Capítulo XXX
Aún estoy flipando con lo vivido este fin de semana, ha sido increíble, pero toca volver a la realidad. Además, esta semana es la feria de universidades.
— ¿Lista, preciosa? — Pregunta Tom emocionado.
— Sí... — Respondo distraída.
— ¿Qué te ocurre? ¿Aún estás en las nubes por tu fin de semana?
— Sí y no. Sí porque es algo que no olvidaré nunca y ha sido maravilloso, y no porque... — No continúo. Es un sentimiento nuevo y no sé cómo gestionarlo.
— Eh, preciosa — dice cogiendo mi mano y guiándome para sentarnos en la cocina. — Cuéntamelo.
— Es que... ¿Y si me equivoco? Es decir, siempre he tenido claro lo que quería estudiar pero, ¿qué pasa si me equivoco? ¿Qué pasará si soy una de tantas personas que no encuentran trabajo de su área cuando terminan la carrera? No lo había pensado hasta ahora pero es muy probable que pase. No es una carrera muy solicitada y será por algo.
— Luna, cariño, todos nos arriesgamos a eso cuando estudiamos, pero déjame decirte una cosa. No pasa nada. Si consigues tu título pero no puedes trabajar de ello, no pasa nada.
— Sí, sí pasa. ¿Cómo voy a ganarme la vida? — Su mirada me da la respuesta. — Sé que con vosotros puedo trabajar pero quiero tener algo mío, algo propio.
— Te entiendo perfectamente mi niña. Escúchame, siempre lo has tenido claro, es tu pasión. No dejes que el miedo te frene. Tu carrera tiene muchas salidas. ¿O acaso no te gustaría, por ejemplo, trabajar en un museo? Hay museos arqueológicos muy buenos en Seattle que estarán encantados de contar contigo. Y en los museos también se hacen expediciones para conseguir nuevo material.
— Tienes razón. No sé qué me ha pasado — digo frotándome la frente.
— Lo que te ha pasado es lo mismo que nos ha pasado a todos a tu edad. Todos teníamos miedo a fracasar. Pero eso no pasa, nunca se fracasa, si algo no sale como quieres sólo tienes que seguir intentándolo.
Me acerco a él y le abrazo.
— Tú y tus sabias palabras me sacáis siempre del pozo de la duda.
— Tengo sabias palabras porque soy muy sabio, preciosa — responde riendo. — ¿Tienes pensando ya dónde te gustaría estudiar? — Me pregunta mientras hace café.
— La verdad es que no. No he mirado en profundidad las universidades, por eso voy a asistir a la feria.
— Te gustaría estudiar en Seattle, ¿verdad?
— Sí.
— ¿No has pensado en estudiar fuera? ¿En el extranjero? Ahora podemos pagártelo si quieres...
— No, no es una opción — digo demasiado rápido. — Es decir, no entra en mis planes irme a estudiar al extranjero. Seguro que sería una gran experiencia pero en Seattle seguro que hay buenos programas y universidades. Además, no me gustaría separarme de vosotros ni de Derek. Si ya se me va a hacer muy duro irme de aquí no me quiero imaginar ir más lejos aún.
— Parece que aquí hemos encontrado nuestro hogar, ¿verdad?
— Sí — respondo muy segura. — Aquí he vivido muchas cosas pero me siento en casa.
— Entonces no hay más que hablar — sentencia. — Estoy convencido de que entrarás en la mejor universidad de Seattle.
Cogemos nuestras tazas de café y brindamos por eso.
Me reúno con Katy en el aparcamiento y la veo muy decaída. Me parece muy raro.
— ¿Estás bien? No me digas que has discutido con Alan — Pregunto preocupada.
— No tranquila, no es nada de eso. Es que... Luna no tengo nada claro lo que quiero estudiar. He estado toda la noche pensando y he llegado a la conclusión de que... No quiero estudiar Psiquiatría. La feria de universidades ha llegado y no tengo la más remota idea de qué hacer con mi vida — termina intentando recuperar un poco el aliento.
— Nena — la abrazo y la acaricio la espalda — tranquila. Vamos a tomarlo con calma, la semana acaba de empezar, tenemos tiempo de ver todos los stand, de preguntar, de informarnos. No te preocupes, ¿vale?
— Vale — dice con lágrimas en los ojos.
La agarro del brazo y entramos en el instituto. Hay stand por todas partes y un montón de gente joven con tarjetas identificativas. Muchos de ellos saludan a los profesores, seguro que son antiguos alumnos.
— ¿Qué te parece si hoy cogemos información de todos los stand y los estudiamos a ver qué ofrece cada centro? — Propongo a una Katy cada vez más animada.
— Me parece bien — me responde.
— A mí también — oigo detrás de mí cuando unas manos me agarran la cintura. — Buenos días pequeña.
