chapter seven. the memories
𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐆𝐑𝐎𝐖𝐒
꒰ ۫₊˚ɞ chapter seven .˚ׅ🏹 ຊ ҂
❝ the memories ❞
━━━━━ೋ ೌ ೬ ೂ━━━━━
—Siempre quise tener otro gato— admití con la mirada en el cielo.
—¿En serio?— asentí, mirando a Alden junto a mi.
—Cuando cumplí cinco años me regalaron uno, se llamaba Hiena— reí un poco cuando el rubio me miró confundido —Mi papá le puso así, tenía los colores de una hiena y cuando bostezaba parecía una apunto de comerse a su presa.
—¿Y qué le pasó?
Mire hacia las nubes —Rompió la televisión donde Negan jugaba videojuegos y lo regreso a la tienda de adopción— contesté entristecida —Era el mejor gato del mundo, masticaba la ropa de papá y... y siempre lo mordía cuando intentaba darle de comer.
—Quizá algún día encontremos un gato por ahí.
Suspiré —Espero que si, aunque si ya no quedan perros dudo que queden gatos.
—Si los caminantes no me matan, lo hará el trabajo— me quejé, dejándome caer en la cama de la enfermería.
Enid rió un poco mientras atendía al paciente.
—¿Ahora qué pasó?— preguntó con interés.
—Casi me quemo el cabello intentando cocinar.
—Puedo cortarte el cabello, una vez se lo corte a Maggie.
—¿Y salió bien?— inquirí.
—Dijo que sólo las puntas y bueno... sí, salió bien.
Asentí levemente —Sí, mejor me quedo así.
—Como quieras— ella encogió los hombros.
Formé una línea en mis labios, mientras ella se acercaba a mi y cuando menos me di cuenta, ella ya tenía un mechón rubio de mi cabello.
—¡Pero qué rayos!— exclamé tan alto que temía que se escuchará afuera —¿Qué hiciste?
—Esto— repitió su acción, cortando otro mechón y dejándome atónita.
—Si que estas loca— dije, intentando huir cuando volvió a sentarme.
—Si sales así todo el mundo te verá pelona.
Aún así, Enid me entrego un espejo.
—¡Me veo horrible!— me quejé al verme.
—Si te lo corto dejarás de verte mal, deja— musito lo último, cortando aún más.
—Algo me dice que esto va a salir mal.
Ella siguió cortando sin parar, lo único que podía escuchar era el sonido de las tijeras y mis mechones de cabello caer al suelo.
—¡Y tada!— canturreo Enid, devolviéndome el espejo.
Suspiré asustada y mi expresión se relajó al verme el cabello perfectamente alineado y bien cortado.
—Este es el momento en el que me agradeces— dijo ella.
—¿Por dejarme pelona?— inquirí con ironía.
—No, por arréglate el cabello.
Acomode mi cabello —De hecho no se ve mal, gracias, Enid.
—¿Gracias? Me debes doble ración en la comida y como trabajas en la cocina, con más razón.
Entrecerré mis ojos mirándola —Si que eres malvada.
—¿Qué estarías haciendo si no hubiera un apocalipsis?— pregunte, probando otro bocado de mi comida.
Alden pensó, con la mirada al cielo —Tal vez trabajando, después de tanto supongo que mis padres me hubieran puesto a trabajar, ¿Y tú?
—Bueno... a como era mi madre me tendría estudiando, aunque a como era mi padre me deja con la duda existencial.
—¿Cómo era tu mamá? ¿Era de esas buenas madres o de las que no?
Relamí mis labios —Ella era buena conmigo, creo que demasiado, pero cuando se enojaba sería mejor que corriera o su gran sermón y una semana castigada seria mi compañía.
Alden asintió sin dejar de comer.
—Y como dije, alguien ha estado robándose mis libros de Harry Potter— terminé de contar, con la mirada en Alden.
Quien sonrió cómplice, haciéndome entrecerrar los ojos y dejar de colocar los platos y vasos en la mesa para la cena.
