chapter forty. love grows
𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐆𝐑𝐎𝐖𝐒
꒰ ۫₊˚ɞ chapter forty .˚ׅ🏹 ຊ ҂
❝ love grows ❞
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Alden acariciaba mi hombro con delicadeza, mientras peinaba mi cabello rojizo hacia un lado para luego plantar un pequeño beso sobre mi hombro desnudo.
Pronto sentí un cosquilleo que me hizo reír y removerme entre las sabanas.
—Creí que estabas dormida— admitió él rubio junto a mi.
Negué, recargando mi cabeza sobre su brazo cuando la paso sobre mis hombros, ambos con la mirada en el techo.
—Lo estaba— respondí —Ahora me siento a salvo así que dormí lo que quise.
Asintió —Estamos a salvo ahora.
Aún intentaba asimilar todo lo que habia pasado ayer, la explosión, los muertos, todas esas personas que perdimos en el proceso.
Me sentía afortunada por sobrevivir a todo esto luego del disparo, ahora me sentía mucho mejor y solo se trataba de una pequeña venda, realmente tenía miedo de que no volviera a caminar pero Tomi, el hermano de Yumiko, insistió en que si podría caminar y seguir con mi vida con normalidad.
Aunque eso no indicaba que me doliera cada vez que pisaba.
—Muero de hambre— me levanté.
Provocando que Alden abriera los ojos antes de volver a dormir, tomé todas las sabanas posibles y me vestí.
—Te veo con los demás en cinco minutos— le señalé —Debes levantarte.
Negó, volviéndose a acomodar —Lo intentaré.
Reí, retrocediendo hasta la puerta —¡Debes levantarte!
Y después de eso salí de la habitación.
Terminé por acomodar el último plato para el desayuno de hoy en celebración de que todo había pasado.
Una victoria más.
—¿Ahora estaremos todos a salvo?— inquirió Adam, mientras me ayudaba.
Asentí —Si, ahora lo estaremos.
—¿Puedo tomar una?— señaló el plato de galletas.
Le sonreí y le entregue la galleta —No le digas a Carol.
Él asintió, mientras se metía a la boca toda la galleta y la masticaba con lentitud.
—Yo tampoco le diré nada a Carol— señaló Maggie, asustandome por completo.
—¡Maggie!— reí con nerviosismo.
—Te robas las galletas, ¿Eh?
Negué —Fue Adam, se las robo.
El mencionado frunció su ceño —¿Yo qué?
Reí —Nada, nada, ve a despertar a tu papá.
Él obedeció y cuando corrió por la casa, le entregué a Maggie una última galleta que tomó y comió antes de que Carol se apareciera.
—¿Tampoco deja de preguntarte si están a salvo?— dijo ella.
Negué —No, estaba asustados con todo lo que paso.
Maggie asintió —Hershel también, anoche me dijo que las cosas no debieron hacerse así, no entiendo a qué se refería.
Encogí mis hombros —Ellos tienen esa etapa rebelde en la que opinan sobre todo, así que... lo siento por ti pero Hershel esta entrando a su etapa rebelde.
—Me lo esperaba— admitió —Pobre de ti, tendrás que pasar por eso dos veces.
Sonreí —Pero aun falta mucho, así que no— la señalé, haciéndola reír.
Ambas nos callamos cuando Carol se acercó y ella limpio su rostro.
—Oigan, ¿Quién se está robando las galletas?— colocó ambas manos sobre su cintura con el ceño fruncido.
Miré a Maggie y ella a mi, ambas negamos con la cabeza.
—No lo se— respondí —Quizá los niños, ya sabes como se ponen.
Frunció sus labios, entrecerrando los ojos y mirándonos a ambas.
—Hmm, ya lo creo.
Estaba apunto de echarme a reír cuando por suerte me alejé de la mesa para ir por los cubiertos.
¿Quién lo diría? Sobrevivimos, aunque esto parecía una despedida por más que no lo fuera, no lo era, ¿O si?
No lo se.
—¿Necesitas ayuda?— inquirí al ver a Alden peinar su cabello de un lado a otro.
Se giró a mi —Un poco, si.
Reí por dentro cuando note todo su cabello hecho un desastre, había gel incluso en su frente.
—Intentaba peinarme por primera vez en mucho tiempo pero...— señaló su cabeza —Perdí el toque.
Me acerqué a él, tomando el peine —Claro que perdiste el toque, ya estás viejito.
Frunció su ceño mientras colocaba ambas manos sobre mi cintura —Tenemos la misma edad.
Sonreí —¿Cómo sabes que eso es verdad?— abrió los ojos tanto como pudo, haciéndome reír por dentro —Solo bromeo.
—Gracias a Dios, creí que me daría un infarto.
—Es la edad— me burle.
Sonrió —¿Es un chiste? ¿Debería reírme?— beso mi cuello, haciéndome cosquillas.
Reí por lo bajo —Si, deberías.