— Buenos días pequeño — le digo cuando me giro. Me pongo de puntillas y le doy un beso.
— ¿Has vuelto ya a la realidad?
— No. ¡Me niego! — Respondo riendo.
— Me parece bien. ¡Yo tampoco quiero!
— Me dais mucha envidia — dice Katy pareciendo ofendida. — Me voy a coger panfletos por ahí.
Se gira, echa su pelo hacía atrás a la vez que levanta la cabeza y se va, muy digna, hacia los stand. No puedo evitar reírme, al menos ha recobrado su felicidad habitual.
— Vamos — le digo a Derek. Cojo su mano y vamos paseando recopilando información de los stand.
Tengo un ojo puesto en Katy, se ha reunido con Alan y guardan los folletos en una carpeta. Katy se entretiene con todos los responsables de los stand, habla con ellos y seguro que les hace muchas preguntas. Alan parece un poco más distraído y no para de mirar en una dirección. Seguro que tiene muchas ganas de llegar a esa zona donde está la información de la universidad que le interesa. Justin sin embargo va directo hacia los stand que le interesan. Seguro que él tiene muy claro sus opciones, se habrá informado antes de venir, cosa que debería haber hecho yo y que por supuesto no hice.
— ¿Por dónde empezamos? — Pregunto indecisa.
— No tengo ni idea — responde Derek. — ¿Qué te parece si empezamos por las que conozco?
— ¿Cuáles son?
— La universidad de Washington (W.U) y la universidad de Seattle (S.U).
— Me parece bien, además están en la misma zona. Vamos.
Juntos agarrados de la mano vamos a los stand. Cogemos la información, la guardamos en nuestras mochilas y seguimos caminando. Parece que los stand están divididos por zonas, así que cogemos información de todas las universidades que han venido del estado de Washington y, por si acaso, también de otras que están a las afueras, aunque sean más lejanas siempre tenemos que tener más opciones. A lo mejor hay alguna que nos interesa más y que imparte ambos grados. Nunca está de más estar bien informado.
— ¿Vamos a buscar a los demás? — Pregunto. Ya es la hora de comer y la verdad es que tengo hambre.
— Sí, vamos.
Oh oh, está muy serio.
— ¿Qué ocurre?
— Nada pequeña, no te preocupes.
— Oye — digo en voz suave, — si ocurre algo me gustaría saberlo, por favor.
— No es nada de lo que debas preocuparte, ni yo tampoco debería. Tengo miedo de no poder acceder a la universidad que quiero, ni tampoco poder ir a la misma que tú. He estado ojeando las notas de corte y son todas bastante altas. Siempre podría acceder con una beca pero me gustaría entrar por méritos propios y no sujeto a las condiciones de una beca. Además, la mayoría de universidades hacen una entrevista antes de adjudicar la plaza. ¿Y si no consigo superarla?
No sé si me consuela no ser la única que tiene dudas.
— Van a cogerte, estoy segura. Tus notas son muy buenas y en las entrevistas les vas a enamorar, se van a pelear por ti. Estoy 100% segura. Y, en el caso de que ninguno de los dos lo consiga no debes tener miedo. Aunque tuviéramos que estudiar cada uno en una punta del estado no pasaría nada, nuestro amor es más fuerte que todo esto y ya lo hemos demostrado — digo intentando animarle. Estoy convencida de todo lo que digo porque es verdad, espero que no note que yo también tengo miedo de que al final tengamos que separarnos.
— Sabias palabras — responde con media sonrisa. Parece que ha funcionado.
— Tengo sabias palabras porque soy una mujer muy sabia — respondo robando la frase de mi hermano.
Agacha la cabeza y me da un suave beso en los labios.
— Eres increíble, Luna Miller. Eres capaz de calmar hasta a la bestia más fiera.
— Se hace lo que se puede — digo devolviéndole el beso.
— Vamos — coge mi mano y emprendemos la búsqueda de nuestros amigos.
Les vemos a la salida del recinto y vamos a su encuentro.
— ¿Qué tal chicos? ¿Habéis visto algo que os guste? — Pregunto.
— Sí, yo sí — responde Justin. — Tenía en mente dos universidades y he visto otra que me ha llamado la atención. He cogido información y quiero estudiarla bien a ver cuál tiene mejores opciones.
Sabía que Justin lo tenía todo muy claro.
— Yo también — comenta Alan. — A lo mejor me equivoco pero tengo una universidad en mente y voy a luchar por esa, no me interesa ninguna más.
— Seguro que lo consigues mi amor — le anima Katy.
Es una decisión arriesgada, ir sólo a por un centro es algo inusual, siempre se tiene otra opción por si acaso pero conociendo a Alan seguro que lo consigue.
