💌: 02

Jeon Jungkook, capitán del equipo de baloncesto, siempre destacaba por su imponente presencia. Con su cabello oscuro despeinado y su semblante serio, intimidaba a más de uno en los pasillos de la escuela. No era solo su habilidad en la cancha lo que lo hacía popular, sino también los rumores que lo rodeaban. Abiertamente bisexual, no se molestaba en desmentir las historias que circulaban sobre él. A pesar de la curiosidad de muchos, nadie sabía con certeza si tenía pareja o si salía con alguien en secreto.

Aunque con una sola mirada te desarmaba y, definitivamente, Jimin sentía que se iba a orinar en los pantalones cuando sus ojos se cruzaron con los de él, Jimin sintió que el mundo se detenía.

“Tierra trágame, desaparéceme y no me devuelvas”

—Park. —La voz de Jungkook era grave, pero no agresiva, más bien curiosa. Las piernas de Jimin temblaron y el calor subía a su rostro a una velocidad alarmante, viendo que el contrario sostenía la nota que él había escrito con tanto cuidado—. Park, ¿qué es esto?

—Y-Yo... —Las palabras se le atoraban en la garganta. Sabía que todos en el pasillo los observaban, y eso solo añadía más peso a la situación.

El plan había sido sencillo: colocar la nota en el casillero de Nayeon, esperar a que ella la encontrara y luego, con suerte, recibir una respuesta positiva.

“Pero claro, Jimin, te equivocaste de casillero y lo dejaste al lado. Tonto, tonto, tonto”.

Cuando vio por encima del hombro a Nayeon, reaccionó de inmediato, intentó arrebatarle la nota, pero Jungkook la levantó por encima de su cabeza, manteniéndola fuera de su alcance.

—¡Dame eso! —exclamó, dando pequeños saltos para intentar recuperarla. Pero Jungkook estaba disfrutando de la situación, simplemente sonrió y movió la nota aún más alto.

—¿No dirás nada? —preguntó, arqueando una ceja mientras observaba al otro con una expresión divertida.

—E-Eso no era para ti. —Jimin frunció el ceño, todavía intentando alcanzar la nota—. ¡Dame eso, Jeon!

La risa de Jungkook resonó en el pasillo, una mezcla de burla y diversión que hizo que las mejillas del más bajo ardieran aún más, tal cual un pequeño tomate. Sin embargo, la sonrisa de Jungkook desapareció rápidamente, reemplazada por una mirada más seria. Bajó la nota lentamente, sus ojos oscuros fijándose en los de Jimin.

—¿Estás enamorado de mí, Park? —La pregunta salió con un tono burlón, pero había una chispa de curiosidad genuina en su voz.

“Maldita sonrisa egocéntrica”

—¿Q-Qué? ¡No digas tonterías! —Jimin negó con vehemencia, sus manos presionando el pecho contrario para intentar empujarlo. Pero Jungkook no se movió ni un centímetro. Parecía inmóvil, como una estatua.

—No te pongas nervioso. —La voz de Jungkook se suavizó, acercándose un paso más a Jimin hasta que este quedó acorralado contra los casilleros. Las manos de Jungkook se posaron a ambos lados de su cabeza, atrapándolo en su lugar. Jimin podía ver detalladamente el piercing del labio de este. Aún así, su corazón latía con fuerza, y no podía evitar lanzar miradas furtivas a su alrededor. Los estudiantes en el pasillo los miraban con atención, algunos incluso grababan la escena con sus teléfonos. El nivel de humillación que sentía era indescriptible, quería golpearlo.

“Eres una persona pacífica, Jimin. Respira, uno, dos, tres…”

—Jeon, todos nos están mirando. —Susurró, llevando una mano al puente de su nariz, tratando de calmarse—. Van a pensar mal, vete.

Jungkook se quedó observándolo por unos segundos sin decir nada.

—Eres un romántico, ¿lo sabías? —sonrió, ladeando la cabeza mientras observaba el rostro de Jimin.

—Sí, lo sé, soy muy romántico. Ahora, déjame ir.

—Mmm... —Jungkook fingió pensarlo antes de negar con la cabeza—. Me pones nervioso cuando cruzamos palabras y... me gustas mucho. —Recitó, sus ojos brillando con diversión mientras repetía las palabras exactas que Jimin había escrito en la nota—. Vaya, quién diría que nuestras peleas terminarían enamorándote.

—¡Claro que no! —exclamó Jimin, dando un golpe con su pie al suelo, su rostro ardiendo de vergüenza.

—Lo que dejaste en mi casillero dice lo contrario.

—¡Jeon Jungkook, no me gustas! —gritó, perdiendo la paciencia. Su voz resonó en el pasillo, atrayendo aún más miradas. Sus manos apretadas en puños temblaban de frustración—. ¡Quita tu horrible ser de en frente y déjame ir! ¡Maldita sea! —El rojo en sus mejillas se intensificó—. ¡Ahora!

Jungkook apretó los labios, aguantando la risa. De manera lenta, se inclinó peligrosamente hacia adelante, acercándose más hacia él. Jimin cerró los ojos con fuerza cuando sintió su respiración cerca y…

—Me encantaría besarte. —Murmuró Jungkook, el tono burlón evidente en su voz. Jimin abrió los ojos de golpe, encontrándose con una sonrisa socarrona en su rostro—. Pero eso será para nuestra primera cita o segunda quizá. No lo sé, no suelo besar en la primera salida, aunque si tú lo quieres puedo hacer una excepción, claro.

