•Capítulo 7•
Te veo a las 8:00 pm, con tu moto en esta dirección. Sin novias. Parece que va a correr sangre por aquí.
Aprieto el celular entre mis dedos y el puño libre con furia y siento ganas de golpear a alguien, miro la hora en mi celular y son un cuarto para las seis, tengo dos horas para tranquilizarme antes de que mis ganas por golpear al imbécil de Stanphord vayan aumentando.
(...)
-¡¡Simón!! ¡Simón!- Catalina llega corriendo con Nina. Me agarra fuerte del brazo y me jala hasta subir al escenario. Nina se queda junto a la barra. -Mamá esta llamando desesperada.- Me susurra cerca de mis oídos y me señala su celular.
-No quiero hablar con ella- le digo gruñendo. -Supongo que el viejo le ha avisado sobre mi pequeño encuentro con el director- digo más para mí que para ella.
-Yo tampoco quiero contestarle- dice bajito.
Suena el celular.
-¿Qué hago?- dice angustiada.
-Dame el celular- le ordenó. -¿Mamá conoce a Luna?- le pregunto bajito mientras veo que Luna le hace señas a Nina para que se una a la charla con Ramiro. Cata asiente. -Bien...
Necesito ayuda.
Volteo mirando quién puede ayudarme y recargada sobre la barra está Delfi, una chica castaña buena onda. Me fijo y a su costado está Ámbar con Gastón a su lado. Matteo viene con una sonrisa, le un golpe en el hombro a Gastón y se pone atrás de Ámbar y le coje de la cintura, ella voltea a verlo con el ceño fruncido y antes de que le diga algo Matteo la besa. Siento algo raro en mi cuerpo.
El celular deja de sonar, pero al segundo lo vuelve a hacer pero está vez en videollamada.
Como no encuentro a nadie para que le conteste a mi mamá lo hago yo.
-Hola- le digo indiferente.
-Hola, hijo- dice mamá con una voz y una expresión un poco triste. -Por fin alguien contesta- ruedo los ojos.
-¿Me vas a decir para qué llamastes? -me voy a sentar en un sillón. -Espérate tantito.- Pero antes voy a la barra a servirme un vaso con agua.
Delfi, Gastón me siguen con la mirada, pero sin moverse. En cambio, Ámbar y Matteo no me miran y nada solo están ahí. Noto que ella lo mira molesta, pero a él parece no importarle.
Dejo mi celular en una estantería y le digo a mamá que espere, ella responde con un ok y se queda inspeccionando el lugar, trata de buscar a Catalina pero parece que se fue con Nina, porque ella tampoco está. Termino de servirme mi agua y agarro el celular de vuelta.
-Ahora sí, dime para que llamaste- le digo con voz perezosa, mientras camino a un lugar apartado.
-Espera, Simón. He visto un cabello rubio por ahí, presentame a esa chica- dice un poco nostalgica. -Estaba justo alfrente de donde dejastes en celular.
Ah... Quiere ver a Ámbar.
-Ahora estoy ocupado para presentarte a las personas que pasen por acá- le digo entre dientes. Su mirada se entristece. -Otro día, quizás Catalina lo hace- mamá asiente. -Mira, mamá- le susurro. -Si llamastes para ver como estábamos y para decirle al viejo que tal nos portamos, pues dile que estoy hasta el pedo aquí.
-Hijo, tu papá está muy molesto contigo porque el director de la escuela donde vas le llamo para quejarse de ti- ruedo los ojos. -Si me prometes que te vas a portar bien y que no vas a generar ningún problema yo te mando un poco de dinero.- Está hablando con tanta esperanza que me da lástima. Trato de relajar la mirada.
-No te puedo asegurar nada- ella me mira molesta. -Pero te prometo que hare todo lo posible si dejas de hablarme como un bebé que no sabe portarse bien- ella se ríe, luego escucho que la puerta de entrada se abre y mamá se alarma.
-Es tu papá- me susurra. Ah... ya entendí. Él no quiere que mamá me llame. -Debo irme. La otra semana te llamo. Y dile a la ingrata de Catalina que no se va a escapar de mí tan fácil. Cuidate, bebito, y portate bien.
Cuelga
-Uff... ¡Por fin!- me estiro en el asiento.
