Capítulo XVIII: Evidencia
Tan sólo al ver la clase de camión que conduce Frank puedo decir que vive en una verdadera pocilga. En realidad ha llegado al punto en el que hay polvo encima de otras capas de polvo. No puedo creer que Chloe realmente se relacione con sujetos... así.
Su camión está aparcado justo afuera de Two Whales. Y como si eso no pudiese ser riesgoso para nosotras, Chloe avanza sin parar hasta la puerta del camión e intenta forzarla.
Nada.
Frank debe estar en el restaurant.
—Mierda... De acuerdo, tengo un plan. Iré al restaurant y le diré a Frank que tengo su dinero y que tiene que venir conmigo. Y entonces tú entrarás a su camión y... rebobinarás cuando tengas la llave y... Y... Uh...
—Chloe... Yo me encargo.
—Tú eres la jefa. Mientras tanto yo buscaré un bocadillo para su mascota.
De acuerdo. Ahora que Chloe está distraída, puedo buscar a Frank sin mayor problema.
Es desagradable caminar a través de este pequeño tramo y descubrir que Warren tenía razón. Hay aves muertas por todos lados. Caen del cielo ocasionalmente, como si algo las hubiese matado allá arriba. Es aterrador, incluso. Si este caos causa eso en las aves, ¿qué podría hacer con las personas una vez que esto empeore? ¿Podría empeorar más?
Tal vez tendría que concentrarme en evitar el tornado en lugar de jugar a los detectives con Chloe. ¿Qué caso tendría encontrar a Rachel, si su destino es morir junto con todo Arcadia Bay?
En el restaurant hay dos cosas que me llaman la atención. En un extremo está Frank Bowers, y en el otro está Nathan Prescott.
Sé que tenemos un poco de prisa, pero... ¡Frank puede esperar! ¿Qué está haciendo Nathan Prescott aquí? Evidentemente se trata de la personificación de la impunidad. Alguien tendría que hacer algo para demostrarle que no puede simplemente sentarse allí, como si nada hubiera pasado, y pretender que es inocente. No después de haber sido el causante de todo.
—Nathan.
— ¡Rachel...! — ¡Maldita sea! Esto no puede ser cierto. —Oh, mierda... ¡Miren lo que tenemos aquí! Max Amber. Linda ropa. Por cierto, gracias por haber hecho que me suspendieran.
—-De haber podido hacerlo, habría causado algo más grave que eso.
—Nunca debiste decirle nada al director en primer lugar. ¡Yo no he hecho nada, maldita perra!
—Pues yo espero que después de todo, lo que sucedió con Kate no se desvanezca en el silencio.
— ¿Qué quieres decir?
—La drogaste.
—Eres tan estúpida, Max... Y aún así quieres creer que eres inteligente. No me molestes, maldita. No me quieres como enemigo, ¿o sí?
—Cálmate, ¿quieres? Estás en un restaurant.
—Cierto... Pero sólo quiero que quede claro que ya eres una adulta, y que puedo hacer que tu vida entera se vaya a la mierda. ¿Está claro? Ahora muérete.
Bien, tú ganas.
Lección aprendida.
No se puede dialogar con Nathan Prescott si no has traído sedantes.
De acuerdo, Max. Concéntrate. Debes conseguir las llaves de Frank.
¿Qué tenemos aquí? Es Frank, siendo un cerdo, comiendo un plato de frijoles y bebiendo una cerveza. Un desayuno definitivamente balanceado, nutritivo y perfecto para iniciar el día.
Intenta dialogar con él, Max. No lo hagas enfurecer.
—Hola, Frank
Mal inicio. Me ha mirado con odio.
— ¿Te muestras aquí después de que quisiste dispararme? En verdad eres valiente, niñita... Pero jugar con armas, salir con Chloe y vestirte como Rachel no te convierte en ella.
— ¿Cómo sabes que estas son las ropas de Rachel?
—Porque ella lucía hermosa en ellas y tú te ves como un culo. Tener un arma no te hace más sexy.
—Comprobémoslo. Trae tus llaves y busquemos un arma en tu camioneta.
—Buen intento. Ahora vete al demonio.
En otras palabras, Max, no hay llaves.
Intentemos con sus frijoles. Tal vez si derramo su comida, pueda...
—Comes como un cerdo. ¿Por qué no pruebas el piso?
— ¿Estás loca? Estaba comiendo esos frijoles. ¡Estaba comiendo esos frijoles!
No puedo evitar reír cuando él resbala gracias a los frijoles. Pero al instante se levanta y se lanza sobre mí para golpearme. Mi rostro, ya herido, resiente el golpe.
¡Abortar la misión! ¡Abortar la misión!
¡Retrocede, Max!
