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A
quella reunión no había salido para nada bien y era clara la vergüenza que ahora tenían los anfitriones, ni si quiera querían verse a la cara por tal espectáculo, afortunadamente se habían retirado los invitados, más que nada, por que era necesario llevar a la chica con autismo a casa.
Una chica de cabellos oscuros, se mantenía sentada sobando su frente con la mano, estaba enojada por todo el show que había pasado, los demás no quisieron intervenir o acercarse a esta, pues bien sabían que podía salir regañados o discutiendo más de lo que ya había pasado. Los demás se encontraban recogiendo la mesa y lavando los platos a excepción de un castaño, quien había subido con su invitado a su habitación, pues el ratón del zodiaco se había quedado con ellos a petición del mayor, su escusa era la tarea pendiente que tenían, pero sus claras intenciones de tenerlo a su lado más tiempo eran un poco obvias.
El ambiente en el comedor era un poco tenso, la chica de ojos claros sabia que debía terminar con este día lo más pronto posible, a lo que decidió por fin hablar para romper la tensión.
—¿Cómo esta Abby?
El azabache que terminaba de secar los platos volteo para responder a la mayor.
—se fue a su cuarto—pone el trapo de secar sobre su hombro— Mai Mai habló con ella, me dijo que solo esta un poco frustrada por el comentario que hizo mi hermano, pero se encuentra bien... Aun que...
—habla claro idiota
—bueno, esta apenada por lo de hoy, supongo que buscará como pedir disculpas con los miembros del zodiaco
—es seguro, pero bueno, más tarde hablaré con mi hermano, se que él es listo y hoy solo se dejo llevar por tu hermano, solo que aun no comprendo por que se odian tanto, ni si quiera se cuando inicio su pelea
El mayor notó como la chica se había deprimido de una forma repentina, por lo tanto, dejó el trapo a un lado y se acercó para abrazarla y trasmitirle su apoyo, sabia que ella desde niña se preocupaba mucho por todos los integrantes de la familia, había veces en las que se olvidaba de ella misma, se enfocaba tanto en la felicidad de los demás, que dejaba a un lado su propia felicidad, creando un ciclo sin fin, donde iniciaba con la felicidad de los demás, los sacrificios por los demás y no por ella, terminando con su agotamiento por complacer y no complacerse. Sin duda el chico le tenía un gran aprecio, no solo a ella, también a su hermano, sabia a ciencia cierta, que ambos dejaban de lado su bienestar con tal de satisfacer a los demás, olvidándose que ellos también necesitaban ayuda.
Cuando sintió que la mayor se había calmado, se separó colocándose a la altura de la chica para poder decirle la idea repentina que tuvo.
—déjame hablar con tu hermano, se sentirá hostigado si tu lo cuestionas y probablemente no quiera ser honesto, yo puedo con él
La chica entendía las razones del contrario, por lo tanto asintió a la idea del chico. La volvió a abrazar y luego se fue a la cocina a preparar algo para la mayor.
[ .... ]
En una habitación, un chico se encontraba recargado en la puerta, bloqueaba la salida a su acompañante, ambos eran culpables del escandalo que habían formado en la comida de hace rato y aun que habían mentido para terminar con toda su pelea, era claro que ninguno de los dos iba a ceder a la paz, por lo tanto, se habían reunido en un cuarto apartado de los demás para que nadie los interrumpiera o los delatara.
Eran mentirosos, manipuladores y ambos tenían deseos tan profundos que harían cualquier cosa con tal de derrotar al contrario, incluso si eso significaba matar al otro con tal de ganar, sus deseos inhumanos por dominar los llevaban a la locura. El albino fue el primero en caminar hacía el castaño, en su mirada se podía ver la ira que le tenía, su aura trasmitía recelo y molestia, en la comida se había contenido todos su sentimientos hacía el contrario, estaba listo para estallar en un montón de palabras y reclamos.
