Capítulo 25: Confusa

Emma

Aún no me creía del todo que estaba en una cita con un chico como Connor.

Muy al contrario de la primera impresión que me llevé de él, resultó ser un chico genial. Caballeroso, divertido y con buena plática, no se necesita mucho esfuerzo para tratar con él. Es ese tipo de chico encantador que no necesita mucho esfuerzo para agradar. Tiene una personalidad muy dulce.

En los últimos días hemos hablado y compartido juntos, todo de forma informal y en plan de amigos. Es por eso que cuando me pidió una cita me sorprendí tanto. Al principio no tenía pensado aceptar, pero no quería ser descortés; además, después de todos mis fracasos amorosos, no tenía nada que perder. De todas formas le dejé en claro que no sería algo cien por ciento romántico, aún tenía mis dudas con respecto a "volver al rodeo" —como diría Jane— y quería ir con calma, ver cómo fluyen las cosas.

El lugar al que me había llevado Connor era, en resumen, encantador. Un restaurante muy moderno y sofisticado, predominantes los colores negro y plateado. Los manteles color carmín contrastaban a la perfección y candelabros con velas iluminaban las mesas. No había visitado un lugar tan ostentoso desde esas aburridas cenas de negocios a las que solía acompañar a mi mamá por mera formalidad. A decir verdad no era fan de esos sitios, a toda chica le gusta una buena cita en un restaurante caro, pero conmigo eso no funciona, lo veo muy gastado. Aun así, apreciaba el gesto de mi acompañante.

Tomamos asiento en una de las mesas del centro. No me agradaba mucho la idea de sentarme en dicha posición, en especial porque la gran mayoría de las personas presentes eran señores de mediana edad obviamente adinerados o parejas que apostaría son residentes de Hale, y ser el centro de atención de ese círculo social siempre consigue ponerme nerviosa. Mi círculo social. Irónico, ¿verdad?

Instantáneamente se presentó un camarero preguntando nuestra orden. Dejé que mi acompañante eligiera, estaba hambrienta y los exóticos nombres que figuraban en el menú prometían ser deliciosos. Nos decidimos por unos filetes a la Chateaubriand, un plato típico de la gastronomía francesa.

—¿Te agrada el lugar? —me sonrió, buscando mi aprobación.

—Es espléndido.

—Qué bueno que te guste —suspiró—, la primera cita es muy importante.

—Diez puntos para ti —bromeé y él rió en respuesta—. ¿Cómo conociste este lugar?

—Gracias a unos amigos. Les pregunté por un lugar excelente para llevar a una chica espectacular y me dijeron que este es el mejor, así que aquí estamos.

Qué lindo.

—Me siento halagada —sonreí como idiota.

No voy a mentir, adoré que me calificara con el adjetivo ''espectacular''. Después de mi fiasco con Dave y mi dramática indecisión con Allan, en serio necesitaba una relación más...sana, por así llamarlo, con un chico. Algo nuevo, con alguien nuevo y vivir sentimientos nuevos. Sin tanto drama ni problemas.

Connor sería es ese alguien ideal para ello, es un amor, un gran chico, pero hay un problema...no siento lo mismo con él que con mi roommate.

Odio cuando mis sentimientos se desvían hacia los chicos incorrectos. ¿Por qué no simplemente se ponen de acuerdo con mi cerebro —que es, y por mucho, más sabio que mi corazón— y eligen a un hombre que me ame como tanto anhelo? ¿Por qué siempre me voy por lo complicado y doloroso?

—¿Y cómo vas con los exámenes parciales? —preguntó, sacándome de mi absurdo trance.

—Hasta ahora bien. Son muy difíciles, pero bueno, no esperaba que no lo fueran en último año. ¿Qué tal tú? Economía tampoco debe ser fácil.

—Para nada, pero voy bien.

—Brindemos por eso —sonreí.

—¡Oh, cierto! No pedimos nada de beber. ¿Qué te gustaría?

—Un vino tinto no estaría nada mal.

—Me gustan tus gustos —me guiñó un ojo.

Llamó al mesero nuevamente y le pidió el mejor vino tinto. En cuestión de segundos ya lo teníamos servido en nuestras respectivas copas, excelente servicio. Brindamos por nuestros éxitos presentes y por los futuros. El brindis me recordó al día en que fui con Allan al restaurante de Wanda e hicimos lo mismo, pero con los tacos.

Entonces caí en cuenta de algo, desde que llegué a este lugar comencé a compararlo con Wanda's.

Son totalmete opuestos y he de admitir que en el acogedor restaurate de Valery Place me siento muchísimo más a gusto. Este lugar es lujoso, pero frío, todos a nuestro alrededor lucen elegantes y serios, y es uno más de los muchos negocios de la ciudad. En cambio Wanda's es cálido, siempre verás a los clientes con sonrisas en sus rostros y más que un local comercial es un tesoro familiar. Para mí el lujo no tiene nada que hacer al lado del ambiente acogedor.

