Smell Of Roses » XiuBaek

» Resumen:

La primera vez que había visto a Baekhyun le había llamado la atención, pero lo que más le había atraído de él fue su olor imperturbable a rosas que siempre emanaba.

» Género: Fluff.

» Autor: 96sotelover.

La primera vez que le había visto había parecido tan irreal como cierta.

La biblioteca de la universidad a la que asistía era increíblemente enorme, y lucía estar sacada de un cuento de hadas, ya que era tan inmenso el recinto que muy fácilmente podías perderte entre tantos libros… y ese fue el caso de Minseok, un estudiante de Leyes que recién comenzaba su año en aquella institución; cómo hubiese deseado no haberse cambiado de universidad… pero ya no podía hacer nada al respecto, sólo el seguir sus estudios como cualquier persona normal.

Como todos los recién egresados a la institución, el chico de cabellos color café se perdió entre tantos libreros que la biblioteca poseía, simulando a un gran laberinto con espacios muy pequeños por donde escabullirse; esas eran las consecuencias de haberse dejado llevar por la emoción de ver tantos libros en un solo lugar. Ahora se encontraba buscando el modo de poder salir de allí, no obstante, parecía que por más que quisiera salir de ahí las paredes se encargaban de devolverlo al enredo en el que se había visto metido.

Cuando sus esperanzas de salir habían cedido de su mente, una linda voz fue la que le guio hasta la salida. Fue ahí la primera vez que lo conoció.

—¿Puedes oírme? —Preguntó una voz desde la lejanía, una tierna y dulce voz—. Intenta seguir mi voz, claro, si es que quieres salir de ahí.

Minseok se mostró curioso ante el instintivo interés que el chico había mostrado en su tono de voz.

—Ve a la derecha —dijo de nuevo la voz—, por lo general la salida siempre es dando vueltas a la derecha, pero si quieres tardarte más conozco el modo de hacerlo.

Minseok siguió la voz del chico desconocido, viendo de inmediato que ir a la derecha había resultado como el contrario había predicho. Muy pronto Minseok se vio libre de aquella prisión del pensamiento, admirando por primera vez el dueño de aquella voz angelical que le había ayudado. En la carita bonita del muchacho rubio se había instalado una radiante y dulce sonrisa, la cual deslumbró los adentros de Minseok como si fuese un pequeño rayo de sol brillante.

—Gracias por… ayudarme. —No quería admitirlo, mas no podía negar que el rubio se veía espectacular, con aquellos ojitos avellana que irradiaban inocencia y aquella naricita respingada que combinaba muy perfectamente con su rostro simétrico.

—No hay de qué. —Sonrió de nuevo. Su inocencia cubría cada espacio de su existencia.

El ambiente se había hundido en un sopor de incomodidad, o al menos para Minseok, quien no sabía qué hacer o decir a partir de ese momento, lo único que podía percibir era que el chico frente a él tenía un agradable olor a rosas, el cual parecía no disiparse en ningún instante. El castaño inhaló profundo, pero disimuladamente, sintiendo el aroma del contrario haciéndole cosquillas en la nariz.

—Mi nombre es Baekhyun, Byun Baekhyun. —Se presentó el chico rubio, extendiendo una de sus manos hacia el aludido.

—Minseok, Kim Minseok. —Se presentó él también, sintiendo que el aroma que emanaba el tal Baekhyun le embriagaba de una manera extrema.

—Eres nuevo. —Era una afirmación, no una pregunta. Minseok asintió, no sabiendo muy bien qué hacer—. No pensé que fueras tan atractivo.

Bien, eso sí que no se lo había esperado, no obstante, no podía reclamar, ya que aquel chico se había convertido en su amor platónico desde el instante en el que lo había visto. Se sentía afortunado de recibir halagos de aquella preciosa criatura.

—G…gracias —dijo avergonzado. Baekhyun mantuvo su adorable sonrisa sobre sus labios.

—¿Qué estudias? —Curioseó el rubio, el cual parecía ser más alto que Minseok por uno o dos centímetros.

—Leyes —contestó, mirando a los ojos al chico bonito—. ¿Tú?

—Literatura —contestó. Un suspiro saliendo de su linda boca.

