Capítulo XVI


— Despierta dormilona.

Cuando abro los ojos, Katy está casi lista.

— Mierda, ¿por qué no me has despertado? — Le digo mientras me levanto a toda prisa y entro al baño.

— Estabas tan adorable durmiendo — se ríe.

— Ya, pero vamos a llegar tarde.

— No te preocupes, seguro que llegamos bien, voy preparando el desayuno.

Me visto rápido, me peino y me maquillo un poco. Cuando bajo ya huele a café y a tostadas recién hechas, qué rico.

Me sirvo una taza de café y acompaño a Katy en la isleta de la cocina.

— Siento lo de anoche Luna, de verdad no quería que nos pillaras cuchicheando, me enfadé mucho anoche con Derek.

— No te preocupes. Sinceramente me sorprendió, que al verme os callarais me sentó mal, parecía que estabais hablando de mí, pero lo entiendo, de verdad. A todo esto, ¿dónde está?

— Se fue temprano esta mañana pero no me dijo donde.

— Ah... — Bueno no voy a pensar mal. Además, ¿qué me importa dónde va? No es nada mío, sólo un compañero al que ayudo. Bien Luna, sigue intentando convencerte, un millón de veces más y quizá llegues a creértelo.

— Buenos, vamos.

— Si, venga vamos.

De camino ponemos el disco de The Wanted, es otro grupo que nos gusta mucho y cantamos a viva voz. Lo bueno es que estamos solas en el coche, lo malo, que vamos con las ventanillas bajadas y ya nos ha oído todo el pueblo.

No podemos evitarlo, We Own The Night merece ser cantada a pleno pulmón.

— Muy bien chicos y chicas, es hora de entregarme los trabajos, espero que os hayáis esforzado. — Dice el Sr Marin. Va sitio por sitio recogiendo los folios. — Vaya, señorita Montgomery, veo que su trabajo es muy... Ligero, tanto que ha sujetado las hojas con un clip.

Encima de mala, tonta.

— Bueno es que el trabajo en sí no daba para mucho más, no hay nada nuevo que contar.

— Si usted lo dice — veo la ironía en su rostro, pobre hombre, qué paciencia.

Sigue recogiendo los trabajos y cuando le toca el turno a Derek me quedo pasmada, igual que el profesor. Lo ha impreso y encuadernado, hasta ha escogido una portada. Ha debido hacerlo esta mañana por eso se marchó temprano.

— Sí que le haces bien a mi hermano. Es listo pero nunca le había visto entregar un trabajo tan bien hecho como este.

— Yo sólo le he ayudado, la forma de entregarlo ha sido cosa suya.

— ¿Seguro? Porque es muy parecido al tuyo.

Miro mi trabajo y tiene razón, la portada es distinta pero la presentación es la misma. Encuadernado. Parece que al final se está tomando en serio nuestras clases.

Cuando el Sr Marin pasa por mi lado y coge mi trabajo me dedica una sonrisa y yo se la devuelvo.

Me gusta este profesor, la forma que tiene de enseñar es increíble.

Al final de la clase nos llama a Derek y a mí, nos pide que nos quedemos un momento.

— Iba a preguntaros qué tal van las clases pero veo que bien, ¿o me equivoco?

— Van bien, creo que ha hecho un buen trabajo — le contesto.

— Más que bueno, es una profesora increíble. No quiero decir que usted no lo sea pero no es lo mismo explicar para una clase entera durante una hora que estar dos o tres sólo con una persona. Ha tenido mucha paciencia conmigo y le estoy muy agradecido. Ya me dirá qué tal está el trabajo. No sé si las clases eran sólo para éste semestre, pero si no es molestia, me gustaría que siguiera ayudándome el resto del curso. — Me mira con esperanza en los ojos.

— Por mi no hay problema, tú subirás la nota y Luna conseguirá más créditos. ¿Algún inconveniente? — Pregunta, mirándome a mi.

— No... No, claro, por mi no hay problema.

— ¡Genial! — Dice Derek muy contento.

— Arreglado entonces. Cuando tenga las notas os aviso. Hasta luego chicos.

— ¡Adiós! — Se despide Derek. — ¿De verdad que no te importa?

— No, claro que no, estaré encantada de darte clases, eres buen alumno.

— Es muy fácil con una profe tan buena y tan guapa. — Me guiña un ojo y sale de clase.

No sé si creérmelo o no, quizá es un gesto que hace a menudo, Justin a veces también me guiña el ojo y eso no significa nada, ¿no? Sólo un gesto cómplice.

Estoy divagando cuando oigo la campana, debo irme, ahora toca matemáticas.

— ¿Está hablando en marciano? Tía no entiendo nada, ¿me das clase a mi también?

— Lo siento Katy pero para mates búscate la ayuda de otra persona, si te doy clase suspendes seguro.

— Jo... Tendré que empollar. Aún así podríamos estudiar juntas.

— Ahora mismo vivo en tu casa, íbamos a estudiar juntas de todas formas, salvo que... Quisieras estudiar con otro... — le digo y le pincho con el boli.

— ¡Ay! Calla que al final nos oye. — Se ha puesto roja y yo me río bajito.

Al fin acaba la hora insufrible de Matemáticas, estoy segura de que ha hablado en otro idioma porque no he entendido nada. Qué tortura.

Al final del día, estamos en el pasillo de las taquillas esperando a Justin cuando noto que alguien me coge por detrás, me levanta y me da vueltas. Menos mal que Katy es rápida y coge mi bolso porque del susto se me ha caído.

— ¡He sacado un 10! Gracias, gracias ¡muchas gracias!

¡Es Derek!

Madre mía nos está mirando todo el pasillo, qué vergüenza, pero me gusta la sensación de estar en sus brazos, sus fuertes brazos. Veo a Mary venir corriendo a separarnos pero Alan la sujeta y me permito disfrutar del momento.

Me deja de nuevo en el suelo, me da la vuelta y me abraza. ¡Me está abrazando! Joder, es una sensación maravillosa.

— Muchísimas gracias Luna, de verdad. Te invito a cenar para agradecértelo. El viernes, yo paso a recogerte.

¡¿Qué?!

— El viernes tienes partido, jugáis fuera además.

— Pues el sábado y no acepto un NO por respuesta, me has ayudado mucho y te mereces un buen agradecimiento. No te me vas a escapar, sé dónde vives.

— De acuerdo — me siento muy feliz de repente y sonrío — vale sí, cenamos el sábado.

Me sonríe y da media vuelta. Me sorprende cuando pasa de largo por donde está Mary y se marcha con Justin y Alan.

Yo me doy media vuelta.

— ¿Qué acaba de pasar? — Le pregunto a Katy.

— No lo sé, pero algo bueno seguro. Te has puesto roja.

Abro mucho los ojos, ¿en serio?

Katy me coge del brazo y juntas volvemos a casa.

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