Capítulo 24: Sin ella

Allan

Faltaba poco más de una semana para que finalizara el semestre y, por tanto, estaba a punto de salir de vacaciones. No me emocionaba mucho la idea, no precisamente porque no me gustasen las vacaciones sino porque la presión de los exámenes parciales me distraía de la atmósfera depresiva que ha rodeado el mes de diciembre los últimos años. No tener en qué enfocarme me llevaba de regreso a ese hoyo oscuro y detestaba con todo mi ser estar en él.

Emma me ha ayudado con eso, es genial llegar a casa y ver su radiante sonrisa iluminándolo todo alrededor. No creí que me abriría con ella y le contaría lo ocurrido con mi mamá, pero no me arrepentía de haberlo hecho, gracias a eso pude disfrutar de mi cumpleaños y he de admitir que me quitó un gran peso de encima. También agradezco que ella me haya retribuido la confianza contándome lo que ocurrió con su padre, eso me ayudó a entenderla mejor y me hizo sentir apoyado, aunque suene mal fue bueno descubrir que hay alguien más que ha vivido el dolor de perder a uno de sus padres.

Volviendo a Emma, durante los últimos días ha tratado de mantenerme lo más animado posible con todo tipo de ocurrencias, aunque no lo acepta sé que lo hace con esa intención. Me arrastró a una fiesta, fue con Jane a visitarme al bar donde trabajo, vimos un maratón de películas de Adam Sandler e incluso nos hemos ayudado a estudiar para los parciales el uno al otro. Nunca nadie que no fueran mis amigos cercanos se había esforzado tanto por hacerme sentir bien y...amaba saber que soy tan importante para ella como para esforzarse tanto por contentarme.

Pasar tanto tiempo con ella me ha hecho reflexionar acerca de varias cosas. Es innegable lo mucho que me gusta, pero más allá de eso la he conocido mejor y me resulta imposible no quererla; es única. No sé si es por su risa tan contagiosa o por cómo se sonroja cuando le hago algún cumplido. Quizás sea esa combinación tan sexy y a la vez tierna que la caracteriza o lo impredecible que puede llegar ser. Puede que sean sus ojos, sus suaves labios o su sonrisa. ¡No lo sé! Solo sé que vivir con ella ha sido de las mejores cosas que me han pasado en la vida y no quiero que el tiempo que me queda a su lado se termine.

Es por eso que en este instante estoy tan enojado, mi chica se va a una cita con otro.

Connor, el chico del gimnasio, la ha estado rondando e invitándola a tomar cafés y demás. Eso me ha estado molestando, y mucho, pero no podía decir nada, después de todo no soy más que el amigo y roommate. Emma comenzó a darse cuenta de mi actitud, pero acabé dándole diversas excusas para no complicar las cosas. Ahora el chico le había pedido una cita oficial, ella estaba super emocionada y a mí consumían los celos.

—¿Cómo me veo? —la escuché preguntar y por inercia mi vista se posó en ella.

Esperarla al pie de la escalera hasta que baja se ha vuelto una costumbre muy grata para mí, me gustaría decir lo mismo hoy, pero no era yo el que la llevaría a una cita. Aun así eso no quitaba que esté hermosa. Lucía un vestido blanco sencillo con un abrigo tipo chal del mismo color que daba la impresión de estar fabricado de nieve y algodón. Usaba unas medias panty a juego para proteger sus perfectas piernas del frío y unos tacones que hacían que casi alcansace mi estatura. Su cabello estaba peinado en ondas y su maquillaje no era nada muy exagerado, simplemente ella. En serio se veía hermosísima.

—Estás... —la tomé de la mano e hice que diera una vuelta—. Creo que no hay palabras para describirlo —sonreí, nervioso.

—Gracias... —sonrió sonrojándose.

¿Cómo se las arregla para ser tan jodidamente tierna?

—Ese chico, Connor, tiene mucha suerte —admití haciendo un esfuerzo sobrehumano para no decirle cómo me sentía realmente con respecto a esto.

