Capítulo 61: Nuevos comienzos
Allan
Despertar con el brazo entumecido por haber sido usado como almohada para mi novia, con su cuerpo pegado al mío y una de mis manos sosteniendo firmemente uno de sus senos es y seguirá siendo mi forma favorita de iniciar la mañana.
Ya llevaba un buen rato despierto, pero no pensaba moverme ni un centímetro hasta que ella despertase. Tenía que darle los buenos días ya que ayer a causa de mi bromita no tuve la oportunidad de hacerlo. Ok, admito que me pasé, pero tenía que devolverle la broma, ahora estamos a mano y acordamos que nada de bromas en el futuro.
Sentí cómo se removía y bostezaba, eso significa que está despertando. Acaricié su seno haciéndola abrir los ojos y sonreír ante el tacto.
—Buenos días, mi reina —murmuré en su oído—. Y antes de que preguntes, no es un sueño.
Se giró sonriéndome y quedando frente a mí.
—Más te vale, Lerman —me advirtió aún con voz somnolienta—. Ni un ''sueño'' más.
—Yo te doy los buenos días y tú me regañas, qué amanecer tan bonito —dramaticé, haciéndola reír.
Se acurrucó contra mi pecho, envolviéndome en un frío abrazo, extrañé tanto su piel helada. Enredó sus piernas entre las mías y por accidente su rodilla rozó mi creciente erección matutina.
Llámenme pervertido, pero si hay algo que he extrañado a más no poder, han sido esos mañaneros que tanto me pedía todos los días.
—¿Roce accidental o invitación evidente? —acaricié sutilmente una de sus piernas.
—Lo que prefieras —sonrió con lascivia antes de montarse encima de mí y proceder a devorar mis labios.
Mis manos viajaron dando suaves caricias desde su espalda hasta llegar a ese culito precioso que tanto me gusta mientras ella se deslizaba sin pudor alguno sobre mi amiguito que la esperaba impacientemente. En cuestión de segundos sentí su humedad traspasar la tela de su ropa interior, mojando un poco mis bóxers.
¡Mierda! Me va a volver loco.
Escabullí una mano entre nuestros cuerpos hasta llegar a su centro y...¡joder! Estaba más mojada de lo que creí. Mi travieso roce hizo que comenzara a gemir y jadear sobre mis labios de la forma más sexy posible.
Sus sonidos morbosos, y los míos, llenaron la habitación. Era todo lo que se escuchaba hasta que...
—¿Eso es música? —preguntó mi novia, dejando de besarme para mi pesar.
Una pegadiza canción estaba sonando a un volumen considerable en la planta baja. Por un momento creí que se trataba de otra de las fiestas del imbécil de Dave, pero no tardé mucho en identificar que provenía de nuestra sala de estar.
¿Música? ¿En nuestra sala de estar? Eso solo significa una cosa.
—Sí, mi reina —suspiré agitándome el cabello por la frustración, interrumpieron mi mañanero—. Eso es música y viene de allá bajo.
—¿¡Crees que haya entrado un ladrón o algo!? —se alarmó, levantándose de golpe de la cama.
Mis ojos viajaron a sus pechos de actriz porno descubiertos, pero tuve que desviar la vista para centrarme en la gran tontería que había acabado de salir de su boca.
—¿En serio? ¿Crees que iban a entrar a robar con banda sonora incluida?
Soltó una leve risita.
—Es cierto. Entonces...¿crees que Dave haya entrado por la puerta del patio?
Me senté.
—Si no lo ha hecho en seis meses, no creo que ahora se haya aventurado a conocer nuestro lado —aparté la sábana que me cubría antes de levantarme y posicionarme frente a ella—. Creo saber muy bien qué está pasando allá abajo.
—¿Qué?
—Son intrusos inofensivos. Pero vistámonos primero, luego bajamos.
Aún un poco dudosa, me obedeció. Se colocó un vestido veraniego floreado color azul que la hacía ver especialmente linda, aunque ante mis ojos ella se ve hermosa siempre, con o sin ropa. Yo por mi parte me puse el primer jean que encontré junto a una camiseta blanca, algo cómodo.
Salimos de la habitación tomados de la mano, no sabía lo mucho que había echado de menos hacerlo hasta el día de la cena de Catherine, después de ello comencé a buscar cualquier excusa para volver a tomársela. Pero ya estamos bien y no pienso volver a privarme de ese privilegio por nada del mundo.
