13
El rubio tomaba café en el pórtico de su casa.
Disfrutaba de su libertad, tanto como los días fríos. Las nubes se tomaban el cielo, y parecía que iba a llover.
Había salido del hospital hace dos días . No más vendas, no más chequeos, no más suero, no más máquinas conectadas a él.
Era libre y estaba sano. Aún tenía algunas marcas de sus heridas, pero ya no le importaban tanto como antes.
Se percató de que un auto desconocido se estacionó al frente de su casa.
De éste salió alguien a quien conocía.
-¿Cómo me encontraste?- Le dijo con una sonrisa.
-Supuse que vivirías en medio del bosque entonces... Como es la única casa aquí.-Le sonrió Diana, saludándole con un abrazo. -Así que, ésta es tu casa.
-Si, casa mía y de Dipper.
- Es muy linda. -Dijo observando el lugar, mientras tomaba asiento. -¿Por qué en el medio del bosque?
-A mí me gusta mucho el bosque y Dipper buscaba algo de "tranquilidad" -Hizo comillas con los dedos.
La casa de Bill y Dipper era algo pintoresca para unos jóvenes de apenas veinte años en ese entonces, parecía esa típica casa pacífica de bosque. Paredes color mantequilla, pórtico café, techo del mismo color, ventanas por toda la casa... Una linda casa llena de luz y color.
La habían comprado y se habían mudado a sus veinte años de edad, cuando decidieron que ya era tiempo de formalizar su relación de cuatro años.
Ambos pusieron de su parte, y terminaron viviendo juntos. ¿Quién lo diría?
-Ésta tranquilidad no se comprara a la de un hospital, ¿Verdad?
-No. Ni lo menciones... En un hospital te tienen como momia-marioneta. Es espantoso tener vendas en todo el cuerpo, y estar atado a máquinas.
-Me lo imaginé... Pero jamás estuve en uno internada.
-Es cuestión de suerte.
Un trueno y un relámpago hiceron que ambos se diesen cuenta de lo que estaba por pasar.
-Es una tormenta. -Le dijo. -¿Bill, no crees que deberíamos entrar?
-Sólo un segundo. -El rubio dejó su café en su asiento y salió a sentir la lluvia.
Hace mucho que no sentía como llovisnaba . En su mente había tranquilidad, recuerdos. Bonitos recuerdos.
Alzó la cabeza para ver las nubes grises y sentir las gotas de lluvia contra él .
-¡Oye viejo! -El rubio le miró - Te vas a resfriar y no vendré a cuidarte.
-Ya voy. -Se secó el cabello.
-¿Te gusta la lluvia?- Le preguntó la rubia.
-No. Jamás me gustó mucho la lluvia; ni el invierno. Pero, me trae recuerdos... ¿A él le gustaba sabías?
-Imagino que lo amaba... Hay excusas hasta para dar abrazos.
-Supongo que por eso siempre tenía frío. -Sonrió.
Ambos rubios entraron a la casa. Éste le presentó todo el lugar.
Había una amplia sala de estar donde yacía una biblioteca y otra parte, donde había un telescopio y un sofá acompañado de la mesita de centro.
Se sentaron en el sofá de la sala a beber café.
-¿Ha llegado alguna carta? -Le preguntó Diana.
El rubio rió por lo bajo y le entregó una.
-Es de mis favoritas.
La rubia aclaró la garganta y comenzó a leer:
"Amado Dipper: Noto que es primera vez en cuatro años que te llamo así en una de mis cartas, pero es que me haz hecho muy feliz.
No tienes idea de cuanto te amo... No lo sabes. (...)
-Bill... Despierta... -El castaño daba pequeños besos por el cuello del mayor, tratando de que despertara. -Ya amaneció bebé. -Le mordió levemente el lóbulo de la oreja, a lo que el rubio sonrió y comenzó a abrir sus ojos.
-Buenos días Pino... -Le sonrió somnoliento. -Si así me despiertas, no quiero despertar nunca más .
-Aún así. No me gustaría que durmieras para siempre. -Le besó la mejilla.
El rubio le sonrió y acercó su rostro para besarle también.
-Adivina qué...
-¿Qué?
-Hace frío... Levántate. -Le animó el castaño.
-No, no me gusta el frío. Y eso lo sabes. -Le dió la espalda al menor, recibiendo un almohadazo de su parte.