— ¿Te muestras aquí después de que quisiste dispararme? En verdad eres valiente, niñita... Pero jugar con armas y vestirte como Rachel no te convierte en ella.
He aprendido una nueva lección, al parecer. Si logro rebobinar estando herida, los golpes o heridas recientes desaparecen completamente. Eso no borra lo que David ha hecho en la casa de los Price, pero al menos es un avance. Esto podría ser útil en algún momento. Especialmente si ahora llevaré una vida tan intensa como la de Chloe.
Muy bien, Max. ¡Concéntrate!
La idea de los frijoles queda totalmente desechada. Podría derramar su cerveza... aunque eso seguramente me condenaría, y no puedo rebobinar si estoy muerta.
Es hora de usarte, Rachel Amber. Al menos para algo servirás.
— ¿Sabes, Frank? Supe que... Supe que salías con Rachel Amber.
No se enfurece.
Punto para Max.
— ¿Cómo mierda supiste eso?
— Todos en Blackwell lo dicen.
—Mentira. Chloe te lo dijo, ¿no es cierto?
—No. Chloe no lo sabía. En realidad, se empeña en negarlo como si Rachel hubiese sido incapaz de salir contigo. Imagino que para ella debe ser difícil imaginarlo.
— ¿En verdad?
—Sí.
—Sí... Debí imaginarlo... Chloe siempre fue un poco posesiva con ella, aún cuando Rachel podía o no devolverle el favor.
—He visto fotografías de Rachel. Creo que es hermosa.
Y que siento asco de mí misma.
Te odio, Rachel Amber.
—Eso es decir poco... Tenía un encanto especial que... No, espera. Te lo mostraré. Sólo, déjame... Oh, aquí está. Mírala.
Ha sacado una fotografía de Rachel de entre sus bolsillos. Eso me da tanto en qué pensar... La manera en la que sus ojos brillan al hablar de Rachel no es la de un psicópata orgulloso de sus crímenes... Tal vez Frank no sea el culpable.
Pero hay algo más sobre la mesa. Algo que Frank ha tenido que sacar para encontrar la fotografía.
Sus llaves.
Actúa natural, Max.
—Sí, ella es... Es en verdad hermosa. Es una lástima que... Frank, ¿tú crees que Rachel aún está con, bueno...?
—Sin duda... Si no te importa, niña, quiero terminar de comer.
Y simplemente se concentra en revolver sus frijoles, sin prestar más atención.
Lo único que tengo que hacer ahora es tomar las llaves sin que él se dé cuenta.
Hecho.
Ahora camina hacia la salida sin llamar la atención, Max.
Dije que camines sin llamar la atención.
¡Camina sin llamar la atención! ¡Corres y derramaras culpa!
Al menos ahora estoy lejos de Frank y del restaurant.
Y Chloe ya está esperando con un sucio y gigantesco hueso en las manos. Ni bien me reúno con ella, le muestro las llaves sin mediar palabras. Ella sonríe y las toma.
—Lo imaginé. La increíble Spider-Max.
—Me costó obtenerlas. Ahora démonos prisa.
—De acuerdo. Yo abriré la puerta, tú distrae al perro.
—Hecho.
Me entrega el hueso e introduce las llaves en su sitio.
— ¿Estás lista? ¡Ya!
— ¡Persíguelo, chico!
El hueso vuela hacia el callejón detrás del restaurant y el perro de Frank se pierde de vista.
Chloe sonríe.
—Creo que acabamos de hacer a ese perro nuestra perra... ¿Entiendes?
—Ahora podemos espiar en paz. Supongo.
Y sinceramente, preferiría quedarme afuera o seguir peleando contra Frank en el restaurant.
El interior del camión es realmente repugnante.
—Mierda... —se queja Chloe—. Y yo que creí que mi habitación era un desastre...
—Tú no eres una aterradora traficante de drogas.
¿O sí?
—Frank es un cerdo, pero no es aterrador... O al menos eso pensaba hasta que vi que tenía el brazalete de Rachel... ¡Podríamos vivir aventuras en este camión! ¿Te imaginas que vayamos juntas por la costa del sur y más allá?
—Sí... La carretera sería nuestra. Y posiblemente me pedirías que te besara de nuevo... Ahora, ¿podemos concentrarnos en buscar información sobre Rachel?
—Tienes razón... Sólo soñaba. Yo buscaré información en su computadora mientras tú registras el resto del camión. Oh, y puedes besarme siempre que quieras. Sólo para que lo sepas.
Se aleja de mí dedicándome un guiño, y haciendo que un extraño cosquilleo se apodere de mis labios en cuanto pienso en la posibilidad de besarla dentro de este sucio camión.
—Mierda... ¿Qué diablos hace con ese perro?
Chloe realmente disfruta jugar a ser la hacker del dúo.
