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Los medicamentos la aturdían, su vista era nublada no podía ver más allá de manchones de colores de tonos Blancos y azules claros.

No podía moverse y mucho menos escuchar algo. Era como si estuviera ausente de todo aquello.

Cómo si estuviera en una pequeña nube en la cual solo podía sentirse tratar de respirar.

Por primera vez en su corta vida aprecio el oxígeno.

Y es que el privilegio de respirar jamás fue tan reconfortante.

Respirar

Respirar sin aquellas flores arrastrándose por su garganta

Respirar sin sentir como la sangre resbalaba sobre su nariz.

Respirar sin sentir aquella agonizante desesperación.

Respirar sin dolor

Pero hay veces en el que en aquello pedazos de paz solo son pequeños sabores dulces antes de dejar la sensación amarga.

Sus ojos empezaron abrirse.

Todo era blanco y su nariz fue invadida por aquel olor tan nauseabundo como lo eran los hospitales.

Su cabeza estaba dando vueltas como si quisiera volver a aquella nube ausente, como si quisiera apartarse de  todo.

Aquella burbuja empezaba a desvanecerse conforme pequeñas descargas dolorosas se desplazaban por su menudo cuerpo.

Descargas que hacían que sus entrañas se revolvieran conforme su cabeza iba recapitulando todo lo que había pasado.

Recordó la sangre resbalandose por su barbilla redonda.

Su boca seca pudo degustar el sabor metálico y dominante de su sangre junto con aquel asqueroso polen dulce que las gardenias en su interior desprendían.

Y lo recordaba a él.

Sus ojos como joyas rubíes desprendiendo aquellas lágrimas que hicieron que su corazón volviera a doler.

¿Cuan desesperada tuvo que estar para correr a su habitación y esperar que aquellas flores arrasarán con su color puramente blanco y brillante sus pocos años de vida?

¿Cuanto dolor había cargado por esos ojos?

¿Cuánto tuvo que tragarse aquellos pétalos para tener una sonrisa?

¿Cuántas veces se negó a quitar aquellas semillas para su bien?

Muchas, porque aquellos sentimentos no quería desaparecerlos.

Aún sabiendo que no tienes oportunidad

Aún sabiendo que su corazón no era correspondido

Entonces

Abrió completamente los ojos dando un quejido por el dolor que las luces de aquella habitación le producían.

Sintiendo como un peso en su pierna algo adolorida se removía, dirigió su vista aturdida hacia aquella cosa o persona que estuviera descansando en sus piernas y sintió como sus pulmones dolieron y como su corazón latio con una fuerza que le hacía doler sus oídos.

Se veía cansado y con bolsas debajo de aquellas joyas de fuego y lava que la estremecían tanto, sus hebras de un color dorado pálido estaba tan desordenados dándole una apariencia algo desalineada pero sin quitar aquel ceño fruncido.

cRaCk

Sintió como aquel dolor ensordecedor le atravesó el corazón, ahogo una exclamación cuando pudo sentir como algo se adherio a la pared de su garganta.

¿Cuántas veces estarás dispuesta a sacrificarte?

¿Cuántas veces aquella agonía la podría abatir?

¿Cuánto podría soportar?

Trato de levantar sus brazos de sus costados pero sintió como un tacto   calido se haya en una de sus muñecas evitando que pudiera moverse.

Tenía que salir de allí, tenía que salir antes de que la lluvia la arrastrará.

Tenía que salir de allí antes de que la condena la terminará cubriendo.

Antes que el eco de su corazón doliente le retumbara en sus oídos.

- ¿Cara redonda?- Sintió como todo en ella se removió dolorosamente sacándole un leve quejido.

¿Desde cuánto sentir amor es estar condenada?

¿Desde cuándo no podía volver en sus pasos para salvarse?

Miro sus ojos rasgados que podían ser una deléitate probada del paraíso ardiente en el que se adentro, era irónico, ella siempre se preguntó si su tacto la haría arder ya que para ella, él era como aquel paraíso ardiente que era prohibido pero todo lo prohibido es adictivo y cada vez quería más y más hasta consumirse sin pensar en las consecuencias.

La mirada carmín la observaba con un remolino al que no fue capaz de adentrarse si no quería salir quemada pero ver la manera en la que sus ojos hacían que le revolvieran el estómago y sintiera como aquella mariposas volvían a revolotear dolorosamente causando que sus pulmones dolieran.

- ¿Que haces aquí?- Sus palabras salieron totalmente atropelladas al ver cómo el ceño fruncido se entrecerraba aún más.

Y su corazón retumbó

Todo a su alrededor crujió.

- ¡COMO QUE QUÉ HAGO AQUI,PERRA! ESTUVISTE A PUNTO DE JODIDAMENTE MORIR POR UNAS MALDITAS FLORES QUE UN PATÁN DE MIERDA INSIGNIFICANTE EXTRA CAUSA EN TI - Era inevitable, eso lo sabía ella, el explotaría, el lo sabría y explotaría contra ella, quizás hubiese Sido mejor no alargar tanto aquello desde hace semanas, simplemente dejar que aquellos pétalos la consumieran, dejar que el olor a caramelo la dejarán arder.

