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- ¡Ah! ¡Sí, Moonbin!... -gimió suave, sonrojado y sudoroso entre los brazos de su pareja.
- Nunca me cansaré de ti -le susurró al oído sujetándolo por las caderas ayudando al chico a autopenetrarse, rebotando sus pomposas nalgas a cada choque contra las caderas del mafioso-, ni de amarte.
- Te amo -pronunció a penas audible contra el cuello ajeno antes de morderlo con fuerza, acto que dejaría una visible marca, al momento que se corrió contrayendo sus paredes internas apresando placenteramente el pene de Moonbin -. Oh, Dios... -gimoteó al sentirse lleno con la esencia de su pareja.
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Mientras Moonbin llevó a Dante a hacer snorkel en el arrecife pues el joven doncel sentía cierta indisposición en su cuerpo, además de haberse quedado exhausto por el reciente ejercicio. En pro de su salud decidió quedarse en el hotel recorriendo la piscina y el restaurante, últimamente su apetito había incrementado significativamente así que no era de extrañar el verlo comiendo cada media hora. Tomando el sol yacía recostado en una hamaca bamboleándose con el viento siguiendo una alegre tonada hasta que una sobra tergiversó su momento perfecto.
- Signore, ha llegado este recado para usted -le dijo un mozo del hotel entregándole un sobre blanco pequeño. Lo tomó, agradeció y tras que se retirara el joven se dio el trabajo de leerlo. Creyó que se trataba de algún detalle por parte de su prometido pero...
"I am near you as you can not imagine, and sooner than you think you will be in my arms and I'll be able to call you 'fiancé/Estoy cerca de ti como no te imaginas, y antes de lo que crees estarás en mis brazos y podré llamarte prometido'"
Le pareció dulce porque en su mente fue su amado quién envió la carta; no obstante, a su cuerpo le recorrió un escalofrío acompañado de un mal presagio. Su corazón se sentía intranquilo mas su mente trataba de autoconvencerse de que sólo eran imaginaciones suyas, que tal vez su malestar corporal estaba pasándole factura. Justo cuando pensaba retirarse a su alcoba, vio a su pareja y a su hijo caminar hacia él.
- ¡Papi! -corrió el infante a brazos de su papi- No sabes cuan divertido fue, debiste venir con nosotros.
- Oh, lo siento cariño pero no me sentía bien.
- ¿Ahora ya estás mejor?
- Un poco mejor, sí.
- ¿Todo bien, Minnie? -interrogó Moonbin al verlo ligeramente pálido.
- Si Binnie, tranquilo.
Fueron a refugiarse de los rayos del sol que para esa hora ya eran ligeramente fuertes; bajo la sobra de un árbol se dedicaron los adultos a jugar con su hijo, pero Moonbin sabía que algo andaba mal con su pareja y no era el simple hecho de que últimamente la salud de este había sido cuestionable.
- ¡Gaviota! -brincó Dante para perseguir al emplumado animal siendo seguido por sus guardaespaldas. Poco a poco se alejaron hasta perderse de la vista de la pareja.
- Minnie... ¿qué te tiene tan distraído?
- Es sólo que... bueno, pensaba en tu carta.
- ¿Carta? -intrigado Moonbin le pidió que se explicase.
- Esa que le pediste a uno de los del hotel que me diera. Por alguna razón me dio un mal presentimiento.
- Creo que deberías primero saber que yo no he pedido que te entreguen ninguna carta, te la hubiese dejado en la recámara de ser el caso, bien sabes que soy bastante desconfiado.
- ¿No fuiste tú?
- En absoluto -contestó con el entrecejo un tanto fruncido-. Permíteme verla.
A lo lejos se escucharon dos disparos y un grito, al estar en una parte privada de la playa perteneciente únicamente al dueño del edificio nadie acudió a ver de qué se trataba, pero Dong Min y Moonbin se pusieron alerta y empezaron a buscar y llamar a su hijo. El miedo los inundó al no tener razón de su hijo ni de sus guardaespaldas.
- Bin... -a penas pronunció el doncel entrando en pánico al ver a su pequeño venir sujeto de los brazos de un hombre alto, rubio y muy atractivo que tenía a tres secuaces siguiéndole el paso.
- Hello Moonbin, Dong Min-saludó con sorna al acercarse lo suficiente luciendo una burlesca sonrisa en su rostro-. Were you looking for your son? (Estaban buscando a su hijo?)
- What are you doing with him? (Qué estás haciendo con él?)-gruñó Moonbin y al tratar de acercarse el otro Mafioso sacó un revolver con el cual le apuntó al niño en la cabeza.
- Papi... ayúdame.
- Please, let my son go (Por favor, deja ir a mi hijo)-imploró Dong Min asustado, al borde de un colapso.
