Capítulo XIII
He quedado con Justin a las 19h en la entrada del instituto, dice que nos ha reservado asientos detrás del banquillo. No has cambiado de opinión, ¿verdad?
Es Katy, acabo de volver del instituto y ya me está escribiendo, no voy a rajarme, en el fondo me pueden las ganas de volver a verle.
No, claro que no he cambiado de opinión. Nos vemos allí.
Cuando llego al parking del instituto está lleno. Doy un par de vueltas y al final encuentro un hueco, está algo apartado pero no importa, reconozco el coche de Derek, él ha aparcado cerca mí. Que casualidad.
Katy y Justin me esperan en la entrada del recinto.
— Hola chicos
— ¡Hola! — Me responden ellos a la vez, están eufóricos.
— Toma Luna, te he traído una cosa. — Me da una bolsa. Dentro hay una sudadera del equipo del instituto, es bonita, me está un poco grande pero me gusta, es de color morada y blanca con el dibujo de un león en color negro. — Te he comprado una por si querías ponértela.
— Muchas gracias es muy bonita, me viene bien además porque hace un poco de fresco. — Se nota que ya estamos en Otoño.
Entramos en el recinto y Katy me coge de la mano, es un gesto que me gusta y lo agradezco, hay muchísima gente y prefiero no perderme.
Justin nos guía hasta unos asientos que hay detrás del banquillo, estamos en primera fila y se ve de lujo.
Se despide de nosotras y le deseamos suerte, es su noche, él también debuta. Además dicen que el primer partido es el más importante, no decide la temporada pero sí ven el ritmo que llevan y perfilan su forma de jugar.
— No pensaba que fuera a haber tanta gente
— ¿Nunca has ido a un partido en el instituto? — Me pregunta Katy con asombro. — Normalmente siempre hay mucha gente.
— No, en mis anteriores institutos no iba a los partidos, no me interesaban. Tampoco tenía nadie con quien ir. No tenía muchos amigos y tampoco me interesaba conocer a nadie porque luego me da pena tener que mudarme. Pero este año es diferente, te he conocido a ti y me alegro por ello.
Katy me da un abrazo. — Pues disfruta nena porque los partidos molan un montón. Además si ganan luego podemos ir con ellos de fiesta a celebrarlo, ¡así que reza para que ganen!
— Ya ya, tú lo que quieres es que ganen para irte de fiesta con Alan y que tu hermano esté distraído, ¿no?
Se ríe, si es que la conozco bien. Estamos las dos riendo cuando oímos que empieza la música y entran las animadoras.
Empiezan a hacer su coreografía, hacen una pirámide y Mary está arriba del todo, como siempre. Nunca lo he pensado pero no me extrañaría que fuese la capitana.
Me fastidia admitir que lo hacen muy bien.
Cuando terminan, hacen un pasillo y reciben entre pompones a los jugadores. Veo a Mary darle un azote en el culo a Derek cuando pasa por su lado y a mi me entran náuseas.
Tengo que reconocer que me lo estoy pasando muy bien, están jugando genial y vamos ganando. Me levanto con Katy cuando marcan y le tiramos besos a Alan y Justin cuando hacen una buena jugada, les llamamos a gritos y les animamos como buenas groupies.
El partido termina, ¡hemos ganado! Y Katy está resplandeciente de felicidad.
Vemos que todo el público salta al césped para felicitar a los jugadores así que Katy y yo hacemos lo mismo. Nos separamos, ella va a buscar a Alan y yo voy en busca de Justin.
El campo se ha llenado rápido de gente y no le encuentro. Estoy buscando cuando de repente estoy en el suelo, alguien me ha arrollado. ¿Pero qué? Aargg ha sido Mary, se da la vuelta, se ríe y se lanza en brazos de Derek.
Noto que alguien me toca el hombro y veo una mano amiga que me ayuda a levantarme. Le cojo la mano y me voy a impulsar cuando de repente me suelta y caigo de culo.
— Ops, lo siento, es que pesas demasiado, ¿sabes? Y no quiero fastidiarme la espalda — Se ríe Luke, su risa es malvada y la de Mary, que suena de fondo, es peor todavía.
Siento rabia, mucha rabia, estoy a punto de decirle una burrada cuando veo que Derek me está mirando y veo decepción en sus ojos. ¿Por qué me mira así? No lo entiendo.
Se suelta de los brazos de Mary y se va camino del vestuario. Mary va detrás de él y Luke se aleja riendo.
