Capítulo LVI: Espera, Chloe
Destrucción.
Gritos de agonía y llantos de desesperación.
Hay tantos cuerpos desperdigados por el suelo, que en realidad desearía saber que esto se trata solamente de una pesadilla. La lluvia arrecia a cada segundo, en lugar de que comience a aminorar ahora que el tornado ha hecho de las suyas.
Warren debe detener el auto a mitad de la calle, pues un par de camionetas volcadas nos bloquean el paso. Tendremos que hacer el resto del camino a pie.
Ni bien salimos del auto, los gritos de desesperación de una voz conocida llama nuestra atención y nos obliga a correr hacia una de las camionetas. Ambos nos detenemos en seco, pues nos es imposible acercarnos ahora que hemos visto a Dana intentando salir del auto en el que se ha quedado atrapada. Su cabeza está ensangrentada y a su lado, ocupando el otro asiento, yace el cuerpo inerte de Courtney.
— ¡Auxilio...! —grita Dana—. ¡Por favor...!
Warren parece querer ayudar, en vista de que yo no puedo moverme, pero se detiene en el último momento. Las piernas de Dana están totalmente destrozadas, aplastadas por la mole de metal. No hay nada que nosotros podamos hacer.
Caminamos trabajosamente entre los restos de las casas, los autos abandonados y las personas sobrevivientes que caminan de la misma forma que una orda de zombies. No puedo describir con palabras la desesperación que transmite esta atmósfera siniestra. Mi corazón se agita con violencia cada vez que un cable de tensión cae sobre los charcos de agua, por lo que Warren y yo debemos mantenernos tan lejos como podemos de todos los peligros potenciales que puedan electrocutarnos. Aquellas personas a las que alguna vez consideré como estúpidas, mis compañeros de Blackwell, se han convertido en nada más que cuerpos sin rostro y sin nombre.
Julliet yace debajo de lo que debió ser alguna vez la fachada de una ferretería.
Brooke ha muerto a causa del cable de tensión que aún espera a pocos milímetros del cadáver de esa chica inocente, sobre un charco de agua.
Alyssa ha caído sobre un par de vigas de acero que la han atravesado justo desde el centro de la espalda.
Justin está en uno de los autos solitarios, con el rostro tan ensangrentado que no puedo decir a ciencia cierta qué fue lo que lo asesinó.
Y-yo... ¿Yo he causado todo esto?
¿En dónde están los sobrevivientes?
Joyce... David... Frank...
— ¡Max, aquí!
El Two Whales nos da una siniestra bienvenida cuando vemos que el espectacular con el nombre del restaurant está incendiándose en el suelo, a causa de una fuga en una gasolinera. Warren es quien lidera la marcha para ir hacia la puerta del restaurant. Y ni bien coloca una mano sobre la manija, el calor abrasador de la explosión me hace sentir que mi piel comienza a quemarse. Así que mi instinto dispara una onda expansiva de mi cuerpo para detener el tiempo en el momento justo, sólo para ver de dónde viene la explosión antes de que todo comience a retroceder.
— ¡Max, aquí!
En cuanto escucho su voz, lo tomo de la mano para evitar que él siga avanzando.
—Warren, espera. Esa gasolinera tiene una fuga. Habrá una explosión.
Él piensa tan velozmente que por un instante pareciera no ser el Warren Graham que conocí alguna vez. Busca con la mirada ese hilo de gasolina que corre por el suelo, para luego correr y tomar un poco de la arena que yace sobre la acera. De esa manera, la gasolina deja de propagar el fuego y nosotros podemos entrar al fin al restaurant.
Tras dar un par de patadas a la puerta para abrirla, pues parecía estar atascada, Warren se aparta para que sea yo la primera que se resguarda. Y ni bien estoy dentro, dos brazos me rodean con fuerza.
— ¡Max! ¡Estás viva! ¡Gracias a Dios!
Esa voz...
Instintivamente me alejo de golpe de esa persona para mirarla de frente, sin poder creerlo en realidad.
— ¡¡Kate, estás viva!!
Esta vez soy yo quien la atrapa en un fuerte abrazo. De esa clase de abrazos con los que pretendes no soltar jamás a esa persona.
Todo comienza a tener sentido ahora. La fotografía que rompí sólo cambió el hecho de que jamás fui a San Francisco, pues Jefferson me llevaría al cuarto oscuro de alguna u otra manera. Pero el mensaje que envié justo después de romper la foto cumplió su cometido. Salvé a Kate, por lo que ella nunca saltó del techo. Y ahora... Está atrapada en este infierno junto con todos nosotros.
—Max, estás herida... ¿Qué fue lo que ocurrió?
—Descuida, Kate —dice Warren colocando una mano sobre el hombro de Kate—. Eso no es importante.
—Tenemos que limpiar esa sangre —dice Kate—. Espera aquí, Max.
