Capítulo LXXXII
Me mareo y Alan me coge antes de caer al suelo. No entiendo qué está pasando. ¿Qué le he hecho yo para que me haga esto?
Me dijo que quería protegerme, que no dejaría que esa persona se acercase a mí y ahora es él quién está con ella.
Están riendo, le sonríe de la misma forma en la que me sonreía a mí. Tiene la cara apoyada en su mano y parece estar embobado ante su presencia.
Todos los momentos buenos pasan a cámara lenta por mi mente.
Todo lo que hemos pasado juntos, desde el inicio de curso, el odio que le tenía, lo decepcionada que estaba con él cuando dejaba que me hiciesen daño.
Cómo me fui enamorando poco a poco en cada clase que le daba.
Aquel día en el pasillo cuando me abrazó y me dio vueltas porque había sacado un 10 en el trabajo.
La cena, los nervios. El primer beso y todos los que vinieron detrás.
Veo los labios de mis amigos moverse pero yo no oigo nada. Sólo oigo a Derek diciendo que quiere estar conmigo, que le perdone por todo lo que ha pasado, que le dé una oportunidad.
Quiero entrar ahí, quiero entrar, matar a Mary y decirle a Derek que es un desgraciado, pero no puedo. Le miro y sólo veo al chico que amo dándome un anillo precioso, diciendo que me quiere.
Quiero salir corriendo pero mis piernas no me responden porque sólo nos veo a los dos en aquella casa haciendo el amor por primera vez. Entregándole todo mi ser.
Diciendo en voz alta que le quiero y gritando en mis adentros que le quiero con toda mi alma.
Katy me da aire con la mano mientras se limpia las lágrimas con la otra.
Vuelvo a mirar dentro y no les veo a ellos, veo a Derek viniendo a mi habitación por las noches, durmiendo conmigo, jugando a tirarnos palomitas, diciendo que siempre me protegerá, que no dejará que nadie me haga daño y se me corta la respiración.
— Sácame de aquí — le digo a Justin en un susurro.
Asiente y me mete dentro del coche. Siento que nos movemos y oigo los berridos de Katy tan lejanos que son apenas un susurro.
El tiempo se escapa entre mis dedos pero lo dejo ir.
Me ha destrozado. Él convenció a mis hermanos para que se fueran. Él prometió cuidar de mí y estuvo conmigo cuando volví del aeropuerto.
Me consoló cuando se me partió el corazón, me hizo sonreír cuando sólo sentía tristeza y me hizo sentir querida cuando por fin me atreví a abrirme al amor.
Ahora mis hermanos están lejos, mi mejor amiga es su hermana y estoy viviendo en su casa con su familia.
¿Qué voy a hacer ahora?
Me doy cuenta de que ya no estoy en el coche. Estoy en una habitación que reconozco, es la habitación de Justin.
Miro mi móvil y no tengo ninguna notificación. Quiero apagarlo pero no puedo, si mis hermanos no me localizan se volverán locos.
Mierda, mis hermanos no pueden enterarse de esto.
Mis hermanos han confiado en él, le han dado la bienvenida a la familia incluso le han ayudado a conquistarme porque yo estaba tan dolida por el pasado que no quería tener nada que ver con chicos, y menos con él.
Pasó de ser uno más del séquito de gilipollas de Luke a ser el amor de mi vida, un chico encantador, cariñoso y protector.
Y ahora...
Luke... Y yo pensando que le había pasado algo malo. Sufriendo porque podría estar herido, tirado en cualquier callejón o medio muerto en cualquier hospital.
Y resulta que estaba con Mary.
Ella intentando acercarse a saber para qué y él impidiendo que eso pasara.
El otro día que me miraba así en el baño, ¿iba a decirme que había reconquistado a Derek? ¿Venía a restregarme que me ha quitado a mi novio?
— ¡Basta! — Grito con la cabeza entre mis manos. — Necesito salir de aquí.
Salgo de la habitación y bajo decidida las escaleras. Cuando llego al salón se hace el silencio.
Me acerco a Katy y le limpio de las mejillas las lágrimas que yo no soy capaz de derramar.
— No sufras, no merece la pena — digo muy seria.
— Pero, Luna... Te juro que no entiendo lo que está pasando — dice sollozando.
— Yo tampoco. Le hemos llamado todos y no nos coge el teléfono a ninguno — dice Alan muy cabreado.
— ¡Será gilipollas! — Estalla Justin. — ¡¿Cómo ha sido capaz de hacerte algo así?!
— Basta — digo callándoles a todos. — No quiero volver a oír hablar de ellos nunca más. Para mí ya no existen.
