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Cuando la mente de Yoongi pensaba en nada más que asesinar a Kim Taehyung, el recuerdo de su hermano menor llorando por el mismo rápidamente abordo su mente.

—Te torturaré muy lentamente Taehyung —dijo bajo y totalmente nervioso Yoongi, dentro del auto.

Taehyung era conocido por Yoongi, al igual cómo por la familia del mismo Jin cómo una de las personas más atrevidas. Acción que para nada caracterizaba a los Min.

Acercándose Taehyung hasta el puesto de aquel hermoso chico con el cabello café y ojos verdes, Yoongi sintió su corazón latir y latir cada vez más rápido.

La sonrisa del mismo pelicafe era indudablemente hermosa, del mismo modo que sus preciosos ojos, que de cerca y con los leves rayos del sol, brillan de manera todavía más especial.

Las piernas y brazos del mismo Yoongi para nada se atrevían a abandonar el interior del mismo auto, pues no tenía verdaderamente una excusa sobre el que decirle a tan divino e interesante chico de piel levemente más colorida que la suya.

Aunque, el mismo Yoongi quisiese bajar del auto y hablar a tan dulce chico, para saber cómo era el sonido de su voz.

Pasando cerca de dos minutos, Taehyung caminaba nuevamente al auto, en donde Yoongi seguía petrificado y nada cómodo.

—¿Podrías llevar esto?

Haciendo caso a las palabras de Taehyung, Yoongi se permitió abrir la puerta de su lado y acto seguido recibir la pequeña caja con toda clase de fruta que Taehyung le había comprado al hermoso chico de la carretera.

Claro que, aquello le impidió a Yoongi admirar cuando el mismo chico de cabellera castaña y mirada tierna, se había encaminado hasta el auto y les extendía una enorme y muy extravagante sandía.

—Cortesía de la casa —decia el mismo chico, mientras le daba en manos propias, la sandía a Yoongi, seguido de una preciosa sonrisa.

—Eres un tonto y te odió —cantó nervioso Yoongi, una vez que tanto Taehyung y él llegaron a la nueva casa del mismo pálido, sorprendiendose rápidamente al ver a Seokjin ahí, afuera, esperando por ellos.

—¿Qué pasó? —preguntó el mismo pelinegro al ver lo molesto que estaba su hermano.

—Que te lo diga tu tonto esposo —Y la mirada que el mismo Yoongi le dedicó a Jin, le sorprendió al menor. Su hermano tenía un brillo inusual en los ojos, a pesar de estar molesto y casi casi golpeando a su esposo.

—¿Qué le hiciste? —Quiso saber Jin, recibiendo una mirada apenada de Taehyung.

—Quizá detuve el auto en donde está aquel chico que le gusta —Se apresuró en mencionar Taehyung, siendo velozmente pellizcado por Jin.

—Eres tonto. Sabes que Yoongi es inclusive más penoso que yo. No vuelvas a hacer eso, amor.

Dándole un consejo al mismo Taehyung, Jin se encaminó dentro de la casa, buscando a su hermano en el único lugar que lo hacía sentir mejor ante una situación así de vergonzosa en la que pudiera tener el infortunio de estar; su estudio de música.

—¿Gi? —llamó bajo Jin, mientras tocaba suavemente la puerta—. ¿Puedo pasar?

—Adelante Jinnie —contestó bajo y triste Yoongi.

—Sabes que Taehyung no hizo aquello con la intención de molestarte, ¿verdad? —cuestionó Jin, algo a lo que Yoongi rápidamente asintió y volvió su vista al suelo.

—Ya lo sé. No tienes que decírmelo. No quise ser grosero con él —mencionó inmediatamente el mayor de los dos—. Es sólo que ese chico al que él le habló ha llamado tanto mi atención y cómo nunca antes lo ha hecho nadie y me da tanto miedo salir lastimado que no se que hacer. Me entristece no tener el valor para hablarle, para bromear con él como Taehyung lo hizo.

—En ese caso, deja que nosotros te ayudemos. Sé que los consejos de Taehyung definitivamente te ayudarán, así que, ¿qué dices?

—Eso suena bien, sin embargo, sabes que yo no sé aplicar esos consejos de coquetería y galantería que él aplicó contigo —sonrió Min, haciendo a Jin sonreír también.

—Pero es un inicio el tener más confianza en ti, ¿no creés?

—Puede que tengas razón.

—Entonces hagámoslo. Metamos las cosas y dejemos que Taehyung nos deleite con su sabiduría sobre chicos. Además, ¿no quieres saber que le dijo ese chico hermoso?

Yoongi sin duda alguna podría ser de las personas más temerosas y ansiosas al momento de entablar plática con alguien más, pero sin duda él siempre contaría con su hermano y el esposo de este, que a pesar de siempre bromearle, era bueno con él.

Inclusive ahora, que estaba a punto de darle consejos sobre el cómo acercarse a aquel precioso chico de la carretera.

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