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Canción de multimedia—Moonlight de Grace VanderWaal


MILA BROWN


—¡Mi hija está de regreso!

—Nuestra Marila, nuestra hija—dice mi padre mirando a mi madre con una sonrisa.

Ella me aprieta contra ella y sólo escucho las risitas de mis mejores amigos. Lisa y Max.

—Tres años sin verte, sólo por televisión, a los tres de hecho, hacen un gran trío sobre el hielo, no puedo ni imaginarme cómo tienen todo ese equilibrio.

Hace halagos mi padre en todo el almuerzo hacia mí y mis amigos, quiénes han demostrado una gran felicidad de haber venido conmigo.

Cuando llega la noche los chicos y yo salimos de la casa para tomar aire, estaba feliz de haber vuelto, aunque sólo por una cosa me había replanteado mi regreso. Caden Morgan. Mi primer amor y mi ex.

El cuál, para colmo, también es mi vecino, pero también para mi suerte, la casa ha estado a oscuras todo el día así que aprovechando su falta de presencia de él y su familia, es el momento de salir y mostrarles mi vecindario a mis mejores amigos.

A Lisa y a Max los conocí en la academia de Inglaterra para patinaje sobre hielo, nos hicieron formar grupos de tres y por cosas del destino, quedamos juntos y la conexión que tuvimos en el hielo fue tan magnífica que por estos tres años siempre hemos estado juntos cada que se hacían grupos de tres y aunque se hicieran parejas siempre estabamos nosostros juntos.

—¿Quieres volver a verlo?—la pregunta de Max me hace fruncir el ceño y él señala con su cabeza disimuladamente la casa de Caden.

Yo suspiro con pesadez viendo esta y niego lentamente. Seguíamos en el jardín de la casa disfrutando de las estrellas, que aunque sean pocas, se pueden apreciar muy bien. Yo me había acostado y ellos se mantienen sentados a mis lados.

Cierro los ojos un momento y hago una pequeña mueca cuando entre ambos empiezan a hablar con notable intención de molestarme.

—Si no quisiera verlo no habría aceptado volver a su antigua academia, dónde también está él.

—¿Por qué regresar con alguien que dió a entender que ya no tenía interés en esta diosa asiática?

—Ya te había dicho que no soy asiática, tengo descendencia por parte de mis abuelos.

—Es lo mismo—replica Max con tal de tener la razón.

—No es lo mismo, si ella fuera asiática habría nacido en alguna parte de esos países, sería por nacionalidad asiática, pero nació aquí en Canadá, así que sólo tiene la descendencia, pero es reconocida legalmente como canadiense—le explica de forma resumida esta Lisa y él sólo pone una mueca de confusión.

—Bien, como sea, no eres asiática.

—Gracias.

Seguimos por unos momentos más me silencio hasta que el sonido de un auto aparcando a nuestro lado hace que abra los ojos y me quede estática en el pasto aún acostada sobre este.

—Oh mierda.

—Tal vez sea el jardinero.

Ambos miramos de mala manera a Lisa por su comentario, ella pone los ojos en blanco y niega.

—Sólo quería aligerar el ambiente—dice y yo suspiro, ambos tapan sin haber querido, mi cara.

Así que se juntan más a mí tapándome, tomo respiraciones y exhalo por todo el rato esperando a que pase algo.

—¡¿Oigan ustedes quiénes son?!—la voz inconfundible de su madre llega a mis oídos y paso saliva.

—Eh... somos... los... ¿Jardineros?—me golpeo mentalmente por lo que le contesta Lisa y en eso la puerta de mi casa es abierta pero ni para eso me levanto.

—Oh, Stella, Mark, me alegra verlos, fue una semana completa sin ustedes—dice mi madre, pero no planeo dejar de estar en la posición que estoy.

—Si, las clases de patinaje empiezan mañana y Caden insistió en volver un día antes para que tenga tiempo de hacer su rutina—dice ella y muerdo mi labio inferior.

—Siempre tan cumplido. ¿Verdad Caden?

La voz de mi padre ahora aparece y yo siento ganas de ir al baño.

