Capítulo IV
Esta noche no he dormido muy bien, estoy bastante nervioso por lo que puede pasar hoy pero creo que es lo mejor que puedo hacer, es más, es lo que debo hacer. Si igualmente Mary va a confesar todo... Es mi deber denunciarla, pero tengo sentimientos encontrados, no porque sienta algo por ella sino porque no entiendo cómo pudo llegar a ese extremo. La conozco desde hace muchos años y cuando empezamos a salir no era así, el instituto la ha cambiado mucho y supongo que su madre tiene también mucho que ver. Ahora me siento un poco mal por haberla tratado de esa forma pero no podía permitir que se siguiera pasando con Luna, ella no le había hecho nada y por pura envidia la acosó de tal forma que se ha destruido a sí misma. No sé cómo pude estar tan ciego, veía cómo trataba a los demás pero en el fondo no quería darme cuenta, hasta que llegó ella. Luna fue la luz que guio mi camino, que me devolvió, como ella dice, a mi verdadera esencia y no me arrepiento de haber dejado a Mary por ella, es lo mejor que he hecho en mi vida. Reconozco que me da pena que hayamos terminado así pero nunca imaginé que pudiera llegar a hacerme daño a mí. Se pasó de la raya y podía haberme matado. Le he dado muchas vueltas y estoy decidido, es lo que debo hacer. Cojo mi móvil y llamo a Christian a ver si con suerte hoy no libra y está en comisaría. Me contesta al tercer tono.
— Hola Derek — responde con voz seria.
— Hola Christian, te llamo porque voy a ir hoy a comisaría.
— Me lo he imaginado, es lo mejor que puedes hacer.
— Lo sé, lo sé — respondo frotándome la cara con la mano.
— ¿Vienes solo?
— No, Luna viene conmigo.
— ¿Estás seguro de que quieres que pase de nuevo por eso?
— Ella quiere venir, necesita hacerlo. Además ella fue víctima también, no directamente pero toda esta mierda le ha salpicado y necesita ver cómo se hace justicia.
— Tienes razón — se queda callado un momento — estoy en comisaría, ya avisé a mi superior de que un día de estos vendrías, va a atenderos él pero yo estaré ahí con vosotros. ¿A qué hora vendréis?
— En un rato, Luna pasa a recogerme sobre las 9.45h así que lo que tardemos en llegar.
— Vale, aquí os esperamos. Y oye Derek — me dice antes de colgar — de verdad, estate tranquilo, es lo que debes hacer, por ti y por ella.
— Gracias tío.
Cuelgo y me froto la cara ahora con ambas manos. Sé que es lo que debo hacer pero eso no quiere decir que no sea duro. Tanto para mí como para ella. Joder esto es una tortura. Unos golpes en la puerta me hacen reaccionar.
— ¿Estás despierto? — Pregunta Katy entrando en la habitación.
— Sí, no he dormido nada bien esta noche.
— ¿Pasa algo? — Pregunta preocupada.
— Voy a ir a comisaría a denunciar a Mary — abre mucho los ojos y me mira con cara de sorpresa — Luna viene conmigo.
— ¿Estás seguro...?
— Sí — digo cortándola — sabes que ella lo necesita más que yo.
— Lo sé. ¿Quieres que vaya con vosotros?
— Te lo agradezco, pero no es necesario. Voy con buena compañía. Además, va a ser un momento duro y no quiero que haya espectadores.
— Vale, pero me contarás lo que te han dicho, ¿verdad?
— Claro que sí hermanita.
Se acerca a mí y me da un abrazo. Nunca se lo reconoceré pero me encantan sus muestras de afecto, es una chica tan sincera, tan buena, tan loca... La adoro.
— Venga vamos a desayunar — dice cogiendo mi mano.
Mi madre ya está despierta y acaba de hacer café, nos ofrece una taza a cada uno y unas tostadas. Se sienta a desayunar con nosotros y nos mira fijamente, sabe que pasa algo, a mi madre no se le escapa una.
— Venga, desembucha, ¿qué pasa? — Pregunta mirando a Katy.
— Voy a ir con Luna a comisaría — respondo por ella.
— ¿De verdad? — Pregunta mi madre con sorpresa.
— Sí. Es lo que debo hacer.
— Sí hijo, es lo que debes hacer, por ti y por ella.
— ¿Por qué todos me decís lo mismo? — Pregunto nervioso.
