chapter thirty one. before you go
𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐆𝐑𝐎𝐖𝐒
꒰ ۫₊˚ɞ chapter thirty one.˚ׅ🏹 ຊ ҂
❝ before you go ❞
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Antes de que ocurriera el apocalipsis, muchas mujeres podían dar a luz a muchos de sus hijos con parte de ayuda de la medicina, pero, después de que la ciudad murió no puedo imaginar como es que se puede sobrevivir a algo así.
Entendía que podría morir y estaba muy asustada por eso.
—Ro, debes recostarte— indicó Maggie al acercarse.
Negué soltando un quejido ahogado, me encontraba de pie dentro de la cabaña, mientras sollozaba del dolor.
—Si no me harás caso a mi, al menos hazle caso a Maggie— pidió Alden con clara preocupación.
En un movimiento rápido volvió a cargarme, hasta colocarme sobre la mesa de madera.
—Alden, ve a buscar al doctor, yo la cuido.
Le mire irse, tomando fuertemente la mano de la ojiverde —Maggie, promete algo... promete, por favor.
La ojiverde se giró a mirarme con los ojos muy abiertos, estaba alterada, llena de sangre y asustada.
—Promete que si no sobrevivo, seguirán.
Ella negó —No voy a hacer eso.
—Por favor, haz que mi bebé sobreviva y sigan antes de que Hornsby o alguien más los encuentre— respiré con pesadez —Alden no podrá hacerlo solo, te necesitará si yo no estoy, así que te pido que lo prometas.
Titubeó, mientras acariciaba mi cabello y limpiaba el sudor de mi frente, me dio aquella media sonrisa que me alivió y asintió levemente.
—Lo prometo.
Una gran bocanada de aire salió de mi boca, —Gracias.
La puerta fue bruscamente abierta, mostrándome a Negan con Alden siguiéndome.
—¿Dónde está Alex?— cuestionó Maggie rápidamente al verlos solos.
Negan negó a como respuesta, provocándome otra contracción un poco más fuerte, los tres me miraron rápidamente, mientras apretaba la mano de Maggie con fuerza. Alden se le unió al otro lado, besando mi frente y acariciando mi espalda.
Comenzaba a sentir mis ojos pesados conforme pasaban los segundos.
—Bien, tenemos que pensar en algo más apresurado— escuché decir a Maggie.
—Quédate conmigo, Ro— pidió Negan, haciéndome asentir y parpadear varias veces.
Sentí a Maggie soltar de mi mano, viéndola encaminarse hasta quedar frente a mi.
—¿Qué vas a hacer?— le pregunté rápidamente.
—Creo que puedo ayudar, la única vez que lo hice... revisaré si estás dilatada, ¿Sí?
Asentí levemente, —¿Crees?— cuestionó Negan muy alto.
Sisee débilmente, formando una mueca al no encontrar recargarme sobre algo. Alden notó eso, a lo que rodeó la mesa hasta sentarse detrás de mi para que pudiese recargarme sobre su pecho.
—Puedes hacerlo— musitó quitando el cabello de mi rostro —Lo haremos juntos, ¿Sí? Tendremos al bebé, juntos, no te rindas.
Sin importarme los problemas que hubiese, tomé la mano de Negan como apoyo, recargando parte de mi mejilla sobre su pecho.
—Quiero a mi mamá— solloce levemente, provocando que Negan me mirara rápidamente.
—Bien, uh, Ro— llamó Maggie y abrí los ojos —Estas lo suficiente dilatada, tienes que pujar, ¿De acuerdo?
—Tengo... tengo miedo— admití en un susurro.
—Hey, Ro, solo concéntrate en Alden, ¿Vale?— pidió ella en forma de apoyo —Deja que tu cuerpo se encargue de lo demás, sé que puedes, estaremos aquí contigo en todo momento, voy a salvar a este bebé y a ti, lo prometo... también.
Una lágrima se escapó por mi mejilla sudorosa, haciéndome asentir y formar una leve sonrisa.
—Sí, bien.
Me acomodé con ayuda del rubio, tomando aire y pujando fuertemente siendo la primera vez, hasta cansarme, solo podía repetir aquella acción en lo que Alden musitaba cosas para apoyarme en todo momento.
No podía gritar, por más que quisiera, tenía que soportar aquel dolor mientras Maggie daba indicaciones, mi padre me tomaba de la mano y mi querido esposo me apoyaba en todo momento.
—Un poco más— susurró la ojiverde.
Obedecí, sintiendo por último un tremendo alivio cuando supe que todo había terminado, entonces el miedo creció dentro de mi.
—¿Por qué no lo escucho llorar?— me pregunté en voz alta.
—¿Maggie?— llamó Alden.
El castaño junto a mi fue a ver qué sucedía, alterándome mucho más.
—Maggie...-
Los sollozos altos de aquel bebé fueron como un jodido alivio para mis oídos, pude soltar la bocanada de aire mientras me dejaba caer sobre el pecho de Alden.