— Luna...
— No, Katy — la interrumpo pero ella me corta.
— No es por defenderle pero tiene que haber una explicación. Odia a Mary a muerte y lo que hemos visto antes... No, no puede ser — se levanta y empieza a dar vueltas por la sala. — Tiene que haber una explicación, él te quiere con todo su corazón, ha tenido que pasarle algo...
— Eso pensaba yo. Yo también le quería con todo mi corazón, es más, se lo entregué. Le entregué todo mi ser en aquella casa en mi cumpleaños y él lo ha cogido todo y lo ha roto en millones de pedazos — mi voz se está empezando a romper. Doy vueltas yo también por la habitación. — ¿Qué voy a decirles a mis hermanos? — Pregunto alterada, mi falsa tranquilidad se está derrumbando.
— De momento es mejor que no lo sepan — me contesta Katy.
— ¿Cómo no van a saberlo? ¡Vivo en vuestra casa y no quiero volver! No quiero meter en problemas a tu madre pero no quiero volver allí.
— Podemos decirle que quieres pasar unos días en tu casa, nosotros estaremos contigo — dice Justin dando una idea.
— ¡No! ¡Tampoco quiero ir a mi casa! No quiero ir a ningún sitio conocido, no quiero estar en lugares donde él pueda encontrarme. Yo sólo... quiero desaparecer — digo derrotada.
No les dejo contestar. Me voy corriendo y me encierro en el baño.
Me miro en el espejo y no reconozco a la chica que me devuelve la mirada. Esta mañana era una chica alegre, viva, con mucha energía y amor para dar. Ahora veo a una persona pálida, con los ojos rojos por contener las lágrimas, temblando sin sentirlo y con la garganta cerrada sin poder respirar.
Apoyo mi espalda en la pared y me dejo caer hasta llegar al suelo, encojo mis rodillas y escondo la cabeza entre ellas.
Intento dejar la mente en blanco pero sólo me vienen imágenes de Derek.
Oigo voces, puertas abrirse y cerrarse pero yo me quedo allí, encerrada en aquel frío baño.
Un rato después salgo del baño y Katy viene a mi encuentro. Ya no está llorando y se ha retocado el maquillaje.
— Le he dicho a mi madre que vamos a pasar la noche en casa de Alan.
— Pero yo no quiero...
— No vas a ir allí — me interrumpe Alan. — Mis padres tienen una cabaña, podemos usarla. Ellos no están, se han ido con Emily a visitar a mis abuelos y no vuelven hasta la semana que viene.
— ¿Está lo bastante lejos?
— Sí.
— Él... ¿él sabe que existe?
— Sí, pero no sabe dónde está.
— Vale. Gracias Alan.
— No vas a irte sola — dice Katy bloqueándome el paso.
— Sí, me voy sola.
— Nena...
— No, Katy — la interrumpo, — esta vez sí necesito ir sola. Necesito pensar.
— No vas a irte sola, yo me voy contigo — sentencia Justin.
— De acuerdo.
— Katy vendrá a pasar la noche conmigo — dice Alan. — Nadie sabrá dónde estáis.
— Mándale un mensaje a tus hermanos para que no se preocupen. — La miro sin entender. — Es mejor que tengan noticias tuyas antes de que llamen a mi madre o cualquiera otra persona y no te localicen.
— Vale. Te espero fuera — le digo a Justin.
Salgo de la casa y me quedo fuera junto al coche esperando a que Justin llegue. Le mando un mensaje a mis hermanos diciendo que me he comprado un vestido precioso, que estamos muy felices por haber terminado los exámenes y lo vamos a celebrar pasando el fin de semana en casa de Alan.
Me contestan al momento diciendo que están muy orgullosos de mí y desean que nos lo pasemos bien.
Justin sale de la casa y nos montamos en el coche.
Estamos de camino cuando me decido a hablar.
— No quiero ropa, no quiero nada. — Me mira sin entender. — Te lo digo por si se te había ocurrido decirme que pasamos primero por su casa para coger mis cosas. No quiero volver allí.
— No vamos a ir. Katy ha ido a por tus cosas y ha hablado con Olivia. Tengo tu mochila en el maletero.
— ¿Cuándo ha sido eso? — Ahora recuerdo que oí puertas abrirse y cerrarse pero no sabía que se habían ido.
— Luna... hace tres horas que llegamos a mi casa.
Miro el reloj y veo que son más de las doce. Ya ha pasado la media noche. Me recuesto sobre el asiento y miro por la ventanilla. Me duele decir que no es el tiempo el que se escapa entre mis dedos, es mi vida.
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