「❀」35「❀」

La mañana comenzaba con el sol filtrándose por una ventana, sobre una cama un chico castaño se removía entre las suaves sábanas, se giraba y estiraba, murmuraba entre sueños, era tan satisfactorio para él dormir en una cama, a fin de cuentas, no recordaba la última vez que descansó sin tener que dormirse en una silla por tanto trabajo, su espalda agradecía al fin estar sobre un digno lugar de descanso.

Despertó. Derek Akiyama despertaba en la cama ajena de alguien, se incorporó hasta quedar sentado, su cabello estaba esponjado y enmarañado, si tuviera un espejo podría jurar que veía un pequeño hilo de baba cayendo de su boca, sin duda había dormido como nunca. Talló sus ojos con las palmas de sus manos, retirando la resaca de la noche anterior, su cabeza tenía un ligero dolor por la noche pasada; giró su vista al buró al lado de la cama, ahí se encontraba su celular, al tomarlo y prender el aparato, su buen humor se transformó en miedo, veinte llamadas perdidas y todas de la misma persona, aquella que le arrancaría la cabeza por no contestar.

—Estoy muerto...

—No, solo con una resaca terrible

Contestó una segunda voz que se adentraba al cuarto, el dueño de la casa. Suga Kim ingresaba a la habitación, para tomar asiento al lado del castaño que se encontraba viendo fijamente el celular.

—Bueno pollo, vamonos

—¿A dónde?

—Desayunar

—No tengo hambre

Respondió mientras se tiraba de nueva cuenta a la cama, el chico de cabellos azabache lo jalo de su lugar, cargándolo sobre su hombro e ignorando las quejas.

—No te pregunte y recuerda que lo prometiste

—Prometo muchas cosas

El chico de ojos rojizos salió con el castaño en hombro, ignorando sus quejas y dirigiéndose hasta el patio de la casa, el auto estacionado, solo le indicaba al más bajo que no iba a tener opción de negarse y debía aceptar la salida.

Ambos ingresaron al auto, el chico mayor no le dio más detalles, solo que iban a desayunar a un restaurante de sushi, conociendo los antecedentes del chico, seguro el restaurante a donde irían sería de la familia Tachibana, creadores de un gran imperio en Japón, dueños de la mayoría de negocios y comercio de Tokio.

Llegaron a dicho lugar, el olor a pescado fresco y otras especias se podía percibir, siempre la calidad ante todo. Derek hizo una mueca de disgusto por el olor a pescado, no le desagradaba, pero tampoco era su fuerte.

—vamos entra... Hay reunión de comida

Reunión, esa palabra le hizo pensar que no estarían solos en ese almuerzo, no dio un paso más y se quedó en su lugar, el contrario volteo a verlo, ya sabía por dónde iba la actitud del castaño.

—¿Esta bien que vaya? .... No quiero incomodar, ni molestar... Además, suficiente tengo con que me hayas dejado quedarme en tu casa, esto ya sería abusar...

—si, vamos—tomó la mano del chico para jalar de este y adentrarse al lugar donde ya le esperaban más chicos—.

—Llegastes tarde serpiente—comentó un rubio que estaba al lado de una joven azabache, muy similar a Suga, su melliza—.

—Cállate mendigo tigre ¿Y los otros dos?

—están sentados allá con Tomoe

Señaló la chica a la mesa donde estaban los mencionados.

Derek observaba desde atrás de Suga la pequeña conversación que tenían, se sentía avergonzado por la gente a su alrededor, nunca tuvo la facilidad de acercarse a las personas o tal vez si, pero no con las más buenas intenciones.

—Dile a tu amigo que deje ocultarse no le vamos hacer nada

Comentó el rubio de nombre Noato, quien señaló al castaño que parecía temblar en su lugar, sin duda el más bajo se sentía nervioso, algo carcomía su mente.

—hola niño, no te ocultes, vamos a desayunar

Terminó por sonreírle al chico y llevarlo hasta la mesa donde ya esperaban más miembros de la familia.