— Hijo, esa chica os ha hecho sufrir mucho y si es cierto lo que me ha contado Katy... — la interrogo con la mirada. — Katy me contó que Mary va a confesarlo todo.
— Eso le dijo a Luna, y fue también lo que oyó Christian en comisaría.
— Entonces no dudes, debes hacerlo. Es una forma de que luches por vuestro amor. Luna ha luchado a su manera, se ha enfrentado innumerables veces a esa chica y al final ella se ha salido con la suya. Parece que se ha dado cuenta de que ha obrado mal pero era demasiado tarde.
— Nunca es tarde para arrepentirse mamá — no intento defenderla.. Realmente no sé por qué lo digo. No le deseo el mal a nadie y después de lo que le pasó... Sólo quiero que esto acabe y que todos podamos seguir con nuestras vidas.
— Sé lo que te pasa por la cabeza, Derek. Mary no se merece lo que pasó, nadie merece que le violen por muy mal que se haya portado pero ella va a buscar su justicia denunciándole a él, tú tienes que buscar la tuya por los daños físicos y emocionales que te ha causado. Podrías haber muerto hijo — me dice mi madre con lágrimas en los ojos y sé que tiene razón. He leído los informes y no entré nada bien en el hospital. Ahora que me acuerdo, — mamá necesito que me des los informes del hospital, voy a llevarlos a comisaría porque seguramente me los pidan como prueba.
— Claro — va al salón y vuelve con un sobre, — los tenía preparados para cuando llegara el momento, porque sabía que al final lo harías — confiesa.
— Gracias mamá — cojo el sobre y cuando me levanto mi madre me da un abrazo, Katy se une y las dos me dan las fuerzas que necesito para afrontar esto.
Le doy un beso a cada una y salgo cuando oigo llegar un coche. Mi chica está preciosa aunque no sonríe como siempre, desde el día de Año Nuevo sonríe poco y eso tengo que remediarlo. Me monto en el coche y le doy un dulce beso en los labios que ella recibe con gusto.
— ¿Listo? — Me pregunta intentando aparentar seguridad.
— Sí, ¿y tú? — Respondo convencido.
— Sí — la miro fijamente porque sé que me está mintiendo — bueno no mucho, pero vamos a hacerlo.
— Juntos — termino la frase por ella.
— Juntos — acaricia mi mejilla con su mano y yo la cojo y le doy un beso. Sonríe y mira al frente. — No sé dónde está la comisaría.
— Vamos — respondo riendo — yo te guío.
No es un pueblo muy grande pero no me sorprende que no se lo conozca entero, hay zonas a las que nunca ha ido y siempre que sale lo hace con nosotros así que no ha explorado mucho.
Llámame en cuanto salgáis y por favor vigila a Luna, está muy rara y me tiene muy preocupado.
Tranquilo, te mantendré informado.
Respondo a Tom cuando bajo del coche, no quiero que Luna vea el mensaje porque prefiero que no sepa, al menos de momento, que sus hermanos la tienen vigilada. Aunque seguro que ya lo sabe porque vive con ellos.
Entramos en comisaría y sale Christian a recibirnos, nos hace una señal para que le sigamos y nos lleva a un despacho en cuya puerta pone Carl Stivens, así debe llamarse el superior de Christian y nos lo confirma cuando se presenta y nos invita a sentarnos.
— Christian me ha contado que habéis venido a poner una denuncia.
— Así es — respondo un poco nervioso. Luna parece estar temblando así que pongo mi mano en su muslo para intentar tranquilizarla. — Aquí tengo los partes médicos que confirman mi versión.
— Cuéntame lo que ocurrió — me pide cogiendo los documentos. — No te guardes nada, cuéntamelo todo, con pelos y señales.
— De acuerdo. Todo ocurrió un viernes. Me levanté como todos los días para ir a clase y cuando fui a prepararme la mochila noté que mi botella no estaba.
— ¿Qué botella? — Pregunta Carl, ya empieza con el interrogatorio.
— Es mi botella favorita, es una tontería pero la tengo desde hace un tiempo y siempre me ha dado buena suerte. Es mi amuleto.
— Continúa — pide recostándose en su silla.
— Bajé a la cocina a preguntarle a mi madre y me dijo que no la había visto, nadie sabía dónde podía estar así que nos montamos en mi coche y nos fuimos a clase. A la hora de comer pasé por el vestuario para coger unas cosas de mi taquilla y fue cuando la encontré.
— ¿La botella estaba en tu taquilla?
— Sí.