Pero las comparaciones no se limitaban solo a los restaurantes, inconscientemente había estado comparando todo el tiempo a Connor con Allan.

El primero es tan encantador como este lugar. Guapo, galante, divertido y un sofisticado estilo de vestir para las citas. El tipo de chico por el que cualquier chica suspiraría, pero yo no. No me malentiendan, el cataño-rubio es un encanto, pero...no sé...no despierta ese interés incontrolable en mí; más allá de algo de atracción física no hay nada más, no encontré esa chispa a pesar de que la busqué.

El pelinegro por su parte me cautiva con su sonrisa cada día. Es capaz de consolarme y hacerme reír en cada oportunidad, lo hace como si siempre tuviera las palabras exactas en la punta de la lengua. Me hace sentir hermosa sin necesidad de expresarlo con palabras en exceso, a veces basta con ciertas miradas, piropos o gestos. No tiene que vestirse con elegancia para verse atractivo, con su chaqueta negra y sus vans a juego es más que suficiente. Tampoco necesita llevarme a un lugar caro, nuestras salidas juntos al cine, a las fiestas o incluso los viajes en camioneta han resultado perfectos para mí.

No es un chico de Hale ni tiene que serlo, para mí es perfecto tal y como es. Eso me hizo cuestionarme porqué estaba pensando en él en medio de una cita con otro chico. O quizás la verdadera pregunta sea: ¿Por qué acepté esta cita en primer lugar si es obvio quién me gusta en realidad?

El camarero apareció con nuestra orden mucho más rápido de lo que pensé. Los filetes lucían deliciosos y no tardé en comprobarlo. ¡En serio el filete estaba exquisito! Y además, acompañado de un excelente vino tinto, creaba la mezcla ideal para el paladar. Mientras cenábamos no mediabamos palabra, pero no resultaba incómodo, en realidad ambos parecíamos disfrutar del silencio del otro; hasta cierto punto parecía que cada uno estaba suficientemente ocupado inmerso en sus propios pensamientos.

Pedimos la cuenta poco después de culminar nuestra cena. Salimos del local muy satisfechos con la comida y el buen servicio, la verdad estuvo muy bien, no esperaba menos de un lugar como ese.

—¿Y bien? ¿Cómo lo pasaste? —preguntó mientras abría la puerta de su auto para mí.

—Fue una velada fantástica —le sonreí antes de entrar al auto.

El chico rodeó el vehículo y ocupó el asiento del piloto. Incluso los autos comencé a compararlos. El deportivo de Connor era muy moderno, cómodo y espacioso, el tipo de auto con el que impresionaría a cualquier chica; pero, repito, a mí no.

En cambio la camioneta de Allan es perfecta. No es muy vieja, pero tiene cierto toque vintage. Siempre hay algún resto de comida o envase de alguna bebida a medio terminar en el portavasos, pero nunca tiene mal olor. Es acogedora y la radio al parecer es mágica, siempre sintoniza la estación perfecta para el viaje. Y...¡y ya debería parar de pensar en todo lo referente a Allan! Sentía que le estaba siendo "infiel" con el pensamiento a Connor.

—En ese caso, genial —sonrió victorioso.

A diferencia de la cena, en el camino de regreso charlamos bastante. Repito, la plática con él es muy amena, pero como amigo. Todo entre nosotros se ha dado de un modo amistoso. Quizás sea porque ambos recién salíamos de relaciones amorosas largas o tal vez estábamos forzando algo para lo que ninguno de los dos se encontraba del todo listo. El punto es que desde el punto de vista amistoso estábamos hechos el uno para el otro, pero amorosamente hablando...no podía decir lo mismo.

—Llegamos —estacionó el auto en frente de mi lado del dúplex.

—Gracias por esta noche —le sonreí—. En serio me lo pasé genial contigo.

Y no mentía, independiente de que el pelinegro no hubiese abandonado mi mente en toda la noche, no podía negar que la velada no estuvo nada mal.

—Y yo contigo —me sonrió de vuelta.

—Voy a entrar. ¿Quieres pasar?

—No, gracias —negó con la cabeza—. No creo que Allan tenga muchas ganas de saludarme.

—¿Allan? ¡No! Él solo...

—Está celoso —terminó por mí—, es obvio.

—¿Celoso? —reí sin gracia—. No lo creo.

—Claro que lo está —rebatió—. Y no son celos de amigo, son celos de hombre. Se nota por cómo te mira.

¿Allan teniendo celos de hombre por mí? Pff, qué tontería.

—Creéme que te equivocas. Solo somos amigos y no nos vemos de otro modo que no sea ese.

Ok, eso fue una vil mentira. Si nos viéramos solo como amigos, no hubiésemos estado a punto de acostarnos durante una borrachera. Pero eso no es algo que Connor deba saber.

—Si tú lo dices, te creo —sonrió irónicamente, no se creyó nada.

