
—¿Puedes dejar de ser tan...
—¿Encantador?, no creo poder dejar de serlo, está en mi sangre preciosa —dice sin pausar el video y decido calmarme.
Suspiro y sonrío para después tomar las tazas ya vacías y me despido de Caden con Lisa detrás de mí. Al llegar a la cocina puedo ver a mi mamá cocinando y es ahí cuando el olor inunda mis fosas nasales por completo.
Yum. Tocino y hot cakes.
—Señora mamá de Mila.
—Te he dicho que me llames Marila querido Max, o si no, te quedas sin desayuno, tu escoges —dice mi madre señalando con el sartén y mi amigo alza una mano y la otra la deja dónde está porque obviamente sigue grabando.
—¡Lo siento! Marila, desde ahora te llamaré así, cómo verás querida mujer atractiva...
—¿Soy yo o estás coqueteando con mi esposa? —pregunta mi padre divertido por la escena, mientras pasa hacia la cocina a darle un beso en la frente a mi mamá.
Mi amigo traga saliva y sigue sin dejar de grabar.
—N-no señor. Para nada. O sea, Marila es atractiva pero no es mi tipo, me van más las Jo... ve... nes.
—Eso, dilo —dice Lisa sin dejar de comer viendo divertida la expresión de Max. ¿En qué momento empezó a comer?
—¿Le dijiste vieja?
—Sí Max. ¿Me dijiste vieja?
—Yo no...
Mis padres empiezan a reír y Max hace lo mismo pero con nerviosismo.
—Coman, hoy tienen más entrenamiento. ¿O no?—. Los tres asentimos como niños pequeños mientras comemos y ella sonríe. —¿Cuándo es la competencia?
Antes no sabía bien las fechas, pero al preguntarle a la entrenadora ya está claro.
—Será en dos meses, entraremos al Campeonato Mundial —contesto y ambos asienten.
Después de desayunar y el hecho de que Max les preguntó muchas cosas a mis padres mientras grababa, ambos se emocionaron por la revelación del video de estos tres años ya que; ansiosos dijeron que quisieran verlos para saber cómo fueron esos años que no estuve con ellos.
Salimos de la casa y al acercarme a mi auto, saludo a Caden quien me sonríe, bajo la cabeza sintiendo calientes mis orejas y me castigo mentalmente por ponerme así por una simple sonrisa. Entro al auto y cuando mis amigos ya están dentro empiezo a conducir hasta la escuela, donde es casi igual todos los días: tomar nuestras clases asignadas, deportes, extracurriculares, receso que siempre pasamos con Axel, Krystal y Caden. Aunque este día Max se la pasó grabando todo lo que pudo. Hasta los profesores aceptaron que grabara algunas cosas si ellos también salían. Lo cierto es que los profesores de la universidad son muy divertidos y para nada cerrados con nosotros.
Después de la escuela fuimos al entrenamiento y Max seguía grabando, esta vez puso la cámara en una de las esquinas e hizo que todos se presentarán delante de esta, seguimos practicando nuestra coreografía y en algún momento siento un dolor de cabeza y me detengo.
—¿Mila estás bien?
Preguntan, pero es lo único que alcanzo a escuchar porque todo se torna borroso, suspiro con pesadez al sentir una gran ola de calor invadir mi cuerpo y el mareo incrementa, siento que me sujetan del brazo pero simplemente no puedo ver nada más, trato de hablar pero las palabras no salían de mi boca, es una sensación horrible. Demasiado. Al final me abren la boca y me meten dentro una cosa muy dulce, empiezo a masticar y es una de las gomitas que Max lleva en su mochila como dulces para sentirse mejor. Mi vista borrosa disminuye como también los mareos, en cuanto veo que me encuentro sentada en uno de los asientos fuera de la pista me tranquilizo, todos se encuentran viéndome preocupados y suspiro.
—¿Se te bajó el azúcar no es así? —interroga Krystal y me encojo de hombros.
—Supongo que sí, gracias por el dulce Max. ¿Cómo supiste que darme?
—Nos dijiste que necesitabas un dulce —frunzo el ceño por su respuesta y niego.
—Yo no dije nada.
—Si lo hiciste, dijiste: "Necesito un maldito dulce, denme un dulce".
Alzo las cejas sorprendida al darme cuenta de lo que acaba de pasar y hago una pequeña mueca.
—No comiste en el receso y tampoco en el camino hacia acá —dice Lisa viéndome de mala manera y yo bufo.
