Capítulo LIII

— ¿Miramos en internet a ver si hay alguna oferta? — Pregunto cuando ya estamos de camino al parque de atracciones.

— Sí, vamos a mirar — responde Derek.

— ¿Creéis que habrá ofertas? Si el parque ha abierto hace muy poco. Normalmente las ofertas salen para verano — apunta Katy.

— No perdemos nada por mirar, a ver — digo mientras abro la página web del parque en mi móvil — pues mira, sí que hay. Si compramos las entradas por internet sale un poco más barato.

— ¿A qué estamos esperando entonces? Vamos a comprarlas — Katy saca su móvil dispuesta a comprar las entradas.

— Voy a llamar a Justin para que ellos también las compren — marco el número de mi mejor amigo y le llamo.

— ¿Ya me echas de menos? — Responde Justin al segundo tono.

— Yo siempre te echo de menos — Le digo continuando su broma. — Escucha, he mirado en la página web del parque y si compramos las entradas por internet sale un poco más barato. Nosotros vamos a comprarlas ahora.

— ¿De verdad? Ahora mismo las compramos nosotros. Gracias por avisar bombón — me agradece Justin.

— Un placer. En un rato nos vemos.

Nos despedimos y colgamos. Katy ya ha comprado su entrada y la de Alan y Derek la suya y la mía.

— No hacía falta, amor. Iba a comprarlas yo.

— No es necesario, ya está todo listo — responde cogiendo mi mano.

— Vale, pero en el parque te invito yo a comer.

— Trato hecho.

Y no hay mejor forma de sellar un trato que con un beso.

Cuando llegamos al aparcamiento del parque de atracciones aún es pronto pero ya hay muchos coches aparcados. Se nota que las clases ya han terminado y vienen muchas familias y gente joven a pasar el día. Los sitios más cercanos a la puerta están ocupados así que nos toca aparcar un poco más lejos pero no nos importa andar un poco.

Nos colocamos en la fila y cuando llega nuestro turno enseñamos los móviles con las entradas y nos dan un mapa a cada uno.

— ¿Podría darme otro, por favor? — Oigo que pide Derek y sonrío.

— Sin problema, aquí tiene — la chica de la taquilla le entrega otro mapa y Derek le sonríe en respuesta.

— ¿Ahora coleccionas mapas? — Pregunto sabiendo ya la respuesta.

— No, es para ti. Para que lo guardes junto con los demás — me besa la cabeza y guarda el mapa extra en la mochila, dentro de una bolsa especial donde hemos guardado los móviles y las carteras para que no se mojen, así el mapa también saldrá intacto.

— Adoro este parque — susurro en voz alta.

— Tú y todos, este parque de atracciones es increíble. ¿Venías mucho cuando eras pequeña? — Pregunta Katy.

— He venido un par de veces con mi padre y mis hermanos. Cuando mi padre falleció dejamos de venir. Dejamos de hacer muchas cosas — divago en voz alta.

— Pues entonces es hora de crear nuevos recuerdos — Justin pasa su brazo por mis hombros y comenzamos a andar. — Seguro que tu padre está muy orgulloso de ti, y muy contento de que vuelvas a este parque donde lo pasabas tan bien con él.

— Siempre sabes qué decir — digo abrazando a mi mejor amigo — y te quiero por ello.

— Yo también te quiero nena — comenta devolviéndome el abrazo.

— ¿Por dónde empezamos? — Pregunta Alan.

— Por las atracciones de agua, ¿no? — Responde Anna.

— Por mí genial, son mis favoritas — respondo y saco el mapa — aquí al lado tenemos unas muy guays — les enseño señalando dónde están.

— Vamos entonces — responden y nos ponemos en marcha.

Como bien nos indica el mapa, las primeras atracciones de agua están muy cerca de la entrada, en la parte izquierda del parque.

— ¿Empezamos por esta? — Pregunta Anna señalando una atracción que se llama Hooks Lagon Slide.

— ¿Toboganes? ¡Claro que sí! — Responde Christian y se pone en la fila el primero.

— ¿Esta atracción no es de niños? — Pregunta Alan.

— No, en las atracciones de agua puede montarse gente de todas las edades — responde Christian. — Además, en el mapa están señaladas las atracciones por colores, mira: las de color verde son montañas rusas, las de color naranja son atracciones para toda la familia, las azules, como esta, son las de agua y las de niños son las de color amarillo — explica Christian.

— Genial, vamos a montarnos entonces.

En esta atracción por suerte no hay mucha gente así que enseguida podemos tirarnos por los toboganes. Salimos y vamos a la siguiente atracción, queremos montar en todas las atracciones del parque, a ver si nos da tiempo.

Nuestra siguiente atracción se llama Activity Pool, una buena atracción para darnos un remojón y quitarnos el calor.