Izumi Tachibana, fue la primera en notar la incomodidad del castaño, era irónico como hace un par de meses aquel castaño había causado un alboroto junto a su primo de extraño nombre, ahora estaba totalmente indefenso, probablemente se debía a que el chico se había quedado sin hogar, pues no tardó mucho en que llegara el rumor que el día de la celebración de año nuevo, más la noticia de que había nuevo portador en camino, Derek Akiyama había sido corrido de su casa por incompetente -según su abuela- y ahora estaba en la calle. Le sonrió tranquila para indicarle que todo estaba bien.

—no te preocupes, puedes agarrar el plato que quieras no te haremos nada

El castaño llevó sus manos a su rostro avergonzado, se sentía que moría de vergüenza, todo por que sentía culpa por sus acciones, desde que vendió información a un enemigo de la familia hasta por la vez que hizo llorar a la pequeña prima del albino presente, Hiroshi. Pedía que la tierra lo tragara. 

Habló de forma suave, con esfuerzo había logrado articular palabras seguidas.

—no gracias, no quiero molestar... Suga ya hizo suficiente por mí... Lo siento

La melliza del nombrado, lo miró de forma seria, luego simplemente le habló despreocupada. 

—déjese de mamadas mijo, estamos en confianza

Comentó para acercarle un plato con suficiente comida. El castaño solo se quedó viendo el contenido.

—...gracias

—¿Le gusta tomar?—preguntó la azabache mientras se servía más comida—.

—hay no, se me olvidaba que íbamos a celebrar eso—comentó el hermano de la chica.

—¿Cómo se te pudo olvidar?

—no se olvida que sigue vivo de milagro

—Cállate Wakabashi

El castaño se limitó a observar la convivencia, era extraño el sentimiento que tenía, la paz que había en aquel desayuno eran tan reconfortante, habló más tranquilo respondiendo a la pregunta que le había hecho Susan.

—si tomo... Un poco..

—ah tome con confianza

Habló la chica mientras le pasaba una taza ochoko con sake al castaño. Seven, el dragón del zodiaco comenzó con una conversación.

—ahora sí, veamos que planear para que los ancianos no quieran matar a Hiro y que solución tener con la criatura

Derek tomó de golpe el sake, olvidándose que la noche anterior había consumido alcohol hasta muy tarde, dirigió su mirada al plato de comida que tenía enfrente, tal vez iba a darse el gusto de comer algo descente por primera vez en su vida mientras escuchaba los planes de la familia Tachibana.
Su primo de nombre Rigel, tenía una relación con Hiro Wakabashi, hermano menor de Hiroshi Wakabashi, cuñado de Izumi Tachibana y ex rata del zodiaco chino, la decisión que tomarán sobre su primo tenía que saberla él antes que cualquier otro miembro de la familia Minamoto, daba gracias que el destino comenzará a jugar a su favor otra vez, solo quedaba buscar la forma de entrar de nuevo al juego.

Los planes de la familia terminaron con la conclusión de casar a ambos jóvenes para que críen al bebé que naciera de Hiro, Derek juró escuchar que el albino de nombre Hiroshi, había amenazado indirectamente a su primo no presente, sino se hacía cargo de su futura sobrina. Pasó saliva al creer que podía salir muerto de ese desayuno.

El desayuno terminó de forma pacífica, cada miembro del zodiaco se retiró por su cuenta a terminar sus labores del día, sin embargo, había uno de ellos que no se había movido.

—Bueno, te puedes ir, yo me hago cargo de mi vida ahora, gracias por el hospedaje, la comida, te lo pago en cuanto tenga la oportunidad... Adiós—habló de forma rápida Derek con tal de poder irse de una vez, sin embargo, fue interrumpido—.

—No dije que ya habíamos terminado, Derek... Espero que sepas cómo raptar personas

El castaño que tenía la espalda hacía el chico, se atrevió a hacer una mueca de disgusto. En primer lugar, él ya quería abandonar Suga por la incomodidad que sentía, no porque le desagradara, sino, porque desde la noche anterior que había comenzado una relación, su corazón latía más rápido de lo normal, sí, él se había enamorado de la serpiente del zodiaco chino, pero al ver sus posibilidades y estudiar los límites al tenerlo como pareja, todo terminaba en una conclusión desagradable para él, lo menos que quería, era tener una relación comprometedora con el de ojos rojos, sin embargo, quería mandar todas esas desgracias muy lejos y aferrarse al chico, olvidarse por un momento de los problemas, ser egoísta y permitirse tener un poco de felicidad en su vida. La segunda razón de su disgusto, era tener que raptar personas, no era idiota para esos trabajos, no era su primera vez secuestrando gente... Pero con un Tachibana, nunca sabía que podía pasar.