—Siempre señor Brown—su voz, se escucha más rasposa y profunda—. ¿Quiénes son ellos?

Veo como Lisa quien estaba viendo el pasto como si fuera lo más interesante del mundo, de pronto se tensa al igual que Max. Ambos pasan saliva.

—Oh, son amigos de Mila, están de intercambio y hace unas semanas ella nos preguntó si aceptabamos tenerlos, son muy lindas personas—la mentira de mi mamá suena más como una verdad.

Realmente ella sabe engañar a las personas, eso da miedo pero también curiosidad.

—Por cierto, ¿cómo está ella?—pregunta su padre y suelto un suspiro lento.

—Se encuentra muy bien, ganó muchas medallas, estamos orgullosos de ella y la fama que ha logrado.

—Sí, la fama siempre fue lo que más le importó.

—Caden, guarda tus comentarios.

El mencionado bufa y tenso la mandíbula.

—Bien, buenas noches señor y señora Brown, adiós a quienes sean ustedes tres—se despide y la puerta de su casa se cierra con más fuerza de lo debido.

—Lamento su comportamiento, estos tres años sin Mila él ya no...

—... Ya no es el mismo. Pero a veces debe aprender a qué las personas no siempre estarán a nuestro lado—las palabras de su madre me hacen sentir un poco mal.

Pero después recuerdo todo lo que he logrado por mi decisión y decido que eso no debe ponerme mal o triste por algo que ha pasado hace tres años.

Después de eso nuestros padres se despiden y ellos entran a la casa, mi madre se pone a nuestro lado y yo la veo desde mi posición.

—Entren antes de que los vea Caden por la ventana, porque te va a reconocer—dice en un susurro y Max me ayuda a levantarme y ponerme a su lado.

Los tres caminamos con la cabeza agachada hasta entrar, cerrar las cortinas y apagar todas las luces.

—Buenas noches chicos—dice mi madre y ella junto a mi padre suben a su habitación.

Lisa se gira hacia mí y sonríe levemente.

—¿Estás lista para mañana?

Sonrío como puedo mientras subimos las escaleras.

—Lo estoy.




—¡Arriba todos que he preparado el mejor desayuno que en sus putas vidas hayan tenido!

Me sobresalto al escuchar cómo golpean mi puerta y me levanto con el ceño fruncido al escuchar la voz de Max. ¿Acaso se ha vuelto loco? Mi papá lo va a matar.

Niego lentamente ante la idea y voy hacia mi armario sacando unos pantalones deportivos color gris de cintura elástica con bolsillos y una camiseta negra corta de cuello canalé, me coloco unos tenis blancos y una chamarra negra grande que me llega por debajo del trasero, una que Max nos compró a los tres para quedar, según él: En combinación, es muy cómoda y práctica realmente, así que la ocupamos siempre que vamos a la pista.

Tomo la maleta de entrenamiento y meto mis patines, guantes, otro pantalón por si acaso y unas ligas de cabello, saco de mi caja especial unas barras que le encantan a los chicos y a mí, y me meto a bañar tratando de no tardar demasiado para ponerme lo que he sacado, dejo mi cabello suelto para que se seque en el camino, me pongo un poco de maquillaje y suspiro al verme en el espejo admirando mis ojos marrones claros, mi piel de porcelana, cabello castaño, largo y lacio que hace un gran juego con todas mis facciones.

Mis ojos se hacen aún más chicos en cuanto sonrío por la confianza que agarro para tomar mi maleta y suspirar. ¿Qué más falta? ¡Ah! cierto, mi celular que tiene toda la música grabada de lo que bailamos los chicos y yo, o las que bailamos individualmente, tengo más copias en mi laptop pero es más cómodo llevarlas en el celular para seguir con lo que la entrenadora Kourtney de Inglaterra nos pidió.

Salgo de la habitación después de dejar todo ordenado y bajo las escaleras encontrando a mis padres comiendo y hablando animadamente con Max, quien en cuanto me ve alza una ceja.

—Media hora tarde señorita, pero como soy un buen mejor amigo he calentado otra vez todo para ti—. Le sonrío en agradecimiento y me siento dejando la maleta a mi lado.

