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La noche era despejada, las estrellas brillaban en el manto nocturno, el viento corría y las hojas de los árboles danzaban al compas de este, provocando sonidos que se mezclaban con las rápidas pisadas de una joven doncella, que cargaba en brazos un pequeño bulto, un niño no muy pequeño, tampoco muy grande. La mujer llevaba corriendo ya un buen rato, pues estaba huyendo de gente que deseaba hacerle daño a ella y su bebé, provenía de una residencia en la cual existían espíritus yokai, esta familia tenía conexión el mundo sobrenatural desde tiempo atrás e incluso, tenían un miembro que había nacido con un espíritu animal, haciendo a este, muy diferente a los demás, ya que poseía habilidades y un aura muy diferente, con la cual era capas de mantener a todo un templo.

La razón por la que la joven huía a altas horas de la noche, era por su hijo, quien era descendiente de aquel miembro especial de la familia, el niño era nada más y nada menos que la representación de Dios, un miembro del Zodiaco Chino, quien tenía un valor aun mayor que su padre, si la gente de aquel lugar llegaba a tener al niño en manos, lo esclavizarían para robar su poder, tal y como hacían con su padre, pues el joven de aquella residencia, era esclavo de la familia, un espíritu encerrado en una jaula de mentiras.

Los perros que perseguían a la chica se oían a lo lejos, tal vez ya los había perdido, pero no podía detenerse a celebrar, pues debía poner a salvo a su hijo y cuando el infante estuviera fuera de peligro, tal vez podría relajarse, aun que viviría sin su esposo, quien tomó el sacrificio de permanecer en la residencia para que no fueran tras ella y su hijo.

La chica ya estaba alejada de la residencia donde antes vivía, volteo una vez más a ver aquel camino por el que había huído, con unas pequeñas lágrimas se despidió de su esposo, quien ahora estaría solo en aquel lugar de esclavitud. Mientras eso ocurría afuera, en la casa principal de aquella residencia, un joven se encontraba en el balcón observando el cielo, solo deseaba que su esposa e hijo hayan escapado a salvo.

-gracias por todo Suyen...

[ .... ]

El distrito Minamoto se encontraba de fiesta, pues la celebración del Tanabata había comenzado, hace apenas unos días había regresado un castaño de su viaje a Kyoto, los siguientes días los paso de lo más tranquilo, las clases habían sido suspendidas por lo mismo del festival, además, quedaba poco para la graduación de los alumnos de ultimo año, lo que hacía pensar un poco al chico, pues eso solo significaba que tenía pocos días para seguir al lado del albino, quien ahora era su novio, nadie de su familia lo sabía, pero tampoco tardarían mucho en darse cuenta de su relación, solo esperaba que para ese entonces ya tuviera una idea de que decir sobre su relación.

Ahora mismo se encontraba sentado viendo pasar a las doncellas de un lado a otro con varias cosas para el festival, a él no le llamaba mucho la atención, pues cada año se celebraba y era lo mismo, en cambio, sus primos preferían salir a divertirse o jugar en los puestos que había en el lugar, terminó por quedarse solo ese día. Su primo mayor que parecía ir de salida, pasó a su lado, dejando un vaso de agua sobre la mesa y revolviéndole su cabello.

-¿Por qué ahora no estas corriendo haya afuera?

-no tengo ganas

-eso no es de ti, pero tampoco me importa, haya hay comida, regreso en la noche

-¿A dónde vas?

-es Tanabata, hay que celebrar

Dijo para al final soltar una pequeña risa y retirarse, dejándolo nuevamente solo en la casa. Suspiró cansando, tal vez el mayor tenía razón y debía salir a celebrar, a lo mejor así se le quitaba el aburrimiento, sin embargo, el vaso que había dejado el contrario sobre la mesa, se había quebrado de la nada, se levantó con un poco de miedo por la repentina acción.

-...un mal augurio...

Un chico azabache que recién había llegado, se puso a su lado y vio la mesa mojada más el vaso roto, miro a su primo que no dejaba de ver fijamente los pedazos de vidrio.

-¿Pasa algo?

-niega y empieza a recoger los pedazos de vidrio- solo tuve un mal presentimiento

El contrario suspiro, tomó asiento en una silla mientras veía a su primo recoger los vidrios de la mesa.

-cuéntame, ¿Qué te preocupa? Desde que llegaste del viaje, has estado más rarito de lo normal

El más alto solo seguía con lo suyo, no es que desconfiara de su primo, pero no sabía por donde iniciar y si era correcto.

-....empecé a salir con alguien, pero no creo que vaya a hacerlo bien, siento que cometí un error y...

-le interrumpe- si te vas a rendir ve a terminar con él, ¿A poco un vaso roto te asusto? No seas idiota Rigel, toma enserio tu relación, deja que pase lo que tenga que pasar, si ese es tu miedo solo prepárate para cuidarlo

El castaño se quedo callado por el comentario, aun que no había sido nada malo el consejo, solo había un pequeño detalle.

-¿Él? ¿Tú cómo-....

-vuelve a interrumpir- se re notaba que te gusta la rata del zodiaco, además... Cuando regresaste del viaje, no dejaste de hablar sobre lo mucho que te gusto pasarla junto a él...

-a veces te odio...

Dicho esto, el de ojos azules se empezó a reír por la actitud del contrario y cuando este termino de recoger los pedazos de vidrio, lo invito a ir al festival, despues de todo, ya habría tiempo para preocuparse.