-Te mantendré calientito... Hay que encender la chimenea o nos congelaremos.
-Tú ve ... Quiero dormir. -Hundió su cabeza en hombro del menor.
-Maldito aguafiestas. -Se subió a su regazo y lo atacó con almohadazos. -¡Levántate ya !
-¡Me matas la magia y las pasiones!
-Levántate.
-¡Obligame Pino mata romanticismo!
-Voy a irme a la cabaña por el resto de mi vida. Y te quedarás aquí.
-¡Ya me levanto! ¡Me levanto! -Dijo levantándose rápidamente haciendo reír al menor. -No juegues con eso idiota.
-Sabes que no jugaría con eso. Ni de chiste. -Le abrazó por la espalda- No te lograrás librar así de fácil de mí.
-Qué gracioso eres... -Le dijo con sarcasmo.
-¿Hace cuánto no te digo que te amo y que te adoro? -Le abrazó más fuerte.
-Desde anoche, antes de dormir. -Sonrió.
-¿Lo ves? Te amo. No tienes que leer mentes para saberlo... -Le besó y fueron a desayunar.
El invierno era normal, como todos los días, casi no se hacía nada más que quedarse en casa e ir a sus respectivos turnos de trabajo, pues ya tenían veinte años y tenían que trabajar para ganarse la vida.
Y bueno. ¿Qué hacían éstos dos cuando tenían días libres? Lo de siempre.
Absolutamente nada.
Ambos se la pasaban viendo televisión, o simplemente dormían juntos todo el día.
Había incluso veces donde el castaño traía uno que otro libro a casa y lo leía junto al rubio. También salían a pasear aveces...
No era gran cosa, pero para ellos, era simple y perfecto.
- "Atticus apagó la luz y se volvió al cuarto de Jem. Allí estaría toda la noche; allí estaría cuando... -El castaño jadeó de sorpresa- Jem despertase por la mañana. Fin." ... ¿Es un gran libro no crees? -Le preguntó el castaño.
Habían estado toda la tarde leyendo "Matar a un ruiseñor ". Un libro que el castaño anhelaba leer de hace mucho.
-No puedo creer que ahí termine. ¡Es que no se puede! -Elevó los brazos.
Dipper se dió cuenta de que el rubio no le había seguido en la lectura. Pues le conocía, y cuando el mayor quería disimular, el menor siempre terminaba dándose cuenta.
En efecto; Quizás no había entendido ni la mitad de lo que había leído el ojiazul, pero de algo estaba seguro; le encantaba escucharlo y verlo leer sentado sobre su regazo.
Ambos estaban sentados en el suelo leyendo aquel libro junto a la chimenea y envueltos en una manta.
-¿No entendiste ni la mitad de lo que dije verdad?
-Bueno yo ... -Un sonido bastante fuerte proveniente del exterior lo interrumpió. -¿Oíste eso?
El menor se acercó a la ventana y al comprobar sus sospechas, tomó su chaqueta.
-¡Está lloviendo después de casi tres años! ¡Bill! ¡Vamos!
-Pino, no quiero salir. Hace frío. Además podemos quedarnos a... -Vió la cara de súplica de su novio y cedió. -Bien... Vamos entonces .
Fue jalado del brazo hasta afuera, donde ya estaba lloviendo cada vez más fuerte.
Al castaño le facinaba el otoño y el invierno en su totalidad. El rubio lo notaba, al ver como extendía sus brazos y elevaba su cabeza al cielo...
Se notaba a kilómetros que disfrutaba de la lluvia.
El rubio le siguió, sintiendo cómo las gotas chocaban contra él . Tomó de las caderas al menor y lo giró en el aire, bailando de una forma extraña, como solían hacer.
Luego de ésto, ambos tomaron sus manos y comenzaron a bailar pisoteando y al mismo tiempo salpicando los charcos de agua que se formaban. Reían, y se besaban . Cosa que hacía enloquecer al castaño, y al rubio también.
(...) Quizás yo no lea mucho como tú, Quizás tampoco sepa poesía pero... Amaba tus expresiones ante la lluvia. No hacía falta música.
Porque al bailar bajo el cielo que llovisnaba, ambos reíamos con su música.
Música para tus oídos .