Jungkook le sonrió antes de picarle la nariz con su dedo índice, y luego se alejó. Jimin, atónito, apenas pudo reaccionar.

—¡P-Pero que...! —balbuceó, viendo cómo este se alejaba.

“¡Jeon Jungkook está loco!”

—¡Gracias por confesar tus sentimientos! ¡Eres lindo, Park! —dijo Jungkook en voz alta, agitando la nota en el aire mientras salía del pasillo.

Jimin se quedó allí, todavía apoyado contra los casilleros, sintiendo las miradas de todos sobre él. Su corazón seguía latiendo con fuerza, y no podía decidir si estaba más enfadado o avergonzado. Lo único que sabía con certeza era que, en el fondo, una especie de cosquillas atravesaban por todo su cuerpo.

.  . • ☆ . ° .• °:. *₊

Entró con una sonrisa triunfal en el rostro. Sus amigos, quienes se encontraban haciendo tiros al aro y bromeando entre ellos, dejaron el balón de lado en cuanto lo vieron.

—Se dignó a aparecer el galán de telenovela. —Dijo Yoongi, apoyado contra la pared de brazos cruzados, dio una sonrisa burlona al ver la nota en las manos de Jungkook—. ¿Qué hiciste esta vez? ¿Robaste corazones o rompiste algunos?

Namjoon, aunque era el más centrado, soltó una risa contenida mientras driblaba la pelota entre sus manos.

—Déjame adivinar. —El moreno dejó caer el balón y se acercó a ellos—. ¿Otro estudiante cayendo ante tus encantos? ¿O hiciste llorar al pobre novato con tu actitud de mierda? Oh… ¿qué es eso que tienes ahí?

—Parece una nota de amor. ¡Oh, Jeon Jungkook, estoy completamente enamorada de ti! —Yoongi habló con una voz chillona.

—Estúpidos.

—¿Quién es la desafortunada?

—O desafortunado. —Siguió Namjoon, levantando una ceja.

Antes de que Jungkook pudiera responder, Yoongi se lanzó hacia él con la rapidez de un gato, arrancando la nota de su mano con un movimiento hábil.

—Dame eso, maldito. —gruñó Jungkook, extendiendo la mano para recuperar el papel, pero Yoongi ya estaba alejándose, fuera de su alcance.

—Tranquilo, capitán. —rió, desplegando el papel mientras daba un paso atrás—. Vamos a ver qué clase de declaración apasionada tenemos aquí.

—Devuélveme eso, idiota. —insistió Jungkook, su ceño fruncido y los labios apretados.

Namjoon se acercó, curioso, y se inclinó para leer junto a Yoongi. Ambos se quedaron en silencio por un momento antes de soltar una carcajada sincronizada.

—Oh, esto es increíble. —dijo Namjoon, sus ojos brillando de diversión—. ¿Jimin? ¿El chico perfecto de la clase? ¡Esto es demasiado bueno!

—Déjame verla otra vez. —dijo Yoongi, leyendo en voz alta con un tono exagerado—. “Me pones nervioso cuando cruzamos palabras y… me gustas mucho”. ¡Qué dulce! Jungkook, ¿te pones nervioso también?

Jungkook rodó los ojos, frustrado, y les mostró el dedo medio a ambos. —Váyanse al diablo.

—No te pongas así. —dijo Namjoon, tratando de contener su risa—. Solo estamos bromeando. Pero, en serio, ¿qué pasó? ¿Por qué tienes esta joya?

Jungkook suspiró, cruzando los brazos sobre el pecho mientras los demás se acercaban, interesados en el chisme.

—Fue un error. —explicó, encogiéndose de hombros—. Dejó una nota en mi casillero donde confiesa sus sentimientos y bueno… —hizo una pausa—. Me divertí con él.

—Como siempre con sus enfrentamientos tontos. —Dijo Namjoon.

—Ajá. Solo eso.

Yoongi negó con la cabeza, aún sonriendo.

—Eres un desastre, Jeon. Aunque, debo admitir que Jimin es lindo. —comentó, con un tono más reflexivo—. Tal vez, esta vez, deberías jugar diferente. No sé, digo yo.

Namjoon asintió en acuerdo, apoyando una mano en el hombro de Jungkook.

—Yoon tiene razón, ¿podrías intentar… ser más amable?

—¿Amable? —repitió, como si la palabra fuera algo extraño para él—. Ni que nos fuéramos a matar, dejen de hablar estupideces.

—Bueno, —dijo Yoongi, lanzándole el balón a Jungkook—. No te hará daño conocerlo fuera de los usuales piques. Quién sabe, podría sorprenderte.

Jungkook atrapó la pelota con facilidad, ignorando completamente lo que Yoongi decía. Eso era algo que se lo repetían a menudo, pero no estaba para las tontas ideas de sus amigos y menos si se trataba de Jimin.

—Bueno, mientras tanto, —dijo Namjoon, levantándose—. Tenemos práctica. A menos que nuestro querido capitán quiera seguir soñando despierto con su nuevo interés amoroso.

Jungkook rodó los ojos, lanzando la pelota justo en la cabeza de Namjoon, haciendo que este tropezara.

—No es mi interés amoroso. —replicó, pero había un matiz en su voz que sus amigos no dejaron pasar.

—Claro, claro. —respondió Yoongi, riendo mientras corría hacia la cancha—. Lo que digas, capitán. Lo que digas.

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