En cuanto bajamos las escaleras, divisé justo lo que me había imaginado. Serpentinas, globos y un gran cartel que decía: ''¡Que vivan los novios!'' adornaban gran parte de la sala de estar. La música antes mencionada seguía resonando. Y por último, pero no menos importantes, los promotores del evento: Misterio a la orden.
—¿¡Qué es todo esto!? —chilló atónita mi chica.
—¡Sorpresa! —gritaron los cinco lunáticos que invadieron mi casa, sabía que no haberles quitado las copias de la llave había sido mala idea.
—Ay, mamá —suspiré por lo bajo.
—Es una fiesta porque al fin regresaron —sonrió Jane—. Un gran acontecimiento merece una gran celebración.
—¿En serio nos hicieron una fiesta por haber vuelto? —preguntó una incrédula Emma a lo que ellos asintieron—. ¿Y cómo mierda entraron? Vanessa, ¿se escabulleron por el patio?
—Eso es allanamiento de morada, no estamos tan locos —intervino Mery—. Tenemos copia de la llave.
—Copia que pienso quitarles ahora mismo —advertí.
—No importa, ustedes ya están juntos y por tanto la misión está cumplida —se encogió de hombros Brook.
—Cuando nos llamaron ayer para decirnos que ya todo estaba bien entre ustedes, hasta lloré de la emoción —dramatizó Carlos—. Por eso los reuní a todos para hacerles un pequeño festejo. Y ya sabes, si quieres olvidar problemas y frustraciones, busca un lugar, la música, el confeti y llama a Carlos y a Mery —anunció esto último las manos de jazz junto a su novia.
Había olvidado completo su lema que suena como comercial de dentista.
—Y si quieres pasarlo bien invita a Brook y a Jane —dijo la castaña sumándose junto al rubio a las jazz hands.
—Y si a tu pastel le falta la cereza agrega a Vanessa —remató la pelirroja, integrándose también.
Negué con la cabeza entre risas, definitivamente no tengo amigos normales.
—¡Y si nos vuelven a interrumpir un mañanero, Allan y Emma los van a golpear hasta dejarlos tirados en el suelo! —espetó mi chica haciendo que riera el doble, los chicos por su parte lucían intimidados—. Ahora, si me disculpan, vamos al baño —anunció en un tono mucho más calmado antes de arrastrarme con ella.
(...)
La mini fiesta estaba marchando increíble.
Jane se la pasó parloteando acerca de nuestra futura boda haciendo que su hermana le triturara los pies a pisotones al pobre Carlos porque aún no le ha pedido matrimonio. Hicimos videollamada con Wan y Catherine quienes nos hicieron jurarles por la inexistente Santa Cachucha que no volveríamos a separarnos por malentendidos o tonterías. Brook no perdió oportunidad para insinuarsele a su Tarzana, ella está a punto de imponer una orden de alejamiento contra él y le pidió asesoría legal a su gemela para ello. Y Vanessa se fue hace unos quince minutos para encarar a Dave que al parecer montó otra fiesta imprevista sin su permiso.
Emma y yo por nuestra parte hemos hecho lo que mejor se nos da: amarnos. Sí, ya sé que suena cursi, que derramamos miel a nuestro paso y bla bla bla, pero qué puedo decir, amo a esa mujer. Ahora nos encontramos sentados en un sillón, ella encima de mí con las piernas extendidas hacia un lado y llevando pequeños trozos de pastel a mi boca como si fuera un niño pequeño, pero la atención no me incomoda.
—¿Está disfrutando de la recepción real, futura Sra. Lerman? —besé su mejilla.
—Emma Lerman —sonrió—. Suena un poco raro, pero me gusta.
—¿Raro? —fingí estar ofendido—. Deberías sentirte privilegiada, Lerman es un apellido precioso.
—Nadie ha dicho que no lo sea, pudín —murmuró antes de darme un corto beso con sabor a pastel de nata—. A mí me gusta.
—Y a mí —acaricié sus piernas—, lo que no me gusta es de quién lo heredé.
Em me lanzó una mirada compasiva antes de acurrucarse en mi pecho como una bebé.
—Lan, hablando de tu padre...tengo que contarte algo.
El tono de preocupación en su voz me alertó. Si ese hijo de puta la llamó, la amenazó o le hizo algo por mínimo que sea, juro que voy a ir Hale a partirle la cara.
—¿De qué se trata? —pregunté en un tono dulce, intentando maquillar la tensión que estaba acumulando.
