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Unos chicos iban caminando por las calles, no era la primera vez que salían a altas horas de la noche, de hecho, era muy común que ellos salieran en la noche, sobre todo el castaño e incluso había veces en que este no regresaba hasta días despues, cosa a lo que ya se habían acostumbrado las chicas, normalmente estas salidas ocurrían cada cierto tiempo y no era seguido, aun que este tiempo habían salido más seguido e incluso faltaron a la escuela muchas veces. Dejando de lado el hecho de que fueron llamados a altas horas de la noche, los tres iban preocupados y nerviosos, cada uno con un pensamiento diferente, la chica menor de los tres tenía miedo del por que la llamaron, si normalmente no era muy solicitada y solo iba a la residencia para cuando había asuntos de su escuela. La segunda castaña no se preocupaba de que la llamaran, de hecho, ella podía ir y venir de ese lugar las veces que se le plazca, pero al leer la carta, se le citaba de una forma muy seria y poco usual, por lo que era un tema serio a tratar. Por último, el chico iba preocupado y con miedo, preocupado por que ya sospechaba que el tema a tratar era de la familia del zodiaco, pero el miedo, el miedo lo tenía desde que fue a abrir la puerta y sintió aquella aura. Continuaron su camino hasta que llegaron a unas escaleras, los tres subieron con algo de prisa tratando de agudizar sus sentidos para escuchar a su alrededor, conforme avanzaban más lograban divisar un Torii, característico de las entradas a recintos sagrados, al llegar a este, hicieron una reverencia en señal de respeto, ingresaron y caminaron por un sendero de naturaleza hasta que llegaron a una gran puerta de color negro.
Aquella puerta, era la entrada a la residencia, se podía distinguir por su ser imponente, además de tener el símbolo de la familia grabado en color dorado, aquella puerta fue abierta por una chica de cabellos rosados, la joven chica hizo una reverencia frente a los chicos como saludo de respeto, los tres ingresaron al lugar acompañados de la joven, quien los guío hasta un templo, lo que podía ser el centro del lugar.
En la entrada de aquel lugar un chico castaño se detuvo, la mirada de las chicas se fijaron en él, el mayor había sentido otra vez esa aura que había percibido en la casa, las dos castañas también lo sintieron y estaban sorprendidas, sin embargo el chico que momentos atrás había sentido miedo, ahora fortalecía su propia aura, haciendo que las demás sintieran como este había tomado una posición más firme e incluso su aura se podía sentir alterada o amenazante.
Fue el primero que entro al lugar, las chicas solo lo siguieron en silencio temiendo por lo que fuera a pasar.
Adentro del lugar el chico castaño vio al dueño de aquella aura que había sentido, no podía creer que aquel sujeto estuviera parado a pocos metros de él, vivo. Lo miro con notable enojo, él era causante de muchos problemas de los cuales él siempre lo defendió con todo su ser, no le importaba lo que dijeran de él por solo defenderlo, siempre lo haría sin importar que, pero aquel día, ese día que jamás olvidaría, hizo que le tuviera cierto coraje o resentimiento, no lo podía describir exactamente, pero se juro que si ese chico seguía con vida y se lo volvía a topar, él mismo lo mataría por sus traiciones, al menos esa era la idea que tenía.
Ahí estaba a la mitad del templo, un chico no muy alto, cabello castaño y desordenado hasta la altura del cuello, sus ojos marrón rojizo en una mirada de burla mezclada con altanería, su piel algo pálida que combinaba con los tonos oscuros de su ropa, siempre tan formal a la hora de vestir, el más alto fijaba su mirada en este, pero se vio interrumpida su atención por toro chico, uno más alto que el castaño, de cabellos cobrizos y desgreñados, tenía unos ojos de color miel y mirada cálida al lado del más bajo, calculaba que era menor entre ellos, él vestía más informal e incluso un poco más callejero. Las chicas solo podían sentir el ambiente pesado, el aura de los dos chicos mayores de la sala chocaban una con otra, un aura fuerte contra un aura desquiciada.