— ¿Sabe alguien la combinación?
— No lo sé. Somos muchos en el vestuario y cualquiera puede verla cuando la abres. En ese momento yo no sospechaba que alguien me la había robado — intento excusarme.
— No te estoy acusando de nada — dice en todo tranquilizador — son preguntas rutinarias. Continúa por favor.
— Cogí la botella, fui a la cocina y le pedí a la cocinera que me dejara limpiarla allí, al final la cogió ella, la limpió y me la entregó. Yo la llené de agua y bebí. Volví muy contento al comedor a decirles a los demás que la había encontrado y después de comer volvimos a la última clase. Notaba que cada vez tenía más y más sed pero contra más bebía peor me encontraba y pensé que podía ser por beber agua tan fría, así que guardé la botella. Al terminar la clase fui al baño y no recuerdo nada más de ese día.
— ¿Estaba alguien más contigo cuando fuiste al baño? — Pregunta mientras Christian anota todo en el ordenador.
— No, los demás chicos se fueron al campo porque teníamos reunión con el entrenador.
— ¿Qué más recuerdas?
— Lo siguiente que recuerdo es que ya era de noche, estaba en casa de mi amigo Alan y... — me callo un momento intentando ordenar mis recuerdos. — Perdone es que es todo muy confuso, no tengo imágenes claras de ese día.
— Tranquilo, tómate tu tiempo.
— Recuerdo estar en casa de Alan y Katy gritarme que no entendía cómo podía haber hecho eso.
— ¿Quién es Katy?
— Mi hermana. Me dijo que era un mierda por traicionar así a Luna y yo no entendía nada. Preguntaba todo el rato por Luna, quería saber dónde estaba, necesitaba saber por qué no estaba ahí y lo último que recuerdo es que me dijo que ella se había ido y no iba a volver. Después todo se volvió negro y desperté el domingo en el hospital.
— De acuerdo — revisa los documentos y le pide a Christian que haga una copia — según el parte fuiste drogado con Burundanga y con una buena cantidad además, por eso no recuerdas nada. La droga quedó impregnada en la botella por eso aunque la lavases seguía habiendo droga y con cada sorbo ingerías un poco de esa droga. ¿Estás recuperado del todo?
— Sí.
— Con tu versión de la historia y las pruebas la denuncia seguirá adelante y lo más seguro es que esta demanda también llegue a juicio.
— ¿Qué también llegue a juicio? — Pregunta Luna, hablando por primera vez desde que hemos venido.
— Sí, os lo cuento después. Ahora quiero saber tu versión.
— ¿M-mi versión? — Pregunta Luna nerviosa. Eso no me lo esperaba.
— Sí.
— A mí no me ha hecho nada de eso, yo no voy incluida en la denuncia.
— Yo creo que sí, en parte al menos. La señorita Montgomery acudió hace poco y lo confesó todo, así que quiero saber tu versión para ver si es real.
Veo cómo traga saliva y empieza a mover la pierna, dando golpecitos en el suelo con el pie. Pongo mi silla al lado de la suya y le cojo ambas manos.
— ¿Por dónde quiere que empiece?
— Primero cuéntame lo que pasó ese día.
Relata lo mismo que yo, ya que al vivir en la misma casa las vivencias han sido las mismas. Le explica por qué vive con nosotros y le cuenta lo que pasó esa fatídica tarde.
— ... Y cuando le vi en el Grill con ella me quise morir — termina su relato.
— ¿No entraste a ver qué pasaba?
— No, yo no soy así. Tengo tendencia a huir cuando todo se complica. Me llevaron a casa de Justin y de allí nos fuimos a la cabaña que tienen los padres de Alan. Allí pasamos el fin de semana hasta que Katy nos llamó para decirnos que Derek estaba en el hospital.
— Volvisteis al hospital y después le hiciste una visita a Mary, ¿cierto?
— Muy cierto — dice un poco avergonzada. — Fui a verla porque en el fondo sabía que había sido ella y mi intuición no falló. Me confesó todo lo que había hecho y me pidió perdón por lo que me hizo pasar desde que empezó el instituto.
— Cuéntame qué te hizo.
— Bullying. Me hizo bullying. Me insultaba por mi físico, me llamaba zorra, puta, gorda, foca... Una vez casi llegamos a pegarnos en una clase y nos hemos enfrentado más de una vez en el vestuario, y en la calle, y en el Grill. Esa chica es insistente.
— Pero eso paró en un momento determinado, ¿verdad?