—La doctora tenía razón— Maggie sonrió al envolver el cuerpecito de aquel ser humano —Es un niño.
Sonreí rápidamente, extendiendo mis brazos con impaciencia para cargarlo, tomándole en brazos en cuanto lo toque.
—Un lindo niño rubio.
Reí ligeramente, sin despegar la mirada de aquel ser en mis brazos, parecía casi imposible, como si todo esto fuese un sueño y solo sea yo soñando dentro de mi habitación en el Santuario con tan solo quince años.
El mentón de Alden se recargó sobre mi hombro, quien parecía estar igual de embobado con el pequeño, el cual si apenas soltaba quejiditos mientras se removía en mis brazos, había un brillo en los ojos de Alden que pude ver desde el momento en el que le dije sobre el embarazo, estaba tan feliz como lo está ahora.
Quien diría que tantos años nos traería hasta aquí, este momento, en familia y con ninguna preocupación del momento más que cuidar al recién nacido.
Hice de mis pasos muy delicados mientras caminaba por el pasillo, deteniéndome cuando vi a Alden cargando a Henry en brazos mientras le cantaba algo, lo cual me hizo sonreír al recargarme sobre la madera del marco de la puerta.
Al notar mi presencia, se giró a verme y se acercó a mi.
—Intentaba tranquilizarlo— murmuró.
Mire al bebé, el cual estaba muy despierto y nos miraba a ambos con tranquilidad.
—Creo que tiene hambre— mencionó.
—Siempre tiene hambre— recordé frunciendo el ceño —Si se parece a mi.
La carcajada de Alden fue música para mis oídos, —Si que se parece a ti físicamente.
Sonreí mirando al pequeño —¿Tu crees?
Asintió —Las pecas, tiene poquitas, los labios y la nariz.
—Definitivamente tiene tu cabello— añadí —Incluso es lacio, tus ojos azabache y tus mejillas, es hermoso.
—Si, si que lo es.
Suspire, sentándome sobre la silla reclinable junto a la cuna —¿Lo haremos oficial? ¿Se llamará Henry?
—Por supuesto que sí, me encanta el nombre— tomó de mi mano.
—Se que... no debemos ponerle nombres a nuestros hijos de nuestros familiares difuntos pero así lo quiero recordar— finalmente lo mire —Quiero que cuanto crezca y pregunte por qué se llama así pueda contarle la historia de Henry, lo qué pasó, el después.
—Lo haremos— aseguró —Recordará a su tío como el chico valiente que intentó salvar a su familia y a su comunidad, intentando trabajar a cambio de provisiones y que al final dio batalla hasta el final.
Mis ojos se llenaron rápidamente de lágrimas, —Lo extraño.
Su ceño fruncido se aligeró —No llores, si tú lloras me harás llorar y entonces el bebé llorará y Adam también.
Reí formando una mueca —Lo se, seria un desastre y no podemos llamar tanto la atención por un tiempo.
—Maggie dijo que aquí estábamos seguros, al menos hasta que te recuperes y Henry— recalcó su nombre —Pueda salir a ver el mundo.
—Me siento mal al no ayudarlos— admití —Siento que están en peligro hasta no verlos a salvo.
—Van a estar bien— beso mi frente —Se saben cuidar, y si no, se tienen uno al otro, como nosotros.
Asentí levemente —Como nosotros.
Las carcajadas de Adam me hicieron formar una sonrisa, en cuanto salió huyendo de Elijah y Lydia reía junto a él.
—No sabía cuanto necesitaba unos días sabáticos— admitió Alden al recargarse sobre el otro lado de la puerta.
Asentí de acuerdo —Yo tampoco.
Le mire, peinando el cabello de nuestro recién nacido, el cual se encontraba tranquilamente en brazos de su padre.
—Tal vez deberíamos quedarnos más tiempo— propuso el, haciéndome negar.
—Tenemos que ayudar a nuestros amigos, Alden, le dijimos a Maggie que solo nos quedaríamos unos meses.
—Lo se, pero Adam es muy feliz ahora aquí, este lugar... podría ser un hogar para el.
Adam extrañaba Hilltop, no pasaba un día sin preguntar por él, cuando volveríamos y si seguía en pie quizá.
—¿Ellos están juntos?— cambio de tema, haciéndome subir la mirada a él y luego a Elijah y Lydia.
Fruncí el ceño al ver al primer mencionado colocar su brazo sobre sus hombros, mientras ambos sonreían muy felices.
—No lo se— conteste —Pero se ven muy felices.
Iba a decir una cosa más, pero Elijah encaminándose hasta acá le interrumpió.
—Hey, yo preparé la cena, ¿Vale?— nos preguntó.
—¿Sabes cocinar?— cuestione preocupada.
—Solo espaguetis— encogió sus hombros.
Mire a Alden y el a mi —Vale, pero te ayudare en caso de emergencias.
Lydia y yo reímos en unisonido, estirando ambos brazos en cuanto Alden me pasó al bebito Henry.
