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Una sensación de completa y total tranquilidad se ha instalado en gran parte del cuerpo de Yoongi y en definitiva no puede decir que es algo que no le agrade pues hacía mucho tiempo en que su ser no se sentía así de reconfortante y cálido cómo ahora. Y claro, por alguna razón el pelinegro de Yoongi piensa que toda aquella paz dentro de sí, se debe al hermoso chico de ojos verdes de la carretera al que apenas y pudo admirar por un par de segundos por la mañana y al cual gracias a su hermano y cuñado estaba apunto de volver a ver. Aunque claro que Yoongi no se sentía del todo seguro de si aquel chico aún estaría ahí todavía pues el reloj en su muñeca marcaba cerca de las dos de la tarde y para cuando ellos comenzarán a llegar a dónde se encontraba el chico de cabello café oscuro ya serían cerca de las cinco de la tarde porque para mala suerte de Taehyung y Yoongi aún debían bajar gran parte de las cajas que habían logrado empacar.

Posando su vista en la sala de su departamento, Yoongi puede contemplar cómo este se encuentra mayormente cubierto por cajas y cajas que guardan gran parte de sus cosas que en definitiva a él solo le hubiera tomado una eternidad guardar.

—Todo listo —informó Taehyung al mismo tiempo en que se iba adentrando a lo que quedaba de la sala en el todavía departamento de Yoongi—. Podemos irnos pero tú vas a manejar porque para cuando terminemos de bajar las cosas a mi auto, estaré sumamente cansado como para conducir por dos horas —avisó con algo de dramatización. Misma que al parecer había aprendido muy bien de su lindo esposo.

Dándole las llaves de su coche a Yoongi, el mayor de los dos se dio cuenta rápidamente que en definitiva su auto era la mejor opción para llevar gran parte de las cajas, puesto que en su auto de solo dos puertas, escasamente cabían más de seis o siete cajas.

Encaminándose hasta la puerta del departamento con las llaves del auto de Taehyung entre sus manos, Yoongi observa a el menor detrás de él y rápida es su sorpresa al percatarse de que el pelinegro ya está cargando entre sus largos y fuertes brazos tres cajas de un tamaño mediano. Y es que sí algo debía reconocer Yoongi era que Taehyung era por mucho uno de los chicos más amables y serviciales que tanto su hermano menor como él habían tenido el placer de conocer, ya que desde que eran unos niños, Yoongi veía como Taehyung siempre se ofrecía tanto en las labores de su casa como en la de los hermanos Min.

—Vas a tener que quedarte parado en las puertas del ascensor una vez que llevé las cerca de quince o veinte cajas a la parte de afuera del ascensor.

—Bien pero mientras te ayudaré a cargar o Jin me reclamará más tarde por enviarle a su novio adolorido —bromea el mayor de los dos.

Viendo la carismática sonrisa de Taehyung, Yoongi recordó todas aquellas veces en que su hermano menor le había hablado del pelinegro y de lo mucho que le encantaba la sonrisa de forma cuadrada del mismo chico que sin duda alguna era una de las principales características que habían enamorado a su hermano de el pelinegro frente a él.

—Por cierto, ni creas que te has salvado de contarme todo acerca del chico que conociste.

Provocando Taehyung que de nueva cuenta aquel recuerdo del lindo chico de mejillas abultadas volviera a la mente de Yoongi, Taehyung espero a que su cuñado le abriera la puerta del departamento, acción que el mayor rápidamente hizo.

—No hay mucho que contar —confesó Yoongi al abrir la puerta de su departamento y ver cómo el menor salía lentamente hacia el ascensor que por suerte de ambos no estaba muy lejos de la entrada.

—¿A qué te refieres? —preguntó Taehyung al entrar de nueva cuenta al departamento y ver a Yoongi con tres cajas entre sus brazos.

—Solo lo he visto una vez y de lejos.

—¡¿Cuándo?! —exclamó el menor desde adentro del departamento.

—Es una tontería... —aseguró Yoongi al sentirse total y completamente tonto por lo que estaba a punto de decir a su cuñado quien solo había tenido un amor en toda su vida.

—El amor no es una tontería.

Las manos y piernas de Yoongi por un momento se sienten tambalear y sabe que tal vez su cuñado si pueda entender aquel sentir dentro de su pecho algo vacío.

—¿Conoces la expresión japonesa Koi no yokan? —interrogó Yoongi en un intento por tantear el terreno dentro de la mente de Taehyung

—Sí, he oído de ella.

—¿Qué es? —indagó.

—Es una expresión para describir la sensación de conocer a alguien y saber que te vas a enamorar irremediablemente y sin importar si llegarás a tener algo con esa persona —respondió el pelinegro algo sonriente y dejando ver al mayor que en definitiva sabía que era lo que significaba aquello. 

—Bueno pues, algo así paso por mi mente al ver a ese chico a la orilla de la carretera de aspecto sencillo pero fino, de aura adorable que contrarrestaba muy bien con su amplia y linda sonrisa que hacían a sus bellos ojos verdes brillar aún más que con la misma luz del sol.

Viendo clara y demasiado vividamente el recuerdo de aquel chico en su mente, las manos del menor frente suyo sudaron sin remedió y una sonrisa sincera adornó el rostro del mismo que no dudo ni por un segundo que el hermano mayor de su esposo estaba totalmente a los pies de aquel tan misterioso chico.

Admirando el hermoso paisaje tanto a las orillas de la carretera como al frente, Yoongi se sintió más que ansioso al saber que cada vez estaban más y más cerca del puesto de frutas en dónde aquel chico de ojos verdes se encontraba por la mañana ese mismo día.

Nervioso, Yoongi comenzó a notar como su cuñado empezaba a disminuir de poco en poco la velocidad de su auto que después de todo se había empeñado en manejar con la excusa de que el mismo auto era algo sencible con respecto a quien podía o no manejarlo. Desde luego, el mayor de los dos para nada se creyó esas tonterías y supo que sólo intentaba no quedarse dormido y poder ver al chico que estaba robando por total la atención del hermano mayor de su esposo a quien sin pensar le diría todo aquello al llegar con él.

Girando su vista al costado izquierdo, Taehyung se cercioró de la brillante y pulcra presencia de un chico de cabellera café oscura y hermosas mejillas que se encontraba a la orilla de la carretera con una resplandeciente sonrisa vendiendo un par de canastas con fruta que sin dudar serían un gran pretexto para acercársele.

—¡Wow, es muy lindo! —se aventuró a decir Taehyung, ganándose una mala mirada de parte de Yoongi.

—Estás casado, no lo olvides. —soltó algo molesto el mayor, viendo como aquella figura del lindo chico se iba quedando atrás de ellos o al menos así fue por un par de segundos hasta que Taehyung planeó dar vuelta en U más adelante y para su gran desgracia terminar casi estacionados al frente de dicho chico vendedor de frutas que ahora parecía sonreír aún más.

Demostrándole a Taehyung que ahora sí, Yoongi estaba más que perdido...

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