•Capítulo 11•

Una semana.

Una semana ha pasado desde la competencia entre el equipo de Luna y el mío.

Una semana ha pasado desde que Luna se enojo conmigo.

Una semana ha pasado desde que vi a Simón llorar.

Una semana ha pasado desde que le dije a Simón para dormir juntos.

Y una semana ha pasado desde que Simón dejo de hablarme...

No tengo ni idea del porqué de su distanciamiento. Y tampoco tengo idea de porqué me siento así de vacía.

Nosotros, o mejor dicho yo, le pedí a Simón dormir conmigo en la madrugada del domingo pasado, pero cuando me levanté para desayunar noté que estaba sola en la cama y eso me dolió. Bajé, lo vi, lo saludé y pude ver como su rostro no reflejaba ninguna emoción positiva y eso (aunque no quiera), me destrozó el corazón.

Decidí que era suficiente por ese día. Que era mejor dejarlo pensar. Que era mejor dejarlo en paz.

A la mañana siguiente en la clase de ciencia, decidí sentarme con él en vez de estar con Matteo, y aunque este último me pidió explicaciones del porqué de mi repentino cambio de asiento, sólo le dije que no era asunto suyo y que luego hablaría con él de cosas que verdaderamente nos importan.

Volviendo al tema de Simón; pues, traté de entablar conversación con el mexicano odioso pero nunca apareció ese Simón, si no que en su lugar había una Simón callado, reservado y un poco triste... Hubiera preferido a ese Simón que me gasta bromas, a ese Simón odioso y alegre que ha sido en esos últimos dos meses pero no. Ahora es otro. No sé si el cambio se debe por la conversación que escuché o por algún problema personal.

-Simón...- lo llamé con cuidado de no llamar la atención de los demás.

-Estoy ocupado- me respondió de forma cortante.

No quise interrumpirlo más y resolví a esperarme hasta el recreo. Pero nada pasó. Ni él se acerco a hablar, ni yo lo intenté.

Al termino de las clases, vi como se iba en su moto solo mientras que Catalina se iba caminando con Nina y Luna. Cosa super rara, ya que él siempre llevaba a su hermana al Roller.

Catalina a diferencia de Simón ha estado hablando conmigo, como siempre. Ella no me evita, ni nada por el estilo.

¿Luna?

Las cosas con ella siguen normal. Ni tan bien, ni tan mal. Tenemos nuestras diferencias, porque yo le tengo tantito de envidia.

¿Envidia? ¿De qué?

Pues de su familia, de su felicidad y de su familia, de nuevo... porque aunque todos me digan que la mía es perfecta, maravillosa, que tengo a los mejores tíos que velan por mi bienestar, para mí no lo es.

Nada de lo que piensan es verdad.

La verdad es que Sharon y Rey sólo fingen felicidad frente a los demás; son pocas la veces en que pasamos un momento familiar; son pocos los momentos los cuales ellos me demuestran su amor, su cariño.

Pocos saben de esto.

Mejor dicho.

Sólo Gastón sabe de esto.

Por eso es mi mejor amigo. Por eso y por muchas cosas más, que ahora no es el momento para contarlas.

Mejor volvamos al tema principal.

Simón.

En el Roller quise practicar un paso con él. Pero no quiso, y no me quedo de otra que practicarlo con Matteo aunque no quisiera.

No sé porqué estoy extrañando tanto a Simón. De verdad no lo sé pero...

-Hola, bombón- voltee mi cabeza para buscar a la dueña de esa voz.

-Hola, Pamela- habla Simón sin mirarla, mientras prepara unos jugos.

-En el Blake no pudimos hablar por eso te visite aquí- se recuesta en la barra mostrando "sin querer" su escote mientras se pone a jugar con su mechón de su cabello. Que puta es...

-Dime- Simón sin poder evitarlo dirige su mirada al escote de Pamela. Que asqueroso eres Álvarez. Ella se da cuenta de donde esta dirigida la vista de Simón y se acomoda "mejor".

Simón levanta la mirada, me ve mirándolo fijamente con una mirada tensa, se sorprende, me ve una última vez antes de agarrar los licuados y llevarlos a su dueño.

-Bombón- lo llama y me pongo atenta a todos sus movimientos de él. -Nos reuniremos hoy en la noche para hacer nuestras cositas- "nuestras cositas" esa palabra se repite en mi mente. -¿qué dices?

Centro mi mirada en Simón y parece que él la siente porque se pone tenso- Ehmm...- empieza titubear.

-Simón descansa un poco, ahora me toca a mí- llega Nico y le palmea la espalda a Simón, guiñándole un ojo. El mexicano odioso suspiró y se dirigió al escenario con Pamela pisandole los talones, esperando una respuesta.

-¿Qué dices, bombón?- le vuelve a preguntar con un poco de entusiasmo. -Mira que te puedo hacer cositas ricas como te las hice la semana pasada...

-Necesitada...- susurro, rodando los ojos.

-Sí- responde Simón y yo abro los ojos a tope. Pamela sonríe de oreja a oreja.-Estoy sintiéndome un poco estresado últimamente, creo que es porque muchas personas se están interesando en mi vida- me mira de reojo.