—¿Fuiste tu?— le inquirí.
El rostro le cambio casi por completo.
—No, no, solo... yo... no fui— balbuceó nervioso.
—Sea quien sea, lo descubriré y dejaré una gallina en su caravana— amenace.
—Estoy seguro que yo no fui, además, ni siquiera había leído esos libros.
Refunfuñe sentándome en la mesa —Tengo que encontrarlos o moriré— dejé caer mi cabeza en la mesa.
—No digas eso— regaño, sentándose frente a mi.
—Esos libros son como oro para mi— levanté la mirada —Son especiales y más porque en un apocalipsis ¿Dónde conseguiré unos?
Él parecía entender ya que, asintió levemente escuchando cada palabra que le decía, por más tonta que fuera.
—Tengo una idea— lo escuche —Te ayudaré a buscarlos, solo con una condición.
—¿Y cuál es esa condición?— pregunté con interés.
—Que cuando los encontremos subamos a esa torre de agua que vimos el otro día y los leas para mi.
Relamí mis labios sonriendo levemente —A ti no te gusta Harry Potter— musité.
—Pero tú si y te escucharé leerlos solo por ti.
Algunos meses habían pasado, pero mi relación con Alden y con la comunidad en general había crecido más, la mayoría de las personas me sonreían un poco más que al inicio.
—¿De verdad tienen que irse?— le cuestione a Maggie, formando un puchero.
Ella y Hershel se irían para construir más comunidades, lo cual me entristecia bastante porque eso significaba no verla hasta dentro de unas semanas, meses e incluso años.
Maggie asintió con tristeza, tomé al pequeño Hershel en brazos, mientras recargaba mi mejilla en la suya.
—No te lo lleves— bromee sonriéndole.
—Volveré, tenemos que expandirnos y si me voy, tengo que irme con Hershel.
—Lo sé, lo sé, pero está cosita bella no puede vivir sin mi.
Ella rió un poco —Lo sé, se la pasa pegado a ti cuando te ve.
Asentí levemente, dejando besitos en la mejillas del bebito.
—Cuando nos volvamos a ver no te dejaré escaparte de mi— dije al bebé, mientras Maggie reía un poco.
—Tengo que irme— repitió ella y negué cantidades de veces.
Finalmente y suspirando, le entregue a Hershel sonriéndole ahora a Maggie. Le di un leve abrazo, el cual acepto abrazándome por completo, quedándonos así por un tiempo en silencio.
—Ten cuidado afuera, ¿De acuerdo?— pedí, sin separarme y sentí cómo asintió.
—Lo mismo para ti, Ro, cuida de Hilltop por mi.
—Lo haré— aseguré separándome de ella —Y cuéntale a Hershel todo sobre mi para que no me olvide.
—Te aseguró que no lo hará.
Deje la libreta en su lugar, sentándome en mi cama y mirando a Enid hacer lo mismo en la suya.
—Y luego, dijo que me ayudaría a buscarlos con una condición.
Ella frunció su ceño —¿Qué condición?— sonrió con picardía y le miré seria.
—Eres una cochina— regañe, haciéndola reír.
—¡Jamás mencione otra cosa! Tú fuiste la primera que lo dijo.
Entrecerré mis ojos —Pero tú lo pensaste.
—Da igual, ¿Qué condición te dijo?
—Iremos a una torre de agua para leer los libros— sonreí bajando la mirada.
—Oh, por Dios— musitó ella, haciéndome mirarle —Estas enamorada de él.
Reí —No lo estoy.
—Sí, sí lo estás— señaló —Hablas todo el tiempo de él y cuando lo haces sonríes, pasas más tiempo con él que conmigo, estás enamorada de él, de Alden.
Fruncí mi ceño, cuando mi sonrisa se borró, comencé a sentir mi corazón latir rápidamente y los nervios comerme viva al saber la respuesta, mi estómago era como si hubiera miles de avispas alocadas.
