OO8 ╏ juegos tiernos

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El sol brilla intensamente en el colegio después de varios días de lluvia. Los cerezos están en plena floración, creando un ambiente de ensueño en el campus. Los estudiantes disfrutan del buen tiempo, riendo y jugando por todo el colegio. Entre ellos, Seonghwa y Hongjoong, quienes deciden pasar un rato agradable juntos después de clases, esa semana les habían cancelado muchas clases y Hongjoong ya tenía planes para pasar el rato con su novio, a fin de cuentas Wooyoung andaba en las mismas. Desde que había comenzado a salir con San ya ni se acordaba de su mejor amigo.

Una vez que había terminado la clase de Hongjoong salió corriendo hacia el aula donde seguramente no tardaría también en terminar la clase de Seonghwa. Levantándose de puntas trato de observar a través de las ventanas del aula donde se ubicaba su amado, encontrándolo finalmente casi al frente del pizarrón. Hongjoong río. Sabía como era su novio y era bastante lógico su lugar para tomar clases.

En esos instantes al parecer el profesor había dado la señal de que la clase había terminado porque todos se hallaban parados de sus lugares y tomando sus cosas en mano para comenzar a salir del aula, el mitad albino decidió esperar a un costado de la puerta en espera del alto novio que tenía.

En cuanto lo vio salir lo tomo jalándolo del brazo para tenerlo justo a su lado.

—Hola Joonggie —Seonghwa tomó a su novio de la cintura para besarlo fugazmente. Hongjoong sonrió en medio del beso.

—Hola Hwannie, vamos —Hongjoong tomó de la mano a su pareja para ir hacia el patio.

Seonghwa y Hongjoong caminaban por el patio, disfrutando del clima perfecto. Hongjoong llevaba en la mano una pequeña bolsa con algunos accesorios que ha traído especialmente para su tiempo juntos, algo que le causó curiosidad al pelinegro.

—¿Qué llevas ahí? —preguntó Seonghwa con una sonrisa.

—Solo algunas cosas divertidas —respondió con una sonrisa traviesa mientras agitaba feliz las manos entrelazadas—. Vamos a sentarnos en aquel banco y te lo mostraré.

La pareja buscando logran encontrar un lugar tranquilo bajo los cerezos y se sientan. Hongjoong saca un par de pinzas para el cabello, un espejo de mano y algunos adornos graciosos.

—¿Pinzas para el cabello? ¿Qué planeas hacer con eso? —Seonghwa veía con curiosidad cada uno de los objetos.

—Ya verás, solo confía en mí —dijo riendo divertido de la situación.

Hongjoong, colocándose detrás de su pareja. empieza a colocar las pinzas en el cabello de Seonghwa, intentando peinarlo de formas graciosas. Seonghwa se deja hacer, mirándose de vez en cuando en el espejo y riéndose de su reflejo.

Hongjoong se encontraba riendo y aquello le parecía tierno a Seonghwa.

—¡Mira esto! Ahora tienes orejas de conejo. 

—Te ves muy orgulloso de tu obra de arte —comentó riendo a la par de su pareja.

Seonghwa, con paciencia, se deja adornar con pequeñas figuras de animales y pinzas de colores. Hongjoong, mientras tanto, disfruta cada momento, riéndose y haciendo comentarios graciosos.

Después de unos momentos de disfrutar el escuchar reír al menor, Seonghwa toma una pinza y hábilmente se voltea para colocarla en el cabello de Hongjoong, devolviéndole la broma. Ambos se ríen y se miran con cariño.

—Creo que ahora estamos igualados —dijo orgulloso y con una sonrisa en el rostro.

—Sí, pero tú te ves más adorable.

Seonghwa en ese momento se le ocurre una gran idea, por lo que decide sacar su teléfono y toman algunas fotos juntos, capturando el momento. Las tomas eran bastante divertidas y hermosas, algo que el pelinegro pensaba atesorar para toda la vida. Las risas y la diversión se sienten en el aire, atrayendo la atención de algunos compañeros de clase que pasan cerca, quienes también sonríen al ver la escena.

Después de aquella pequeña sesión de fotos y besos de por medio, el ambiente se tornó un tanto relajado y lleno de amor. Hongjoong toma una pausa y observa a Seonghwa con una expresión suave.

—Me alegra que podamos pasar estos momentos juntos.

Seonghwa asintió mientras invitaba al menor a tomar asiento a un lado suyo, aún con el arte de Hongjoong sobre su cabello—. A mí también. Necesitábamos esto después de todo el estrés de la escuela.

Hongjoong acaricia suavemente la mejilla de Seonghwa, sus ojos brillaban con ternura.

—Te quiero, Seonghwa —susurra suavemente Hongjoong.

Seonghwa sonrió ampliamente.

—Y yo a ti, Hongjoong.

Aquella pausa de descanso fue muy breve ya que Hongjoong decide seguir jugando y, en un momento encuentra un pequeño peluche de conejo en su bolsa. Seonghwa lo observa con curiosidad.

—¿De dónde sacaste eso? 

—Lo encontré en una tienda ayer. Pensé que te gustaría —el mitad albino ríe viendo a su pareja.

Hongjoong coloca el peluche en la cabeza de Seonghwa, riéndose mientras lo hace. Seonghwa se mira en el espejo, viendo el peluche posado sobre su cabello. Seonghwa se hallaba riendo ahora.

—Ahora sí que me veo ridículo.

—No, te ves adorable. Siempre te ves adorable.

La tarde pasa rápidamente entre risas, juegos y tiernos momentos. Finalmente, cuando el sol empieza a ponerse, deciden guardar las pinzas y los adornos. Hongjoong saca un cepillo de su bolsa y decide peinar de vuelta a su pareja, acomodándolo como siempre suele peinarse Seonghwa. Una vez terminado aquella tarea, ambos se levantan del banco, todavía riendo y disfrutando de la compañía del otro.

—Parece que el día está terminando —comentó  Seonghwa viendo hacia el cielo.

Hongjoong asintió.

—Sí, pero fue un día perfecto. Gracias por esto, Hwannie.

Seonghwa sonríe y toma la mano de Hongjoong mientras caminan hacia la salida del colegio.

Gracias a ti, Hongjoong. Por hacerme reír y por estar siempre a mi lado —Hongjoong mantenía una enorme sonrisa al escuchar las palabras de su novio, por lo que apreta suavemente la mano de Seonghwa.

—Siempre estaré aquí para ti.

Ambos caminan juntos hacia el atardecer, sabiendo que, sin importar los desafíos que enfrenten, siempre tendrán estos momentos de felicidad y amor para recordar. Al llegar a la salida del colegio, se detienen un momento para observar el atardecer.

—Mira qué hermoso se ve el cielo hoy —comentó el mitad albino suspirando.

—Sí, es un buen final para un día perfecto.

La pareja se queda en silencio por un momento, disfrutando de la vista y de la compañía del otro. Luego, Seonghwa se gira hacia Hongjoong y le toma ambas manos.

—Hongjoong, prométeme que siempre estaremos juntos, pase lo que pase.

Hongjoong sonrió y asintió.

—Te lo prometo, Seonghwa. Siempre estaremos juntos.

Seonghwa sonríe y se acercan para darse un abrazo, seguido de un beso sellando su promesa. Con el corazón lleno de alegría, se separan y empiezan a caminar de nuevo, sabiendo que su amor es fuerte y que siempre encontrarán la manera de estar juntos.

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