「❀」27「❀」

Un chico castaño se encontraba discutiendo consigo mismo, tenía su frente pegada a su escritorio de forma que pudiera pensar mejor, pero no le funcionaba del todo, por que siempre llegaba a la misma respuesta y lo peor del caso, se encontraba solo, sin su compañero que le apoyara en este tipo de situaciones. Aquel chico de ojos color miel era su primo lejano, pero al crecer juntos, era como un hermano menor para él y hasta un gran apoyo emocional, pues cuando más sentía que iba a rendirse, él se aparecía para ayudarlo, a veces solía ser muy inocente y darle respuestas muy "bobas", pero eso le recordaba que también debía ser sensible al pensar, por más que fuera lógico o directo con sus planes, olvidaba pensar a profundidad, ahí es cuando el menor más le ayudaba.


Como si su día empeorara, un chico azabache entro a su habitación, el cual, colocó una taza de té frente a él, acompañado de un plato con dulces wagashi. Tomó los papeles que tenía a su lado y los guardo, aquellos documentos nadie debía verlos o tendría problemas, esta acción la ignoro su primo que se sentaba frente a él.

—oye pequeño... Ya deja de trabajar, necesitas un descanso... Desde el Tanabata no has querido parar... Te vas a enfermar si sigues así

—vete de aquí—dijo sin verlo a la cara—.

—al menos toma el té conmigo, es de mala educación rechazar la comida

El castaño se levantó y acomodo en su lugar, tomando uno de los dulces del plato para comerlo. Su primo de ojos azules se ruborizo un poco al ver comer al contrario, pues este, se encontraba haciendo pucheros al comer su dulce, eso solo era seña que estaba estresado y enojado, parecía conejito comiendo su verdura.

—te vez lindo así...

—lo mira dejando su dulce— ¿Qué?

—olvídalo... ¿En qué trabajas?

—uhm... Bueno... Solo son documentos por ordenar...

—le interrumpe— pero algo te ha molestado

—¿Cómo sabes?

—se nota en tu rostro que estas cansado de tener que soportar tantas responsabilidades... No se en que trabajas en este momento, pero es un problema... ¿No es así?

—....si—dijo rendido—.

—lo sabía... Bueno, ¿Me vas a contar que te pasa?—preguntó mientras tomaba un sorbo a su taza de té—.

El de ojos café se quedó pensando como plantear su problema, sin bien podía confiar en él, no era la mejor opción decirle lo que realmente hacía, pues en vez de encontrar una solución, terminaría con un problema más.

—....¿Alguna vez has trabajado con alguien que no te cae bien, pero debes hacerlo?

—pensando— ...uhm... No, realmente no... Si alguien me cayera mal, le diría directamente a la cara que no quiero saber nada de él o ella...

—pero si es una obligación—comento desesperado—.

—peor aún... No le vería ni la cara... Nadie debe ser obligado a trabajar... ¿Quién te esta obligando?

El contrario reaccionó asustado, su primo era muy astuto para descifrar los problemas de los demás, él era así desde niño, podía recordar muy bien cuando el azabache le ayudaba a calmarse cuando lloraba o tenía problemas, vaya que no había cambiado mucho, sin embargo, no era momento para recordar esos tiempos felices, debía zafarse del problema que se generaba.

—nadie, solo... Olvida lo que dije, estoy estresado, es todo

El ojiazul no convencido del todo, decidió no investigar sobre el problema, sabía que iba a incomodar más al mayor, sin embargo, este continuo hablando.

—sabes... Tengo que entregar estos documentos, pero no quiero tener que ver a la persona... Y el maldito de Izar se fue justo hoy

—riendo— ¿Tan mal te cae la persona para tener que maldecir a Izar?

—lo toma de los hombros— ¡Si! ¡Agh! Es que es tan... Y luego... Es un arrogante de primera, mujeriego y siempre tiene esa maldita cara de creído

El pelinegro parpadeo varias veces sorprendido por el cambio de actitud tan repentino, ante tal situación, solo aguanto la risa, el contrario al ver que se burlaba de él, solo atinó a darle un zape en la cabeza.