Entonces me dí cuenta de que quería pasar el resto de mi vida junto a tí.
Tienes que saber una cosa...
No voy a dejarte ir Dipper.
Por nada del mundo.
Billxx. "
-Eso es de lo más lindo que oí.
-Fue uno de los mejores días de mi vida.
En el fondo, Bill sabía que todo lo que había pasado ese día no podía estar escrito en una sola carta.
Fue hacia la ventana y comenzó a recordar todo lo que sucedió ese día. El día en que todo cambió para ambos.
**********
La pareja estaba disfrutando de la llovizna al máximo, pero luego un trueno los hizo reaccionar.
-Está lloviendo más fuerte... Vamos adentro, no quiero tenerte resfriado. -Le dijo el ojiazul.
-¡Vamos rápido!-Gritó, y jugando se llevó en brazos al menor, mientras corría. La lluvia caía más fuerte y el viento resoplaba cada vez más intensamente.
Entraron a la casa y cerraron la puerta.
-Ha- hace frío... -El castaño comenzó a temblar.
-Te lo dije Pino. Pero salí igual. -Lo bajó de sus brazos.
-N-No me arrepiento d-de nada. -Tembló más.
El rubio besó una vez más al castaño, abrazandolo, a lo que éste correspondió.
-Espera... Estás todo mojado. -Rió.
-También tú, y nadie te dice nada. -Se defendió el rubio.
-Hay que cambiarnos o nos vamos a resfriar.
-Para eso ya es tarde... Ya estás temblando de frío. -Le prestó su gorro.
Fueron al cuarto y el rubio se cambió totalmente. Ambos ya estaban secos. Pero cuando el castaño estaba por colocarse la camiseta se sintió muy observado.
-¿Qué? -Dipper le miró con una sonrisa.
-Nada... -Dijo el rubio. Obviamente, le miraba de pies a cabeza, haciendo sonrojar al menor. -¿Te intimido ?-Sonrió pícaro.
-No, sólo que aveces...
-Sí te intimido. -Sonrió.
-Yo también puedo hacerlo Bill. -Se cruzó de brazos y encaró una ceja.
El rubio soltó una carcajada.
-¿Crees que puedes intimidarme? Da tu mejor intento. Eres tan tierno que quiero...
-No soy tie... -Fue interrumpido, pues el ojimiel le besó sin previo aviso.
El castaño tomó las mejillas del mayor para intensificar el beso.
El rubio comenzó a avanzar hasta acorralar al menor contra la pared de su habitación.
-Eres tierno... -Le susurró.
-Tierno tú. -Sonrió en medio del beso.
El beso se intensificó aún más cuando el mayor introdujo su lengua en la boca del menor.
Ambos deliraban en un frenesí de nunca acabar.
El castaño dió un saltito y enrolló sus piernas al rededor de las caderas de rubio, haciendo que éste lo sostuviera mejor.
-B-Bill... -Gimió el menor entre besos, mientras trataba de quitarle la chaqueta negra. El rubio comenzó a notar un bulto en los pantalones del menor y en los suyos.
-¿Estás seguro? -Le preguntó entre jadeos.
El castaño asintió con la cabeza en forma de respuesta .
-¿Ahora quién intimida a quién ?-Le susurró en el oido, haciéndolo sonrojar aún más de lo que ya estaba .
El castaño tenía sus ojos entrecerrados, totalmente cegado por las caricias del mayor, y se podría decir que ya no sentía más frío.
El mayor besaba el cuello de Dipper, mientras el mencionado, trataba de quitarle algunas prendas.
Ambos se dejaban llevar, perdiendo totalmente la cordura, ninguno se había dado cuenta de cuando la ropa había desaparecido y ya estaban recostados.
Habían pasado minutos, una hora tal vez, ninguno se dejaba dominar. Pues sólo quedaba decir, ¿Qué no habían hecho?
-Sólo... ngh ...-Gimió el castaño al sentir caricias de parte del rubio en su parte baja.
-Relájate... Está bien... -Le dijo entre jadeos y le enseñó tres dedos. El castaño abrió los ojos a tope.
Sabía exactamente que tenía que hacer.
-Si no lo haces, te aseguro que será...
El castaño comenzó a lamer aquellos dedos, sin dejar terminar al mayor, dejando un rastro de saliva entre ellos y su boca.