Ella se separó de mí y me miró directamente a los ojos. Parecía temerosa ante lo que estaba a punto de decir o quizás por mi posible reacción, en cualquier caso no tenía nada que temer, no pienso cometer el mismo error de tomarla contra ella por temas relacionados con mi padre. Acaricié su mejilla y le sonreí para darle seguridad.
—Sé de esto desde hace poco —suspiró—. Al principio solo era un rumor en Union News, pero ya han corroborado gran parte de la información y pronto será una noticia oficial. No quiero que cuando se haga público, te enojes conmigo por no contarte.
—No voy a enojarme contigo, lo prometo.
—El punto es que...tu padre...
—Está casi en bancarrota, ¿verdad? —terminé por ella, dejándola sorprendida.
—¿¡Cómo lo sabes!?
—Olvidas que el dueño de Union News es el padre de Carlos. Él le contó a su hijo y este a su vez me contó a mí, sabes lo chismoso que es y más cuando involucra a personas que le importan.
—Debí suponer que te contarían —se removió un poco—. Yo...creo que el repentino obsequio del auto se debe a que quiere comprarte o algo así y después manipularte para quedarse con tu dinero.
—Claro que lo hizo por eso. Opino que es una estrategia un tanto desesperada teniendo en cuenta que él es el ''todo poderoso Mauricio Lerman'' y es demasiado orgulloso como para volver a dirigirme la palabra después de desheredarme.
—Eso quiere decir que su imperio se está desmoronando en más pedazos de lo que aparenta —dedujo, pensativa.
—Eso parece —asentí.
—Me da miedo, Lan. Ese tipo es capaz de lo que sea y si se ve más acorralado, no creo que su próxima forma de llegar a ti sea ''por las buenas''.
—No te preocupes, amor —la abracé contra mi pecho—. No le tengo miedo. Nada de lo que haga me va a hacer mover ni un dedo por él y mucho menos voy a permitir que se apodere de lo que me pertenece.
Me devolvió el abrazo con ternura, el contacto de su piel fría es todo lo que necesito para sentirme protegido porque, muy en el fondo, temo por lo que mi padre pueda hacer no contra mí sino contra las personas que amo, ella incluida.
—Nosotros seremos unos Lerman diferentes —susurró.
—¿Qué dices?
Se separó un poco de mí para mirarme con esa icónica sonrisa dibujada en su rostro.
—Que tú y yo seremos una nueva generación del apellido Lerman, una sin trampas ni ambición. Una que simplemente se ame.
—Me encanta la idea —sonreí antes de aprisionar su boca contra la mía.
No le he pedido matrimonio y por el momento ninguno de los dos está listo para eso, pero no voy a negar que adoro que se considere una Lerman desde ahora. Eso quiere decir que imagina un futuro conmigo tanto como yo lo imagino con ella.
De la nada escuché el sonido de una cámara acompañado de un flash tan potente que nos habría dejado ciegos de no ser porque teníamos los ojos cerrados.
¿Nos tomaron una puta foto?
Me separo de mi chica para encontrarme con la mirada traviesa de las gemelas quienes tenían en mano una cámara fotográfica.
—¿Es en serio, chicas?
—Lo sentimos —se disculpó Jane, haciendo una mueca de disculpa—. Fueron casi dos meses con nuestra pareja favorita separada, hay que inmortalizar este momento.
—Me encanta verlos juntos y felices de nuevo —nos sonrió enternecida la segunda gemela.
—Todo lo que hicimos valió la puta pena —dijo Brook, posicionándose junto a su primo al lado de las gemelas.
—Pues sí —asentí—. Recuerdo lo mucho que me ayudaron a aclarar las cosas con Emma, lo del video y cómo me aconsejaron para que la perdonara.
—No hicimos solo eso —rió Carlos.
—Cierto, también Mery me dio bastantes pisotones para hacerme entrar en razón —reí.
—Nop, hicimos más que eso —sonrió Jane—. Cuadramos el cambio de turnos en Aquarius para que Emma te cubriera, arreglamos encuentros en el tablero del chisme, le dimos la idea a Catherine sobre la cena estratégicamente un día que sabríamos que habría tormenta y muchas otras cosas más.
—Eso sin contar las excelentes colaboraciones de nuestra infiltrada Scooby Doo.
—¿Scooby Doo?
—Esa parte la cuento yo —rió mi novia, mirándome—. ¿Recuerdas aquella vez que nos empaparon con agua helada y nos cambiamos juntos en el baño? ¿O la vez que se acabó el agua caliente y tuvimos que ducharnos juntos? —asentí—. Todo fue obra de Vanessa, entre otras pequeñas cosillas.