Derek giró sobre sus talones para ver al azabache, daba gracias de no haberse tambaleado por el alcohol en su sistema. 

—no me conoces del todo querido—habló orgulloso, ayudaría a raptar a la persona, nada mejor que un poco de emoción en su vida—.

—bueno, vamos enano... Espero que el alcohol no se te baje

Recibió una pequeña risa del castaño, quien ya comenzaba a seguirlo hasta el auto.

—Lo digo consciente

El azabache se dirigió con el menor a su destino, un hospital psiquiátrico. El lugar a donde iban era por una simple razón, liberar a una persona con la información que podría poner fin a los problemas de la residencia Tachibana, según información otorgada por el castaño más datos recopilados por los jóvenes de la familia, había personas que se encargaban de buscar las pruebas necesarias para deshacer un llamado "Consejo de Ancianos" un grupo formado por personas de mayor edad y que tenía mayor "experiencia" que todos en la residencia, dicho consejo, se encargaba de "tomar " decisiones sobre la vida de los integrantes de la familia, una de las decisiones más notables, fue la boda entre Wakabashi y Tachibana, así podrían tener control en ambas familias de forma mutua, sin embargo, no contaban que dichos jóvenes ya habían sido advertidos, por lo tanto, no eran piezas que pudiesen ser manipuladas, más no podían quedar libres del todo, pues la gente que pertenecía al consejo no se quedaba de brazos cruzados, ellos hacían cualquier jugada sucia con tal de poder obligar a los jóvenes encargados a ceder a sus antojos, tal fue la muerte la muerte de TzuYu, la ex novia de Hiroshi y una joven que fue asesinada con tal de evitar el matrimonio planeado del albino, así podían juntarlo con Izumi a la fuerza, o bien, la amenaza sobre las vidas de Noato y Selene, dos chicos muy cercanos a Tachibana, casi como hermanos, la maldad de aquel consejo no tenía fin.

Taro Jin, los archivos recopilados de la joven mujer indicaban que era una doncella recogida tiempo atrás por la familia, destacada por ser buena aprendiz de sacerdotisa, una joven que se había ganado el cariño y confianza de los líderes del lugar, tenía un rol importante en la casa principal, era acompañante de Azami y al parecer, ella tenía información sobre aquel consejo de ancianos, datos importantes que revelaban la verdad sobre sus sucios actos.
Derek se encontraba leyendo una carpeta que había en el auto de Suga, no había problemas con que le diera un vistazo, él había entregado esa información y fue la primera vez que conoció al contrario, arrugó un poco las hojas del informe al recordar tal momento... Se había enamorado desde ese día. 

Tratamiento somático, inclusión de fármacos, terapia electroconvulsiva y otros tratamientos que estimulan el cerebro, su rostro formó una mueca de dolor al pensar en la terapia electroconvulsiva, ¿Tan mal estaba la joven para que le hicieran eso? ¿Qué daño le habían hecho en la residencia Tachibana? Ojeo otro papel, un registro de nacimiento. Hace un par de años la mujer daría luz a un niño, sin embargo, indicaron que ocurrió una muerte fetal, el bebé había nacido muerto... En un círculo rojo se encerraba aquella información y se conectaba a una receta médica, donde se indicaba que la joven debía consumir antidepresivos si quería una "vida normal", Derek torció los ojos ante esa sugerencia, no era experto médico, pero sabía que unos antidepresivos no calman el dolor de una madre al perder a su hijo, fue entonces que conectó la muerte del infante con la terapia en el hospital; observó un nuevo documento, en esta hoja podía leer algunos datos de la familia Tachibana, más preciso, el nombre de un integrante más una foto de la persona y por un momento una idea, o más bien, recuerdo, pasó por su mente.

—Oye Suga... ¿Quién es Nanami?

—Fue una integrante de la familia... La única hija de Tachibana Masumi, el creador de la rama de los yakuza, murió en un mitin político...