Cuando me levanto veo a Katy, Justin y Alan venir corriendo pero no me apetece verles. Estoy muy enfadada y no quiero fastidiarles la noche así que me doy media vuelta e intento correr esquivando a la gente. Quiero llegar al coche cuanto antes y volver a casa. Quizá me meta en la cama y no vuelva a salir nunca más.
Tengo los ojos llenos de lágrimas cuando alguien me coge del brazo.
— Luna, no te vayas, habla con nosotros. — Me giro y veo a Alan. Katy y Justin están intentando salir del corrillo que ha formado la gente.
— Alan, por favor, suéltame.
Me mira con ojos de pena y yo siento aún más vergüenza por ese gesto. Intento contener las lágrimas pero mi voz es un susurro cuando le digo que necesito irme de allí.
— No, tú no te vas a ninguna parte, hoy duermes conmigo, vamos. — Dice Katy cogiéndome la mano.
Justin y Alan se miran y su gesto cambia de repente, están enfadados. Veo sus intenciones cuando se dan la vuelta así que me suelto del agarre de Katy y voy a por ellos.
— Chicos por favor no, sé que se lo merece pero no quiero que os rebajéis a su nivel.
— Luna eso ha sido demasiado, se merece que alguien le dé un escarmiento — dice Alan furioso. Justin secunda su opinión.
— Lo sé, pero esta noche no, por favor. — Les suplico.
Al final acceden y nos acompañan al coche.
— Te veo allí.
— Ah no, ni de coña, tú te vienes conmigo.
— ¿Por qué?
— Porque no me fio de que me sigas. Te veo capaz de quedarte toda la noche dando vueltas con tal de no venir conmigo. Y no quieres que tus hermanos te vean así. Vamos, vente conmigo y mañana venimos juntas a por tu coche.
— Vale.
Me despido de Alan y Justin con un abrazo rápido y me meto en el coche. Durante unos minutos Katy habla con ellos pero prefiero no saber de qué. Al final le da un beso a Alan y nos vamos.
Cuando entramos en su casa no hay nadie. Sus padres se han ido a visitar a los abuelos de Katy y van a pasar el fin de semana fuera.
Estoy a punto de romper a llorar cuando Derek entra por la puerta.
— ¿Estás bien? — Noto que me pone una mano en el hombro cuando me pregunta, pero yo no me doy la vuelta.
— ¿Qué haces aquí? Habéis ganado, ve a celebrarlo. — Le digo con la mejor voz que saco.
— No me has respondido a la pregunta.
— Ni voy a hacerlo, ¿acaso importa?
Se mueve y le noto aún más cerca cuando corro escaleras arriba, cierro la puerta y me escondo bajos las sábanas de la cama de Katy.
No podía pasar por esto otra vez, creía que me había vuelto más fuerte, pero esta jugarreta delante de todo el mundo me ha hecho daño.
No puedo más y rompo a llorar, llevo mucho sin hacerlo pero el cuerpo y la mente tienen un límite.
Por desgracia la mía ya ha llegado al suyo.
Estoy temblando cuando Katy se mete en la cama conmigo y me abraza. No dice nada, sólo me abraza y me da besos en la cabeza.
Debo haberme quedado dormida llorando porque cuando me despierto está todo a oscuras y no se oye nada. Katy está dormida a mi lado. Me levanto, le arropo y le doy un beso en la cabeza. La quiero un montón.
Salgo de la habitación y voy al baño a hacer pis. Cuando termino me lavo las manos y me miro en el espejo, tengo un aspecto horrible.
Me hago un moño y rebusco en los armarios del baño. No soy cotilla pero necesito un ibuprofeno, me va a estallar la cabeza.
No lo encuentro así que voy al siguiente lugar donde puede estar, la cocina.
Bajo a tientas porque no quiero encender ninguna luz para no despertar a nadie.
Entro en la cocina y voy a coger un poco de agua cuando una voz me sobresalta.
— Hola, Luna.
— ¡Ay por dios! No me des esos sustos, que soy carne de infarto. — Le digo con la mano en el pecho, qué susto me ha dado.
Enciende una lamparita que hay en la encimera y se acerca a mí.
— ¿Estás bien?
— Sí, sólo estaba buscando una pastilla, me duele la cabeza.
— Siéntate, yo te la doy.