—asobandose— oye tranquilo viejo, la verdad no se de quien hablas, pero te tiene muy mal... Estas estresado y mucho...

—¡Él me estresa!

—¿Él? .... Espera, ¿"Él" te esta obligando a trabajar y por eso estas así?

Sacó sus propias conclusiones el azabache, solo eso podía relacionar con el humor de su primo, aun que más que conclusión, era un sentimiento de celos y sobreprotección.

—no exactamente...—dijo nervioso por descubrirse él solo—.

El contrario cambio de posición, esta vez colocando al más bajo sobre el escritorio y acorralándolo.

—¿Quién te esta obligando?

—ya te dije que nadie... Además... Trabajo es trabajo ¿No? Trabajar es una obligación despues de todo...

Hizo una mueca de molestia el azabache por tal respuesta, un rubor cubrió su rostro, el castaño al percatarse de la posición en la que estaban, abrió los ojos con sorpresa y hasta juro que sentía la sangre subir a su cabeza.

—oye...

—....¿Ahora qué?—pregunto viendo a otro lado—.

—si realmente te molesta esa persona es mejor que te alejes, aun que, sino lo conoces del todo, podrías darle una oportunidad para saber si realmente es bueno o malo...

—¿Y sino le agrado?

—no te rindas tan fácil ¿Okey? Eres una persona maravillosa, solo que la gente a veces suele ser muy prejuiciosa

—¿A veces?—comentó serio y con un tono de obviedad—.

—la mayoría de veces...

—es más cierto eso...

—como sea... A lo que quiero llegar, tal vez si intentas ser amable con él, descubras que se pueden llegar a entender y hasta hacerse amigos, ¿No te gustaría?

—supongo

—intenta... Pero no dejes que te lastime ¿Okey?

—okey

Los dos guardaron silencio por un momento hasta que el castaño se calmo, por que en esa pequeña charla se había reflejado un sentimiento de tristeza, como era costumbre, el de ojos café no se le hacía fácil convivir con otras personas que no fueran familiares, solía tomar una actitud arrogante y grosera al hablar con otras personas, incluso podía decir que le daba un poco de envidia su primo azabache, pues él era mejor para convivir.

—oye... ¿Puedes moverte ya?

—¿Moverme? Pero me gusta estar así...

Comentó de la nada olvidando por completo la posición en la que estaban, el contrario solo se puso más nervioso e incluso tuvo que pasar saliva para tratar de calmarse. El ojiazul al ver esta acción, se levanto con cuidado y lo ayudo a acomodarse.

—...voy a... Ya sabes...

—si, ve a donde tengas que ir... Yo...

—lo interrumpe— gracias...

—¿Por qué?

—...por cambiar mi humor, supongo...

—como sea, solo no te metas en problemas idiota...

Hizo una mueca por el insulto, sin embargo, lo dejo pasar, debía ir a entregar sus documentos a un sitio y no quería llegar tarde, pero antes de salir de su habitación el azabache lo detuvo.

—¿Se te olvida algo?

—si, despedirme

Sin darle tiempo de reaccionar, beso su mejilla con suavidad, provocando un cosquilleo en todo su ser, jamás había recibido una muestra de afecto como esa.

[ .... ]

Un chico castaño estaba frente a una oficina debatiéndose si era correcto abrir la puerta y entrar o tocar la puerta y esperar. Era clara la opción que debía tomar, el problema era su presencia, ¿Estaría bien estar ahí? ¿Fue buena la idea de ir él mismo a entregar esos documentos? Desde un principio no le molestaba entregar el pedido, lo que le molestaba era lo que iban a decir de él, ya tenía un mal historial en su familia por su pasado, acercarse a aquella residencia solo hacía crecer más su lista negra, sin contar que la familia del zodiaco chino era un caso aún más especial, cualquiera que se enterara que estuvo él ahí a altas horas de la noche y solo, malinterpretaría la situación.

Suspiro rendido por sobre pensar las cosas, la única opinión que necesitaba en ese momento, era de la persona que iba a recibir los documentos, una vez entregados, podía salir corriendo a la libertad, contando que su primo ya lo había motivado a conocer a aquella persona, tal vez no le iba a ir tan mal si le daba una oportunidad. Era hora de apostar por la verdad.