El castaño guardó silencio, su mirada estaba totalmente perdida en el suelo del auto, Tachibana Nanami, la joven que murió a manos de la persona más cercana para él.

Cerró la carpeta de investigación para sumergirse en sus pensamientos, los datos sobre Taro Jin eran los más importantes a memorizar en ese momento. Tomó en cuenta desde su ingreso al hospital hasta los tratamientos aplicados en la joven, tratamientos farmacológicos y sobre todo, las terapias electroconvulsivas, probablemente debieron darles descargas eléctricas a la joven para tratar la depresión por la pérdida de su hijo, pues según datos sobre este tipo de terapia, el uso de electricidad para tratar a los pacientes, solo es en casos de depresión grave, había consecuencias, sí, como la pérdida de memoria, lo cual sería un punto menos a su favor si querían la ayuda de la chica para liberar a los Tachibana de los ancianos, pero a su vez, está era la forma más "sana" de ayudar a un paciente con dificultades.

[ .... ]

El auto se estacionó a unas calles alejadas de su destino, ambos bajaron del vehículo para prepararse e ir por la mujer al hospital, sin embargo, la inocente presencia de un chico hizo al chico de ojos rojos cuestionar al castaño. 

—¿Invitaste a tu primo?

Señaló a un chico de ojos color miel ya conocido, Izar hacía presencia ante ambos mayores, petición del castaño, quien le había enviado un mensaje mientras ocurría el viaje en auto. 

—es un inútil para estos trabajos, pero nunca está demás una mano extra...

Dijo mientras se acercaba para abrazar al menor, quien lo apartó con ambas manos al sentir un olor peculiar, sake.

—ugh... ¿Otra vez tomado? Carajo contigo...

—Bueno, está vez fue culpa de mi hermana, tuvimos una reunión—defendió el azabache—.

El menor asintió tranquilo, no le molestaba la actitud alcohólica de su primo, le divertía de vez en cuando, tomó las mejillas del castaño que empezaba a reírse.

—Solo no dejes que toque un arma... Se aloca cuando le pides matar a alguien...

Mencionó como si fuera lo más normal del mundo, Izar ya tenía una idea de lo que iban a hacer en el hospital.

Blanco, todo estaba de color blanco. Derek sujetaba un pañuelo sobre su nariz, el olor a fármacos le revolvía el estómago, se fue a unas sillas a esperar al azabache, quien había ido a recepción a preguntar por el "objetivo". Enfermeras, enfermeros, psicólogos y psiquiatras caminaban de un lado a otro, atendiendo personalmente a sus pacientes asignados, en la entrada había un sistema de seguridad especial, no se abría esa puerta a menos que la recepcionista tocara un botón especial, la segunda forma, era a través de una tarjeta de seguridad, quienes solo las portaban los guardias de seguridad y médicos especialistas. Se levantó de su asiento hasta la salida, donde en el estacionamiento del lugar le esperaba su primo Izar.

Quince minutos, Suga había desaparecido del lugar de recepción, consiguió ir a la habitación correspondiente de Taro Jin y tenían quince minutos perfectos para ejecutar el plan. Izar se acercó a un guardia de la puerta, le pidió de forma tranquila que le ayudara con su primo, el castaño se había "desmayado" en el estacionamiento; grave error, si de algo podía estar orgulloso Derek de su primo Izar, era de aquella carita de niño pequeño, no había forma que creyeran que el chico de ojos color miel era un mentiroso experto, un rápido movimiento del menor fue suficiente para quitarle la tarjeta de seguridad al hombre y luego de fingir esa escena, Izar se adentró al hospital para entregarle su pase de salida a Jin y Suga.

Cinco minutos, tenían cinco minutos de sobra, Suga ya caminaba con Jin Taro por el estacionamiento, habían salido del hospital como si fueran gente cualquiera, pasaron por las narices de los guardias de seguridad y no habían hecho nada.

Jin vestía con una especie de pijama blanca, la conversación corta que tuvo con el joven azabache había sido, que en su tiempo de estadía no había pasado más que por simples terapias con psicólogos, la ropa "cómoda" se debía a su buen comportamiento y para diferenciarla de los demás pacientes; los datos que había acerca de sus terapias, habían surgido como rumores del consejo de ancianos, para evitar que regresara a la casa.