Al menos eso se le da bien.
De acuerdo, Max... Si fueras una aterradora traficante de drogas, ¿dónde ocultarías las cosas de tu novia?
— ¡Max, mira esto! No puedo creer que él usaba collares de perlas y una máscara furry...
Asqueroso.
Supongo que si yo fuera una traficante de drogas, querría que las cosas ocultas permanecieran totalmente lejos de la vista de cualquiera que entrara a mis dominios... ¿En los pequeños ductos de ventilación?
—Max, no me dijiste que habías tomado fotos de Frank en su etapa de actor porno amateur.
Tengo que volver a la cocina para tomar un cuchillo y poder forzar las placas de metal que mantienen los ductos cerrados.
¡Bingo!
Ha sido tan fácil que creo que esto podría ser una trampa.
¡Hay de todo aquí!
Fotografías, cartas de amor... Fotografías de Rachel en ropa interior... Y creo que puedo comenzar a atar cabos, pero primero necesito dejar las evidencias sobre la cama para analizarlas.
Lo primero que tenemos aquí es una fotografía de Rachel sentada en el asiento del conductor, conduciendo a través de la carretera. Y luce tan feliz como ninguna.
Lo segundo es una carta de amor en la que Rachel, básicamente, le dice a Frank que realmente está enamorada de él. Y a eso le sigue una sesión de fotografías con Frank a lo amor de colegiales. El perro de Frank igualmente aparece en las imágenes. Pareciera que él y Rachel eran muy buenos amigos. El trío dinámico. Y a juzgar por esa sesión que incluso podría pasar como erótica, puedo decir que lo suyo con Frank realmente estaba avanzando... Pero entonces todo pareciera tornarse oscuro. Hay un par de arrugados diagnósticos médicos. Uno de ellos contiene una ecografía n la que se ve un pequeño chícharo en el que parece ser el... ¿Rachel estaba embarazada?
Debajo de los diagnósticos médicos hay una postal que Rachel envió desde Iowa. Únicamente contiene una declaración de amor. Más ecografías. El chícharo no parece haber crecido mucho. Y una carta de Rachel en la que le dice a Frank que hubo algo en él que a ella le aterró demasiado. La última ecografía aparece acompañada de otra carta... Una carta que no va escrita a mano, como el resto.
Es una hoja impresa.
Frank,
Tienes que saber que nada de lo que ha sucedido en nosotros ha afectado mi decisión. He conocido a alguien más mientras salía contigo, y he entendido que es con él con quien debo estar. He ido a deshacerme de nuestro... Bueno, tú sabes. Es lo único que me ataba a ti, y... Espero que esta ecografía te sirva para recordarlo por siempre. Yo no quiero hacerlo.
Por favor, no me busques. Estaré bien.
Con amor, Rachel.
Problemas en el paraíso.
Es así como terminan las evidencias.
— ¡Chloe!
Ella viene corriendo en cuanto me escucha llamarla. Pero al ver lo que he dispuesto sobre la cama de Frank, la expresión de su rostro se endurece. Las lágrimas se asoman en sus ojos azules.
—Chloe, sé que esto no...
—Me asquea pensar que ella pudo haber posado así para él... ¿Por qué no me lo dijo? S-se suponía que... que éramos las mejores amigas por siempre... ¡Me mintió en la cara!
—Tal vez no te lo dijo porque sabría cómo ibas a reaccionar.
—Pero vaya que prefería a Frank, ¿eh? No era más que otra estúpida persona hipócrita y traicionera...
—Chloe...
— ¿Por qué todos en mi vida me dejan caer? Mi padre murió, Rachel me traiciona, mi madre se casa con ese imbécil, tú me abandonas por años...
—Chloe. Rachel está desaparecida. ¡Nadie te ha traicionado!
—Cierra la boca. Tú ni siquiera estabas aquí cuando más te necesité. ¡Vete a la mierda!
— ¡Chloe!
Tengo que perseguirla, pues ella ha decidido salir pitando del camión de Frank. Consigo atraparla por el brazo cuando estamos afuera, pero ella se libera con violencia y se niega a mirarme. Está controlando demasiado bien el llanto. Casi puedo imaginar lo mal que debe estar sintiéndose. Sólo lanza lejos las llaves de Frank y sigue avanzando hacia su propia camioneta.
— ¡¡Chloe!! ¡No puedes seguir culpándome a mí o a cualquier persona por las cosas malas que pasan en tu vida! ¡Es injusto!
—Tengo que culpar a alguien. De otra manera, sería mi culpa. ¡A la mierda!
— ¡Madura! ¡No eres la única en Arcadia Bay que tiene problemas! ¿Acaso no recuerdas que...?