Me quedé en estado de shock durante un breve lapso de tiempo. Aún no me creía que mientras yo batallaba con mis sentimientos, mis amigos estuvieran confabulados en mi contra, o más bien a favor de Alma.
—Me voy a vengar por este complot —los apunté con el dedo—, se los aseguro.
—Amenázanos todo lo que quieras, pero...¿funcionó o no? —inquirió el rubio.
Curvé mis labios en una sonrisa de derrota, aunque en realidad gané y mucho.
—Touché.
—¡Síiiii! —chilló Mery—. ¿Ahora ves por qué celebrar era necesario?
—Y hablando del festejo, ¿dónde está la perris? —preguntó Jane—. ¿No les parece que lleva mucho tiempo en el otro lado?
—Pues...
No terminé la frase ya que el notable aumento del volumen de la música proveniente del lado contrario del dúplex me interrumpió.
—Mery —la llamó mi chica—. ¿Ahora sí podemos acusarlos por disturbio público?
—Aún no —respondió entre dientes—, pero podemos hacerle una pequeña visita de cortesía a Dave, ¿no creen?
Ok, esto era mala idea y por obvias razones iba a terminar mal. Pero no puedo negar que ir a poner en su lugar a ese imbécil era tentador. Las caras de mis amigos y de mi novia daban a demostrar que estaban de acuerdo.
Pff, obvio. Si Mery que es ''la pacífica'' fue quien lo propuso, ¿qué esperaba yo de los demás?
Salimos en fila india con Emma al frente. No la culpo, de todos nosotros ella es la más interesada en partirle la cara. Y yo de segundo, por eso me coloqué a su lado en cuanto tocó el timbre a la espera de que alguien se dignara a abrirnos.
Ese alguien era la última persona que me imaginé.
Vestía algo así como un tipo de uniforme y llevaba una bandeja con tragos en su mano derecha tal cual camarera. Miré hacia al interior de la casa y me percaté de que no era la única con esa vestimenta. En un sofá en medio de la sala de estar se encontraba Dave sentado tal cual rey en su trono, rodeado de chicas semidesnudas que le proporcionaban besos, masajes y bebida. Junto a él otros chicos con menor cantidad de chicas ocupando otros sillones.
Ahora la pregunta del millón: ¿Qué mierda está haciendo Vanessa siendo partícipe de esta payasada?
—Vane, ¿qué es esto? —se atrevió a preguntar Jane tras de mí.
La chica de cabello rojo dirigió su vista al piso, evitando nuestra mirada, la conozco lo suficiente como para saber que estaba avergonzada.
—Chicos, lo que pasa es que...
—¡Vanessa! —la llamó el imbécil, ya saben de quién hablo—. Mis chicas tienen sed, mueve tu bonito trasero hasta aquí y sírvenos unos tragos.
Mi sangre hirvió al escucharlo. Todo cuadró perfectamente, ese hijo de puta hizo que se vistiera de esa forma y la estaba usando como camarera personal. Y no conforme con eso la estaba humillando en público a propósito, ya que el resto de los invitados se burlaron casi al instante y entre ellos llegué a identificar a varios de los que solían ser sus amigos en el pasado.
¿¡Qué mierda es esto!?
Llegué a percibir cómo apretó los labios, no sé si fue por la rabia, la impotencia o para contener sus ganas de llorar. Pero lo peor del caso es que se giró dispuesta a ir a conceder las peticiones de ese narcisista de mierda que se cree la última Coca-Cola del desierto.
—Vanessa, ¿a dónde crees que vas? —la detuvo Emma, tomándola del brazo.
Giró nuevamente, dejando ver sus ojos oscuros inundados en lágrimas.
—Emma, déjame —se soltó sin ser muy brusca—. Tengo que ir a...
—¿Tienes? —rió sin gracia Brook—. Joder, no tienes que complacer en nada a ese grandísimo hijo de puta.
—¿Por qué estás soportando esta humillación? —preguntó mi chica.
—Porque... —su voz se quebró—. Porque supongo que es lo que me merezco por haber sido tan mezquina y rastrera con ustedes dos. Me merezco ser tratada como una mierda por haberme comportado como una mierda de persona.
¡Carajo! ¿Quién es esta chica y a dónde mierda se fue la Vanessa real?
