Capítulo III


Derek no se ha ido nada convencido y lo deja bien claro cuando me llena el móvil de mensajes.

A mí no me engañas.

No es mi intención.

Luna, ya nos conocemos, sé de sobra cómo te sientes y sé que en algún momento vas a explotar y no quiero que ese momento llegue.

Es mentira, por suerte tú no sabes cómo me siento. Tu padre en todo momento te dijo que Olivia no era tu madre pero que te quería como a su propio hijo, que Katy no era tu hermana de sangre y no te ocultó nada respecto a su relación. Sois una familia feliz, una familia que me gustaría tener a mí. No me quejo, adoro a mis hermanos y han hecho una labor increíble, son mis héroes, pero no están siendo sinceros conmigo.

Sé que sigues ahí, entiendo que no me quieras contestar pero por favor, no hagas ninguna tontería.


No voy a hacer ninguna tontería, de verdad. De hecho, no voy a acercarme a Eliana y no voy a sacar el tema con mis hermanos. Soy una Miller y es todo lo que necesito saber. Con respecto a mi figura materna, para mí estaba muerta y lo sigue estando. No me interesa saber su verdad porque no la necesito.

Estoy mintiendo, y mucho. Sé que en el fondo Derek lo sabe. Me conoce y está seguro de que no voy a dejarlo estar y tiene toda la razón, no lo voy a hacer pero necesito primero poner mi mente en orden y tratar los acontecimientos uno a uno.

Tengo varios frentes abiertos: el cumpleaños de Derek, la denuncia, el juicio, la feria de universidades... Tengo que priorizar y lo más urgente es organizar el cumpleaños de mi chico y eso es lo que voy a hacer.

¿Confías en mí?

Es la pregunta del millón últimamente.

Ciegamente.


Entonces no te preocupes, ¿vale? Todo se va a solucionar, yo estoy bien, tú estás bien y somos felices. No me importa nada más.


Vale pequeña. Llámame si pasa cualquier cosa.


Claro que sí. Descansa mi rey, te quiero mucho.


Y yo a ti mi reina.

Bloqueo el móvil y respiro hondo. No le he convencido, por dios si no me lo creo ni yo. Si ahora mismo me mirara en el espejo vería que no soy capaz de convencer ni a un niño pequeño. Soy un desastre, todo esto es un desastre. Lo único que tengo claro es que necesito investigar esto pero cuando esté preparada, cuando sienta que ha llegado el momento y, aunque no les guste a los demás, tengo que hacerlo sola. Tengo que hacer un viaje a mi pasado y descubrir quién soy.


What's wrong, what's wrong now?
Too many, too many problems
Don't know where she belongs
Where she belongs

She wants to go home, but nobody's home
It's where she lies, broken inside
With no place to go, no place to go
To dry her eyes, broken inside

Estoy cantando mentalmente, sintiéndome identificada con la letra cuando noto una presencia a mi lado y un casco abandona mi oreja.

Me sobresalto al ver a Tom mirándome.

— Perdona preciosa, no quería asustarte — dice con cara de culpabilidad.

— No te preocupes, estaba con música y no te oí entrar.

— Ya veo, ¿Avril Lavigne? Hacía mucho que no la escuchabas.

— Ya... — Sé por qué lo dice. Hubo una temporada en la que sólo escuchaba canciones profundas de esta cantante. Me conoce demasiado bien.

— ¿Bajas a cenar?

— No gracias, no tengo hambre.

— Vamos Luna... — Le miro fijamente y veo cómo traga saliva y resopla. — Tienes dos opciones, o te quedas aquí eternamente escuchando música e imaginando escenarios en tu cabeza o bajas a cenar la lasaña que he hecho para ti.

— ¿Lasaña? — Pregunto mientras mi estómago ruge.

Asiente con la cabeza y levanta una ceja victorioso. Maldito Tom, no sólo a los hombres se les conquista por el estómago.

— Está bien, vamos — Me levanto de la cama y le sigo escaleras abajo.

La verdad es que tengo bastante hambre y la lasaña de carne que hace Tom está demasiado buena, debería ser un pecado capital. Ayudo a poner la mesa y cuando veo la bandeja de la cena lo entiendo todo. Con esa lasaña cena todo el pueblo. Cuando Tom se siente culpable por algo cocina acorde con su culpabilidad, lo que me confirma que esto es más grave de lo que pensaba. Son todo señales pero no pienso hacerlas caso, aunque es muy difícil teniendo en cuenta que mis hermanos no me quitan los ojos de encima.

— Si estáis esperando que bendiga la mesa vais listos — digo partiendo el primer trozo y poniéndolo en mi plato.

Mis hermanos hacen lo mismo y en silencio empezamos a cenar. Nunca me había dado cuenta de lo mucho que me gusta el silencio hasta esta noche, bendito silencio que se lleva todas las penas, las dudas... o las atrae más, da lo mismo. Yo sólo quiero terminar de cenar, meterme en la cama y que con suerte me trague la tierra.