Escucho como este gruño de manera entrecortada.

Y sintió como aquellas llamas volvían a arder.

Vio sus ojos rubíes cristalizados, pudo ver aquellos labios delgados temblar y una expresión que jamás llegó a ver en aquel rostro de caramelo y explosivos.

- Pensé que ibas a morir, Ochako- su voz salió más gruesa de lo que era y pudo sentir como aquel asqueroso polen volvía a hacerse presente en su boca, odiaba esto, verlo allí con lágrimas en el rostro, verlo con tanto miedo y preocupación de perderla solo hacia que las flores en su interior volvieran a estrujar sus pobres pulmones y su cansado corazón solo dolía cada vez más. Odiaba ver qué el no era suyo.

Odiaba ver qué ella no era de él.

Odiaba ver qué ese brillo en sus ojos eran para otra persona.

Odiaba ser tan cobarde y no renunciar a aquellas semillas.

Odiaba no querer renunciar a él.

Y se congeló, cuando sintió aquellos brazos cálidos y aquel perfume a caramelo la invadieron, rodeándola de nitroglicerina.

Lo sintió a él, sintió aquel peculiar calor que solo él poseía, sintió como aquel picudo y sedoso cabello le hacía cosquillas en la nuca, sintió su tacto en su cintura.

Derretirse cual chocolate.

¿Como el podía darle tanta seguridad?

¿Cómo él podía destruirla, desarmarla y con
Un solo tacto volverla armar?

¿Cómo él podía ser aquel paraíso que tanto amaba y ser un infierno que simplemente no se atrevía a soltar?

Soltó un quejido al su cuerpo reaccionar ante el chico de caramelo explosivo, su corazón se agito rápidamente queriendo de librarse de aquellas nuevas raíces que querían apresarlo.

Inmediatamente se separó de su cuerpo de chocolate y la miro preocupado.

- Debes hablar con los doctores y terminar con esto, tu cuerpo no podrá aguantar más

Giró su rostro hacia la gran ventana que le dejaba ver aquella ciudad que no descansaba, Las grandes pantallas de colores iluminaban todo a su paso, podía oír los autos ir de un lado a otro y personas que iban a su hogar o apenas iban a su trabajo.

- Mejillas no me ignores- su voz demandante la hizo hundirse más en aquellas esponjosas almohadas.

- No quiero habl...

El amor es un arma de doble filo

- ¡NO ME SALGAS CON ESAS MAMADAS OCHAKO! ESTAS MURIENDO - Sus oídos retumbaron y sintió como su cabeza empezó a doler.

Necesario para vivir.

- Por favor, déjame sola Bakugou.- Bakugou se levantó inmediatamente de la silla suspirando pesadamente

Necesario para sentir.

Necesario para vivir.

Necesario para que su corazón latiera.

- ¡MALDITA SEA! - Miro por el rabillo del ojo como el chico cenizo llevaba sus manos a su rostro para luego mirarla.

Necesario para que aquellas semillas terminarán con su vida.

Su cuerpo se estremeció al ver cómo el fuego de su mirada se intensifica a cada segundo que pasaba.

- ¿Que estás haciendo? ¿No te importa? - Su voz sonaba lejana mientras su pasos pesados se dirigían hacia aquel ventanal que daba vista hacia toda la ciudad- ¿No te importa que tu vida termine por un maldito extra? Pensé que querías ser una heroína, pensé que querías ayudar a tus padres, pensé que querías ayudar a los idiotas con tu estúpida sonrisa de niña boba, pensé que ibas a ser la mejor para patear culos de villanos y para patearme el tracero Ochako.

Y no lo soporto más.

¿Porque el oxígeno en sus pulmones le pesaba?

¿Porque aquel sabor tan amargo en su boca le era tan melancólico y frustrante?

¿Porque su pecho se encogía dolorosamente con cada palabra que salía de el poseedor de explosiones en sus manos?

¿Porque sentía que iba a explotar?

El silencio fue pesado.

Llevando a la gravedad a ahogarse en pétalos y sangre.

- Estás muriendo Uraraka- Su vista que solo se había dedicado a ver a un punto indefinido en la gran ciudad que los rodeaba lo observó, lo observo aún sabiendo que él sería su perdición.

- ¿Crees qué no lo sé? ¿Crees qué no se que voy a morir cada vez que siento como estas cosas aplastan mi corazón?- Y la gravedad se estaba ahogando, sentía como con cada palabra su cuerpo se estremecía- L-lo se, Se que ca-cada vez que quie-ero acabar con esto no puedo, no puedo bakugou.

- OCHAKO ES UN MALDITO EXTRA-

El amor es un arma de doble filo.

- ERES TU MALDITO IMBECIL-

Cuando explota puede consumir, quemar y arrasar todo a su paso.

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