La joven castaña ingresó con cuidado a la parte trasera del auto, los demás chicos tomaron sus lugares, iniciando el viaje.

Jin rompió el silencio al dirigirse al chico azabache, quien la vio por el espejo retrovisor. 

—Acaso... ¿Tú no eres el hijo de-...

—Si, soy ese...—respondió sin permitirle acabar la pregunta—.

La castaña se recargó en el asiento del auto, cuando, a través de los espejos laterales, autos se acercaban de forma sutil a ellos.

—Niños, creo que tenemos compañía

Los ojos rojizos vieron por el espejo retrovisor, los autos los conocía bien.

—puta madre, los dragones negros

—por que siento que esto no es bueno

Comentó el menor del grupo, quien estaba junto a Jin observando por la parte de atrás.

—por que no es bueno—respondió el castaño, quien ya tenía los nervios de punta—.

—Agarrense

Ordenó Suga, quien comenzó a acelerar y rebasar los autos de la carretera, en efecto, eran enemigos de los Tachibana, quienes estaban a punto de causar una persecución en la ciudad.

Izar volteó preocupado con Jin a quien le dedicó una sonrisa tranquila a pesar de estar en una situación un tanto complicada.

—¿Se encuentra bien?

—estoy bien

Por el lateral derecho se podía observar un auto aproximarse, el azabache aceleró nuevamente, cambiando de carril para evitar que los siguieran y los autos de personas civiles les bloquearan el paso a los enemigos; se volteó con el castaño que estaba en el asiento del copiloto, tranquilo como un espectador.

—Enano, ¿Sabes manejar?

—Pues sí—contestó con obviedad el chico—.

El azabache asintió como respuesta, soltó el volante un momento, el menor que iba en la parte de atrás se aferró de alguna manera al asiento, odiaba las velocidades y que soltara el volante le dio más miedo, Jin solo le calmó tomando la mano. No era para sorprenderse que la familia Tachiban contará con los autos más modernos, la razón por la que Suga había soltado con tanta confianza el volante, fue para pasarle el mando al castaño, quien seguía observando las acciones del mayor, había retirado el volante de su lugar para darle uno al castaño y así él pudiera encargarse de los enemigos.

—Maneja

Ordenó el azabache, quien ya se asomaba con cautela por la ventana para iniciar el fuego hacía los dragones negros. El contrario sujetó el volante con seguridad, iba a tener un rato para entretenerse.

—Te aviso que a mi no me gusta despegar el pie del acelerador

Comentó con un tono divertido, Izar sudó frío por lo dicho, lo conocía, tenía experiencias y podía afirmar lo dicho, Derek decía la verdad al comentar que le gustaban las velocidades.

—Suga-san, ¿Qué ha hecho?—comentó mientras se encogía en su lugar asustado—.

—Perfecto, acelera ahora

Dijo el chico a la vez que disparaba con precisión al clan enemigo, una familia perteneciente al mismo mundo que el chico, una familia yakuza enemiga de los Tachibana; los disparos se escuchaban en la calle, el sonido de las llantas de los autos derrapando o rechinando por perder el control, las alarmas de algunos autos estacionados se encendían por el ruido de que llevaban los involucrados en la persecución. Todo se trataba de acelerar y esquivar, ser más ligero que el enemigo y poner atención a las posibles rutas de escape, la visión del castaño tenía que estar únicamente concentrada en el camino, mientras que la visión del pelinegro era acabar con cada uno de los que les perseguían.

—Dios no nos dejes morir...—comentó Izar mientras escuchaba los disparos y los autos aproximarse—.

—¿Son novios?—comentó Jin en modo de distracción—.

El menor retiró las manos de sus oídos, los había cubierto inconscientemente, el sonido le traía malos recuerdos. Vio a Jin, la mujer le transmitía tranquilidad a través de su mirada, respondió tratando de no pensar en lo que ocurría afuera.