Se aparta casi al trote, dejándome libre acceso hacia el fondo del restaurant. Los únicos que estamos aquí somos nosotros, Frank Bowers y su perro, Joyce, y cuatro pescadores malheridos que parecen estar en sus lechos de muerte.
E-es... Es horrible...
—Por todos los cielos... ¡Max!
La voz de Joyce alerta a Frank, quien sólo suspira aliviado en cuanto hace contacto visual conmigo. De pronto, Warren me conduce hasta una de las sillas para que yo pueda sentarme y Kate pueda hacer su trabajo. Me siento indigna cuando Joyce me abraza para transmitirme todo el cariño que tiene hacia mí, así como su alegría por haberme visto con vida una vez más.
Kate tarda sólo un momento en limpiar la sangre que cubre mi rostro. Una vez terminado su trabajo, ella sólo suspira con tristeza y toma mi mano con fuerza.
—Max... —me dice Joyce con voz quebradiza—. D-David me lo dijo todo... ¿Te encuentras bien?
Yo asiento.
— ¿Dónde está David, Joyce? Warren dijo que... que David y Frank...
—David está bien, Max. Está a salvo. Sólo... ha ido a buscar a más sobrevivientes. Todo esto sucedió tan repentinamente que no tuvimos tiempo de reaccionar. Y-yo estaba aquí, trabajando, cuando sucedió.
— ¿Cuántas personas había aquí, Joyce?
—Algunas... E-ellos ya se han ido a buscar a sus familias.
Familias que posiblemente ya no existen en este momento.
—Joyce... Y-yo... Lamento todo lo que...
Ella sonríe y toma mi mano con fuerza.
No te merezco, Joyce.
—Lo único que me importa es que tú estás bien, Max. Sólo espero que, cuando esto termine... Chloe también lo esté.
¿Qué...?
Joyce se retira para seguir con lo suyo, ayudando a los pescadores heridos. Frank no deja de mirarme en silencio, desde ese rincón en el que se ha rezagado junto con su perro. Y Warren vuelve, sin que yo me hubiese percatado de su ausencia, para sentarse a mi lado. Kate se coloca en el lado contrario, sin dejar de mirarme con infinita angustia.
—Max... —musita Kate—. Lamento no haber creído en ti al principio... Tenías razón acerca del tornado. Por favor, perdóname.
— ¿Q-qué...?
—Ese día, cuando me lo dijiste... Y-yo... N-no tenía idea de que era cierto. Parecía tan... irreal...
¿Le dije a Kate algo sobre mi visión? ¿Eso significa que ella sabe también acerca de mis poderes? ¿Qué más ha cambiado en esta realidad?
—Kate... T-tú... Y-yo... N-no lo recuerdo... D-deben ser las drogas que me inyectó Jefferson...
Sí, claro. Las drogas.
—De no haber sido por el mensaje que le enviaste a Kate, Max, ella también habría llegado al Cuarto Oscuro —dice Warren, actuando nuevamente como si no fuese el mismo amigo que conocí—. En realidad... No me gusta recordar lo que sucedió ese día, cuando Kate llegó tambaleándose con nosotros porque Nathan la había drogado. Por suerte, pudimos rescatarla a tiempo.
Eso quiere decir que no sólo era mi destino llegar a ese lugar sombrío, sino también el de Kate.
—C-Chloe... ¿Qué pasó con ella?
Ambos comparten una mirada de impotencia.
No estoy segura de querer escuchar esto.
—No se lo hemos dicho a Joyce, Max —susurra Warren—. El señor Madsen decidió esperar unos días... Él también está destrozado.
—Sucedió durante la fiesta del Club Vortex —explica Kate—. Hubo un tiroteo.
—Chloe intentó proteger a Kate —dice Warren—. Jefferson la tomó como rehén y... Max, no tienes idea. Jamás creí que el señor Madsen pudiese reaccionar... así.
No quiero escuchar más.
Necesito esa fotografía, y la necesito ya.
No soporto ver a Joyce mirando a través de la ventana con esa expresión que mezcla la desesperación con la súplica y la esperanza. No quiero estar aquí cuando David decida decirle que Chloe... que Chloe ha...
Warren suspira con pesadez y me da una palmada en el hombro.
—Max... Detesto decir que me da gusto verte, pero en verdad me da gusto verte.
—Está bien, Warren... Lo único que importa es que estás bien, a pesar de todo.
Tampoco a ti te merezco, Warren.
—Han pasado muchas cosas últimamente... Pero, Max... No puedo creer que realmente estamos aquí, a mitad de un tornado E6, y que aún así quieras la foto. Quiero decir... Sé que no lo haces por mí.
—Warren, he venido por todos ustedes. Sólo dime que en verdad tienes la foto.
—Sólo quiero...