[ ..... ]

Un chico castaño caminaba por el distrito, la ruta que había tomado estaba apartada del lugar del festival, de hecho, nadie solía caminar por ese rumbo, pues era demasiado solitario, daba un poco de miedo, no había muchas viviendas, personas e incluso parecía ser una zona abandonada, sin embargo, existía una casa, ni muy grande ni muy pequeña, estaba muy bien cuidada, su jardín se mantenía arreglado y parecía que gente la habitaba aún.

Abrió la puerta con una llave personal, aquella casa le pertenecía, desde que era niño vivía ahí, nunca se pregunto por que su abuela lo había mandado a ese lugar pero tampoco le afectaba, sentía una buena satisfacción el estar alejado, tal vez ese sentimiento lo había desarrollado con el paso de los años, esa soledad en la que crees que puedes volverte loco pero no, es un espacio personal al cual vuelves un hogar, un lugar para pensar y ser tú mismo.

Ingresó y en el pasillo se quito los zapatos, estaba algo cansado, había ayudado con el festival, más tarde iría a pasear pero ahora necesitaba descansar. Caminó hasta la cocina, donde se sirvió té frío y al llegar a la sala, se encontró con aquella persona, sentada en un sillón. Lo conocía muy bien, todos lo conocían, en el templo se hablaba de él y no eran cosas para nada buenas, esa persona a la que todos le tenían miedo, aquel hombre que le trajo desgracias a todos, culpable de muchas muertes en la familia y autor del odio de la gente hacía él.

El jefe de la familia de Inglaterra estaba sentado frente a él muy relajado, algo que odiaba el chico, eso solo significaba que no tenía oportunidad de huir o pedir ayuda, pues lo conocía muy bien, en aquellos tiempos donde era esclavo de aquel lugar, había aprendido mucho de esa persona, era un milagro que siguiera con vida y por lo mismo que era sobreviviente, pensaban que él era un traidor y se había vendido a esa persona.

Fijó su vista a la mesa frente a la persona, ahí había algunos objetos de bebé, eran dibujos, libros, juguetes e incluso ropa, por el estilo de la vestimenta, podía deducir que era de hace muchos años atrás.

Dio un respingo al sentir una mano sobre su hombro, el contrario se había movido y él no lo había sentido, algo característico de la persona, moverse sin ser prevista, suspiró rendido.

-...abuelo ¿Qué te he dicho de meterte a la casa como ladrón?

-¿Ahora soy abuelo? ¿Qué te paso?

-bueno... Anciano, deje de meterse a las casas ajenas sin permiso

-¡¿Anciano?!-preguntó ofendido-.

-...tú dijiste que te hablara con confianza... Igual, nunca te decides por como me debo referir a ti... Tomoki-san

-no entiendo como te soporto....

como sea... ¿Y todo eso?-dijo señalando los objetos de la mesa- No me diga que ya la rego...

El hombre iba a contestar, pero fue interrumpido por un chico de ojos color miel, quien al ver las cosas de bebé en la mesa, guardo silencio.

-....¿Entonces si la regó?

-no animal, es de otro niño...-murmura- Un tipo nieto...

-uy, pues como no se sabe con usted... Pensé que ya la había regado

-toma un dibujo- parece que le gustaba jugar mucho...

-viendo la ropa- cambiando de tema ¿Para qué me buscaba?

El hombre suspiro y fue a sentarse nuevamente, los dos chicos también tomaron asiento para escuchar al mayor.

-para decirles que ya resolví el problema en que se metieron, par de estúpidos

-¿La investigación de los Tachibana?

-asiente- eres un descuidado

-...no fue nuestra culpa...

Derek: hay abuelo... No pasaba nada, además... Creo que él único que había sospechado era Hiroshi-san y la señorita Izumi...

-si claro...-dijo en tono sarcástico antes de seguir- ahora ustedes tienen un nuevo trabajo

-¿Nuevo trabajo? ¿No que íbamos a meternos con el zodiaco?

-exacto, ya hasta tenía una idea...

-olvida eso, quiero que busquen a una persona

Dijo el hombre de una forma seria, a lo que los menores tomaron una postura más firme.

-tienen que buscar a una persona llamada Jin Taro

-¿Jin Taro?

-¿Por qué?

-solo háganlo

-¿Y luego qué? ¿Le doy a usted la investigación?

-no, a un chico llamado Suga Kim

-¿La serpiente del zodiaco chino? ¿Uno algo alto, pelinegro y de ojos rojos?

Dijo el chico de forma descriptiva a lo que el castaño torno su semblante a uno serio.

-no-habló de forma cortante-.

-voltea a verlo- ¿Lo conoces?

-lo ignora y ve al hombre mayor- ni lo sueñe... A usted o no hacemos nada

-da igual, solo hazlo

Dijo poniendo fin a la conversación, pues discutir con el chico era dar muchas explicaciones, cosa que le fastidiaba.
Mientras tanto, los menores se habían quedado en silencio, el de ojos miel iba a decir algo pero el mayor hablo primero.

-ese hijo de... Yo investigo y tú vas a entregarle la información, que ni de pendejo voy yo, maldito viejo...

Se levantó aun molesto mientras caminaba a la salida de la casa maldiciendo a la persona a quien entregaría el informe y a su abuelo.

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#Bueno, ahora si inicia la parte dos de la historia.

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