—Gracias. Me haces sentir como el mejor partido de la universidad —bromeó.

—Lo eres —aseguré—. Así que más le vale cuidarte o le partiré la cara.

—Allan... —sonrío enternecida.

Quizás debía decirle que no fuera, que me gusta más que como una amiga y que se quede conmigo; pero no podía. Esa sonrisa, esa expresión de felicidad y emoción en su rostro no me permitió hacerlo. Ella permaneció engañada por un grandísimo idiota durante un año, se enteró de la peor manera de sus engaños y como ''premio de consolación'' acabó viviendo conmigo sin conocerme en lo más mínimo. Aunque no sea mi culpa, formo parte de ese círculo tóxico y Connor no ha dado a entender ser un mal chico, más allá de que lo detesto por intentar robarme a la chica de mi sueños, no tiene nada más en contra. Y ella se merece de sobra volver a intentarlo con alguien más; alguien que la valore.

A lo mejor no debía preocuparme y a Emma no le guste más allá de una amistad, o mejor, quizás es un patán y ella lo ''despache''. Aunque también cabía la posibilidad de que las cosas sí funcionasen entre ellos y acabe estancado en el oscuro pozo de la friendzone, pero no quería pensar en eso.

El sonido del timbre interrumpió nuestra pequeña escena y mi castaña corrió a abrir la puerta como si su vida dependiera de ello; eso me dolió. En cuanto el castaño-rubio traspasó el umbral de la puerta, mi peligrosa mezcla de celos y enojo se hizo presente.

El chico vestía un traje gris con una corbata rosa, zapatos que parecían ser de marca y su cabello perfectamente peinado. Muy elegante y todo, pero el tipo me seguía cayendo muy mal. Después de decirle los típicos elogios introductorios de toda cita, se dirigió hacia mí y tuve que disimular al máximo mis inmensas ganas de estrangularlo.

—¿Cómo estás, hermano? —me saludó animadamente.

—Todo bien —me obligué a sonreírle.

—Me encantaría quedarme a charlar, pero le prometí a esta belleza que la llevaría a una cita genial y reservé en un lugar muy bueno —sonrió mientras rodeaba la cintura de Emma con su brazo.

Ese gesto, ese pequeño e inofensivo gesto estaba provocando que la sangre me ardiera a no sé cuántos grados Celsius. No era solo una pose, era una forma muy masculina de ''marcar territorio'' e indirectamente de demostrarle a la chica que es tuya y la cuidas, o al menos así lo interpreté yo. Es por eso que me tragué mi orgullo y me obligué a contestarle en el más cordial tono de voz.

—Claro, lo bueno es difícil de conseguir y si tienes la gran fortuna de conseguirlo —dirigí mi vista hacia ella—, no debes dejarlo escapar.

Emma me miró de una forma que no fui capaz de descifrar. Tal vez notó que con lo que dije me estaba refiriendo a ella o mis palabras la hicieron pensar. De algún modo quería esa indirecta surtiera efecto y eligiera quedarse.

—Bueno, entonces nos vamos —dijo Connor interrumpiéndonos en lo que sea que estuviésemos haciendo mirándonos fijamente el uno al otro.

—Claro...mejor vámonos —se incorporó Emma.

Los acompañé hasta la puerta y los vi caminar hacia el auto deportivo azul de Connor.

—Que lo pasen bien —les deseé falsamente mientras se subían al coche—. Que lo pases horrible, Connor —dije para mí una vez que se marcharon.

Regresé al interior de la casa experimentando un extraño sentimiento de vacío. No es menos cierto que estaba habituado a que mi Cenicienta siempre estuviese a mi alrededor aquí, pero eso no quitaba la sensación de...¿abandono?

Ok, puede que esté siendo un poco dramático.

El sonido del tono de llamada de mi celular llamó mi atención y saqué el aparato de mi bolsillo. En cuanto vi el nombre figurante en la pantalla sabía que vendría el sermón del siglo, pero estaba dispuesto a soportarlo, necesitaba hablar con alguien para olvidar por un rato que la chica que me gusta se había ido a una cita con el chico que le gusta.