El castaño sonrió esa vez, viendo cómo las mejillas del aludido se coloreaban de un tono rojizo demasiado encantador para la vista. Minseok se dio cuenta de inmediato de la reacción que había creado en Baekhyun, y se sintió ciertamente orgulloso de eso. Cuando Minseok estuvo demasiado cerca del rubio, pudo percibir su olor a rosas taladrándole la nariz de una manera bonita, y también pudo percibir que el dulce chico se ponía nervioso ante el tacto que el castaño había establecido en su brazo. Sonrió al sentir el corazón de Baekhyun latiendo con rapidez. Pero antes de que pudiera hacer algo más, escuchó varias pisadas de varios individuos corriendo por el pasillo, algo que les indicaba que las clases habían dado comienzo hace varios minutos atrás.

—L…lo siento, pero debo irme. —Tartamudeó el chico rubio, yéndose de la biblioteca con rapidez, y con clara vergüenza pintada en su rostro. Minseok sonrió. De verdad que era una dulzura de persona.

Desde aquel entonces, Minseok tuvo unas grandes ganas de volver a oler el dulce aroma que Baekhyun emanaba, sin embargo, las tareas y los proyectos que tenía acumulados eran un impedimento para que le volviera a ver. Ya algún día vería de nuevo a aquel chico rubio de tez pálida y suave piel que le había llamado la atención, sólo necesitaba tener un poco de tiempo para que pudiera deshacerse de todos los pesados deberes que tenía tras su espalda.

***

Las clases habían culminado finalmente, dejando que Minseok largara un largo suspiro de alivio; al fin era libre de todo. Aunque ciertamente hubiese pasado mucho tiempo desde que le había visto en la biblioteca de la institución, en pocas ocasiones tenía la oportunidad de verle desde la lejanía, mirándolo interactuar con varios compañeros de su salón —o al menos eso era lo que pensaba Minseok que eran. Algunos de los amigos que había logrado hacer en la universidad le decían que se animara a ir con él y hablarle, pero Minseok no quería hacerlo, ya que el rubio se veía tan cómodo charlando con sus amigos que sentía que si se acercaba el ambiente se iba a volver ciertamente extraño, y él no quería hacer eso.

Por eso, cuando la hora de las clases terminó, él se detuvo justo en la salida, esperando a que el chico rubio saliese y lo alcanzara para pedirle ir a comer a algún sitio. Su convicción no se esfumó, ni siquiera cuando todos los alumnos habían abandonado el edificio. Cuando estuvo a punto de irse, alguien ciertamente conocido —lo había visto antes con Baekhyun— se acercó a él y le entregó un pequeño papelito con algo inscrito en el interior. Viendo cómo se iba, Minseok abrió el papel, para después leer la bella caligrafía que el sujeto que le había escrito la nota tenía.

“Te veo en donde todo comenzó.”

Minseok sonrió. Ya sabía de quién se trataba, aunque no conociera verdaderamente la letra del chico rubio.

«“Te veo donde todo comenzó.”» Él muy bien sabía a qué lugar se refería.

Empezó a caminar hacia la universidad de nuevo, notando cómo algunos de los pocos estudiantes que aún seguían allí le miraban con una expresión de interrogación en su cara. Haciendo caso omiso de las miradas curiosas de los profesores que paseaban por los pasillos, el castaño llegó a su destino más rápido de lo que había pensado en un principio, entrando tan pronto su corazón comenzó a bombear la sangre con rapidez.

—¿Baekhyun? —Preguntó en voz alta, alzando un poco la voz para que se escuchara. Su voz resonó contra las paredes del recinto.

Dio unos cuantos pasos hacia adelante, cerrando la puerta detrás de él mientras analizaba el espacio en donde se encontraba. Después de algunos segundos de haber llegado, vio que una silueta especialmente delgada salía de entre dos libreros, sonriendo al ver que en efecto se trataba de la persona que había pensado desde el principio. Una sonrisa surcó el bello rostro del castaño, contagiando en efecto espejo al rubio.

—Hola, Minseok —saludó, dejando que su melodiosa voz resonara por todo el lugar.

—Hola, Baekkie. —Le llamó por un apodo que se le ocurrió en el momento, viendo cómo las mejillas del contrario se comenzaban a teñir de un lindo color rojo—. ¿Q… querías verme? —Preguntó, no sabiendo muy bien lo que quería el contrario.

