Capítulo LVIII
Verla coger el diploma me emociona muchísimo. A pesar de todo lo ocurrido lo ha conseguido, todos lo hemos conseguido. Todos hemos tenido nuestros problemas pero reconozco que lo que ha vivido Luna ha sido un completo infierno y no puedo estar más orgulloso de ella. Realmente no sé cómo ha podido soportar todo. Katy ha tenido sus baches con Alan y ha estado muy indecisa sobre su futuro, pero tardó poco en arreglarlo. Justin es muy feliz con Christian y, en parte, lo es gracias a Luna, a que ella le animó a contárnoslo y así poder ser feliz en público con él. Anna por suerte no ha tenido problemas, lo único malo es pertenecer a otro instituto y no poder vivir este día con nosotros.
Llegó un momento en el que pensé que Luna no lo conseguiría. Desde que puso un pie en este centro todo han sido problemas para ella. Primero Mary haciéndole la vida imposible, después Luke se unió a ella. El juicio, el pacto con Mary, Eliana... Cuando la ingresaron en el hospital tuve un mal presentimiento, por un momento pensé que no iba a salir adelante. Que por su salud sus hermanos se la llevarían de aquí y lo nuestro terminaría, pero no fue así. Por suerte para mí y por desgracia para ella porque al final acabó destruida. Ella intentando ayudar a todo el mundo, consiguiendo que sean felices mientras su vida se desmoronaba poco a poco hasta que tocó fondo de la peor manera posible. De verdad que temí por ella, pero ha conseguido superarlo, entre todos la hemos ayudado y la terapia parece que funciona, pero si ha logrado salir es gracias a su fuerza de voluntad, a su fortaleza porque, aunque ella no lo crea, es la persona más fuerte que conozco. Y por todo lo que ha pasado ahora lo es mucho más.
Aplaudo con energía y me levanto de mi asiento para vitorearla junto con nuestros amigos y su familia. Baja por el otro lado del escenario y viene muy contenta a sentarse en su asiento.
— Enhorabuena pequeña — digo cogiendo su mano y besándola.
— Igualmente pequeño, ¡lo logramos! — Exclama emocionada.
— Y tanto que lo hemos logrado — ahora no me contengo y son sus labios los que beso. — Tu abuela y tus hermanos se habrán quedado afónicos de tanto gritar.
— Ya me imagino. He visto a Eliana — dice y abro la boca sin creer lo tranquila que está — ha venido a pesar de que la dijera que no, pero, ¿sabes? No me importa.
— ¿Estás bien? — Pregunto preocupado.
— Sí, estoy perfectamente. No pienso permitir que fastidie mi día. Además, realmente no he sentido nada cuando la he visto. Se ve que está orgullosa de mí por haberme graduado, pero yo estoy más orgullosa de mí misma. Le dije que no viniera pero no me importa que lo haya hecho, no es que me haya gustado, pero... No me molesta que esté ahí.
Y sin más continúa aplaudiendo a los compañeros que van recogiendo su diploma y la miro asombrado. Desde luego la terapia sí que funciona. Respiro hondo y mi corazón se hincha de orgullo, no podría estar más feliz y orgulloso de ella.
Cuando el último compañero recoge su diploma y el director y los profesores nos dan la enhorabuena, nos levantamos y saltando tiramos al aire nuestros birretes.
Miles de flashes salen de todas partes y nosotros recogemos los birretes y nos damos un abrazo grupal. Nuestras familias se acercan a nosotros y nos felicitan.
— ¡Enhorabuena mi niña! — Mi madre abraza a Luna emocionada y ella acepta el gesto cariñoso de buen grado. Aprovecho para mirar a nuestro alrededor por si acaso a Eliana se le ocurriera acercarse y estropear el momento pero no la veo, se habrá ido. No sé cómo se habrá tomado que hayan invitado a su madre y a ella no. — Estoy tan orgullosa de vosotros — dice mi madre llorando.
— Ay mamá, qué exagerada eres. Tampoco es para tanto — bromea Katy y mi madre la fulmina con la mirada. — Vale vale, sí lo es. ¡Sí lo es! — Aplaude Katy y mi madre se ríe. Me encanta el juego de miradas que se traen siempre, es muy divertido.
— Olivia, quiero presentarte a alguien — Luna se aparta un momento, coge a su abuela de la mano y la presenta. — Ella es Dory, mi abuela. Abuela, ella es Olivia, la madre de Derek y...
No da tiempo a nada más porque Dory se lanza a los brazos de mi madre y la abraza.
— Muchas, muchísimas gracias por cuidar de mi niña, no sé qué habría sido de ella si no llegas a estar tú cuando sus hermanos no estaban — agradece la mujer con lágrimas en los ojos. — Y siento todo el dolor que hayamos podido causar.