—No. Cállate y escucha. Yo... No tienes idea de cuántas cosas he tenido que hacer para llegar aquí. Estando en el Cuarto Oscuro conseguí volver a ese mismo día en el que tuve la visión. Salvé a Kate, entregué mi foto y fui a San Francisco. Pero estando allí, Chloe me llamó y supe que la tormenta no se había detenido. Así que intenté cambiarlo todo, pero únicamente lo arruiné. Volví al Cuarto Oscuro, a una realidad sin Chloe y donde todos están... sufriendo. ¿Entiendes? Necesito esa foto. Tengo que remediarlo todo de nuevo.
—Max... Volver en el tiempo es lo que ha causado esta tormenta.
—Lo sé... Puedo sentirlo... Sé que todo esto es mi culpa y que las realidades entre las que viajo son un verdadero caos, pero... N-no puedo permitir que esto termine así. Aunque Jefferson ahora esté muerto, Nathan no merecía el fin que tuvo. Rachel no obtendrá justicia ahora que Arcadia Bay ya no existe. Lo que pasé en ese lugar no me importa, sólo... S-sólo...
—Max —interviene Kate—, lamento tanto lo que pasaste... Eres la chica más valiente que conozco.
—Me alegro de haber matado a ese hijo de puta —se queja Warren, aunque sé que no es verdad en el fondo.
—Tengo que volver —insisto—. Tengo que evitar que Chloe vaya al vertedero en esa noche. Así podré ganar tiempo para evitar el tornado.
—Por cada reacción, hay una reacción —dice Warren—. Cada vez que alteras el tiempo, causas una cadena de reacciones que ponen todo de cabeza. ¿Cómo estás tan segura de que volver de nuevo funcionaría?
— ¿Acaso no confías en mí, Warren?
—Por supuesto que sí, pero...
—Entonces tienes que entenderme... No puedo permitir que Joyce y David sufran, ni que la ciudad sea destruida. La única manera de evitarlo es mediante esa foto. Necesito que confíes en mí, Warren... S-sólo así podré confiar en mis poderes. Supongo que nunca sabremos si es magia o ciencia, pero...
—Tal vez es algo relacionado con un agujero de gusano... No creo en el destino, pero después de esta semana me doy cuenta de que no sé una mierda sobre... nada.
—Creo que todos sentimos lo mismo, Warren.
—Sí... Sé que estás aquí por Chloe y... Sí, Max. Te creo. Confío en ti. Lamento no poder ayudarte de otra manera, pero tengo fe en que lograrás tomar la decisión correcta cuando llegue el momento... Estoy orgulloso de ti, Max. ¿Cómo podría haber un momento tan importante como éste en la historia? Si soy tu cómplice en esto... G-gracias por confiar en mí.
—Gracias por estar aquí, Warren.
Él tan sólo desliza la foto por encima de la mesa. Y al tenerla en mis manos, lo único que puedo hacer es mirar a Kate. Ella sonríe, con esa calidez tan propia de Kate Marsh que es capaz de hacerme sentir capaz de hacer cualquier cosa. En verdad desearía que hubiese alguna manera de que... de que la Kate alterna estuviese aquí también.
—Puedes hacerlo, Max —me dice—. También yo confío en ti.
—Kate... Si vuelvo en el tiempo, tú... Tú podrías...
No quiero despedirme de nuevo de ti, Kate.
—Todo saldrá bien —sonríe Kate—. Sé que sabrás hacer lo correcto.
De repente, ya estamos entrelazadas en un fuerte abrazo que podría ser el último. No estoy segura de que Kate vaya a estar allí cuando haya remediado las cosas, si es que puedo hacerlo. Pero cuando nos separamos, y Kate vuelve a sonreírme, creo que me siento con el valor suficiente para hacerlo.
Puedo hacerlo.
Aún puedo salvarlos a todos.
—Ten cuidado ahí, Max —dice Warren.
Un torbellino de emociones se apodera de mi interior en cuanto siento que los labios de Warren se cierran sobre los míos. Y aunque sé que no tendría que hacer esto, no tengo más opción que devolver el beso. Para la suerte.
Al separarnos, nuestras miradas se conectan por un momento.
Nervioso, Warren sonríe.
—En caso de que no sobrevivamos a esto, Max... Tienes que saber que he estado enamorado de ti desde el primer día en que te vi.
¿A dónde se fue el chico tímido?
—Lo sé, Warren.
—Por supuesto que lo sabes. Por eso eres Súper-Max.
Ambos sonreímos.
—A partir de este momento, haré las decisiones correctas. Lo prometo, Warren.
—Lo sé. Eres la única que puede hacerlo.
Un último abrazo grupal es lo que necesito para llenarme de valor. Así que tomo la fotografía para mirarla fijamente, una última vez.
Concéntrate, Max...
Concéntrate...
Sólo espera, Chloe... ¡Ya casi estoy contigo!
LN
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top