—Oh, b… bueno… sólo quería verte otra vez —admitió avergonzado, retorciendo sus manos a la altura de su vientre—. Y… sólo q… quería decirte que sé que me ves desde lo lejos cuando estoy con mis amigos. —Ahora fueron las mejillas de Minseok las que se tornaron de un color rojo. Pareció que el rubio se exaltaba, ya que su expresión de extrema calma se veía contorsionada de un momento para otro—. ¿P… por qué nunca me hablaste? T… todo el tiempo estuve esperando a que me hablaras…

Después de eso, el castaño estuvo de acuerdo con uno de sus pensamientos que surcaban en ese momento por su mente: «De verdad que éste chico es realmente adorable.»

—Pensé que sería algo… ¿incómodo? —Preguntó, no sabiendo muy bien la palabra correcta para eso.

—¡Para nada! —Se sobresaltó al escuchar el tono urgido del chico rubio. Baekhyun se tranquilizó de inmediato al ver la reacción causada por lo que había dicho—. L… lo siento.

—Descuida, entiendo —la verdad era que no entendía, no obstante, no le podía decir eso a Baek, ya que sentía que podía herir de alguna manera sus sentimientos.

Luego de eso, el lugar se quedó en un silencio para nada incómodo, y es que las miradas que se estaban dando decían más que mil palabras suyas, y valían mucho más que éstas. El castaño sintió la increíble necesidad de aproximársele mucho más, por lo que dio dos pasos hacia donde se encontraba el que lucía más alto que él, viendo de inmediato cómo se mostraba cohibido ante la situación en la que se habían metido.

Unas de las manos de Minseok se posó en el hombro del contrario, sintiendo cómo se encogía ante el tacto de sus pieles rozándose mínimamente. Baek desvió su cara, clavando su mirada inocente en el suelo, mas aún así no quedaba impune de los sentimientos que embargaban sin permiso su pecho y su mente entera. Cuando apreció que la otra mano del castaño se posaba en su barbilla y le hacía girar su cara, su cuerpo reaccionó de manera positiva ate la caricia en su mejilla. Para antes de que diera cuenta, Minseok le plantó un besito en sus finos y suaves labios, siendo ése su primer beso dado.

El castaño pudo sentir el aroma dulce a rosas que el ajeno emanaba como la primera vez que le conoció, y es que le había embriagado de una manera espectral que le había incitado a plantarle un pequeño beso en los labios, siendo ése también su primer beso. Si bien había sido solamente un pequeño roce compartido por ellos dos, después de un tiempo separados, Baekhyun le atrajo de nuevo hacia él, fundiéndose en otro beso algo más tosco. Ciertamente ninguno de los dos había dado besos nunca, de manera que su contacto era un tanto torpe, sin embargo, aun así los dos se encontraban disfrutando del roce íntimo que se encontraban compartiendo.

—Tus labios son tan suaves… —Comentó Minseok al separarse del beso, viendo cómo Baekhyun enrojecía mucho más, claro, si es que se podía.

En definitiva ese chico le iba a volver loco.

***

—Minseokkie —dijo en tono adorable. El llamado le miró—, ¿podemos ordenar Comida China? Tengo hambre… —hizo un puchero. Minseok le plantó un beso en la mejilla.

—Lo que diga mi bebé. —Señaló.

Ellos dos habían comenzado a salir después de algún tiempo como “amigos”, y ahora parecían inseparables. Después de haberse graduado de la universidad habían acordado irse a vivir ellos dos juntos, de modo que en ese instante se encontraban en un departamento que habían podido comprar entre los dos con el salario que mantenían en sus trabajos… aunque ciertamente Minseok no dejaba que Baekhyun trabajara; el castaño podía llegar a ser muy celoso a veces.

Luego de algún tiempo, la comida que había ordenado el mayor había llegado a su hogar. Se sentaron juntos en el sofá de la sala, depositando la comida en la mesita que yacía enfrente de ellos, viendo a la par que comían su programa favorito, y que por ninguna razón lo veían cuando estaban separados.

Minseok se sorprendió cuando su pareja se sentó sobre su regazo de repente, juntando sus frentes a la par que le daba un casto beso en los labios. Sus manos se posaron en la estrecha cintura de Baek, siendo sus mejillas ahuecadas por el susodicho.

—Te amo —lanzó al aire el rubio, posando sus orbes cafés miel en los caoba de Minseok.

—Yo te amo más. —El castaño juntó de nuevo sus labios, sintiendo de inmediato el sabor a comida china en su lengua, mientras que el aroma a rosas que el contrario procedía le rozaba la nariz.

Y pensar que todo había comenzado por una biblioteca y un delicioso y distintivo olor a rosas.

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