Ella se ha caracterizado toda la vida por ser muy segura de sí misma, ruda con sus sentimientos, inquebrantable y lo que diga o piense la gente básicamente le importa una mierda. Su actitud tan desinteresada ante los insultos que media universidad
—incluyéndonos— le lanzaron cuando se supo de su infidelidad es muestra de ello.
Ella no es esta chica con baja autoestima que piensa que su forma de ''pagar sus culpas'' es ser humillada por un tipo que no la valora, unos idiotas que decían ser sus amigos y otro montón de desconocidos que están invadiendo su casa sin su consentimiento.
—Vanessa, ¿de qué mierda me hablas? —intervino Em—. Nadie se merece esto, mucho menos tú. Traicionaste a Allan y te metiste con el que fue mi novio, ok, eso estuvo jodidamente mal. Nos arrastraste hasta este dúplex, también fue un golpe bajo. Pero eso no significa que tengas que condenarte de por vida por ello y mucho menos que creas que esta es la forma correcta de...darte tu merecido o lo que sea que estés haciendo al someterte a esto.
—Vane —llevo mucho tiempo sin llamarla así—. Te lo dije el día que te encontré llorando en la tienda de suministros y cuando fuiste a mi lado a pedir consuelo, tu karma llegó cuando ese poco hombre te pagó con la misma moneda. Listo. No tenías que soportar sus infidelidades y mucho menos este show tan ridículo.
Para estas alturas las lágrimas transparentes se estaban deslizando deliberadamente por su pálido rostro. ¡Mierda! Hace meses cuando deseé que alguien le hiciera sentir en carne propia lo que me hizo, no me esperaba esto. No se merece esto, ella no es una mala persona.
—Creí que habías dicho que estabas manteniendo a raya a Dave, no que te había convertido en su criada —agregó Mery, bastante insultada ante la escena.
—Y así era, pero...él me hizo darme cuenta de algo —aspiró por la nariz—. Cuando lo elegí a él, renuncié a todo. A Allan, a mis amigos y a parte de mi reputación, pero lo hice porque en el momento creí que valía la pena. Mi plan no era enamorarme y sé que él no lo vale, pero no tengo a nadie más.
¿¡Qué!?
—¿Y nosotros qué? ¿Somos señales de tránsito? —intervino Carlos, aún sin creérselo del todo—. Somos tus amigos, ¿o no?
—Chicos, por favor —bufó con pesar—. Todos sabemos que solo pasábamos el rato juntos porque queríamos ayudar a Emma y a Allan. A ustedes ni siquiera les caía bien.
—Exacto, no nos caías bien, en pasado —aclaró Jane—. No sé que te dijo el estúpido de tu ex para convencerte de lo contrario, pero sí somos tus amigos y nos preocupamos por ti, por eso estamos aquí.
—Eres una chica increíble, en serio —alegó Brook—. Y si él no fuera un arrogante que se cree más hombre por tener a más chicas a sus pies, no te hubiese manipulado para que fueras su mascota o algo por el estilo.
—Chicos... —sollozó y Emma rápidamente la tomó de la mano.
—Si estás aguantando esta mierda por mí y por Allan, debes saber que yo te perdoné hace mucho. No te voy a mentir, me gustaría haberte conocido en otras circunstancias, pero el destino hace jugadas raras y nunca me imaginé acabarías cayéndome bien, eso sin contar que somos casi primas —esto último hizo reír un poco a la pelirroja—. Si alguien puede juzgarte soy yo y estoy aquí diciendo que te quites esa puta carga de encima, así que olvida el trabajito de camarera —le quitó la bandeja y la depositó sobre una mesita—, tú eres una futura empresaria exitosa.
Esa es mi chica. La castaña de sonrisa radiante y con el corazón tan jodidamente grande que fue capaz de ver más allá de los errores de Vanessa para perdonarla. La que está aquí, haciéndola sentir mejor y apoyándola.
Tengo suerte de tenerla.
Y si ella puede perdonarla, ¿por qué yo no?
—Yo también te perdono —me miró—. Vales mucho más que esto. Joder, eres Vanessa, alguien que nunca se ha dejado pisotear por nadie. Alguien lo suficientemente madura como para admitir que la cagó e hizo de todo para arreglarlo. En términos de romance debo admitir que no fuimos del todo compatibles, pero sabes que tenemos un buen vínculo y créeme que jamás te pondría en esta posición tan degradante como venganza.
—Claro que no, eres Allan.
—Exacto —añadió Mery—. Allan y Emma, las personas por las que crees que te mereces esto, están aquí diciéndote que te perdonan y lo mucho que vales. No eres la única que se ha equivocado, todos la hemos cagado a lo grande alguna vez —dijo esto mirándonos a todos quienes asentimos ante la veracidad de sus palabras.