—... Realmente no sé qué pasó entre ellos dos, pero parece que ya se llevan bien

Dijo mientras veía a los dos chicos concentrados en sus labores, un cambio de calle le hizo olvidarse de lo que ocurría, a decir verdad, la pregunta de la mujer fue muy buena, Derek actuaba de una forma muy diferente con Suga, le recordaba a cuando el castaño era...

—A la izquierda hay un túnel con tráfico, ahí podemos perderlos

Mencionó el de ojos rojos, interrumpió los pensamientos de Izar. Derek acató la orden a la perfección, el tráfico les había salvado, por ahora. El ambiente se iba haciendo más tranquilo al igual que el viaje, llegaron a la residencia Tachibana, solo ahí iban a tener seguridad y paz.

—Parece que las flores se reunieron hoy

—¿Flores?—preguntó el castaño—.

Ambos chicos caminaban por la residencia, el castaño calmaba sus nervios mientras seguía a Suga, su primo y mujer, habían ido a otra zona de la residencia para resolver algo antes de reunirse en un restaurante del distrito, sugerencia de la serpiente.

—cada mafia la representan una flor—comentó mientras avanzaban por el lugar, un auto negro cruzó cerca de ellos— ¿Ves a la chica en el carro con el guardaespaldas? Es hija de la líder de la mafia turca

Derek paró en seco, vió con sorpresa a Suga.

—.... ¿Su hija? ....

—Si, es muy fan de la cultura japonesa así que siempre pide venir

El castaño estaba callado procesando, otra información que solo él conocía y que mejor no iba a hablar.

—...ya veo, pensé...—negó inconscientemente— sabes, olvídalo, me confunden estas cosas

El contrario soltó una ligera risa por la actitud del más bajo.

—pero si te dije ayer ¿No? Enano

—olvido las cosas rápido—se excusó avergonzado—.

—está bien....

El azabache dirigió al castaño a un nuevo lugar de la residencia, una zona apartada, se podría decir que hasta exclusiva del lugar. Ingresaron a una habitación, tenía la arquitectura tradicional de Japón, elegante y muy bien cuidada.

—este lugar le pertenece a la cabecilla de la mafia—comentó el chico, quien parecía darle un recorrido al castaño—.

—¿Y me dices y traes por...?

—Por qué en este lugar... Está esto...

El joven reveló 12 estatuas de animales, las estatuas del Zodiaco Chino, cada una estaba en un pedestal, muy bien cuidadas y formadas como en círculo, cada una ocupaba su posición correspondiente, el detalle más destacable, eran los ojos de los animales, estos eran unas joyas. 

—¿El zodiaco chino?—preguntó aun confundido, vio con detalle y curiosidad  las estatuas— ¿Y qué tiene que ver esto?

Suga no estaba viendo al castaño, simplemente se limitó a responder con seriedad, un sentimiento de miedo se albergó en Derek.

—Este lugar es el lado oscuro del zodiaco

Oscuridad, Derek conocía bien ese significado, sin embargo, él no consideraba a los miembros del zodiaco como algo oscuro, jamás lo expresaría, pero él veía de una forma muy distinta al zodiaco, una forma que tal vez muchos no estarían de acuerdo, pero no le importaba, él veía de una forma especial al zodiaco.

—¿Lado oscuro? Yo no veo nada extraño

—¿Vez las joyas de luz que parecen los ojos las estatuas? Es lado yin del animal ahí queda atrapados todo ese lado egoísta y sádico

—Hubo un tiempo en que el zodiaco fue corrompido y si nadie detiene el animal que controle su portador puede matar a sangre fría y sin voluntad

Una tercera voz se hacía presente, Jin Taro había llegado a la sala.

—Vaya... No sabía ese lado del zodiaco, simplemente conocía las maravillas que hacen...

Comentó Derek mientras evitaba seguir viendo las estatuas, se acercó al azabache.

—Shi detuvo a todas las generaciones de portadores ... Los animales se corrompieron por alguien, todavía no se sabe, pero.... Son los niños quienes mayormente el zodiaco controla

El de ojos café asintió a la historia de la mujer, se apartó de ellos buscando la salida.

—entiendo, supongo que hay algo detrás de todo esto que me dicen...

Sí, él había hecho sus propias deducciones del por qué lo habían llevado a la sala del zodiaco, espero la respuesta y entonces, Suga y Jin dijeron al mismo tiempo.