-No te preocupes, Simón- Pamela se acerca MUCHO a Simón. -Te quitaré todo ese estrés que tienes.

Él sonríe de lado.

-Te haré disfrutar, muñeca- dice con una voz extremadamente sexy, para mi gusto. -No te olvidarás de Simón Álvarez, nunca en tu vida...

-Que ego tienes, ¡eh!- hablo lo suficientemente alto como para que me escuche, y lo hace.

-¿Es neta, Smith? Se te ha hecho costumbre escuchar mis conversaciones- se recuesta en el escenario, con sus manos en su nuca y con su "muñeca" a su costado, acariciándole su torso por encima de su ropa, con una gran sonrisa de satisfacción en su rostro. -¿Mucho te intereso, Ámbar?

-No te confundas, Álvarez- me levanto de mi asiento y camino hasta estar al frente de ellos. -Mi interés en ti es igual a mi interés dentro de todas la enfermedades que Pamela tiene por practicar mucho sexo- ella abre los ojos como plato. Él sonríe mostrando todos sus dientes. -Osea, ni un poquito.- Pamela se levanta de golpe, enfrentándose a mi, y Simón solo se acomoda en su sitio manteniendo su mirada fija en nosotras. Mejor dicho, en nuestras palabras

-¿Qué has dicho, estúpida?

-Nada que no sea verdad, Pamelita- Ella hace una finjida expresión de dolida que la hace ver más estúpida. -Deja de hacer eso, ¿si?- Simon pone atención a lo que estoy por decir.- Se te ve horrible.- Simón se acerca antes de que Pamela me responda. El mexicano odioso me dirige una mirada severa.

-Pamela no vemos en la noche- le informa tan secamente.

Se nota que está dolida por la sequedad en que Simón le habló pero no me importa.

Pamela se va.

Yo también lo hago.

Escucho un espera, Ámbar por parte de Simón pero no le hago caso.

Me siento en los asientos de los lockers y comienzo a sacarme las zapatillas para ponerme mis patines. Estoy furiosa, y ni siquiera se la razón por la cual estoy así.

-¿Ámbar?- no te quiero ver, ahora. -¿Estás aquí, ojitos?- me encuentra.

-¿Qué quieres, Simón?- le preguntó irritada, sin mirarlo a los ojos, siguiendo mi trabajo de colocarme los patines.

Se queda callado.

-Habla ya- termino de amarrar los pasadores.

-No sé que decirte- levantó la mirada y él me está viendo fijamente.

-¡Entonces lárgate!- mi grito no le causa nada. Se queda ahí mismo, recostado en los lockers, mirándome. -¿no entiendes, Simón? ¡Lárgate!

-Lo siento...- suelta después de unos minutos en silencio. Me quedo callada. -Lo siento... De verdad...

-¿A qué te refieres?- lo miro con los ojos entrecerrados, intentando adentrarme en sus pensamientos.

-Pues...- se rasca la nuca. -Estuve siendo muy cortante y grosero contigo está última semana...

-Sip, lo sé

-Por eso me estoy disculpando...- se sienta a mi lado. -¿Tu crees que pudieras perdonarme?- me quedo callada mirándolo.

-No lo sé...- le digo dudosa.

-Por favor...- me toma de las manos. -Ya lo sé- me dice tomándome mi barbilla para mirarlo a los ojos. -¿Qué te parece si más tarde salimos a comer algo?- me sonríe.

Sonrió. -Pues...- un recuerdo de hace minutos me borra la sonrisa. Quito mis manos.

-¿Qué tienes?- pregunta.

-Lo siento si no te acuerdas, pero más tarde saldrás con Pamela a hacer "cositas", eh!!

Me cruzo de brazos.

El sonríe de lado. -Estas celosa.

Ahora es mi turno de sonreír.

-Estoy segura que eso te levantaría el ego. Pero no. No estoy celosa, Simón.

¡Claro! ¡Como no!

-Si tu lo dices...- yo asiento. -Te propongo algo- lo miro curiosa. -, si aceptas salir conmigo esta noche, ya sea para cenar en un restaurante, en mi casa, o simplemente a pasear... dejo de salir con Pamela...

¿Qué?

-¿Qué hablas, Simón?- ni idea de porque una sonrisa intento asomarse en mi rostro pero la logré ocultar.

-Lo que te he dicho.- me sonríe de lado y se levanta del asiento. -¿Aceptas sí o no?

-Ehm...- no sé qué decir. -Yo creo que...

-¡Simón!- Pedro lo estaba llamando.

El bufa. -Tienes hasta las 6pm. Mi turno termina a las 7pm, así que tú decides.

Asiento.

-Adios, ojitos- me deja un beso en la mejilla.

Se va.

¿Por qué Simón me hace sentir esto?

¿Por que siento mil cosas dentro de mi estómago?

¿Por qué?

No tengo ni la más pálida idea pero, de lo que si tengo idea es de que tengo que terminar con Matteo lo más antes posible.

Lo haré. Cómo que me llamo Ámbar Smith.

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