— Sí. Todo paró cuando en una clase de gimnasia quise ayudarla y como recompensa recibí un empujón que me dejó coja durante unos días. Y ella se llevó un bofetón — confiesa encogiéndose en la silla. — El director la expulsó y cuando volvió y vio lo que me hizo se dio cuenta de que no podía seguir así.
— ¿Por qué querías ayudarla, exactamente?
Luna no habla, se ha quedado muda y mira fijamente a Carl.
— Luna, puedes hablar sin miedo. Sé lo que ha pasado y no te estoy juzgando, sólo quiero saber lo que ha pasado.
— Quise ayudarla porque oí cómo Luke la amenazaba con violarla. Sé que debí haber hecho algo, quizá haber denunciado o avisado a algún adulto de lo que había oído pero...
— Escucha — la corta Carl — era una situación que te vino grande y ella misma lo habría negado. Ella no te culpa, al contrario, te agradece que intentaras ayudarla. Dice que la pasó todo por su mala cabeza, le pusimos vigilancia y ella la esquivaba, no quería que nadie la siguiera porque pensaba que nunca ocurriría algo como eso, pero ocurrió. Pero te voy a pedir que la próxima vez que oigas algo como eso nos llames y si vuelves a sufrir bullying lo denuncies, hay situaciones que no podemos resolver solos. ¿Entendido?
— Sí señor — dice en un susurro.
— Esta situación es complicada, no os voy a engañar. Conociendo vuestras versiones y teniendo las pruebas es muy probable que ese caso también llegue a juicio, aunque existe la posibilidad de llegar a un acuerdo si vosotros queréis. Seguramente el abogado de Mary contacte con vosotros, es decisión vuestra escucharle o no.
— Y del caso de Luke, ¿se sabe algo? — Pregunto un poco inseguro.
— A eso me refería con que también llegará a juicio esta demanda. No debería contaros nada pero creo que es mi deber avisaros de que vayáis contactando con algún abogado.
— ¿Por qué? — Pregunta Luna echa un manojo de nervios.
— Porque seguramente os llamen a declarar. El juicio es un hecho y vosotros sois testigos de muchas cosas que ocurrieron. Tú — dice señalándome a mí — estuviste presente cuando destrozó el campo y agredió a vuestro entrenador, y era tu casa — dice señalando a Luna — la que espiaba Luke con un arma en la mano. Por eso tenéis todas la papeletas para que os llame el juez.
— Gracias por el aviso — le digo sinceramente. Es mejor saber a qué atenernos.
Nos despedimos y salimos de comisaría. Hemos estado unas cuantas horas, son las dos de la tarde y veo a mi chica muy nerviosa. Se me ocurre una idea, cojo las llaves del coche y le pido que se monte, arranco y conduzco hasta nuestro parque, donde empezamos a salir. Allí compramos unos perritos en un puesto y comemos sentados en un banco. Está más calmada que cuando salimos de comisaría aunque no quiero sacar el tema del juicio.
Cuando terminamos de comer, agarro su mano y empezamos a pasear. Noto cómo me vibra el móvil, el nombre de Tom luce en la pantalla pero cuelgo la llamada, ahora no es el momento.
Luna me deja en casa al anochecer, no hemos hablado de lo que ha pasado hoy ni del juicio, tampoco de Eliana y sus hermanos, simplemente hemos paseado, hemos hecho fotos a los patitos y hemos pasado la tarde viendo videos graciosos de animales. Al menos nos ha ayudado a despejar la mente un rato.
Tras contarle a mis padres y a Katy lo que pasó en comisaría subo a mi habitación y escribo a Tom. Luna me ha apoyado mucho hoy y sé que vienen momentos muy difíciles para ambos, para ella mucho más debido a su situación familiar y quiero animarla, creo que lo que tengo en mente le gustará.
Le pido a mi madre la dirección de la pastelería donde encargó el roscón y le cuento mis planes a Tom.
He pasado el día con Luna y no quería que me oyera hablar contigo, lo hemos pasado mal reviviendo lo que ocurrió.
Lo entiendo, no te preocupes. ¿Estás bien? ¿Y ella?
¿No os ha contado nada?
No.
Pues está mal, Tom, está mal y quiero hacer algo para ayudarla.
Lo que sea, nosotros te ayudaremos.
El día cinco voy a ir a pasar el día a vuestra casa y necesito que me hables de las costumbres navideñas o lo que hacíais en estas fechas cuando vivíais en España.
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