—¿Quieres que los llevemos o tomas el auto? —pregunta mi padre y trato de tragar el pedazo de sandía que estaba comiendo—. Asiento—. Me llevo el auto, no quiero que se tomen la molestia, descansen y estoy segura que deben tener más cosas que hacer, nos vemos más tarde al terminar el entrenamiento —asienten y mi padre me lanza mis llaves del auto.

Uno que me dieron cuando cumplí quince años, sólo que cuando me fui un año después tuve que dejarlo, pero ahora puedo volver a ocuparlo, ¡Es genial!

—Perdón por la tardanza, no encontraba los patines pero luego recordé que estaban en mi maleta de repuesto, la cual no había sacado de la caja y en la caja había bastantes cosas interesantes y me quedé observando olvidando lo que estaba buscando hasta que vi los patines y recordé todo, los guardé y ahora estoy aquí. ¿Qué hay de comer? —El vómito verbal de Lisa nos hace sonreír a todos y Max le tiende su plato de desayuno al desastre de mejor amiga que tenemos.

Al terminar de desayunar lavamos los platos y recogemos todo para no dejar tirado las cosas a mis padres, lavamos nuestros dientes y veo que aún tenemos veinte minutos para llegar, casi justo el tiempo que tardaremos en llegar a la pista de hielo.

Desde la puerta de la casa  pasamos al garaje donde se sitúa mi auto, Max abre este con ayuda de mi padre, y me dan paso para que ingrese en el, lo hago, lo enciendo y automáticamente mis fosas nasales se impregnan del perfume de mi papá quien debió estar manejando el auto por estos años y lo agradezco, es mejor eso a que se descompusiera.

Salgo del garaje y espero a que Max suba al asiento de copiloto, por inercia veo de reojo como el auto de Caden no se encontraba, no sé si me pone tranquila o algo desilusionada.

«Tranquila»

Sí, eso.

«Ajá»

Hago de mis labios en una línea fina y nos despedimos de mis padres para tomar camino a la pista de hielo.

—¿La escuela cuándo empieza? —pregunta Lisa.

¡Oh, cierto! La universidad. Estábamos estudiando allá nuestro primer año pero ya que hemos vuelto, seremos los nuevos a mitades de ciclo.

Lisa es de New York, mientras que Max es de México.

Hicieron las pruebas en muchos países y pocos lograron pasar hace tres años, tuve suerte de tenerlos en mi vida. Lisa está estudiando Arquitectura mientras que Max estudia derecho, sus carreras me gustan pero a veces siento que pueden ser muy estresantes pidiendo también el patinaje, aunque yo también elegí una carrera muy exigente de tiempo, o al menos para mí Negocio y comercio es exigente.

Pedimos la transferencia a la universidad de aquí y tuvimos suerte de que las tres carreras se encontraran disponibles, Max nos ha estado enseñando palabras en español y la verdad se podría decir que estamos a la mitad de saber y entender el español.

Y él, desde pequeño estudió el inglés así que lo habla excelente, teniendo en cuenta que su mamá es americana no fue trabajo para él.

—Mañana, empezamos clases —dice Max viendo su celular. —¿Ya vieron sus horarios?

Niego y veo por el retrovisor que Lisa, hace lo mismo.

—Los veré por ustedes—. Toma mi celular y el de Lisa, empieza a leer y doy vuelta para entrar al estacionamiento.

Ya hemos llegado. Veo algunos autos y también algunas motos.

—Esto es genial, empezamos clases a las ocho, tenemos cuatro descansos de media hora, algunos de diez, las clases de los tres a veces las compartiremos como: matemáticas, idiomas, deportes y algunas otras, la salida es hasta las cuatro y los entrenamientos son a las seis. ¿No es así Mila? —Asiento a la información, este entrenamiento es como calentamiento a lo que nos espera en esta y las próximas semanas, también dónde nos dará la información necesaria de las competencias o lo que debemos hacer.

Estaciono el auto.

—Muy bien, es hora de bajar.























HISTORIA CORREGIDA POR AndreinaLopezH

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