—Oh, por Dios— repetí atónita.
—Sí y no, no puedo decirte porqué las hormigas son pequeñas, y qué pasaría si aumentarán su tamaño y comenzarán a comernos, ¿Qué fue lo comiste?— reí un poco.
—No era eso lo que quería hablar, pero me puse nervioso y fue lo primero que se me ocurrió— admitió Alden, tomando otra uva del frasco.
Lo había cumplido, me había ayudado a buscar los libros, los cuales fueron robados por Enid, según ella fue para que dejará de hablar sobre la saga, pero me las va a pagar.
—Si no era eso entonces, ¿Qué querías decirme?— le mire prestándole atención.
—¿Me enseñas a cocinar?
Le mire atónita —¿En serio?— asintió.
—Quiero aprender lo que tú sabes— dijo.
Asentí levemente —Te enseñaré mientras no quemes la cocina.
Levantó ambas manos —No prometo nada.
Reí un poco, sacudiendo mis manos y abrazando mis piernas, mientras el aire volaba mi cabello rubio, aunque desde arriba, el aire solía ser más frío.
Sonriéndole al chico a mi lado, volví la mirada al bonito atardecer que se aproximaba.
—Creo que tengo una idea— dijo Alden de pronto.
—¿Qué idea?— frunzo el ceño.
Él no dice nada, se levanta sin más y yo, bastante desconcertada, le sigo el paso hasta devuelta a Hilltop, donde se adentra a paso rápido.
—No sé que está pasando— comenté, siendo jalada de mi mano por Alden en Hilltop.
—Tienes que enfrentar tu miedo a las gallinas.
Me arrastré por el suelo al escuchar la palabra "gallina", con Alden tomándome de la cintura para jalarme dentro del gallinero.
—¡No quiero!— exclamé —¡Alden, si no me sueltas te voy a morder!
—No lo harás— le escuche musitar.
—¿Quieres probar?— seguí arrastrándome, manchando mi pantalón de tierra en el proceso.
Me sostuve de la entrada, escuchando ya las gallinas cacareado.
—Son bestias salvajes— repetí, cuando logró arrastrarme dentro.
Acomodé mi ropa y cabello, apunto de volver a salir cuando Alden ya había cerrado la puerta.
—Esto es secuestro— señalé mirando al chico, quien rió un poco impidiéndome salir.
—¿Por qué les tienes miedo a las gallinas?
—Es que son bestias salvajes, podrían sacarte los ojos y no te darás cuenta hasta muy tarde.
—Solo intenta darle de comer a esa— señaló a la salvaje gallina que pasaba frente a nosotros.
—Si muero, dile a Enid que quiero flores rojas en mi funeral— pedí y asintió burlón.
Inmovilizada y frente a todas esas gallinas, finalmente suspiré, tomando el maíz que se encontraba en una caja junto a la entrada.
—Esto va a salir mal— murmure, lanzando un poco y sobresaltandome cuando estas comenzaron a alborotarse.
Retrocedí unos pasos, sintiendo las manos de Alden en mi cintura debido al poco espacio que había aquí dentro, tragué en seco poniéndome nerviosa.
—¿Ves? Aún no te han sacado los ojos— recordó él, ignorando el hecho que casi puedo sentir su respiración en mi mejilla.
—Por suerte.
Deje otro poco de maíz, mirando paranoica cuando comenzaron a intentar volar, formando aire y levantando todo el polvo.
Estornude por en décima vez, sintiéndome peor que la anterior. Me asusté cuando la puerta se abrió y me tranquilice cuando vi a Enid.
—Dios, luces terrible— dijo ella.
—Lo sé, debí saberlo.
Frunció su ceño —¿Qué cosa?
—¡Soy alérgica al maldito polvo!— exclamé, volviendo a estornudar —Voy a morir.
Ella se acercó tocando mi frente y entregándome más pañuelos para seguir estornudando.
—Solo es una alergia, no creo debas preocuparte mucho.
