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La mañana en la escuela había sido de lo más tranquila para todos o bueno, ya no tenían que preocuparse por los planes extraños que formulaban en las mañanas el trio de castaños desde que conocieron a Hiro y sus primos, ahora que sabían del secreto y tenían más "confianza" ya había menos limites entre ellos, aun que todavía no iban a revelar más información por ordenes de las abuelas de ambas familias.
Un chico castaño dormía tranquilo en su mesa, la noche anterior había sido muy pesada para él, en el sentido emocional, por lo tanto no tenía ganas de moverse, hablar o ver a alguien, necesitaba despejar su mente, bien pudo quedarse en casa, pero su abuela los había visitado en la mañana, también pudo fugarse las clases, pero ni eso le daban ganas, por que al saltarse las horas, era tener cuidado de no encontrarse con un maestro o prefecto que lo regañara y enserio no tenía la energía para ideárselas. Su aura estaba más apagada de lo inusual, cosa que notó el albino que tanto le gustaba ver.
El chico de cabellos blancos en cuanto lo vio, pensó que el castaño iba a estar aburrido o algo por el estilo y en cuanto llegara a su lado, este iba a reanimarse para molestarlo como todas las mañanas, sin embargo eso no sucedió, él le dio un saludo normal como de costumbre y el contrario le soltó un bufido en respuesta. Este lo ignoró.
Toda la clase el chico veía de reojo al castaño que aun seguía en ese mismo estado, incluso fue un milagro que el profesor no estuviera llamándole la atención a cada rato, como lo hacía cuando el castaño estaba de escandaloso, podía jurar que hasta el maestro estaba sorprendido de que diera al fin su clase en paz y más cuando vio que el castaño si había entregado el trabajo el día de hoy. Cuando el maestro se retiro para darles la hora de descanso, en vez de que el castaño saliera corriendo a la "libertad" se había quedado ahí en su lugar, con los brazos sobre la mesa y su cabeza hundida en ellos. Ya harto de su comportamiento, se levanto y acercó hasta él dispuesto a sacarle la verdad a como diera lugar.
—pica la mejilla de Rigel— la clase acabo
El castaño soltó un leve quejido, no dispuesto a mirarlo o despertar de su "sueño". El albino se separo un momento, se acomodó lo mejor que pudo, volteo a ver que no hubiera nadie más y simplemente pasó, el albino le soltó un golpe en la cabeza, provocando que el castaño se levantara de golpe asobandose.
—ni creas que te iba a despertar como a la bella durmiente, que de bella no tienes nada
—sobándose donde lo golpearon— pero que rata más agresiva
Tras el comentario, recibió otro golpe igual o más fuerte que el anterior. El castaño se seguía a sobando donde le habían golpeado, el contrario solo se sentó frente suyo.
—¿No vas a salir?
—niega—.
—deberías ir, te vas a perder el-...
—le interrumpe— ¿Estas bien?
El mayor se sorprendió por la pregunta, realmente no esperaba que le preguntara eso, de hecho, no recordaba la ultima vez que le preguntaron si estaba bien, simplemente eso lo hizo feliz, aun que no iba a demostrarlo, sobre todo, enfrente del albino, a quien ya le estaba tomando más cariño de lo que pensó, eso lo descubrió cuando lo buscaba por los pasillos para interrogarlo, no le agradaba la idea de no tenerlo a la vista, incluso sonaba como acosador, si dijera que quería vigilarlo a todas horas, le encantaba ver su rostro a la hora de clases, por eso lo regañaban seguido, por distraerse, pero él si ponía atención, atención a aquel chico albino.
Todas esas veces que lo sintió cerca y percibía su aura le alegraban y hacía que en su interior sintiera un revoloteo tan fastidioso, pero que le alegraba de tener esa sensación. Nuevamente se perdía en su mundo, sobre todo cuando tenía frente a él al albino, sin duda se estaba enamorando y haber descubierto más de él, lo emocionaba, por que si decían que un zodiaco debía ser cuidado, el daría todo por cuidar a esa ratita del zodiaco.