—Es muy lindo— halago Lydia al bebé.
Asentí —Si, lo es.
—Ro, yo lamento eso— soltó, haciéndome fruncir el celó confundida.
—¿Qué cosa?
Señaló —Elijah... uh, es que.. Henry, no creas que me he olvidado de el, creo que nunca lo haré.
Le sonreí —Esta bien, Lydia, no tienes que lamentarte, mereces ser feliz y... Elijah es un buen chico, créeme, no fácilmente se encuentra a uno así.
—Gracias— sonrió —Tengo miedo.
—No tienes por qué— asegure —Darle una segunda oportunidad al amor no tiene nada de malo, créeme, yo lo hice y no me arrepiento.
Frunció el ceño —Hey, ¿Estas diciendo que tuviste un novio antes de Alden? Cielos, no... no puedo imaginarte con alguien más o, una tu adolescente.
Reí ligeramente —Si, tuve uno, pero se fue hace unos años— suspire —El mundo sin caminantes no se hubiera llevado a tantas personas, ¿Sabes? Carl... era un gran chico que ame, pero se que ahora estaría orgulloso de esto.
—Si... yo no se como sentirme al respecto, cada vez qué pasó tiempo con Elijah es un recuerdo de Henry.
—Créeme, se como se siente— arrulle al pequeño en mis brazos —Cuando Carl murió creí que no tendría segundas oportunidades, que mi vida en el amor estaba arruinada y que jamás encontraría a nadie como a él, le guarde luto durante siete años porque tenía miedo a enamorarme otra vez y... darle una oportunidad una vez más, a Alden, fue lo mejor que pude haber decidido, lo amo más que a nada.
Ella asintió con ternura, notando sus mejillas enrojecidas —Suena muy lindo.
—Lo es— mire a Adam columpiarse —No dejes que los comentarios de los demás te abrumen, Lydia, no es sano.
—Gracias, Ro— asintió levemente —¿Puedo abrazarte?
—¡Claro! Solo no aplastes al bebé— extendí mi brazo.
Pasándolo hasta sus hombros para darle un fuerte abrazo, —Realmente te agradezco esto, no sabría que hacer sin ti.
Eso me saco una sonrisa y quizá una o dos lagrimas —No hay de que, tomate el tiempo que necesites, sin presiones, puedes tomarte seis años como yo.
Ella rió, separándose de mi, acaricié su cabello con mi mano libre.
—Estoy segura de que él esperara— añadí.
—Espero que si, yo... debería ayudarles en la cocina.
—Claro.
Le mire irse, girándome a Adam, quien ya corría hasta acá.
—Mamá, ¿Qué vamos a comer?
—Tu papá ya está en eso— conteste, tomando su mano para avanzar dentro de la casa.
—Con razón huele a quemado.
Reí, dejando que él corriera entre la cocina hasta la mesa.
—Te escuche, jovencito— regaño él.
—No se de que me hablas, papá.
Caminé a paso lento en un intento de no hacer mucho ruido ya que Lydia dormía en el sillón y Elijah en el suelo junto a ella. Además de que Adam estaba en su tercer sueño y Henry estaba más que roncando.
—Creí que ya te había dormido— admití, provocando que Alden se asustara.
—Creí que tú estarías descansando, debes descansar después del parto— termino de lavar los cubiertos.
—Ha pasado un mes, no presentó síntomas y Maggie viene una vez cada dos semanas a revisarme, estoy bien— sonreí.
—No podemos arriesgarnos.
Fruncí mi ceño —Alden, tu eres quien debe descansar, ¿Hace cuanto no descansas?
—No puedo— suspiro recargando su mejilla sobre mi hombro, al sentarse junto a mi.
—Si puedes, solo que no quieres— le mire —Yo puedo encargarme de los niños mañana en la mañana, ¿Si? Tu duerme todo lo que puedas.
—No puedo— repitió.
Reí —Deberías quitarte el mandil de flores y dormir ahora, vamos.
—Me gusta ser ama de casa— confesó al separase de mi.
—Y a mi también, pero ser ama de casa es cansado, más para ti.
Le obligue a levantarse, colocándolo frente a mi para desabrochar el mandil desde su cintura y finalmente quitarlo al colocarlo en la mesa.
Alden tomó de mis manos, colocándolas sobre sus hombros y él la suyas en mi cintura, mirando cada parte de mi rostro.
—¿Si sabes que te amo y adoro mucho, no?— se preguntó.
Sonreí con ternura —No— mentí —Pero yo también lo hago.
Unió su frente con la mía —¿Qué cosa?
—También te amo y te adoro— suspire, mientras él sonreía.
—Quiero quedarme así para siempre, contigo, nuestros hijos y...— el ronquido de Elijah le interrumpió —Y dos adolescentes más.
Reí ligeramente —Somos lo que supongo una familia de seis.
—Ellos se colaron.
—Alden— regañe —Deja a los adolescentes amar y colarse en nuestra familia.
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