—Tengo que hacerlo, tengo qué— contradije, estornudando de nuevo.
—¿Por tu novio Alden?
—No es mi novio— aclaré.
Encogió los hombros —Como digas.
—Pero sí, quedamos en vernos para enseñarle a cocinar pero no podré hacerlo si estoy estornudándole el hombro cada cinco segundos.
—Él lo entenderá— dijo, sentándose frente a mi.
Volví a estornudar, aceptando el pañuelo que Enid me entregó.
—Moriré de la vergüenza.
Ella rió —Vas a estar bien, entiéndelo o te daré un zape para que lo hagas.
—Ya entendí, ya entendí.
Entrecerró los ojos —¿Ya pensaste la decisión que tomarás?— inquirió con más seriedad.
Le miré negando —No quiero volver ahí.
Michonne me había sugerido volver a Alexandria por unos días, ya que, Negan había pedido incontables de veces verme y que si no lo hacía, dejaría de comer.
—Entiendo, aunque si vas iré contigo, para cuidarte.
—Gracias, Enid, aún lo pensaré, Gabriel dice que es necesario que vaya aunque... no lo sé, todo es tan diferente y extra...— otro estornudo me interrumpió —Ño.
Enid rió, entregándome otro pañuelo —Te voy a cobrar cada pañuelo que uses a partir de ahora.
—Más piedad para la enfermita— pedí indignada.
—Volviendo al tema— dijo Enid —Piensa bien tú decisión y si no lo quieres, no lo hagas, que no te importe los demás.
Asentí levemente —Tal vez lo haga, tal vez no.
Me giré cuando la puerta de la caravana fue abierta, con mis manos apretándose una a la otra y sintiendo los nervios al cien.
Esta no era la primera vez que lo veía, pero se sentía como si lo fuera.
Tomé aire y me abracé a mi misma.
—Wow— escuché musitar a Alden en cuanto me vio.
Sonreí levemente —¿Puedo pasar?
Parecía embobado ya que asintió atontado y me adentré a la caravana donde vivía.
—Perdón por el desastre, aunque la cena ya está lista— sonrió satisfecho, señalando la mesa.
—¿Tú la cocinaste?
Asintió —Usé cada método que me dijiste e incluso robe un libro de cocina de la mansión, pero no le digas a Tara o seguro me jala las orejas.
Reí un poco —Tú secreto está a salvo conmigo.
A
vancé un poco, apunto de tomar la silla para recorrerla y sentarme en ella, más Alden la tomó primero haciendo muestras manos juntarse.
Me senté esperándolo a él y cuando lo hizo, acomodé mis brazos en la mesa de modo que quede recargada en la misma.
—¿Y qué vamos a tomar?— inquirí mirando el vaso vacío.
Riendo un poco cuando Alden recordó que lo había olvidado.
—¿Dónde conseguiste el vino?— pregunté divertida.
Note sus mejillas teñidas de rojo —Me lo encontré en una exploración, aunque no lo había abierto hasta... ahora.
—¿Lo guardaste para alguna ocasión especial?— sonreí.
—Está es una ocasión especial.
Estuve por contestar cuando el sonido de la puerta nos hizo quedarnos en silencio, Alden fue a abrir, pero debido al poco tamaño de la caravana pude escuchar la voz de Tara diciendo mi nombre.
—¿Qué pasa?— le inquirí preocupada.
—Es Henry— ella me miró.
—Ese niño me va a sacar canas verdes— me quejé siguiéndola.
━━━━ AUTHOR'S NOTE:
Hellouuu
Estos son algunos flashback, son poquitos y perdón si el capítulo no es TAN entretenido como esperaban :c
Espero les guste aún así, lo que resta de la temporada ya lo tengo escrito hasta el capítulo de las picas.
Solo puedo decir que preparen sus pañuelos, ¿ustedes no sienten que todo va muy rápido? Literal es el capítulo 7 y estos dos ya se enamoraron.
Recuerden que pasaron SEIS años, espero lo entiendan :')
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top