—te apendejas muy feo
Expresó el menor sacándolo de sus pensamientos y rompiendo sus ilusiones, no importaba para él, le gustaba tal y como lo trataba.
—me apendejo a tu lado
—¿No eras?
—si, pero más a tu lado—expresó dejando al menor en silencio— En fin, ya que te has preocupado por mi, ¿Qué puedo hacer para compensarlo?
—que me contestes la primera pregunta y que ya no te distraigas
El mayor asintió, luego se acomodo mejor para poder hablar con el chico debidamente.
—sinceramente, no estoy bien...
Asintió el albino, no iba a decir que estaba preocupado, pero si lo estaba, iba a dejar que el mayor hablara o no.
—pero no es nada, se puede arreglar...
—esta bien
El mayor asintió con nerviosismo, no sabia bien que más debía decir o hacer, aun que bien podía intentar la idea descabellada que tenía en mente.
Fueron unos simples segundos los que le tomaron para haberse acercado al albino y robarle un beso, aun que bien sabia que ese ligero roce que tuvo con los labios del albino iban a garantizarle un golpe que le iba a reiniciar la vida.
Su sorpresa, no recibir ningún golpe, solo ver al chico con las mejillas de un tono rosa pálido adornándolas.
Hubiera hecho algo más de no ser por que la expresión del albino cambio repentinamente a una mirada perdida, cosas que le asusto un poco al castaño, pero pronto entendió el por que su reacción.
En aquel salón de clases, no había nadie más, solo estaban ellos dos, sin embargo, se podía percibir una ligera aura misteriosa entrar al lugar, no era muy fuerte, era débil, pero eso era extraño, ya que aquella aura no parecía ser de ninguno de los miembros del zodiaco, de parte del castaño quien aun tenía secretos sin revelar, podía asegurar que era muy desconocida aquella aura.
El ambiente se torno oscuro para ambos chicos, probablemente podían percibir la misma aura que se estaba sembrando en el lugar, lo que más los sorprendió fue el hecho de que ambos pudieron ver algunas visiones sobre personas, eran ilusiones de Deidades Celestiales, visiones sobre como un tipo de sellos comenzaban a romperse, podían ver como se liberaban más tipos de auras conforme se rompían los sellos.
[ .... ]
En el distrito Tachibana, se podía sentir la misma aura de misterio, aun que la familia principal, sabia a quien o quienes pertenecían, se trataba de las auras de las Deidades, Runyu, Shi, Yunxi, Tao y Amaya, muy pocos conocían la historia de estas Deidades, sin embargo eran importantes para la familia Tachibana.
Aquellas auras solo podían significar una cosa, sin embargo, nadie pudo hacer una conexión exacta de por que se aparecieron, solo debían esperar a que se presentara una visión sobre el futuro o algo más.
Como si fuera el destino, cuando todo regresó a la normalidad, ocurrió algo más que esta vez puso en total alerta a la familia del zodiaco.
Una doncella llegaba muy agitada a la habitación, estaba muy asustada y se podía notar que había corrido mucho.
—¡Yurika-sama! ¡Wakabashi-san! ¡Tachibana-sama!
Los mencionados vieron a la doncella preocupada.
—¡El gato se ha escapado!
[ .... ]
Una botella de agua cayó al suelo, el chico que estaba al lado de la castaña que tiro la botella, volteó a verla con preocupación, notó que estaba distraída y cuando tiro el objeto fue cuando había salido de ese estado.
—¿Qué pasa Ali?
—....—lo mira— el gato...
—¿El gato?
—el gato salió...
El chico vio de forma seria a la castaña, luego vieron llegar a sus otros dos primos, quienes tenían una expresión seria, seguro también habían sentido el aura del gato. No expresaron ninguna palabra y se retiraron del lugar donde estaban, iba a ser necesario llegar a la residencia lo antes posible.
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