—Hola, amigo —respondí, intentando sonar neutral.

—Jane me dijo que Emma aceptó la cita del tal Connor. Dime que impediste que fuera —escupió todo muy rápido, apenas pude procesarlo.

—Pues no.

—¿''Pues no''? ¿Eso es todo?

—Sí, eso es todo —exhalé pesadamente—. Por favor no me hagas entrar en detalles, no estoy de ánimos.

—Allan, en serio no te entiendo. Aceptas estar enamorándote de Emma, celebras tu cumpleaños porque ella te convenció, han pasado las últimas semanas juntos, ¿y luego simplemente dejas que se vaya con otro?

—No puedo hacer nada, Carlos. A Emma le gusta y yo no le voy a quitar la oportunidad de conocer a otras personas solo porque a mí me gusta ella.

—¿Entonces vas a tragarte tus sentimientos y aguantar que tenga citas con otros chicos? ¡Dile que te gusta, animal! —tuve que apartar el teléfono de mi oreja después de semejante grito—. No tienes nada que perder.

—Sí tengo algo que perder, su amistad. Si ella no siente lo mismo por mí, va a acabar sintiéndose incómoda a mi alrededor y se va a alejar. No quiero perderla. Prefiero tenerla a mi lado al menos como amiga a que esté lejos de mí. Y si soy un patético perdedor por eso, entonces eres libre de juzgarme.

Un largo silencio se hizo presente. Revisé si mi amigo me había colgado, pero los segundos de la llamada seguían corriendo en mi pantalla.

—¿Carlos?

—Amigo eso fue hermoso —me respondió con la voz...¿quebrada?

—¿Estás llorando?

—No, solo me emocionó lo que dijiste. Estás loco por ella.

—Sí...creo que lo estoy —apoyé mi espalda contra la pared más cercana.

—Hermano, te entiendo. Pero si tanto la quieres, no deberías dejarla escapar.

—Créeme que no quiero hacerlo, pero prefiero verla feliz.

—Si te pones tan cursi, no puedo regañarte como te mereces.

Reí—. Supongo que me salvé por hoy.

—Solo porque estoy orgulloso de ti. La próxima vez voy a aplicar la técnica de Harley Quinn.

—¿Técnica de Harley Quinn? —fruncí el ceño.

—Sí, te voy a golpear con un bate de béisbol como lo hizo Emma.

Eso me hizo reír, y bastante. Han pasado los años y sigo sin entender cómo se las arregla, pero siempre consigue hacerme sentir mejor con sus estupideces.

—¿Quieres que compre una pizza, unas cervezas y vaya al dúplex para que no te sientas tan solito? —propuso con una ridícula voz aguda.

—No, amigo. Tu novia necesita que la ayudes a estudiar. Dejemos la pizza y las cervezas para la reunión de celebración que haremos cuando terminen los parciales.

—Hablando de esa reunión. ¿Irá Jane? —preguntó en un tono de voz más bajo, supongo que Mery está cerca y no quiere que lo escuche.

—Sí. Dijimos que reuniríamos a las gemelas y lo único que han compartido juntas es la borrachera épica de la última vez.

—Cierto.

—Por eso Emma y yo nos pusimos de acuerdo para invitarla sin que supiera que ustedes estarían aquí e hicimos lo mismo con Mery. Ambas estarán contentas por terminar la etapa de exámenes y no creo que haya tanta tensión como las otras veces.

—Esperemos que todo salga bien —suspiró—. Ahora te dejo, amigo. Mery se antojó de que hiciera ravioli para la cena y la cocina sigue intacta, va a matarme.

—No quiero tener otra muerte que recordar en diciembre, así que ve. Gracias por llamar. Bye, Charlie.

—De nada, hermano.