Acorraló al más bajo y lo observo directamente a los ojos, lo analizó de pies a cabeza, sin duda su mirada podía hacer temblar a cualquiera, pero no al castaño, no lo inmuto para nada.
—actuaste tan bien haya abajo que todos te vieron con una lástima...
—si de actuar hablamos, tú no lo haces nada mal
El albino torció los ojos con fastidio, odiaba cuando el contrario lo comparaba con él, cuando eran totalmente diferentes. Sujetó con fuerza la barbilla de este y lo acercó a él.
—crees que tu y yo somos iguales, pero estas totalmente equivocado, tu eres un chico al cual manipulan, mientes a tal grado que ya olvidaste quien eres en realidad, no puedes tomar tus propias decisiones e incluso dependes de los demás...
—¿Y tú tomas tus decisiones?
Habló con algo de dificultad por el fuerte agarre del contrario.
—mi única decisión es tenerte controlado y te alejes de la familia, odio tener que compartir contigo relaciones familiares, desde que pasó ese trágico día en tu vida, te he querido lejos de aquí...
El castaño soltó un quejido de dolor por el agarre, el ojigris lo liberó y se apartó un poco.
—¿Por qué me quieres lejos? ¿Acaso antes no éramos cercanos? Recuerdo lo mucho que solías buscarme cuando éramos niños
—se cruza de brazos— pasado pisado, lo único que me importa, es el bienestar de todos y para lograrlo... Debo deshacerme de ti... Más ahora, cuidar del zodiaco
El contrario soltó una risa burlona, cosa que molesto al más alto; el chico estaba riendo mientras negaba, incluso la saliva salió de su boca por lo difícil que era contener la risa. Se limpió con el dorso de su mano y levantó su vista, regalándole una mirada incrédula al chico.
—¿Tú? ¿Protegerlos?—suelta otra risita— ¿Cómo? Ni si quiera puedes conmigo y quieres ayudarlos a ellos... No seas ingenuo, tendré al zodiaco antes de que puedas hacer algo
—lo sabia... Sabia que deseabas al zodiaco
—siempre has sabido todo sobre mis ideas... No entiendo como no puedes predecir lo que va a pasar a futuro...
—yo quería salvarte Derek, pero veo que-...
El ojigris fue interrumpido por el golpe que sintió, había sido tirado al suelo y acorralado por el menor, quien lo sujetaba de las muñecas y colocaba arriba de su cabeza, lo estaba inmovilizando por completo y en su mirada se veía la burla hacía las palabras de hace unos segundos.
—¿Salvarme? Hace años que espere a que me salvaran, pedía ayuda, todos los días de mi existencia ¿Y cuál fue su respuesta? "No es para tanto", "Solo exageras"... ¿Y qué crees? Me lo creí tanto, que ahora deseo mi propia justicia... Estoy harto, ¡Harto! De escuchar como todos tratan de entenderme, cuando lo único que hacen es provocar que los odie cada día más...
El albino quedó congelado por las palabras del chico, sin duda, aquel castaño había perdido la razón, toco fondo hace mucho tiempo y no había forma de ayudarlo.
—una cosa más... El zodiaco no tenía por que estar en mis planes, sin embargo... Creo que puedo darles un buen uso ahora que me has dado una gran idea...
Dicho esto, se levantó para caminar hacía la salida de la habitación, dejando en el suelo a un chico albino, tratando de recuperarse de aquel momento.
[ .... ]
En un cuarto, estaban dos chicos haciendo su trabajo o más bien, perdiendo el tiempo, la escusa de la tarea solo fue para que el castaño pasara tiempo con el albino, era gracioso como sus primos creyeron su mentira de que iba a hacer tarea, en parte era verdad pero la otra no, ya que mañana no tendrían clases y no era necesario terminar esa tarde el trabajo, sin embargo, quería hablar con el albino por el problema que apenas había ocurrido, tenía la necesidad de disculparse por el comportamiento de su familia a pesar de no saber por que es que había iniciado el problema de sus primos.