— Es un placer conocerte — dice mi madre devolviéndole el abrazo — y no te disculpes, no es culpa tuya, no es culpa de nadie. El destino a veces es caprichoso. Además, este año ha tenido más cosas buenas que malas.
— Eso es verdad — interviene Tom.
— Y una de ellas es poder celebrar vuestra graduación. ¡En marcha! — Ordena Sam empezando a caminar en dirección al coche.
— Tienes hambre, ¿verdad? — Pregunta Luna divertida.
— Sí — responde Sam sonriendo y todos nos reímos.
— Vale, ya vamos. Pero antes... ¡Más fotos! — Pide Katy.
Por fin llegamos al restaurante. Lucy reservó en el mismo restaurante donde celebramos Nochevieja, con dos pequeñas diferencias: en vez de Eliana es Dory quien ocupa un sitio en la mesa y Justin y su familia también están aquí. No hace falta pedir nada porque ya acordamos los menús y los entrantes, sólo ordenamos las bebidas y esperamos pacientes a que nos las traigan. Hay más familias celebrando las graduaciones, entre ellas veo a varios compañeros del equipo y a Karen y Jessica con Tony, Lucio y sus respectivas familias. Es lo que tiene vivir en un pueblo pequeño, que al final todos terminamos en los mismos lugares.
— Quiero proponer un brindis — anuncia Tom levantándose y aclarándose la garganta. Todos le miramos y guardamos silencio. — Lo primero de todo quiero daros las gracias por haber tratado tan bien a Luna, la habéis acogido en vuestra casa sin conocerla — dice mirándonos a nosotros — y la habéis integrado muy bien en vuestro grupo sin juzgarla. Este último año no ha sido nada fácil para nadie pero juntos lo habéis superado todo. Si llegan a decirme todo lo que ocurriría este año no me lo habría creído. Y si lo hubiera hecho no habríamos abierto nuestro negocio. Irnos y dejarte aquí ha sido lo más duro que hemos hecho y te estamos eternamente agradecidos por habernos dado esta oportunidad, por habernos animado a lanzarnos a un vacío que no sabíamos si tendría un final. Gracias a ti estamos en la cumbre — dice mirando a Luna. — No podría estar más orgulloso de ser tu hermano, preciosa.
— Ahora quiero hablar yo también — anuncia Sam levantándose. Se aclara la garganta y sonríe. — En todas partes hay gente mala, pero amigos tan buenos como vosotros no, sois unos pilares fundamentales en la vida de Luna, y por ende, en la nuestra también. Os consideramos a todos parte de la familia y doy gracias al cielo porque os hayamos conocido. Por vosotros, graduados, y vuestras familias — Sam levanta su copa y los demás alzamos la nuestra.
Bebemos y mi madre, tímida, se levanta también.
— Esto va a parecer una boda — dice bromeando — pero yo también quiero agradeceros a todos el ser tan buenos con nosotros y mis hijos. Alan, tu familia a acogido a Katy de una forma que nunca habría imaginado. Es lo que siempre quise para ella y, como toda madre, tenía miedo de que no pudiera conseguirlo. Sé que aún son jóvenes y pueden pasar muchas cosas porque tienen toda la vida por delante, pero su amor es puro y verdadero y estoy segura de que les va a ir muy bien. Alan, te mereces todo lo bueno que te pase y vas a triunfar, eso lo tengo claro. Y Luna, cariño, tú ya sabes lo que pienso porque hace poco tuvimos... Una buena charla — dice guiñándole un ojo — pero sí quiero agradecerte que hayas ayudado a Derek, tanto en el instituto como personalmente. Es mejor gracias a ti, se ha convertido en el buen chico que siempre vi en él. De verdad, gracias a vosotros estoy súper tranquila sabiendo que mis hijos están en buenas manos. Y no sólo por eso, también me alegro por ti, Justin. Verte feliz es la mejor sensación del mundo — levanta la copa en dirección a Justin y Christian, que está sentado a su lado y todos alzamos las copas de nuevo.
Los demás también se animan a dar sus discursos: Lucy, Christian, incluso los padres de Justin se levantan a decir lo orgullosos que están de tener el hijo que tienen. Todos estamos muy felices así que, cuando ya no hay más discursos, todos nos levantamos, brindamos y bebemos.
Tras la comida, empieza a sonar la música y todos vamos a la pista de baile. Nos da igual la hora que sea, lo cansados que estemos o quién nos esté mirando. Sólo queremos pasarlo bien hasta que no aguantemos más o hasta que nos echen porque sea la hora de cerrar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top