— ¡Sí! ¡Kate se mató! ¿Y eso a mí que me importa? ¿Debo llorar por ella y permitir que eso me persiga por el resto de mi vida como a ti? ¡Ya tengo suficiente mierda en mi vida!
—Entonces, ¿a quién más vas a culpar?
—A mi padre, por supuesto.
— ¿Culpas a William? ¿En serio?
—Sí. Él eligió salir ese día y dejarme por siempre.
—Chloe... Tu padre no decidió morir.
—Lo sé, Max. Incluso mi madre se culpa a veces por haberle pedido que fuera a recogerla. Yo... Incluso yo la culpo.
—No puedes.
— ¡Sí puedo! ¿Tienes idea de lo que es esperar a que tu padre vuelva y que nunca lo haga?
—No, pero... Yo estaba contigo allí. ¡Fue un accidente!
—Y después de ese día, mi vida entera se fue a la mierda.
—Mira todo lo que ha sucedido en esta semana... Nuestras vidas cambiaron, Chloe, y eso no es una mierda.
—Podrías al menos dejar de ser tan egoísta como siempre. No todo se trata de ti, Max.
—Bueno, tampoco se trata de ti. Arcadia Bay nos necesita, y yo no puedo hacer esto sola.
—Me encantaría creer que me necesitas, pero sé que no es así. ¡Ahí tienes que ese idiota que babea besando el suelo por el que caminas! Es evidente que a él lo valoras más. ¡A todos los valoras más que a mí!
— ¡Te necesito, Chloe! ¡Juntas podemos...! Sólo... Mira. —Mi último recurso es mostrarle la fotografía que Joyce me obsequió. — Tu madre quería que yo la conservara. ¡A ella también le duele saber en lo que te convertiste!
—Si tanto te desagrado, ¿por qué mierda sigues aquí?
— ¡No se trata de ti! Chloe... Te necesito en verdad. Eres mi compañera en el crimen, ¿recuerdas?
—No. ¡Yo no quiero seguir siendo una súper heroína que salva a esta maldita ciudad de que se pudra en el infierno! ¡De cualquier manera, no puedes salvar a nadie! ¡Eres una maldita inútil!
— ¡Debí dejarte morir en el baño cuando tuve la oportunidad! ¡Así al menos dejarías de contagiar tus mierdas negativas por donde sea que vas! ¡La única culpable de que tu vida sea una basura eres tú! ¡Eres una persona egoísta que no valora lo que hacen los demás!
— ¡Bien! ¡No vuelvas a buscarme! ¡Regresa a Seattle! ¡No quiero saber nada más de ti!
— ¡Apuesto a que Rachel pensó lo mismo cuando se fue de Arcadia Bay sin decírtelo!
Como respuesta, ella sólo rompe la fotografía en dos y deja caer los pedazos al suelo. Enjuga sus lágrimas y sube a su camioneta, pisando el acelerador a fondo para alejarse. Y yo me quedo aquí, en el estacionamiento de Two Whales intentando controlar el acelerado ritmo de mi respiración.
Mierda... ¿Por qué Chloe tiene que reaccionar de esta manera? Ahora no sólo ha quebrado nuestra relación, sino que también ha roto la fotografía más importante para Joyce. En verdad estoy furiosa con ella. Si no quiere saber más de mí, bien. Podré quedarme en un hotel mientras pasa la suspensión y luego volveré a tomar mis clases, tal y como siempre debió ser. Al final, ¿quién quiere tener una vida tan intensa? Drogas, dealers, armas, personas que quieren matarte... Ese es infierno donde Chloe ha caído, pero yo no tengo que seguirla hacia el fondo. Y tampoco tengo que sacarla.
Que sea ella quien se vaya a la mierda.
Ahora sólo necesito un poco de cinta adhesiva para reparar la fotografía. Apuesto a que, a pesar de que esto no pudo continuar, un recuerdo de mi vieja mejor amiga se vería de maravilla en mi mural.
Chloe... ¿Por qué cambiaste tanto? Definitivamente extraño esos momentos en los que te veías tan alegre como en esta fotografía. Es como si esa Chloe, la Chloe más feliz, pudiera... ¿Qué? ¿Qué acaba de pasar...? ¿Por qué la Chloe de la fotografía me ha guiñado un ojo?
¿Qué está sucediendo ahora?
No importa cuánto fuerce mi mirada para seguir mirando, en busca de alguna otra extrañeza. Sólo puedo escuchar en mi memoria los ecos de nuestras risas y la voz de esa Chloe. De mi mejor amiga, y no del monstruo destructor en el que se ha convertido. Todo a mi alrededor comienza a transformarse. Desaparece por completo.
Mis pies se desprenden del suelo. Una luz de color blanco me ciega. Y lo último que puedo escuchar es el sonido del obturador de una cámara instantánea.
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