— ¡Esta! ¡Esta! ¡Yo quiero montar en esta! — Grita Katy y enseguida se pone en la fila.

Raging River Ride era de mis atracciones favoritas cuando era pequeña — explico mientras avanzamos en la fila.

— No me extraña, creo que la tuya y la de todo el mundo — ríe Derek — es de las atracciones grupales más divertidas.

— ¿A quién le caerá el chorro de agua? — Pregunta Justin. — Se admiten apuestas.

Esta atracción consiste en un flotador redondo gigante lleno de asientos. Con el flotador vamos recorriendo un camino de agua compuesto por varias cuestas y cascadas, lo que significa que más de uno vamos a salir chorreando. Pero eso es lo bueno, ¿no?

Pues a Justin, por hablar, le toco pasar por debajo de dos cascadas y, como no, a mí también me tocó mojarme con alguna.

— Al final hemos salido todos chorreando — se ríe Anna.

— Es lo normal en esta atracción — comenta Alan, — pero también es lo divertido.

— ¿Terminamos nuestra sesión de agua en Pacific Plunge? — Pregunto y todos asienten.

Más toboganes nos esperan, esta vez mucho más altos que los primeros.

— Ha llegado el momento — dicen los chicos conteniendo la respiración. — La primera montaña rusa.

— ¿Cómo se llama? — Pregunta Katy.

Wild Thing — respondo.

— Mmm, suena a peligrosa y salvaje — susurra Katy.

— ¿No te gustan las montañas rusas? — Pregunto. — Puedo quedarme aquí contigo si te da miedo.

— ¿Tú no quieres montar? — Me pregunta Katy sorprendida.

— Sí, quiero. Pero si a ti te da miedo yo me quedo contigo y monto después. No quiero que te quedes sola.

— No te preocupes nena, al principio me dan un poco de miedo pero luego me gustan — explica. — Es que me da impresión verlas desde fuera pero una vez estoy montada la adrenalina se apodera de mí — ríe.

— Vamos a la fila entonces.

En esta atracción hay más gente y nos toca esperar una media hora antes de poner montar. Por suerte el tren de esta atracción es grande y podemos montarnos todos en el mismo turno.

— Uf — comenta Anna cuando el tren comienza su marcha.

— ¿Qué pasa? — Pregunto preocupada.

— Esto suena mucho — Responde Anna con miedo en la voz.

Arrugo el entrecejo y veo cómo los chicos se miran entre sí.

— Si esta suena, no querrás saber cómo es la montaña de madera — responde Justin.

— ¿Mon... Montaña de madera? — Pregunta Anna.

— ¿Nunca has venido a este parque? — Pregunta Alan.

— ¡No! — Grita Anna cuando cogemos velocidad.

Pobre Anna. El grito que ha pegado creo que lo ha escuchado todo el parque. Y eso que esta montaña rusa es de las más suaves que hay.

Yo disfruto como una niña pequeña, hasta levanto los brazos aunque cuando nos ponen boca abajo me agarro por si acaso, en el fondo soy un poco miedica.

— Casi me da un paro — comenta Anna cuando nos bajamos.

— Nena, es mejor que te acostumbres — le dice Katy, — eso o nos quedamos contigo si no quieres montar.

— No no, me ha gustado. Es que me dan miedo las atracciones en las que nunca he montado, pero ya está. La primera vez es la peor — dice riendo.

— Vamos a darte una pausa entonces, ¿qué os parece si nos montamos en la noria? — Propongo. — Así vemos todo el parque desde arriba.

— Vale — responden y nos ponemos en la fila de Ferris Wheel.

Esta atracción es la favorita para las familias, hay muchísima gente esperando pero hay algo bueno. Las norias tienen muchos compartimentos por lo que tampoco esperamos mucho tiempo. Llega nuestro turno y nos relajamos viendo las vistas del parque. Hasta veo la montaña rusa de madera y se me encoge un poco el estómago. Nunca he montado en una montaña rusa tan grande.

— Dicen que es la más grande del estado de Washington — explica Derek mirando en mi misma dirección.

— Puede ser — respondo. — He estado con mis hermanos en otros parques de atracciones cuando viajaba con ellos pero creo que nunca he montado en una montaña rusa de esas dimensiones, y mucho menos de madera.

— ¿Te da miedo? — Me pregunta.

— No, bueno, un poco. Pero tengo ganas de montar — respondo animada porque es verdad y Derek me sonríe.

— Esa es mi chica valiente.

Me acurruco contra él y disfruto de las vueltas que nos da la noria.


— ¿Montamos aquí antes de comer? — Pregunta Alan y asentimos.