- For you, Dong Min, I would do anything but now... It's impossible. (Por ti, Dong Min, haría lo que sea, pero ahora... es imposible)
- My son isn't part of our war. (Mi hijo no es parte de nuestra guerra)
- Of course He is part of this war, Moonbin, and I won't stop 'til I win. (Por supuesto que es parte de esta Guerra, Moonbin y no pararé hasta ganar)
- If you hurt him I swear it will be your end. (Si lo lastimas te juro que será tu final)
- We'll see (Ya lo veremos) -dándose vuelta comenzó a alejarse de la pareja que, sin armas, no podían ayudar a su hijo-. It was a pleasure to meet you Dong Min, hope to see you again. (Fue un placer encontrarte Dong Min, espero verte otra vez)
Moonbin tomó inmediatamente a Dong Min del brazo para llevárselo a rastras y tirones al hotel; ya en su habitación, tomó su celular y llamó a JinJin, habló con él casi a gritos y por varios minutos organizando su regreso a la mansión, mientras tanto, Dong Min estaba en el baño devolviendo todo lo ingerido durante el desayuno. Ambos adultos se sentían desesperados y pavorosos por la vida del infante, por supuesto que para Dong Min, siendo un doncel con un instinto maternal innato, fue más difícil sobrellevar la situación pues no poseía el temple de su pareja.
- Mi pequeño... -gimoteaba entre sollozos una vez que su estómago se había vaciado.
- Vístete, un helicóptero nos espera en la terraza -informó Moonbin con seriedad atemorizante que le estremeció el cuerpo al doncel. El mafioso fue hasta su armario y sacó un traje que empezó a ponerse inmediatamente sin ser consciente del paupérrimo aspecto de su prometido.
Con cierto recelo, y dolor en el pecho al verse ignorado por el otro, Dong Min se cambió con una camisa celeste claro, un pantalón negro informal, y zapatos de vestir del mismo color. Profundamente esperaba que Moonbin lo abrazace y le dijera al oído palabras de consuelo, pero eso parecía ser un sueño utópico por el momento, y lo entendía, Dante era su hijo, pero no por eso dejaba de sentirse abandonado,
- Bi...Binnie -trató de hablarle pero el doloroso nudo en su garganta se lo impedía.
- Sígueme -pidió con tosquedad.
Moonbin guió hasta la terraza del complejo hotelero donde ciertamente le esperaba un jet con guardias a su espera. Subieron en silencio, y así mismo emprendieron viaje, para Dong Min, desconocido, aunque suponía se dirigían a la casa. Sus ojos comenzaron a picar y su respiración se aceleró, no podía ocultar más sus lágrimas, aquello se combinó perfectamente con el mareo y las nuevas ganas de vomitar por el brusco ascenso del jet.
"Soy el peor padre del mundo", se recriminaba el joven entre las silenciosas lágrimas que por sus mejillas bajaban, "¿Así planeas tener un hijo creciendo en tu vientre, Dong Min? Ni siquiera puedo cuidar a Dante". Entre reproches y llanto, que el mafioso no había reparado, el vómito regresó y Dong Min tuvo que correr al baño y devolver lo poco o nada que su cuerpo le exigía. Moonbin lo siguió preocupado.
- Dong Min... -al tratar de acercarse, por alguna razón hormonal, Dong Min no permitió que lo tocara y con el entrecejo fruncido siguió tosiendo bruscamente.
La actitud del ex espía le desconcertó, se preocupó en demasía pero su mente estaba también ocupada por su hijo del cual no sabía nada hasta ahora. Se agachó y sobó la espalda de Dong Min aún con los gruñidos molestos que este emitía. Cuando el joven se recuperó y lavó la boca Moonbin se atrevió a afirmar.
- Estás molesto conmigo.
Y como creyó, Dong Min no le respondió, simplemente salió de la pequeña cabina y fue a su mullido asiento.
- Dong Min, habla conmigo -pidió sentándose frente a él- ¿Qué he hecho esta vez que te ha puesto de tan mal humor?
Dong Min se mantuvo callado unos segundos meditando su respuesta, luego resopló y dijo:
- ... No es nada, sólo una torpeza de mi parte.
- Por una torpeza no has tratado de alejarme ni me has gruñido mucho menos. Se sincero.
- Qui-quiero que me mimes, que me consueles, quiero que me digas que vamos a encontrar a nuestro hijo... -murmuró casi inentendible con las mejillas teñidas de color rojo-, y... no me asiento bien físicamente.
El corazón del líder de la mafia italiana se enterneció a tal punto de formarle una dulce sonrisa en el rostro; se acuclilló frente a Dong Min tomando las manos del chico entre las suyas y depositando un casto beso sobre los nudillos de estas.
- Perdóname -eso no se lo esperó Dong Min -, sé que tras tus palabras lo que realmente sientes es mi actitud ahora. Dong Min tengo tanto miedo por Dante como lo tienes tú, y mi cabeza sólo atina a armar un plan que me asegure tener a mi hijo de vuelta, lamento si estar tan absorto en ello te causó malestar -volvió a besar a Dong Min, esta vez en su boca.
Dong Min atinó a abrazar el cuerpo fornido de su amante y llorar otra vez sobre el pecho ajeno, ahora ya no sintiéndose solo.
"Por favor, Dios, devuélveme a mi hijo"
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Estoy súper feliz por el premio de los estrellitos, se merecen todo del mundo, y esto es arte, Dios estoy llorando de la felicidad
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Nos leemos pronto bellezas ♥
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