-Esa señora es tan dulce...- hablan sarcásticos Nico, Pedro, Ramiro, Yam, Jim, Delfi, Jazmín, Gastón, Nina, Luna, Ámbar y Matteo
-¿Qué les puedo decir?- me encojo de hombros. -Es peor en otras circunstancias.
-Chicos, pueden ayudarme con algo- les digo a Gastón, Nico, Pedro, Ramiro, para cambiar de tema. Ellos se acercan.-Tu también puedes venir- le digo a Matteo, quién estaba a un lado. Él hace una mueca pero al final se acerca. -, supongo que me servirás de ayuda.- me encojo de hombros.
Los chicos nos hacemos a un lado y las chicas se van a hablar con Catalina.
-Necesito que me ayuden con una dirección- ellos asienten. -Miren es esta- les enseño la dirección que me mando Jax. -, ¿la conocen?
-Nosotros no- dicen Nico y Pedro a la vez. -Yo tampoco- responde Gastón. -He escuchado hablar de esa zona pero no me acuerdo- dice Ramiro. Miro a Matteo, esperanzado. -Yo sí se donde queda...- habla dudoso.
-¿Neta?
-Sí, pero es una zona peligrosa, muy peligrosa, me parecen que hacen peleas clandestinas...
-¿Sabes si también hacen carreras de motos?- me intereso.
-Sí, me parecen que si hacen, pero como te digo, es una zona muy peligrosa.
-No hay problema. Necesito ir ahí- les digo decidido.
-¿Para qué vas a ir? ¿No has escuchado a Matteo? Es un lugar peligroso, Simón- dice Gastón. -Además no sabes como llegar.
-Hay un cabrón que me ha retado, y no me gustan los retos. Además, para que existe el GPS.- les digo dándole fin a la conversación. Una chica está llamando para que la atendamos y voy donde ella.
(...)
-Pedro, avisale a los demás para que nos acompañen- le ordena Pedro a Nico.
-¡¿Qué van a hacer?!- les grito para que me presten atención.
-Vamos a acompañarte- dice Pedro restándole importancia. -Todos ya quedamos en ir juntos.
-Nadie va a ir conmigo, es mi lío y no quiero perritos guardianes- le digo cogiendo una fuente y el licuado de manzana y le llevo a la chica que me lo pidio. Subo al escenario, agarro mi que deje aquí ayer y me siento al pie del escenario.
-Son las siete, Simón. Solo te queda una hora y es un lugar peligroso- Pedro se me acerca mientras que Nico viene con los demás chicos.
-Nadie va a ir conmigo- les señalo con el dedo a cada uno cuando ya están parados frente a mí. Toco unas pocas melodías.
-Mira, guitarrista.- Me habla Matteo con disgusto. Le miro con el ceño fruncido por su apodo. -No me caes bien, y si no fuera por ellos dejaría que te vayas solito, pero como te dije es una zona peligrosa y la policía va muchas veces a armar jaleo, así que deja de hacerte el agrandado y deja que te ayudemos.
-Okey...- les digo resignado y dejo caer mi mano sobre la guitarra. -Pero no quiero que estén muy juntos a mí, si me pasa primero me dejan a mí y si la cosa se pone un poco difícil hay me ayudan, pero mientras tanto me dejan solo a mí, ¿ok?- ellos asienten con muecas. -¿Cómo van a ir? Porque en mi moto solo caben dos personas.
-Matteo va a venir con su chofer- informa Ramiro
-¿Con chofer?- Matteo asiente. -¿Y no puedes quitarles las llaves y manejar tu?- él niega.
-Mi papá es muy recto, exigente, o como quieras llamarlo, pero no le gusta que salga sin chofer. Además si pasa cualquier cosa ya tenemos a alguien que piense con claridad- se encoje de hombros. Le miro disgustado. -Simón, mi chofer es una persona de confianza, pocas veces le cuenta a mi papá mis travesuras.
-¿Todos entrarán en tu auto, Matteo?- él niega.
-No, creo- miro a todos. -Alguien tiene que ir contigo.- Asiento. -¿Quién va con Simón?- todos se miran, inquietos.
-Bueno, luego veremos- le resto importancia. -Ahora, vayan a cambiarse o a hacer sus cosas. Nos reunimos fuera del Roller cuando faltan quince minutos para las ocho, ¿va?- todos asienten y se van yendo. Gastón se quiere quedar un rato para charlar conmigo pero Ámbar lo llama y él se va.