—Por que, por esas razones encierran al portador del gato

—El gato, al ser despreciado por todos y nadie lo ayuda a controlarse, nunca logra controlar a su animal—comentó Jin con cierta melancolía—.

—ya veo... ¿Piensan hacer algo? .... Es que enserio...

El castaño hizo una pausa y vio con cierta diversión a los otros dos, él estaba revelando su verdadera cara, aquella que solo buscaba la beneficencia propia sin importar a quien debía quitar del camino para conseguirlo.

—Me sorprende... Me sorprende que estén confiando todo esto a mi, saben que confiar ciegamente en una persona como yo... Puede provocar que los traicione

—No lo harás—respondieron a la par los presentes—.

—Okey, supongamos que no lo hago, ¿Por qué? Incluso si les prometo con mi vida no hablar, ¿Seguirán confiando? Se que no son tontos, se que ustedes saben que yo vendía la información del zodiaco a un enemigo....

Lo último lo dijo con un sentimiento de arrepentimiento, el cual, ocultó de inmediato con una sonrisa serena.

—por que te vas arrepentir en un futuro—habló con seguridad Jin—.

Se escuchó un suspiro del más bajo, no valía la pena seguir.

—¿Qué más quieren?

No hubo respuesta esta vez, solo a Jin dispuesta a retirarse, no sin antes advertirle.

—Cuídate las espaldas, puedes entrar otra vez al juego, pero asegurate si vale realmente darlo por esa persona...

—.... No creo poder seguir...—contestó con decepción, decepción a sí mismo—.

—Son más fuertes de lo que crees

—... Haré lo que pueda señorita Jin—terminó la conversación con una respuesta vacía—.

—por cierto, si van a explorar, no vayan al ala Este, no le gusta ser molestada

—¿Molestada?

—Creo que se refiere a ella... 

Respondió Suga a la vez que señalaba una figura entre los árboles.

—¿Quién es? ¿Es una persona?—preguntó con curiosidad—.

—La muñeca olvidada en la nieve...

Respondió cortando la conversación, ambos salieron de la sala para dirigirse de vuelta de vuelta al distrito, en el camino, se encontraron con Izar, quien buscaba al castaño para despedirse.

—Oigan, ¿No quieren comer fideos fríos?

Los tres chicos terminaron en un restaurante, el olor a comida solo despertaba el hambre en los dos menores, quienes se sentaban para disfrutar de los alimentos. Suga señaló con unos palillos un canal hecho de bambú, donde nadaban unas tiras largas de harina.

—¿Ven los fideos nadando por el agua? Bueno van tener que atrapar los fideos

—Parece divertido—comentó Izar, mientras tomaba unos palillos—.

—Terminarás haciendo un desastre—respondió el castaño con algo de aburrimiento, él no era de comer mucho y menos si tenía que "cazar" su comida—.

Una joven entró al restaurante, su energía alegre llamaba la atención de los comensales, ella no le tomó importancia, tenía a sus guardaespaldas tras ella.

—Siempre quise probar los fideos fríos, ¿Tú no?

Preguntó a su guardaespalda, quien no dijo nada, la chica le importó poco y arrastró al hombre con ella hasta una mesa para comenzar a comer. La joven pasó a un lado de Derek, quien batallaba con los fideos, pero al ver de reojo a la chica, soltó su comida, negó rápidamente y volvió a tomar el puño de fideos.

—No creo que sea la misma...—murmuró para sí mismo y tratar de olvidarla— Izar, moja poco los fideos con la salsa de soja—reprimió al menor que comía los fideos rápidamente—.

En otra mesa no muy lejos de ellos, una chica castaña tenía sus fideos en espera por la plática que tenía, quería comer, no responder preguntas.

—Pues lo fácil que es darme el div-.... ¿Tú papá y tú hoy iban a matar alguien?

—Al mapache—comentó un albino de nombre Hiroshi, quien terminaba su plato—.

—Divierte ....—dijo para al fin comer sus fideos—.

Tres mesas separadas con personas que podrían tener una gran relación el futuro, ¿Casualidad? ¿Destino? Un nuevo juego va a dar inicio en un futuro no muy lejano.

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