Entró a la habitación una chica de cabello oscuro con dos tazas, se le veía más tranquila y hasta cierto punto, más alegre.
—traje té para ustedes, Cedrik lo preparó hace un rato, pensé que les haría bien
La chica pasó y colocó ambas tazas en una mesa de noche, caminó de vuelta a la puerta.
—gracias—dijo de forma cortes—.
—gracias Alex
—asiente— Hiro... Lamento lo de esta tarde, espero pueda hablar con tu familia despues, para disculparme
—no se preocupe, despues podrá hablar con ellos
—suspira— eso espero... Los dejo para que terminen
Dicho esto, se retiró cerrando la puerta con cuidado. El castaño soltó una risa divertido.
—¿Qué es gracioso?
—va a regañarme en cuanto se entere que no hice nada del trabajo
—negando— pero lo tendrás merecido, me hiciste quedarme para nada
—para mi ya es mucho que te quedes, necesitaba tu compañía
Eso ultimo lo dijo sin pensar, ganándose un ligero rubor del contrario, no muy notable, pero que hacía destacar las mejillas pálidas del chico, el contrario lo tomo del rostro con ambas manos, pellizcando sus mejillas sin intención de soltarlo, el tacto era suave y cariñoso, no había contenido las ganas de hacer eso con el rostro del albino, de por si el chico tenía una cara angelical, nadie iba a poder resistirse a querer hacer eso. Su muestra de afecto se había visto interrumpida por su primo azabache, quien al parecer ya había estado ahí en la puerta un buen rato, ya que este, tenía en su mano derecha su celular tomando foto y con su mano izquierda tomaba de su taza de té, el castaño volteo a ver a su primo, luego de que el albino le señalara con la mirada que había alguien más ahí.
—prometo borrarla si lavas los trastes
—suelta a Hiro— ¿No los terminaron de lavar?
—tómalo o déjalo, se me hace un precio justo
El castaño suspiro y se levanto para ir a hacer lo dicho, no sin antes decirle al albino que no tardaría en hacer lo pedido. El chico de ojos azules al ver salir a su primo lo detuvo un momento en el pasillo para hablar.
—oye...
—¿Qué?
—cuidado como actúas, la próxima vez... Tal vez no sea yo quien los descubra y no corras con mucha suerte, dicho esto, iré a ver a Derek—retirandose—.
—oye...
El azabache no volteo a ver y continuo su camino, sin embargo, el más alto sabia que ese gesto era por que lo escuchaba pero no le haría mucho caso.
—también ten cuidado con quien te metes...
El chico que caminaba sonrió divertido, desapareciendo por completo del lugar, el castaño negó por la actitud contraria y se dirigió a la cocina para hacer lo pedido, sin embargo, él no se había percatado que otro chico ingresaba a su habitación donde estaba su invitado.
En el cuarto, el albino mayor vio al contrario, quien lo miraba confundido por su presencia, el chico de ojos grises solo se acerco de forma amble, aun que sus intenciones eran las contrarias.
—¿Twisted?
—un gusto conocerte... ¿Hiro?
—asiente—.
—le sonrie amable— entiendo, sabes... Vine a disculparme por lo de esta tarde, mis problemas con Derek no debieron haber causado todo ese alboroto, seguro él ya vino a disculparse
—no, de hecho no
—vaya... Igual, no esperes mucho de él, Derek es muy terco e incluso puede ser muy hiriente con sus palabras, aun recuerdo... —ve a otro lado— lo violento que suele ser cuando algo no le parece
Esas palabras sin duda sonaron muy lastimosas e incluso falsas, el albino que antes tenía dudas de esta familia al percibir que ellos poseían auras, las dejo a un lado, pues ahora mismo podía sentir un ambiente pesado y lleno de mentiras, algo muy común para él, pues al vivir con gente en su familia que se dedicaba a calumniar, podía identificar rápido este tipo de intenciones, solo se limito a analizar lo que quería aquel chico.
—¿Quieres un consejo?