Terminando la llamada, comencé a pensar en qué ocupar mi mente hasta que mi chica regresara. Podría estudiar, pero no creía tener la concentración suficiente, sería una pérdida de tiempo. Vagando por la casa y con una lata de cerveza en mano previamente sacada del refrigerador, fui a parar al patio interior que compartimos con el otro lado del dúplex. Le di un sorbo a mi cerveza y me acosté en una tumbona de madera que fue colocada allí de antemano por la dueña para relajarnos y tomar el sol, pero solo hacemos uso de ella pocas veces, cuando los innombrables no están a la vista. Cerré los ojos y dejé el viento helado me cubriera. ¿Tengo frío? No lo sé a ciencia cierta, mi cuerpo estaba apartado de mi mente y mi corazón  buscaba algo de anestesia. Me sentía horrible.

—¿Acaso quieres congelarte? —reclamó una voz muy conocida, solo que yo lo escuchaba muy lejos y no tenía intención de romper mi momento de meditación para prestarle atención—. Hey, Allan —esta vez fue un grito acompañado de un golpe en el hombro algo brusco.

Fastidiado, me incorporé sentándome. Alcé la vista y ahí estaba ella, observándome con cierta decepción.

—¿Qué quieres? —tomé mi lata.

—Diría que vine a burlarme de ti, pero en serio me das lástima.

—No necesito tu lástima ni mucho menos tus burlas —le di un sorbo de mi bebida.

—Ese es tu problema, Allan, eres demasiado bueno.

—Si soy tan bueno, ¿por qué me engañaste? —esta vez la miré directo a los ojos.

—Mi intención nunca fue hacerlo. Siempre fuiste tan detallista, amable y amoroso. Eras tan románticamente cursi que acabé abrrumándome y gracias a esta idea tuya del dúplex conocí a Dave —declaró como si mi idea hubiese sido horrible y su noviecito fuera un santo—. El punto es que debes dejar de pensar tanto en los demás y ser más egoísta, ve por lo que quieres. Ve por Emma cómo yo fui por Dave.

—No puedo creérlo —me levanté quedando frente a frente con ella—. Primero que todo, no necesito tus consejos y mucho menos si van dirigidos a mi vida amorosa, la cual está del asco gracias a ti. Y segundo, ese tipo, Dave, es un imbécil, un traidor que no lo dudó dos veces en lastimar a alguien tan buena como Emma y no dudará en hacértelo a ti también.

—No me interesa. Yo no necesito amor ni nada de eso que tú y la otra tonta tanto buscan. Lo mío con Dave va durar lo que dure y no hay necesidad de armar tanto drama —rodó los ojos como si no le interesara.

No podía creer que estuve enamorado de ella. Esta Vanessa tan fría y detestable no es la misma con la que mantuve una relación durante todos esos meses; o quizás sí lo fue y no fui capaz de darme cuenta de lo que en realidad pensaba y sentía. Podría justificarme alegando que el amor es ciego, pero, seamos realistas, yo creí encontrar en ella algo que no fue capaz de darme y al parecer yo tampoco le ofrecí lo que buscaba, di de más. Durante toda nuestra relación fui yo quien mostró más interés. Fui yo quien la conquistó con mucho esfuerzo por mi reputación de playboy. Era yo quien recordaba las fechas importantes y era más cariñoso. Hacía todo lo que creía que un buen novio debe hacer, porque la quería y mi intención siempre fue hacerla sentir amada, respetada y feliz; pero al parecer ella no se sentía igual.

—Solo quiero preguntarte algo.

—¿Qué?

—¿Por qué no me dejaste antes? ¿Por qué no me dijiste que no te sentías bien conmigo? ¿Por qué engañarme si pudimos haber terminado bien? Y lo más importante. ¿Por qué dejaste que llegáramos al punto de venir a vivir a este dúplex?