(...)
-Necesito que me presten un poco de lana- les digo avergonzado. -les prometo que cuando Támara me pagué les pago, es que me estoy quedando sin gasolina.
Ellos se ríen.
-Bueno, Simón, no es para que te pongas tan sentimental- dice Pedro controlando su risa. -, no tenías que decirnos para que querías el dinero- dice sacando de su bolsillo dinero.
-Confiamos en ti- Pedro asiente. -Pareces un buen chico, y en estos días nosotros ya te consideramos nuestro amigo, ¡además que tenemos que practicar para el primer debut de la Roller Band!- dice Nico como loco.
-¿Qué dices Nico?- hablo confuso.
-Sí. Támara ya nos dio permiso para presentarnos, como ya tenemos un guitarrista y ya tenemos canción- le miro con las cejas levantadas. -Bueno... tú ya tienes la canción.
Minutos más tarde
-Vendré rápido, no se preocupen. Ustedes cierren el Roller y esperen a que lleguen los demás.
Nico, Pedro y Ramiro asienten.
-Simón, hoy si me vas a llevar, ¿verdad?- Catalina llega molesta. Los chicos me miran.
-Sí, vamos rápido- le digo empujándola a la salida. Vemos a Gastón y Ámbar hablando. Le tiro mi casco a Catalina. -Ponte rápido el casco.- me subo donde Lesly, y Cata se sube conmigo.
-No te olvides- le dice Cata a Gastón antes de ponerse el casco, él asiente sonriéndole y Cata se termina de poner el casco y me agarra fuerte de mi cintura. -Te veo mañana, rubia.- se despide gritando de ella y Ámbar le mueve la mano, ella me mira y me fulmina con la mirada.
-¡Ponte tu casco, Azteca irresponsable!
-¡Qué dulce eres, Ojitos! ¡Es muy lindo que te preocupes por mi!- me río y ella bufa molesta. -Ahora vengo, Gastón- le digo despacio.
Arranco rápido.
-¡Escuchame, Cata!- le grito contra el aire. Ella aprieta su agarre en mi cintura en señal de que me escucha. -¡Voy a llegar un poco tarde a casa!
-¡¿A dónde vas a ir?!- me grita, preocupada.
-¡Los chicos me hablaron sobre una discoteca y vamos a ir!- ella se mueve inquieta. -¡No te preocupes! ¡Te voy a avisar cuando llegue!
-¡¿Neta?!
-¡Te doy mi palabra, hermanita!
Ella me abraza la espalda con dulzura.
Horas antes
Narra Ámbar:
-No puedo decirles que vamos a hacer- Cata me mira triste. Una expresión de tristeza se asoma por el rostro de Gastón.
-¿Qué relación tiene ustedes dos, Cata?- le hablo derrepente seria y su expresión cambia a una de confusión, voltea a ver a Simón que está atendiendo a las últimas personas que quedan en el Roller, sus miradas se conectan y luego ella baja la mirada, apenada.
-Nuestra "relación" es muy confusa- levanta la cara y mira a Gastón. -¿Van a hacer algo peligroso?- él niega dudoso. Levanto una ceja. -Necesito que me prometas algo...
Él la mira, lo piensa, y luego asiente. Relajo mi mirada.
-Prometeme, que pase lo que pase, no vas a dejar a Simón solo- lo mira a los ojos. -, por favor, prométemelo.
-Te lo prometo, Catalina.
Y le da un pequeño abrazo.
(...)
-... rápido- Simón sale del Roller empujando a Cata, voltea a vernos, nos ignora y sigue su camino hasta una moto, le tira un casco que tiene a Catalina y le apura. -Ponte rápido el casco- él se sube a la moto y Cata le imita subiéndose tras él, todavía sin ponerse el casco.
Voltea a mirar a Gastón.
-No te olvides- Gastón le sonrie y asiente, cuando hace eso Cata se pone el casco, y agarra la cintura de Simón. Unas terribles de ganas hacerle que se suelte me invaden, pero no hago nada. -Te veo mañana, rubia- Catalina me saca de mis pensamientos con sus gritos que se suavizan por tener puesto el casco, le agito la mano despidiéndome.
Dirijo mi vista hasta Simón y no tiene puesto su casco. ¡Es un bruto! ¡Puede tener un accidente! Le fulmino con la mirada.