—no realmente, solo vine por que tengo tarea con tu primo pendiente
—se encoje de hombros— no esta mal que estes por aquí, pero en esta casa... Desconfiaría de Derek, es al que menos deberías acercarte, suele ser muy... Bueno, no hay palabras para describir a ese tipo de personas
—entiendo, pero ¿Puedes irte ya?
—se levanta— yo no tomaría mis palabras como un juego, aun no has visto todo en esta casa...
El chico camino a la salida, pero antes de irse, habló de nueva cuenta.
—esas auras... Si, si son nuestras, solo que aun no es el momento de hablar de ello... Tal vez Rigel te quiera contar más adelante y no quiero arruinarle la sorpresa
Dicho esto, se retiro de la habitación y Rigel, que había escuchado todo, lo detuvo del brazo a medio pasillo.
—¿Terminaste de lavar?
—sin verlo— no había que lavar... Si descubro un solo comentario tuyo, que haya ofendido a Hiro o que le hayas tratado de dar ideas extrañas, te juro que te haré pagar
La respuesta que tuvo, fue al chico acercándose a su oído para susurrarle unas palabras.
—si te gusta e importa, entenderás que mis comentarios solo son para prevenir que algo malo le pase...
[ .... ]
Un chico castaño se encontraba sentado en su cama tratando de relajarse, se había estresado todo el día, la ultima charla que tuvo hizo que se pusiera de mal humor, sin embargo, la puerta de su cuarto fue abierta y un chico azabache entraba sin pedir permiso.
—vete, no estoy de humor Cedrik
—nunca lo estas, eres tan pequeño que no soportas muchas emociones
Dijo burlón el chico, para luego tomar asiento en la orilla de la cama del castaño.
—¿Qué quieres?
—bueno... Recién llegué esta mañana a casa, no fuiste a recibirme, me siento ofendido por eso, por lo menos, deberías disculparte
—lo siento
Dijo tajante el castaño, pues no planeaba dar más palabras, se encontraba totalmente agotado.
—no es lo que esperaba pero lo tomaré... ¿Puedo preguntar algo?
Solo recibió un quejido de total molestia, sin duda estaba irritando a su primo y en vez de conseguir respuestas, iba a conseguir ser sacado a patadas.
—¿Por qué mi hermano y tú se llevan tan mal?
Pasaron un par de segundos, tal vez se cumplió un minuto o dos de silencio, un silencio donde el castaño se debatía si hablar o evitar el tema.
—sabes, sino quieres decirme esta bien... Pero no creo que debas tomarlo tan personal o sino...
El contrario se levantó y sentó a un lado del azabache, interrumpiendo las palabras que este le decía.
—sabes... Yo... Hice algo muy malo hace años atrás...
El menor se acomodo para escuchar con atención. El castaño miro los ojos azules de su primo y al ver su reflejo, apartó la mirada, su cuerpo se tensó, era como si estuviera cargando con una gran culpa, un secreto que le carcomía internamente.
—...no quiero hablar de eso, por favor, solo aléjate de mi
—posa su mano en el hombro contrario— escucha, puedo sentir que estas muy mal, no puedo dejar que te lastimes así
—murmura— y yo no quiero lastimar a los demás por mi culpa
—¿Puedes prometerme algo?
El chico no respondió, seguía observando con tristeza el suelo, el azabache continuó.
—puedes prometerme... ¿Qué vas a contarme cuando te sientas mal? ¿Qué vas a apoyarte en mi si algo te aflige?
Un movimiento en negación fue la respuesta, sin embargo, el chico no tomó esa respuesta como opción, llevo su mano al cabello castaño y lo acarició con cuidado. Se levantó dispuesto a irse, no sin antes besar la cabeza del contrario, tras esta acción, se retiro cerrando la puerta.
Sin duda, su primo iba a quedarse callado con sus problemas, él siempre era así, lo recordaba tan bien y eso es lo que más le gustaba de él, como podía soportar tanto por el bienestar de los demás, aun si eso significaba guardar el dolor para si mismo.
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