—Es sencillo —mostró una media sonrisa—. Cuando empezamos todo era genial. Era la novia de uno de los chicos más populares de la uni, los detalles que tenías conmigo eran lindos y el sexo era muy bueno. Pero luego todo eso se tornó aburrido y asfixiante, no soy una chica romántica ni creo que algo tan...abarcador como el amor se conozca a los 21 años. Cuando quise romper contigo, me propusiste lo de irnos a vivir juntos y me encantó la idea, creí que así lograríamos reavivar la llama o algo así. En una de esas visitas que le hacíamos al dúplex antes de firmar el contrato, me encontré con Dave. Él fue sin Emma y yo sin ti, nos conocimos como futuros vecinos, compartimos números, salimos un par de veces y una cosa llevó a la otra.

—O sea que encima de que nos engañan y nos tratan como una mierda, se mudan juntos y nos obligan a hacerlo también.

—Ay por favor, no me vengas con eso ahora —resopló—. Mi intención nunca fue ponernos a los cuatro en esta situación tan incómoda, pero más ridículo hubiese sido que nos mudásemos como lo teníamos pensado en un principio después de que todo salió a la luz, ustedes no querían vernos y nosotros recién entablábamos nuestra relación formalmente. Además, piénsalo con mente fría, Dave y yo somos muy liberales, en cambio tú y Emma son igual de melosos y románticos. Siendo prácticos, les hicimos un favor.

—No seas descarada —reí sin gracia.

—Ustedes no nos daban lo que necesitábamos, así que lo buscamos en otra parte —admitió con todo el descaro y sinceridad del mundo, así es ella, va al grano y sin anestesia.

—¿Sabes qué? No voy a discutir contigo sobre esto, no vale la pena —me giré con la intención de regresar al interior de la casa, lo último que necesitaba era desgastarme discutiendo con mi ex acerca de un asunto que ya debería estar zanjado para ambos.

—¿Me vas a negar que dejarte con Emma te encantó?

Ok, en eso tiene razón, pero no pienso agradecerle eso ni a ella ni al otro estúpido.

—No puedo negarlo —di media vuelta.

—Entonces no seas idiota y no la dejes escapar.

—¿Qué sabes tú de mi relación con ella?

—Es obvio que se gustan —se cruzó de brazos—. Dave y yo no nos creímos para nada ese jueguito tonto de fingir ser novios, pero entre ustedes hay química y eso salta a la vista. Ahora, lo que no entiendo es porqué no están juntos y dejas que se vaya a una cita con otro.

—Eso no es asunto tuyo —bramé, lo último que me faltaba era recibir un sermón de su parte acerca de mi dilema con Emma—. Te agradecería que te fueras a tu lado y dejaras de meterte en mi vida.

—No la dejes escapar, Allan. Quizá no tengas otra oportunidad de encontrar ese amor verdadero que tanto anhelan los dos —dijo haciéndo énfasis en ''amor verdadero'' como si lo considerara ridículo.

—Gracias por el consejo, pero no te lo pedí.

—Aunque no lo creas y suene jodidamente hipócrita de mi parte dadas las circunstancias, me importa tu felicidad. Y, a pesar de que soy la persona menos indicada para decirte esto, estás siendo un idiota por lanzarla a los brazos de otro cuando tú y yo sabemos que encaja mejor en los tuyos.

Apreté la mandíbula y le lancé una severa mirada. Ella, lejos de sentirse intimidada, me retó con sus ojos oscuros, como si me reprendiera por el mero hecho de no admitir que está en lo cierto.

—Sabes que tengo razón.

—Adiós, Vanessa.

Me adentré en la casa y me dirigí a mi amado sofá cama. Estaba molesto. Lo último que me faltaba era que justamente mi ex me diera consejos amorosos y lo que más me enojaba era que tiene razón, ella y todos. Estaba siendo un reverendo tonto por dejarla ir, por no lanzarme y atreverme a decir lo que siendo. Justo por esa cobardía Connor la llevó a una cita y yo me encontraba en el dúplex, solo, sin ella.










▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪
Nuevo capítulo!!!

Sé que no es el cap. más bonito, pero espero que les haya gustado.

Vanessa dijo la razón por la que engañó a Allan. ¿Qué creen de eso?

¿Alguien quiere abrazar al pobre Allan?

Besos de Karina K.love 😉

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top