—Lo que realmente cuenta es saber pedir perdón, ganárselo y apreder de nuestras cagadas —siguió Carlos—. Tú lo hiciste.
—Carlos... —sonrió débilmente ella.
—Nunca me caíste tan mal en realidad, solo no me gustabas para Allan —sonrió él.
—Yo sí te detestaba —habló Jane—, pero ahora eres mi perris y la dignidad de mis amigas nadie la pisa.
—Vanessa, en el edificio que me estoy quedando aún queda un apartamento libre para rentar, bastará que le dé una sonrisa sexy a la dueña para que te lo ceda —informó el rubio—. Sal de aquí. Este ambiente no es tóxico, es nocivo.
Vi una chispa de duda en sus ojos negros, pero antes de que pudiera decir algo, el cabrón del milenio abrió su estúpida boca demandando su presencia. Miró hacia el interior de la casa y luego a nosotros.
—Gracias, chicos —murmuró—. Necesito salir de aquí.
Sonreímos victoriosos y aunque la pelirroja soltó un suspiro de alivio, esto no se acababa así.
—¡Oye, puta! ¿No oyes que te estoy pidiendo mis tragos? —demandó ese animal, haciendo que me preguntara por enésima vez qué le vieron chicas tan especiales como Emma y Vanessa.
Con tan solo escuchar la despectiva forma en la que se refirió a ella, la sangre comenzó a hervirme. Vane puede ser lo que sea, pero a las mujeres se les respeta y es hora de que alguien se lo haga entender.
Compartí miradas cómplices con mis amigos, todos estábamos de acuerdo en el mismo objetivo. Jane fue la primera en dar el paso al frente. Entró a la casa, tomó la bandeja y sosteniéndola con su mejor sonrisa, se posicionó frente a Dave.
—¿Quieres tu traguito, pichi corta? —sonrió con falsedad y tomó uno de los tantos vasos de cristal derramando todo el contenido encima del susodicho—. Pues aquí lo tienes.
No conforme con eso repitió el proceso con las bebidas restantes con cada una de las chicas que tenía a su alrededor, ahuyentándolas. Y como toque final tomó la bandeja con ambas manos y le propinó un estrepitoso bandejazo que llamó la atención de todos. La música se detuvo y el resto ingresamos a la puesta en escena.
—¿¡Qué mierda haces, zorra barata!? —exclamó el idiota, levantándose del sofá.
—Zorras son las putas que te acompañan y solo hice lo que llevo meses queriendo hacer —le informó con una radiante sonrisa.
—¡Y lávate la boca antes de hablar de mi hermana, bastardo! —gritó Mery antes de obsequiarle un pisotón de película y una merecida patada en las bolas.
Joder, hasta a mí me dolió.
—¡Salgan de mi casa ahora mismo o llamo a la policía, imbéciles! —gritó el ''bolas ponchadas'' agarrándose sus partes por encima del pantalón.
—Hazlo, podemos denunciarte por disturbio público y por daños a la propiedad privada del otro lado del dúplex que podemos crear para inculparte antes de que llegue la policía —amenazó la rubia, esa chica es mi ídolo—. Créme que tienes mucho más que perder.
—¡La fiesta se acabó! —anunció Carlos a lo que muchos de los presentes comenzaron a marcharse sin ánimos de seguir presenciando como su anfritión era golpeado, otros se quedaron justo para eso.
—¡No pueden venir a mi casa a echar a nadie! ¿¡Quiénes se creen que son!? —gritó histérico, parece que a cierto imbécil no le gusta tanto recibir humillación pública como darla.
—Emma, Mery, vayan a ayudar a Vanessa a empacar —pidió la gemela de las muecas—. Los chicos y yo nos encargaremos del pichi corta.
—Claro, amiga —sonrió mi chica acercándose al peor error que ha cometido en su vida—. Pero primero... —y le dio una cahetada tan sonora que podría jurar que se escuchó en Lérivan, la sonrisa satisfactoria en su rostro me dio a entender que lleva mucho tiempo queriendo hacer eso.
El muy cínico se burló sobándose la zona afectada que de hecho quedó bastante roja. Con esa misma sonrisa se dirigió a Brook, a Carlos y a mí.
—¿Ya terminaron de enviar a sus perritas a golpearme o serán hombres suficientes para enfrentarse a mí? —preguntó, pero más bien sonó como un anuncio ya que fue dirigido a todos las personas de la habitación.