—Adam me pregunto hoy si estaríamos seguros— soltó en un largo silencio en el que seguía ayudándolo.
—¿Qué le dijiste?
—Que lo estaríamos, no parecía muy convencido por eso, comienzo a creer que cuestiona todo lo que ve.
Suspiré, bajando ambas manos de su cabello y colocandolas sobre sus hombros.
—A mi también me pregunto por eso— admití —Pero va a estar bien, quizá solo sea su edad, esta creciendo y comienza a ver cómo se hacen las cosas aquí.
—¿Deberíamos intervenir?
Encogí mis hombros —No lo se.
Solté un suspiro, mientras él me miraba preocupado —Yo digo que no, hay que dejarlo y aconsejarle, claro, yo lo haré, no te preocupes por eso.
—¿Estas seguro? ¿No es mejor si... ambos lo hacemos? Para que vea que lo apoyamos.
Asintió —Si tu quieres, si.
El resto reía y disfrutaba, todos eran tan felices ahora después de la guerra, después de las perdidas.
Alden cargaba de Henry mientras lo lanzaba por los aires y lo tomaba otra vez mientras el bebé reía. Mis nervios de mamá se alertaba pero solamente lo dejaba ya que se veía demasiado feliz, demasiado bien.
—¡Si lo tiras te voy a...!— le advertí.
—Papá, si no sueltas a mi hermano mi mamá te hará dormir en el sillón otra vez— dijo Adam junto a mi, mientras comía.
Asentí de acuerdo —Ya lo oíste, Alden.
Nada podía estar mejor ahora.
—¿Puedo?— Rosita se colocó junto a mi.
Le sonreí, asintiendo de inmediato al darle autorización de sentarse junto a mi.
—Sabes que si— me hice a un lado, mientras ella sonreía a Alden.
—Se ve tan feliz— mencionó ella.
Asentí —Si, lo somos— suspiré girandome a Ros.
—¿Cómo está tu pierna?— mencionó la venda que cubría la herida.
—Me siento bien, el hermano de Yumiko dice que el esfuerzo que hice me afecto pero que podre caminar aunque ya no de igual manera. ¿Y tú? ¿Tú como te sientes?
Se mantuvo en silencio, haciéndome fruncir el ceño al darme cuenta que no estaba mirándome.
—Rosita, ¿Estas bien?
Finalmente me observo, negando un poco con la cabeza y diciéndome todo con eso.
Pronto note lo pálida que estaba y el como se esforzaba en mantenerse sentada.
Mi ceño de aligero tan rápido pero la noticia la procese tan lento.
—¿Hacemos un brindis?— Yumiko me interrumpió.
Una sola lagrima bajo hasta mi mejilla cuando la mire y todos se detuvieron para ponerle atención.
—Un brindis por Luke— levantó su copa.
Hice lo mismo y en voz baja dije: —Por Luke.
Choqué la mía contra la de Alden mientras bebía un poco y me entregaba a Henry, para cuando me di vuelta Rosita había desaparecido de mi lado y se había ido hasta Gabriel.
—¿Estas bien?— inquirió Alden.
Le asentí —Si, todo... esta bien.
Ayudé a Rosita a sentarse, mientras ella me sonreía con delicadeza, Maggie se despidió de ella y luego de Carol en un abrazo.
Pero yo me quede ahí, de pie frente a ella mientras se recostaba sobre la cama con lentitud y junto a Coco.
No podía asimilarlo, no podía organizar la idea de que Rosita estaba apunto de morir y no podría salvarla.
—Por favor, di algo— pidió.
Solloce más alto de lo que hubiera querido, ella me sonrió, entonces tome la silla y me senté junto a ella mientras Gabriel tomaba de Coco.
Justo antes de que Rosita se despidiera de ella y de Gabriel, ella me miró asustada por aquel arrebato.
—No puedo— negué —No puedo creer que esto esté pasando.
Se supone que todos estaríamos a salvo ahora.
—Está bien...— susurro bajito.
Negué —No, no lo está, Rosita... se supone que todo debería estar bien, que todo debería ser solo tranquilidad y ahora vas a...-
Estaba segura de que ella ni siquiera podia hablar, pero aún así segui.
—Se que no lo quieres decir— sorbí mi nariz —Pero si tu quieres me quedaré a cuidarla.
Ella negó —No les pediré... que se queden.
—Nos quedaremos siempre y cuando sea para cuidar de Coco, te lo debo... y se lo debo a Siddiq también.
Volvió a negar —Vivan... no se queden... por obligación, Ro.
Eugene llegó entonces, tomando también de su mano al otro lado, mientras me daba cuenta que ella estaba dispuesta a dejarme ir apesar de dejar a Coco aquí.
Entendí que debía cumplir lo que ella me pedía, que debía aceptarlo por más doloroso que sea.
Me levante para darle tiempo con Eugene, besando su mejilla con cariño mientras soltaba su mano lentamente y así...
Dejándola ir.
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