Cuando ambos sentían que era el momento, el castaño cerró sus ojos, nervioso.
El rubio notó esto y dejó todo un momento.
-¿Estás bien? Puedo dejarlo...
"Estoy aterrado, jamás había hecho esto antes"
Pudo leer su mente.
-No tienes que hacerlo si no...-El rubio fue interrumpido.
-Si quiero pero... Esto es nuevo para mí.
El rubio acarició su mejilla.
-Es normal... Supongo. Pero tranquilo... No planeo hacerte ningún tipo de daño. Sólo dime cuando quieres que me detenga y lo haré .
El castaño asintió.
-Bill...
-¿Qué sucede?
-Te amo.
-Y yo a tí... -Le volvió a besar, cada facción, cada lugar de su cuerpo... Lo amaba totalmente.
El menor le pidió que prosiguiera, y así se hizo.
Entró el primero y Dipper soltó quejidos, al segundo ya no lo hacía y al tercero ya se dejaba llevar por el placer.
El ojiazul se volteó nuevamente y cuando ya estaba listo, el rubio le tomó la mano, al mismo tiempo que se introducía en él.
El castaño frunció el ceño, dolía. Aún debía acostumbrarse. Ninguno de los dos se movía.
Cuando ya no sintió dolor alguno, el castaño comenzó a moverse, haciendo señas de que el mayor le siguiera.
-Ve más... agh ... -Gimió el ojiazul, dejando en claro lo que quería.
El mayor comenzó a ir más rápido, haciendo que el menor gimiera más recurrentemente en su oído.
-Y-ya voy a... ¡Ah! -Comenzó a apretar el rubio cabello de su novio y a moverse más rápido.
-Sólo... un poco... más... -Le susurró entrecortadamente.
El castaño abrazaba con fuerza al rubio mientras éste se movía hacia adelante y atrás.
-¡B-Bill! Y-Ya voy a... -El rubio hizo un movimiento más que terminó por llevarlos a ambos al orgasmo.
Bill se dejó caer encima de Dipper con cuidado de no aplastarlo, mientras ambos jadeaban.
El ojimiel tapó a ambos con las sábanas y se volteó.
-Dipper... -Se colocó a su lado, ésta vez mirándole fijamente.
-¿Mhm?... -Le miró con un destello en sus ojos.
-Te amo... -Le quitó un mechón de cabello que ocultaba su marca de nacimiento, y repasó cada contorno con la yema de su dedo.
El castaño sonrió y se acercó más al rubio, besandole todas sus facciones.
-También yo. -Le susurró. -Gracias por jamás soltarme la mano. -Dijo con un leve sonrojo en sus mejillas.
El rubio le sonrió y le abrazó, quedando ambos profundamente dormidos oyendo el sonido de la lluvia resonar en las ventanas.
Porque claro, esto no era un simple momento.
Esto era amor. Y del más puro.
*****************
-¡Eh Bill no me estás escuchando! -Le habló la rubia dando chasquidos.
-¿Eh qué? -Volvió a la realidad.
-Te estaba preguntando si querías galletas y te quedaste mirando la nada por segundos.
-Yo... No. Estoy bien. -Se rascó la cabeza.
-¿Y esa foto?-La rubia señaló un cuadro que estaba sobre la mesita de centro.
El rubio sonrió.
F
**********
No sirvo para hacer lemmon ;---;
Pero tenía que ponerlo
(╭☞ ͡ ͡° ͜ ʖ ͡ ͡°)╭☞ Aire.7u7
Este fue el capítulo 13 del Salseo Bueno (╭☞ ͡ ͡° ͜ ʖ ͡ ͡°)╭☞JEJEJE VIVA EL LIMON PENDEJAS.
AHUEVO, No tienen idea de cuanto me costó escribir esto xDD Ya soy otra.
¡YA NO SOY LA MISMA, MAMÁ ! EVOLUCIONÉ xDD
A que no se la esperban 7u7 No me engañan beibs .
Bueno ya. Jajsjdjd Espero que les haya gustado el capítulo (Es primera vez que hago limonada no jodan:'v)
Y eso jkasjsajajdjdjd
(Se acerca el verdadero salseo
(╭☞ ͡ ͡° ͜ ʖ ͡ ͡°)╭☞)
Yazzy♡
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