《✿》25《✿》
La mañana comenzaba tranquila en la residencia de la familia Minamoto, una chica se encargaba de preparar el desayuno para sus primos que irían a la escuela, su hermano le ayudaba a cuidar que no quemara nada, pues era bien sabido que la chica se despistaba con gran facilidad que terminaría haciendo un desastre y él terminaría limpiando todo, aun así la quería por sus intentos de cocinera, además, con el próximo festival que se festejaría en la residencia, el Tanabata, estarían con todavía más trabajo que sería imposible concentrarse en otras cosas.
El calor del verano que ya se podía percibir antes de que iniciara la estación, le daba de golpe a los dos chicos que cocinaban, quienes terminaron por dejar todo a la mitad y salir corriendo de la cocina que ya parecía horno humano, sin duda les desagradaba el cambio de las estaciones. Una castaña que estaba en la mesa del comedor sentada comiendo cereal habló por primera vez.
—dos días sin mi hermano
—una semana—dijo mientras se servía agua—.
—mejor—comiendo su cereal—.
—¿Cuál mejor? Me ayudarás con lo del Tanabata
Un azabache entraba al comedor, tomó una manzana del centro y comenzó a comerla, luego habló.
—es verdad... Se ira de viaje escolar y ni va a ayudar
—mejor así, capas termina quemando algo como cuando tenía trece años...
Dijo un albino que ingresaba al lugar con algunas cosas en sus manos, era material para el dichoso festival, aun que aun faltaba mucho para la celebración debían prepararse con anticipación, además, la boda de la familia Tachibana, estaba a la vuelta de la esquina.
—y por el amor de tu madre Rigel, no quieras turistear tu solo.... En Kioto
Habló con un poco de severidad la ojiazul al castaño que recién llegaba al comedor, este, tenía un aspecto algo "preocupante", ya que se podía notar que no había dormido bien, tal vez serían los nervios del viaje o simplemente se la pasó haciendo nada y le había dado un ataque de insomnio, solo él sabrá que hizo para no haber descansado del todo.
—....hagamos de cuenta que haré caso
—tráeme algo de allá
—ya que
—y no vayas a hacer una de tus mamadas... O a convertirte en mapache para ir a disfrutar la vida loca en la noche
Comento el mayor sabiendo de lo que era capas su primo cuando no había quien lo vigilara, sobre todo en un lugar que era totalmente nuevo para él. Solo recibió como respuesta la expresión de que se sentía ofendido el castaño por la acusación.
—¿Visitaran Kioto, no?...—vio a su hermano asentir a lo dicho y prosiguió— Kioto... El lugar donde las parejas se declaran... Y donde sucedió la segunda guerra civil japonesa...
Habló la chica con un rastro de melancolía, todos conocían muy bien a la castaña, ella era una chica muy enamoradiza, podía tener altos estándares en el amor, fantasías y sueños como en los cuentos de hadas, podía idealizar romances como en los mangas shoujo, pero si sabía diferenciar el amor ficticio del real y aun que por más que deseara un romance así, no lo conseguía, igual no se desesperaba o perdía la fe.
—un lindo escenario romántico, ¿No crees Derek?
—el cual nunca vivirás o tendrás un momento así—dijo de forma directa rompiendo los sueños de su primo—.
—pero se vale soñar, pinche ojete
Ambos se pusieron a discutir como de costumbre, entre bromas y burlas mutuas, la chica mayor se tuvo que meter a la pela de esos dos para evitar que terminaran con uno golpeado y el otro castigado, la castaña menor suspiro cansada y vio a su hermano.
—te acompaño a la escuela....
—como quieras
Ambos tomaron sus cosas y salieron de casa dejando a sus primos discutir como los infantes que se portaban a veces.
La chica castaña mientras caminaba, veía de reojo a su hermano, había notado que este no había almorzado en la mañana, normalmente el mayor era de comer bastante en las mañanas para luego solo llegar a casa a cenar y saltarse la comida, pero esta vez no había tocado ni un poco de la comida, entendía que a veces Alexa cocinaba de lo pero, pero no era para tanto e incluso ella cocinaba peor a comparación de su prima, pero volviendo a fijar su vista en el contrario, podía notar un gran nerviosismo en él y que hacía hasta lo imposible con tal de ocultarlo. Pensó en todo el camino lo que le podía estar pasando a su hermano y de la nada, ya estaban en la escuela, se le había hecho más corto el camino que de costumbre, ella iba a ingresar al instituto, pero noto como el mayor se quedaba parado y no hacía nada por avanzar, con curiosidad lo miro y busco con la mirada a donde apuntaba la vista de su hermano, siguió la dirección y cuando vio lo que él estaba observando, le llegaron respuesta de golpe a la mente.
