09
La floristería es el lugar donde ha estado la mayor parte del tiempo durante estos días porque no ha habido muchos clientes. Esto significaba poco ruido en la tienda y mayor concentración en lo que estaba haciendo. La temporada de casamientos estaba a la vuelta de la esquina, así que aquella tranquilidad era solo la calma antes del caos. Como el negocio pertenecía a la gran familia An muchos les tenían preferencia y confiaban sus adornos florales allí para las fiestas.
Jiwon suspiró por cuarta vez en lo que iba de la hora. Era demasiado difícil enhebrar el hilo que iba a usar para su proyecto. Estaba tan concentrada en ello que no reparó en la presencia de Yujin frente a ella.
—Me alegra que estés haciendo algo para distraerte del asunto con la chamana —dijo depositando en la mesa de madera un ramo de rosas recién cortadas.
Jiwon resopló.
—Ni siquiera me lo recuerdes, estoy demasiado enojada por eso.
Yujin optó por dejar de abrumar a su amiga así que colocó una sonrisa en el rostro y dijo con voz aguda:
—Realmente tengo curiosidad, —con sigilo se fue acercando más, a tal punto que Jiwon tuvo que moverse para ver lo que hacía—, ¿qué se supone que haces?
—Creo que la respuesta es bastante clara. Estoy bordando.
—Lo veo, lo veo. Es solo que, dijiste que ya habías terminado tu túnica, ¿por qué bordas eso?
—Es un daenggi. —Jiwon comenzó el bordado con el nuevo color.
—¿También es parte de tu uniforme?
—No. Rei pronto tendrá un evento...
—Así es que algo para ella. —Yujin arqueó una ceja.
—Solo quiero darle suerte —murmuró. Su madre alguna vez le dijo que si obsequiaba algo, por más pequeño que fuese; con cariño y buena intención solo cosas buenas pasarían. Es por ello que decidió regalarle aquel adorno a Rei, bordado a mano sólo para ella y con la única intención de desearle éxito en su presentación.
—Es algo impresionante, Liz —Yujin chilló—. Pasan demasiado tiempo juntas últimamente.
Jiwon hizo un ademán con las manos, restándole importancia al asunto.
—Nos llevamos bien.
—Me doy cuenta.
Jiwon levantó la mirada para encontrarse con Yujin de brazos cruzados y una sonrisa juguetona.
—¿Por qué estás actuando tan extraño?
—Estoy actuando perfectamente normal —respondió, sin embargo su sonrisa no desapareció—. Por cierto, ¿sabes algo de la princesa? Parece que estos días no has ido a visitarla.
—Oh. No la he visto, no he pasado a saludarla si quiera, pero la veré en el festival.
—¡El festival! Vaya, de verdad lo olvidé. ¿Cuál es la temática de este año?
—Elementos de la naturaleza. Escuché por ahí que lo recomendable es ir de Hanbok.
—Creo que todavía tengo uno guardado que podría servir. Tal vez me quede un poco pequeño pero no pienso perderme el festival.
—Mamá me regaló uno azul hace un tiempo, esta es la oportunidad para estrenarlo.
—Por cierto —dijo Yujin—. ¿Cómo va el entrenamiento? Lamento no haber ido a buscarte en los últimos días.
—Estoy cada vez más cerca de convertirme en lo que soñé —Jiwon sonrió—. No te preocupes, no he estado sola, Rei me ha acompañado.
♡
—¡No lo puedo creer! Rei, estás hermosa —Yujin no dejaba de sonreír, dejando ver sus hoyuelos, al ver a la menor.
—Te ves increíble. —Jiwon estaba impresionada por su belleza.
Rei llevaba un hanbok, la falda era marrón con brillos y la parte superior era color rojo con toques del mismo tono que la falda. La cinta roja para el cabello le combinaría bien. Jiwon se aclaró la garganta.
—Hice esto para ti, espero que te guste.
—¡Una cinta bordada! —Rei acarició con delicadeza el crisantemo bordado, la flor representativa de Otoño—. Me encanta, unnie. —Se dio la vuelta, ahora dándole la espalda—. ¿Me ayuda a ponérmela?
—Por supuesto. —Jiwon peinó el cabello azabache con los dedos. Estaba brillante y tan suave que tuvo que contenerse de seguir acariciándolo. Con movimientos ágiles terminó de colocar la cinta al final del pelo trenzado.