Era de esperar. El estúpido es un jodido narcisista, egocéntrico y arrogante que piensa con lo que tiene entre las piernas y solo ve en las chicas un objeto para follar. No soporta haber sido humillado por tres chicas frente a sus amigotes y quiere recuperar su reputación incitándonos a una pelea que obviamente no puede ganar, pero cuando pierda se excusará diciendo que fue un tres contra uno.
¿Pero saben qué? Me importa una mierda. Llevo mucho tiempo queriendo partirle la cara, otra vez.
Solté una risa sarcástica justo antes de hundir mi puño en su estúpida cara. Esta vez no me molestaría en recitarle los motivos por los cuales lo golpeaba, simplemente me limité a darle cuanto puñetazo, patada y gancho se me antojó.
Cuando terminé con él, Carlos me suplió. Dave intentó darle un predecible puñetazo que mi mejor amigo esquivó entre risas.
—No incites peleas que no puedes ganar —dicho esto lo tomó del cabello y golpeó su cara contra el vidrio de la mesita de centro—. Esa fue por Allan y Emma —otro cabezazo—. Esa por Vanessa —lo levantó y le propinó un gancho en el abdomen—. Esta por ser tan poco hombre —un segundo gancho—, y este último solo se me antojó.
Dios sabe que Carlos quería hacer mucho más que eso, pero el rostro del chico ya estaba bastante magullado y aún faltaban Brook y Jane por usarlo como saco de boxeo.
—¿Eso es todo lo que tienen? —nos provocó, sujetando el lado izquierdo de su torso antes de escupir un poco de sangre.
—Claro que no, imbécil —sonrió con amplitud el rubio—. Falto yo.
En menos de un segundo, Brook estaba golpeándolo como si no hubiera mañana. De los tres él es el más pacífico, pero también es el más bueno peleando, por lo tanto lo mejor será que no lo provoquen, se los digo por su bien. Para cuando terminó, Dave estaba tendido en el piso manchando la alfombra azul con su sangre.
—Ya no tienes ganas de seguir parloteando, ¿no? —rió Jane, posicionándose a su lado.
—Perra... —alcanzó a decir el ensangrentado hijo de puta.
Jane en respuesta aplastó sus bolas bajo el tacón de sus botas. El chillido que soltó el individuo fue desgarrador, tanto que casi llegué a sentir pena por él, casi.
En ese momento Mery y Emma bajaron las escaleras junto a Vanessa —quien se había quitado ese horrendo uniforme y llevaba ropa casual—, sosteniendo una maleta cada una. Las tres se quedaron horrorizadas ante el trozo de picadillo que dejamos en el suelo, pero un segundo después, amplias sonrisas se dibujaron en sus rostros.
—Perris, esto está listo —informó la gemela castaña mientras frotaba las palmas de sus manos entre sí simulando sacudirse el polvo inexistente—. ¿Algo que quieras decirle a tu ex?
La pelirroja lo pensó durante unos cortos segundos mirando fijamente al picadillo y luego negó con la cabeza.
—No vale la pena gastar saliva.
—Sigues siendo una zorra, Vanessa —articuló el imbécil, apoyándose en sus codos para levantarse—, y todos lo saben. Es cuestión de tiempo para que esta banda de idiotas recuerden lo perra que eres, te abandonen y regreses a mí ladrando que te perdone.
Mi enojo regresó en un microsegundo. ¿Después de la paliza que le dimos aún tiene ganas de escupir insultos?
Miré a Vanessa temiéndome que el comentario la hubiese afectado, pero no, al parecer iba a tomarlo con mucha interesa. Se acercó a él y apoyó ambas manos en sus muslos antes de hablar.
—¿Sabes qué? Ellos no han olvidado para nada que soy una perra, porque sí lo soy y no temo admitirlo. Pero tú siempre serás un acomplejado que necesita tirarse a todas las chicas que encuentre para sentirse bien consigo mismo, y ni siquiera eres tan bueno después de la tercera vez.
Un coro de burlas y aplausos de nuestra parte para la pelirroja llenaron la habitación.
—Así que, querido Dave, estoy bien siendo una perra porque al menos cuando ladro —le dio una patada a un costado de su torso que lo tumbó al suelo otra vez—, sí muerdo.
Acto seguido se incorporó y apartó su larga cabellera rojo escarlata hacia atrás haciendo el gran papel de la puta ama. Esa, señoras y señores, es la verdadera Vanessa.