En el punto de reunión de los chicos que saldrían de viaje, estaba un chico albino de lentes y ojos rojizos leyendo un libro y eso era lo que observaba el castaño.
La mirada del chico era de total atención, no se distraía con nada e incluso ignoraba lo que había a su alrededor, se dice que la mirada dice más que mil palabras y vaya que era verdad, se podía notar lo mucho que expresaba la mirada del castaño cuando veía a aquel albino, no ocultaba para nada los sentimientos que tenía por él, si en los ojos se pudiera notar las palabras que uno a veces no puede expresar, sin duda el más alto ya le habría dedicado mil y un poemas al menor. Aquel amor que tenía el castaño por el albino era toda una locura, podía sentirse la sinceridad que había en aquellos sentimientos, el chico tenía una maldición, la maldición de tener como espíritu guía a un animalito que podía ser un mentiroso y farsante de primera, se podía decir sin descaro alguno, que aquel amor que le tenía al albino era una mentira y que solo jugaría un tiempo con él para luego terminar con todo, sin embargo, los sentimientos eran sinceros e incluso podía jurar por su vida que lo único que necesitaba era al albino, a nadie más que al menor, por que con él podía ser una persona honesta a la cual nunca ni jugando, le diría una mentira que llegara a lastimarlo.
La chica suspiro enternecida por la situación, le dio la mano a su hermano en señal de apoyo y fuerza, para así hablar.
—el que no arriesga no gana...
Dicho esto lo abrazo rápidamente y luego se fue corriendo a su salón, sabía que solo bastaba eso para impulsarlo a realizar sus objetivos.
[ .... ]
El castaño no se había acercado al albino desde que su hermana se había despedido, al subir al transporte vio al chico sentado casi hasta el final justo al lado de una ventana, este le hizo un pequeño gesto que le indicaba que había guardado un lugar solo para él. Camino hecho un manojo de nervios hasta el chico, se sentó tratando de relajarse, agradecía que el menor le haya invitado a sentarse y él no tuviera que decir alguna tontería, por que eso sentía que iba a decir en cuanto abriera la boca, para pode sentarse a su lado.
El menor lo volteo a ver con esa característica mirada directa y para rematar su forma de hablar de siempre ir al punto y no darle vuelta al asunto.
—¿Ahora que pasa?
—nada, tengo sueño... Es todo
Dijo apartando la mirada, no lo consideraba como mentira, si bien, la noche anterior no había descansado por los nervios que tenía del viaje, el otro solo suspiro e hizo señas para que el castaño pusiera su cabeza sobre sus piernas,
El castaño no renegó por la invitación, pero si de por si ya tenía el corazón en la boca con solo estar sentado al lado del albino, recostarse en las piernas de este, haría que le diera un paro cardíaco o que ahí mismo escupiera su corazón, figurativamente. Estos nervios obviamente no pasaron desapercibidos, pero el chico conocía bien a su compañero como para preguntarle que es lo que le ponía los nervios de punta, eso solo haría que el castaño huyera o cambiara el tema de golpe, solo buscó otra forma de romper ese nerviosismo.
—¿Entraras a la universidad?
—aún no se... ¿Tú?
—si, en la área de programación
—ya no voy a verte tan seguido...
Dijo con un ligero tono de tristeza, aun que bien pudo ser como una desilusión de niño pequeño, ya estaba perdiendo los nervios que tenía.
—pero vamos a seguir en contacto
Contesto para calmar al castaño que ya había formado una mueca por lo insatisfecho que estaba de tener que oír que el albino iba a entrar a la universidad.
—no pensaba dejarte—dijo con un tono de seguridad—.
—en fin, vamos a tratar de divertirnos—dandole una sonrisa—.
—ya soy feliz a tu lado
Habló sin rastro de broma, mentira o inseguridad, unas palabras totalmente afirmativas y sinceras a lo que sentía el castaño, el contrario se ruborizo por lo dicho, volteando a ver a otro lado para ocultar su estado.
—Hiro...—pasa un poco de saliva— Te ves lindo así...
—gracias—contesto cortante para evitar otro comentario que lo hiciera sonrojar más— por cierto.... ¿También están preparándose para el Tanabata?
—si, mis primos se harán cargo
—ya veo.... Oye por cierto ¿No te desayunaste verdad?
—...¿Muy obvio?
—asiente y saca un bento que le dieron— vamos a compartirlo
—si... Gracias... —murmurando— de los nervios ni quería comer
Y era cierto, se había enfocado tanto en los nervios que tenía por el día que iba a tener, que no toco ni un poco de la comida. El albino tomó un poco de comida y se lo ofreció con los palillos al castaño, quien recibió gustoso la comida.
—...Por cierto... ¿Cómo están todos contigo?