—Se me olvidó —me excuso y ella asiente ligeramente mientras va hacia los entrenadores.
Max me mira con los brazos cruzados y detrás de él se encuentran Axel, Krystal y Caden. Los entrenadores llegan y me ven con una expresión de enojo. ¡Ay no!
—Estás suspendida en lo que queda del entrenamiento, mañana estarás aquí sentada, por lo menos media practica y veremos si eso te hace crear conciencia de tu alimentación y más, antes de hacer algún esfuerzo físico—.Son las palabras de la entrenadora y yo suspiro con resignación pero me gana el enojo y me levanto furiosa.
—No puedes hacerme esto, debo entrenar con Lisa y Max somos un equipo, sólo se me olvidó comer algo antes pero eso no debe dañar nuestro entrenamiento. ¡Por favor! —suplico.
—No Mila es mi última palabra, sal de la pista, te vemos mañana—. Aprieto la mandíbula con fuerza mientras comienzo a quitarme los patines y los aviento con descuido a mi maleta, me pongo mis tenis, cierro la maleta enojada luego la cuelgo en mi brazo y camino rumbo a la salida.
—Mila espera a tus mejores amigos, por dios.
Me detengo y veo como Max y Lisa vienen detrás de mí.
—Nos vamos contigo, no podemos practicar sin ti —sonríe Max.
—¡Mila! —Grita Caden haciendo que nos detengamos y lo miro alzando una ceja, y llega para estar a pocos centímetros de mí—. Te quiero llevar a un lugar.
—Debes entrenar Caden.
—¡Por favor!
Muerdo mi labio inferior pensando seriamente en qué hacer, ladeo la cabeza hacia Max y Lisa quienes asienten con una media sonrisa y suspiro para después asentir. Caden no tarda en tomar mi mano con la suya para hacerme caminar a su auto pero antes le lanzo las llaves del mío a Max quien sonríe como niño pequeño y Lisa me ve asustada, sonrío mientras entro al auto de Caden y su aroma llega a mis fosas nasales.
—¿A dónde me llevarás Morgan? —pregunto curiosa.
—Es una sorpresa.
—¡Oh vamos! dime.
—No.
—Dime.
—Me.
—No es gracioso —digo bufando y él ríe.
—Sí lo es, tendrás que ser paciente y esperar a ver el lugar.
—Ash. Bien —me siento correctamente y veo por la ventana el paisaje admirando que poco a poco empieza a ocultarse el sol.
Pasan unos minutos y aún no llegamos al lugar, la música que suena hace que todo aparente estar tranquilo pero, eso no quita que el ambiente siga sintiéndose algo incómodo. Trato de subirle a la música pero siento que me da un manotazo, abro la boca indignada por aquel arrebato de su parte y él sonríe divertido sin apartar la vista del camino.
—¿Y eso por qué fue? —pregunto mientras sobo la palma de mi mano y él se encoge de hombros.
—Quiero que hablemos.
—¿De qué exactamente?
—De nosotros Mila. Sé que aún hay un nosotros, sabemos que no debemos perder el tiempo peleando recordando lo malo del pasado, pero tenemos historia, tenemos...
—Caden, basta.
—No quiero que perdamos más tiempo, pasaron tres años Mila, tres años llenos de tristeza y rencor, cuando debían ser completamente diferentes, deberíamos disfrutar y seguir lo que nunca debió terminar en primer lugar, tú y yo nunca debimos separarnos.
No sabía que decir, el auto ya se había detenido pero ni siquiera me puse a ver dónde estábamos, seguía viendo a Caden, quien se voltea por completo a verme y yo abro la boca para decir algo pero en eso sus labios impactan con los míos.
Mis ojos están muy abiertos pero en cuanto muerde mi labio inferior abro más la boca y él aprovecha para meter su lengua y yo, simplemente me dejo llevar. Después de unos segundos en los que él aire empieza a faltar, nos separamos pero él mantiene su frente pegada a la mía.
—Te amo Mila Brown nunca dejé de hacerlo, ¡Por favor! Hay que darnos esta oportunidad. ¿Qué dices?
El miedo que antes sentía desaparece por completo, obviamente lo extraño mucho, demasiado, debemos vivir la vida que queramos recordar siempre. ¿O no? Debemos correr riesgos.
Sonrío y asiento, él me ve con una gran sonrisa y volvemos a besarnos abriendo un nuevo comienzo de algo completamente diferente.
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