-¡Ponte tu casco, Azteca irresponsable!- le grito molesta, él me sonríe.
-¡Que dulce eres, Ojitos! ¡Es muy lindo que te preocupes por mí!- se ríe. Bufo molesta, y a mi costado Gastón aguanta la risa. Simón deja de reír. -Ahora vengo, Gastón- le habla despacio. Me mira una última vez, y me transmite una sensación que soy incapaz de describirla y se va.
Presente
¿Cómo una persona puede transmitirte tanta tranquilidad?
Porque eso es lo que hace Simón.
Cuando vino a sentarse en frente mío despues de que Matteo se vaya. Yo le queria hablar, pero se me formo un nuddo en la garganta. Antes de que él llegará, con Matteo nos habíamos peleado, porque le recriminé el porqué no me había contestado las llamadas, porque ya no se preocupaba tanto por mí, porque sentía que ya no era como antes... Él se enojo porque dice que son estupideces, y se marchó dejándome sola, con la palabra en la boca. No me molestaba para nada la compañia de Simón, ¡es más!, me gustaba que esté ahí.
Decidí seguirlo pero me quedé en el umbral de la puerta, quería contarle lo que pasó, quería decirle que estaba molesta con Matteo. Queria hablarle. Pero vi que se paró y estaba buscando a alguien con su mirada, y cuando dejo de buscar vi a quién miraba.
Miraba a Nina.
-¡Ámbar Smith! ¡Te estoy hablando!
Pego un salto por el tremendo grito de mi rubio amigo. Le miro enojada.
-Discúlpame, rubia- ríe divertido. -Estabas tan ida, y te estaba llamando y tú... ¡NADA!
-Me las vas a pagar Nicolás Navarro. Te lo juro porque te quedes calvo.- abre sus ojos a tope y niega eufórico mientras se agarra el cabello. Escucho varias risas y me sorprendo.
¿No estabamos solo Gastón y yo?
Volteo a ver quién más está y veo a Ramiro, Matteo, Pedro, Nico, Gastón y...
¡¿Simón?!
¿No se había ido con Catalina?
Le miro con una ceja levantada y deja de reírse. Le apunto con mi dedo índice
-¿Tú no te habías ido con Catalina?- él me sonríe.
-Tu misma lo dijiste, me HABÍA ido, pero ya regresé- me mira de arriba a abajo. -, cuando regresé vi a Gastón moviendo su mano delante de tu cara como loco y tu no reaccionabas. Estabas como ida. Luego me dijo que estabas asi desde que me fui, y veo que por lo visto me has estado esperando.
Miro a los demás y están aguantando la risa, Pedro mira su reloj y abre los ojos a tope.
-Faltan 5 minutos, Simón...
Él le mira y casi al instante sus nudillos se apretan, se ponen rojos por toda la fuerza que Simón está ejerciendo. Me mira, respira ondo y le hace una seña a los chicos, ellos lo entienden y Gastón me mira y habla.
-Muchachos, Ámbar no se va a ir sola, es tarde y le puede pasar cualquier cosa...
Volteo y veo a Matteo me mirarme y acercándose a darme un beso, cuando sus labios ya están cerca, muevo mi cara haciendo que bese mi mejilla. Se aleja rojo como un tomate. Mi mirada se conecta con la de Simón, nos miramos con caras de raras y sonreímos.
-Nos vamos a demorar 10 minutos en llegar allá, y si no nos vamos ahora demoraremos más- Ramiro mira su celular.
-¿Qué vamos a hacer con Ámbar?- Simón habla y mira a los demás. Ellos se encogen de hombros. -¿La secuestramos?- se ríe y como Nico está a su lado le golpea el hombro, Simón se queja y se soba donde le golpeo Nico. El rubio y yo chocamos las cinco. -¿No la querrán llevar, no?- ellos asienten. -¿Es neta?- vuelven a asentir. -Quedamos en qué solo ustedes iban a ir...- les dice un poco molesto.
-No podemos dejar que se vaya sola a está hora- Nico me mira con dulzura. Se voltea a verse con Simón y se miran cómplices. -Además que con lo tonta que es seguro que la secuestran antes que lo hagas tú.
Choca el puño con Simón y se ríen, les miro sin gracia. Gastón, Pedro y Ramiro sonríen y Matteo los mira fulminante.