— Yo estoy muy perdida — confiesa Katy. — He hablado con los representantes de las universidades y hay muchas carreras que me gustan pero ninguna me termina de convencer. No sé qué hacer con mi vida.
— Nena, vamos a mi casa y te ayudo a ver la información, ¿te apetece? — Propone Alan.
— ¿No te importa? — Pregunta Katy con brillo en los ojos.
— Claro que no, vamos.
— Adiós chicos — se despiden.
— ¡Adiós!
— ¿Y vosotros qué? — Pregunta Justin.
— Hemos visto varias universidades pero tenemos que estudiar a fondo cada una — respondo enseñándole la mochila llena de folletos.
— ¿Quieres que te ayude? — Se ofrece Derek.
— Te lo agradezco pero Tom está como loco con la feria, seguro que le hace ilusión mirarlo conmigo.
— Claro que sí, hablamos luego entonces — me encanta que sea tan comprensivo. Le doy un beso a Derek y un abrazo a Justin y me marcho.
— ¡Cuéntamelo todo! — Dice Tom en cuanto entro por la puerta. Huele de maravilla, como siempre.
— ¿Comemos primero? — Propongo, estoy muerta de hambre.
Nos sentamos a comer y le resumo nuestra visita a la feria. Me escucha con atención y cuando terminamos de comer, saca su portátil y miramos detalladamente cada folleto, buscando la web de cada universidad y estudiando todo con calma.
— Necesito una pausa — anuncio cuando hemos estudiado cuatro universidades.
— Me parece bien — dice Tom. — Llevamos prácticamente toda la tarde. Date una ducha mientras preparo la cena.
Y eso hago. Me doy una ducha relajante y dejo la mente en blanco, es mucha información para procesar y prefiero no pensar más, aún tengo tiempo.
El resto de la semana la pasamos cogiendo más información sobre los centros y estudiándola por la tarde con Tom. Está emocionado y se nota que le encanta poder ayudarme. Obviamente me fío de él, ya hizo esto antes y al fin y al cabo no va a recomendarme un mal programa.
El viernes por la tarde quedamos todos en El Grill y tras contar nuestra experiencia en la feria le preguntamos a Anna qué tal.
— En mi instituto también ha sido, he visto unas cuantas que me han interesado aunque mi sueño es estudiar en Seattle, allí hay muchas oportunidades y muchos hospitales buenos donde hacer prácticas — dice emocionada. — Aún así no descarto estudiar fuera. ¿Tú lo has pensado, Luna?
— ¿Estudiar fuera?
— Sí. Por tu área sería lo normal, ¿no?
— Tom me ha preguntado lo mismo pero no entra en mis planes. Quizá en un futuro sí, quién sabe, pero ahora mismo no, no quiero marcharme de aquí — respondo cogiendo la mano de Derek bajo la mesa.
Todos están de acuerdo con mi decisión y cogen la carta para ver qué pedimos de cena.
— Seattle — susurra Derek en mi oído. — ¿Qué tendrá esa ciudad?
Me río en respuesta y le miro. Lo confieso, sería un sueño estudiar en la misma facultad que él.
Esa noche me cuesta dormir, no logro sacar de mi cabeza una idea que lleva dando vueltas varios días. Al final me levanto, enciendo mi portátil y entro en internet. Tiene que haber alguna forma de averiguar más sobre mi pasado sin tener que someterme a una prueba de maternidad, paternidad o como se llame. Seguro que hay algo, algún documento o algún sitio donde pueda acudir sin necesidad de tener autorización de mis hermanos. Tras un par de horas investigando doy con la clave: La partida de nacimiento. En mi identificación no aparece el nombre de mi madre porque mi padre demostró que éramos una familia monoparental pero en el registro tiene que aparecer el nombre de mi madre, o al menos en los informes del hospital. Entro en la página web y veo los campos que tengo que rellenar para solicitar la partida de nacimiento. No hay nada seguro pero no pierdo nada por intentarlo, así que descargo el formulario:
Ø Nombre de inscripción en el registro.
Ø Fecha de nacimiento.
Ø Lugar de nacimiento.
Ø Nombre de casado/soltero del padre.
Ø Nombre de casada/soltera de la madre.
Ø Dirección Postal.
Nací en Seattle pero no sé el nombre del hospital donde nací. Lo que sí sé es que mi padre no se casó con Eliana así que me falta su apellido. Quizá todo esto no sirva de nada porque si introduzco algún dato erróneo no me mandarán la partida de nacimiento, pero aún así tengo que intentarlo.
Puedo preguntarle a Tom el hospital donde nací, a ver cómo lo hago sin que sospeche. El apellido de Eliana se lo puedo preguntar a Olivia. ¿Pensará que es raro que lo quiera saber?
Apago el ordenador, resoplo y me froto la cabeza.
Mierda, esto va a ser muy difícil.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top