Abrió la puerta de aquella oficina sin previo aviso, total, no había mucha gente y ya era algo tarde.

Un chico de cabello azabache y ojos color rojo se mantenía leyendo unos documentos, el castaño al verlo, no emitió ningún sonido, estaba totalmente inmóvil en su lugar, es como si hubiera perdido el habla y las palabras se le iban de la mente, sin duda la presencia contraria lo había noqueado.

Unos segundos despues reaccionó molesto, un mal habito que solía tener al conocer gente nueva, pues jamás se sentiría confiado o seguro para hablar con desconocidos, era como un método de defensa que él mismo se había generado con el pasar de los años.

Aventó la carpeta frente al chico, quien solo lo vio confundido por la repentina interrupción.

—aquí esta lo que pidieron y adiós...

Habló de forma seca y directa al azabache, este solo lo vio indiferente, como si las palabras dichas no le afectaran en lo más mínimo.

—ah... Que lindo supongo—dijo tomando la carpeta y regresando a sus asuntos—.

Aquella actitud solo enojo más al castaño, quien esperaba otra reacción, pues normalmente cuando trataba así a la gente, esta solía maldecirlo, pedirle que se fuera o bien, le sacaban pelea. El azabache hizo todo lo contrario, ignorarlo, en cambio, él solo le contesto de forma irónica.

—¿Qué? ¿Se te ofrecía un café? ¿Qué te lo lea o qué?

El mayor se levantó de su lugar, él solo podía ver la gran diferencia de altura y no solo eso, lo débil que se sintió a su lado, por que si, el chico se veía más imponente a su vista. Cerro los ojos con algo de miedo, esperando a que el azabache le hiciera algo, pero lo único que sintió, fue la mano contraria tocando su cabello, abrió los ojos con inseguridad.

—le muestra una hoja— la traías en el cabello... Pollo

Aquel momento que ya era un mar de nervios para él, solo se convirtió en un miedo total, esa palabra, parecía ser un simple apodo inventado de ultimo momento, más el significado era más profundo para él. Por un momento sintió como toda su vida construida con mentiras perfectas, se había deshecho en tan solo un segundo y con una palabra tan banal.

No era tan idiota, sabía que mentir no iba a funcionar de nada para este punto, pero el miedo lo hacía hablar incoherencias.

—...¿Pollo? Ni al caso por que decirme pollo... No tiene senti-...

Se vio interrumpido al ser acorralado en cuestión de segundos, el azabache había ganado.

—¿Estas seguro?...

Dijo de forma seria, provocándole un escalofrío en todo su cuerpo. Sintió como el más alto se acercó a su oído para seguir hablando.

—por qué créeme que te investigue bien...

En ese momento empalideció por el miedo, así que él era responsable de su investigación, ahora entendía por que la persona con la que trabaja le había regañado por su descuido, no era un juego el que lo estuvieran investigando, había cometido un gran error, uno que pudo haberle costado la vida.

Miró a otro lado para evitar aquello ojos rojizos que estaban sobre él, ya no había forma de ocultar su miedo.

—lo que dicen de mi es falso...

—.... Si eso lo sé...

Dijo tranquilo y dejándolo en paz, el ambiente tenso que se había formado al principio, desapareció de una forma rápida y hasta escalofriante para él.

—bien, hasta luego

Habló mientras salía de su oficina seguido del castaño que aún trataba de componerse por aquel momento y antes de que el azabache se fuera, hizo un ultimo comentario.

—por cierto, te vez lindo sonrojado

Un golpe más para todo su ser, ¿Sonrojado? ¿En que momento se había ruborizado? ¿Acaso todo el tiempo estaba en ese estado y sin darse cuenta? Sin duda había tenido muchas emociones para un solo día, lo único que le quedaba, era volver a casa rápidamente para relajarse y olvidar todo.

[ .... ]

Un chico de cabellos cobrizos estaba sentado tomando té con su abuelo, la relación que ellos dos tenían era sencilla pero a la vez complicada. Su abuelo, era una persona no muy bien querida en el distrito Minamoto, causante de muchos problemas e incluso con fama de ser asesino, lo obligaban a mantenerse oculto e incluso no hablar de la relación familiar que tenía con el chico, aun que, esto era más una seguridad que tenía, pues hace mucho ya había perdido a dos de sus seres más preciados.

