El efecto amor perdura aún así pasen meses o años, el sentimiento quedará en tu corazón.

-oye Emma- llamó Don que se había cambiado de escuela y se hizo muy amigo de Emma y Anna en su salón- no te pareces en nada a tu padre.

-ah- Anna se alarmó.

-tranquila Anna- la calmo- bien, prepárate para una laaaarga historia.

Hace mucho tiempo hubo un amargado hombre y su adorada mujer, sus nombres, Yuugo y Diana.

A pesar de ser completamente opuestos ellos se amaban un montón. Yuugo anhelaba con todas sus fuerzas formar una familia con su amada, entonces trataron.

Con el pasar del tiempo nunca pudieron tener su anhelada familia. Diana estaba devastada, solo quería hacer feliz a su esposo y no podía, se sentía miserable.

Pero un día por fin lo logró, se embarazo y junto a su esposo fueron dichosos, él la engreía, mientras ella disfrutaba el solo estar con él.

Al llegar el día del nacimiento del bebé, nació muerto...

Y Diana que era débil sucumbió ante el llamado de la muerte, dejando solo a Yuugo, devastado y solitario, lamentándose cada día por su mujer y su hijo, el día que debería ser el más feliz fue el más doloroso.

Una tarde que caminaba hacia la licorería vio a una pequeña niña en la calle, muy pequeña, era tan joven, que a pesar de que no quería nada que ver, al final terminó haciéndole caso a su instinto y la ayudó.

Él la llamó "Emma" y la niña a él lo llamaba "papá".

-ay siempre me gusta oír tu historia Emma- sonrió Norman con lágrimas en lo ojos.

-N-Norman- la pelinaranja se sorprendió.

-joder, que gran historia- vio a Don con lágrimas en los ojos aplaudiendo.

-¿eh?- Emma se extraño.

-siempre me hace llorar su historia- sollozo Anna en los brazos del azabache, Ray.

-tranquila- acarició su cabello.

-¿R-Ray también?- preguntó extrañada de cuándo llegaron.

-¡¡Bravo Emma!!- varias personas gritaron, todo el pasillo en el que se encontraba hablando con Don estaba lleno de gente.

Entre el bullicio y los gritos sólo se veía la cara de sorpresa de Emma.

FIN.