Me siento en una banqueta que hay en la isleta y me cruzo de brazos, agarrando con fuerza la sudadera que me dio Justin, aún la llevo puesta. Le miro mientras saca el bote de pastillas, lleva un pantalón largo del pijama y una camiseta de tirantes. Se le marcan todos los músculos y no puedo evitar que mis ojos le recorran entero, está buenísimo el muy capullo.
Se acerca y me da una pastilla y un vaso de agua, me la tomo y dejo el vaso encima de la isleta. Estoy mirando el suelo cuando veo que se pone enfrente mía, con su mano en mi barbilla me levanta la cabeza y con la otra mano me pone detrás de la oreja un mechón suelto.
Le miro fijamente, joder no me cansaría de hacerlo, es guapísimo.
— No me gusta verte llorar.
— .... — No digo nada, no sé que decir.
— ¿Necesitas algo?
— Sí, necesito irme de aquí.
— No te vayas, es muy tarde y no voy a dejar que vayas sola por la calle.
— No digo de esta casa, digo de este maldito pueblo. Pensé que este año sería diferente pero ya veo que no. En todos los institutos tengo que encontrarme al capullo jefe con su séquito de gilipollas. Aunque más bien en este caso es la reina zorra con su lacayo gilipollas.
— Vaya, qué motes más adorables le pones a la gente, tengo curiosidad por saber el mío.
— ¿Te hace gracia?
— No, claro que no.
— Y no debería, es un asunto muy serio ¿sabes? Pero no van a poder conmigo, claro que no. Me tienen harta, el día menos pensado te juro que...
— Luna, tranquila. No dejes que puedan contigo. Y no digas que quieres irte del pueblo, yo no quiero que te vayas.
— ¿Y me lo dices precisamente tú?
— No comprendo.
— Oh vamos, ¿en serio?
Me levanto, le aparto y voy camino de las escaleras cuando me agarra por el brazo y me atrae hacia él.
— ¿Por qué lo dices? — No respondo, ante mi silencio vuelve a insistir. — Dímelo, por favor.
— ¿Acaso no lo sabes? — Digo. — ¿No te ha llamado Mary para echarte la bronca por no haber ido con ella de fiesta?
Dicho esto me suelto de su agarre y vuelvo arriba. Me quito la sudadera y me meto en la cama con Katy.
Él forma parte del séquito de gilipollas, ¿de verdad no lo sabe? Por favor, si está saliendo con la reina malvada del pueblo.
No le entiendo, estoy muy perdida con él. De verdad que quiero que nos llevemos bien y no esperaba que viniera a rescatarme ante el ataque de esos dos, pero al menos podría haberse ahorrado esa mirada.
Cuando me despierto por la mañana Katy está en el baño, entro a despedirme, quiero irme a casa.
Se ofrece a llevarme, ya que mi coche sigue en el instituto pero le digo que no, prefiero caminar. Se lo agradezco, le doy las gracias por lo que hizo por mí anoche y le doy un abrazo.
Me dice que anoche envió un mensaje a mis hermanos como si fuese yo, para avisarles de que dormía en su casa. Está en todo, es súper atenta, le doy otro abrazo y salgo del baño.
Por suerte no me cruzo con Derek, debe estar durmiendo.
Tardo algo más de media hora en llegar a mi casa, voy a paso ligero, la verdad es que hay muy poca gente por la calle y me da algo de miedo.
Cuando entro veo todo apagado, aún deben estar durmiendo. Les dejo una nota en el frigorífico donde les digo que he vuelto a casa porque algo me ha sentado mal y estaré todo el día en la cama.
Estoy acostada cuando recibo un mensaje de Katy.
¿Has llegado bien?
Sí, tranquila, todo bien.
Acto seguido apago el móvil.
Al rato entra Tom en mi habitación.
— Preciosa, ¿cómo estás?
— Hola precioso, bien, no te preocupes.
— ¿Seguro? Tienes mala cara, ¿te llevo al médico? — Está preocupado, lo sé. Pero no puedo contarle lo que pasó.
— Seguro, será algo que comí anoche durante el partido pero ya me encuentro mejor.
— Vale. — Veo en su cara que no me cree, pero lo deja estar. — Escucha Luna, ¿recuerdas que te dije que teníamos un viaje pendiente? — Asiento con la cabeza — Se ha adelantado, tenemos que irnos ya. ¿Vas a volver a casa de Katy?
— Sí, no te preocupes. Voy a dormir un rato y cuando me levante la llamo.
— Vale, por cierto, ¿y tu coche?