— Escucha Luna... — empieza Tom. Aquí viene.

— Si vas a hablar de lo que creo que vas a hablar, lo siento pero no me interesa — le contesto sin mirarle.

— No es eso lo que quería decirte — le miro sorprendida y dejo el tenedor en el plato, cruzo las manos y espero atenta su charla. — Bueno vale sí, es sobre Eliana.

— No me interesa — respondo muy borde, cojo mi tenedor y continúo comiendo.

— En algún momento tenemos que hablar sobre eso, ¿no crees?

— No lo veo necesario.

— ¿Por qué? — Tom aparenta estar tranquilo pero no es así, puedo oír cómo golpea el suelo con el pie bajo la mesa. Lo que sí me sorprende es que Sam está muy callado, es muy raro en él.

— Porque no me interesa lo que tengáis que decirme — digo siendo sincera a medias.

— No me mientas, claro que quieres saberlo.

— Te equivocas, no quiero, no lo necesito. Soy una Miller, ¿verdad? — Ambos asienten con la cabeza. — Pues ya está. Los que me habéis criado habéis sido vosotros dos y papá. Papá es mi padre también y vosotros sois mis hermanos, no hay más que hablar.

— Pero Luna...

— Ni peros ni nada Tom. No me ha hecho falta una madre y no me hace falta ahora. Bastantes problemas tengo como para encima creerme las tonterías que dice una extraña — digo muy malhumorada, al final se me indigesta la cena.

Para mi sorpresa les dejo sin palabras. Continúo cenando como si no pasara nada y cuando termino les doy las buenas noches y subo a mi habitación, cierro la puerta y maldigo. Joder pues claro que quiero respuestas pero no confío en ellos. Me han mentido todo este tiempo y no sé si lo que tienen que decirme es verdad, mentira o una verdad a medias. Así que si este es su juego, juguemos. Voy a investigarlo yo y cuando tenga todas las pruebas, todos los documentos y sepa toda la verdad, entonces me sentaré con ellos a hablar, mientras tanto no. Ahora tengo que jugar el papel de mi vida, tengo que hacerles ver que esta situación no me preocupa, que confío en ellos porque sino no se irán, joderé sus planes y de paso mi último año de instituto. No sé cómo lo voy a hacer ni por dónde empezar a investigar. Al menos la decisión ya está tomada.


Odio que me despierte la vibración del móvil, maldigo pero cuando contesto la llamada pongo la mejor de mis sonrisas telefónicas.

— ¡Hola nena!

— ¡Hola! — Responde Katy muy eufórica. — ¿Sabes qué? Voy a ir con mi madre al hospital para informarme del voluntariado de psiquiatría, ¿no es genial?

— ¡Sí!¡Claro que sí!¿Cuándo vas?

— Ahora, ¿quieres venir?

¿Ir al hospital donde trabaja Eliana? Ni de coña.

— Me encantaría pero no puedo, tengo que ayudar a mis hermanos con unas cosas de la inauguración.

— Qué pena... bueno pero esta tarde sí nos vemos, ¿no?

— Claro, si quieres nos vemos luego.

— Vamos a quedar con Justin, Alan y Anna en el Grill. Luego te veo, ¡te quiero!

— ¡Suerte!

Cuelgo el teléfono y me tapo la cara con las manos, esto va a ser más difícil de lo que pensaba.



En 10 minutos estoy en tu puerta, estoy deseando verte.


Y yo a ti, aquí te espero.


Derek siempre es muy puntual y como prometió, diez minutos después le oigo llegar. No le doy tiempo a aparcar el coche y bajar, cierro la puerta mientras digo un adiós rápido a mis hermanos y voy corriendo hacia su coche. Sinceramente no quiero pasar tiempo en mi casa. Antes era mi templo, el lugar donde me sentía segura pero ahora no la siento mía, siento que hay muchos secretos que en cualquier momento saldrán a la luz y no estoy lista aún. A parte que no es agradable sentirme observada constantemente, ni siquiera puedo hacer pis tranquila sin oír a alguno de mis hermanos rondar por el pasillo.

El trayecto lo hacemos escuchando la radio y cuando llegamos al Grill vemos los coches de los demás aparcados.

Cuando entro Anna y Justin vienen corriendo a darme un abrazo, Alan es más tranquilo y me espera en la mesa. Pedimos las bebidas y nos ponemos al día.

— Bueno, contadme qué tal vuestro fin de año — digo para desviar la conversación de nuestra celebración.

— Muy bien — responde Justin, — estuvimos con mi tía y mis primos pequeños y fue una gran fiesta. Parece que lo de su divorcio va bien y dentro de poco ya será libre para volver a ser feliz así que lo estuvimos celebrando.

— Vamos que os pusisteis finos bebiendo — dice Katy riendo.

