2.

Escuchaba un sonido en algún lugar.

Una vibración.

Ignoró por completo eso y de nuevo todo volvió al silencio, pero segundos después nuevamente el sonido se hizo presente.

Aunque fuera muy poco el ruido, sentía que su cabeza dolía exageradamente.

Estaba apoyado en contra del volante de su auto, se separó un poco intentando abrir sus ojos pero dolían por la claridad cegadora.

Se recostó en el asiento y sentía como su espalda dolía, como si tuviera mil agujas incrustadas en la columna vertebral.

Debió pasar mucho tiempo en esa posición.

El sonido volvió a detenerse y él pudo abrir bien sus ojos.

Se despejó un poco y miró a su alrededor dándose cuenta que el ruido provenía de su iPhone.

Lo encontró debajo del asiento del pasajero y desbloqueo la pantalla notando muchas notificaciones en él.

Pero hubo una que precisamente captó su atención.

"15 llamadas perdidas de Lily♡"

- Mierda...

Restregó sus ojos con las manos e intentó despertarse bien.

Cuando volvió a mirar el celular se dio cuenta que eran las 11:42 AM.

En ese momento su corazón dio un vuelco y rápidamente miró a su alrededor para entender lo que pasaba, porque estaba desorientado.

¿Qué hacia allí?

Es más ¿dónde estaba?

Se preocupó demasiado e intento recordar algo, pero el dolor punzante en su cabeza lo estaba matando.

Pero antes de nada decidió llamar a Lily, no merecía estar preocupada por él.

Marcó su número y esperó que contestara.

- ¿Hoseok?

- Hola...

- ¡Hoseok! Amor ¿dónde has estado? Estaba preocupada, anoche no me dijiste si ya habías llegado a casa y hoy no respondiste a mis llamadas...

Wonho rápidamente recordó que había estado bebiendo y haciendo otras cosas que no podía decirle a Lily, se dio un facepalm.

- Eh... si, eso... Pues estuve en casa de un amigo, ya sabes una mini fiesta de despedida y olvide decirte las buenas noches... además me acabo de despertar...

La mujer guardó silencio un momento y luego soltó un largo suspiro.

- Pensé que habías dicho que ibas a almorzar conmigo hoy...

Wonho se frotó la cabeza con frustración.

- Lo sé y lo haré...

- Ya no importa, será otro día...

La mujer cortó la llamada y Wonho tiró el celular en el asiento, había olvidado que había prometido almorzar con su novia y que él iba a comprar todo.

Se dispuso a conducir a casa nuevamente, pero antes de poner el auto en marcha, se acordó del dinero que había sacado la noche anterior.

Revisó su billetera y no había nada.

Revisó en sus bolsillos y también estaban vacíos.

Suspiró molesto y dio un fuerte golpe en el volante.

- ¡Mierda! Ese maldito...

Arrancó el auto de regreso al bar donde estuvo la noche pasada, pues aunque bebió mucho, siempre se mantuvo consciente y la última persona que recordaba era a Hyungwon.

...

Se bajó del auto y entró al bar importandole muy poco su aspecto de resaca.

Pues estaba molesto.

Al llegar a un punto del bar cerca de las tarimas por donde había visto a Hyungwon, una mano lo rodeó por el cuello.

Levantó una ceja y se giró para mirar a quien había tenido el atrevimiento de tal confianza.

Era una voluptuosa mujer pelirroja teñida y lo miraba con una sonrisa intentando ser seductora.

- ¿Puedo ayudarte cariño? Luces como si buscaras algo... quizá yo pueda ayudarte...

Wonho bajó la mano de la mujer de su cuerpo y le fingió una sonrisa.

- Pues ya que lo dices si estoy buscando algo...

La mujer lo miró alegre.

- Pídeme lo que quieras cariño... yo estoy aquí para complacerte...

Wonho levantó una ceja seductor.

- ¿Lo que quiera? ¿Lo prometes?

La mujer asintió mordiendose un labio.

- Pues necesito que me digas exactamente donde está el muchacho delgado que estuvo bailando en esta tarima anoche.

La mujer lo miró molesta.

- Vete a la mierda...

Wonho se rió.

- Prometiste que me ayudarías, ahora hazlo, se que sabes quién es porque por lo visto ambos trabajan aquí...

- ¿Por qué lo eligen los guapos? ¿Qué les pasa por la cabeza?

Wonho se molestó un poco por el comentario, pues aunque le haya dicho guapo, se refirió en plural dando a entender que probablemente se acostó con alguien que había pasado por muchas manos antes que las suyas.

- ¿Vas a decirme o no?

La mujer lo miró y suspiró molesta.

- Sólo porque hice una promesa... ven.

La mujer empezó a caminar hacia algún sitio fuera del bar y él la siguió en silencio.

Sabía que quizá no debía confiar en alguien así, pero que más daba.

Después de caminar unas dos cuadras con dificultad por los enormes tacos, la mujer se detuvo frente a una serie de cuartos muy juntos.

La mujer señaló el segundo piso y Wonho la miró sin entender.

- Habitación 14, segundo piso... Pero dudo que te atienda, él no atiende en cualquier hora y sin elegir... Pero bueno, has el intento.

Wonho asintió al comentario extraño de la mujer.

- Prometo darte una recompensa en cuanto tenga dinero ¿cómo te llamas?

- Tú solo di que buscas a Ruby y todos sabrán que es a mi... espero que sea cierto lo del dinero.

La mujer se quitó los tacones y caminó descalza de regreso al bar mientras Wonho la miraba irse y luego posaba su mirada en el segundo piso de aquella extraña construcción.

Comenzó a subir las escaleras y a medida que avanzaba, los recuerdos lo invadían.

Su enojo creció y creció, se sentía muy sucio y estafado.

...

Decir que la noche anterior había sido jodidamente difícil y placentera, se quedaba corto.

Estaba tirado en el único y viejo sofá de su habitación mientras miraba la televisión.

Portaba una camiseta enorme que le cubría hasta las piernas, el boxer y un par de calcetas, ese era su atuendo para ese día puesto que no pensaba salir de su casa hasta recuperar energías que había gastado en su pasada noche.

Su estómago rugía de hambre, pues no había desayunado y muy pocas veces lo hacía, pero después de lo que había pasado necesitaba comer mucho.

Odiaba cocinar, así que ese día decidió pedirle el desayuno a una amiga que trabajaba en un restaurante, pues servían comida a domicilio.

Estaba ansioso por devorar sus camarones, pero aún no llegaban y ya se había aburrido de ver la tv en posición fetal.

Pero en ese momento escucho 3 golpecitos en la puerta, se levantó de su sofá y se miró en el espejo antes de abrir la puerta.

- Mierda...

No se acordaba de todas las marcas que tenía por todos lados, no podría cubrirlas.

La puerta volvió a ser tocada y decidió que haría como si nada, se encaminó hacía la puerta.

- ¡Martha, más vale que mis camarones vengan cali-

Al abrir la puerta unas fuertes manos lo agarraron de la camisa y lo empujaron con fuerza haciendo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo por su debilidad.

Miró al causante de eso y sus ojos parecían arder en furia.

Sentía su corazón salir de su pecho al verlo, estaba muy asustado.

- ¿Te divertiste mucho anoche maldita puta?

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