Ambas auras fueron calmadas, cuando alguien más hizo presencia, esta era una mujer de edad mayor, ni muy alta ni muy baja, su cabello castaño oscuro largo y ondulado, sus ojos color jade, piel clara y vestida tradicionalmente. Los presentes se acomodaron en línea frente a la mujer e hicieron una reverencia en clara forma de respeto, la mayor frente a ellos indicio con un asentimiento de cabeza que podían levantarse, cosa que hicieron todos a excepción del castaño más bajo.
—mis hijos... Es un gusto tenerlos aquí de nuevo
—lo mismo digo Minamoto-sama
—hija, recuerda que me gusta más por mi nombre
La mujer se acerco al castaño que aun hacía reverencia, lo tomo con ambas manos del rostro de forma delicada y lo hizo mirar hacía ella, le dedico una pequeña sonrisa difícil de descifrar que quería decir con ella.
—Despues de tanto tiempo, regresaste a casa... Mi pequeño niño, al fin vuelves a donde perteneces...
Lo soltó del rostro, lo tomo por los hombros e hizo que se enderezara, tanto chico como adulta sabían que pasaba y por que la forma en la que estaba el menor, había algo que los demás no tenían conocimiento y que tendrían que esperar hasta que les dijeran la verdad. La mayor abrazó al chico de forma protectora, llevando la cabeza de este a su pecho y dando caricias a su cabello, sin embargo, este no correspondía el abrazo, solo se mantenía apegado a la mujer sin expresar emoción. Cuando se separaron, el chico se volteo con los demás presentes viendo al suelo, de alguna forma debía hablar pero antes de tan si quiera articular una palabra, recibió un golpe en su mejilla izquierda, tal vez eso dejaría marca más adelante. Los demás espectadores, solo vieron la escena sorprendidos.
—¿Por qué te apareces así? ¡Tu estas muerto! Y no quiero explicaciones de que por milagro reviviste para venir a pedir perdón por tus penas, más te vale que te sepas justificar o yo mismo te sacaré del templo... Incluso si eso debe ser a golpes...
—susurrando— me esperaba una bienvenida más cálida, tal vez un... "Te extrañe"
Nuevamente el castaño le soltó otro golpe en el mismo lugar que el anterior, en el templo solo ese había sido el único ruido .
—pues yo a ti no... Me usaste, me tenías alterado, preocupado, todos los días desde ese momento ¿Entiendes? No, no entiendes, por que te desapareces, me partes el corazón y luego vienes a pedir perdón como si con eso fuera a arreglar los problemas
—yo a ti si te extrañe—sobando su mejilla—.
—debería golpearte hasta que me canse o mínimo hasta que tu estes inconsciente, pero, yo no soy resentido, te iré perdonando poco a poco... No lo eches a perder
—niega—.
La mujer iba a decir algo para terminar con toda esa pelea, pero el castaño se le adelanto metiéndole un golpe a un chico de cabello cobrizo, aun que este, fue con menos fuerza.
—y eso es por tu presencia, por corromper a mi primo y por solo estar aquí
—sorprendido— ¿Aun somos primos?
—no lo se, sigo furioso contigo
—lo siento... —murmura—.
—calma hijo... Derek ya esta aquí con nosotros y es lo que más importa ahora, este niño que le acompaña se llama Izar y al igual que tu primo, él también viene de ese horrible lugar, saben muy bien que quienes acaban ahí llevan una vida difícil e incluso llegan a morir, tener a ambos aquí con nosotros es un regalo, un milagro... Trata de comprenderlos... Traten todos de comprenderse ¿Entendieron?
Todos asintieron a lo dicho sin duda alguna. Sin embargo la mujer cambió su mirada a una más seria y de enojo.
—¡¿Cómo se les ocurre meterse con el zodiaco chino?!