— Bueno si quieres llamarlo así — responde Justin encogiéndose de hombros y sonriendo.

— Ya os oí ya, menudo escándalo — apunta Anna muerta de risa.

— Dirás que YO te oí a ti — responde Justin haciendo énfasis en el yo. — ¿Sabéis que su familia tiene un karaoke y se pasaron toda la noche cantando? Y se notaba que a cada canción llevaban más copas encima.

— ¡Oye! — Dice Anna dándole un empujón amistoso con el hombro.

— Tú cantas muy bien, bombón... de tu padre no puedo decir lo mismo.

Todos estallamos en carcajadas, menudo par, habría que haberles visto. Al menos ellos tuvieron un fin de año tranquilo, ¿el inicio habrá sido también tranquilo?

— ¿Y qué tal lo habéis empezado? — Pregunta Katy.

— Con resaca — contestan a la vez.

— No hay más preguntas, señoría — respondo riéndome y los demás me acompañan.

— ¿Y vuestro fin de año qué tal? — Pregunta Anna. — He visto las fotos que colgasteis y el sitio era muy elegante, ibais todos muy guapos.

— Muchas gracias nena — responde Katy, — la cena estuvo genial y también estuvimos bebiendo, y mucho. No sé cómo no acabé descalza, ¡qué dolor de pies!

— ¿Y lo habéis empezado igual de bien? — Pregunta Justin.

— Con resaca — respondemos Derek y yo a la vez.

Parece que nos leemos la mente y se lo agradezco. Cambiamos de tema y Katy nos cuenta que la han enchufado en el voluntariado de psiquiatría y dentro de unos días empezará a ir por las tardes. Nos alegramos mucho por ella y juntos pasamos una buena tarde. Lo único que me pone nerviosa es notar cómo Derek no me quita el ojo de encima. Sé que se preocupa pero si aparento normalidad espero que me siga el rollo, no quiero que nuestros amigos se den cuenta y me obliguen a contar mi desgracia. A ver, sé que no me obligarían, y mucho menos Justin debido a sus circunstancias, pero no me apetece nada pensar siquiera en ello. He venido a pasar un buen rato y eso voy a hacer. Así que por mucho que me fastidie le ignoro durante un buen rato.


Derek me deja en casa por la noche y, a pesar de que le digo que no es necesario, me acompaña hasta la puerta.

— Mañana voy a ir a comisaría — joder eso sí que no me lo esperaba, — ¿me acompañas?

— Claro que sí. Te acompaño donde necesites.

— Gracias pequeña.

— No se merecen — me acerco y le doy un abrazo que él recibe gustoso.

Es un acto muy valiente lo que va a hacer y necesita todas las fuerzas posibles. Espero estar a la altura y apoyarle como se merece. Nos separamos un poco, me estiro y le doy un beso en sus suaves labios, que él obviamente me devuelve. Con sus manos sujeta mi cara y me besa más profundo. Me necesita y con mi beso le hago saber que yo a él también. Cuando nos separamos apoya su frente en la mía y respira hondo.

— Te quiero, te quiero mucho amor — le digo en un susurro.

— Yo también te quiero princesa.

Nos damos otro beso y se marcha.

Cierro la puerta y me apoyo en ella, estoy sonriendo, como en una nube. Estoy en mi propia pompa de felicidad. He comido algo en el Grill así que no tengo hambre, subo directamente a mi habitación pero las voces de mis hermanos me frenan. Están hablando en su despacho y eso hace que se me borre la sonrisa de la cara.

— Sam esto es malo, muy malo. Nunca había visto a Luna así. No llora, ni patalea, ni siquiera se ha enfadado con nosotros ni ha roto cosas. Necesito que reaccione.

— Tienes que darle tiempo Tom.

— Tiempo es justo lo que no tenemos, Sam. Dentro de poco nos marcharemos y no quiero que esto se quede así.

— Lo sé, pero no queda otra. Tenemos que darla espacio, es lo que nos está pidiendo aunque no lo exprese con palabras.

— Tienes razón, pero reconoce que tú también estás acojonado.

¿Acojonados? Prefiero no seguir oyendo, escuchar conversaciones ajenas no está bien y justamente esta creo que no me hará ningún bien, si no quiero cabrearme y empezar a romper cosas como quiere Tom que haga. Creo que lo mejor es que me vaya a dormir.

Me pongo el pijama y cuando estoy metida en la cama le mando un mensaje a Derek.

Amor, ¿a qué hora tienes pensado ir mañana a comisaría?


Temprano, no a primera hora pero a lo mejor sobre las 10h.


Vale, te recojo en tu casa a las 9.45h.


No hace falta pequeña.


Lo sé, pero quiero hacerlo.


Vale, te veo mañana entonces. Te quiero.

Y yo a ti.


Pongo la alarma y cierro los ojos, ahora mismo es lo único que me apetece hacer.

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