El sonido de los tambores retumbó en el lugar indicando el inicio de la ceremonia. La gente se arremolinó enfrente de la tarima colocada al centro de Bomyeongayeoul, ahí ya se encontraba el presentador del evento, ajustando el volumen del micrófono.
—Es hora de que me vaya —dijo Rei.
—Estaremos viéndote, linda.
—Estaré al frente con Yujin, buena suerte —se despidió con la mano. Se detuvo al ver que Rei no se movía de su lugar, esta todavía tenía la mirada fija en ella y eso la desconcertó—. ¿Sucede algo?
—Es solo que... —sonrió y negó con la cabeza—. No es nada, pero, ¿puedo abrazarte?
Aunque Jiwon estuviera confundida por la pregunta asintió y se dejó envolver por los brazos cómodos de Rei. Ninguna dijo ni una palabra, Yujin las miraba enternecida. El abrazo se rompió al cabo de unos segundos.
—Nos vemos luego —Rei habló en voz baja. E, inesperadamente, le plantó un suave beso en la mejilla.
Jiwon no reaccionó al instante. Perpleja y ruborizada acarició el área que Rei había besado mientras Yujin se reía a su lado.
Al cabo de unos minutos los grupos representativos de cada reino mostraron diferentes talentos. Yujin aplaudía emocionada por el espectáculo sucediendo. Los bailarines saltaban y se acercaban a los espectadores para contagiarlos de su euforia.
—Ya quiero ver a Rei, ha practicado tanto para este baile.
—Le irá bien.
La danza tradicional del reino de Primavera inició. Los bailarines vestían prendas de color rosa con toques verdes; los volantes de las mangas y faldas añadían fluidez a sus movimientos.
El festival de las cuatro estaciones se realizaba una vez al año y, a pesar de eso, siempre había algo nuevo que mostrar. Nadie podía quejarse de que fuese algo repetitivo, porque no lo era.
Fue el turno de Otoño de aparecer. Jiwon distinguió a Rei de inmediato pues se estaba colocando al centro del círculo formado por bailarines vestidos de verde; ella junto a otras bailarinas vestidas de tonos rojizos y cafés representaban las hojas secas que caían de los árboles en Otoño. Rei se movía con gracia y firmeza y sus expresiones iban acorde a la historia detrás de la presentación. Las mejillas sonrojadas y el puchero que formaba en los labios cuando corría de un punto a otro no pasaron desapercibidos por Jiwon.
La presencia de Rei parecía haberla hechizado pues no apartó la mirada de ella ni un solo segundo. Estaba tan perdida en ella que no se percató de que el baile terminó después de un tiempo y la hermosa bailarina de cabello sedoso se encontraba de nuevo frente a ella.
—¿Cómo lo hice? Estaba demasiado nerviosa.
—¡Increíble! —gritó Yujin.
—No tienes que mentir, unnie.
—¡No lo hago!
—Rei —llamó—. Me encantó la presentación, lo hiciste perfecto.
La recién nombraba tartamudeó un par de palabras que no entendió y le dio un abrazo al par de amigas.
—Las aprecio demasiado, espero que no lo olviden.
Unos golpes en el micrófono llamaron la atención del público. El presentador tenía un papel en la mano al que no le quitaba la mirada.
—Es un honor para mí dar anuncios de importancia para los cuatro reinos. Como saben, la temporada de matrimonios ha llegado y tengo aquí —señaló el pedazo de papel— la nota de los matrimonios que tanto hemos esperado.
La multitud comenzó a murmurar con emoción ya que aquella noticia representaba un cambio nuevo para cada reino.
—Del reino de Primavera; el príncipe heredero y la primogénita del clan Kim esperan unirse en matrimonio este mes. ¡Felicidades!
Jiwon sintió el agarre de Yujin en su mano. Cuando volteó a verla ella tenía su mano libre en el pecho y la mirada apagada. Le dolió verla así y supuso que, después de todo, aunque no lo demostrara, sus sentimientos por el príncipe iban más allá de lo platónico.
—Del reino de Otoño —continuó el presentador—, la princesa heredera y el mago de alto rango e hijo menor del clan Lee, Lee Heeseung.
♡
Daenggi: cinta para el cabello. Accesorio típico de la cultura coreana.
Hanbok: vestido tradicional de Corea.
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