-Sólo porque han dicho que la van a secuestrar antes que yo, acepto- me guiña un ojo y sonríe. Su ronrisa es tan contagiosa que le devuelvo el gesto.
-Ámbar va a ir con nosotros en mi auto- Matteo me mira con dulzura, o eso trata de transmitir... y le habla en un tono cortante y autoritario a Simón.
-En el auto no van a alcanzar todos, y va a estar incómoda- replica Simón.
-Además de que todos somos hombres- añade Ramiro.
-Y no va a querer ir en tu regazo porque...
-Porque es un imbécil- termino la frase que empezó Gastón. Los demás asienten a excepción de Simón que se queda pensativo.
-Vamos a llegar súper tarde- se dirije Pedro a Simón y al instante le llega un mensaje al segundo. Cuando parece que termina de leerlo apaga su celular y su mirada transmite rabia.
-Tenemos que irnos- dice con una voz grave y con un tono autoritario.
-¿A dónde van a ir?- curioseo. Todos voltean donde Simón. Él tiene su mirada puesta fijamente a la pista.
-Si vas a ir, tienes prometer que te vas a quedar en el auto de Matteo- miro de reojo a Matteo y sonríe, yo bufo y vuelvo mi vista a Simón. -Si ves cualquier cosa, te quedas en el carro, si escuchas cualquier cosa, te quedas en el carro, si sucede cualquier cosa, te quedas en el carro- me habla sin mirarme. -Matteo, tú te vas a encargar de llevarte a Ámbar cuando Ramiro te avise- mira a Matteo y él asiente con la misma sonrisa de hace un momento. -Está bien... ¿Con quiénes vas a querer ir? ¿Con los chicos en el auto o conmigo en mi moto?- su vista de nuevo se centra en la pista.
¿Estoy enojada con Matteo?, sí es verdad, pero también me da mucho miedo la velocidad, las motos, la sensación de que me voy a morir en cualquier momento, o que va a pasar algún accidente. Además voy a estar en el auto, calentita, bromeando con los chicos, y sin ningun miedo a que me pueda pasar algo.
Esas motos son tu pase seguro a la muerte.
Medito un poco mi respuesta y luego asiento convencida.
-Voy a ir con los chicos Simón- él voltea a verme y me sorprendo.
¿Por qué derrepente voltea a verme?
Simón se sube a su muerte y sostiene su casco en su mano con una mueca que parece una sonrisa. Matteo me mira furioso y sube al asiente del copiloto, refunfuñando, Gastón asiente y mueve sus labios y logro ver que de sus labios sale "tú sabrás lo que haces" y sube a los asientos de atrás junto a Nico, Pedro y Ramiro. Los miro con una ceja levantada y comienzo a caminar al auto cuando escucho que Simón me llama.
-¿Mmm?- le digo mirando el auto, sin detenerme
-Si vas a ir conmigo, sube de una vez- paro, volteo y veo que me tiende su casco.
-¿Qué decís?- hablo confundida. -Yo voy con los chicos, en el auto- levanta una ceja y se revuelve el cabello. Me quedo unos segundos embobada viendo su acción.
-¿Estás bien, ojitos?- me mira asustado y exasperado. -Tú dijiste: Voy a ir contigo, Simón.
Y sonríe.
Suena un claxón.
-¡Simón! ¡Apura!
-¡Ámbar no quiere subir!- contesta y se vuelve a revolver su cabello. Baja, me pone el casco, me coge de la mano y me arrastra a mi muerte.
-Me malograste mi peinado- me saco el casco y me lo arreglo. Él bufa y se vuelve a revolver el cabello, pero esta vez jalando un mechón que está por su nuca. -No voy a subirme a esa cosa- le miro con disgusto. -Además yo dije: Voy con los chicos, Simón.
-Ámbar dejate de juegos- habla molesto. Le saco la lengua. Rueda los ojos. -Mujeres...- dice en un susurro tan bajito, pero lo logro escuchar perfectamente. -Deberías sentirte con privilegios- uff... cuanto ego.
-¿Así?- me cruzo de brazos y él muestra una sonrisa de autosuficiencia. -¿Por qué?
-No cualquiera sube a la moto de Simón Álvarez- me guiña un ojo.
-Yo no soy cualquiera, Simón.
-De eso no tengo duda, ojitos
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