—¿Cómo esta Derek?

—estresado...—toma un sorbo de su taza— desde que le dijiste que entregara la información a la serpiente del zodiaco, ha estado alterado... Abuelo, ¿Esto es un truco suyo?

—hijo... ¿Tú lo dejaste solo por algo?

—....bueno, creo que ni usted ni yo debemos contestar esas preguntas

El mayor soltó una risa por el comentario, sin duda el menor tenía también esa característica de planear como él, pero ese no era el punto por ahora.

—¿Ya tienen algo sobre lo que les pedí?

—asiente— Derek encontró lo básico... Taro Jin, una joven huérfana que llego a la familia Tachibana, sacerdotisa... Internada en un hospital psiquiátrico...

—¿Un qué?—preguntó sorprendido—.

—hospital psiquiátrico, desconozco la razón y no encontramos mucho sobre eso...

—entiendo... ¿Ahora mismo entregará la información?

El chico asintió a lo dicho, espero en silencio la próxima indicación de su abuelo.

—entiendo, gracias por su trabajo

—seguro...

Dijo el chico mientras volteaba a ver la hora.

—ahora que lo pienso, ya no debe tardar mucho Derek en llegar, solo espero le haya ido bien y no haya hecho un desastre

—¿Desastre?

—ya lo conoce, es muy temperamental y podría terminar en una pelea o golpeando a la serpiente

El mayor soltó una risa cargada de diversión por el comentario, el menor juraba que su abuelo hasta derramaba lágrimas de la emoción que tenía, con inocencia preguntó.

—¿Dije algo malo?

El contrario dejo la taza para acomodarse, limpiar sus lágrimas por la risa y contestar la pregunta.

—no... Pero me ha dado risa...—murmura— golpear a la serpiente... Izar

—¿Si?

—créeme que Derek será el que perdió esa batalla... Y sin pelear

— ¿Perder sin pelear?

Solo recibió un asentimiento por lo dicho.

[ .... ]

Un chico de ojos color miel caminaba alegre al cuarto de su primo, hace un par de minutos que había regresado el mayor, a lo que era mejor ir a verlo. Mientras caminaba por el pasillo, se encontró con un azabache que iba a la misma dirección que él, sin importarle, dejo que lo acompañara y frente a la puerta escucharon la voz del castaño, quien parecía tener un debate consigo mismo.

Abrieron la puerta sin previo aviso, el menor iba a preguntar cuando recibió un golpe, no tan fuerte, en la cabeza.

—¡La próxima te enviare caminando a entregar los documentos!

—asobandose— pues si caminando se llega...

El contrario se cruzo de brazos molesto y el azabache habló esta vez.

—¿Por qué estás sonrojado?

—hace calor y me dio insolación

—ajá... En plena noche cuando ya no esta el sol...

Recibió una mirada de amenaza total, el de ojos azules se aparto con algo de miedo, mientras que él destinatario de aquella mirada no dijo más.

—¿Te agrado la serpiente?

—no, es un pinche arrogante de primera, se nota que le gusta estar de creído

—murmura— si te agrado... En fin, ¿Hiciste eso?

—si, como sea...

—bien, entonces iré a dormir... Descansen los dos

Dijo de forma agradable para así salir de la habitación, dejando a los otros dos.

—oye...

—¿Qué?

—...¿Enserio te agrado la serpiente?

—no lo se... Supongo...—piensa un momento— no... No me agrado... Y espero no tener que lidiar más con él

Esas ultimas palabras las acompaño con algo de tristeza, más no fue notado por el contrario. El azabache suspiro y le revolvió el cabello, para así desearle buenas noches y retirarse de la habitación.

Y en aquel cuarto oscuro, el castaño se debatía sobre las emociones que había tenido ese día.

❀.°• ─ ─ ─ ─ ─ ─ ─ ─ ─ ─ •°.❀

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

#Que feliz me siento con el capítulo y el avance de la obra.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top