—¿Estar? Pues cada quien en lo suyo... Creo
—¿Pasa algo?
—...hasta ahora han disimulado bien, pero... Aún siguen discutiendo Derek y Twisted, cada día es más fastidioso que el anterior
—deberían hablar y no solo discutir
—son cabezas dura... Y apenas viene lo peor
—¿Lo peor?
—la abuela anuncio que ya viene el cambio de encargado... No debería decir esto a nadie pero... Alex no quiere el cargo por que en realidad es de Derek... Lo han educado para Encargado desde que tenía 3 años, pero pues... Pasaron las cosas y ahora el Consejo no quiere que Derek sea encargado, por eso postularon a Alex
—ya veo es estrés ser el encargado
—sobre todo por la "maldición"
Esa ultima palabra la dijo haciendo comillas con las manos y en un tono de burla.
—¿Maldición?
—es... Es algo estúpido que inventamos Alex y yo de niños... Pero, cada persona que ha sido Encargado, tiene la maldición de dar su energía para mantener el templo a cambio, su cuerpo se desgasta, esto se nota con el tiempo... Aparecen marcas, su energía disminuye y luego.... Muren por cansancio... Literalmente
—¿En verdad?
—uhm... Yo no he visto eso, pero hay sacerdotisas de avanzada edad... Que dicen que eso a ocurrido, son contados los casos... Pero reales
—¿Y cuál es el más contado?
—si... Uhm, no recuerdo bien... Pero fue un ancestro... Fue el primero en nacer con un espíritu animal... Sin embargo... Lo esclavizaron, usaron su energía para mantener el templo... Y con el tiempo murió por el desgaste... Dicen que fue perdiendo la fuerza... Desde caminar hasta la vista... Es por eso que Alex dijo que ser encargado es una "maldición"
—ya veo... Por cierto ¿Me acompañarías? Es que aquí hay unas pinturas de un antepasado
—a todos lados te acompaño
—es un museo... Tienen una pintura Hiroko-san ...
—¿Hiroko-san?
—uno de sus hijos fue el fundador de la casa Ozora
—vaya, si que las familias son amplias...
—por cierto... ¿Por qué preguntaste sobre Hiroko?
—se acomoda y ve a otro lado— por nada, solo fue curiosidad
El albino ya no pregunto y guardo silencio, así fue como duro el resto del viaje, ninguno de los dos volvió a tocar tema o conversar.
[ .... ]
La ciudad de Kyoto comenzaba a iluminarse, la noche se sembraba y la gente de la ciudad salía a caminar, al ser una temporada donde los festivales comenzaban, era normal ver a las personas a esas horas, sobre todo por las atracciones tradicionales que había.
En el Hotel, un albino observaba la ciudad por la ventana, un paisaje muy colorido y tradicional. Dio un pequeño brinco, al sentir que alguien lo abrazaba por detrás, luego sintió como depositaba la persona su cabeza sobre su hombro.
Rigel: ¿Qué observas?
—solo el lago, Kioto es demasiado tradicional
—creo que por eso también es una ciudad muy "romántica"
—voltea a verlo— si, es algo mágico de Kioto
—¿Te gustaría comprobarlo?
Dijo como propuesta el castaño, si la ciudad ya tenía un ambiente romántico, podía sacarle provecho.
—si, no estaría mal
—en ese caso...—se separa— Hiro... ¿Te gustaría tener una cita conmigo?
—claro
Contesto el albino y regalándole una sonrisa, Rigel por su parte, le extendió la mano, la cual, fue aceptada gustosamente.
Ambos salieron del hotel con rumbo a las calles de Kioto, se estaban preparando para las próximas fiestas y eso se podía notar por las decoraciones que había, el paisaje natural que tenía el lugar, era digno de admirar, pues los árboles sakura, eran muy comunes en ese rumbo.
—sabes... Me alegra ir contigo, es mi primera vez en esta ciudad...
—hay muchos lugares increíbles en Japón
El castaño asintió de forma que le dio la razón, el albino se separo de él al ver una Geisha caminar.
—aun hay geishas
—¿Geishas?—acercándose al menor—.
—eran artistas de entretenimiento antiguas
—ya veo...
El chico esta vez caminó hacía los árboles, el castaño solo le seguía el paso.
—aquí ya están empezando florecer las Sakuras
—observa— es verdad... Son muy lindas...