— En el instituto, volví en el coche con Katy. No te preocupes, el lunes vamos juntas.
— Vale. Llámame si necesitas cualquier cosa.
— Siempre, ya lo sabes. Tened cuidado y avísame cuando lleguéis.
— Claro.
Me da un beso en la frente, me arropa y sale de la habitación.
Me pongo un rato la tv y al final me acabo quedando dormida.
Cuando me despierto aún es de día, enciendo el móvil y veo que son las 16h. Tengo varias llamadas perdidas de Katy, Justin y mensajes de ellos dos y de Alan.
Les pongo un mensaje a cada uno diciendo que estoy bien que no se preocupen y voy a darme un baño.
También tengo uno de mis hermanos que me dicen que han llegado bien.
Dejo el agua correr, echo sales de baño y me sumerjo en las burbujas.
Estoy intentando relajarme cuando el móvil no para de vibrar, es Katy, de nuevo. Me está llamando pero no contesto, al final me manda un mensaje.
Voy a morir del agobio, ¿quieres cogerme el teléfono, por favor?
Lo siento Katy, no me apetece hablar, pero estoy bien, de verdad, no te preocupes.
Claro que me preocupo nena, eres mi mejor amiga, voy a ir, así que ábreme la puerta.
Al final decido llamarla.
— ¡Por fin!
— No vengas, por favor, necesito estar sola.
— No quiero que estés sola, la soledad es mala amiga, yo soy mejor compañía.
— No lo dudo, pero ahora me estoy mimando, ¿no querrás interrumpirme? — Le digo con guasa.
— No te creo, a ver que estás haciendo, manda foto.
Le hago una foto a mis piernas dentro de la bañera y se la mando.
— Bueno vale, pero que sepas que no estoy conforme eh, yo quiero ir.
— Y yo quiero que disfrutes del fin de semana y quedes con Alan, sabes que lo estás deseando.
No hay respuesta, he acertado.
— Llámale, id a dar una vuelta o al cine a meteros mano — me río cuando se lo digo.
Ella ríe en respuesta. — Por cierto, ¿sabes si pasó algo más anoche? Es que Derek se ha levantado de un humor de perros. Juraría que anoche cuando volvió no estaba así.
Mierda. Veo que no le ha contado nuestra conversación y casi que prefiero que no sepa nada.
— A saber — miento. — A lo mejor ha discutido con Mary por haber venido a casa y no de fiesta con ellos.
— Puede ser.
— Venga no des más vueltas, queda con Alan y déjame disfrutar de mi baño.
— Vale sí, que para una vez que te bañas...
— Serás puta — digo partiéndome de risa.
— Adiós zorrón — me dice y cuelga.
Al final me ha sacado una sonrisa. Me quedo un rato más en la bañera y me relajo. Noto como poco a poco mis músculos se van destensando, el agua caliente es mágica.
Estoy viendo una peli en la tv cuando llaman al timbre, miro la hora y son las 22.30h. ¿Quién será a estas horas?
Tengo todas las persianas bajadas y las luces apagadas, así que me acerco de puntillas a la mirilla y veo que es Justin. Vuelve a llamar.
No quiero abrir, no porque no quiera verle, sino porque no quiero ver a nadie. Necesito sanar yo sola. Siempre lo he hecho así.
Me dejo caer de espaldas a la puerta y me siento en el suelo.
Llama de nuevo y da golpecitos en la puerta.
— Luna, ábreme, sé que estás ahí.
No contesto, habrá hablado con Katy y le habrá dicho que estoy aquí. Espero que no se enfade por no abrirle la puerta.
— Luna, por favor. — Me suplica. Le oigo resoplar. — Escúchame atentamente, no estás sola, ¿vale? Cualquier cosa que necesites por favor, llámame, da igual la hora, vendré a ayudarte. Siempre voy a estar de tu lado y si quieres que pegue a alguien también estoy dispuesto.
No digo nada pero me río, él se ríe también.
— ¿Estás bien?
Es la vigésima vez que me hacen esa pregunta y es absurda, claro que no estoy bien, pero le contesto que sí, que estoy bien.
— Sabes que te quiero, ¿verdad? — Me dice, es un amor de chico.
— Sí, y yo también a ti.
— Descansa bombón.
Le oigo alejarse de la puerta. Me levanto y vuelvo al sofá.
Tras un fin de semana de películas, series, palomitas, poner música alta, gritar como si no hubiera un mañana y otro baño de burbujas, estoy lista para afrontar el lunes.
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