Esta atracción se llama Klondike Gold Rusher. Es un poco más larga que la anterior pero también más suave ya que no da giros fuertes ni te deja boca abajo. Lo malo es que los coches son de cuatro personad así que tenemos que montarnos en dos grupos. Yo me monto al lado de Derek y Katy y Alan detrás nuestra. Anna se monta con Justin y Christian en el sitio de detrás.

Lo que no me gusta de estos sitios es que esperas mucho tiempo para luego estar sólo unos segundos, un par de minutos como mucho en la atracción. Salvo en las de agua, esas suelen ser más largas.

— ¿Comemos aquí? — Propongo señalando el cartel donde hay hamburguesas, pizzas, perritos, helados...

— Sí, por mí sí.

Todos están de acuerdo así que comemos en Carousel Café & Threats.

No es muy caro y la comida está buena, es obvio que hemos comido en sitios mejores pero la comida de los parques de atracciones son así. Así que no nos quejamos, además tenemos tanta hambre que nos comeríamos cualquier cosa.

— Ahora sí os pido que de momento montañas rusas no — pide Anna — después de comer sí que puedo vomitar si me lleváis a una muy fuerte.

— ¿Qué os parece si vamos a Lumberjack Falls? — Propongo.

— ¿Esa es la atracción del barco grande que va por el agua? — Pregunta Anna.

— Sí — respondo.

— Me apunto.

Entre el tiempo que esperamos y el paseo en barca hasta que caemos por la cuesta al agua ya nos ha bajado la comida y estamos listos para ir a la siguiente atracción.

— Voto por Timber Axe — propone Justin.

— ¿Ese hacha que da vueltas y te deja boca abajo? No sé yo — dice Anna intentando contener la risa. — ¡Venga sí!

Al final le están gustando las atracciones porque es la primera en ponerse en la fila.

Reconozco que esta atracción marea un poco, por suerte no vamos a volver a montarnos.

Hang Glider Propone Derek cuando bajamos del hacha.

— ¿Eso es seguro? — Pregunto. — Es que la gente va... ¿Tumbada? — Pregunto sorprendida.

— Sí, en esta atracción vas tumbado pero es muy divertida y segura, vas bien enganchada no te preocupes.

Si Derek lo dice será verdad. Nos ponemos en la fila y para mi sorpresa me encanta esta atracción.

Brain Drain — propone Justin.

Uf, las lanzaderas no me gustan, he montado una vez y no quiero repetir.

— Lo siento chicos pero yo os espero abajo — dice Anna. — Puedo montar en cualquier montaña rusa pero en la lanzadera no. La sensación que te da bajar así de golpe no me gusta nada.

— Me quedo contigo — digo de repente. — A mí tampoco me gustan.

— Os acompaño — dicen Derek y Justin a la vez pero negamos con la cabeza.

— No hace falta, no estamos solas, nos acompañamos la una a otra — les tranquilizo.

— Además, hay mucha fila en esta atracción, ¿vamos a una de agua? — Me pregunta. — Creo que hay alguna en la que aún no hemos montado.

— Vale, pasadlo bien chicos y, por favor, asegurad bien la barra protectora — digo con miedo.

— No te preocupes pequeña, no pasará nada — Derek me da un beso en la frente y se ponen a esperar su turno.

— Vamos entonces a la zona de agua — saco el mapa y empezamos a caminar. — Creo que la que nos falta es esta, Zooma Falls.

Está en la otra punta del parque pero no nos importa, vamos caminando tranquilamente hasta llegar. Por suerte no parece haber mucha gente, nos ponemos en la fila y diez minutos después es nuestro turno.

— ¿Venís solas, chicas? — Nos pregunta una chica mientras sujeta el flotador para que nos subamos.

— Sí — respondemos las dos a la vez.

— Vale, poneos cómodas, agarraos aquí — nos indica de forma muy amable. — ¿Listas?

— ¡Sí! — Gritamos emocionadas.

— ¡Agarraos y disfrutad! — Nos da un empujón y de una patada nos salpica antes de entrar en el tobogán.

— ¡Uauh! Agárrate bien — le digo a Anna.

— ¿No volcaremos verdad? — Pregunta un poco preocupada al ver cómo se mueve.

— No, no creo — respondo no muy convencida.

Por suerte no volcamos. Llegamos a la zona de la piscina de una sola pieza y riendo.

Volvemos a la atracción donde están nuestros amigos y aún les vemos en la fila, queda poco para que llegue su turno.

— Creo que nos toca esperar un rato — comenta Anna y se sienta.

— No te sientes, ¿vamos al barco pirata? — Pregunto señalando el gran barco de la atracción Pirate Ship.

— Venga vale, así la espera no es tan aburrida — me responde, agarra mi brazo y vamos al barco pirata, que está al lado de la lanzadera.