Dijo directamente, captando la atención de los recién llegados al instante. El trio de involucrados se pusieron nerviosos por eso, pero el de ojos marrón rojizo, soltó una risa juguetona e incluso algo tétrica para ellos, se acerco y empezó a caminar a su al rededor examinándolos de pies a cabeza.
—mmm~ Los mocosos se han puesto a romper reglas ¿Eeeh~? Díganme, ¿Ya saben algo de la familia?
—Derek, no hagas ese tipo de preguntas... Es un tema serio
—se encoje de hombros—.
—ahora entiendo por que se podía percibir los nervios en ustedes, pero vamos, estoy seguro que si saben sobre el zodiaco, deberían contarnos...
—tu cállate, ni si quiera confió en ti...
—¿Y enserio confías en todos los presentes de aquí?
—¡Suficiente!
La voz femenina de la mayor hizo que todos guardaran silencio inmediatamente.
—¿Y bien? ¿Qué tienen que decir?—viendo al trio de castaños—.
—en mi defensa, fue unos cuantos accidentes... No es como si ellos nos lo hubieran dicho así sin más
—pero si nos contaron sobre la verdadera leyenda
—¿Qué leyenda?
—la verdadera promesa olvidada
—susurrando— así que... Si fue un cambio...
—je~ lo sabia, mis sospechas eran cierta, es como le dije...
—¡Silencio!... ¿Qué más saben?
—nada más eso... Y conocimos a los representantes...
—ya veo...
—Aoi-sama, si ellos ya se metieron con los del zodiaco... Significa que...
—ni se les ocurra meterse más, saben que hay reglas que seguir, esos chicos del zodiaco no deben involucrarse con ninguno de nosotros.
—no por ahora, pero si lo hacemos, imagine todo lo que-...
—le interrumpe— cállate, tu mejor que nadie sabe por que no deben involucrarse
La mujer se acerco a el chico firmemente y lo vio a la cara, mostrándose seria e incluso muy alterada, sentimiento que no dejo pasar desapercibido el contrario.
—tu vienes de un lugar que es peligroso y sabes bien que ocurriría si un miembro del zodiaco se involucra con nosotros, harías que corran peligro ahora que tu estas aquí y haya estas tachado como un traidor, traidor que no dudaran en deshacerse para que no haya más testigos... Incluso has experimentado algo que jamás se le podría desear a alguien, ¿Acaso quieres que alguien más termine como tu?
—ve al suelo negando—.
—asiente y mira a los demás— escuchen hijos, esto lo hago por el bien de ustedes y de los miembros del zodiaco... Y su abuela me lo ha dicho
—¡¿Su abuela?!
—asiente— saben que los Tachibana y Wakabashi son familias reservadas, que nos hayan dado ese informe es por parte de la relación de templos
—sacando una carpeta— cada familia entrega la información para saber a que templo sirven durante su entrenamiento
—¿De donde sacaste eso?
El menor se encogió de hombros ante la acusación, la mayor negó molesta y continuó.
—ya, pero entonces, ¿Qué pasara ahora? ¿Qué corten relación así sin más?
—no, solo tendrán que cuidarlos...¿Entendido?
Todos asintieron firmes a lo dicho, la mujer inclino su cabeza en señal de que el tema a tratar había cerrado.
—bien, pueden irse... Derek te quedas, aun debo resolver unos asuntos contigo
—hace reverencia— será todo un placer Minamoto-sama...
La mujer asintió seria a lo dicho y comenzó a caminar para retirarse, pero antes de desaparecer junto al castaño, volteo a ver a un chico alto que también estaba por retirarse.
—Rigel...
Lo llama antes de que este cruce la puerta para irse del lugar.
—sin voltear a ver— ¿si abuela?
—ten cuidado
Dicho esto, el castaño se retiro del lugar acompañado de las chicas y ahora también de un chico de cabellos cobrizos, la mujer por el contrario se fue con el castaño más bajo hacía otro lado para poder hablar con él en privado.
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