Tomamos las maletas y salimos de allí cuanto antes. Afuera ya nos estaba esperando un taxi que al parecer las chicas pidieron mientras empacaban. Colocamos las maletas en la cajuela y antes de irse junto a Brook, la pelirroja se acercó a nosotros.
—No tengo palabras para agradecerles lo que acaban de hacer, en serio —sonrió genuinamente.
—Eso hacen los amigos —le sonrió de vuelta Carlos.
—Ahora empieza tu nueva vida lejos de ese...innombrable —la animó Mery.
—Ahora nos vamos a ir a buscar a todos los chicos que quieras y vamos a follar como conejos hasta la graduación.
Emma se golpeó la frente ante el comentario de su mejor amiga, Mery solo negaba con la cabeza mientras que el resto nos limitamos a reír.
—Gracias por la oferta, Tarzana. Pero por el momento no quiero saber nada de hombres.
—Ay no, otra vez no. La historia de Emma se repite —dramatizó, alzando los brazos al cielo como si necesitara ayuda divina, está más loca de lo que creía.
—No exactamente, porque yo no tengo un guapo chico dispuesto a todo por enamorarme —nos sonrió a mí y a Em—. Cuídalo, Cenicienta, tu novio vale oro.
—Oh, vamos —extendí ambos brazos—. Ven aquí.
Sonrió mirando a mi chica.
—¿Puedo?
—Yo también quelo abasho —respondió con una voz demasiado infantil.
Vane rió antes de acercarse y dejarse envolver por ambos abrazos. La escena es bastante irónica teniendo en cuenta el curso de los acontecimientos que nos llevaron a donde estamos ahora, pero me alegra que todo esté resultando bien.
—No vuelvan a separarse, ¿ok? —murmuró antes de separarse—. Encontrar el amor real es demasiado raro.
—Cuídate, fresita —sonrió al escucharme llamarla por su viejo apodo.
—Nos vemos en el tablero del chisme mañana —se despidió mientras subía al taxi seguida por Brook.
—Nosotros también nos vamos —anunció Carlos, colocando sus brazos encima de los hombros de las gemelas.
—No, de eso nada —mi chica se cruzó de brazos—. No pueden irse y dejarnos con la casa hecha un desastre por la fiesta.
—Regresaremos luego a recogerlo todo —dijo Mery—. ¿Qué tal si ustedes terminan el mañanero que dejaron a medias?
—No veo fallas en tu lógica.
Por decir eso me gané un codazo de mi novia.
—Disfruten, pervertidos —nos guiñó un ojo Carlos.
El trío abordó la camioneta del castaño para luego marcharse. Tomé a mi chica de la cintura conduciéndola hacia nuestra casa. Una vez adentro, la cargué a horcajadas y la besé como si mi vida dependiera de ello.
Amo a esta chica y ver la verdadera cara de Dave me hizo recordar que hace unos meses atrás ella sufrió por ese patán así como por los que lo antecedieron. Quiero que recuerde siempre que yo soy diferente y que estoy dispuesto a lo que sea por hacerla feliz.
—Nunca olvides que te amo, ¿ok? —murmuré contra sus labios.
Sus enigmáticos ojos marrones se clavaron en los míos, reluciendo con ese brillo especial que solo un sentimiento en específico provoca.
—Y tú recuerda siempre que yo también te amo —me dio un corto beso—. Ahora déjame curar tus nudillos y después subiremos a completar lo que dejamos a medias.
Miré una de mis manos y en efecto mis nudillos estaban rojos y un tanto ensangrentados, pero no era la gran cosa, nada por lo que valiera la pena aplazar hacer el amor con ella.
—Nah, prefiero ir directo a la fase dos —rocé mi nariz con la suya.
—Pervertido —susurró.
—¿Qué dijiste?
—Novio mío.
—Mentirosa —negué con la cabeza.
—¿Qué dijiste? —enarcó una ceja.
Le di un pequeño beso.
—Novia hermosa.
¡Dios! Cómo extrañé hacer esto.
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Nuevo capítulooo!!!
Sí, sí, ya sé que esperaban más romance Y LO TENDRÁN, don't worry.
¿Alguien más quiere pegarle a Dave?
¿Alguien quiere consolar a Vanessa? ¿Se imaginaban que debajo de su faceta reivindicadora oculatara las humillaciones por las que Dave la estaba haciendo pasar?
Aquí les dejo otro lindo meme hecho por Cami-blink07
Besos de Karina K.love 😉
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