En esta atracción lo que más hay son familias, como en las de agua. Aunque hay mucha gente el barco es enorme y tardamos sólo unos pocos minutos en montar. Cojo a Anna de la mano y la llevo al final del barco, a la zona más alta, así es más emocionante.

Al terminar no vemos a nuestros amigos por ninguna parte, deben estar ya arriba del todo de la atracción esperando a que les suelten, así que aprovechamos para ir al baño. Cuando salimos ya están en la entrada de la atracción esperando.

— ¿Qué tal lo habéis pasado? — Pregunto al llegar a su encuentro.

— Casi se me para el corazón — responde Katy con una mano en el pecho — pero bien.

— Ha estado guay pero la espera ha sido muy aburrida — responde Derek. — Es lo malo de esta atracción. ¿Y vosotras?

— Muy bien — respondemos Anna y yo a la vez.

— Primero hemos ido a otra atracción de toboganes de agua y después aquí al lado al barco pirata — explico.

— ¡Qué guay! — Aplaude Justin. — Así al menos no os habéis aburrido.

— Bueno chicos — interrumpe Alan. — Ya está anocheciendo, sabéis lo que toca, ¿verdad? — Pregunta muy serio.

Me temo que sí, lo sé. La última atracción: la montaña de madera.

Todos asentimos con la cabeza y tres minutos después ya vemos el cartel: Timber Hawk Ride Of Prey.

— Joder, esta sí que suena — dice Anna con miedo. — Encima es mucho más alta, grande y larga que las demás.

— Por eso es la montaña rusa de madera más grande del estado de Washington — explica Alan emocionado. Se nota que le encanta.

— Piensa que tienes tiempo de hacerte a la idea de que vamos a montar. Mira cuánta gente hay — digo señalando toda la gente que está en la fila esperando.

— Me voy mentalizando entonces — ríe Anna.

La espera es interminable y encima cuando llega nuestro turno no cabemos todos, así que dejamos pasar a un grupo más pequeño que hay detrás nuestro y esperamos un poco más.

— ¡Pero qué ven mis ojos! ¡Christian! — Oímos hablar a un chico.

— ¿Jack? — Pregunta confuso Christian. — ¿Qué haces aquí?

Ambos chicos se dan un abrazo amistoso.

— Ahora trabajo aquí — explica. — Mi novia es la gerente del parque y me ha enchufado.

— Me alegro mucho por ti, ven que te presento — dice señalándonos. — Chicos, él es Jack, un amigo del instituto. Jack, ellos son Derek y Luna, Alan y Katy, Anna y él es Justin, mi novio.

— Un gusto conoceros a todos — dice saludándonos. — Un momento, enseguida vuelvo.

El coche está casi en el punto de partida y tiene que ayudar a las personas a salir de la atracción. Somos los primeros así que nos ayuda a acomodarnos.

— ¿Creéis que nos dará tiempo a montar otra vez? — Pregunta Alan.

— No lo sé. Hay muchísima fila y ya es un poco tarde — comienza Christian pero Jack le interrumpe.

— Sí, os da tiempo, tomad — dice tendiéndonos unas pulseras. — Con esto no tendréis que esperar. Las enseñáis a los compañeros que hay en la entrada y cuando estéis de nuevo montados me las devolvéis — nos dice guiñándonos un ojo.

— Muchas gracias tío — le agradece Christian chocando la mano.

— Nada, no me las deis, ventajas de ser el enchufado — dice bromeando.

Cuando el coche está lleno comienza la marcha. Empezamos a coger velocidad y entre gritos y risas lo pasamos bien. Hacemos caso a Jack, le enseñamos las pulseras a sus compañeros y pasamos al lado de la fila de gente. Al llegar arriba Jack se ríe, nos acomoda en los asientos y le devolvemos las pulseras.

— Me ha encantado verte, ¿te llamo y tomamos algo? — Pregunta Jack.

— Claro que sí, cuando quieras — responde Christian.

Nos ponemos en marcha de nuevo y disfrutamos como niños pequeños.


— Estoy reventada — digo cuando estamos volviendo al coche. — Pero me lo he pasado genial.

— Sí, yo también — responde Derek pasando su brazo por mis hombros.

— Y yo — dice Anna. — No tenía muchas esperanzas pero me ha encantado, gracias por este gran fin de semana chicos.

— A ti por venir — le agradece Katy. — Ha sido increíble, gracias a todos.

Juntos nos damos un abrazo grupal y al llegar al coche nos despedimos.

Tengo ganas de llegar a casa, darme una ducha y acostarme pero aguanto despierta y disfruto del viaje de vuelta a casa con mis amigos.

Hemos pasado un gran fin de semana y un gran díaen este parque de atracciones. Ojalá volvamos pronto otra vez.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top