—vaya así que por eso dicen que Kioto es más romántico de noche
El chico volteo a verlo, sus ojos se iluminaron al ver al albino viendo los árboles, cuentan, que las personas que se enamoran, pueden ver de una forma distinta al mundo y así era, el primer día que vio al albino, lo vio como un chico normal que solo tenía algo diferente a los demás, pero conforme se fue haciendo cercando al chico, fue cambiando su punto de vista. El menor era alguien muy amable, tierno, su inteligencia que demosttaba en cada clase, su forma de comprender a las personas, ¿Su apariencia? Que importaba su apariencia, él albino ya era agraciado con solo su actitud, la gente al verlo se iba por su belleza delicada, pero para sus ojos... Tenía un cabello suave, blanco como la nieve, le recordaba las nubes y por eso, cuando veía el cielo, se embobaba pensando en él, sus ojos rojizos le recordaban las cerezas, esos frutos brillantes que se hicieron su fruta favorita, la piel blamquecina y delicada, tal vez era una comparación rídicula, pero le recordaba los panes de vapor recién hechos, por que eran suaves y blanditos. Sin duda, él solo podía ver así a Hiro y jamás dejaría de verlo de esa forma.
El castaño salió de su ensoñación y los nervios le invadieron por completo, dolería más el no poder confesarse a ser rechazado.
—Hiro...
—¿Pasa algo?
Aun que su timidez le ganara, no perdía nada por intentar.
—la luna esta hermosa hoy, ¿No lo crees?
Dijo de forma insegura, tal vez era una confesión muy extraña o clásica de la cultura japonesa, pero solo así se sentía seguro.
—si es muy linda
—murmura—entiendo...
—¿Pasa algo?—dijo preocupado—
—le sonrie— no es nada, todo esta bien
Dijo así para cerrar el tema y continuar con el paseo nocturno, aun que este, no fuera a durar más tiempo, pues al día siguiente, tendrían que despertarse temprano para ir a pasear a la ciudad y buscar en las tiendas, algun regalo para sus familiares o al menos el castaño, pues sus primas le habían pedido varias cosas.
[ .... ]
La mañana era perfecta para pasear, el sol no era impedimento para salir y explorar las tiendas, un clima agradable para una buena caminata.
—si esas cosas son para Abby, ¿Para quien es el llavero?
—para Cedrik...
Dijo el castaño que guardaba el objeto recién comprado, claro que iba a comprar cosas para sus primos, pero nunca dijo que serían las mejores. El albino solo veía las compras extrañas del mayor e incluso, se detuvo cuando lo vio recoger una piedra del suelo y sacar un marcador.
—este para Derek...
Dijo mientras le dibujaba una carita a la piedra recién recogida.
—y ¿Los palitos del restaurante de sushi de ayer?
—Alex... Solo le pongo unos brillitos de los que tiene mi hermana y va a creer que son para el cabello... Ingenio Hiro, ingenio
—rié— te va matar
Dijo viendo más las cosas.
—no creo que se de cuenta, hasta una semana despues...—buscando en un bote de basura—.
—mejor vayamos haber más allá
Habló mientras caminaba a los demás lugares, Rigel solo le seguía el paso mientras pensaba en que más comprar.
—aquí es el lugar más tradicional de Kioto... ¿Quieres comer dangos?
—por mi esta bien
El albino lo llevo a un puesto para comprar la comida, el de ojos café se fue a sentar en lo que el menor regresaba, sin embargo, una señora comenzó a hablar con el chico o así era, hasta que escucho una pequeña discución. Se acercó curioso a ver que ocurría.
—se te vería bien con un tocado de flores
—en primer lugar, soy chico
—...—murmura—no pareces del todo...
El menor lo volteo a ver con una mirada clara de "te voy a matar si lo repites" pues había escuchado claramente el comentario, tomó su pedido de comida.
—y no señora no me voy a vestir con un kimono y parecer ser chica
Dicho esto, le dio el dinero a la señora y el contrario lo tomo de los hombros para tratar de relajarlo.
—mejor vámonos...
Y de esa forma, se retiraron de aquel puesto para continuar con su caminata por el lugar.
—por cierto ¿Qué harás después de la graduación?
—nada, ¿Por qué?
Hiro se detuvo un momento, el mayor imitó la acción y lo vio curioso.
—ya, está bien... Me gustas ¿Quieres ser mi novio?
—¿Eh?
La mente del más alto había dejado de funcionar por un momento, pero si estaba claro que ayer lo había rechazado ¿O tal vez no? Él no entendía del todo la cultura japonesa, vamos, su madre era originaria de Japón, pero su padre era extranjero, Alemán, precisamente, es un poco obvio que el chico naciera en el extranjero y viviera una parte de su vida en el país de origen paterno, apenas conocía bien las tradiciones japonesas. Ya buscaría despues en que había fallado con su "declaración" pasada, ahora tenía que regresar a la realidad.
—dije que me gustas y que si ¿Quieres ser mi novio?
El mayor se lanzo a abrazarlo para luego darle un corto beso.
—¿entonces si?
—si
Ese inicio de verano sería también el inicio de su relación, marcando una nueva diferencia entre las familias.
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