—De nuevo gracias por esta noche —le di un corto beso en la mejilla.

Abrí la puerta del coche y salí de él. Caminé hasta la puerta de mi casa, me giré para despedirme una vez más de Connor y en cuanto se fue, entré a mi humilde morada.

En la sala de estar estaba mi pelinegro favorito con un montón de papeles dispersos por el sofá y la mesita de centro. Se veía algo frustrado, su cabello estaba alboratado como si se lo hubiese agitado repetidas veces y tardé un segundo en darme cuenta de que se trataban de apuntes escolares, estaba estudiando para los parciales. De buena fuente —Carlos— sé que Administración de empresas es una de las carreras más complejas dedicadas a la economía y por lo mismo el último año no es sencillo para nada, estos parciales son muy importantes para él.

—¿Problemas, pudín?

Alzó la vista e instantáneamente sonrió al verme.

—Nada que Superman no pueda manejar —regresó su vista a los apuntes—. ¿Cómo te fue en tu cita?

—Estuvo muy bien —me senté en el único mueble que no estaba invadido por material de estudio—. Lindo lugar, buena comida y gran chico. ¿Qué más puedo pedir?

Me miró nuevamente, pero esta vez su expresión era diferente. Sus labios fruncidos, su semblante serio y sus ojos...¿apagados? Me ''escaneó'' durante unos escasos segundos y se detuvo en mis pies.

—No se te rompió un tacón —comentó, apuntándome con un bolígrafo.

Cierto.

—Pues...no —reí mientras observaba el par en perfecto estado—. Pero no siempre se cumple la tradición, con Dave no se me rompió el tacón en la primera cita.

—Claro, porque con Dave te fue muy bien —dijo con sarcasmo.

—Oye... —musité, ligeramente ofendida.

—Lo siento. No fue mi intención hacerte sentir mal.

—No te preocupes. Después de todo sí tienes razón en algo, la cita no fue de ensueño.

—¿Ah sí? ¿Por qué?

Porque estuviste en mi cabeza toda la noche.

—Porque Connor acaba de salir de una relación larga al igual que yo y no creo que las cosas estén fluyendo entre nosotros. Quizás no le gusto tanto.

No era del todo mentira. Connor mantuvo una relación de dos años con su ex novia y me ha dejado en claro que aún no lo ha superado del todo. No lo juzgaba, yo estaba pasando por lo mismo.

La parte de que pienso que no le gusto lo suficiente también es cierta. No tiene nada que ver con temas de autoestima, más bien se repite la historia que pasé al principio con Allan, es difícil cuando te gusta alguien que no ha superado por completo a otra persona ya que su interés no estará nunca del todo centrado en ti.

—¿Por qué no le gustarías, Emma? —devolvió su atención a los apuntes—. Eres tierna, inteligente y divertida. Muy atractiva y por experiencia propia sé que besas increíble. Eso sin contar que sabes lo que quieres, eres decidida y... —se detuvo por un breve momento— ...en fin, eres una chica maravillosa. Justo el tipo de chica con la que nunca estaría.

Esas palabras me cayeron como una bomba atómica. No esperaba que finalizara diciendo que yo le gustaba, pero tampoco imaginé que diría tan directamente que no soy su tipo, al menos no para algo serio. No entendía el porqué, pero me dolió muchísimo. Fue casi como revivir las humillantes palabras de Dave cuando me dejó, solo que Allan fue más ''delicado''. Incluso en eso es mejor que la rata de mi ex.

—Gracias... —dije, intentando disfrazar cómo realmente me sentía—. ¿Sabes? Estoy cansada. Voy a subir.

—Oh. Claro —asintió sin siquiera mirarme.

Subí a mi habitación tan rápido como me fue posible. Quería llorar, en serio quería y acabé haciéndolo. Me despojé de mis tacones y me lancé a la cama enterrando la cabeza entre las almohadas. Lo único que quería era desaparecer.

Se siente horrible escuchar todas las razones por las que te consideran una chica maravillosa y que luego te digan de golpe que justo por eso no te tendrían en cuenta como interés amoroso. Eso le pega fuerte en el orgullo a cualquier chica, pero a mí me dolió. ¡Mierda!, en verdad me lastimó.

¿Por qué me afectó tanto? ¿Por qué me estaba doliendo incluso un poco más que mi ruptura con Dave? ¿Por qué tenía ese sentimiento de desilución oprimiendo mi pecho? No tenía idea. O no, sí tenía idea, pero no quería aceptarlo.

Y menos ahora que sabía que no le intereso a Allan.







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Nuevo capítulo!!!!

¡Y el último del año! Feliz Navidad atrasada, feliz fin de año y próspero año nuevo.

Lo sé, lo sé, es un cap. corto pero lo que se viene en el 2021 es mucho😏.

¿Qué les pareció?

¡Ah! Se me olvidaba. Aquí les dejo unos memes que en serio adoré hechos por Cami-blink07

Besos de Karina K.love 😗

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